Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Pendleton Ward

La historia contiene lenguaje vulgar y lemon en próximos capítulos, además de algunas insinuaciones Yuri o yaoi.

Ojala les guste

Título: ¡Esto es guerra!

Edades:

Fionna: 16

Finn: 19

Marshall: 21

Gumball: 23

Flama: 25

Capítulo 1: nuevo comienzo y encuentros accidentales

Fiona PDV

-¡miau!-

-¡shuu! Cake, nos van a descubrir-

De manera sigilosa saco una pequeña caja que se encontraba en el bolso sobre mis piernas y extraigo de ella una galletita de sabor a atún en forma de pez.

-anda, cómetela. Y más te vale estar quieta-

Como toda respuesta recibí un maullido satisfactorio. No era extraño que Cake obtuviera lo que quería.

-y en silencio- agregue rodando mis ojos.

Mire en todas direcciones en ese pequeño espacio por si alguien me había visto, afortunadamente todos parecían estar dormidos, incluso puedo jurar que más de uno babeaba, ¡Ugh! Pero no era extraño ya que eran aproximadamente la 1.30am, probablemente yo también estuviera dormida si no fuera porque a cierta compañera le daban antojos nocturnos, debo agregar que esa compañera es mi mascota y mejor amiga Cake.

Si por mi fuera la hubiera dejado con sus berrinches felinos y hubiera continuado mi satisfactorio sueño pero por desgracia si hay algo que Cake sabe hacer mejor que nadie son escándalos, y no podía permitir que hiciera uno precisamente en ese lugar. ¿Porque? Muy simple, estamos en un avión, en primera clase, camino hacia la casa de mi primo-hermano en Nueva York, y mi gata se encontraba de polisón en el bolso ubicado en el asiento a mi derecha, era crucial que no hiciera un berrinche, las letras en rojo brillante, pintadas con una elegante caligrafía que estaban esmaltadas en el techo justo encima de mi asiento me lo recordaban.

"prohibidos animales en la cabina"

Si bueno, eso definitivamente era un problema, es decir, claro que había un área especial para mascotas, pero no iba a dejar a Cake viajar en un lugar diferente de donde yo estaba, me sentía nerviosa cuando no estaba a mi lado.

Voy a relatar cómo es que llegue a esta situación.

Para empezar mis padres murieron poco después de mi nacimiento, en un accidente de auto un día nevado, fui acogida por mis tíos por parte madre, Margaret y Joshua, los amo, para mi ellos son mis padres, me acogieron y me dieron un hogar, claro que de vez en cuando pienso en mis padres biológicos y en como seria si estuvieran conmigo pero trato de no pensar mucho en ello. También estaba su hijo Finn, aunque era mi primo, el amor que nos teníamos era de hermanos, siempre estamos el uno para el otro, no hay secretos entre los dos. Cake, otro integrante de mi familia, llego cuando tenía 10 años, junto con Jake, el último integrante, un perro buldog color mostaza. A mis tíos se les había ocurrido la idea de darnos mascotas para "entretener nuestras mentes traviesas", debo admitir que a esa edad ninguno de los dos éramos precisamente unos angelitos, Finn siempre hallaba la forma de encontrar una nueva aventura, mientras yo siempre seguía fielmente sus pasos en nuestras alocadas excursiones en busca de diversión.

Vivíamos en una casa grande y acomodada en California, si queríamos algo lo teníamos, mis tíos solían consentirnos demasiado, en especial a mí, supongo que por ser la menor, y chica.

Cuando Finn tenía 18 años fue admitido en una prestigiosa universidad en nueva york, la noticia para mí fue devastadora, no es que no estuviera orgullosa de él, pero mi lado egoísta lloraba ya que sabía que perdería a mi hermano. A diferencia de la mayoría de los hermanos Finn y yo éramos inseparables y saber que él iba a dejar la casa y comenzar una nueva vida en un lugar distinto me destrozo. Claro que jamás le dije eso, pero no fue necesario, el me conocía mejor que cualquiera y entendía mi dolor ya que él también lo sentía, lo podía ver reflejado en esos cristalinos ojos azules tan parecidos a los míos.

