Cuán Profundo es tu Amor

Mi estimado(a) lector(a) disculpe la excesiva demora de tiempo para este capítulo, la autora expresa sus más sinceras disculpas y se excusa de tener un momento en la vida complicado.

Como siempre he de recordarles que esta historia tiene personajes del Clásico, LC, SOG y otros spin offs, así como un par de OC; de igual modo se ubica en el s. XVIII

También les comento que la historia llegó a más de 25,000 visitas, se los agradezco mucho y espero cumplir sus expectativas.

Antes de pasar al capítulo les advierto que menciona ciertos temas que no son aptos para todo público, recomiendo discresión. (No hace falta cambiar el rating)

Las notas y comentarios al final...


–34–

Desde que tenía uso de razón Máscara Mortal jamás se había considerado un cobarde, era cierto que como todo mocoso tuvo ciertos miedos que con el paso del tiempo fue superando, pero desde que se convirtió en un Santo de Atenea, nunca lo habían considerado un cobarde; sin embargo habría que decir que tener a un par de Dioses Guerreros portando sus armaduras en la entrada de su Templo le intimidaba de algún modo. Esbozó una sonrisa incómoda y asintió cuando ellos se presentaron como Sigfried de Alfa y Sigmund de Grane, los hermanos mayores de Helena.

–Parece que su asunto ha sido arreglado Caballero de Cáncer –comentó el varón más alto tomando asiento frente a él

–La justicia siempre llega –respondió seguro de sí mismo el peliazul

–El precio ha sido la reputación de nuestra hermana menor –se cruzó de brazos Sigmund

Máscara Mortal podía sentir cierta hostilidad proveniente de las palabras del mayor, no sería para menos, tal vez él no tuviera hermanos, pero de tener una hermana menor, sin duda sería el hermano más celoso y sádico con todo aquel que se le ocurriera pretenderla, de repente un pensamiento cruzó su mente y luego negó con la cabeza.

–Les doy mi palabra de que nada malo sucedió esa noche –respondió con una voz solemne

Los hermanos se miraron y asintieron

–Es cierto, la señora Atenea nos aseguró lo mismo, así como lo hizo Helena, sin embargo… –comentó Sigfried

–Debe de saber Caballero de Cáncer que aunque no estamos de acuerdo con la posibilidad de que mantenga una relación con nuestra hermana menor, –hizo una pausa –solo por su felicidad estamos dispuestos a tolerar su presencia y pasar por alto el intempestivo asunto –agregó Sigmund

–Como se los he dicho, yo respeto a Helena y jamás ha cruzado por mi cabeza jugar con ella o con sus sentimientos –respondió tranquilo el Dorado

–Eso no lo exime de nuestro interrogatorio –intervino el mayor con una sonrisa de medio lado y cruzándose de brazos

–Tuvo la oportunidad de salvarse de todo ese escándalo y espectáculo en el Coliseo pidiendo que Helena diera su testimonio, ¿por qué no lo hizo? –interrogó Sigfried

–Es cierto que podría haberme salvado de inmediato con el testimonio de Helena, pero no habría forma en que pusiera en duda la reputación de una doncella como ella para lavar mi honor, aún si el Patriarca, la señora Atenea y los Líderes de las Órdenes trataran el tema con discreción, Mayura de Pavo Real no habría permitido que el asunto terminara tranquilamente, por ello preferí continuar con todo aquel espectáculo –explicó

El Dios Guerrero de Alfa enarcó una ceja ante la respuesta

–Entonces ¿habría soportado el castigo con tal de no manchar la reputación de nuestra hermana? –inquirió el menor de los Dubhe

–Precisamente era mi intención, tarde o temprano se develaría que yo no cometí falta alguna –afirmó con una sonrisa que parecía arrogante

–Es un plan arriesgado puesto que se tendría que casar con aquella muchachilla que le acusó –acotó Sigmund con una ligera molestia

–Tres meses de encarcelamiento me habrían permitido probar mi inocencia –agregó Máscara Mortal con voz firme

El par de Dioses Guerreros sonrieron por esa actitud

–Muy bien Santo de Cáncer, una última pregunta, ¿por qué es que le conocen como "Máscara de Muerte"? –interrogó el Caballero de Alfa

El rostro del Dorado se ensombreció, dio un suspiro antes de explicarlo

–Ese sobrenombre lo elegí poco después de que me nombrasen Caballero Dorado de Cáncer, fue cuando cumplí una misión contra los sobrevivientes de los Caballeros Negros que azotaban a los pobladores de una Villa en Sicilia –su mirada se perdió en el vacío, al tiempo que apretaba su puño –no solo eran ellos, tenían más cómplices, había demasiadas atrocidades en ese lugar; –el recuerdo llegó a su mente –todas eran niñas, ninguna pasaba de los 10 años… –apretó la mandíbula –un Caballero de Atenea no debe de tomar la vida de las personas a la ligera, pero esas no eran personas sino bestias, de un momento a otro hice estallar mi cosmos y los separé de todas ellas, arranqué todas y cada una de sus almas… más no les permití morir en ese instante, no, los fijé contra la pared más cercana, sus almas eran débiles y perecerían con facilidad, –suspiró antes de continuar –saqué a todas esas pobres niñas, a penas y podían ponerse en pie, su rostro estaba demacrado y su mirada perdida, la expresión de sus ojos… eran como verdaderos muertos en vida, cuando por fin salieron del lugar –negó con suavidad y se llevó la mano al puente de la nariz –usé solo una pequeña chispa de fuego fatuo y una a una las almas empezaron a estallar lenta y dolorosamente, me quedé ahí observándoles hasta que por fin se extinguieron –una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro –cuando salí el grupo de niñas se me quedó mirando, una de ellas se acercó a mí y dijo "La Maschera della Morte", todas empezaron a gritarlo, "la muerte nos ha salvado del infierno" vitorearon con alegría –explicó Máscara Mortal –para cuando me reuní con mis camaradas me dijeron que tenía el rostro lleno de hollín, que solo mis ojos se veían brillar –rió levemente –supongo que en ese momento quise usarlo siempre, recordar lo que hice por el bien de los demás –finalizó su relato

Tanto Sigmund como Sigfried le observaron con cierto recelo, ¿acaso sería bueno que una doncella tan noble y dulce como Helena se quedara al lado de un hombre como ese? ¿Un hombre capaz de arrancarle la vida y torturar a un grupo de desgraciados? Una mueca de asco se dibujó en el rostro del mayor de los Dubhe, parecía que iba a protestar.

–Comprendo, Santo de Atenea –intervino Sigfried –un Caballero tiene que ser capaz de decidir qué hacer por el bien mayor, mi verdadera pregunta es: ¿qué está dispuesto a hacer por mi hermana Helena? ¿Ella vale tanto o más que aquellas personas por las que estuvo dispuesto a liquidar y torturar? –interrogó el Dios Guerrero de Alfa sin mayor rodeo

Máscara Mortal asintió con una sonrisa en su rostro

–Por Helena, por ella no hay cosa que no haría –dijo arrodillándose de una forma solemne –Yo Sage de Cáncer, juro que por Helena de Dubhe estoy dispuesto a luchar contra los dioses e incluso hasta contra la mismísima muerte –prometió el Caballero Dorado

–De acuerdo Sage de Cáncer, Sigmund y yo dejaremos a tu cuidado a nuestra hermana menor –asintió Sigfried

–Pero debes de recordar que si la haces sufrir solo un poco, yo Sigmund de Grane –

–Y Sigfried de Alfa –

–Te seguiremos hasta los confines del Inframundo para hacerte pagar por el dolor que le provoques –juraron los hermanos mayores de la castaña

–Me parece un trato justo –aceptó Máscara Mortal extendiendo su mano

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Levantó su mirada borgoña al escuchar la puerta del despacho cerrarse, se encontró con la figura de una mujer de cabellera lila, de inmediato se puso de pie para saludarle haciendo una reverencia.

