Ha pasado noche y días enteros en ese vacío y oscuro lugar, sus ojos ya se habían acostumbrado a la noche, sentía cada vez más pesadas las cadenas en sus brazos y piernas, su pelaje estaba húmedo y en algunas partes tenía llagas, algunas otras no habían sanado del todo. Estaba dormido y como si despertara ya sin ánimos abrió los ojos y de nuevo vio esa maldita luz, estaba seguro que se encontraba en una habitación ya que una de las paredes tenía un pequeño agujero y de ahí salía la luz, no podía ver mucho o mejor dicho casi nada del otro lado, pero los rayos que pasaban eran intensos y sabía que ahí afuera era de día, noche y... Libertad.

¿Cómo había caído aquí?, se preguntó y cada vez que trataba de recordarlo su mente se ponía en blanco y se asustaba cada vez más, siempre tuvo miedo pero ahora la sensación era más bien de desesperación y enojo, mezcladas hacían de su estancia más que un infierno, daba por hecho que iba a morir justo ahí mismo, con esas ridículas cadenas atándolo hacia su locura y muerte; pero aquel extraño personaje le daba comida y agua, tres veces al día siempre recibía alimento, y lo más extraño era que estaba en buen estado, todas las comidas siempre variaban y esto lo confundía más y su paranoia aumentaba, no quiere matarme, no lo ha hecho... No aún, ¿por qué?, siempre se lo preguntaba una y otra y otra vez, hasta en algunas ocasiones llorar de la angustia que surgía más y más.

Había encontrado algo puntiagudo con lo cual rasgaba las paredes, hasta hace poco había conseguido hacer un hoyo más grande, la infernal luz entraría y eso le alegraba, tenía que hacer más, tenía que demostrarse que no estaba muerto, no lo estoy, ¡no lo estoy!

Una vez más sintió como las lágrimas recorrían su cara...

De nuevo dentro de la gran ciudad de zootopia Judy Hopps seguía bebiendo su café en su pequeño escritorio, estaba algo pensativa y angustiada, no dejaba de pensar en Nick y en sus repentinos estados de ánimos, se notaba aún más raro desde hace una semana de los múltiples sucesos con sombra, no se lo había dicho a Nick para no molestarlo aún más pero seguía recibiendo mensajes de aquel psicópata, lo raro en sus mensajes eran que las amenazas ya no eran tan frecuentes sino palabras más suaves, tales como, un "hola" "que tal" "sigo al pendiente de ti" entre otras cosas.

A pesar de que las palabras podrían sonar menos duras o frías su contexto la seguían poniendo nerviosa y asustada, algo había visto sombra en ella y no sabía que, tal vez la usaría como un experimento o trataba de confundirla...

Bajo su mirada y observo las múltiples notas que tenía entre sus manos, además de no soñar tan amenazadoras estas venían más seguido y algunas otras con regalos poco inusuales, algo como flores muertas, algún peluche sin cabeza, ropa de su talla estilo gótico y más; ¿qué se trae entre manos?, ¿acaso está enamorado?, Judy soltó un susto, ¿sombra enamorado de Judy?, ¿era eso posible?, si es posible... ¿Por qué sigue haciendo cosas malas?, bueno Judy no olvides que sigue siendo una clase de psicópata... Tendré cuidado, no podía decirle a Nick lo que sentía en este momento, su mente estaba tan dispersa que no tenía alguna emoción en particular, quería llorar, reír, correr lejos de la estación y ver a Nick, deja de pensar en Nick, y concéntrate, su mente se lo repetía una y otra vez… Al momento cesaban y el recuerdo de sombra regresaba, eran como si dos mitades estuvieran muy arraigadas en su mente, en sus propios pensamientos…

Guardo las notas de sombra en un cajón con llave, aún le parecía lo escalofriante el hecho de haberlas encontrado, siempre eran en lugares en donde había estado, afuera de su departamento en una de las esquinas de su tapete, era como si la nota misma quisiera ser encontrada al igual que las otras; el segundo lugar fue en su cafetería favorita saliendo del lugar noto algo raro en el parabrisas de su patrulla, lo tomo y al darse cuenta actuó como si nada y se volvió a su trabajo; así constantes notas rondaron el día de la coneja, ella misma temiendo ver otra maldita nota en cualquier esquina que se encontrará.

Debo salir a respirar, lo bueno de este día es que no es tan largo, tal vez deba darme un paseo y olvidar esto por el momento…

Judy se levantó de la silla, tomó sus cosas y decidida iba a ver a clauwhauser para infórmale que se iría temprano este día, ya ahí mismo inventaría una excusa, lo único que quería es estar sola aún si eso implicará estar en peligro, respiro hondo y salió por el pasillo, sin darse cuenta estaba caminando muy deprisa no veía de vez en cuando otro policía le saludaba, estaba tan concentrada que nada la sacaría de ahí mismo… Excepto eso. Rápidamente sintió chocar con alguien, ambos cayeron al suelo y después de lo aturdido del golpe se miraron, Judy contemplo que había chocado una vez más con el chico nuevo, Dylan.

- ¡discúlpame de nuevo, siempre… Yo no me fijé…

- ¿así es como siempre nos vamos a encontrar señorita Judy? - dijo bromeando, se levantó lo más rápido que pudo y le ayudó a ponerse de pie.

-gracias, soy muy torpe a veces-

-bueno, ser torpe a veces es bueno-

-¿cómo sería bueno?-

-por ejemplo, en las películas románticas siempre hay una chica que choca con un chico y como si fuera por arte de magia los dos se gustaron, y ahí es donde la típica novela romántica comienza; tal vez a usted alguna vez le pase, por ese lado no lo vea mal-

-bueno, yo…- Judy no sabía que responder y se limitó a sonrojarse, peor aún no sabía por qué lo hacía.