Antes de marchar me hizo un promesa.

-en un año volveré por ti y nos iremos ambos a nueva york- me susurro en el oído para luego depositar un suave beso en mi frente.

Finn era un hombre de palabra, paso todo el año tratando de convencer a mis tíos de permitirme mudarme con él a nueva york y estudiar en una academia privada. Luego de muchos ruegos, peleas, llantos y "un poquito de manipulación" me permitieron ir con él.

Debido a la universidad Finn no podría buscarme, por lo que tendría que irme sola, a mi primo no le gustó la idea, pero no había de otra ya que las clases empezaban el lunes de esa semana y ya no podía retrasar el viaje.

Se suponía que viajaría el sábado, pero llamaron de la aéreo línea informando que había dos puestos disponibles para el viernes, mis tíos compraron ambos puestos ¿por qué dos? Preguntadle a esos derrochadores, aunque al final el puesto extra me había sido útil.

Les dije a mis tíos que no pusieran a Finn al tanto de mi acelerado vuelo, puse la excusa de que quería sorprenderlo (que era en parte cierta) pero más que todo porque quería explorar un poco las deslumbrantes calles de nueva york, sola. No es que no quisiera la compañía de Finn, ¡joder! Lo extrañaba como no se hacen una idea, es solo que él era un poco DEMACIADO sobre protector y era más que obvio que no me dejaría explorar un poco yo sola, por lo que tome la decisión de curiosear un poco en camino al apartamento de mi primo que quedaba algo lejos del aéreo puerto.

-"por favor abróchense los cinturones y permanezcan en sus asientos, el avión está a punto de aterrizar"

Esa robótica voz proveniente de los parlantes me sobresalto, ¿ya habíamos llegado?, me abroche el cinturón y descorrí la cortina que cubría la ventana para comprobar con sorpresa un deslumbrante sol alzándose orgulloso en el horizonte. ¿En qué momento había amanecido? Bueno, qué más da, ahora solo quiero que esta cosa aterrice y empezar una nueva historia.

Allí estaba yo, parada como una idiota observando con admiración el gigantesco edificio que estaba delante de mí. Al salir del aeropuerto tome un taxi y le pedí al chofer que me diera un recorrido por toda la ciudad, vi la mirada fatigada del hombre tras el volante, supongo que no quería pasarse todo el día dando vueltas por toda la ciudad con una turista entusiasta y su gato pero todo el malestar pareció retirarse de sus facciones al observar mi cartera, que estaba llena de dinero en efectivo, proporcionado por mis tíos.

Me dio un tour por toda la ciudad, ¡era increíble! Todo estaba lleno de luces y anuncios llamativos, personas ocupadas yendo a sus destinos y otras no tanto teniendo paseos tranquilos. Todo estaba lleno de bullicio y movimiento, me encantaba. En casa no solía salir sin compañía, además de Finn, mis tíos también solían tratarme como una niña, este pequeño acto de rebeldía me hizo sentir muy bien. Al final le dije al chofer que me dejara en el edifico "Gold Pearl ", al llegar allí, baje del taxi, no sin antes darle una generosa paga al chofer, y empecé caminar en dirección al edificio, pero pare en seco en la gigantesca entrada de ese lujoso rectángulo de cemento, por algún motivo estaba muy nerviosa, quizás era por el hecho de que hacía más de un año que no veía a Finn, nos comunicábamos a diario por teléfono y chat pero en definitiva no era lo mismo que estar cara a cara. ¿Habría cambiado? ¿sería más maduro? ¿Me extraño? Muchas dudas e inseguridades se agrupaban en mi mente.

