Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J.K.R


¡Hola a todos! Empezamos nuevo fic, y en esta ocasión nos centramos en los Merodeadores. Por lo tanto he decidido titular a esta historia Marauders, que sería la traducción al inglés de Merodeadores... ¿Os habéis dado que bueno soy poniendo títulos? Una historia sobre los Merodeadores titulada Marauders... Ya lo sé, ni puta originalidad el título. Pero no sé me ocurría otro. Así que a callad y a leer.


En el andén de aquella estación, que estaba cada vez más abarrotado, apartados a un lado, había una pequeña familia de cuatro miembros. Los dos adultos estaban hablando seriamente con el mayor de los jóvenes, mientras que el menor estaba ligeramente oculto tras la espalda de su madre.

—Recuerda no juntarte con ningún sangre sucia en el tren —decía Walburga Black al mayor de sus hijos—. No entiendo como es que el Ministerio sigue permitiendo que semejante escoria respire el mismo ambiente que nuestros hijos.

—Ojala Hogwarts estuviese dirigido por un director que no dejase entrar a los sangre sucia —suspiró Orion Black—. En fin. Sirius, una vez en Slytherin, júntate con el hijo de los Malfoy y con tus primas. Eres un Black y debes dejárselo claro al resto de la casa desde el principio.

—Entendido, padre. — Sirius Black suspiró aquellas palabras con un tono cansado—. Si no les importa, voy yendo a por un sitio. El tren no tardará mucho en salir. —Sus padres simplemente asintieron con la cabeza. Su madre le dio un rápido beso en la frente mientras su padre palmeaba su hombro—. Bueno, Reg. Nos vemos en Navidad.

—¿Vas a escribirme? —preguntó Regulus Black mirando fijamente a su hermano.

—Claro que sí —respondió Sirius.

El chico se alejo de sus padres y se subió en el tren, entrando en el compartimiento donde, previamente, su padre había colocado su baúl de la escuela. Se sentó al lado de la ventana y observó el estático paisaje de la estación. Desde su posición podía verse el reloj, indicando que aún quedaban diez minutos para que el tren partiese.

¿Por qué? ¿Por qué mi familia es así? se preguntó Sirius en silencio.

Sirius Black podía ser muchas cosas, pero desde luego estúpido no era una de ellas. Desde hacía un par de años se dio cuenta de su familia no era tan fantástica como ellos creían. Ellos despreciaban a todo lo muggle, mientras que el mismo Sirius reconocía que muchas cosas que los muggles habían diseñado eran increíbles, aunque nunca lo expresaba en voz alta. Y la única vez que lo expresó, su madre le dio una sonora bofetada y le dijo que jamás volviese a decir aquellas palabras.

La puerta del compartimiento se abrió de golpe, sobresaltando ligeramente a Sirius.

—¿Te importa si me siento aquí? —preguntó el chico que había asomado su cabeza.

Sin duda era un alumno de primer año, como él. Su cabello negro estaba ligeramente alborotado y sus ojos castaños estaban ocultos tras unas gafas de montura cuadrada. En su rostro se podía atisbar un ligero rastro de una sonrisa que era una mezcla entre inocente y traviesa.

Sin saber muy bien porque, Sirius asintió. Había algo en ese chico que le gustaba.

—Perfecto. —El chico giró su cabeza—. ¡Papá! ¡He encontrado un sitio!

—Estoy a tu lado, James. No hace falta gritar. —El hombre, que era una copia de su hijo salvo que él tenía los ojos negros y no llevaba gafas, sonrió ligeramente y, con un movimiento de varita, subió el baúl de James a la rejilla portaequipajes—. Venga, despídete de tu madre.

—Ahora mismo. —James se giró hacia Sirius y le tendió una mano—. Por cierto, soy James Potter.

Potter. Uno de los apellidos que sus padres le habían sugerido (o más bien ordenado) que se mantuviese alejado si le era posible.

Parece que no ha sido posible pensó Sirius, mientras aceptaba la mano de quién, en un futuro no muy lejano, sería su mejor amigo.

—Sirius Black.


A pesar de que ya habían pasado dos meses, Remus Lupin aún no podía creerse que pudiese asistir al colegio Hogwarts. Cuando aquel hombre lobo le había mordido a la edad de cuatro años, creyó que había perdido su oportunidad para siempre. Sin embargo, para sorpresa suya y de sus padres, el director de la escuela, Albus Dumbledore, se presentó en su casa y le ofreció una plaza a Remus, siempre que éste cumpliese ciertas condiciones para ocultar su licantropía.

Así que el chico no podía dejar de mirar alrededor suyo, contemplando con una mezcla de curiosidad y cierto temor al resto de estudiantes, sobre todo los de primer año.

