¿Yo por acá? ¡uy! que raro... jaja.

Antes que nada no desaparecí al 100 %, jeje. Se que entenderá tuve miles de problemas familiares, personales y laborales. Casi como una novela, ¿vieron cuando el protagonista le sale todo mal? en eso estamos. De a poco estoy avanzando porque sumándole a eso también tuve que enfrentar la enfermedad de mi mascota, esta estable y mejorando día a día pero no lo esperaba, no ahora. Todo esto me alejo del tiempo para escribir (supongo que como la mayoría la vida nunca es sencilla pero eso es lo divertido de la vida... bueno casi, porque mientras lo transitas no es para nada divertido)

En fin, no quería dejar de mencionar brevemente el porque me demoré tanto. Por ultimo, hace un poco mas de dos meses perdí mi celular, y a todos los contactos. Ahora si los dejo con el capitulo no vemos abajo...

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Capítulo 17

"...Quiero despertar, que sea de mañana, que nada haya cambiado de este lado de la ventana. Quiero arrancar de raíz los recuerdos y que solo sea parte de una pesadilla, de un mal sueño. Que dé lo soñado y de lo sufrido, no quiero nada. Que de lo vivido, solo quiero tu mirada..."

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Y cuando a uno le dicen que no ¿Qué hacen? Justo lo contrario.

Así que me encontraba buscando a esa maldita mujer, ¡sí! Maldita, porque sé que ella y mi vecina pertenecieron al pasado de él. Cuando Alisa mencionó sobre su ex trabajó, me di cuenta también que fue una de sus clientas. ¿Cuándo dicen, que el mundo es un pañuelo? ¡se quedan cortos!

Nunca había pensado que podría cruzarme con alguna de ellas otra vez. No aquí. Pero aquí estamos, no solo Alisa sino también estaba Setsuna.

Después de aquella mañana Darien se quedó unos minutos más hasta que se retiró con la excusa de que tenía que ir a la oficina. Traté de hablar con mi vecina por la tarde, pero me evadió, parecía como si me tuviera rencor o algo. Lo entendí cuando la vi subir al ascensor y cerrarme la puerta directamente en mi cara. Lo único bueno de esta situación fue mi hija, ella era mi sol y mi centro. Le hable de la situación y me entendió, parecía que tenía mucha madurez para su corta edad. No le agradaba Darien pero según sus palabras "si te hace feliz, yo estaré feliz" recuerdo haberle sonreído pero a los segundo agrego, "no lo quiero en casa".

Fue un avance, poco, pero un avance.

Anoté un dato más de Setsuna, había ciento de revistas y muchas de ellas de chimentos. La mayoría solo eran basura. Miré varias páginas más hasta que sentí la mirada de alguien por encima de la pantalla. Seguí con mi tarea sin darle importancia, pero al sexto resoplido no pude más y levanté la cabeza.

– ¿Qué haces Yoh? – mire a mi colega.

Él estaba sentado justo enfrente de mi escritorio del periódico donde trabajábamos. Había venido temprano "a trabajar", bueno realmente a buscar información.

Yoh estaba sentado en la silla puesta al revés, sus piernas colgaban de lado a lado. Sus brazos cruzado se apoyaba sobre el respaldo sosteniendo su cabeza que me miraba con mucha intriga.

Me miro en silencio unos minutos sonriendo.

– Ahora entiendo porque no soporta esa sonrisa tonta– sonrió más.

Yoh era la persona más relajada que había conocido, a pesar de eso, era un gran periodista. Se interesaba por la música, el espectáculo y todo lo que estaba relacionado con ello. Era el columnista estrella del diario.

– Estas preocupada – respondió sin hacer la pregunta realmente.

– Si, no... No lo creo – se recostó más sobre su silla.

– ¿No te duele tenerla así todo el tiempo?

Lo mire sin entender hasta que señalo mi ceja, y fue cuando entendí que la tenía fruncida desde que empecé a investigar sobre esta mujer.

Encorve mis hombros restándole importancia.

– Vamos a dar un paseo – se levantó y bordeo mi escritorio para alcanzarme mi saco.

Como autónoma lo seguí al frió de las calles.

Parecía un chico relajado, pero en el fondo, Yoh, era la persona más concentrada del mundo. Mientras que su centro no se perdiera, él era feliz. Caminamos por las calles en silencio. Había metido mis manos dentro de mi abrigo por el frió, así llegamos al Russell Square, donde hacia solo unos días atrás me había sentado para meditar.

