Hola a todos los lectores, si se preguntan que sucede, pues...no estoy satisfecho por el curso que tomo la historia. Esta es una de las primeras que hice, y le tengo mucho aprecio para dejarla perder.

Es por eso que decidí reescribirla, como otras que tengo, y esperar que salgan mucho mejor ahora que tengo más experiencia.

También quiero preguntarles si prefieren esta forma de actualizar (Reemplazar los viejos capítulos) o si prefieren que borre los viejos y suba los nuevos. Por favor, dejen sus respuestas en los review o en los PM. Son libres de continuar leyendo.


0: Naruto: The Origin.

Hasta las estrellas más brillantes, tienen comienzos en la más profunda oscuridad. Así era para Uzumaki Naruto, que con solo diez años veía con una profunda tristeza su hogar desde la parte más alta de la villa: La Montaña Hokage.

Desde el rostro del Shodai podía apreciar el esplendor del atardecer curvarse y resonar con las luces de la villa, como un mágico espectáculo de otro mundo. Ese era uno de sus lugares favoritos, pues nadie estaba allí para verle fríamente, apartarlo o simplemente ignorarlo. Allí podía estar en paz consigo mismo, y escuchar sus pensamientos.

Desde que tenía memoria, todos volcaban sobre el sus penas. Podía sentir como su oscuridad se aferraba a su cuerpo como tentáculos, causándole un intenso dolor. Eso le hacia entender lo que los demás sentían, y compartir ese sufrimiento lo había hecho más fuerte de lo que aparentaba ser.

La tristeza de su madre al saber que sus hijos cargaban con una carga demasiado pesada, la preocupación de su padre por el futuro. El dolor y el resentimiento de los aldeanos, que habían perdido demasiado cuando el Kyūbi atacó. La pena que sentía el Sandaime por no poder hacer mucho para aliviar su dolor.

Era por eso que estaba allí, donde los sentimientos de la aldea no le llegaban. Quería ayudarlos a dejar de sufrir, pero no sabía cómo. Y ellos no le dejaban acercarse, pues veían en el algo que no había.

De su familia, era el único que tenía esa capacidad: Sentir las emociones de los demás, y poder ser afectado por ellas. Por eso, sus padres decidieron apartarlo, esperando que así su dolor no le afectara.

Sus hermanos no sabían de esto, y simplemente pensaban que lo apartaban porque no tenía potencial o algo por el estilo. Ellos, Menma y Miaka, se divertían molestándolo pese a que él era mayor por un año que ellos. Sencillamente no podía lastimarlos, pues eran sus adorados hermanos.

Aún podía recordarla.

La lectura que hace dos años cambió su vida, y le mostró la razón del odio de la villa.

El día de su nacimiento no era alegre, no como debería haber sido.

Un extraño enmascarado había irrumpido en el recinto donde su madre había dado a luz, lo apartó de ella y haciendo uso del Dōjutsu Legendario de los Uchiha, el Sharingan, liberó a la bestia que había sido encarcelada dentro de ella: El Kyūbi no Youko.

Con ella, desató la furia destructiva de un Biju sobre la villa, acabando con miles de vidas. Ese día mucha gente pudo sentir en carne propia lo que era la verdadera destrucción.

Minato hizo su mayor esfuerzo para controlar la situación, superando inmensamente sus límites en una noche: Detuvo al Kyūbi con sus propias manos antes de dejarlo en manos de Hiruzen, se enfrentó al poderoso Enmascarado para arrebatarle su control de la bestia, y junto a Kushina hicieron un sellado que salvaría la aldea.

Convocaron a la mismísima muerte, el Shinigami, haciendo uso del jutsu prohibido "Shiki Fūin" y le pidieron que sellara a la bestia en su hijo.

A cambio, ellos le darían lo que el quisiera. Pero el Shinigami respondió:

"No hacen falta sobornos, humanos de espíritu noble. Solo les diré esto: Su Hijo estará maldito hasta el final de los tiempos, y su única salvación será el suave tacto del cariño sincero. El Destino así lo ha querido, y aunque quisiera, no puedo cambiar lo que ha sido escrito"

Y con esas palabras, selló al zorro en el interior del niño, pero algo curioso sucedió. De la bestia, dos esferas rojizas se desprendieron y cayeron a pies de la pareja.

La muerte anunció: "Parece que el Destino es caprichoso. El Poder del Zorro se ha desprendido de su cuerpo, y tomado forma física. Pero para que no vuelva a su cuerpo, debe ser sellado" Y tras decir eso, desapareció.

Fue así que, un año después, a sus recién nacidos hermanos se les fue sellado el Poder del Zorro en su interior. Ellos fueron aclamados como héroes, mientras que él fue temido y despreciado por poseer el alma del zorro en su interior.

Pasaron los años, y todos vivieron como una feliz familia. Hasta que sucedió: Cuatro años después del accidente, los tres hermanos despertaron los poderes que habían ganado de la muerte.

Menma y Miaka ganaron un increíble chakra, que aunaba la gran regeneración de los Uzumaki. En sus mejillas aparecieron tres marcas semejantes a los bigotes del zorro, como muestra inquebrantable de su influencia en ellos. Naruto, en cambio, solo ganó su Detección de Emociones y unas cantidades de chakra que, si bien mayores al promedio, no igualaban a las de sus hermanos.