–Buen día Señora Atenea, ¿qué le trae por aquí? –

–Buenos días Shion –correspondió el saludo –creo que tenemos un asunto pendiente que discutir –agregó la mujer tomando asiento donde anteriormente había estado el lemuriano

El Patriarca asintió y luego se sentó frente a la diosa

–Me supongo que Serinsa y Yuzuriha te informaron del Veredicto que recibieron Mayura, Erda y Shoko –

–Así fue señora –asintió –También me informaron acerca de la absolución de Milo de Escorpio y Máscara Mortal de Cáncer –hizo una pausa –éste último debe de estar recibiendo un par de invitados en su Templo que desean conversar atentamente con él –negando con la cabeza

–¿Sigfried y Sigmund? –interrogó la pelilila enarcando una ceja

Shion se encogió de hombros

–Helena es muy afortunada de tener un par de hermanos mayores que la adoran –comentó Sasha dando un suspiro –Shion, ¿por qué no me dijiste acerca del "Arresto Domiciliario" de Afrodita –inquirió la diosa

Fue el turno del lemuriano para dar un suspiro

–Señora Atenea… –

–Shion, estoy consciente de que desempeñarse como Patriarca no es una tarea sencilla y que a veces tienes que ser lo más imparcial posible a la hora de impartir justicia entre los miembros del Santuario –dijo la diosa –sin embargo las consecuencias de los últimos incidentes no me hacen en lo absoluto feliz –agregó

–Lo lamento Señora… yo… –

–Es cierto que no es toda tu responsabilidad la rebeldía de Mayura y la forma en que ella maleducó a sus discípulas –hizo una pausa –pero sí enjuiciaste a Milo y a Máscara Mortal sin una revisión médica a Shoko y Erda –

–Mayura usó de excusa mi negativa a realizarle una prueba a Geist –negó con la cabeza

–Lo sé, pero debiste consultarme Cipris me dio un cinturón de castidad, con él hubiéramos podido evitar que Milo… –argumentó

–Verdaderamente lo lamento Señora –palideció Shion

–No importa, ya está hecho, por lo menos logramos evitar que se diera una unión inapropiada basada en mentiras –resolvió –Es cierto que por cuidar de Perséfone y tratar de encubrir la existencia de Saori de los otros dioses no he puesto la debida atención a mis Caballeros y te he delegado la responsabilidad, pero no puedo creer que tenga que enterarme por Cipris, en un papel de madre abnegada que no le queda, que Afrodita se encuentra castigado y sin motivo aparente –

El Patriarca se quitó el casco e inclinó su cabeza a modo de disculpa

–Permítame disculparme por mis garrafales errores, estoy consciente de ello y sé que fue mi responsabilidad lo sucedido con el Juicio de las Saintias –tomó aire –en cuanto a Afrodita, no supe qué otra medida tomar, es solo que lo que me dijo me aterró de una forma que no pude imaginar… –

–Te escucho Shion… –

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La muchacha peliazul saludó tímidamente al grupo de jovencitas que ahí se encontraban, se sintió extraña ante la amabilidad con la que todas ellas le dedicaron una sonrisa.

–Adelante María es un gusto conocerte –le saludó una mujer joven de cabellera castaña y ojos verdes –mi nombre es Agasha, soy la curandera del pueblo, guardiana de estas jóvenes Promesas –señaló a un grupo de niñas que se encontraban sentadas a la mesa –además de la encargada de las ofrendas a la Señora Atenea –

–Querrá decir la Vestal Principal de la Señora Atenea –intervino Thetis con una sonrisita

Agasha sencillamente negó correspondiendo al gesto

–Todas ellas son las amigas que hice en cuanto llegué al Santuario hace unos meses –le explicó Thetis y luego notó la ausencia de una de las Promesas –Doña Agasha, ¿dónde está Helena? –

–¡Ah! Helena pues me está ayudando a cuidar mi pequeño jardín –sonrió la mujer separando ciertos ingredientes para el almuerzo

–Entiendo, bueno Helena es en la actualidad la mayor de todas las Promesas, lo más probable es que ella se case este año, después de su cumpleaños –explicó Thetis

–¿En serio? ¿Cuántos años tiene Helena? –interrogó María sorprendida

–14 –respondió Agasha –este año cumplirá 15 –

–Ella es menor que yo… –murmuró con cierta vergüenza la peliazul

–¿Eh?! En serio María, ¿tienes ya 16 años? –interrogó Shunrei

–Sí, los cumplí a finales del Invierno –comentó la chica con un leve sonrojo

–¡Ah! Entonces tú eres la mayor de nosotras –comentó Thetis fascinada

Por un instante María pensó que las chicas le juzgarían al tener esa edad y encontrarse soltera, sin embargo las féminas solo sonrieron, sin decir nada más.

–Bueno aún eres joven María, ya llegará tu tiempo –comentó Agasha sirviendo un poco de fruta fresca –adelante puedes tomar lo que desees –le invitó la castaña

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La Amazona pelinegra dio un brinquito de gusto antes de entregarle el sobre a Queen de Alruane, quien solo asintió antes de partir, Valentine por su parte rió suavemente y colocó sus manos sobre la cabeza de Geist, quien irradiaba alegría.

–Por momentos siento celos de ese entusiasmo con el que le envías las cartas al amo Radamanthys –

–No vayas a empezar tu también Valentine –respondió la Amazona, al tiempo que el pelirrosa negó con la cabeza –la razón por la que estoy feliz es porque el señor Radamanthys me dijo que hay una hermosa noticia que quiere compartir conmigo –dijo provocando que el espectro enarcara una ceja –¡Nada me haría más feliz que el señor Radamanthys me diga en su próxima carta que va a casarse con la señora Pandora! –expresó soñadora la pelinegra

–¡Que los dioses no lo permitan! –exclamó Valentine horrorizado

–¿qué? ¿Qué dices? –le interrogó la amazona cruzándose de brazos

–Que los dioses tengan piedad del amo Radamanthys, sería horrible que tuviera que desposarse con esa mujer –respondió el espectro negando enérgicamente

Geist le miró incrédula, después de todo el Juez le había confiado un poco acerca de la personalidad de la señora Pandora, quien para él era una mujer admirable, fuerte e inteligente como para comandar el ejército de Hades.

–Esa zorra está loca, es una déspota, malvada y cruel; el amo Radamanthys merece algo mejor –

La sangre de la Santa empezó a hervir por las afirmaciones del espectro, pues el propio Radamanthys le había explicado la forma en que ella había perdido a su familia y había sido puesta al mando del ejército, cualquier persona normal cambiaría su personalidad, por lo cual le enfurecía que Valentine le juzgara de esa manera.