Nos sentamos en una pequeña banca.

– ¿Tu hija se encuentra bien? – asentí – Me alegro.

Volvimos a quedarnos en silencio. Mire el cielo cubierto por las nubes blancas de la tarde, pronto volvería a nevar como la última semana.

– Puedo suponer entonces ¿qué tu preocupación es por tu novio?

– Darien no es… – pero me interrumpí.

No sabía que era para Darien ¿un juego? ¿una venganza? Hace una semana atrás pensé que realmente era algo verdadero, pero ahora… Si era verdadero ¿porque entonces me impedía saber de esa mujer? pensé.

– Como no me contestas supongo que es por él – hace una pausa y me mira – Sabes que te queremos mucho, eres una buena persona y si él te hace feliz… – encorvo sus hombro.

– Si.

Que más podía decir.

– ¿Porque la buscas?

– No lo sé.

– Y si no lo sabes ¿porque lo haces? – me respondió.

– Supongo porque me dijeron que no lo haga.

Se quedo pensando y miro al cielo antes de verme.

– ¿Y quieres saber la respuesta?

¿Saber la respuestas? Temía a esas respuestas.

– Una vez que lo hagas, ya no habrá marcha atrás, lo sabes ¿verdad? – asentí –. Si lo amas ¿qué importa el resto?

¿importa?

– Pero… ¿si me lastima o peor lastima a mi hija?

– Sabes que eres feliz cuando el mundo se vuelve en tu contra, y todo aquello que construiste se rompe dejándote vulnerable. Lo que temes no es lo que pueda decirte esa mujer. Es saber que lo que siempre supiste se vuelva real.

Baje mi cabeza cerrando los ojos. Yo sabía, yo sabía la verdad, pero no asumía lo que Darien me ocultaba porque en el fondo de mi ser anhelaba que sea una mentira.

– Toma.

Mire el papel que me extendía mi colega.

– En unos ocho días la semana de la moda seguirá por Milán, ella ya se encuentra en el hotel The Goring hasta el domingo a la tarde – tome el papel –. El desfile, aquí en Londres, se realizará en tres días. Sera la primera vez que Gucci presente sus diseños antes que en Paris como años anteriores.

Se levantó.

– Es mejor irnos – agrego comenzando a caminar.

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Estaba acostada en el sillón con la cabeza sobre los piernas de Darien, miraba la televisión sin mirarla realmente. Nada me llamaba la atención. Cambie una vez mas de canal, observe un instante la película Moaha de Disney, la había visto con Cielo por lo menos diez veces.

– ¿La extrañas? – mire hacia Darien.

Asentí y volví mi vista a la tele.

Mi hija se había ido de excursión hasta el lunes por la mañana. El colegio ofreció protección y entretenimiento. Aunque solo hacia cuatro horas que la había dejado en el autobús y dos que habían llegado a su destino. Tenía ganas de abrazarla, pero tenía que entender que ella estaba creciendo y con ello se independizaba más de su madre. En fin, creo que todos queremos que sea nuestra bebe por siempre, más en mi caso que la tuve que apartar de mi lado por algunos años.

Darien tomo un mechón de mi cabello y se lo enroscó en su dedo. Cambie de canal… ¿cómo era que se llamaba esto?, ¡claro! Mina siempre me lo decía: "estabas haciendo zapping".

Pase por varios canales luego a los de películas y de ellos a los de noticieros, hasta que en uno apareció un reportero, demasiado abrigado para mi gusto, pero sostenía el micrófono con tal profesionalismo que era admirable. Porque de verdad, debía hacer frío con los cinco grados bajo cero. En la casa de Darien teníamos una calefacción increíble y siendo viernes no había amenaza de "que saliera por trabajo"

El artista …. Nos ha dicho que tiene una afición con Londres, y su cultura. Por eso en pocas horas comenzara dentro de la abadía wetsmerkar el desfile más importante de la semana de la moda.

Abrí los ojos al escuchar como el conductor hacia la introducción del evento que estuvieron esperando muchos artista y entre ellos estaba Setsuna Meio.

– Cambia—me gire para verlo.

– ¿No quieres ver modelos?—hice hincapié con mis ojos inocentemente. Burlándome de él

Darien bufo a mi "juego inocente "sacándome el control.

