AN: UFF, ¡realmente lamento la demora! Espero que no se hayan olvidado de mí –ciertamente yo no me he olvidado de ustedes. Pero antes de entrar a detalles, aquí les dejo lo que vendría a ser la segunda parte del capítulo dos :3

...Realmente no sé si queden lectores por ahí, pero quiero que sepan que de ninguna manera voy a abandonar la historia, en serio, (así yo sea la única que termine leyéndola jeje)

En fin, si es que queda alguien ¡nos leemos más abajo! (donde suelo hacer un "detrás de página" para mi satisfacción propia, donde aclaro las random things and stuff que me acuerdo…)

Y MILES DE GRACIAS POR TODOS LOS VIEWS (cien más exactos y llego a 5000, lo que es muchísimo más de lo que jamás hubiera soñado), FAVES Y FOLLOWS!

GhostlyMia~


Capítulo III: Estación de cambios

...

"No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama. La rama queda para hacer el nido" –Leopoldo Lugones

Nick y Judy habían sido mejores amigos por casi tres años; compañeros policiales por dos; y en un par de meses celebrarían su primer aniversario como roommates.

Probablemente no había dúo más unido en todo Zootopia, y al mismo tiempo, más irónico. Después de todo, se trataba de un zorro y un conejo, o Vulpes vulpes y Oryctolagus cuniculus, como se les conocía científicamente a sus respectivas especies. Ambos animales miembros de diferentes familias y órdenes; enemigos naturales desde el principio de los tiempos.

Un depredador y su presa

…conviviendo juntos bajo el mismo techo y cuidándose las colas incluso fuera de las horas de trabajo como si hubieran sido creados para hacerlo.

Sin duda alguna, por su confianza en el otro y su singular dinámica al trabajar, los pequeños oficiales se habían convertido en la pareja ejemplar e imagen del ZPD.

Y aunque sus acciones para resolver ciertos crímenes podían llegar a ser bastantes drásticas y cuestionables la mayor parte del tiempo (para el eterno pesar de Bogo), siempre valían la pena. Hasta la fecha habían sido infalibles, y la ciudad tenía mucho que agradecerles.

Después de una ajetreada mañana, Nick y Judy salieron pitando de su pequeño pero acogedor apartamento ubicado casi al extremo del corazón de Zootopia, limitando con Sabana Central. No se encontraban muy lejos de la estación de policía, pero el tráfico matutino en sí convertía el breve trayecto en toda una odisea. Por eso los días que tenían los turnos más tempranos como aquel, el zorro y la coneja preferían tomar el primer bus del día en seguir su ruta deseada, y así evitar la mayor parte de todo ese infierno.

Pero esa mañana hubo cambio de planes.

Ya era bastante tarde cuando la más joven del dúo salió del baño lista para empezar el día. Su compañero la esperaba cerca a la puerta de entrada; su uniforme azul oscuro contrastaba con el brillante rojo de su pelaje, y sus famosas gafas de aviador descansaban sobre su cabeza. Por la hora que daba el reloj, el próximo bus no pasaría hasta dentro de casi 20 minutos, ¿pero para qué esperar si es que podían ir yendo en el adorado carro de Nick antes de que se acumulara más el tránsito?

Y así fue como sólo momentos después ambos mamíferos se encontraron abrochándose los cinturones dentro del convertible del zorro.

Éste había sido un obsequio de Mr. Big durante sus años de servicio trabajando para el lord de la mafia. Desafortunadamente, cuando Nick metió la pata vendiéndole la alfombra de trasero de zorrillo, (tanto para salvar a su bella Lady Marian como su propio pellejo), el cánido tuvo que pasar desapercibido por un tiempo. Esto significó tener que dejar en un lugar seguro a su más preciada posesión y estar 100% alerta cada vez que tenía asuntos importantes que atender en Tundratown, aunque en sí prefería mantenerse lo más alejado posible del gélido distrito.

