-Atada-
Naruto no me pertenece.
SasuHina. M. Two-shot.
.
.
Hinata.
.
Siguió al otro no muy segura del tipo de cliente que había conseguido. Su espalda era ancha y en su caminar y movimientos poseía una elegancia que probablemente ella nunca alcanzaría.
Entraron al edificio y de sus paredes, forma o color no resaltaba mucho. Era una construcción bastante ordinaria. Tampoco se dirigieron la palabra durante todo el trayecto hasta que él pronunció un "Sigue" al llegar y abrir la última puerta del pasillo.
Ya no se avergonzaba tanto de hacerlo, de entrar en algún lugar donde obviamente se consumaría el acto. Podía ser un motel o un apartamento como ese, quizás más lujoso, quizás no. Sin embargo esa vez, luego de esperar y extrañarse de que lo que supuestamente debía pasar no pasó, resultó entonces con una gaseosa en su mano y sentada frente a la TV prendida como si fuera una joven normal mientras respondía a formales preguntas que le hacía el hombre.
"Debe tener unos 26" pensó ella aunque no se atrevió entonces a preguntar.
Desde ese día Hinata simplemente comenzó a convivir con él, o algo parecido a eso. Al menos a verlo varios días a la semana. No era tampoco la primera vez que lo hacía, pero de alguna forma sí era lo más cerca que había estado a una persona por mucho tiempo.
Por supuesto no era exactamente vivir con él. Probablemente era aprovecharse de un mejor techo donde meter la cabeza. ¿En cuanto a él? La respuesta podría resultar incluso peligrosa si se atrevía a preguntar y él era honesto. Al menos en todos esos años había aprendido a identificar cualquier tipo de circunstancia o gesto alarmante del que debía huir, y de todas formas nunca se había quedado a dormir allá, si él se lo propondría no sabría qué contestar.
Probablemente que no.
Hinata, inquieta, tímida, esperándolo ahora para cenar mientras él iba por comida a algún lugar del transitado distrito, se preguntó si acaso sería una especie de prueba. Era la primera vez que la dejaba sola. Era domingo y habían acordado que él traería su comida favorita. Luego hablarían un poco. Sólo un poco; en realidad no hablaban mucho porque Hinata aparte de lo que veía en la TV no tenía cosas buenas para decir y el otro parecía ser un hombre demasiado inteligente con el cual no estaba segura de poder mantener una conversación lo suficientemente interesante, o al menos esa era su percepción. Siempre tendría el estigma de haber dejado sus estudios a los dieciséis.
Sasuke era su nombre. No hablaba mucho y al menos ambos eran muy parecidos en eso. Los dos eran del tipo de personas que no compartían sus cosas.
Desde luego todavía sentía un poco de temor hacia él, pero Hinata seguía visitando su cómodo apartamento, incluso cuando Sasuke nunca la había tocado y mucho menos llevado a la cama (o hacerlo en la sala o en esa pequeña mesa de la cocina), lo cual, poniéndolo en perspectiva, había sido la principal razón por la que ella había entrado en primer lugar.
Quién sabe qué pensarían los vecinos.
La puerta del mediano apartamento por fin sonó y Hinata despertó de sus pensamientos sintiendo de inmediato una pesadez en su pecho. A pesar de sus ideas no podía evitar sentirse siempre tímida ante la presencia del hombre, preguntándose si ya sería el momento, si mientras se acercaba a ella no la arremetería contra la pared o si por el contrario el mayor de alguna forma le leería esos sucios pensamientos y la echaría de allí.
—Buenas noches —saludó cortamente Sasuke al traspasar la puerta e inconscientemente sus facciones se relajaron cuando sintió la grata diferencia de temperatura entre afuera y adentro.
A Hinata tal gesto le pareció inmensamente atractivo.
—H-Hola —respondió dejando que su voz delatara su denso estado aunque Sasuke pareció no caer en cuenta. ("O quizás sólo no quiere parecer que se ha dado cuenta").
Luego de unos minutos se acomodaron en la pequeña mesa de la cocina para comer de lo que Sasuke había traído y en silencio Hinata observó al hombre que tenía al frente. Guapo. Varonil. Educado. Todos esos adjetivos entraron de lleno por sus ojos y antes de volver a sentirse aturdida se obligó a enfocarse en su plato y a hablar cualquier cosa con la boca llena antes de que le fuese preguntado si le pasaba algo. Sus mejillas se habían calentado un poco.
No debía pensar en cómo Sasuke era diferente a la mayoría de los demás hombres que le pagaron por tenerla. La mayoría no exactamente jóvenes. Divertidos muchas veces sí, pero usualmente nunca atractivos. No debía pensar en cómo le resultaría de agradable tenerlo encima de ella y en medio de sus piernas.