– No lo necesitó—me dio un casto beso—. Tengo ante mí la mejor belleza que mis ojos necesitan ver.

Aunque me sonroje le saque le control.

– Yo si quiero verlo.

Vi como sus ojos mostraron enojo en tan solo un instante.

– Velo tú sola entonces.

Se levantó dejándole sola en la sala. Lo vi irse enojado. Pero… ¿enojado porque? Si es solo un desfile.

¿Usted creé que habrá sorpresas esta noche?

Me gire hacia el televisor donde el conductor estaba entrevistando a…

Srta. Meio ¿qué espera ver esta noche?

Mi vista volvió a aquella mujer, ¿Qué sabia ella que yo no? Mis ojos se cristalizaron

Sentí dos brazos rodeándome y su cabeza sobre la mía protegiéndome.

– No te hagas estos—me dio vuelta—. Deja de perseguir las respuesta, esa mujer no es buena.

– ¿Que tienes que ver tú con ella? – me soltó—. Dime… ¿por favor?

Me miro en silencio estaba a dos pasos de mí. Sus ojos mostraban incertidumbre, duda y miedo. Pero en el fondo de su mirada había culpa.

– Es mi pasado, solo eso.

Lo mire… pero su tono como su voz se notaba que ocultaba algo más. Algo que ella sabía, y que sabía Alisa.

– Fue mi clienta, solo eso—agregó y se dio vuelta para irse.

Le tome de su brazo.

– ¿Solo eso? – bajo su vista un instante y asintió –. ¿Me lo juras?

Y ahí lo entendí, no solo fue su clienta.

– ¿La amas?

En una instante cruzo el espacio que nos separaba .

– ¿Cómo puedes preguntarme eso?

– Entonces no lo entiendo, ¿si la amaste? ¿O sentiste algo? lo acepto. Créeme, lo aceptó. Se que tuviste una vida llena de mujer – lo detuve cuando me quiso interrumpir – . Aunque te obligaran o no te gustara. Pero como Michiru, quizás en el algún momento pensaste en alguna de ella que podía ser algo más que solo una clienta o…

Puso su mano en mi boca para que dejara de decir tantas idioteces. Solo sonrió.

– Jamás en mis diez años que estuve en ese calvario pensé que alguna de ellas era mi salvación. No digo que algunas mujeres eran buenas y me han querido ayudar al darse cuenta como era la realidad. Pero ellas me contrataban, ¿tiene que saber que algo raro hay en el servicio? Pero sí, algunas son buenas personas.

Se separo de mí y señalo la televisión donde aún mostraban la entrevista con Setsuna.

– Esa mujer de allá es una víbora, es una de las peores mujeres que conocí. Caprichosa y ventajosa. Tu vecina fue mi clienta, pero esta mujer fue la que la llevo porque quería divertirse acosta de la inocencia de su amiga. La marco y me culpo por eso. Sacó ventaja de la situación. Por eso no quiero que te acerques a ella. Si sabes que eres a la única a quien amó de verdad, te hará daño sin pensarlo dos veces.

Se acercó a mí y me abrazo. Por encima de mi hombro vi como la pantalla la enfocaba cuando entraba a la abadía. Vi a Darien que me miraba con amor, pero entonces ¿Por qué detrás de tanto amor vi en su mirada miedo?

Le sonreí a pesar de que todas esas palabras, eran vacías, no había información. Solo había temor al daño que Setsuna podría ocasionarnos. Pero antes de hablar con ella, una vez más, solo una, volvería a tratar de que Darien sea el que me diga la verdad. No importa lo que sea, puedo perdonarle todo... Porque él me perdonó cada uno de mis pecados.

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Al día siguiente, cuando me dejo en la encimadera mi taza de café para el desayuno me sonrió tan inofensivamente que expresaba en cada movimiento una tranquila única, como la tranquilidad que aparece antes de la tormenta.

– Gracias – le devolví la sonrisa a Darien.

Él se dio vuelta para sacar las tostadas del fuego, las puso en un plato y con ello se sentó enfrente de mí.

No podía creer que aquel inocente y a la vez atrevido chico que conocí un día en el jardín de infante sea hoy el hombre que veo.