–¡Eres un imbécil! –espetó la pelinegra propinándole un puñetazo directo a la cara a Valentine provocando que cayera al suelo –¡Y estás equivocado! La señora Pandora es una buena mujer que ha pasado por muchas cosas, ellos se merecen estar juntos y óyeme bien Valentine, ¡si se te ocurre volver a hablar mal de ella te mato! –le amenazó la Santa dándose media vuelta, dejándolo ahí en el suelo

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Los ojos verdes de Milo dibujaron la figura de la hermosa Amazona de cabellera verde, esbozó una sonrisa inconscientemente, pero le pareció peculiar que su cuerpo se veía un poco más delgado, por un instante se preguntó si era cierto lo que había escuchado acerca del rostro de Shaina, más no le dio mucha importancia y se acercó a ella.

Sintió un escalofrío a sus espaldas y se preguntó quién estaría ahí, dio media vuelta y sintió sus rodillas temblar al contemplar aquella delgada figura, quiso tallarse los ojos para comprobar si estaba soñando, pero es que su rostro ligeramente pálido, así como algunos rasguños además de la delgadez de su cuerpo le hacía pensar que en verdad se trataba de Milo de Escorpio.

–Shaina –murmuró esbozando una sonrisa el muchacho de ojos verdes

La Amazona sintió como una corriente eléctrica le recorría de pies a cabeza; ahogó un suspiro cuando Milo estiró su mano hacia ella, se mordió los labios tratando de no correr hacia él y abrazarlo con todas sus fuerzas, porque su corazón solo latía por él.

–Shaina –le llamó nuevamente –creo que se me hizo un poco tarde, pero yo no he olvidado que tenemos una cita –

La peliverde negó y dio un paso hacia atrás, porque a su mente vino la escena de Shoko llorosa y Mayura recalcando la sentencia, "Shoko se convertirá en la señora de Escorpio a partir de este momento"

–¡No! –gritó la peliverde dando media vuelta –No Santo de Escorpio, no tenemos nada pendiente –apresurando su paso de regreso a la Cabaña de Doña Agasha

–¡Shaina espera por favor! –pidió el Caballero tratando de alcanzarle –por favor, permíteme explicarte –

–¿Explicar qué? –espetó acelerando sus pasos –Usted debería de estar en su Templo –murmuró sin detenerse

Milo enarcó una ceja y continuó caminando tras de la Amazona, no había forma en que le permitiera alejarse de él después de aquel malentendido.

–Aguarda Shaina, solo tengamos una conversación, creo que por lo menos tengo derecho a eso –pidió tomándole del brazo

La peliverde se soltó del agarre

–¿Derecho? ¿De qué derecho habla? Nosotros no tenemos nada que hablar –

–¡Shaina de Ofiuco! ¡Por todos los malditos dioses puedes callarte y escucharme! –exigió Milo tomándola de los brazos

–¡Ya te dije que no! ¡No quiero que me toques, ni que te me acerques! –gritó la muchacha tratando de liberarse

Sin embargo el peliazul no le iba a permitir irse hasta que le escuchara, por eso usó más fuerza para retenerla

–Suéltame Milo –

–No hasta que me escuches –insistió

La peliverde apretó sus puños antes de concentrar su cosmos y luego hacerlo estallar, tomando desprevenido al Caballero Dorado, quien terminó a un par de pasos. Milo le miró sorprendido, él sabía que Shaina era una Amazona bastante fuerte, pero aquella manifestación tan violenta de su cosmos le hizo temer un poco; para cuando reaccionó la Santa ya se había dado a la fuga.

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Ajustó cuidadosamente aquella pieza metálica sobre su rostro antes de salir de entre los arbustos, caminó un par de pasos tratando de recordar dónde se encontraba la enfermería… anduvo un par de minutos solo para darse cuenta de que se había perdido, repentinamente una angustia invadió el cuerpo de aquella niña al escuchar varias voces acercarse, se ocultó detrás de una de las columnas derruidas y se asomó discreta para averiguar de quiénes se trataba, descubrió un grupo integrado de puros varones, no parecían ser mayores que ella, sin embargo notó que entre ellos no estaba ninguno de sus amigos; en cambio escuchó parte de su conversación.

–Nada más encuentre a ese maldito renacuajo voy a darle una golpiza tan fuerte que no volverá a poner un pie en el Santuario –dijo uno de ellos tronando sus dedos

–No creo que sea una buena idea –comentó otro en voz baja –después de todo es hijo de un héroe… –

–¡Patrañas! Los únicos héroes de la Guerra Santa son el Maestro Dohko y el Patriarca Shion… –

–Pero yo lo escuché en el pueblo, un par de Santos más regresaron con la Señora Atenea… una Amazona de Plata y un Caballero de Bronce –afirmó un tercero

–¡A nadie le importa las Amazonas, son mujeres y son patéticas! ¡Por favor! ¡Un caballero de bronce! Todos son igual de debiluchos y patéticos, ¡deberían de sentir vergüenza! Esas armaduras son las más débiles, al final de cuentas todos los Caballeros de Bronce son los primeros en morir –expresó el primer muchachillo

Torció sus labios en desacuerdo al escuchar aquella afirmación, Saori sabía que eso no era verdad, que el Santo más querido en todo el Santuario era nada más y nada menos que el Caballero de Pegaso, a pesar de solamente tener una Armadura de Bronce. Los observó alejarse lentamente por uno de los senderos y fue cuando decidió salir de su escondite, sin percatarse que se encontraba en el trayecto de un joven aprendiz, que estaba entrenando.

–¡Cuidado! –escuchó a sus espaldas antes de caer al suelo

–¡Ay! –se quejó

Se levantó despacio, notó de inmediato el dolor en sus rodillas y miró sus manos descubriendo que se encontraban raspadas.

–No deberías de quedarte en medio del sendero –comentó alguien a su lado

Apretó los labios tratando de no llorar, pero no estaba acostumbrada a lastimarse, puesto que cada que salía con Seiya él se encargaba de cuidarla y protegerla.

Enarcó una ceja al descubrir que la persona con la que había tropezado no le había respondido, descubrió que se trataba de una chica, debían de tener más o menos la misma edad, su cabello era de un color lila y su rostro se encontraba cubierto por una máscara plateada, llevaba unas marcas doradas alrededor de sus ojos que se asemejaban a los ojos de los búhos, en sus mejillas se dibujaban de color azul unas marcas en forma de alas.

–¿Cómo te llamas? No recuerdo haberte visto antes –comentó el chico de cabellera rubia acuclillándose a su lado

Saori se mantuvo en silencio y solo se puso de pie ignorando por completo la pregunta

–¡Hey! Te estoy hablando –insistió tomándole del brazo

–¡Me duele! –se quejó Saori e irremediablemente empezó a llorar

–¿Qué te pasa? Ni que te hubiera apretado tan fuerte –dijo el ojiverde soltándola –además si eres una aprendiz de Amazona te tienes que acostumbrar a las heridas, que por cierto son muy leves –señaló las raspaduras en sus rodillas

Lo miró de pies a cabeza, su cabello era rubio y alborotado, ojos verdes y parecía tener una complexión similar a la de Seiya, pero no le inspiraba tanta confianza como la que tenía con el castaño.

–Me llamo Saori –hipó llamando su atención –soy nueva y estoy buscando la enfermería –explicó

–¡Ah! ¡Oh! No sabía que habían entrado nuevas aprendices de Amazona –comentó –no importa, mi nombre es Jabu y te llevaré hasta allí–sonrió el jovencito

–Gracias –sollozó la pelilila

Caminaron un rato en dirección a la enfermería, por alguna extraña razón el joven aprendiz no podía dejar de mirarla, tenía como que un cierto encanto que le provocaba curiosidad.