—Remus, tranquilízate —le susurró Hope Lupin acariciando su cabeza. Aunque a decir verdad ella también miraba alrededor suyo con mucha curiosidad. Bueno, teniendo en cuenta de que ella era una muggle, es normal que actuase de ese modo.

Lyall Lupin rió entre dientes al ver el comportamiento de su único hijo y de su esposa.

—Anda, Remus. Vamos a buscarte un sitio. —Sacó su varita mágica y, de una sacudida, hizo que el baúl de Remus levitase un par de centímetros por encima del suelo.

—Claro —sonrió Remus—. Ahora nos vemos, mamá.

Padre e hijo se marcharon con el baúl del segundo siguiéndoles como si de un perro fiel se tratase. Cerca de la mitad del tren encontraron un compartimiento vacío.

—¿Seguro que no quieres que busquemos uno en el que haya chicos de primero como tú? —preguntó Lyall.

—Seguro —respondió Remus. Aunque se había hecho la promesa de que intentaría hacer amigos en Hogwarts, eso no significaba que tenía que ponerse a buscarlos en ese instante.

Su padre se encogió de hombros y, con un movimiento de su varita, colocó el baúl en la rejilla portaequipajes.

—Venga, vamos. El tren está a punto de partir y aún tienes que despedirte de tu madre —dijo Lyall. Remus asintió y, de un pequeño salto, bajó del Expreso de Hogwarts.

Después de despedirse de una llorosa versión de su madre, quién no paraba de decirle que se cambiase la ropa interior todos los días (algo que dejó a Remus avergonzado), finalmente Remus pudo sentarse en su solitario compartimiento.

Sin embargo esa soledad no duró mucho. Cuando el tren había empezado a ponerse en marcha, dejando atrás la estación, la puerta se abrió de repente. Por ella asomó un chico bajito y ligeramente regordete que tenía el cabello marrón y los ojos azules oscuros.

—E-esto... ¿te importa si me siento aquí?

—Eh... No, no me importa. Adelante. —El chico entró arrastrando su baúl—. ¿Quieres que te ayude a subirlo?

—Si no es mucha molestia.

—En absoluto.

Entre los dos consiguieron que el baúl del muchacho fuese colocado al lado del de Remus. Después ambos se sentaron frente a frente.

—Gracias por ayudarme. Por cierto, mi nombre es Peter Pettigrew.

—Un placer, Peter. —Remus tendió su mano—. El mío es Remus Lupin.


Hola gente.

Primer capítulo de esta historia. Varias cosas que decir.

Primero, ¿qué ocurre con el resto de las historias? Pues nada. Únicamente me queda por escribir el capítulo de Griegos, romanos y egipcios. Una vez que lo haya escrito actualizaré todas mis historias a la vez. Pero os pido un poco de paciencia, ya que tenéis que tener en cuenta de que este último capítulo es el más largo y, por tanto, el que más tardo en escribir.

Segundo, ¿por qué publico ahora este fic cuando dije que lo haría después de actualizar mis historias? Por dos motivos. El primero es que noto que la gente empieza a impacientarse, así que lo traigo ahora para que la gente se relaje un poco. El segundo motivo es simplemente para daros a conocer como van el avance del resto de historias. Sé que no todos leerán esto, pero al menos los que lo lean se pueden relajar un poco.

Tercero, ya tengo decidida la manera en que actualizaré. Será por bloques, quedando de esta forma: Bloque A (La vida de Hugo Weasley, Harry Potter, son of Hades y Marauders) y Bloque B (Conociendo el futuro, Leyendo Percy Jackson y los Dioses del Olimpo y El Campamento Mestizo lee). Pero para hacerlo más interesante en el Bloque A actualizaré dos capítulos por fic, es decir que en ese bloque tendréis seis publicaciones de golpe. ¿Por qué no lo hago con el Bloque B? Por la sencilla razón de que allí son capítulos bastante largos, a comparación de los del Bloque A.

Cuarto, respecto a los fics de las novelas ligeras, ya tengo decidido cuales serán. Lo más seguro es que sean cuatro. Cuando comience a publicarlas, explicaré el motivo de mi elección por esas historias. Aunque ya os puedo dejar claro que si he escogido esas novelas son por dos motivos fundamentales. Primero, las cuatro tienen fandom en FF. Segundo, de todas ellas, son las que más novelas tienen traducidas al español (o al menos que yo haya encontrado), así que cuando comience a escribirlas, podré ir un poco más relajado.

Bueno, eso es todo lo que os tenía que decir. Lo más seguro es que cuando haya publicado esto, ya habré empezado a escribir el segundo capítulo, donde tendremos el resto del viaje en tren y los puntos de vista de James y Peter.

Espero que os haya gustado.

Se despide,

Grytherin18-Friki.