Después de eso Minato y Kushina empezaron el prematuro entrenamiento del trío de hermanos. Pero con el paso del tiempo, la condición del rubio lo obligó a entrenar por separado. Poco a poco, fue siendo apartado del resto y relegado a una vida solitaria.

El deseaba tener amigos, jugar y crecer como un niño normal, pero no era fácil. Hizo lo mejor que pudo, riendo e intentando divertirse haciéndole bromas a otros. Quería que le prestaran atención, quería ser alguien, alguien importante

Un día mientras jugaba en el despacho de su padre, escuchó sus pasos y se escondió en el armario. Ese día se enteró de algo que jamás debió conocer.

Su tío Jiraiya llegó junto a su padre, ambos con caras de preocupación.

—Y bien, dime que sucedió Sensei —Preguntó el Yondaime sentándose en su escritorio.

El peliblanco dio un profundo suspiro.— La profecía a cambiado, Minato.

Minato abrió enormes sus ojos, lleno de ofuscación. Naruto podía sentir sus sentimientos: Miedo, dolor, y las más fuerte de todas, preocupación.— ¿Qué es lo que dice ahora?

El Sannin afirmó su voz y dijo con voz solemne:—

"De la Oscuridad el Mundo ha de Cuidarse

Viejos Males se Levantarán, Uniéndose a Nuevos Objetivos

Ojo en la Luna, Muertos que se Levantan, El Ancestro

y una Unión para Confrontarlos

Involucrados en Esto se Verán Tres

Uno Cargando con las Penas del Mundo, y con un Alma que no le Pertenece

Otro que Abrumado por el Odio y la Sangre Derramada, Verá en la Luz una Esperanza Difusa

y Aquel que los Unirá, El que Resolverá los Viejos Conflictos.

Juntos, la Salvación habrán de Traer,

o Ante la Oscuridad Caer"

—¿Qué piensas, Minato? Esta profecía es muy compleja, pero creo entender una o dos cosas de ella. —Comentó Jiraiya con la mano en su mentón.

El rubio asintió.— Si, es cierto. Hablaremos esto con el Consejo para llegar a una decisión razonable. Espero y ellos tengan alguna idea de lo que significa.

El no entendía muy bien de qué se trataba esa profecía, pero desde entonces la preocupación de sus padres crecía, y con ello también crecía el dolor que le causaban a su hijo. Además, esa profecía lo motivó a superar sus límites. No solo por el, sino para que sus padres dejaran de angustiarse y pudieran volver a ser una familia.

Con ese sentimiento en su corazón, a los seis años comenzó a entrenar con su abuela Tsunade, ya que sus padres esperaban que el Chakra Médico pudiera aunque sea ayudarlo a aliviar el dolor que le provocaban las emociones de los demás. Su progreso fue acelerado, y cuando cumplió ocho, ya había dominado los principios básicos del Iryō Ninjutsu.

A los nueve intentó hacer contacto con la bestia en su interior, sin tener éxito alguno. Tal vez era la falta de chakra u otra razón externa, pero cuando se concentraba en su sello y entraba a lo más recóndito de su conciencia, solo había una enorme puerta cerrada con sellos.

El rubio suspiró y se levantó. Hoy era un dia especial, o al menos debería serlo. Era su cumpleaños, el cual irónicamente compartía con sus hermanos, y eso no ayudaba. Comenzó a bajar la colina, mientras pensaba en ellos.

Desde que tenía memoria, ellos lo habían molestado por no tener un chakra enorme como el de ellos, o por ser apartado del resto. Eso había aumentado su ego hasta los límites de la sanidad, llenando sus corazones de orgullo y fomentando que siguieran fortaleciéndose con arrogancia. Era también por ello que se había esforzado en superar sus límites, para poder igualarlos.

Entrenaba hasta que desfallecía, estudiaba hasta el cansancio, y rebuscaba en lo profundo de la biblioteca algo que le diera lo que anhelaba: Una oportunidad, algo que le permitiera salir de la oscuridad.

Sin darse cuenta, ya había llegado a su hogar: Una gran residencia de tamaño semejante a la de los Hyūga, con un patio amplio que se encontraba lleno de invitados. Gente que había sido invitada a conocer, o simplemente a celebrar el cumpleaños de sus hermanos. Naruto no era tan famoso como ellos, y por su habilidad y condición, a los pocos que sabían de su existencia se les aconsejaba no acercarse a el.

Hermosas luces flotantes adornaban la celebración, titilando como estrellas de colores variados. El rubio sonrió casi inconscientemente, esas fiestas siempre eran hermosas, aunque no fuesen solo para el.

Subió hasta su habitación, que era mucho más simple que la de sus hermanos, y se colocó sus mejores prendas. Una Yukata blanca con espirales naranjas adornando las mangas, un obi naranja, y un hakama blanco. Esas eran quizás unas de las pocas cosas que sus padres le habían regalado.

Ya en la fiesta, pudo distinguir a algunos de sus amigos, quienes al verlo también se acercaron.