–Oye Saori –le llamó la atención a la pelilila quien solo volteó a verlo –¿Hace cuánto que eres aprendiz de Amazona? –

–Ah…eh… pues… hace unos meses –respondió algo insegura Saori

–Entiendo y ¿de dónde vienes? ¿Naciste en Rodorio o en alguna de las Villas cercanas? –

–Aquí, yo nací aquí –contestó la niña

Jabu enarcó una ceja, parecía que Saori se refería al Santuario, pero no sería posible, así que asumió que la jovencita estaba tan nerviosa que hablaba de Rodorio.

–Excelente, yo también nací aquí –asintió contento al tiempo que la pelilila lo miraba intrigada –dime ¿por qué armadura deseas competir? –

–¿Competir por la Armadura? –repitió Saori un poco confundida

–Así es, no basta solo entrenar arduamente y ser muy fuerte, tienes que competir con algunos de tus compañeros para poder obtener tu Armadura –explicó el jovencito –yo por ejemplo competiré por la Armadura de un héroe de la Guerra Santa –agregó

–¿Te refieres a la Armadura de Pegaso? ¿La Armadura de Tenma, el Caballero más fuerte y fiel que protege a Atenea desde la Era del Mito? –suspiró

Jabu enarcó una ceja al escuchar el tono de voz tan meloso e ilusionado de la pelilila hablar del Santo de Pegaso, si bien era cierto que ocupaba un lugar muy especial en la memoria del Santuario, no podía creer que alguien que no hubiera sobrevivido a la Guerra Santa fuera considerado más fuerte que su padre, quien también era un Caballero de Bronce.

–Muy interesante eso que dices –respondió el rubio –pero si era tan fuerte como dices, ¿por qué es que no sobrevivió a la Guerra? ¿Ah? –espetó con un tono mordaz

Saori se quedó helada por el comentario, apretó los puños y negó

–El Pegaso es el Caballero más fuerte de todos, ¡es más fuerte incluso que los Caballeros Dorados! –gritó apresurando su camino

–¡Ah! No lo creo –se cruzó de brazos Jabu y corrió tras de ella

–¡Esa es la verdad! –afirmó sin detenerse –¡Es más! Seiya se convertirá en el próximo Santo de Pegaso y podrá derrotar a cualquiera –espetó Saori molesta

–¿Seiya? ¿Te refieres al aprendiz del Santo de Sagitario? –dijo sorprendido Jabu, ambos habían sido elegidos como aprendices por Caballeros Dorados, cómo podía olvidarse de él

–¡Sí! –exclamó la pelilila

Jabu no supo el por qué pero unos enormes celos le invadieron por completo, no le agradaba en lo más mínimo escuchar la admiración de Saori por ese aprendiz.

–Lo dudo, solo tuvo suerte de que el Caballero Aioros lo eligiera –respondió con desprecio –ni siquiera es un aprendiz sobresaliente –

–¡Eso no es verdad! ¡A Seiya lo eligieron porque es muy fuerte! Además me lo prometió, ¡él se convertirá en el próximo Caballero de Pegaso! –gritó enojada la niña

El aprendiz de Escorpio iba a protestar cuando descubrió que se encontraban justo frente a la Enfermería y solo vio a Saori abrir la puerta y azotarla.

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Una hermosa y suave melodía envolvía aquel pequeño jardín junto al bosque, sus ojos verdes contemplaron fascinados la belleza que todas aquellas flores parecían desprender al verse rodeadas de ese precioso sonido, por un instante se preguntó si se trataba de lo que llamaban "Cosmos", negó suavemente pues ella no era una guerrera y nunca podría comprenderlo. Discretamente observó la figura divina de aquel pelinegro que rasgaba con suavidad las cuerdas de su lira, una risilla escapó de sus labios, jamás en su vida se habría imaginado que un dios sería tan amable con ella.

–Muy bien, creo que solo hace falta un poco de agua para los claveles y terminaré por hoy –murmuró la jovencita tomando uno de los cubos de madera para dirigirse hacia el pequeño riachuelo que corría cerca del jardín

Más se sorprendió de encontrarse con el señor Thanatos frente a ella

–Permíteme mi hermosa flor –le susurró al oído cuando le quitaba de las manos la cubeta de madera

–No se moleste señor Thanatos –respondió Helena

Pero el dios no dijo nada solo sonrió antes de llenar el cubo de agua y luego llevarlo hasta donde se encontraban los claveles rojos.

–Están floreciendo de una forma tan preciosa –murmuró la castaña vertiendo un poco de agua sobre las flores

El pelinegro alargó su mano hasta una de ellas y la cortó, luego la colocó como ya era su costumbre en la oreja derecha de la asgardiana, cuyo rostro se sonrojó y luego sonrió.

–Mi hermosa flor –le dijo el dios acariciando suavemente su mejilla

Pero ese idílico momento se vio interrumpido por una repentina ráfaga de aire y un par de gritos, Thanatos se puso de pie de inmediato y protegió con su cosmos aquel pequeño jardín y a su cuidadora.

–Esa voz… –murmuró Helena –¡Es Shaina! –

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El lemuriano esbozó una sonrisa al divisar la figura de aquella Amazona de cabellera negra, le sorprendió verla sola, puesto que la mayor parte del tiempo lo pasaba con June o con aquel Espectro pelirrosa.

–Buen día Amazona Geist –le saludó con su característica amabilidad

–Buen día joven Mu –respondió con desgane Geist

–¿Sucede algo malo? –inquirió el ariano ante la actitud decaída de la jovencita

La Santa se mantuvo en silencio porque aún se encontraba enojada por la actitud tan despreciable de Valentine, no había forma en que el señor Radamanthys amara a una mala mujer.

–Lo que sea puedes decírmelo –le dijo Mu tratando de infundirle confianza

–¿Qué opina de casarse con la señora Pandora? –preguntó repentinamente la pelinegra

–¿eh? –la pregunta tomó desprevenido al Santo de Aries

–Me refiero a ¿qué opina de que alguien se case con la señora Pandora?, la comandante del ejército de Hades –explicó Geist

Mu llevó una mano la barbilla, sabía poco acerca de esa mujer, pero todo lo que había escuchado de ella era que se trataba de una mujer inhumana y despiadada, que había hecho sufrir a la señora Atenea durante la Guerra Santa y que trataba con crueldad a sus subordinados; sin dudar expresó sus pensamientos ante la Amazona.

–Pandora es la mujer que trae las desgracias, en definitiva casarse con ella es uno de los peores castigos –resolvió seguro de sí mismo

Geist sintió arder sus entrañas y sin previo aviso abofeteó al Dorado haciendo que retrocediera tres pasos.

–¡Idiota! –gritó colérica dejando atrás un confundido Santo de Aries

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El Juez caminaba a paso lento por aquel peculiar bosque, una sonrisita se dibujó en su rostro en definitiva esa había sido la mejor idea que se le había podido ocurrir, después de todo cada que visitaba a esa Amazona podía admirar discretamente a su chica con la rosa. Sin embargo su caminata se vio interrumpida por la que parecía ser Shaina, caminó un poco más y descubrió que la peliverde marchaba apresurada en dirección a la Cabaña y que de cerca le seguía un muchachillo de rostro demacrado y pálido.