Dylan tomó aire y después añadió: -¡perdone!, a veces hablo de más, supongo que la atrape y usted tenía algo importante que hacer…

-no realmente, solo iba a casa, supongo que hoy no me siento con ánimos-

-entiendo… ¿puedo preguntarle algo?

-sí, dime-

- ¿sería muy atrevido de mi parte si la invitara a tomar una taza de café hoy mismo? -

- ¿me estás invitando a salir?

Dylan se puso rojo, - ¡bueno no, digo si, digo claro si usted no tiene inconvenientes o algo que tenga que hacer con urgencias, claro! -

Judy lo pensó un momento, claro estaba que solo lo conocía por lo menos uno o días, segundo no le desagradaba la idea de salir a distraerse un rato, tal vez eso la relajaría un poco.

-claro, parece una buena idea-

- ¡¿enserio?!- estaba sorprendido

-sí, alejarme del trabajo estaría bien- saco una hoja y garabateó algo –tengo entendido que sales a las siete, ten te dejo mi dirección de mi apartamento y pasa por mí a las ocho, ¿está bien? - dijo Judy sonriendo.

Dylan tomó el papel muy nervioso y asintió, Judy se despidió y asintió de nuevo, al cabo de un minuto la figura de la coneja ya no se encontraba ahí, Dylan aún sorprendido miro el papel, leyó la dirección y rápidamente regreso a su trabajo, hoy más que nada debía de estar lo más pronto en ese apartamento.

Judy después de un largo camino (o al menos así lo sintió) llegó a casa, cerró la puerta y observo su pequeño cuarto, no había luz por lo que en la oscuridad su conciencia le hablo, no debiste haber aceptado, ahora se sentía un poco culpable, tal vez sus impulsos hablaron por sí solos, tal es su inconsciente… Eso pudo haber pasado; ¿y Nick?, ¿eso era lo que la preocupaba?, su mente le reprochaba como si lo estuviera engañando, ¡pero no somos nada!, esas malditas notas me están volviendo loca, con furia prendió la luz del cuarto y se quitó su uniforme, sacó un vestido casual, un suéter y se cambió, ¡no somos nada, podría decirse que lo engaño, Judy cálmate, somos amigos nada más, ¡somos amigos!, como si saliera de un trance un golpe en su puerta la despertó, miro al reloj y como si fuera agua el tiempo pasó de manera rápida sin detenerse, sin avisarle. Salto de su cama, antes de abrir se vio en el espejo, te ves bien, tranquila, y sin más abrió la puerta y ahí estaba aquel conejo, su forma de vestir era elegante y casual, Judy no reprimió en que sabía vestirse.

-te ves bien-

-lo que pasa cuando te quitas el uniforme… ¡Pero tú te ves mejor! -

-Gracias- dijo apenada, Dylan le indico el camino hacia la salida, fue ahí cuando ambos conejos decidieron ir a cenar a un mismo lugar que les agradara, afortunadamente el restaurante de turno italiano nunca fallaba, no estaba muy lejano pero Judy sentía como si una gran travesía estaba presente, nunca se había percatado lo bello que era Zootopia de noche con sus grandes edificios y luces de colores por todos lados, ella estaba observando el gran panorama por la ventanilla del taxi, y de vez en cuando Dylan comentaba algo,

-Ese edificio es maravilloso, imagínate trabajar en ese pedazo de lugar-

-Ya lo creo… nunca lo había notado hasta ahora-, nosotros como conejos todo nos parece enorme, es solo nuestra propia percepción-

-Así es judy, no me molesta del todo-

Ambos conejos llegaron a su destino, Dylan salió primero para recibir a Judy y pagar el taxi, enseguida entraron al restaurante, Judy pudo examinar el local, no era del todo elegante, pero tenía tintes de ser acogedor y agradable, nunca había visto este lugar desde adentro, realmente es muy bonito.

-Judy nuestros asientos están por este lado, sígueme-

-Ya... claro, perdón, te sigo- debo estar algo distraída...

Dylan aproximó la silla hacia la coneja y procedió a sentarse, se sentía un poco intimidado ya que la presencia de Judy lo ponía nervioso.

-bien, ¿estás cómoda? -

-Si gracias, todo está muy bien

-Vale, me alegro y supongo que pensaras que todo esto es… precipitado.

-No, está bien, estoy bien con ello.

-¿Cómo llegaste a ser tan popular en la comisaría?-

-¿Yo?, supongo que te refieres al problema causado gracias a mí, veras…

-No me refiero a eso, tienes algo que atrae-

Judy bajo su mirada y no pudo esconder su rubor, Dylan observó esto y se apenó, no sabía por qué había dicho eso, simplemente salió sin su consentimiento; afortunadamente la camarera llegó para tomar la orden y Dylan agradeció aquella intervención, ambos conejos pidieron sus platillos y la camarera se fue.

-Disculpa por lo de hace rato, no lo pensé

-No te disculpes, eso fue agradable de oír, ha sido lo mejor de estas semanas tan locas…}

-¿Por qué lo dices?, si se puede saber-

-Yo… Es algo personal y no quisiera que alguien más saliera herido- se rostro cambió a uno más triste.

-Judy- Dylan estiro su mano hasta alcanzar la de ella, -no tienes por qué decírmelo, pero sabes que puedo apoyarte, me preocupa que digas eso-

Judy sonrió.

-Sé que todo va a salir bien, muchas gracias- y con un suave apretón sus patas estaban juntas.