—Felicidades, Naruto-kun —Comentó una niña de su edad con largo cabello rubio platinado y ojos aguamarina. Ella usaba un kimono violeta con adornos en forma de flor blancos. Al principio tenía una gran sonrisa, pero luego hizo una mueca de lamento.— ¿Hoy también?

El rubio asintió con pesadez, pero embozó una sonrisa. Ella, al igual que sus amigos, sabían de su situación. Podía sentir la rabia que les daba el cómo lo trataba su familia, como un leve escozor en la piel.— No te preocupes, Ino-chan. No me importa. Además, ¡Me alegra verlos a todos aquí´Ttebayo!

Unos de sus pocos amigos eran los Herederos de los Clanes de Konoha, bueno, unos de ellos. Los que estaban allí eran el nuevo trío Ino-Shika-Cho, Yamanaka Ino, Nara Shikamaru y Akimichi Choji; y el hijo de la líder del Clan Inuzuka, Inuzuka Kiba y su perro Akamaru.

—Esos dos ya deberían darse cuenta de tu existencia —Dijo Shikamaru viendo el cielo con aburrimiento, vistiendo un soso kimono negro. Sus sentimientos siempre eran monótonos, pero por lo menos concisos. Era de lejos la persona que menos le costaba comprender lo que sentía.

Kiba chasqueó la lengua. El usaba un sencillo kimono café sin ningún adorno.— Esos bastardos...¡Oh, cierto! Te trajimos algo.

De su espalda Ino sacó una elaborada caja de regalo, firmada por el grupo entero. Y dentro había...

—¡Yosh! ¡Ramen!

—J-jeje, sabía que te gustaría —Comentó Ino con una ceja temblando al ver como devoraba el Ramen como si fuera un lobo hambriento. Bueno, por lo menos era de edición limitada.— También es de parte de Teuchi-san y Ayame-san, así que no olvides darles gracias ¿Si?

—El "chom chomp" tiene un buen apetito. Eso es bueno —Comentó Choji comiendo una bolsa de frituras. El usaba un kimono rojizo con diversos adornos café y negro.

—Naruto. —Todos voltearon a ver. Era el Sandaime Hokage, quien con una sonrisa veía al joven protagonista. El resto se disperso, queriendo darle privacidad a su amigo. Todos sabían que de todos los amigos adultos de Naruto, el antiguo Hokage era tal vez el más importante.— Hoy es tu cumpleaños, ¿Verdad? Felicidades.

—¡Muchas gracias, Ossan!

El viejo soltó unas pocas risas y sacó un regalo de su espalda, con un curioso empapelado de babosas y sapos. Al instante supo de quiénes era el regalo.— Esto lo conseguimos mis estudiantes y yo, espero que te guste.

Dentro había un objeto curioso.

Era similar a un diapasón, hecho de un metal muy brillante y un poco más grande que un kunai. Adicional a eso, tenia un mango azul oscuro muy cómodo al tacto. En el pomo tenía una curiosa esfera redonda transparente, al tocarla pudo sentir un leve calor provenir de ella.

—Es un nuevo tipo de arma que los artesanos de Tsuchi no kuni estaban investigando. Jiraiya logró encontrar esta, y con ayuda de Tsunade, hicimos esto. La apodamos "Kirameki" (Centelleo). —Explicó el anciano con una leve sonrisa.— Intenta darle chakra al arma.

Naruto hizo lo pedido, concentrándose visiblemente. Con un "Shu" audible, una delgada y brillante hoja azul se había formado entre las dos barras de metal.

—El metal del que esta hecho absorbe, concentra y estimula el chakra que obtiene, creando una hoja delgada pero resistente. —Explicó viendo divertido como el rubio ondeaba de un lado a otro la hoja con los ojos brillantes.— Una vez aprendas a canalizar tu afinidad en ella, seguro obtendrás grandes resultados.

—¡Muchas gracias´Ttebayo, Ossan! Dale mis gracias al Ero-Sannin y a Oba-san. —Comentó el rubio, ansioso de entrenar con su nueva arma. Estaba a punto de preguntarle al viejo sobre consejos para usarla cuando...

—¡Ehhh...Naruto! —El grito llamó la atención del rubio, quien volteo con curiosidad. Esa curiosidad se convirtió en felicidad cuando vio quien era, o mejor dicho, quiénes eran.

—¡Oye Naruto! ¡Estoy a punto de despertar el Sharingan! —Dijo Sasuke, vestido con una Yukata negra con el símbolo Uchiha en el pecho. La familia Uchiha era otro de sus amigos, ellos sabían de su situación y el cómo lo trataban. El pelinegro le agradaba, aunque fuera un poco egocéntrico.

—Eso dijiste hace un mes, y el anterior, y el anterior a ese sabes —Dijo el rubio con cara de palo.

—Así es, eso significa que pronto lo haré —Dijo riendo con aires de grandeza. Tal vez pensaba que mientras más veces lo dijera, más rápido se cumpliría.

Una chica de su misma edad, muy parecida al pelinegro, suspiró pesadamente.— Sasuke-nii, ya deberías dejar de decir. ¿Eres una grabadora?

Ella era su hermana gemela, Satsuki. Con un largo cabello azabache atado en una cola alta, y unos hermosos ojos como piedra volcánica, tenia un rostro mucho más expresivo que el de sus hermanos.