–Detente por favor Shaina –le rogó

–¡Déjame en paz! –respondió alejándose de él

–Por favor Shaina tienes que escucharme, es por nuestra felicidad –

–¿Nuestra felicidad? –de repente la Amazona se detuvo en seco y volteó a enfrentarle

Por un momento Milo pensó que la había convencido

–Escucha yo… –

–¡¿Qué?! ¿Acaso vienes a pedirme que sea la madrina de tu boda? o ¿tal vez la madrina de tu heredero? –exclamó

El Escorpion se quedó callado ante las palabras de la Santa

–¡Oh vaya! Parece que he dado en el clavo –exclamó poniendo las manos en sus caderas –nunca pensé que fueras tan descarado maldito bicho rastrero –

–¿Aguarda de qué estás hablando? –negó el Santo confundido

–¡No te hagas el idiota! –le señaló –el único motivo por el cual podrías estar libre es porque seguramente están haciendo las preparaciones para tu Ceremonia Oficial con Shoko –soltó colérica Shaina sintiendo el ardor en su pecho de las palabras de Mayura

Milo apretó los dientes al recordar que Shaina aún no había escuchado acerca de su absolución

–Escúchame… –rogó desesperado el peliazul

–No quiero escuchar nada de un maldito y asqueroso poco hombre como tú –bramó la fémina

–Shaina… –respondió

–No tienes derecho a decir mi nombre, ¡Santa de Ofiuco para ti! –recalcó la Amazona

–Por todos los dioses, puedes dejar de ser tan terca y escucharme un momento –

–¿Escuchar qué? ¿Más mentiras y cuentos estúpidos? De ninguna forma voy a caer en tu maldita trampa bicho rastrero, ¡me das asco y no quiero saber nada de ti!–le dio la espalda y continuó con su camino

–¡Maldita sea! ¡Shaina de Ofiuco detente y escucha! –

–No deberías de perder el tiempo aquí, tu deber es estar en tu Templo, cuidando de la Señora de Escorpio y tu futuro heredero –tembló colérica

–Aunque quieras negarlo Shaina, tú me quieres, esas palabras solo son las de una doncella dolida –soltó el peliazul –me quieres tanto como yo a ti –

La Santa se detuvo en seco y apretó un puño

–¿Acaso no te es suficiente con tener a una Saintia en tu cama por el resto de tus días? ¿Deseas presumir que puedes conquistar a una Amazona? –espetó con un tono de resentimiento

–¡No es así! –

La desesperación había invadido a Milo, no quería rendirse ante la terquedad de Shaina, por lo cual una idea cruzó su mente, era una medida desesperada pero la situación lo requería, al final de cuentas sabía que la Amazona lo perdonaría después de escuchar sus palabras.

Los ojos violáceos de Minos brillaron al notar la intención de aquel mocoso, una sonrisa sádica se dibujó en sus labios, no iba a permitirlo, así que sin pensarlo usó su marioneta cósmica y lo detuvo en seco, cuando intentó atraer a su cuerpo a la Amazona de cabellera verde y con su mano iba a despojarla de su máscara.

–¿No crees que eso es muy bajo Santo de Atenea? –murmuró el peliplata saliendo de entre los arbustos

Shaina se quedó helada al comprender lo que hubiera sucedido, negó con la cabeza

–En verdad eres un bicho rastrero… –murmuró temblando de rabia

Milo trató de moverse, sin embargo ninguna de sus extremidades le obedeció, dirigió su mirada hacia aquella voz descubriendo que se trataba de un hombre de cabellera plateada, ojos violáceos y piel blanquecina, le recordó de inmediato a pesar de sus ropas de civil, se trataba de uno de los acompañantes de la Señora Perséfone.

–¿Qué quieres? –interrogó el Dorado cuando notó que el hombre se acercaba a Shaina

–¿Estás bien Shaina? –le interrogó a la Amazona, quien solo asintió

–Aléjate de Shaina –amenazó cuando lo vio tocar su hombro de una forma cariñosa

–Había escuchado que los Santos de Atenea eran los hombres más honorables –hizo una pausa dedicándole una mirada desdeñosa –pero acabo de descubrir que no es así, no son más que unas viles alimañas –

Milo comenzó a forcejear para liberarse de lo que fuera que le detenía y alejar a Shaina de ese hombre

–No te metas en asuntos que no te importan –espetó el Santo

–¡Oh! –exclamó y luego soltó una risilla –lo lamento caballerito, pero desafortunadamente sí me importa este asunto, ¿no es cierto Shaina? –se dirigió a la Santa quien solo había bajado su rostro y temblaba ligeramente

–Suéltame o te arrepentirás –amenazó Milo acumulando su cosmos

–Solo un Caballero ha sido capaz de liberarse de mi Marioneta Cósmica –rió Minos –y créeme el precio que pagó fue muy caro –afirmó recordando cómo era que Albafica de Piscis había roto su propio brazo

El peliazul pudo distinguir en la mirada de aquel Espectro un brillo de sadismo, sin embargo no iba a rendirse de ninguna forma, costara lo que costara; no respondió y continuó acumulando su cosmos dispuesto a separar a Shaina de aquel hombre.

–No digas que no te lo advertí mocoso –fingió simpatía el Juez y haló sus hilos para detener en seco al muchacho

–¡Argh! –se quejó Milo –en verdad que lo pediste –amenazó y sin importarle el daño a su cuerpo alzó su mano derecha dispuesto a utilizar la Aguja Escarlata

Shaina sintió un escalofrío recorrerle, ¿en verdad estaba dispuesto Milo a renunciar a su honor tan solo para que le escuchara?

–Tú lo pediste Caballero de Atenea –respondió el Juez –¡Marioneta Cósmica! –exclamó e hizo elevarse el cuerpo de Milo en el aire –¿qué romperé primero, las piernas o los brazos? –

–¡Shaina! ¡¿Shaina estás bien?! –gritó una vocecilla femenina cerca de ahí –¡Ah! –

Los ojos violáceos de Minos descubrieron que se trataba de aquella jovencita castaña que acompañaba en algunas ocasiones a Agasha, enarcó una ceja cuando vio que el Señor Thanatos se encontraba caminando tras de los pasos de la doncella.

–Interesante –sonrió

Sin embargo no fueron las únicas personas en arribar al lugar, desde el sendero de la Cabaña pudo distinguir a la rubia Promesa de Poseidón acompañada por su chica de la rosa.

–¡Milo! –le reconocieron

Luego la castaña dirigió su mirada a él, la vio temblar de pies a cabeza

–¡Minos, suelta de inmediato a Milo! –exigió Agasha

El Juez enarcó una ceja y apretó un poco más los hilos, provocando un leve quejido del Santo

–Señor Thanatos por favor, ayúdelo –sollozó temerosa Helena al ver cómo sufría el muchacho

El dios enarcó una ceja, poco le importaba ese chico o lo que fuera que a Minos le gustaba hacer en su tiempo libre, sin embargo le incomodaba ver el terror en el rostro de su hermosa flor.

–Minos –le llamó en un tono calmado

El peliplata volteó hacia al dios y enarcó una ceja, iba a protestar más la mirada dura en el rostro del Señor Thanatos le hizo pensar nuevamente le asunto.

