Holas gente bella! Aquí el cap número seis. Muchísimas gracias por los comentarios, de verdad los aprecio un montón.

Capítulo 6: ¿Secuestrada?

-Hey tranquila Fibi, fue un accidente ¿cierto Fi?- dijo Marceline interponiéndose entre nosotras cuando la pelirroja se acercó lo suficiente. Esperen ¿Fibi? A decir verdad ese cabello me parece conocido...

-si fue un accidente quiero escucharlo de ella Marceline- dijo Fibi haciendo a un lado a Marcy para poder llegar hasta mí. Mi amiga pelinegra se encogió de hombros y me dio una mirada de: "lo siento amiga, lo intente". -¿y bien?- me dijo la pelirroja una vez que estuvo justo frente a mí, tuve que bajar un poco la cabeza para mirarla a los ojos. ¿Era quien yo creía que era? -¿en verdad no vas a disculparte?- me pregunto con los dientes apretados. Sentía que de un momento a otro la chica iba a estallar.

-¡Lo siento!- me apresure a decir cuando sentí que sus dedos se cerraban alrededor de la parte delantera de mi camiseta deportiva y me jalaba hacia abajo para quedar a su altura ¿¡cómo un cuerpo tan pequeño tenía tanta fuerza!? Involuntariamente solté un chillido cuando visualice con mi visión periférica como cerraba su puño libre para asestarme un golpe. ¡Pero si era mi primer día! ¿Ya estaba metida en una pelea? Y una que perdería sin duda.

-Un momento- dijo Fibi deteniendo su puño en el aire. Su mirada se había vuelto evaluadora mientras no despegaba la vista de mi rostro. Di un vistazo detrás de ella y pude ver como grumosa sostenía en alto una ¿rizadora de cabello? Justo encima de la cabeza de Fibi, siendo detenida por Marceline que sujetaba el otro extremo de la rizadora para evitar que la peli morada le zampara esa máquina por el cráneo a la pelirroja. Me encantan esas chicas.

-Espera un poco, creo que se va a poner interesante- escuche susurrar a Marceline.

-Conozco ese chillido de nena- dijo Fibi haciendo que volviera a centrar mi atención en ella ¿chillido de nena? -¿quién eres?- me pregunto recelosa.

-soy Fionna, la hermana de Finn. Tu eres Fibi, la novia de mi hermano ¿verdad?-

Vi como sus ojos pasaban de la duda a la incredulidad y luego al asombro para finalizar con una mirada cargada de arrepentimiento.

-OH DIOS ¡lo lamento tanto Fi!- exclamo la pelirroja con verdadera angustia -No tenía idea de que tu... fueras tú, no sabes cuánto lo siento, de verdad lo lamento...- siguió disculpándose Fibi pero a decir verdad ya no podía escuchar muy bien lo que decía debido a que su mano seguía apretando el cuello de mi camisa y me estaba empezando a hacer falta el oxígeno.

-Amm Fibi quizás Fi podría aceptar tus disculpas si dejaras de asfixiarla, la chica se está poniendo del color de cabello de grumosa- escuche decir a Marceline.

-¡Lo lamento!- volvió a disculparse Fibi mientras se apresuraba a dejarme libre y daba un paso atrás. Se sentía bien volver a sentir el aire en mis pulmones -¿estás bien?-

-Sí, estoy bien- dije cuando sentí que podía respirar normalmente. Fibi me miraba con, lo que a mí me parecía, sincera preocupación. En realidad era bastante linda cuando no estaba en plan "voy a partirte la madre".

-Esa fue una terrible primera impresión- me dijo dándome una pequeña sonrisa apenada.

-Ya me estoy acostumbrando a las extrañas primeras impresiones- dije devolviendo la sonrisa.

