ML y compañía no me pertenece.

Gracias a Thomas por crear esta serie.

LA AMO.


La gata del miraculous del dragón.

Plagg y su queso.

Fan de Adrinette... ¿Qué mierda?


Adrien aun podía sentir la bofetada aunque ya habían pasado muchas horas. Marinette estaba cociendo mientras refunfuñaba por lo bajo algo sobre gatos pervertidos.

No sabía porque estaba comportándose así, él no era tan descarado. Se enorgullece de ser todo un caballero, y sin embargo, cuando vio un hilo sobresalir de uno de los cajones, su curiosidad felina no pudo resistirlo y termino abriendo el cajón solo para encontrar que era justo el cajón de ropa interior de Marinette.

Si, tenía que haberlo cerrado de inmediato, pero cuando sus ojos miraron tantos colores suaves y mucho encaje, se imaginó a Marinette vistiéndolos. Por poco mancha la ropa de sangre de una hemorragia por la sangre subiéndosele a la cabeza y bajando a zonas más íntimas.

Era un adolescente, tener las hormonas alborotadas era algo normal, pero jamás se había sentido como lo hacía desde que era un gato y había visto a Marinette en diferentes situaciones que siendo un humano (o medio gato, en todo caso) no habría logrado ver jamás.

A menos que ella quisiera… Pero esa era otra historia.

El estrés y las ocupaciones de ser un modelo adolescente no le permitían pensar en esas "cosas". Incluso le daba vergüenza, pero desde que era un felino, tenía deseos de lamer, morder y usar sus garras en ciertas áreas estratégicas del cuerpo de la hermosa franco-china.

UGH.

Adrien volvió a sonrojarse. Plagg llevaba haciendo sonidos de asco desde que él había visto el cajón prohibido debido a sus pensamientos. Y no podía decir que eran pensamientos inocentes.

Tenía 16 años, estaba por cumplir 17, y aun no había tenido su primera novia, nunca había besado a alguien fuera de la industria del modelaje y mucho menos había tenido sexo. Sabía lo esencial, era una cuestión de meter, sacar (—UGH. ¡CUANDO SALGA DE AQUÍ, MÁS TE VALE DARME KILOS Y KILOS DE MÍ QUESO! —) y mover. ¿Pero preparar a una chica para eso? Miró disimuladamente a Marinette, sintiendo los colores subirse a su rostro de solo imaginarla en una situación así con él.

Tenía que admitir que desde que supo que ella era LB, las cosas habían sido complicadas en su corazón y mente. Viéndola ahora, tan enfunfuñada y con las mejillas ruborizadas, un sentimiento cálido se instaló en su pecho.

Quería salir de esa forma, volver a la normalidad y cortejarla correctamente, sin tantos instintos y hormonas de por medio. Sin esa necesidad de morderla mientras la acariciaba o de…

QUE ESTO TERMINE PRONTO, NO LO SOPORTO.

Adrien resopló por lo bajo. Si se estaba pasando con sus pensamientos, pero vamos, era fastidioso tener a Plagg gritando en su mente sobre lo mucho que sufría o la cantidad de queso que debía buscar para él cuando todo eso terminará.

Volvió a mirar a Marinette a pesar del molesto sonido de la voz de Plagg. Ella era muy hermosa, con un cabello suave, ojos que resplandecían mientras hacía lo que le gustaba, mejillas ruborizadas cuando se emocionaba y esos labios de melocotón que lo tentaban.

Y su voz… Su voz provocaba cosas en él que ninguna otra chica podía.

Un golpe en la ventana los sobresalto a ambos, se miraron el uno al otro confundidos y luego voltearon a ver la ventana circular. Había una sombra ahí y Adrien no tardó mucho saber quien era.

Saltó hacia la ventana y la abrió, encontrando a la gatita blanca y fastidiosa.

—¡Eclair! — El grito no era de él.

Adrien volteó a ver a Marinette, ella se acercó rápidamente a la ventana y tomo a la gata entre sus brazos, acurrucándola entre su pecho mientras le daba mimos y mimos. Adrien estaba celoso, él quería estar en su pecho, sentir esos atributos y ser mimado.

Un momento.

—Me alegra mucho verte ¡Hace tiempo que no venías!

UN MOMENTO.

—Hola, Marinette.

Adrien abrió la boca, pero no pudo volver a cerrarla de la impresión.

Eclair lo miró divertida mientras meneaba su cola. Él parecía haber entrado en un estado de shock. Marinette y ella se miraron cómplices y luego rieron, dejando al gatito solo en su incredulidad. Ellas se reunieron con Tikki que revoloteaba mientras reía.

—¡Un segundo! ¡Alto ahí ustedes! —Adrien saltó y cayó frente a Marinette. Ella lo miró con una sonrisa coqueta y arqueó una ceja. Por un momento, Adrien olvido lo que iba a decir.

—Estorbas, chaton. —Dijo Eclair.

Adrien le dirigió una mirada fulminante que solo logro que la felina rodara los ojos.

—¿Alguien me explica qué pasa aquí?—Preguntó al final, cruzándose de brazos.

—Eclair es un dragón de hace millones de años —Dijo Tikki con mucho entusiasmo —Ella y el maestro Fu han estado cuidando los Miraculous y…

Adrien perdió el hilo de la conversación, no estaba entendiendo nada. —Un minuto ¿Dragón? ¿Cuidando los Miraculous? ¿¡Quien rayos es el maestro Fu?

Marinette sonrió alegremente —Es momento de que sepas todo, minou

..