Se mordió su labio inferior cuando se dio cuenta que no estaba escuchando con atención a las palabras que Sasuke estaba hablando ahora. Hinata sólo sonrío y asintió una vez con la cabeza como compensación, y un breve alivio se apoderó de ella cuando el otro pareció quedar satisfecho con el simple gesto.
Pero entonces tarde se dio cuenta de su error y pasó lo que Hinata, a pesar de sus ideas, nunca pensó que pasaría en todo ese día.
—Entonces te quedaras a dormir.
Sin querer parecer una idiota no respondió porque consideró que su voz podía salir temblorosa, podía salir con miedo o con entusiasmo. Como toda respuesta Hinata volvió a asentir.
Sin embargo en cama Hinata sólo sintió una muy cuidadosa mano puesta en su cintura y se durmió con el suave pulgar de Sasuke haciendo pequeños círculos. No pasó nada más, incluso aunque era obvio que él podría hacerle lo que quisiera. No sería del todo vergonzoso, sólo su forma de agradecimiento.
Al final todos los días —largos días desde que ya no tenía mayor cosa que hacer— Hinata se preguntaba si su papel no quedaría mejor como el de una amante.
El mayor nunca la había tocado de más, nunca le había propuesto hacer algo ni la había seducido, ni exigido ni obligado aunque Sasuke sabía muy bien que ella podría abrirse de piernas. Podía ser tomada como una amante y no se negaría. No cuando ahora prácticamente vivía allí. Estaba acostumbrada y no se arrepentiría por despertar con un hombre a su lado, con una pesada pierna sobre sus voluptuosas caderas o en su muslo, y sintiendo una mano en su plano estómago.
Sasuke podía follarla cuando quisiera y Hinata podía chuparle la polla cuando le ordenara. Era buena en ello, quizá lo mejor que sabía hacer. Pero no decía nada porque estaba la probabilidad de que todo era una buena obra de caridad del joven, de dar sin querer nada a cambio.
Su acostumbrado intercambio de bienes y servicio no parecía ser la norma allí.
Sin embargo no quedaba en claro el papel de ella, y ahora que su apariencia también había cambiado gracias a él —más limpia, más bonita, una que otra blusa nueva y pantalón de marca— los vecinos podrían creer que era una novia.
Un día en el ascensor una anciana la felicitó por tan guapo hombre que tenía, y en la amable conversación descubrió que Sasuke no llevaba mucho tiempo viviendo allí.
El dato no parecía muy relevante, sólo le hacía cuestionar en dónde o con quién había estado anteriormente. Hinata misma había sido el ejemplo de no permanecer mucho en el mismo lugar.
Antes de salir Sasuke le prometió que no debía preocuparse por la nevera que ya estaba vacía. Él traería con qué llenarla y Hinata no debía mover ni un solo dedo.
"Vendré en la noche" fue lo último que le dijo y sonrió casi que por primera vez. Aquello salió más bien como un torpe gesto que trataba de transmitir simpatía pero para Hinata fue algo trascendente.
Mientras desaparecía por la puerta, Hinata recordó que las personas no dormían o sonreían con alguien como ella.
Deberían, por el contrario, sentir desconfianza.
La tarde de ese día Hinata salió y lo hizo con la pretensión de durar hasta muy tarde. Entró a un minimercado y esperó adentro largo rato sólo paseándose entre las estanterías y entreteniéndose con cualquier cosa, alternando su mirada a cualquier figura que entrara.
Sabía que con su actual apariencia podría llamar más la atención, incluso de otro tipo de hombres. De hombres que se parecieran más a Sasuke que a cualquier alcohólico o a algún idiota que pretendiera gastarse la mitad de los consignado por su jefe.
Finalmente consiguió un helado gratis como regalo de alguien con aspecto extranjero. Al igual que Sasuke no tenía una abismal diferencia de edad con ella y denotaba tener dinero. Hablaron y coquetearon, aunque no era necesaria la invitación a algo más.
Entonces cuando empezó a ser penetrada en la cama del motel que ella misma sugirió, tuvo que recordarse varias veces que no tenía ni que mirar al rostro sino sólo sentir. Sin embargo le estaba resultando por alguna razón difícil.
Cuando regresó y apareció frente a Sasuke, el pequeñísimo monto de dinero —tan tan pequeño en comparación a lo que Sasuke podía darle— se sintió el triple de pesado en sus bolso.
Y la sensación fue más poderosa cuando él la empujó en la suave cama y le dio un adulto beso de buenas noches.