-Muy bien pausa y recapitulemos- dijo Marcy haciendo acto de presencia y caminando entre las dos con la rizadora de Grumosa en las manos, me recordaba a una profesora que le estaba dando un repaso de la clase a sus alumnos -Tú tienes un hermano- dijo señalándome con la máquina. Asentí con la cabeza -el cual casualmente es tu novio- dijo señalando a Fibi, ahora fue el turno de asentir de la pelirroja -y ninguna de las dos se conocía hasta el día de hoy- ambas asentimos -Wou... genial- dijo con una sonrisa relajada arrojando la rizadora despreocupadamente y sin razón aparente a alguna parte del gimnasio.

-¡Mi rizadora!- grito Grumosa corriendo detrás de su máquina.

-Eres idéntica a tu hermano- me dijo Fibi observándome de pies a cabeza.

-y tú te pareces a tu primo- aunque ella era una versión más pequeña y adorable.

-¿Conoces a mi primo?- pregunto Fibi confundida.

-Lo conocí hace algunos días en la casa de Finn-

-Por supuesto, mi primo siempre suele ir a la casa de Finn o a la de alguno de sus otros amigos, después de todo, todos viven en el mimo edificio-

-¿¡Espérame que!?- pregunte exaltada haciendo que Fibi se sobresaltara un poco por culpa de mi intensidad -¿¡Los cuatro viven juntos en el mismo edificio!?- si las cosas eran así, eso significaba que yo también tendría...

-Amm si, Finn... ¿no te lo dijo?. ¿Tu vivirás con el cierto? Eso significa que mi primo y sus amigos también serán tus vecinos- dijo Fibi con total naturalidad sin ser consiente del tumulto de emociones que despertaban en mi sus palabras. Yo. Vecina. De. Ellos -Oye hablando de Finn- dijo desviando su mirada a sus zapatos y rascándose nerviosamente el brazo -¿tú crees que podríamos omitir ciertas partes de lo que paso hoy?-

-Tranquila. Mis labios están sellados- dije imitando que cerraba mi boca con candado y arrojaba la llave.

-Gracias Fi- me dijo Fibi con un suspiro aliviado -En verdad eres la adoración de Finn, tanto me ha hablado de ti que ya siento que te conozco-.

-Ay Deos, lo lamento... Finn suele exagerar mucho las cosas- dije avergonzada ¿porque Finn tenía que aburrir a los demás con historias mías?

-Para nada. Siempre me gusto escuchar de ti, a Finn se le ilumina la mirada cada vez que te nombra, es verdaderamente tierno- dijo Fibi con ojos soñadores pensando en mi hermano.

Supe de inmediato que esta chica le tenía un profundo cariño a mi hermano. Pude deducir esto con solo mirarla a los ojos cuando pensaba en él, su mirada cobraba un brillo diferente. No me sentía para nada amenazada, como creí en un principio, es más me daba alegría saber que Finn se había conseguido una chica que lo quisiera de verdad. A pesar de que acababa de conocerla (y que en un principio planeaba hacerme papilla) podía ver a simple vista la pureza en su persona. Quizás me estaba adelantando demasiado pero estaba en mi naturaleza siempre ver lo mejor de las personas.

-¡Oye el almuerzo!- me grito Grumosa desde el otro extremo del gimnasio junto con Marcy al lado de las puertas de salida.

-¿vienes con nosotras?- le pregunte a Fibi.

-Tengo una competencia de básquet pronto por lo que debo quedarme practicando. Aunque gracias. Nos vemos más tarde- me dijo dándome una sonrisa de despedida y caminando de nuevo con su grupo.

Me despedí con un gesto de la mano y me reuní con Marcy y Grumosa.

-¿qué tal tú nueva cuñada?- me pregunto Marcy mientras caminábamos hacia la cafetería.

-Me agrada-

-sí, ella es linda-

-¿Linda? Casi le saca el relleno a la conejita- dijo Grumosa negando reprobatoriamente con la cabeza.

-y tu casi le vuelas la cabeza con una rizadora- contraataco Marcy divertida.

-Eso era en caso de emergencia- se excusó Grumosa -al menos hice más que tu- le acuso -tú la hubieras dejado morir- dijo señalándola.

-habría intervenido de ser necesario- dijo encogiéndose de hombros -te presento la cafetería- me dijo Marcy abriendo las puertas dobles para permitirme el paso.

