Reto de ayumi-nightbeauty

Pairing: Taichi/Mimi/Koushirou. Taimishiro.

Género: Romance y más.

Advertencia: es rating M y contiene una relación poliamorosa.


Tres Tercios

Por CieloCriss

1/3: un tercio

Su mano presionó tu cintura y eso hizo que recuperaras la conciencia. No abriste los párpados, pero lo supiste de inmediato. La habitación olía a hombre, tus músculos estaban mallugados y la respiración de tu amante se estrellaba constantemente en tu cuello, causándote leves cosquillas.

Ay, no, pensaste: Lo volví a hacer.

Sí, lo hiciste otra vez. Tuviste sexo tras asistir a la boda de una de tus amigas. Casi te dices a ti misma que esto ya se está volviendo una costumbre, pero sabes que esta vez ha sido diferente:

No, Mimi, no estás en los Estados Unidos.

No, Mimi, no te acostaste con algún hombre caucásico aleatorio con el que coincidiste en la recepción.

¡Ah!, y por si fuera poco, no estás en la boda de una gringa cualquiera que fue tu compañera de la secundaria.

No, Mimi, no.

La boda de ayer fue la de tu mejor amiga, Sora, con tu otro viejo amigo, Yamato. Y tu amante, es decir, el hombre que perfila tu cintura con torpeza, te llama princesa desde los 10 años.

Taichi…

Piensas su nombre y respiras con terror. Sientes los indomables cabellos de Tai entremezclándote con los restos de tu peinado de dama de honor. Lo has reconocido por su perfume, por el intenso aroma que emana desde ayer.

Su cuerpo pesado y moreno se apoya en ti. Tai tiene un olor penetrante, que te causa vértigo de inmediato. Está desnudo, lo sabes, lo sientes. Su miembro toca levemente tus nalgas. Al volverte consciente de ese tacto, sientes deseos de derretirte y desaparecer…

Decides fingir que duermes; te llenas de miedo.

Son varias cosas, pero la más grave es que no lo recuerdas. No, Mimi, no. No recuerdas la sensación de haber sido poseída por Yagami.

No recuerdas sus besos, ni las caricias de sus manos raposas y largas. Sientes sus dedos presionando tu piel, pero no los recuerdas manoseando tus pezones ni buscando tu clítoris.

Contienes la respiración y aprietas más los ojos. Ojalá pudieras dormirte de nueva cuenta y despertar sola, sin Taichi añadido a tu cuerpo. No es que te arrepientas, es simplemente que no recuerdas la sensación de haberte acostado con él.

Ahora mismo te gustaría recordar el sabor del cuerpo de Yagami. Es una tontería tener sexo para después olvidarlo, ¡y la cosa está peor, porque se trata de Tai!, ¡te acostaste con Tai!, ¿te das cuenta?

Detestas que el alcohol te ponga así de idiota, odias que la resaca juegue con tus recuerdos y los borre sin ton ni son.

De haberte acostado con un hombre caucásico aleatorio, como es la costumbre, habría sido sencillo encarar la situación al día siguiente.

Simplemente lo habrías levantado con un quejido y le habrías dicho, mimosa: Swettie, tengo que irme.

Pero te acostaste con un chico que es tu amigo. Gozaste la piel desnuda de un hombre que está presente en la mayoría de tus remembranzas de cuando eras niña.

No sabes por qué, pero brevemente te viene a la mente la vez que te aferraste al cuerpo de Taichi cuando tenías 10 años. Iban trepados en Greymon, llevabas aquel pijama rosado que tanto te gustaba.

Ahora es Taichi el que clava sus manos en tu cintura mientras ronca como un oso pardo. Te recorre un escalofrío, de nuevo quedas hipnotizada con el olor que ciñe la habitación de hotel.

Taichi está sudado, al igual que tú. Te sientes pegajosa, sobre todo dentro de ti. Estás adolorida, agotada… consideras que la madrugada debió ser intensa y placentera, a pesar de que no la tienes presente.

Quizás lo mejor es que lo despiertes y confieses que no sabes lo que pasó. Yagami es un tipazo, te dirá que no te preocupes y que se tomen las cosas con calma.

No estaría mal sentar cabeza, piensas por encimita. Sora se ha casado con Yamato, quizás ahora sea tu turno de enamorarte. Taichi es una de las mejores opciones, lo sabes.

Y aunque no creas en la monogamia, tal vez podría funcionar. Eso te dices con la mayor firmeza posible. Decides abrir los ojos y enfrentar la realidad. Después de todo, Taichi te abraza como si fueras su peluche.

No, mejor aún: como si fueras su princesa.

Este es el plan: abrirás los ojos lentamente y gemirás con dulzura hasta lograr despertarlo. Sí, eso harás. Taichi te saludará como si nada y superarán este episodio. Ambos dejarán salir una sonrisa nerviosa y con eso se romperá la tensión.

Mueves las pestañas. Reniegas al imaginar que tienes la mascada embarrada en el rostro. Odias dormirte sin remover el maquillaje, pero seguramente la noche de sexo salvaje no te dio tiempo de seguir con tus rutinas.