—¡Callate! Solo estas celosa porque el poder Uchiha despertará en mi interior y me convertiré en el ninja más fuerte de la familia. ¡Más fuerte que Madara e Izuna! —Proclamó el azabache con aires de grandeza, comenzando así una divertida discusión con su hermana. Naruto solo sonrió nerviosamente, cuando se ponían así, solo una persona podía detenerlos, y esa era...

—Sasuke, Satsuki, suficiente —Exclamó el mayor de los tres, Itachi, con un rostro falto de sentimientos. Luego suspiró y les dio la espalda, para decir algo que normalmente no diría.— Además, Sasuke, primero debes superarme para llegar al nivel de los Hermanos Uchiha, y aunque lo hicieras, nunca serás tan genial como yo.

Todos quedaron boquiabiertos con su declaración, aunque en cierta forma tenía razón. El estilo de Itachi era por mucho superior al de su hermano.

—Es cierto —Reconoció el azabache menor con un aura depresiva a su alrededor.

Debe ser duro para el aceptar eso —Pensó el rubio, sabiendo muy bien la cantidad de orgullo que Sasuke emanaba a diario.

—Oi oi, ¿Ya le dieron sus regalos a Naruto-chan? —Preguntó una hermosa y sonriente mujer de cabello azabache, ojos del mismo color, y una figura triunfadora pese a su edad. Ella era Mikoto, la madre del trío, y otro de los pocos adultos que se relacionaban con el rubio. Usaba un hermoso kimono celeste con mariposas blancas danzando por la tela.

—¡Oh! Casi lo olvido —Dijo la pequeña pelinegra abrazando a Naruto.

—Satsuki-chan ¿Q-que haces? —Preguntó nervioso. No sabia porque, pero últimamente se sentía extraño cuando ella estaba muy cerca. Ella se separo de él diciendo listo, y se dió cuenta de que sentía algo en su cuello. Cuando se fijó vio que era un collar, uno muy bien hecho, una cuerda con magatamas y el en centro un bonito dije en forma de espiral.

—¡Wow! ¡Muchas gracias Satsuki-chan! —Dijo devolviéndole el abrazo, sin darse cuenta que la pobre chica estaba como un tomate.— ¿Estas bien? —Preguntó cuando se dio cuenta, sin ver como Mikoto reía suavemente murmurando "el amor joven...Fufufu".

—Si, si, lo estoy —Dijo desviando la mirada y juntando sus manos, haciendo pensar al rubio que era una especie de enfermedad o algo así.

—Esto es de mi parte —Dijo Itachi sacando un rollo de tela cubierto por sellos negros. Al tocarla, envolvieron el brazo izquierdo del rubio.— Es algo en lo que eh estado trabajando. Use Fūinjutsu para cubrir la tela. Si atrapas algo con ella, lo cubrirá con un patrón de sellos maldito que restringirá sus movimientos.

—Sugee —Comentó el rubio viendo como la tela ondulaba un poco en su brazo. Ya se le ocurrían unas formas de usarla.— ¡Muchas gracias, Itachi!

—Jeje, no es nada. —El pelinegro acarició la cabeza del pequeño rubio con una media sonrisa.

—Es tu turno Sasuke-chan ¿Y tu regalo? —Preguntó Mikoto con una sonrisa.

—¿Mi regalo? ¿El regalo de Naruto? ¿El de su cumpleaños? ¿A ese regalo te refieres? —Dijo Sasuke con clara preocupación en su cara mientras escondía algo detrás de su espalda. Su madre asintió sin dejar esa sonrisa, cubierta de un aura intimidante.

—Oh claro —Dijo Sasuke buscando entre sus bolsas.— Oh rayos, parece que lo olvide en casa, ¡Enseguida vuelvo! —Dijo antes de salir pitando de allí, tan rápido que le parecía extraño.

—Bien, mi turno —Dijo Mikoto acercándose a el, antes de ser interrumpida.

—Todos, ¿Me pueden prestar su atención por favor? —Exclamó su padre parado sobre una pequeña tarima, todos voltearon a verlo. A su lado estaban parados sus hermanos y su madre.— Quisiera dar un importante anuncio, aprovechando que están aquí reunidos. Quiero decir que finalmente hoy quiero declarar quien de mis hijos será el cabeza del clan Namikaze, será mi querido hijo Menma.

Todos aplaudieron con gran emoción, pero el rubio estaba más que destrozado. Su corazón estaba hecho pedazos, hasta el punto en que sus propias emociones comenzaron a lastimarlo.

—¿Estas bien, Naruto? —Preguntó Mikoto preocupada, al ver como el rubio comenzaba a hiperventilarse. El podía sentir su dolor, su rabia, y su preocupación por el. También podía sentir emociones similares en Hiruzen e Itachi.

En casos en los que hay múltiples herederos para el puesto de Líder de Clan, usualmente es el mayor el que recibe el título. También se podía competir por el, siendo el más fuerte el ganador.

Pero en este caso, ellos decidieron obviar esas dos reglas y dejarlo a el solamente con el castigo por perder: Destierro. Era eso, o ser reducido a un simple esclavo.