La cafetería era exactamente como en las películas que solía ver en mis tardes libres allá en California. Varias mesas rojas alargadas estaban desplegadas por todo el lugar con sus respectivos asientos, del lado derecho se encontraba un mesón repleto de alimentos de toda clase, se me hizo la boca agua de solo observarlo, más adelante de este estaban varias mujeres encargadas de pesar la comida para determinar el precio. Los estudiantes estaban distribuidos por toda la cafetería, comiendo, hablando y riendo entre ellos. Era una visión que para muchos sería bastante corriente pero para mí era algo nuevo, ver tanta gente de mi edad reunida sin ningún otro motivo más que convivir entre ellos era algo no solía pasar mucho en mi hogar. Lo único que faltaba para que fuera como en mis películas era una gran pelea de comida...

-Yo te invito por ser el primer día- dijo Marcy colocándose delante de mí con una sonrisa -¿qué quieres comer?-

-¡No es necesario!- me apresure a decir más Marceline se limitó a rodar los ojos e insistirme con un gesto de sus manos para que me apresurara en contestar -de acuerdo amm...-

-¡Queremos dos hamburguesas con doble carne y soda de uva, de dieta para mí- susurro al final grumosa.

-¿Quien dijo algo de invitarte a ti?- dijo Marcy arqueando una ceja en dirección a la peli-morada.

-Oooh por favor Marcy-monstruo ya me acabe mi mesada de esta semana en productos para el cabello-dijo Grumosa haciendo pucheros.

-No es mi problema- dijo Marcy caminando en la dirección de la fila para escoger la comida -llévela a nuestra mesa-

-No regreses sin mi hamburguesa- dijo grumosa para luego tomarme del brazo y jalarme en dirección a una de las mesas.

A medida que nos adentrábamos pude notar que Grumosa me conducía a una mesa al final de la cafetería, ubicada en una esquina del lugar. Había varias personas sentadas allí. Apenas llegamos Grumosa se apresuró a quitarle una papa frita a uno de los chicos que estaban en la mesa y luego se sentó. Yo me quede de pie como una idiota ¿no tenía que presentarme Grumosa?

-Hola a ti también Grumosa- dijo el chico al que le acaban de robar una papa.

-Sí, sí, hola- dijo la peli-morada devorando lo que tenía otra chica de la mesa.

-Me disculpo por ella- dijo el chico de la papa dándome una media sonrisa. Tenía piel blanca y cabello negro y lacio, portaba unos lentes que le daban un aspecto astuto e intelectual -¿tú eres...?-

-Es la coejita, es ueva- dijo grumosa con la boca llena haciendo que no se entendiera gran parte de lo que dijo.

-Me llamo Fi, soy nueva- dije presentándome por mi cuenta tratando de que no se notaran mis nervios.

-Es un gusto Fi- dijo el chico de gafas levantándose para estrechar mi mano. Era bastante alto -soy Simon- su apretón era suave pero firme.

-Soy Bmo- dijo un chico con unos grandes auriculares azul eléctrico y una consola de video juegos en sus manos -un placer- dijo sin despegar la vista de su juego.

-Daniel- dijo un chico con un aspecto bastante delicado colándose de pie para darme un gentil beso en la mejilla. Inevitablemente me sonroje.

-Deja de ser tan raro Abracadaniel, la vas a espantar- dijo grumosa que en algún momento convirtió la mesa en su centro de belleza personal, en estos momentos se encontraba aplicándose delineador.

-Si paso más de cinco minutos contigo sin salir corriendo significa que es una chica fuerte- dijo el chico que tenía un relativamente largo cabello castaño el cual le llegaba a los hombros -y no me digas así- dijo frunciendo el ceño y moviendo el brazo de Grumosa para que a esta le quedara una larga mancha negra sobre el ojo.

Pffff ¡parecía un mapache! Aunque debido a la expresión de grumosa no creo que sea lo mejor reírme en estos momentos.

-No otra vez- suspiro Simon alejando premeditadamente sus libros de la mesa.