Pero desde que había vuelto a formar lazos amistosos con los Big hacía un par de años, ya no había razón para esconder a su vistosa nena roja de los potentes caballos de fuerza.

Y oh, todos sabían cómo Nick adoraba lucirse.

Lamentablemente, cuando uno se encontraba atorado en el tráfico como ellos en ese momento, la novedad de ver un auto como el suyo pasaba realmente rápido.

-Maldita sea –bufó el zorro por lo bajo mientras resistía las ganas de golpear su cabeza contra el timón que sostenía con más fuerza de la necesaria-. Había olvidado que esta era la razón por la cual tenemos que salir tan temprano de casa.

Judy, quien tenía el mentón apoyado en el dorso de la pata, y observaba pensativa los pocos cuantos árboles de colores ocres que aún no habían perdido el follaje a su alrededor, volteó a ver a su mejor amigo con una risita incrédula:

-Pfft, claro que no… bueno, en parte ; pero sabes que por lo general nos tocan los turnos de las 7 a.m. y no podemos aparecernos a deshora –respondió mientras estiraba su brazo libre e intentaba atrapar alguna de las hojas amarillas de ficus que volaban con el viento cerca de su dirección…

Judy amaba el otoño; aunque definitivamente, su estación favorita era mil veces más espléndida en el campo que en la gran ciudad.

Durante esta época, los extensos prados de las Madrigueras se teñían de los cientos de tonos rojos, anaranjados y amarillos existentes en el mundo. Desde pequeña adoraba subir a la colina detrás de la granja de su familia y sentarse bajo el gran castaño a contemplar un atardecer digno de obra de arte.

Las brisas acariciarían sutilmente su pelaje cubierto por abrigos para protegerla de las corrientes que empezaban a helar los huesos, mientras que la extensa bufanda de lana tejida por su madre ondearía libremente cual bandera. El ambiente adquiriría un delicioso aroma a cítrico y a calabaza, y éste se adheriría gratamente a sus ropajes, tal como el perfume más exclusivamente puro…

Decepcionantemente, para la gran mayoría de los habitantes de Zootopia sólo se trataba de la insípida tercera estación del año. Con las atmósferas artificiales aclimatando los principales distritos de la ciudad, era prácticamente imposible distinguirla. Lo único realmente resaltante para los ciudadanos eran las aclamadas festividades que se celebraban durante esos meses, como el día de la Conversión y Halloween.

Por otro lado, para los residentes de las Madrigueras significaría la temporada de cosecha, una época bastante ocupada para las familias propietarias de cultivos y parcelas de la zona como los Hopps.

Pero para Judy, desde que era una pequeña gazapa el otoño se había tratado de algo mucho más hermoso y metafórico: la estación de cambios. Con ella empezaba el maravilloso proceso de transición no sólo de la sabia naturaleza, sino de uno mismo. El otoño permitía dar paso a la renovación de cosas impresionantes en la vida (así como se demostraba con el florecer de la primavera), sin importar que tan melancólico y oscuro luciera a veces; en especial en la ciudad. Por lo general, grandes e importantes cambios aguardaban al final, y la conejita gris no podía concebir cómo es que podía ser considerada desabrida una época tan llena de esperanza y sueños.

Y por alguna razón, ese sentimiento ansioso de que algo importante estaba a punto de sucederle le había golpeado con fuerza ese año.

Cuando finalmente tuvo una de las desertoras hojitas de ficus entre sus suaves dedos, la admiró fascinada unos segundos antes de apuntar a su compañero acusatoriamente con ella:

-¡Aún no puedo creer que hayas apagado mi teléfono y puesto tu alarma más tarde de lo normal, Nick! Si sólo me hubieras dicho la hora, habría esperado a ducharme en los vestidores de la Central, ¿sino cómo esperabas que llegáramos a tiempo? Ahora llevamos media hora de retraso, y quien sabe cuánto más nos vamos a demorar.