—He de decir, que me siento muy orgulloso del progreso de mi hijo. Sus habilidades son por encima del promedio, y es por ello que le pedí a mi sensei, el Gama Sennin, que lo entrenara. —Hizo una pausa y sonrió.— Creo que es adecuado decir, que es digno de ser candidato a ser el próximo Hokage de la aldea.

En ese momento, algo dentro del rubio se rompió en miles de trozos.

No solo lo que le correspondía por derecho, sino también sus sueños y esperanzas. Había llegado a su límite.

—¡No estoy de acuerdo! —Gritó con fuerza, alcanzando los oídos de todos. Sus padres lo vieron con sorpresa, como si no supieran que el también vivía en la casa o que también era su cumpleaños. Eso, junto a sus sentimientos de confusión, aunaron a la furia que tanto tiempo llevaba cociéndose en su interior.

—¿N-Naruto? —Dijo su padre, todos lo miraban

Caminó hasta frente a la tarima, donde se había abierto un gran circulo. Apretó con fuerzas su arma, y gritó:—¡Menma! ¡Ejerzo mi derecho de defender mi titulo como cabeza de la familia!

—Espera Naruto déjame...—Trato de hablar su padre para ser interrumpido. De todas formas el rubio no tenía pensado escucharle.

—¡Por supuesto Aniki! ¡Veamos quien es mejor! —dijo Menma saltando de la tarima con una sonrisa desafiante.

Ambos eran muy parecidos, solo se diferenciaban en que Menma tenía el pelo rojo y los ojos violeta como los de su madre, y en las tres marcas en su mejilla que mostraban su estatus como recipiente del poder de Kyūbi. El usaba una elaborada Yukata blanca con el símbolo de Uzumaki en el pecho, y con detalles dorados como hojas.

—¡Vamos Menma-sama! —Dijo un invitado.
—¡Muéstrenos su poder! —Dijo otro.

Básicamente Menma era el favorito, ni siquiera sus padres apoyaban a Naruto, aunque suponía que era por el hecho de que saben que no le han enseñado nada y que Menma es un chico talentoso, eso lo deprimía.

—¡Vamos Naruto-kun! —Un grito lo hizo salir de sus pensamientos. Era Satsuki, apoyándolo. A su voz se le sumaron las de sus amigos herederos, llenándolo de sus emociones confiadas.

Podía ver a un lado de ella a Mikoto, quien mirando a su hija volvió a poner su mirada en mi, junto sus manos al rededor de su boca como un megáfono y grito.

—¡Adelante Naruto-chan! ¡Demuestra de lo que eres capaz! —Grito Mikoto también, todos la vieron, en especial Kushina que parecía sorprendida. Desde hace tiempo que la amistad de ella y Mikoto estaba muy mal, pero no esperaba que ella hiciera eso.

—¡Tu puedes Naruto! —dijo Itachi en voz alta, aunque sin cambiar su expresión seria, eso sorprendió a todos. Itachi sabía lo duro que el entrenaba, rayos, incluso le había pedido ayudarlo. Pero Naruto se negó, argumentando de que quería hacerlo solo. Eso aunó a que Itachi lo apoyara lo más que pudiera.

—¡Oigan! —Dijo Miaka llegando a un lado de Menma. Ella también era parecida a sus hermanos, con el pelo rubio brillante con mechas rojizas peinado en dos coletas y ojos azules como los de Naruto, con el añadido de sus marcas faciales. Ella usaba un kimono similar al de Menma, junto a un dije en forma de espiral.— Yo también quiero participar —Dijo ella y como si fuera poco sus padres se lo permitieron, era como si pusiesen a dos leones a luchar contra un solo gladiador.

—Vamos a aplastarte Aniki —dijo Menma confiado chocando sus puños con los de su hermana.

Naruto solo apretó el mango de su arma y se preparó. Esa sería una batalla difícil, tal vez demasiado. Pero no retrocedería, ¡Jamás!

Sabía que Menma y Miaka podían utilizar jutsus y controlaban mejor su chakra, tenía todo en contra, pero tenia un plan.

Finalmente Menma fue el primero en avanzar, corriendo hacia el rubio dispuesto a acabar todo con un golpe.

—¡Esto se acaba aquí, Aniki!

Ahora no, ahora no, ¡Ahora! ¡JYAAHHH! —Antes que Menma pudiera golpear, atrapó su brazo con una llave.— Tal vez no sea tan bueno como el, pero lo he visto entrenar ¡Sé que va hacer antes de que lo haga!

¡¿Q-Qué...qué demonios?! ¡¿Leyó mis movimientos!?

—Toma...¡Esto! —Giro y lo estampó contra el suelo con fuerza, como si un martillo hubiese sido lanzado.

—¡Gah! —El aire salió de los pulmones de Menma. El rubio se apartó, viendo fijamente al pelirrojo.

—Sensei ¿No se supone que Naruto no había sido entrenado? —Pregunto Kakashi llegando al lado del Hokage.

—No... Yo estoy igual de impresionado —Dijo Minato claramente sorprendido.— Tal vez su fuerza no sea la misma, pero en caso de técnica...Creo que él gana...

Ambos comenzaron a intercambiar golpes con gran velocidad, haciendo zumbar el aire. El rubio esquivaba cada golpe, y contraatacaba con gran inteligencia.