Los labios de Hinata sintieron las cosquillas del contacto y su abdomen tembló ante la sensación de las manos de Sasuke. Y las sintió en sus costillas y en sus senos.
"¿Por qué me tienes aquí?". Sin hacer la pregunta audible y por lo tanto sin obtener una respuesta, Hinata se quedó dormida cuando al pasar el tiempo las caricias no dejaron de ser suaves.
Hinata sintió un escalofrío cuando una mano se ubicó sobre la suya con la única intención de ayudarle a rebanar correctamente una zanahoria. Si sabía hacer algo más era cocinar, al menos lo que recordaba de su adolescencia en una amplia y limpia cocina cuando en realidad era una niña con la vida resuelta.
Ese día sólo quería demostrárselo a Sasuke.
Pero entonces sintió pegado a ella el pecho frío de él debido a su reciente baño. Olía bien. A esa distancia podía fácilmente besarlo y pensó si Sasuke era consciente de ello.
Pero un beso sería demasiado inocente y Hinata preferiría que Sasuke no se presionara con la gentileza con que lo estaba haciendo sino era para quitar sus manos de encima de las de ella y meterlas bajo su playera.
Sin embargo hubo una combinación de las dos cosas en menos de un minuto cuando luego de sentir una rodilla presionando la suya y una cargada respiración en su oreja, Hinata entendió que debía girar y apretar al hombre para corresponder a lo que se convirtió en un rudo beso.
No pensó que usualmente no le gustaba besar.
—
—
Sasuke.
.
Le dio una fuerte y última calada a su cigarrillo antes de botarlo al suelo y aplastarlo con la suela de su brillante zapato.
Sabía que había empezado a arruinarlo todo, pero ni siquiera se había dado cuenta de cuándo había empezado la serie de obvios acercamientos entre ellos.
A pesar de los pocos cuidados que seguramente Hinata había tenido en los último años a su cuerpo, su piel se mantenía natural, suave y tersa y Sasuke había descubierto una fascinación por sentirla bajo el tacto de sus manos.
Podría haberse quedado todo en las superficiales caricias que se había permitido dar, pero justo anoche la había tocado con más familiaridad y adicción. Incluso con más rudeza.
Lujuria.
Sobre la cama Hinata había gemido y ambos muy conscientes se habían movido sin timidez.
Abre las piernas, ábrelas más.
Las mejillas de ella, mucho más sanas a comparación de la primera vez que la vio, se enrojecieron de un forma adorable y dándole un aspecto mucho más atractivo.
Y hubo algo inesperado. Sasuke le quitó la ropa y al tenerla así desnuda, jadeante y con una mirada tan sensual como si se tratara de otra mujer, la penetró sin mucha espera, agarrándola de las caderas, admirado de cómo ella abrió más las piernas y logrando llevarla luego al orgasmo.
Por un momento deseó tener la cámara que guardaba en un rincón de su habitación y tomarle una foto. Una que su tío no podría nunca ver.
Volvió a repetirlo, por supuesto. Como durante toda esa semana.
Observó cómo los labios de ella se partieron en un pequeño jadeo y Sasuke deslizó una mano por su esbelto muslo, muy cerca de la entrepierna.
Le gustaba eso. Le gustaba todo. Cada cosa.
Que se restregara contra él.
Hacer que se arrodillara.
Tenerla por fin durante un interminable tiempo lamiendo, saboreando y abriendo sus labios para abarcar el miembro de él.
No pudo evitarlo.
Pequeña puta. Perra.
Sigue así, buena chica.
El temblor en el cuerpo de Hinata le aseguraba que a ella también le gustaba hasta dónde habían llegado. Palabras sucias, besos, caricias, la orden de que ya podía desnudarse, unos dedos en su cálido interior desplegándose y jugando con ella hasta que se retorciera, y luego ambos cuerpos unidos en sudor.
Mírame. No dejes de mirarme.
Hinata se estaba convirtiendo en un muy serio problema.
Vio a su tío echarse hacia atrás en su cómoda silla, su mirada serena sin la menor evidencia de qué estaba pensando realmente. Incluso aunque Sasuke fuese el mejor investigador que tenía la compañía de seguridad, nunca podía detallar claramente las expresiones de su superior.
Sin embargo estaba seguro que lo mismo aplicaba con Madara Uchiha, o que al menos a su tío también se le dificultaba la tarea de comprenderlo.
Observó que apartaba la mirada sobre él y la volvía a poner sobre los documentos en sus manos.