.

Eclair, Adrien y Marinette, con una Tikki sentada en su cabeza, estaba en un círculo sentados en el diván. Marinette y Tikki tomaban té, Eclair comía unas galletas y Adrien solo las miraba a todas, esperando una explicación.

Los minutos pasaron y ninguna hablo, era un silencio bastante exasperante y el mal humor de Adrien estaba creciendo junto con el de Plagg.

¡¿Es que no piensan decir nada!?

—Yo que sé —Respondió él en voz alta. Ninguna de las chicas lo miro raro, simplemente lo ignoraron. —Creo que están esperando que pierda los estribos.

Las tres esbozaron sonrisas inocentes, pero Adrien no se lo tragó.

—Bueno, creo que es mucha tortura para el pobre —Habló Tikki por primera vez. —Si Plagg no le ha dicho nada, puede ser que no te recuerde.

Eclair asintió y sonrió. —No me sorprende, es la primera vez que las mentes del portador y su kwami se fusionan, la mente de Plagg debe ser un desastre ahora mismo.

¿Que va a saber ella? ¡Si supiera lo que he tenido que aguantar aquí!

—Cállate, Plagg —Adrien se sonrojo.

Eclair soltó una risita. —Bueno, al grano. Mi nombre es Eclair, o al menos es el nombre que me dieron hace tiempo. Soy un dragón del trueno y soy una de los guardianes de un Miraculous.

Adrien la miró confundida. —No eres un kwami.

Ella asintió —No lo soy. Mi verdadera forma es un dragón dorado y mi miraculous no tiene ni tendrá nunca un portador, está roto. —Ella señaló el collar en su cuello. Era una gargantilla. La gema que parecía un ojo de dragón tenía una profunda grieta en el medio que él no había notado antes. —Se rompió hace mucho tiempo, soy una defectuosa. —Sonrió —Por eso estoy al lado del maestro Fu protegiendo los miraculous que quedan, el círculo está completo, por lo que de todos modos no soy necesaria.

—Eclair nació casi con el sol —Dijo Tikki mientras la gata comía una galleta —Es más vieja que todos nosotros. La conocimos cuando teníamos al menos mil años en este mundo —Tikki le sonrió con cariño.

—Si, bueno… Realmente el miraculous que yo poseo no es parte del círculo de los kwamis. Verás niño, hace miles de años los humanos eran un desastre, habían demasiadas guerras y demasiada muerte. Las criaturas mágicas tuvimos que escondernos bajo tierra porque estábamos siendo afectados por la insensatez humana. No estoy segura como se crearon los miraculous, hace tantos años qué ocurrió que mi mente tiene recuerdos vagos pero… —Mordisqueo la galleta. — Se que un día las guerras cesaron y habían objetos mágicos siendo usados por humanos que trajeron la paz hasta que murieron. Y los miraculous... —Ella le sonrió —Quise ser parte de ese círculo, pero no era y no puedo ser un kwami, así que mi miraculous no funcionó. Esta joya está conectada a mi como lo están sus kwamis al anillo y a los aretes, pero no funcionará si un humano intenta usarla. Además está rota, eso es doblemente inútil.

Adrien asintió, bastante interesado en la historia. —Así que decidiste proteger los miraculous en lugar de ser uno.

Eclair suspiro —Más o menos. El maestro Fu es que el que se encarga de eso desde que el último guardián murió hace muchísimos años. —Ella sonrió —Él es quien los escogió a ustedes como portadores y hasta ahora ni yo me he decepcionado de su decisión. Era divertido verlos tratar de llamar la atención de sus alter-ego. —Ambos jóvenes se sonrojaron. —Pero aquí entre nosotros, me gusta el Adrinette.

—¡Eclair! —Gritó Marinette toda sonrojada. Adrien sonrió como un bobo.

—A mi me gusta ese nombre, M'lady —Sonrió coqueto, ella lo fulmino con la mirada, demasiado emocionada para hablar. Esa sonrisa iba a terminar por matarla.

—¡Bueno! El punto es que… cuando me enteré lo que el miraculous de la destrucción te hizo, salí a buscar agua sagrada en una montaña que solo las criaturas mágicas conocemos, pero cuando me la dieron, me advirtieron que no podrías usarla mientras estuvieras unido a Plagg —Ella rodó los ojos — En vez de decirme eso antes. Los otros portadores no duraban más de 24 horas con la transformación con una gota de esa agua, pero ustedes ya llevan mucho tiempo y eso me preocupa. A estas alturas deberían estar separados.

Adrien notó que Plagg no había dicho nada en todo el rato. Estaba muy silencioso. Aún podía sentirlo en su mente, pero solo eso.

—Entonces… —Adrien saco el frasquito que la gata le había dado —por eso me advertiste que no lo usara hasta que terminara el "ciclo"

—Cuando ambos se separen, estarán muriendo de dolor. Esa agua es milagrosa, de una de las aguas que se usaron para crear los aretes de Ladybug, pero así como milagrosa, es sumamente peligrosa para mortales, por lo que debes usar una gota para ti. Plagg sabrá la cantidad que debe usar cuando la tome.

Los padres de Marinette la llamaron para que bajara a cenar. El tiempo se había pasado casi volando.

—Yo ya debo irme —Eclair se levantó. —Marinette, dale de comer más a este chico a ver si con eso Plagg recupera energías. Incluso que coma lo que a él le gusta. —Eclair sonrió —¿Aun le gusta el camembert?

—¡¿Qué!?

¡Si, demonios!