—¡Deja que te golpee! —Grito Menma lleno de rabia lanzando un golpe fuerte con su derecha. Pero su golpe fue esquivado por el rubio, quién se aferró con fuerza al brazo de su hermano.

—¡Toma esto! —Le dio un potente codazo en el rostro que lo mandó a volar, sorprendiendo a la audiencia.

Menma se levantó, limpiando su sangre y viendo con seriedad al rubio.—Vaya, vaya, parece que tienes buenos instintos Aniki, si papá y mamá te hubiesen entrenado conmigo y Miaka seguramente tu taijutsu nos superaría por mucho. —Apretó sus puños y sonrió, antes de comenzar a hacer sellos de mano.— Pero en lo que a Ninjutsu se refiere, sigo siendo mejor, ¡Futon: Renkūdan! (Elemento Aire: Bala de Aire).

Y de la boca de Menma salió un disparo de aire comprimido que dio de lleno a Naruto arrojándolo en el aire hasta caer duramente en el suelo. El pelirrojo se dirigió hacia la tarima dando por terminada la pelea, Miaka estaba decepcionada de no tener que hacer nada, pero...

—¡Oye! —Dijo Naruto levantándose del suelo, su ropa estaba un poco rasgada del estomago pero en sí estaba bien. Poco a poco, sus heridas iban sanando, como muestra de lo que había ganado con contener el alma del zorro.- Aun no eh perdido. Recuerda...¡Yo también puedo regenerarme!

—Tsk —Menma chasqueó la lengua, había olvidado eso.

—Ya basta, Naruto. Eres bueno, pero no le podrás ganar a Menma. —Dijo Minato intentado calmarlo.

—¡Callate! —Grito, sorprendiendo a su padre.— Puedo sentir que no estás preocupado por mi...¡Así que callate! Les mostraré a todos que puedo hacerlo´Ttebayo.

—De acuerdo Aniki, adelante —Dijo Menma volviendo al patio.— Hagamos esto, dejare que me des con lo mejor que tengas, haber cuanto daño me haces. Miaka, no hagas nada —Menma estiro los brazos y se quedo estático, su hermana mofo por nuevamente no poder atacar.— No te contengas, sabes que yo soy igual que tú.

—Solo no te arrepientas —Dijo Naruto poniéndose en posición, todos sabían que Naruto no podía hacer jutsus, pero nunca se esperaron lo que el chico haría, separo ligeramente las piernas y dijo.— ¡Kaimon! (Puerta de la Apertura).

El suelo a sus pies se agrietó, sorprendiendo a todos. Alzó su puño derecho, y este se cubrió de una ardiente aura azulada.

—Esto es todo lo que tengo...¡Ikkotsu! (Hueso Único)

Se movió a una velocidad imposible para un joven de su edad, y conectó un único golpe en la cara de Menma que cimbró la casa entera.

Vidrios se rompieron, y todos fueron empujados por el viento que produjo.

¡CRACK!

Naruto pudo sentir como tanto el rostro de su hermano, como su propio brazo, cedían ante la fuerza del golpe. Pero no se detuvo.— ¡HYAAAAAA!

Siguió el impulso y lo clavó en el suelo, lanzando humo y escombros por doquier.

Naruto retrocedió tomando su brazo herido, y viendo el cráter que había hecho.— Este es mi poder, Baka. Duele, pero es menos cansado que la última vez...

Todos estaban con las bocas abiertas, Naruto había usado un Kinjutsu clase S teniendo tan solo 10 años de edad...¡Y sobrevivido a el!

—Gai, ¿Acaso tu? —Pregunto Kakashi.

—Se lo que piensas Kakashi, pero en ningún eh entrenado a ese chico —Respondió Gai con seriedad.— Además, el uso la primera puerta de forma distinta. En vez de dispersar la fuerza en todo su cuerpo, la concentró en sus piernas y especialmente en su brazo. Eso, junto a una concentración de chakra ummm—Se cruzó de brazos.— Un impacto fuerte y único destinado a acabar con todo de una vez, sin dudas el nombre le queda a ese jutsu.

—Pero...¿Ese control no significa que la ha usado antes? —Los dos quedaron en silencio ante esa duda. El no sería capaz de...

—¡Naruto-kun! —Dijo Satsuki mientras se abalanzaba sobre el rubio para abrazarlo, pero fue detenida por la mirada seria de Naruto.— Qué pasa...

—¡Katon: Endan no Jutsu! (Elemento Fuego: Jutsu Bala de Fuego). —Una bola de fuego del tamaño de una sandía voló de entre los escombros, seguida de otras tres.

El rubio apartó a Satsuki, y se concentró fuertemente en su arma Kirameki. Al instante, una hoja azul se formó sorprendiendo a todos. Era extraño, pero se sentía agradable entre sus manos.

—¡HYAH! —Con tres golpes de kendo, las bolas de fuego fueron cortadas y desaparecieron.

¡FRUM!

La hoja se cubrió de llamas, sorprendiendo a todos. Al parecer, también absorbía chakra de lo que cortaba. Ondeó la hoja lanzando una delgada pero rápida línea de fuego, que casi golpea a Menma de no ser por Miaka, quien la destruyó con otra bola de fuego.