Nick se levantó los aviadores oscuros de los ojos para que ella pudiera ver su mirada de indignación:

-Oh, discúlpame por querer dejarte descansar algunos minutos extra después de un par de malas noches, Zanahorias. Soy todo un monstruo, ¿verdad?

-El peor de todos –respondió Judy con falsa seriedad -. … pero en fin, no es que esté tan preocupada. Quiero decir, no habíamos llegado así de fuera de hora desde tus primeras semanas trabajando en el ZPD; cuando Bogo no habría dudado en colgarnos a los dos por algo tan simple como eso, ¿recuerdas? Pero las cosas han cambiado desde entonces; ¡hemos trabajado muchísimo para ser los mejores! ¿Qué es lo peor que nos puede decir el jefe ahora si llegamos tarde una vez a las quinientas? Además, creo que ha ocurrido un accidente más adelante, ¿escuchas las sirenas?

Nick masculló algo sobre 'los conejos y su increíble sentido del oído' antes de agudizar el suyo propio y asentir después de un par de segundos.

-Claro, eso explicaría por qué el tráfico está más infernal que de costumbre.

-Espero que no haya sido grave...

-Nah, no creo. Probablemente alguna bestia chocó con un hidrante de agua y ahora están tratando de reparar todo el… hey, hey, ¿qué tienes ahí? –Se interrumpió el cánido para señalarla con el hocico, una mueca de desagrado pintada en sus fauces-. Ugh, que la joven granjera aún vive dentro de ti, linda, pero se apreciaría si es que no metieras a la naturaleza dentro de Marian; es una dama refinada. Bota esa cosa, hippie.

Judy dirigió su mirada sorprendida hacia la hojita que aún sostenía delicadamente en una pata, y su sonrisa se ensanchó.

-Aw, ¿te da asco un poco de materia orgánica, Wilde? –se burló mientras la agitaba frente la cara zorro y éste gruñía -. ¿Tengo que incluir plantas en mi broma de Halloween del próximo año?, ¿o ya fueron suficientes 'payasadas' para toda una vida?

Esta vez no la pensó, y el macho terminó golpeando su frente repetidamente contra el volante del carro, haciendo sonar la bocina en el proceso. –¡Ju-dy!

Ella lanzó una burbujeante carcajada, tratando de parar el abuso auto-infligido del pelirrojo. Varios de los pasajeros en los carros contiguos los observaban extrañados, y aunque técnicamente aún no estaban de servicio, debían honrar los uniformes que vestían. Causar más alboroto entre tantos otros animales no era la mejor idea; mucho menos con la reputación de ambos pequeños oficiales.

-Ugh, como odio haberte contado sobre mi fobia a los payasos, ¿por qué demonios lo hice? –se lamentó Nick mientras echaba la cabeza en el respaldar del asiento del conductor, ignorando olímpicamente las miradas que les seguían lanzando a su alrededor.

-Estabas bastante ebrio esa noche.

-… ¿Y por qué acepté tomar contigo si es que te ibas a aprovechar de mi indefenso y embriagado ser?

-¡Pero si fue idea! –le recordó Judy en un latido.

-Pues debiste detenerme, conejita tonta, ¿para qué somos amigos?

-¡Ja!, como si no hubiera tratado en todas las otras ocasiones, zorro astuto… Desistí luego de que me demostraras que sí sabías manejar tu alcohol. No sé qué te pasó la última vez, pero ¡vaya que fue increíble! Tu ridículo miedo a las narices rojas no fue lo único que confesaste~

-¡Hey!, la coulrofobia es cosa seria.

-Pfft, sí, cuando tienes 5 años; no 34.

-Obviamente no creciste viendo "It".

-Mmm, nope, pero tuve que verla para hacer la broma lo más precisa posible y parece que funcionó –río al recordar la épica grabación del hecho que tenía a salvo de las garras de su mejor amigo en su cuenta de iCloud-. ¡Apuesto a que el video se volvería famoso en internet!

Él jadeó alarmado.

-¡No lo harías!

