Capítulo 1. El concurso (Versión Marinette)

En uno de los tantos puestos de revistas que existen por todo Paris, dos jovencitas esperaban con ansias la llegada de cierta publicación llamada "Mensuel" y es que en este número, se rumoraba, aparecería en Agreste en la portada. Vieron como el camión repartidor se estacionaba para posteriormente bajar un señor quien dejó las revistas. Presurosas, compraron el primer número en ser desempacado y corrieron a casa de una de ellas.

Marinette sostenía entre sus brazos el número, dio varios giros sobre sus talones y dejo por fin caer la revista sobre el sillón. Tanto ella como su amiga Alya fruncieron el ceño al ver la portada, no era Adrien quien estaba sino Gabriel y aunque la peli azul estaba un poco decepcionada de no tener algo nuevo que agregar a su colección personal, su amiga le hizo una señal para que volviera a fijar sus ojos en la portada

"Gánate una tarde con Agreste" anunciaba la revista. Entusiasmada, la tomó entre sus manos y hojeó las páginas hasta llegar casi al final de la revista, incluso ignoró el poster de su amor platónico que ocupaba dos páginas. En la nota, una explicación detallada sobre la convocatoria. Sus ojos se iluminaron al ver de que trataba: crear un accesorio.

Alya quien también leyó las bases del concurso, la alentó a participar. Dicho concurso consistía en crear un accesorio que hiciera juego con el tema de la próxima sesión fotográfica y dicho tema era un parque de diversiones. Si bien el titulo solo decía "una tarde con Agreste", ambas chicas infirieron que se trataba de una entrevista y acompañar al renombrado diseñador a supervisar dicha sesión.

Sin desear perder tiempo, Marinette sacó su libreta de diseños y empezó a pensar cual sería el ideal. El resto de la semana investigó, leyó e hizo muchos métodos de prueba y error en busca del accesorio perfecto que le ayudase a ganar ese premio, ya que, a pesar de estar enamorada de Adrien, idolatraba al señor Agreste y sus vanguardistas diseños y aquel concurso seria la oportunidad perfecta para conocerlo en persona y porque no, de conocer a su futuro suegro.

Ensimismada en ganar y concentrada en los diseños, paso los días ignorando a su amor imposible aunque este no pareció notarlo, parecía que también tenía sus preocupaciones.

Finalmente, tras varios intentos y diseños, llegó a uno que la satisfizo, un broche elegante que al ser estirado, se transformaba en un colgante unisex multicolor y alegre. Realizado el producto, lo empacó, colocó sus datos y rezó para poder ser la ganadora del concurso al que se aventuraba a entrar.