Su rostro marcado por las pequeñas arrugas son el único detalle del paso del tiempo. Pero aquellas marcas que no se ven, esas que están en su alma, aún no lograba distinguirla, pero si sentirlas, salvo por sus ojos, "la ventana del alma" según mi amada Luna.

Trataba de ver a través de ellas las heridas que le dejaron esos años de oscuridad. Aquel mundo donde tuvo que caminar en solitario, y encontrarse tan vulnerable y solo. Donde era una herramienta de aquellas personas que solo lo utilizan y descartan como pieza de repuesto.

No puedes salir sin unas cuantas cicatrices profundas, y suplicarías al mundo para que nunca salgan a la luz ¿no? Lo mire un instante mientras llevaba una tostada a su boca y baje mi vista hacia mi taza. ¿Quizás yo también pude haber caminado por aquel valle? pero a diferencia de Darien mientras recorría el camino lleno de neblina que se ocultaba de la luz siempre tuve una mano salvadora, un lugar a donde volver y sentirme a salvo. Sino... Quizás hoy sería un monstruo… ¿o eres un demonio? ¿Como saliste de aquel lugar sin que tu alma se corrompiera? ¿o peor se rompa para siempre? Acaso eres…

– ¿En qué piensas pequeña? – interrumpió mis divagaciones.

Levante mi vista a sus hermosos ojos zafiro, le suplicaba en silencio la verdad. ¡Dime la verdad, por favor!

– Nada – sonreí.

Levanto su mano para darme una breve caricia en mi mejilla. No lo entendí, no en ese momento. Pero mis ojos comenzaron a llorar.

– No llores pequeña.

Mientras bordeaba la mesada para llegar a mí y acunarme entre sus brazos. El dolor me golpeaba tan fuerte, como un grito. Necesitaba su verdad, aunque me rompiera. La necesitaba.

Los minutos pasaron y cuando estuve más tranquila para verlo a la cara su voz interrumpió el silencio.

– ¿Me lo dirás? – me pregunto dulcemente.

Antes de depositar un beso en mi frente.

– ¿Que… que... – me interrumpí un momento. Di un paso atrás y volví a mirarlo – Por favor, ¿qué sabe ella de ti?

Me miro y su mirada dulce desapareció, en su lugar había un iceberg.

Sentí miedo.

– No lo entiendo ¿porque vuelves con esto?

Se alejo y volvió a la cocina poniendo su taza en el lavajilla.

– Porque lo necesito – hice una pausa para tomar valor –. Juro que perdonare todo, no importa lo que sea.

Bajo su cabeza y apoyo sus manos sobre el lavajillas. Me acerque y lo abrace desde la espalda.

– Me perdonaste todo, ¿cómo no podría hacerlo yo?

Estaba en silencio, su cuerpo tenso bajo el mío no mostraba signos de comenzar hablar. Se deshizo de mi abrazo y dándome la espalda comenzó a alejarse. Por un instante cuando su mano se apoyó en el umbral de la puerta pensé que iba a decirlo, pero en cambio dijo...

– Yo no lo pude hacer ¿cómo alguien podría perdonarme a mí?

Tome aire.

– ¿Te enamoraste de alguna de ellas?

– No– su respuesta fue rápida y concisa.

– ¿Consumiste drogas?

– No.

– ¿Mataste ?

– NO – casi lo grito.

Su mano aprisionó el marco de la puerta .

– ¿Quisiste acabar con todo eso? ¿te quisiste matar?

– Dios, no.

Notaba dolor en esas simples palabras.

Sé dio vuelta, pero no podía mantenerme la mirada.

– ¿Las obligaste? ¿o le diste algún tipo de droga? ¿La tomaste tú?

–¿Que? – me miro confundido que le hiciera ese tipo de pregunta. Sé que por su propia voluntad no lo haría, es un buen hombre, pero su tío, ¿quizás pudo?… no lo sé por mi mente pasaba miles de ideas – No, por supuesto que no.

– No entiendo entonces ¿qué? ¿Qué pudo ser tan grave?

Me miro igual que hace unos instante, esa mirada que asustaba hasta los huesos. A pesar de ello:

–¿Tuviste un hijo? – agregue casi sin pensar en más opciones.