Te decides y, por fin, abres los ojos. Un haz de luz se ha colado por la ventana. Eso te molesta y te ciega unos segundos. Suspiras; poco a poco delimitas la habitación.

Pero no, Mimi, no. Frente a ti no hay sábanas ni habitación. Al menos no en primer plano.

A pesar de que el brazo moreno de Taichi te tiene sujeta, lo que hay frente a ti es el perfil sudado de otro hombre.

Estiras los párpados hasta las cejas y ahogas un gemido mordiéndote la lengua con histeria.

Es Koushiro.

What the fuck!?, chillas por dentro. Es Koushiro.

Sí, Mimi, sí: Koushiro Izumi. El de siempre, el que te ha rescatado de laberintos y a quien siempre te gusta contrariar con tonterías y hacer sonrojar con pucheros.

Koushiro duerme con las cejas fruncidas, arrugando la frente. Trae las mejillas y las orejas coloradas. Su cabello, también rojizo, está revuelto y sudado. Está dormido de lado, con las manos juntas. Trae desabrochada la camisa y, al alzar la cabeza para mirarlo bien, te das cuenta de que es lo único que traer puesto, pues de reojo le has visto su sexo, descansando entre sus muslos.

No está cubierto ni siquiera con la sábana, la cual apenas alcanza a cubrirte a ti. A tu propio cuerpo desnudo.

Taichi vuelve a roncar y te abraza con más fuerza. Habías olvidado que también él estaba ahí.

Giras la cabeza y lo compruebas.

Los dos están contigo en esa habitación de hotel. Uno, dos, tres. Sí. Son tres en una cama matrimonial. Están desnudos y sudados. Te acostaste con los dos, Mimi: acéptalo, estás en problemas.

El corazón se te acelera y te llenas de remordimientos. Has hecho muchas locuras, Mimi, ¡muchas!, pero follar con dos de tus mejores amigos al mismo tiempo y en la misma noche no puede ser algo bueno.

¡Y lo peor! ¡No lo recuerdas!

Sí, estabas borracha, eso no es novedad. Te encanta beber en las bodas de tus amigas y amanecer en los brazos de algún chico aleatorio. Pero esto es diferente ¡joder!, ¡Son Koushiro y Taichi! ¡Son Taichi y Koushiro!

Tratas de hacer memoria mientras las lágrimas empiezan a correr por tus mejillas. Lo último que recuerdas es haber ido al after de la boda, en el bar del hotel, donde tú y tus amigos hablaron de tonterías del pasado y de la misma fiesta.

No puedes traer a tu mente los diálogos y te frustras. Parpadeas, te le quedas mirando a Koushiro y de nuevo sientes el aliento de Taichi chocar contra tu cuello.

Sin proponértelo, te pones a recrear la noche pasada. Sólo te queda la imaginación, porque los recuerdos se han esfumado. ¿Cómo fue? ¿Qué sentiste? ¿Por qué te sientes tan atraída?...

Quizás todo comenzó con un beso casual que le diste a Koushiro, para encender sus mejillas o a lo mejor te abrazaste al cuello de Taichi, para robar su aroma con tu lengua. El combustible fue el alcohol, lo sabes muy bien.

Te gusta imaginar que los dominaste, que mientras abrazabas a uno, hiciste que el otro te acariciara la espalda y la cara interna de tus muslos. Te agrada pensar que mientras uno te poseía, el otro te acariciaba los cabellos y te besaba con fuerza.

No, Mimi, No. No tienes vergüenza. En lugar de estar arrepentida estás molesta por no acordarte de cómo fue. ¿Te hicieron gritar?, ¿se vinieron dentro de ti?, ¿besaron tus pezones y dibujaron tu ombligo?

¿Cómo hiciste para convencerlos? ¿Cómo fue que Taichi y Koushiro se apropiaron de tu cuerpo?, ¿Cómo se convirtieron en tercios lo que siempre suele dividirse a la mitad?...

Oh, ¡qué locura!, piensas. Porque no, Mimi, no, ¡no es normal que disfrutes imaginando la escena!, quizás el sexo fue incómodo e irrelevante, ¿y si Taichi se decepcionó? ¿Y si traumaste a Koushiro?

Tienes que desaparecer inmediatamente. Recuerda: estás en una situación bochornosa. No debes siquiera pensar en ti. Debes preocuparte por ellos… debes estar inquieta por Koushiro, sabes que es un chico introvertido y que le pondrá mal verse envuelto en esta situación.

Te tiembla la mano, pero, sin dudarlo, atrapas los dedos de Taichi y los quitas de tu cintura.

Nhg… —suelta Taichi. Su voz se oye asquerosamente sensual y despreocupada. Por suerte no parece estar despierto.

Lo haces a un lado, te quitas la sábana y confirmas que no llevas nada puesto.

Tienes que irte de ahí. Tienes que esconderte. Seguramente has sido tú quien los ha seducido. Eres experta. Te encanta coquetear. Koushiro siempre fue de sonrojos fáciles, al menos desde la adolescencia, y tú, Mimi, siempre te divertiste a su costa. Taichi es un adulto juguetón y es probable que te haya seguido el juego.

