No caí, no fallé, fui fuerte, hasta su partida. Luego de eso, sin comentarios, no quise saber nada más. No tuve más amigos, me aislé. Debí seguir haciéndolo por el resto de mi vida.
¿Y saben?
Lo peor es que la historia no termina cuando estoy destrozado. Todo lo contrario, ahí es donde comienza esta disputa con mi mayor amor, y con mi mayor amargura.
¿La odio, la amo?
No lo sé. Pero sé que no debí esperar algo,
algo que era imposible.
La puertas del refugio se hallaban cerradas con llave, y las luces del mismo, apagadas. Su interior era un desastre, a pesar de que quienes habitaban allí no eran precisamente desordenados. Es más, los únicos que lo eran, ya no estaban. El olor a comida de todo tipo, la humedad en el suelo, los papeles esparcidos y las curtidas paredes eran algo ya cotidiano en esos últimos dos meses.
Mientras caía la noche, una silueta en el horizonte se aparecía, con dirección al abandonado y descuidado lugar. Su semblante mostraba extrañeza, ya que, al entrar, se encontró con dicho panorama. No era agradable.
Su mirada recorrió todo lo que se encontraba en el ambiente, hasta que vio a su amiga y compañera salir en pijamas de su habitación. Sonrió torcidamente, pero ella solo se inmutó, sin decir palabra. Él, sin embargo, decidió romper aquel raro silencio.
—¿Qué pasa? ¿No estás feliz de volver a ver a tu asiático favorito? —ella suspiró pesadamente, y negó, quedándose en el mismo lugar, rígida.
—Después de lo que ha pasado, creo que ha de ser minúsculo el hecho de que ahora te encuentres con nosotros, o, bueno, conmigo. —rió con tono agudo, como si se tratara de un chillido. Un aire demente se impregnó en su aura— Creo que te debo mil y un explicaciones. Eli no está, ¿bien? Se fue con Claudia, una novia suya. —al terminar de escupir eso, bajó las escaleras, algo temblorosa, para luego ir a la cocina. El chico no podía estar más confundido, así que se dirigió hacia donde se encontraba la extraña pelirroja, quien comía una manzana medio mordida. Al ver el desastre que había en la habitación, solo soltó un pequeño grito de asombro.
La joven volteó a verlo, y él a ella. Notó que bajo sus apagados ojos esmeralda habitaban grandes ojeras, quienes eran vecinas superiores de sus marcadas mejillas, marcadas de lágrimas amargas, sin duda. Se limitó a solo carraspear, sin tocar el asunto de su desaliñado aspecto físico.
Mientras ella mordía lentamente la fruta, Junjie le observaba con detenimiento y extrañeza. Jamás la vio tan desatendida, y tampoco con tal desastre a su alrededor sin poder escuchar un grito de espanto por su parte. Estaba sumamente sorprendido.
—¿Quién? —preguntó en tono bajo, refiriéndose a la nueva novia de su amigo. Eso era algo que le sorprendía aún más. Trixie volvió a reír levemente.
—Ya te dije: Claudia. Es una fan suya —comenzó a describirla, risueña—. Sin duda es hermosa, tiene unos ojos sorprendentemente grises, y alegres. Sus mejillas coloradas y su piel tan tersa como una perla. Esos cabellos rubios te dejan loco. Es perfecta, es todo lo contrario a mí, en todo aspecto. —se mordió el labio inferior, tratando de contener un par de lágrimas que exigían, no solo asomarse, sino también salir por sus ojos y correr por sus mejillas, desahogando el dolor. Junjie notó eso, y le tomó el hombro.
La piel de la joven se volvió roja y fría. Su mirada se perdió en un punto muerto. Su respiración era ligeramente irregular. El lanzador pensó que se iba a morir, hasta que otra escalofriante risa escapó por sus quebrados y resecos labios. Una carcajada estremecedora, que le hizo sentir un frío correr por su espalda.
—No pongas esa cara de confusión —exclamó, casi al borde de la locura. El ojos marrones no comprendía a qué se debía esa actitud—. Tú fuiste quien nos dijo a Eli y a mí —enderezó su espalda, frunciendo el ceño, tratando de imitar a su compañero—: "su relación no puede funcionar. Es un choque total de personalidades, y sin duda terminarán lastimándose el uno al otro; no es saludable" —terminó de decir, soltando otra carcajada, y bajando sus hombros—. Debimos hacerte caso.
El silencio volvió a inundar la cocina, mientras el experto en babosa-fu se paraba de su asiento, con una ceja alzada, creyendo haberlo entendido todo, aunque aún tenía interrogantes que responder.
—En ese caso, tendré que irme de nuevo. Solo pasé para saludarlos y... —se detuvo en seco, abriendo sus ojos con desmesura, notando la ausencia de otros dos integrantes— ¿dónde están Kord y Pronto?—Trixie se plantó frente a él, mirándolo seriamente.
—Han desaparecido —murmuró, con la voz entrecortada. En esas palabras ya no había confusión ni duda, pues se notaba que le dolía. El asiático se limitó a asentir y a ocultar su pena, conformándose con esas dos simple palabras que no lograron llegar a sus interrogante. Subió a su antigua habitación, para recoger más provisiones y luego marcharse.