– Maldición, ¿¡tanto te interesa!?. – hizo silencio y luego agrego con dolor y odio –. Ve averígualo tú misma. ¿No eres periodista? O ¿Eres tan mediocre como tu padre? ¿No lo puedes deducir?– eso me dolió, fue una daga. Si alguien sabia como dañarme con palabras ese era Darien, mi fuerza y mi debilidad junta–. Pero no te equivoques rubia. No vengas a suplicarme, porque de este frasco vacío queda justo… Vacío.

Dio media vuelta tomó su saco antes de salir dando un portazo para dejarme sola. Me senté sobre el piso llorando por mi dolor, por su desprecio, por la perdida, sus hiriente palabras.. su... Dios me desprecio con el mismo apodo que lo hace Diamante. Y me dejo sola sin una respuesta que calmara mi alma atormentada... Otra vez.

Me desperté con un ruido en la lejanía, no sé en qué momento me había dormido o en qué momento había vuelto a la habitación. Lo más probable que me haya desmayado, ya que lo último que recuerdo es dolor, pero no recuerdo ¿cómo había llegado al dormitorio?

De un salto salí a buscar a Darien, era la explicación más certera. Había vuelto y me cuido ¿no?

Ni en la sala, ni en la cocina o inclusive en el baño estaba. Regresé a la habitación para ponerme un poco de ropa, aún conservaba la vieja camiseta que me había colocado por la mañana, eso quiere decir que por lo menos estuve varias horas inconsciente. Miré la habitación vacía y no pude, no podía seguir más en este lugar. Recogí todo lo necesario para irme.

Busqué mi saco en la sala, al colocármelo tuve que esquivar una botella. Me agache para recogerla.

– Whisky, cosecha de hace diez años – susurré.

Pero estaba vacía, y sé que antes esto no se encontraba en el departamento.

La apoyé en la mesa y sin mirar atrás salí. Ahora estaba vació y frío, solo quedaba oscuridad en aquel lugar. Cuando llegué a la vereda lo primero que sentí es como la nieve caía, había empezado a nevar en algún momento de la noche. Mire a la pequeña luna que aún se peleaba con las nubes para mostrar su rostro a los noctámbulos de la ciudad.

Mis lagrimas esta vez no se mezclaba con la nieve ya que el frío las retenía en sobre mi rostro, como si me hiciera recordar este momento, como si tratase de retener algo. Mi corazón se había roto, me había costado juntar mis pedazos, pero eran tan frágiles para sentir sus dos palabras más crueles "rubia" y "mediocre" ¿Como puede la persona que jura amarte por siempre lastimarte con palabras? Esas que me hacían sentir tan pequeña.

Irónico era mi vida, que el mismo sentimiento era mi sobrenombre. ¿Quizás? Realmente siempre me vio así… pequeña.

Tome una gran bocado de aire.

Porque ya no era esa mujer. Ahora era fuerte y decidida. Luchaba por los que amaba e impedía que cualquiera me rompiera. Había cerrado mi corazón por una razón, le había puesto cadenas y sellado. Sí él no quería decirme su verdad para poder curarlo, ¡está bien! Lo acepto. Hasta ahora me había parecido injusto que él pudiera curar mis heridas y yo no podía haber aliviado su culpa. Pero si quería que fuese de esta manera, lo sería.

Llegue a mi viejo barrio, pagué al taxista y antes de que terminara el día, y solo por esta noche me permitiría lamer mis heridas. Sentirme miserable, pequeña, olvidada y sola, pasaría por mi propio infierno.

El lunes todo volvería a su curso, la mujer fuerte volvería a levantarse y miraría al mundo como lo hizo durante tanto tiempo. Mi objetivo era mi prioridad ya no me quedaba tiempo, tenía que terminar lo que había comenzado pero esta vez lo haría de forma diferente.

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Mi hija había vuelta más ilusionada que nunca después de su viaje, a pesar que en Londres nevó, por las afueras de la ciudad no lo hizo y el clima fue más condescendiente. Desde el sábado Darien no me hablo, ni lo contacte, se había ocultado de mí. Bueno si lo hubiera salido a buscar.

Me coloque el abrigo y la cartera, había venido por la mañana a la oficina, pero después del mediodía tenía un compromiso. Levante mi mano saludando a varios compañeros antes de tomar el ascensor.

Resople al ver quien estaba adentro.

– ¡Hola!

No lo mire y le di la espalda ¿porque me había enojado con él? ¡Claro por metiche!

–¿Aun sigues enojada? – no le conteste y apreté el botón de planta baja –. Ana me dijo que no debía haberte dado mi opinión.