Dirigí mi mirada hacia atrás y me di cuenta que detrás de mí, cruzando la calle, había una plazoleta, justo en frente del edificio. Sip de seguro un tranquilo paseo en el parque ayudaría a calmar mis nervios. Me dirigí allí y empecé a caminar lentamente por todo el lugar, era lindo, tenía elegantes farolas con aspecto antiguo y abundantes arbustos con diferentes tipos de rosas, también habían grandes bancas de un blanco mate, había familias caminando entre los arbustos y parejas tomadas de la mano, era una paisaje hermoso, quizás esa esplendida vista hubiera servido para relajarme si no fuera porque aun tenia encima mi equipaje, que estaba algo pesado, y me estaba ganando miradas extrañas de las otras personas que se hallaban en el plazoleta, algo sonrojada por la atención no deseada que estaba recibiendo, me dirigí hacia una de las bancas cercanas y me senté colocando mi equipaje sobre la banca, incluyendo mi confiable mochila verde, en la cual se encontraba durmiendo cómodamente Cake.

Me quede un rato en la banca, simplemente disfrutando del paisaje y observando a las personas pasar, ya estaba algo más calmada, sobre todo gracias a esa relajante melodía que llegaba a mis oídos desde algún punto del parque ¿de dónde provenía esa música? Levante la mirada tratando de localizar el origen de esa melodía tan bella, solo pude observar un grupo de personas que se agrupaban en círculo alrededor de alguien, supongo que el originario de la sinfonía. La curiosidad me carcomía, quería ver quien era capaz de tocar una melodía tan perfecta, por lo que me levante, con maletas y todo, y me dirigí al grupo de personas que disfrutaban de la música.

Al principio no lograba ver nada, ya que la mayoría de las personas que se encontraban allí eran más altas que yo, pero una de las ventajas de no ser tan alta era que podía ser muy escurridiza, con algo de esfuerzo, (sobre todo por culpa de las maletas) me abrí paso hasta llegar al frente del grupo.

La persona que estaba frente a mí era una chico de piel muy pálida y un cabello color azabache acentuando aún más su palidez, tenía unos relucientes ojos verdes, rasgos finos y cincelados, debía tener entre veinte y veintitrés años, vestía con una camisa a cuadros manga larga roja y negra y unos jeens rasgados en la rodillas junto con unas zapatillas deportivas rojas, su cuerpo era delgado pero atlético, en sus manos tenía un enigmático bajo en forma de hacha color vino el cual tocaba de manera apasionada, tengo que reconocer que era jodidamente sexy, todo en el gritaba problemas, el tipo de chico del que mi familia me mantenía apartada.

Con un último rasgueo de cuerdas finalizo su actuación, ¡lástima! Me hubiera gustado escucharlo un poco más, la gente comenzó a aplaudir y a retirarse no sin antes dejar algunos billetes y monedas en el sombrero que estaba al lado del chico, sin pensarlo mucho saque un par de billetes de mi cartera y los arroje al sombrero.

-¡oye rubia!-

¿Era a mí? Voltee mi cuerpo en dirección a la voz y me encontré de frente con unos ojos verdes que me miraban divertidos.

-me parece que te confundiste muñeca- me dijo extendiéndome los dos billetes que había depositado en su sombrero hace algunos segundos.

¡Mierda! De cerca se veía mucho más sexy, tenía un olor embriagante y seductor, como a pinos con un toque de almizcle, me tomo algunos segundos procesar las palabras que habían salido de esa sensual boca.

-¿he? Amm no, no cometí ningún error- dije con voz temblorosa enrollando nerviosamente mi cabello en mis dedos, ese era un hábito que tenía desde pequeña cuando me ponía nerviosa.

-linda, aquí hay doscientos dólares- dijo tratando de volver a darme el dinero

Negué con la cabeza como respuesta haciendo que el frunciera el ceño.

-vamos toma, en verdad no lo necesito, lo podrías usar para arreglar tus uñas o algo así- dijo de manera condescendiente

Okey, ahora si estaba molesta, puede que no lo haya dicho con esa intención, pero de alguna manera sus palabras y su actitud me ofendieron. El nerviosismo y el encanto inicial se habían esfumado, ¿quién se creía este imbécil? En primer lugar era MI maldito dinero y yo hacía lo que me viniera en gana con él y en segunda si no lo necesitaba ¿qué diablos hacia allí pidiendo limosnas? Probablemente vivía bajo un puente o algo así pero su orgullo machista, o alguna mierda, parecida no le permitían aceptar mi dinero.