—Sabes que no es secreto que te juzgué mal al entrar en esta empresa y que fue por petición de tu hermano que te contraté —dijo su tío con una voz neutral. No le contestó, llevaba allí más de cinco años (aunque los primeros largos meses sólo había sido labores administrativas básicas) y se limitó a esperar al momento en que el otro terminara cual fuese su discurso y le diese más indicaciones—. Lo hice a pesar de que siempre has tenido un carácter difícil y sacabas de quicio a algunos cuantos otros empleados.
Sasuke lo recordó, era correcto. Nunca hablaba de él o le importaba poco unirse a los comentarios que pretendían ser intentos de broma o de coqueteo. Su personalidad, lo sabía desde hacía mucho tiempo, no invitaba a la amistad. Ni siquiera a la colaboración.
Pero probablemente por eso es que se encontraba en ese negocio, más exactamente en la sección por la que trabajaba, la de investigaciones personales. Cuando algo le era encomendado por lo general se le permitía actuar solo y ya había construido su propio número de fuentes a las cuáles acudir y métodos de trabajo.
—Eres el mejor en esta área, Sasuke. En verdad lo eres. Pero este informe… es un poco mediocre, lo sabes.
Madara pasó entonces una hoja a otra. Sasuke, quien obviamente lo había redactado, sabía lo que el otro se refería. Si bien mantenía su usual profesionalismo sólo poseía citas y opiniones de las personas más cercanas o que habían tenido algún contacto relevante con la chica en cuestión, Hinata. Además párrafos más o menos detallados sobre a qué se dedicaba actualmente y la "última vez" vista por él.
—Esto dista mucho de tus anteriores informes.
—Sólo es una chica normal —contestó por primera vez Sasuke.
Esta vez Madara levantó la mirada, elevó una incrédula ceja pero volvió a su inexpresividad al bajar nuevamente sus ojos al documento. Retrocedió algunas pocas hojas (sólo había 24 hojas, de las 40 que usualmente redactaba Sasuke).
—Una "chica normal" —dijo sólo con un poco de burla Madara—. Interesante que la declares de esa forma, cuando aquí, en la página 16, dice que la chica vende su tiempo a otros hombres.
Sin embargo Madara no ahondó por más y cerró el informe dejándolo sobre la mesa. A pesar de que sentía que faltaba algo allí también se sintió más aliviado que preocupado. Durante todos los años que le había entregado a su empresa nunca había sido realmente un entusiasta de las investigaciones personales y laborales. Prefería concentrarse en la protección de famosos o de altos ejecutivos.
Vigilar a alguien o a un grupo de personas podría resultar en particulares complicaciones jurídicas y de reputación empresarial si la información obtenida por el investigador resultaba no ser lo suficientemente verdadera.
Además, se había permitido aceptar el caso de Hinata Hyuuga sólo por solicitud de un viejo amigo. Podría llevarle lo que su mejor investigador había logrado y esperar que los interesados no siguieran insistiendo por más información.
Lo mejor era dejarlo hasta ahí. Información demasiado reveladora podría resultar hasta en uno de esos escándalos que prefería evitar, más cuando se pensaba que de por sí los Hyuuga habían tenido su vida llena de escándalos, y uno precisamente con la chica en cuestión. Su interés por ella ahora resultaba un poco desconcertante.
Sin embargo no tendrían mucho de dónde tomar. Aparte del historial de Hinata durante los años en que había salido de casa hasta cuando había cumplido los veintidós años, actualmente no tenía una residencia fija o no permanecía en una por más de un año, se prostituía y al parecer ya había dejado la ciudad de Konoha. No hacía muchas amistades y seguía siendo tímida para muchas cosas. Realizaba trabajos esporádicos de vez en cuando y el dinero siempre era el justo. No tenía pareja y las fotografías que había al menos incluido Sasuke demostraban un rostro de singular belleza y un atractivo cuerpo.
Quizá sí se trataba simplemente de una chica normal, incluso aunque cada uno de sus poros era herencia Hyuuga. Pero si la chica ya era mayor de edad, su opinión se inclinaba a que ella ya tenía el derecho de hacer lo que quisiera.
—No estás escondiendo algo, ¿cierto? —preguntó más por curiosidad.
—¿Qué podría ser?
—Cierto —concordó su tío y Sasuke sintió a su vez cierto alivio—. En realidad nunca te ha llegado a interesar alguno de estos casos más allá de lo debido. Tu poco interés personal y emocional es sorprendente.
Reconociendo que el encuentro ya estaba llegando a su fin, Sasuke lo meditó un poco. Sí, aquello era también correcto, desde luego. ¿Pero quizá había una primera vez para todo?