Agregó.

–Que sabía es tu esposa.

Vi por el rabillo del ojo con encorvo sus hombros, se colocó sus auriculares, pero antes me miro.

–No quise ponerme de su lado, solo…

Cerré los ojos al recordar.

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Había llegado a la oficina temprano e Yoh estaba en mi escritorio con esa sonrisa estúpida. No hizo falta que digiera nada para que hablara.

–Se que no fuiste, y está bien. Si él no quiere que sepas será por algo ¿No crees?

Lo fulmine con la mirada y se levantó con las manos en rendición agregando:

–Vamos no te enojes, él también tiene derecho a tener sus propios secretos.

Me di vuelta y si las miradas mataran Yoh estaría incinerado.

–¿Que debe tener sus secretos?– levemente sonrió pero por los nervios –. Pero yo sí debo decirle todo, inclusive los que tenía para protegerlo. ¡Pero, claro! Como es "un hombre" él si puede.

–No quise decir…

–Veté.

Iba a hablar, pero sabiamente se alejó de mí. ¡hombres!

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Abrí los ojos al escuchar el ruido de la puerta abrirse.

–¿Quieres que te lleve?

Mire a mi colega. Lamentablemente casi todos sabían lo que tenía, no había pasado tres meses cuando me desmaye en plena reunión luego de balbucear algunas palabras. Los médicos supusieron mi diagnostico casi de inmediato e informando a mi jefa.

–No te preocupes, me espera un auto.

Asintió cerrando su chaqueta y dirigiéndose a la cochera.

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Estaba parada observando las ultimas tomografías que me habían realizado hace unos minutos atrás. Era extraño ver aquel pedazo de "uva" que tenía dentro de mí. Sí, lo llamaba "uva" porque me resultaba más simpático que tumor. También porque así lo había llamado una protagonista de una serie que veía Mina, curioso teníamos el mismo tumor, pero el mío es más grande… Acaso sería mejor decirles "ciruela" ya que se parecía más a esa fruta.

–Serenety – me llamo el médico.

Me di vuelta y le sonreí.

–Aún estoy asombrado que sigas ahí parada y hablándome como si nada. No debería ni poder caminar. Estoy asombrado.

–Ya ve, soy... ¿cómo dicen? Ah cierto, hierba mala – sonreí irónicamente a la mención de esa frase.

"mala hierba, nunca muere".

Ahora que recuerdo era como una forma de decir a las personas que se aferran a no rendirse, claro de mala forma. Bueno, por lo menos así lo decían en aquellos films de Argentina.

Se ubico en su escritorio y anoto varias cosas antes de mirarme.

–Sabes que aún tenemos una opción.

–Y usted sabe que no la tomaré– me di vuelta para ver los estudios otra vez.

Como si realmente entendiera esas tomografías ¿Aquella ciruelita se estaría burlando de mí, acaso?

–Te daría más tiempo.

Gire para verlo.

– O podría morir en la mesa de operaciones.

Y esa era la verdad.

Mi tumor no tenía cura, era inoperable. Aún recuerdo aquel día, en que los estudios terminaron y me dijeron lo que tenía:

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Mire a mi izquierda, Himeko era una mujer testaruda, no me dejo en paz cuando los dolores de cabeza se intensificaron. Había tratado de convencerla que debido a mi "internación" en el amoroso hospital de locos y sus tratamientos, según los médicos, de depresivos y delirios. La medicación me había dejado una leve secuela. Pero no…

ella insistió tanto que para dejarla tranquila por mi futuro ahijado estábamos esperando los resultados ahora.

Escuche la puerta abrir al tiempo que ella se levantó con sus cinco meses de embarazo. Esta hermosa, yo en su estado parecía el dinosaurio Barney.

– Disculpen por hacerlas esperar – ambas asentimos y nos volvimos a sentar.

¿Porque nos habíamos parado? Me reí, parecía la preparatoria cuando entraba el director.

La puerta volvió abrirse dejando paso a Artemis.

– Aquí tiene amor – le había ido a buscar un zumo a su esposa.

Me sonrió y apoyo sus manos en mis hombros para darme su apoyo. El medico leía el informe del laboratorio y su rostro no reflejaba buenas noticias.

– Y doctor ¿qué tiene?

El medico nos miró serio.