-¿¡Que putas te pasa mariquita!?- grito grumosa colándose de pie.

-Eso fue tu culpa- dijo Daniel más se escondió un poco detrás de mi intimidado sin duda.

Sin más grumosa tomo una gran porción de lo que parecía algún tipo de puré y lo lanzo directo al chico que trataba de esconderse detrás de mí, más el tiempo no fue suficiente y la mayor parte de su cara termino manchada. Incluso yo quede un poco salpicada. Daniel soltó un chillido bastante agudo y salió de su escondite para hacerle frente a Grumosa.

-¡Esa me las pagas ciruela! ¡Ahora sucumbirás ante el poder del maestro de las llamas obscuras!- dijo el chico haciendo poses muy parecidas a la de los Power Rangers. Luego de su acto procedió a vaciar el contenido de su bebida encima de Grumosa.

¿Quién lo diría? ¡Si estaba presenciando una verdadera pelea de cafetería! ¿Soy una mala persona por estar tan emocionada por algo así? Eche un vistazo alrededor y algunas personas tenían su atención puesta en nuestra mesa, más la mayoría seguía en lo suyo sin preocuparse de lo más mínimo de la confrontación que ocurría delante de nosotros.

-Lo siento, suelen hacer esto varias veces al día- dijo Simon negando con la cabeza.

Bmo se encontraba grabando todo con una Tablet que había sacado de su mochila.

-Chicos no peleen- dijo la chica que aún no se había presentado. Era bastante pequeña y tenía un corto cabello rubio cenizo.- ¡oh! umm bienvenida Fi, soy Tronquitos- dijo con una sonrisa bastante dulce tratando de inmovilizar a Grumosa -si se detienen les preparo un pie de manzana-

-Está bien- dijeron ambos al unísono abandonando su guerrilla y tomando asiento de nuevo. Eso fue rápido. Aunque igual ambos terminaron bastante sucios.

-¿Otra pelea?- pregunto Marceline apareciendo de repente y sentándose en la mesa.

-sip- dijo Simón mientras ojeaba un grueso libro azul.

-¿porque no te sientas Fi?- me pregunto Marcy.

No me había percatado de que aún estaba en pie por lo que me senté rápidamente al lado de Marcy que deslizo una hamburguesa y una bebida en mi dirección.

-¿Y la mía?- pregunto Grumosa.

-La compre, pero me dio hambre de camino hacia aquí, lo siento- dijo la peli-negra encogiéndose de hombros -además a mí me parece que ya comiste suficiente-

-Como sea- se enfurruño Grumosa malhumorada.

AVYAVTAVTAVTAVTAVTAVTAVT

Luego del almuerzo tuve dos clases más y oficialmente daba por concluido mi primer día de clases. Fue bastante divertido y los amigos de Marceline y Grumosa me parecieron muy agradables, las clases están bien, debo agregar que la mayoría de los temas vistos hoy ya los había estudiado con anterioridad gracias a mi institutriz, aunque igual los escuche con atención.

Me encontraba en el patio trasero marcándole a mi hermano para que viniera a recogerme, pero me era difícil escuchar siquiera el repique del celular debido al gran alboroto que había en el patio ¿qué rayos pasaba? Solo podía ver un montón de cuerpos reunidos alrededor del algo, la mayoría eran chicas. Me daba algo de curiosidad pero dudaba mucho que pudiera pasar a través de ese mar de gente por lo que estaba por irme a un lugar más silencioso cuando escuche un grito.

-¡Oye Fi!-

Me gire de inmediato y observe como esa masa de cuerpos se habría para darle paso a una persona.

Esa persona era Marshall.

El teléfono se quedó guindando en mi mano floja mientras me quedaba absolutamente quieta. ¿¡Ahora que carajos estaba pasando!? ¿¡Qué demonios estaba haciendo Marshall en mi escuela!?

-¡Fi! ¿Qué esperas?- dijo el pelinegro al notar que no me movía de mi sitio.