La ojos esmeralda se paseó lentamente por la sala, observando todo el desastre que se había acumulado con su ignorar. Lanzó un bufido al aire. Una meca parecía estar acercándose al garaje. Ella salió hacia afuera, sin importarle su aspecto, observando a un despectivo peliazul, bajándose del medio de transporte, sin decir palabra. Hizo como si la chica no estuviera y le golpeó el hombro, caminando a paso rápido al interior del refugio.
—¿Qué acaso no me ves? —gritó, furiosa, siguiéndole el paso. El joven gruñó.
—Cállate, ¿quieres? Vengo muy estresado como para que un estorbo como tú venga a molestar —comentó, subiendo las escaleras con fuertes e imponentes pisadas.
Junjie salió de su alcoba al notar la presencia de alguien más. Volvió a formarse una sonrisa en su rostro, al ver a su amigo frente a él. Fue a abrazarlo, pero él se lo quitó de encima, con furia y rabia en su respirar. Eso causó cierta intimidación en el recién llegado.
Trixie se fue acercando a el adolescente molesto por quién sabe qué, e igual de molesta por la actitud que estaba tomando, lo empujó suavemente, para llamar su atención. Pero en vez de hacerlo voltear, lo hizo enardecer de cólera, causando un fuerte golpe en su mejilla. Junjie retrocedió, queriendo marcharse del lugar de inmediato.
—¡Vete! No tengo por qué aguantarte más —reclamó el Shane, tomándola de las muñecas y dirigiéndola bruscamente hacia su habitación, cerrando la puerta tras ella. La estupefacta mirada del lanzador hacia su compañero le alarmó— ¿Y tú que ves? ¡Fuera de mi refugio! —Junjie le hizo caso y salió corriendo de ese horrible lugar. Las cosas habían cambiado, sin duda, desde que se fue a proteger a las cavernas el Este de nuevo. Debió llevarse a sus amigos consigo.
Las miradas de intrigadas babosas rodearon a la magullada Sting. No estaba molesta, sino decepcionada de su alguna vez mejor amigo. Las lágrimas por fin pudieron escapar por su rostro. Sus gemidos alarmaron a las pequeñas criaturas, las cuales hicieron un circulo alrededor de ella, tratando de consolarla.
Eli abrió la puerta fuertemente, sobresaltando a la chica, quien al verlo, elevó la cara y dibujó una mirada de fuego en sus ojos. El chico rió de la misma manera en que ella lo había hecho hace rato, asustándola.
—Me tienes miedo, ¿no es así, cobarde? —se arrodilló delante de ella, secando sus lágrimas con burla— Y pensar que yo estaba enamorado de ti. Era un tonto al no ver que podía tener a todas las chicas de BajoTerra a mis pies, mientras me la pasaba contigo —susurró, acariciando su mejilla y acercándose a su rostro— No tienes ni idea de lo feliz que era contigo. ¿Tenías que irte con ese James, teniéndome a mí? —a pesar de intento por hacerle sentir miedo, Trixie no lo tenía, pues sus ojos captaron la tristeza que se asomaba en sus profundos ojos azules, los cuales amaba y odiaba tener cerca.
—Lo lamento, pero Junjie tenía razón al decirnos que la relación no funcionaría. Así que intenté verte como un amigo más, y enamorarme de otra persona, o tal vez de nadie. Y espero haberlo logrado. —tomó la mano del lanzador y la apoyó más a su rostro— De algún modo, me alegra que estés con Claudia, Eli.
—Terminamos —dijo secamente, apenas ella terminó la oración. La Sting volvió a llorar.
—Y nosotros también —murmuró, antes de salir del lugar y dirigirse al patio, con un dolor y una pena que trataría de borrar pronto.
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Dos cosas, Music: una, eres una llorona sin remedio, y dos, ¡cuando rayos actualizas "Fantasma de amor"!
Pues, contesto:
Uno, sí, soy una llorona empedernida, aunque en persona suelo sonreír más que Jeff The Killer. No estoy muy acostumbrada a escribir comedia, y si la escribo, no suele ser de buena calidad; y sin embargo, me encantan los fic's de este género, de comedia. ¡Que me hagan doler el estómago!
Segundo: ya tenía listo el siguiente cap, pero me percaté de unos detalles que no me gustaron y no cuadraban con los cap's pasados, por lo que tuve que hacer un graaaaaaaaan cambio. He ahí la respuesta de mi demora.
Voy a agregar un tercero: ¿por qué Eli y Trixie no son la pareja bonita de siempre? Bueno, la pregunta está contestada allí: no me parece que toodo el tiempo ellos sean la pareja bonita. Es por eso que, en parte, me gustan los fic's de True, pues no necesariamente tienen que tener EliXie para ser unas buenas historias.
Y es eso, fíjense: desde que llegué aquí, algunas de las cosas que he notado es que Eli y Trixie siempre, pero siempre han de formar buena pareja. Siempre les va bien, siempre son felices comiendo perdices, y etc.
Y que raro Music queriendo hacer "Algo diferente". Sep, y el que lo diga no lo es tano xD
Punto, final.