– Serena, tiene un glioma difuso de bajo riesgo, pero es inoperable… está localizado en el pons cerca de la línea media…(*)

Se que el medico iba hablando explicando mi diagnóstico. Pero mi cerebro se desconectó al escuchar la palabra "inoperable". Tenía un tumor, los años a lado de Artemis me dieron conocimiento para entender ciertas palabras "técnicas" que los médicos decían.

Tenía mi sentencia de muerte.

– ¿Cuánto?… ¿Cuánto me queda? – casi no pude pronunciar mi pregunta.

Solo en mi mente pensaba en mi hija y en su destino. ¿Acaso ya no podría darle una vida digna?

El medico sonrió.

– Con radioterapia apoyado de quimioterapia se podrá revertir el tamaño que tiene y si tiene suerte podrás tener una vida normal.

¿Suerte? Yo no tenía eso.

– Voy a morir – volví a pronunciar interrumpiendo al médico y la explicación de tratamiento.

Artemis me llamo y se agacho para estar a mi altura.

– Mulita, no tengas miedo. Te apoyaremos en todo.

Sentí como la mano de Himeko atrapaba la mía. La mire.

– Cuentas con nosotros. Te cuidaremos.

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Abrí los ojos volviendo al presente. Himeko me prometió cuidarme, lo hizo de tal forma que le costó la suya.

Baje el rostro.

Escuche como el medico volvía llamarme y lo mire. Volvió a decirme nuevamente lo mismo. En aquel tiempo me sometí al tratamiento y aunque se redujo nunca me abandono, eso fue el principal problema. Ahora el tumor había evolucionado, raro ¿no? Pero yo era la reina de lo raro.

Lo que tenía en mi cabeza según el neurólogo actual era un "casi" gliobastoma, no el más agresivo sino el anterior. ¿Grado III había dicho?(*)

Era lo mismo, seguía siendo inoperable pero ahora crecía a una velocidad muy rápida.

–¿Porque no lo piensas?– dijo interrumpiendo mis pensamientos –. Podrías tener más tiempo con tu hija– agrego.

Sé que su deber era tratar de darme algo de esperanza, pero yo la había perdido y lo último que me quedaba la destrozo Darien hace unos días.

–¿Cuánto me queda?

Suspiro cansado de mi respuesta.

–De cuatro a seis meses – cerré mis ojos.

¿¡Meses!?

–Señorita– los abrí –. Si acepta la cirugía experimental podríamos remover la gran mayoría de la masa del tumor dándole más tiempo.

Pero el tiempo es tan precioso como para desperdiciarlo con llantos y corazones rotos, era algo que aprendí con el paso de los años.

–Gracias, pero no.

Me levante empezándome abrigar para irme.

–Le enviare todo Sr. Artemis.

Asentí genuinamente. Ambos eran amigos desde la época de estudiantes y cuando vine no dudo en pasarle mi historial.

Abrí la puerta del consultorio y me quedé congelada. No lo esperaba.

–¿Darien?

Estaba mirándome agitado, muy cansado al parecer como si hubiera corrido una maratón.

–¿Qué haces aquí? – fue lo primero que vino a mi mente.

Puso sus manos sobre mis hombros, pero al tratar de hablarme pidió un minuto para que el oxígeno le llegara a sus pulmones. Eleve mi ceja entre curiosidad y enojo. Ambas emociones me estaban exigiendo darse paso para hablar. Al no emitir sonido opte por ignorarlo e irme.

–¿Porque no me lo dijiste? – me giré sin entenderlo–. No tienes que pasar por esto sola, puedo acompañarte.

Odio con dolor se mezclaban en mis ojos.

–¿Pero si pude estar sola toda la noche en tu casa? –encorvé mis hombros–. No lo sé, creo que puedo hacer esto sola.

Dije sarcásticamente y empecé a caminar.

Me congelé a escuchar la voz del doctor.

–Joven– miré de reojo y vi que no se dirigía a mi si no al hombre de mis pesadillas –. Usted debe ser Darien ¿verdad?– él asintió. Sonriendo asintió –. Artemis me dijo que vendría tarde o temprano ¿podría convencer a la joven de que se opere? Le daría más tiempo.

Darien me miro sin darme crédito.

–¿Pueden curarte?

El doctor negó.

–Solo le daría un par de años más.