-escucha niño bonito, si te estoy dando eso es porque quiero- dije acercándome sin recelo alguno y dándole pequeños golpecitos con mi dedo en su pecho -y si tienes algún problema con recibir mi dinero te invito a que te lo metas por donde mejor te entre- finalice volteándome y dirigiéndome al edificio.

Detrás de mi escuche una estruendosa carcajada ¿se estaba burlando de mí? Me negué a voltear y seguí con mi rumbo.

-¡nos volveremos a ver preciosa!-

Eso lo dudo niño bonito, cruce la carretera y volví a la misma posición de hace un rato frente a la puerta del edificio, esa pequeña disputa me había ayudado a subir mi adrenalina ¡sí! Ahora me sentía preparada para ver a mi hermano, me dispuse a entrar por la enorme puerta corrediza cuando me estrelle de bruces contra algo o mejor dicho alguien que estaba saliendo del edificio. El impacto fue tan fuerte que termine cayendo de espaldas en la acera con todas mis maletas esparcidas a mí alrededor.

De manera lejana escuchaba un maullido preocupado y gente hablando cosas indefendibles a mí alrededor, trataba de decirles que estaba bien pero el dolor agudo de mi nariz hacía imposible que hablara algo más entendible que balbuceos y gemidos de dolor, ni tan siquiera podía abrir mis ojos. De pronto todo se quedó en total silencio, solo escuchaba una masculina y tranquilizante voz muy cerca de mi oído.

-por favor trata de abrir los ojos- me susurraba la voz

No podía negarme, la voz era tan autoritaria y tranquila que no lo dude, con algo de esfuerzo comencé a abrirlos lentamente, lo primero que vi fueron unos hermosos y aliviados ojos cafés seguidos por un cabello rojo intenso una piel acanelada, sus facciones eran muy varoniles y definidas, portaba un elegante traje marrón oscuro, aunque se veía algo joven todo en él decía control y sofisticación, era muy atractivo. Casi me vuelvo a desmayar al darme cuenta de lo cerca que están nuestros rostros ya que él tiene sus manos debajo de mi nuca levantando un poco mi cabeza. Me aparto de él nerviosa y me siento en la acera, a mi alrededor hay algunas personas que empiezan a retirarse al comprobar que estaba bien.

El hombre se levanta y me tiende una mano para ayudarme, la acepto y de un firme jalón estoy de nuevo en pie, su mano es cálida y grande.

-mis disculpas señorita, no la vi- se disculpó sacando un pañuelo blanco del bolsillo delantero de su traje.

Estaba algo confundida, ¿porque me ofrecía un pañuelo? No es como si pudiera limpiar toda la suciedad de mi cuerpo y ropa con ese pequeño trozo de tela. Un momento ¿qué es este sabor metálico que siento en la superficie de mis labios? Los toco y mis dedos terminan manchados de un rojo carmesí, WOU, ya entendía la necesidad del pañuelo, lo acepte y lo presione contra mi nariz, que era de dónde provenía la sangre.

Mientras yo trataba de parar la hemorragia el hombre comenzó a juntar mis maletas y amontonarlas junto a mis pies, por último tomo mi mochila verde y se detuvo en seco observando la mochila con interés, quizás por el hecho que se movía y salían desesperados maullidos del interior, ¡Uy! Me había olvidado de Cake, tome la mochila de sus manos y abrí la cremallera permitiendo que la pobre gata saliera, al salir empezó a restregarse entre mis piernas regalándome maullidos tranquilizadores haciéndome soltar algunas risas.

-vamos- me dijo de manera tranquila agarrando mi brazo y jalándome hacia un auto negro que estaba a nuestro lado.

-¿que ha-haces?- pregunte comenzando a entrar en pánico.

¿¡Acaso era algún tipo de la mafia y se había molestado por llenarlo de sangre nasal!? Pero parecía tan amable...

-la llevo al médico-dijo simplemente

Okey, esa respuesta me tranquilizo bastante.

-no es necesario- dije zafándome de su firme agarre.

-puede tener algún daño interno señorita- me dijo de manera seria mirándome fijamente.