–Que te sirva de escarmiento Caballero –dijo observando la expresión de terror en el rostro de Agasha le hizo sentir extasiado, al parecer la fémina aún le tenía terror, lamió ligeramente sus labios y soltó al jovencito

–¡Milo! –exclamó la curandera y corrió hacia él

–Shaina –balbuceó un poco aturdido

Observó la figura de la Santa de pie junto al Espectro

–No tiene ningún asunto que tratar conmigo Santo de Escorpio –escuchó su voz –después de todo las Promesas no deben de relacionarse tan libremente con otros hombres que no sean alguno de los posibles candidatos de la Alianza –

Milo sintió que le faltaba el aire, negó y una sonrisa incómoda se dibujó en su rostro

–¿De qué hablas Shaina? Esa broma no es graciosa –

–No es ninguna broma caballerito –respondió el Juez abrazando por el hombro a la joven peliverde –la señora Atenea me ha dado permiso de cortejar a esta hermosa Amazona –declaró tomando la mano de Shaina y luego depositar un beso en su dorso

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Se asomó tímidamente desde la entrada de aquella habitación, se aseguró una vez más que esa vestal no se encontrara cerca, porque de lo contrario sospechaba que le iría peor que a Aioros; se internó silencioso y se acercó a la cama donde descansaba aquella figura femenina, podía observar su rítmica respiración debajo de las sábanas, pero su camino se vio interrumpido por un destello que le cegó momentáneamente, llevó su mano derecha hasta sus ojos y luego buscó la fuente de aquel reflejo, solo para descubrir que se trataba de una máscara plateada que descansaba en la pequeña mesita de madera al lado de la cama.

El muchacho sintió un pequeño vuelco en su corazón al comprender lo que eso significaba, se quedó quieto en ese lugar, bajó su rostro y muy despacio fue elevando su mirada

–Lo que estás haciendo no es digno del Santo de Leo –se reprochó mentalmente el Dorado

Pero la curiosidad le dominaba, realmente deseaba ver el rostro de Marín, comprobar si era idéntica a Seika o…

–Hmm –gimió removiéndose en la cama

Provocando que Aioria desviara su mirada al instante, aguardó unos segundos y luego continuó con su recorrido visual solo para descubrir que la Amazona se encontraba de espaldas a él.

–Seika tengo sed –murmuró adormilada

–¡Ah! –exclamó el muchacho asustado

–¿Aioria? –dijo la Santa levantándose de la cama

–¡Lo siento Marín! No era mi intención… –se excusó el Caballero de Leo, al tiempo que daba media vuelta y bajaba su cabeza, no quería provocar un malentendido con Marín

–¿Qué haces aquí Aioria? –interrogó la pelirroja sorprendida al ver que el joven aparentemente se negaba a mirarla –¿por qué no volteas? –

–Tu… tu… tu máscara… –murmuró señalando con su mano izquierda la mesita de madera

–¿Eh? –Marín volteó su rostro y descubrió que su máscara se encontraba justamente ahí –¡ah! Seika debió de quitármela mientras dormía –susurró la Amazona tomando la pieza metálica para ponérsela

Tan pronto como lo hizo descubrió que Aioria estaba quieto en ese lugar, sin atreverse a pronunciar palabra alguna, ni que decir de voltear.

–Vamos Aioria, ya tengo mi máscara –comentó divertida la pelirroja

Marín aguantó una risilla al ver la expresión de su camarada cuando éste daba media vuelta para encararla, puesto que parecía un niño a punto de ser regañado porque lo encontraron en la mitad de una travesura.

–Lo siento Marín…yo quiero que sepas que nunca ha sido mi intención… yo no sabía que tú no, bueno… ah… –

–Tranquilo Aioria, no te entiendo nada, mejor ven y siéntate aquí –respondió con su característica calma e hizo un poco de espacio

El muchacho se sentó pero mantuvo su mirada gacha

–perdóname Marín, quiero que sepas que nunca ha sido mi intención ver tu rostro sin permiso… –susurró avergonzado

La pelirroja se quedó pasmada ante tal declaración y luego lo comprendió, si no se hubiera despertado el Caballero de Leo habría visto su rostro y… un sonrojo cruzó sus mejillas; tragó discretamente y negó con suavidad.

–No ha pasado nada Aioria, además ese no sería un problema para mí… no sé si para ti lo sería –

–¿Eh? ¡No!... bueno sí… Marín… –balbuceó muy nervioso el Dorado

Una risilla escapó de los labios de la Amazona, quien alargó su mano izquierda y tocó la mano derecha del Caballero.

–No nos preocupemos por ahora –susurró entrelazando sus dedos

Aioria contempló esa máscara plateada cubrir el rostro de la pelirroja y asintió, aún si no podía verlo sentía que tenía una sonrisa comprensiva y dulce.

–Tienes razón… perdona por entrar así, pero cuando Aioros vino de visita a preguntar por Seiya y por ti… bueno las cosas con Seika no terminaron muy bien –explicó

–¿Aioros vino de visita? Seika no dijo nada al respecto –comentó Marín llevando su mano derecha a su barbilla –dile a Aioros que la disculpe, Seika está muy preocupada por todo el incidente… –suspiró

–Tú también estás preocupada –

–Así es… sé que todo es un malentendido, pero el hecho de que Mayura y las Saintias lo hayan exagerado a proporciones tan grandes me hace rabiar… Seiya es un poco imprudente en estos asuntos, pero no es un mal chico; Shaina podrá ser muy brusca en sus formas pero es una joven muy bondadosa, si tan solo… –negó

–Tienes mucha razón, si Mayura y sus chicas no hubieran incitado esa pelea creo que se habría podido pensar en una buena solución –afirmó Aioria acariciando los dedos de Marín –¿cómo siguen tus heridas? –

–Sanando perfectamente, solo había entrenado con Shaina un par de veces… no pensé que tuviera tanta fuerza –respondió la Santa del Águila

–¡Y qué lo digas! Por los dioses que sabía que Shaina era fuerte, jamás pensé que sería capaz de casi romperme un brazo de un solo golpe –afirmó el muchacho –Casi podría jurar que tiene una fuerza bruta similar a la de Máscara Mortal –

–¿A la de Máscara Mortal? –

–Creo que no te ha tocado ver nuestros entrenamientos, contrario a lo que muchos piensan Máscara Mortal no se especializa en el combate cuerpo a cuerpo, en un principio el cangrejo empieza con ciertos golpes leves, como midiendo su fuerza, luego es cuando te ataca verdaderamente con fuerza, no con un golpe limpio, sino una concentración de poder tosco de sus puños –explicó el León Dorado

–Entiendo, por cierto ¿cómo sigues de tu brazo Aioria? –dijo la Amazona alcanzando el brazo izquierdo del jovencito donde llevaba una venda

–¡Ah! No te preocupes Marín, ese vendaje es solo preventivo, estoy perfectamente –sonrió –pero ¿cómo estás tú? ¿Te duele algo? –

–Todavía me duelen un poco las heridas, sin embargo están sanando sin problema –afirmó la pelirroja sosteniendo las manos del Santo –me preocupa que tanto Geist como June están a merced de las malas intenciones de Mayura y sus chicas –

–No tienes de qué preocuparte, al parecer la maestra Serinsa las está supervisando, además de que Mayura y las Saintias están todavía meditando, por lo que he oído –dijo Aioria tratando de tranquilizarla

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Shura se refugió a la sombra de aquel árbol y descansó un poco puesto que aún no se había recuperado por completo de su encarcelamiento, cerró los ojos al tiempo que la brisa del atardecer le refrescaba un poco, le sorprendió sentir la presencia de Geist, abrió sus ojos y le vio sentarse a su lado ligeramente abatida.

–¿Qué te pasa? –le interrogó

La joven se mordió los labios debajo de la máscara y dio un suspiro antes de plantear su pregunta

–¿Qué piensa de la señora Pandora, la comandante del ejército de Hades? –interrogó tímidamente porque no quería creer que la mujer que amaba el señor Radamanthys era mala

–¿Qué pienso de la señora Pandora? –repitió el dorado, al tiempo que veía a la pelinegra asentir

Shura enarcó una ceja, él no conocía personalmente a esa mujer, pero suponía que debía de ser alguien muy fuerte e importante como para comandar un ejército como el de Hades; ya en alguna ocasión su padre, El Cid de Capricornio, le había dicho que nunca debía de subestimar a un oponente, fuera hombre o mujer.