El también se había detenido y tenía una mueca de impaciencia en sus labios. Ese día portaba unos lentes de sol obscuros y una chamarra de cuero negra que lo hacían lucir de una manera que no debería ser legal. Vi como arqueaba una ceja y me hacía un gesto con su dedo índice para que me moviera. Juro que escuche como la mitad de la población femenina suspiraba mientras a la otra mitad se le caía la saliva, yo incluida. ¿Porque era tan endemoniadamente guapo?

Con pasos torpes comencé a caminar sintiéndome observada por todos los presentes, solo rogaba que no me tropezara y terminara hecha mierda en el asfalto. No me había detenido por completo cuando Marshall de una sola zancada llego a mi lado y coloco un brazo sobre mis hombros cómodamente sin decir una palabra. Ese contacto de alguna manera logro embriagarme, desprendía un olor a cuero y colonia de hombre totalmente irresistible. Tan embelesada estaba que no me di cuenta cuando comenzó a dirigirme entre la multitud hacia un mercedes negro estacionado en el lugar.

Momento Wou, ese si era un auto... ¡no! Fionna! Debes preguntarle que rayos está haciendo aquí.

-Marshall ¿qué haces?- pregunte al momento que llegábamos frente al auto y Marshall abría la puerta del copiloto para que entrara. Era tan magnifico por dentro como lo era por fuera.

-Entra- me dijo con una sonrisa torcida mostrándome sus perfectos dientes blancos un poco afilados en los colmillos.

Inexplicablemente un escalofrió me recorrió el cuerpo. Sentía que me estaba metiendo en la boca del lobo.

-Pero... no comprendo. Se supone que Finn debía venir a buscarme-

-Todo está bien Fi, solo entra- dijo quitándose las gafas y mirándome directamente con esos ojos verde intenso e inclinándose para que su rostro quedara a la altura del mío.

Las piernas me flaquearon por lo que no tuve más opción que sentarme en el asiento que Marshall me ofrecía. Aguántenme las carnes... ¿qué estaba haciendo? ¿Enserio me subí al auto de un chico que apenas conozco? ¡Podía matarme o violarme! Bueno, esa última opción no se escuchaba tan mal... ¡no Fionna! ¡Concéntrate! Aunque es uno de los mejores amigos de Finn, dudaba mucho que me hiciera algún daño, pero entonces ¿que era esa aura de peligro que siempre parecía tener a su alrededor? ¿Porque aún no me había contestado que hacia allí?

No supe en que momento Marshall llego al asiento del piloto y prendió el auto, el cual soltó un ronroneo suave. En menos de un minuto ya estábamos en plena avenida. Y el chico seguía sin soltar una sola palabra.

-Ejem... Marshall ¿vas a decirme a que se debe todo esto?-

-solo fui a recogerte a la escuela- me dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

-Umm se supone que ese es el trabajo de Finn ¿fue él el que te pidió el favor?- era la única respuesta que se me ocurría.

-Si exacto. Eso fue exactamente lo que paso- me dijo con una sonrisa sin despegar la vista del camino. Eso sonó a un: si exacto, invéntate la excusa con la que estés más a gusto. Me di cuenta de que no íbamos en dirección al edificio.

-Marshall, este no es el camino- dije poniéndome cada vez más nerviosa. De pronto mi teléfono empezó a sonar. Conteste de inmediato sin ver el número con las manos temblorosas. -¿ho-hola?-

-¡Fionna! ¿¡Donde carajos estas!?- me grito la voz de Finn desde el otro lado de la línea.

Oh mierda...

-Yo creí que le habías dicho a Marshall que...- no pude terminar de hablar ya que el teléfono fue arrancado de mis manos.- ¿Marshall?-

-Solo relájate muñeca- me dijo sin borrar esa sonrisa de sus labios y pisando fuerte el acelerador.

AVTAVTAVTAVTAVTAVTAVTA

NOTAS FINALES: muchísimas gracias por los comentarios, favoritos y alertas. En verdad significan mucho para mi 3. Un beso y nos leemos pronto! No se olviden de comentar que les pareció!