Era extraño, en su mirada se podía ver verdadera preocupación, pero era innecesario, yo sabría si tengo algo roto, pero estoy segura de es solo un feo golpe.

-en verdad no se preocupe, es solo un golpecito- dije de manera casual dándole una sonrisa relajada, espero que mis dientes no estén manchados de rojo. Miro de mí a su auto con la duda reflejándose en su mirada para al final suspirar y sacar una tarjeta negra de su bolsillo.

-aquí está mi número de teléfono, si al final resulta tener una herida de gravedad avíseme, yo me haré cargo-

Me la entrego y se retiró a su elegante auto negro que arranco justo cuando él se montó en el asiento trasero.

-Amm okey... adiós, bueno... eso fue intenso-

Cake maulló de nuevo preocupada entre mis piernas, era hora de entrar, recogí mis maletas y entre al edificio, no sin antes revisar que no fuera saliendo ninguna persona.

¡Woau! Esto si era un edificio, todo era lujoso y refinado con buena iluminación, en la recepción habían elegantes sillones rojos, mesitas de mármol, candelabros de cristal... impresionante, opte por no pedir ayuda al recepcionista y entrar directamente al ascensor, ya me savia de memoria el piso y el número, estaba por accionar el botón cuando una zapatilla blanca evita que las puertas se cierren, al ascensor entra un chico con una bata blanca puesta sobre una informal camiseta y un pantalones azul oscuro, pero no era la bata lo que más me llamaba la atención, tenía un llamativo cabello rosado, empezando por un rosa pastel en las raíces y finalizando en las puntas de un rosa intenso, lo más extraño era que en lugar de darle un aspecto afeminado, era muy atractivo, tenía la piel blanca, rasgos suaves y tiernos, tenía unos inusuales ojos lilas, era una belleza exótica y tierna. Tan ensimismada estaba que había olvidado hacer presión en mi nariz con el pañuelo permitiendo que la sangre corriera libre, ¡mierda!

-¿estás bien?-

De un movimiento rápido se acercó a mí y sujeto mi cabeza levantándola haciendo que mi mirada quedara clavada en el techo del ascensor. ¿Y ahora qué diablos estaba pasando? El pareció captar mi nerviosismo por lo que dijo:

-tranquila soy doctor-

Con manos profesionales empezó a tocar mi nariz tanteando mis huesos del tabique, tenía las manos frías.

-parece que es solo es inflamación- dijo con una sonrisa y ojos tranquilos.

Me soltó y se dirigió a un maletín que hasta ese momento no sabía que traía, saco una pequeña caja y extrajo una bendita.

-estate quieta- me susurro volviendo a colocarse muy cerca de mí.

¿Que este chico no sabía lo que era el espacio personal? ¿Si quiera seria doctor? Es decir, se notaba que tenía experiencia pero a mi parecer era demasiado joven para ejercer esa carrera, quizás solo era un pasante.

-levanta la cabeza-

Sin esperar a que reaccionara sujeto mi mentón levantando mi rostro haciendo que nuestras miradas conectaran, me miraba de manera entre dulce y divertida, estaba MUY cerca, incluso podía sentir su cálido aliento en mi nariz, Umm olía a chicle, me gusta el chicle. De manera muy delicada coloco la bendita en el puente de mi nariz, una vez lo hizo, se apartó volviendo a poner una considerable distancia entre los dos, en ese momentos las puertas del elevador se abrieron, recogió su maletín y salió del ascensor.

-cuídate y se buena, ya nos volveremos a ver- se despidió para que justo después las puertas se cerraran.

Había sido un día definitivamente raro, sin lugar a dudas los chicos de nueva york están locos, aunque también están muy guapos...

-muy bien Cake vamos- le dije a mi gata que había permanecido en mis pies, las puertas se habían abierto y habíamos llegado a nuestro destino.

Notas finales:

Bueno ¿qué les pareció? Pongan su opiniones en comentarios, se aceptan cumplidos tomatazos... lo que quieran... se les quiere bye!

Y perdonen si consiguen algún HORROR ortográfico -.-