Madara le advertió que de todas formas estuviera pendiente si se le era solicitado buscar el paradero actual de la joven.
Se levantó de su silla, dio una inclinación como despedida y entonces salió de ese amplio despacho.
Su tío no se había dado cuenta como había sido su intención, pero la calidad de su último informe resultaba de una deliberada decisión de su parte. Cada palabra estaba escrita con la intención de no profundizar y de no generar muchos cuestionamientos. Y obviamente no había incluido su reciente interacción con ella ni ciertas otras averiguaciones que había realizado.
Su interés por esta vez ya había propasado su "poco interés personal y emocional". Sobretodo si el objetivo de su vigilancia ya había gritado incontables veces su nombre en medio de puro éxtasis.
Hoy era lo más lejano que había estado de la chica, incluso podría referirse al poco tiempo que le había ofrecido desde el día anterior cuando se había sentado a escribir dicho informe analizando qué incluir y qué no, y Hinata había tenido que limitarse a volver a ver televisión a pocos metros de él.
Por supuesto una parte de él estaba seguro que si ella hubiese dado el menor indicio de salir, dejaría todo a un lado y la habría follado sobre el suelo antes de que llegara a la puerta. Pero satisfactoriamente había logrado terminar un apropiado documento al cual traerle a Madara de forma puntual como todos sus demás trabajos.
Aquello de todas formas no disminuía sus ganas por volver pronto.
Podría ser distante y serio, indiferente con muchas cosas y una persona cuya personalidad no era amigable. Todo señalamiento al que se había referido su tío era cierto. Pero la decisión ya estaba tomada el momento en que sus manos la tocaron por primera vez y toda su concentración actual tenía como foco a la desahuciada Hyuuga.
Lo que había sido un intento por acercarse como un "cliente" o como el hombre guapo y algo acomodado, lo suficiente para llamar la atención de la joven prostituta como una de sus posibles amistades efímeras, todo como uno de sus métodos para tener una irrefutable prueba de su paradero, había ahora resultado en una inusitada y casi que retorcida relación, en la cual Sasuke se contentaba por tenerla controlada y de los dos ella seguía siendo la más ignorante.
Si por alguna razón Sasuke algún día despertaba y consideraba dejarla de lado para seguir con su usual trayecto de vida —quizá su adrenalina disminuyera o esa atracción y apetito sexual hacia ella acabara—, se podía imaginar fácilmente revelándose como el investigador de una empresa a la que contrataban por ese tipo de trabajo y que ella era el sujeto de vigilancia.
No sabría sin embargo cómo reaccionaría al darse cuenta que aquello debía estar obviamente conectado con su familia. Probablemente ellos eran los interesados en su rastro, más que algún particular obsesionado con ella.
Le reconocía, sin embargo, haber tenido las agallas de huir antes de cumplir la mayoría de edad. Las circunstancias, si él mismo releía su informe, no parecían ser del todo descabelladas para la entonces decisión de una adolescente deprimida, por muy boba y estúpida que también podría señalarse tal decisión. Las razones por las que entonces no había sido encontrada ni regresada a casa eran porque su familia no realizó concluyentes esfuerzos en su búsqueda que fuesen dignos del nivel económico que tenían, sólo revelando ante algunos cuestionamientos de los medios, justo un mes antes de su cumpleaños número dieciocho, que aunque lo habían "considerado" y siempre habían "actuado según el consejo de expertos", no podrían hacer nada cuando dicha fecha se acercara. Además Hinata había hecho amistad con otra joven un poco mayor que la había solventado económicamente. Si esto último fue de conocimiento de la familia o un ente de autoridad, era de desconocimiento de él.
Le dieron ganas de un cigarrillo por lo que al salir del moderno edificio en donde estaban las principales oficinas de Uchiha Defense, cruzó la calle hasta llegar a un pequeño establecimiento que todavía sobrevivía la compra de terreno para la construcción de más bloques modernos.
Pidió también, extraño en él, un bombón de chocolate. A Hinata debía de gustarle los dulces.
Ella al parecer había decidido mantenerse confinada todo el tiempo en su apartamento. Incluso él ya tenía confirmado que ella había dejado de pagar en el otro lugar en donde había estado últimamente viviendo.
Todo eso sólo facilitaba que nadie más diera con su rastro y apoyara su versión de que la chica ya no se encontraba en Konoha.
Sin embargo antes de volver a "su casa" debía hacer otra cosa igual de importante.
Quizá todo aquello sí terminaría en uno de esos escándalos que su tío preferiría evitar.
...
Espero haya sido de su agrado. Faltaría el siguiente capítulo.