–Creo que debe de ser una mujer fuerte e inteligente como para tener a su cargo a los 108 espectros y servir al Dios Hades –respondió sincero el Santo de Capricornio

Sin decir nada la pelinegra se lanzó encima de Shura, tirándolo al suelo para abrazarlo, mientras que este aún sorprendido correspondió al abrazo y acarició la cabeza de la Amazona.

–Sabía que yo tenía razón –murmuró de una forma inaudible y recargó su cabeza sobre el pecho del Dorado para escuchar el palpitar de su corazón.

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Se limpió el sudor de la frente, aún si estaba acostumbrada a un clima cálido de sus tierras, éste no parecía ser nada comparado con el calor que reinaba en Grecia, La rubia sonrió halándole del brazo para acercarse a la fuente del pueblo.

–El aroma de la brisa veraniega cada vez está más presente –afirmó la ojiturquesa

María sonrió puesto que eso solo quería decir que pronto haría más calor, pero no le dio importancia y tomó un poco de agua para refrescarse.

–Sin duda Rodorio es una Villa muy hermosa –afirmó observando con atención algunos de los puestos que estaban alrededor de la plazuela

–Así es, ¡Ah! –exclamó la rubia y se apresuró a uno de los negocios

María le siguió de cerca parecía tratarse de una panadería, se sorprendió de ver a Thetis muy entusiasmada.

–Con esos estará bien –sonrió la ojiturquesa aceptando una pequeña canasta con lo que parecía unos pequeños pasteles de hojaldre y luego le entregó un par de monedas a la mujer

–¿Qué es eso? –interrogó intrigada la peliazul

–¿Esto? –señaló la cesta –son "spanakopitas", son como pasteles de hojaldre y están rellenos de espinaca y queso feta –explicó

–¡Ah! ¿Son tus favoritos? –María enarcó una ceja

–No, son los favoritos de Kanon –rió Thetis –yo no soy muy buena cocinando, y en el Templo las Vestales son las que se encargan de nuestros alimentos, pero cuando venimos a Rodorio a Kanon le gusta comprar un par y comerlos antes de la cena, así que decidí darle una sorpresa –sonrió la Nereida entusiasmada

–Entiendo –la ojiazul le devolvió la sonrisa –De casualidad ¿sabes qué es lo que le gusta al joven Saga? –

La rubia se llevó la mano a la barbilla y trató de recordar

–Creo que sí, hace un tiempo pelearon porque Saga llevó al Templo "Tzaziki" y pan pita –Thetis dejó escapar una risilla –Kanon se enojó mucho porque a él no le gusta –

–¿Tzatziki? –pronunció algo insegura la joven de piel morena

–Señora me da unas piezas de pan pita –pidió la Marina, para colocarlas en su canasta y pagar –ahora sígueme –le tomó de la mano para caminar hacia otro puesto

María se quedó mirando los pequeños recipientes de barro que se encontraban cubiertos por una tela y amarrados con pequeños listones de colores. Thetis tomó uno de aquellos recipientes y luego le dio un par de monedas al vendedor.

–¡Listo! Los gemelos estarán muy contentos –afirmó la Marina

–Pero… yo quería comprárselo al joven Saga –dijo un poco apenada la peliazul

–No te preocupes, es el dinero de Kanon, así que considéralo la retribución por la broma de mal gusto que te hizo –explicó

María dio un suspiro y asintió

–Ya es hora de volver –dijo pasando la mano por su cabello

Caminaron en dirección al Santuario, justo en el sendero se encontraron con un muchacho de buena estatura y cabello castaño ligeramente rizado, con una banda roja en su frente.

–Buenas Tardes Joven Aioros –le saludó la rubia con una pequeña reverencia

–Buenas Tardes Thetis… –respondió el Santo y luego se fijó en la jovencita peliazul que le seguía de cerca –Disculpa creo que no tengo el gusto –sonrió haciendo una reverencia

–¡Ah! Mucho gusto, mi nombre es María –se presentó la ojiazul y por alguna extraña razón se quedó mirando los ojos verdes del varón

–Encantado, yo soy Aioros de Sagitario para servirte –correspondió el Dorado

–Es una invitada de Saga, tiene que arreglar algunos asuntos en el Santuario y se está quedando en el Templo de Géminis –agregó la Marina

–Entiendo, si me disculpan tengo un patrullaje en Rodorio –se despidió

–Hasta luego joven Aioros –asintió la rubia

–Nos vemos luego –suspiró María sin dejar de verlo –sus ojos… sus ojos se parecen a los de mi madrina –

Thetis enarcó una ceja por el comentario, más no le dio mucha importancia

–Vamos María, aún nos falta un buen tramo –sacó de su ensoñación a la ojiazul

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Observó la pequeña residencia, se llevó la mano a la barbilla y negó, cuando era un aprendiz su mayor sueño era poder conseguir suficientes méritos como para tener su propia cabaña, pero ahora mismo aquel lugar era insuficiente para poder tener a su familia viviendo cómodamente. Yato rió ante sus pensamientos, porque nunca había planeado una vida tan próspera, mentiría si dijera que desde el inicio de su entrenamiento como Santo de Atenea había estado listo para morir, había estado consciente de que no viviría mucho, tal vez no podría llegar a casarse, ni qué decir de tener hijos; pero el destino había tenido preparado una hermosa sorpresa para él, al lado de una mujer tan bella como fuerte.

–Porque sin duda mi Yuzuriha es la Amazona más bella –afirmó

Se cruzó de brazos al mirar en la cama recostados se encontraban Kiki y Tokusa tomando una pequeña siesta; era evidente el parecido que sus hijos menores tenían con su esposa, pero debía de admitir que lo inquieto que tenía Kiki le había heredado de él. Negó una vez más y pensó que pronto tendría que ir a hablar con Shion respecto a su estancia, porque la noche anterior él había tenido que dormir en la pequeña cabaña provisional que le habían asignado a Jabu, mientras que Yuzuriha, Miho, Kiki y Tokusa se habían quedado en ésta; no era nada práctico que una familia estuviera separada, en especial con sus hijos tan pequeños y su sobrina que ya estaba en edad casadera.

–No podía enviar con mi hermana a Miho completamente sola –se dijo a sí mismo

De repente se abrió la puerta y descubrió que se trataba de su hijo mayor, Jabu, quien venía de las fuentes, al parecer se había refrescado un poco antes de la cena.

–¿Y bien cómo te fue hoy campeón? –rió de buen humor

Aquel rubio jovencito se mantuvo en silencio y se sentó en una de las sillas de la mesa. Yato enarcó una ceja y se acercó al chico, tratando de averiguar qué le sucedía, pero se vio sorprendido cuando volteó a verlo y luego dijo:

–Entre tú y el Pegaso ¿quién era más fuerte? –

La repentina pregunta tomó desprevenido al antiguo Santo de Unicornio, ladeó un poco la cabeza ante el recuerdo, Tenma era su mejor amigo, pero tenía que admitir que cuando se conocieron no había sido mucho de su agrado, en especial porque había escuchado que había sido Dohko quien lo hubiera traído al Santuario personalmente.