O tal vez los dos estaban igual que ebrios qué tú.

Vamos, Mimi, ¡sal de ahí!, te gritas a ti misma una y otra vez. Se te ha nublado la mente y llueve por tus ojos.

Oh, te dice el inconsciente, si tan sólo lo recordaras.

Te sientas en la cama y la gravedad hace que tus pechos se sientan pesados y molidos. Tienes varios chupetones y, al tocártelos, los notas sensibles.

Echas una ojeada a los dos. Taichi se ha abrazado a una almohada. Tiene las piernas torneadas y la espalda ancha. Es jodidamente sensual.

Koushiro se ha encogido en posición fetal. Es más delgado que Taichi, y te parece el hombre más tierno con el que te has acostado jamás.

No puedes evitar, por un momento, ver sus bultos dormidos en sus entrepiernas. Se te calientan las mejillas y te retumba el vientre: tienes que salir de ahí.

De un salto logras pisar el piso. Te tambaleas y tienes problemas para ponerte de pie. ¡Lo peor!, con el movimiento que has hecho te ha empezado a doler la cabeza, por eso la sacudes y te rascas la nariz con impotencia.

Tu ropa. Tienes que buscar tu ropa.

Tus bragas parecen haber desaparecido. Con desesperación recoges el sostén y te lo pones. Tai aumenta los ronquidos, Koushiro se remueve un poco y estornuda.

¿¡Dónde dejaste los calzones, Mimi!?, no están por ninguna parte, pero el corazón te late cada vez más rápido. Ni hablar, tienes que irte.

El vestido está arrugado y el zipper roto, aun así te lo pones lo mejor que puedes.

Te mueves al compás de tu propia taquicardia. Te agachas y alcanzas tu abrigo, te lo encimas, buscas tu bolso con la mirada, lo divisas en el buró del lado de donde está Koushiro.

Vas de puntitas, estiras el brazo y al agarrar el bolso, de éste resbala un labial. Éste se estrella en la cabeza de Izumi.

—¡Ah! —dejas salir, histérica.

Y para tu pesar, Koushiro abre los ojos lentamente y los estaciona en tu figura.

Son demasiado negros. Sí, los ojos de Koushiro son demasiado negros y no los toleras, lo que haces es arrebatarle la almohada a Taichi para tirársela en la cara al pelirrojo, para que deje de verte.

Luego, totalmente histérica, sales corriendo de la habitación como si hubieras visto al diablo. Estrellas la puerta y sigues de largo por el pasillo del hotel, hasta llegar al elevador.

—Maldición —dices en voz alta —¡Se me olvidaron las bragas y estoy descalza!

A tu izquierda divisas a un camarero, quien nomás ensancha los ojos al ver tu aspecto. Dejas salir otro grito acelerado y te vas corriendo por las escaleras.

¡Qué caótica eres, Mimi!

Hoy, sin duda alguna, hubo un sismo en tu mundo.


Continúa en 2/3: dos tercios…


Notas:

¡Gracias por leer!, espero que te haya gustado, ayumi-nightbeauty. No soy experta en tríos, es la primera vez que hago uno, pero espero que no te haya decepcionado demasiado.

Para que no quede tan pesada la narración en segunda persona, he decidido partir este fic en tres partes –que ya están escritas. Las iré publicando poco a poco. Si mi retadora lo exige, haré una cuarta parte.


Aquí dejo todas las características del reto:

Reto de ayumi-nightbeauty para CieloCriss

Pairing: Taichi/Mimi/Koushirou. Sorato de trasfondo, y cualquier otra pareja que quieras.

Características: Es el matrimonio de Yamato y Sora, una gran celebración se llevó a cabo, en un lindo hotel, y con alcohol de sobra. Mimi no puede con la felicidad de ver a su mejor amiga casarse con su primer amor, "el único" como decía ella, pues eso le daba esperanza de que pronto encontraría al suyo. Tanta felicidad la hace probar una copa, y luego otra, y otra, y otra, hasta que su mundo se nubla y poco tiene coherencia. Fastfoward a la mañana siguiente, y Mimi se encuentra en la habitación reservada para ella, recostada en su cama, entre Taichi y Koushirou. Su memoria muy fragmentada, Mimi decide salir de ahí antes que alguno de ellos despertara. Todo hubiera estado perfecto, de haber terminado ahí, pero Taichi y Koushirou recordaban todo, y ambos ya trataban de hablar con ella. Las cosas se complican al verse los tres interesados en continuar lo que empezaron, en secreto, porque ninguno estaba seguro que opinaría el resto de sus más tradicionales amigos. Requisitos: Como siguen de ahí en adelante, queda a tu decisión; si lo mantienen en secreto, si alguien se entera, como, cuando y donde. Eso lo eliges tú. Clasificación a tu convenir, yo prefiero que sea M, por el tipo del reto, por si quieres escribir lo que pasó en esa habitación, pero en sí lo dejo a tu decisión también.

Género: Romance, principalmente. Si quieres agregas drama, pero además de romance, dejo el resto a tu elección.