—¿Estas bien, Menma-Nii? —Pregunto Miaka apartando su mano derecha de sus labios y mirando a donde yacía su hermano levantándose del cráter.

—Genial —dijo Menma mientras se limpiaba la sangre de su boca y acomodaba su nariz. Aun así, sangre le salia de esta y de su boca, como muestra de la fuerza del golpe.— Oi oi, Ese ataque en serio me dolió Aniki, casi me rompes el cráneo. Y pensar que tendrías un as bajo la manga —Los ojos de Menma cambiaron de violeta a ser rojos con la pupila rasgada, sus colmillos también se alargaron.— Supongo que sabes que mi regeneración es más fuerte.

Ahora Menma era el centro de atención, mucha gente le aplaudía, entre ellos Minato y Kushina, debían darle crédito, debe ser el primer Jinchūriki en lograr esa clase de control a esa edad, la forma en la que lo elogiaban, rápidamente olvidaron lo que hizo Naruto.

—Adelante, Aniki, ¿Eso es todo? —Hizo un gesto con la mano.— Ven, no te detengas, ¿O tienes miedo? Dame más de esa ira, para mostrarte mi superioridad.

El rubio apretó los dientes, y se puso en posición de nuevo.

¡Piensa, piensa, piensa! Usar el Kaimon de nuevo no va a servir, solo me haré más daño —Apretó a Kirameki en sus manos. Estas temblaban, pero se forzó a calmarse. Debía usar todos sus recursos.— Tampoco puedo usar mi arma, no sé bien como usarla.

Suspiró y alzó su pierna.— Ahora...¡Ikkotsu!

Naruto volvió a correr contra él a la misma velocidad que antes, pero el resultado fue diferente. Cuando trato de golpear a Menma en la cara este lo detuvo con su mano, la mano y pie de ambos temblaban por la fuerza que aplicaban, una gota de sudor bajaba por la sien de Naruto. El suelo detrás de ellos estalló y se agrieto, como muestra del poder de ambos.

—¿Esto...es...todo?!

—Claro...que...¡No! —Su otra pierna ascendió y golpeó el costado de Menma como un meteoro, desestabilizándolo por unos segundos. El rubio aprovechó y giró para dar otra patada, lanzando a Menma al suelo.

Retrocedió, sintiendo como sus piernas comenzaban a curarse. El sudor corría por su sien al ver que su hermano se levantaba agarrando su costado.

—¿Nervioso? —Masculló Menma antes de moverse a gran velocidad y golpearlo en el estomago, sacándole el aire de los pulmones, Naruto quedo en el suelo tratando de respirar e inmediatamente Menma lo pateo arrojándolo a mas de tres metros de distancia, Naruto intentaba levantarse pero todo su cuerpo gritaba de dolor.

—Baka Nee-chan, su collar era mas genial que el que yo le iba a regalar, ¿Por que no me dijo antes que le regalaría uno? Habría tenido tiempo para conseguir otra cosa —Entonces se dio cuenta de que todos estaban conglomerados en el centro—¿Que esta pasando?

—Nii-san —Lo llamo Satsuki al verlo.

—¿Que sucede? —Pregunto Sasuke acercándose a su hermana. Al ver su rostro de preocupación, supo que algo no andaba bien.

—Naruto-kun y esos idiotas están peleando —Le respondió.

—¡¿Que?! —Dijo Sasuke volteando a ver a Menma, Miaka y a Naruto quien se encontraba con una rodilla en tierra, se notaba su respiración agitada. Al instante Sasuke quiso actuar.— ¡Naruto! ¡Voy a ayudarte! —Iba a correr hacia el, pero su madre lo detuvo.— ¿Que pasa Ka-san? Debo ayudar a Naruto.

—Lo siento Sasuke, pero este es un asunto del clan Namikaze, no podemos interferir —Dijo Mikoto con clara preocupación en su voz, ella estaba alegre cuando Naruto mostró su capacidad de combate, pero ahora que vio el poder de Menma, estaba claramente preocupada, Sasuke se sentía impotente por no poder ayudar a su amigo.

El rubio respiraba pesadamente. Le dolía todo el cuerpo, pero no podía detenerse. No ahora.

Ambos corrieron hacia el otro, chocando con fuerza sus puños. Los dos se movían a la misma velocidad, golpeando los nudillos del otro sin detenerse. Cada golpe resonaba como dos martillos.

—¡Oi, Aniki! —Gritó Miaka lanzándole bolas de aire. Naruto volvió a cortarlas, esta vez cubriendo su espada con viento. El rubio se movía veloz para regresar el fuego enemigo en forma de cortes de viento. Sus hermanos no se quedaban atrás, coordinándose para esquivar y bloquear sus ataques.

—¡Naruto es increíble! —Grito Sasuke con estrellas en los ojos al ver a su amigo pelear.— Yo debería poder hacer eso también —Pensó con envidia lo ultimo.

—Eso dije yo —Le dijo Satsuki asintiendo. Sin dudas era emocionante ver como Naruto se enfrentaba a sus hermanos, golpeando y cortando sin detenerse.

—Esto esta mal —Dijo Itachi entrecerrando sus ojos. Con su Sharingan, podía observar cada detalle de combate, y si decía que algo andaba mal, sin dudas era cierto.