–¿Y bien papá? ¿quién era más fuerte, el Pegaso o tú? – Observó la mirada ilusionada de su hijo

–Pues… ¡pues es evidente que yo! ¡El gran Yato de Unicornio! Tenma nunca pudo vencerme –

–¡Yato! –reconoció la voz de su esposa a sus espaldas

–¡Oh! ¿Entonces en verdad eres fuerte tío? –interrogó Miho desde el umbral de la puerta

–¿Yuzuriha, mi amor? –respondió un poco incómodo

–No seas mentiroso… –la mujer caminó hacia él amenazante

–¡Aguarda! Tenma jamás logro derrotarme mientras éramos aprendices, la última vez que nos enfrentamos yo gané y puedes ir a preguntarle al Patriarca –explicó

–Yato… –

–¡Mamá! –exclamó Jabu y corrió a abrazar a la lemuriana

–Mi pequeño, ¿cómo te fue hoy? –le saludó Yuzuriha abrazándolo y luego le dio un beso en la frente –ven, cuéntame de tu entrenamiento –


Mmm, creo que este fue un capi con muchas emociones contrastantes, todo empieza a complicarse para algunos personajes consecuencia de las situaciones anteriores, así mismo parece que aún no se han develado todos los secretos de algunos otros

Tal vez se les haga un poco de OOC la actitud de Máscara Mortal, pero pues como la historia lo dice, él fue educado por Manigoldo, quien aunque tenía su lado rebelde y al educar a Máscara pues le inculcó esos valores. El italiano no es precisamente un idioma que yo conozca a la perfección, así que usé un poco de google e internet para desarrollar la explicación del sobrenombre de Máscara Mortal, esa misión de los caballeros negros es la misma a la que Shura asiste. Y es un tema delicado, no hace falta que les de más detalles de todo lo que sucedía ahi.

Sasha tenía que hablar ya con Shion y es que todo se estaba descontrolando, eso no lo podemos negar, también es en parte responsable de no supervisar el bienestar de sus Santos, ahora ¿qué dirá la señora Atenea del motivo por el q Shion encerró a Afrodita?

María no tiene mucho que hacer por lo tanto podía estar pasando tiempo con Thetis y las jóvenes promesas, que como menciono arriba en ese siglo casarse joven era lo más normal, porque a veces la esperanza de vida no rebasaba los 40 años.

Sobra decir que Valentine detesta a Pandora, pero no es el caso de Geist y siendo apasionada como ella misma pues puso en su lugar al espectro por hablar mal de alguien a quien admira.

La primera fase del anhelado reencuentro... es evidente que no iba a ser un mar de rosas...

Saori es una niña de acciones y no podía esperar más para saber lo que sucedió con Seiya, en especial porque Seika no ha ido a visitarla y es la única que sabe de su amistad. Jabu no es malo, solo no está acostumbrado a tratar a una niña de forma delicada (especialmente xq no es la señorita Kido y pues xD no le debe nada como en el clásico) sé que se pasó con el comentario, pero siendo honestos pocos saben de los horrores de la guerra, solo asumen que es una pelea, para nosotros que atestiguamos las batallas sabemos las muertes y los sufrimientos.

Thanatos no tiene nada mejor que hacer más que acompañar a Helena, quien pues ya notaron tiene un talento para la jardinería ;P

Otro desaforunado que provocó la ira de Geist, no se le puede culpar, es evidente que para Shion y Dohko, Pandora es una enemiga y pues solo saben del sufrimiento y dolor que le ha provocado a Atenea, por ello es que Mu la considera una mujer mala.

Una palabra... CAOS, efectivamente se los dije no iba a ser un mar de rosas esto y las complicaciones tenían que llegar, esta escena en específico me ha costado mucho trabajo escribirla, porque quería darle un buen drama y realismo (siento que no cumple del todo mis expectativas, pero no queria prolongar más la espera) creo que es como una verdadera pelea, golpe tras golpe sin saber cómo reaccionar, Y claro se nota que Minos actua por su propia conveniencia.

Aioria, tan lejos y tan cerca, bueno él es prudente no quiere hechar a perder la relación tan cercana que tiene con Marín, parece que ya se están dando cuenta de que es algo más que una amistad. Pero bueno el caos externo puede perturbar su relación.

Mucha suerte para ese cabrito dorado, pero bueno es que su padre se lo había dicho a buena hora, nunca subestimar a un rival, hombre o mujer siempre debías de respetarlo para no perder prematuramente una pelea. Lo cual le resulto bastante bien con Geist

Las botanitas para los gemelos jajaja ;D pues sí, Thetis no es mala cocinera pero recuerden que en aquella época no existían todos los aparatos eléctricos, ni todos los utensilios de ahora, ni qué decir de la forma de conservar los alimentos. Por ello para Thetis es más cómodo que las vestales se encarguen de preparar comida y ella comprar de vez en cuando algun bocadillo. Esos alimentos que menciono sí existen, sin embargo ignoro si son de la época antigua, así que voy a suponer que sí. También María parece que quedó encantada con esa mirada de Aioros.

Parece que Yato maduró, y cómo no iba a hacerlo después de todo ya es la cabeza de la familia, para que lo sepan en Jamir ya tenían una casa cómoda y amplia, en especial porque de vez en cuando trabajaba con la gente de los pueblos aledaños. Miho como mencioné antes es hija de la hermana mayor de Yato, se supone que ambos son de Joseon o lo que era Corea en aquel entonces, y a veces se acostumbraba enviar a los hijos con sus parientes para que vivieran un tiempo en el "campo" para mejorar su salud.

También si lo vemos fríamente Tenma y Yato se enfrentan en un par de entrenamientos pero solo vemos que Yato le gana, sin embargo durante la guerra ya nunca se enfrentan, luchan juntos sí, y se sobreentiende que Tenma es mucho más fuerte, pero no hay una pelea oficial como lo dice Yato (no quería quedar mal ante su hijo)

Creo que es todo por ahora de mis notas, de sus comentarios:

Pues si me gusta la idea de hacer guiños acerca de algunas cosas del manga y la serie, ademas pues ya veremos cómo se irán relacionando los personajes entre ellos.

Milo es un buen chico, solo que pues la presión de todo lo que ha pasado... Shaina también es buena pero quién puede estar tranquila con todo

Minos es Minos, pueden darle el beneficio de la duda, pero es difícil que alguien cambie así cómo así... (saben que esas cosas son las que les dan el sabor a la historia XD)

Qué pasará con Milo, Shaina y Minos, bueno puedo adelantarles que no será algo fácil ni corto, así que pido su paciencia para desarrollar ese caos

Creo que ya vieron la reacción que tiene Camus cada que le preguntan que si Hyoga es su hermano, pero pues más bien deberíamos de preguntárselo a Degel ;D... o en todo caso a la madre de Hyoga... ¿o no?

Lamento la demora, como dije arriba he tenido un tiempo muy complicado con altibajos y situaciones fuera de mi control, además de mi exigencia por escribir algo digno de leerse, la historia no está abandonada de ninguna forma, cualquiera que desee hablar conmigo, sepa que puede contactarme por mensaje privado y que yo gustosa le responderé, todos y cada uno de sus comentarios son recibidos, así como sus opiniones y lecturas.

Cuídense mucho en esta época de incertidumbre, aférrense a lo que crean y sean prudentes. Dicen que "Más vale prevenir que lamentar".

Mis mejores deseos a todos, besitos y abrazos digitales (que son sanos ;D)

MCR77

PD. Admito que jugar Saint Seiya Awakening me quita un poco de tiempo...