Asintió y empezó a caminar para alcanzarme ya que había comenzado a salir del edificio.

¡Diablos! Me tendría que haber imaginado que Artemis metería su cabeza con tal de que me operé.

Caminamos cerca pero sin tocarnos, cuando llegamos a la acera me miro.

–¿Puedo llevarte?

–No.

–¿Porque no quieres operarte?–iba a responderle pero agrego sin darme tiempo–. Se que no tengo derecho pero…

Entonces me miro, esa misma cara de angustia y compasión, la misma que me había dado cuando mi abuela murió.

Respire profundo.

–Ya lo oíste, solo serán un par de años. Solo pueden extraer una parte que permitiría que el tumor siga creciendo más lentamente o podrían controlarlo una vez que extraigan esa porción. Según el doctor mi "pronóstico de vida" aumentaría solo un par de años.

–¿Y no es mejor unos años más que a ninguno?

Sonreí levemente.

Vi a través de esos ojos a aquel muchacho, al adolescente junto al niño que me protegían y me amaban. Que me consolaba de las pesadillas, al amigo convertirse en hombre. Después de tanto tiempo lo vi a él, a su verdadero ser.

–No quiero darles esperanza… – hice una pausa –. No me quiero dar esperanza.

–Tu eres mi esperanza. No puedes perderla... Tú no.

Mi sonrisa se amplió tanto que yo misma me sorprendí porque no estaba frente al hombre destruido estaba… No importa.

Le di un beso en la mejilla antes de girarme para frenar al taxi que pasaba e irme.

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Los días pasaron y no volví a ver a Darien, tampoco intento volver a ponerse en contacto conmigo. Al décimo día me dije que era suficiente. Mi hija me importaba más que nada en el mundo debía empezar a organizar la vuelta a Tokio, y con eso también debía enfrentarme al nuevo socio. Pero como me dije, la suerte nunca estuvo de mi lado.

Me levante de la silla de la oficina del periódico y mientras guardaba las ultimas cosas una mujer de cabellos largo y oscuro entro por la oficina.

– ¿Supongo que tú eres Serenety Chiba?

El mundo me odia.

– Soy Setsuna Meio. Un placer – sonrió cínicamente –. Me comentaron que estabas buscándome.

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Oh! apareció finalmente Setsuna, y con ella nos introducimos a los secretos de Darien ¿Los dirás?

Como ven este capitulo cerro todos los de Serena, si, para algunas pensaran ¿Porque eres cruel y ella tiene una sentencia de muerte? jaja... bueno el amor ¿podrá cambiar su decision?

¿quien es el nuevo socio? ¿sera que Darien es una demonio?

Espero que les haya gustado. No fue tan largo como los anteriores pero quería algo mas puntual cerrando los misterios de ella para poder desarrollar y ver ¿que paso con Darien? ¿Sera que podemos vivir dentro del mal, junto con un demonio sin comprometer nuestra propia alma?

Sobre la enfermedad de Serena, es un tumor en el cerebro y en algunas oportunidades a pesar de que se puedan extraer a veces se ubican en ciertas zonas donde la medicina no logra introducirse. Les dejo links de referencia, si les interesa el tema:

(*)wiki/Oligodendroglioma.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/glioblastoma-multiforme

(*) .es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/glioblastoma-multiforme

La frase del comienzo es parte de una canción llamada "Soy tu dueño"

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Gracias a los reviews de : Bepevikn - ELIZABETH2261 - liz025 - Chat´de´Lune - yssareyes48 y a todos los lectores fantasmas.

Por otro lado, como les mencione arriba, perdí todos los contactos del celular, por lo cual si alguno los tenia, mil perdones ya no los tengo mas. No solo eso por algunas semanas también había perdido los avances de este capitulo que había hecho con el celu :_( , espero que les haya gustado y aclarado dudas.

No queda mucho para el final, gracias por la paciencia. Cualquier duda, comentarios o lo que quieran siempre será bienvenido todo ayuda a mejorar.

PD: Estoy en wattpad (solo con una historia original) si alguno quiere que lo siga me avisan. Actualmente no la usaré para subir historia solo sigo a usuarios me gusta mas fanfiction.

PD2: Estoy también participando en la selección de microrelatos. Plataforma SWEEK, lamentablemente es solo originales, aunque hay una sección de fanfiction (solo para lecturas). Si alguno le interesa, ya saben.

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