—¿A que te refieres Aniki? —Pregunto Sasuke, en serio quería despertar su Sharingan para hacer eso.

—Naruto ha utilizado en dos ocasiones un Kinjutsu clase S, ha abierto una de las puertas internas, normalmente no habrían muchos problemas de no ser porque sigue siendo un niño y su cuerpo podría sufrir daños —Dijo Itachi.— Tal vez fue astuto, y minimizó su uso para dos impactos, pero de igual manera eso lo agotó.

Vio como el rubio respiraba con fuerza, al tiempo que rechazaba a Menma con un cabezazo. Era obvio que lo estaban presionando, aprovechando su regeneración y resistencia mayores para agotarlo.

Fue entonces que pudo ver como Naruko trazaba sellos, Naruto concentro su mirada en su hermana quien terminaba los sellos y lanzo un jutsu.

—¡Katon: Hōusenka no jutsu! —Dijo ella al momento de lanzar varias bolas de fuego que Naruto difícilmente pudo esquivar.

Creo que lo entendí —Repitió la secuencia de sellos a la perfección, sorprendiendo a todos, y puso su mano en su boca.— ¡Te lo regreso! ¡Katon: Hōusenka no jutsu! —De ella salieron disparadas varias bolas de fuego que dieron impacto de lleno en su hermana tumbándole al suelo, Naruto había caído de rodillas, hacer eso le costo mucho.

Eso no es suficiente —Repitió los sellos, y comenzó a trazar los de manera continua. Podía sentir como las llamas crecían y se agitaban dentro de su pecho queriendo escapar, pero no se detuvo.— Más...necesito Más...

—¿Qué pasa, Aniki? ¿Ya no te sirve el truco? —Se burló Menma con una sonrisa burlona.

Naruto solo sonrió.— ¡Katon: Saikyo Hōusenka no Jutsu: Saiko! (Elemento Fuego: Jutsu de Llamas del Fénix Más Fuerte).

De su boca salieron las mismas bolas de fuego que lanzó Miaka, pero las suyas eran mucho más grandes y brillantes.

Los hermanos intentaron esquivarlas sin éxito, pues también eran más rápidas. Ambos se levantaron furibundos y llenos de cenizas, las llamas fueron consumidas por la intensa aura rojiza que los cubría.

—Es hora de terminar con esto, Aniki —Declaró Menma creando en su mano el jutsu estrella de su padre, el Rasengan. Pese a que no estaba del todo completo, el tono violeta que tenía indicaba que el chakra del Kyūbi se estaba filtrando en este.— Miaka, no interfieras.

Naruto chasqueó la lengua y se aferró a su arma, alzándola sobre su hombro y preparándose para correr.— Kyūmon (Puerta del Descanso). —Un aura celeste lo cubrió, y sus músculos se tensaron. Todo su chakra fluyó hasta Kirameki, creando una hoja de gran tamaño. Escupió un poco de sangre, podía sentir como todo su cuerpo hervía de dolor, pero eso no lo detuvo en mostrar un rostro lleno de determinación.

—Si —Musitó Menma, con el pelo tapando sus ojos.— ¡Ven, Aniki! Sin importar lo que hagas...¡Te aplastaré contra el suelo!

—¡Naruto, Menma, ya basta! ¡Es suficiente! —Gritó Minato poniéndose en medio con preocupación.

El rubio soltó saltó sobre el, sin dignarse a verlo.— ¡No hables...como si te preocuparas por mi, Bastardo!

—¡HYAAHHHHH!

Ambos se lanzaron a una enorme velocidad, y chocaron con una fuerza atronadora. Chispas salían del roce entre ambos ataques, pero ninguno cedía. Un potente viento empujaba a todos.

—¡RAHHHH! —El rubio usaba toda su fuerza, empujando un poco a Menma. Pero poco a poco este lo iba superando, llenando a Naruto de frustración.— ¡No es suficiente! No trates de superarlo con fuerza solo...¡Separa...el aire!

Usando toda su fuerza, apartó el Rasengan de su hermano, sorprendiendo a todos. Y con mucha más fuerza que antes, golpeó el rostro de Menma destrozando su nariz y destruyendo parte del suelo a sus espaldas.

Pero Menma seguía sonriendo, con su cara deformada y el cuello ladeado.— ¡Ahora!

Su mano izquierda se alzó cubierta de poder rojizo y soltó un pesado golpe. El rubio gritó de dolor, siendo arrastrado por una mano hecha de chakra puro que lo estampó contra el muro.

Sus oídos zumbaban del dolor, y solo podía escuchar el latido de su corazón, su pecho dolía como el demonio. Era como si sus huesos estuviesen ardiendo, y todo su cuerpo siendo atacado por agujas. Pero antes...

Usando todo lo que le quedaba de fuerzas y voluntad, apuntó su arma hacia su hermano.— ¡Furasshu! (Destello) —Su espada se extendió y creció hasta el tamaño de una bestia, y atravesó el pecho de Menma. Tras eso, despareció.

Eso fue lo último que vio, pues sus ojos se nublaron. Solo escuchó gente gritar su nombre, y su hermano caer al suelo rodeado de su familia.