-¡Oh,claro que sí! No dudes que no lo usaré como chantaje si es que la situación lo amerita en el futuro. Ya conoces lo que dicen: Es una treta-

-Tesoro –la interrumpió Nick con una leve sonrisa pedante -. Sí, lo sé. Recuerda que yo te enseñé todo lo que sabes, mi joven pawdawan.

-Espera, espera, me ayudaste a perfeccionar este arte, sí, pero yo sola cultivé mi don. Recuerda que tengo más de 300 hermanos; debía aprender a sobrevivir.

-¡He aquí a la mejor y más legítima policía de todo Zootopia, señores! Aprovechándose de los infortunios de uno para su propia conveniencia; clásica de Hopps.

-Vamos, Nick, sabes que no es así… Tómalo como la supervivencia del más apto; al ser la primera policía de mi especie tuve que aprender eso a la fuerza.

-¿Y alguna vez te he dicho lo mucho que te admiro por eso, muñeca?

-Sería lindo que me lo recordaras más seguido… y no me llames así.

-No presiones tu suerte –le dijo el cánido, tirando juguetonamente de una de sus largas orejas.

-¡Oye! –exclamó sorprendida -. Zorro abusivo.

-¡Ja! Por favor, lo dice la que se disfrazó de Furrywise, el payaso psicópata; llenó el apartamento de sangre falsa y globos; y me hizo creer que la habían asesinado violentamente.

-Sangre falsa. Siempre funciona –asintió orgullosa.

-Ajá. Y además metiste a Finnick en tu bromita para que, por más de que tratara de escapar, el jodido payaso siempre me encontrara. Como si estuviera en todas partes...

-Brillante, ¿verdad?

-Zanahorias, eso fue diabólico, ¡casi me matan de un infarto! ¿Y se supone que son mis mejores amigos?

La conejita gris tuvo la decencia de dedicarle una pequeña sonrisa apenada antes de que sus labios de formaran en una perfecta 'O' y exclamara:

-¡Oh! No olvides que toda una semana antes te estuve dejando señales y mensajes subliminales como Furrywise que supuestamente sólo tú podías ver y escuchar. Ya sabes, para ir sembrando el miedo… Aunque esa parte fue idea de Finn, de hecho –admitió la joven mientras hacía rotar el tallo de la hojita amarilla entre sus dedos, y pensativa volvía a apoyar el mentón sobre la otra pata -. Por el amor a Roger Rabbit, es increíble que te asunten los payasos teniendo en cuenta todo lo que hemos pasado juntos…

-Un depredador salvaje es mucho más razonable que un payaso demente, Judy; sé realista – contestó el zorro frunciendo el ceño mientras su compañera trataba de contener otra risotada.

-Aww, ¿te he dicho que te ves adorable cuando te molestas y arrugas el hocico de esa forma?

Cómo había predicho la conejita, su comentario esfumó de inmediato el malhumor del vulpino, quien sólo puso los ojos en blanco y empezó a dar rítmicos golpecitos con las almohadillas de sus patas en el volante.

-Hmm, ¿y qué hay de ti, eh, Mr. Bites? Juré que querrías recrear la escena del asesinato en la ducha de Psicosis más temprano –mencionó ella después de unos segundos.

- Judes, si de verdad querías que me uniera a ti en la ducha sólo tenías que decirlo. Sabes que no puedo decirte que no… –susurró lo último en una sugestiva voz ronca.

'3… 2…1…'

-¡Niiiick! -exclamó Judy mientras se encogía en su asiento y ocultaba su avergonzada cara con el antebrazo.

'Boom. Este es el mejor tipo de venganza con ella', pensó el zorro con una de sus típicas sonrisas descaradas esbozándose en sus fauces, 'Aún lo tienes, Nicky'

-Si no soportas el calor, nena, no provoque a las ligas mayores~

-¿Qué se supone que significa eso? –preguntó irritada, levantando más el brazo para poder verlo con uno de sus grandes ojos amatistas.

-Que es patético que puedas hacer ese tipo de insinuaciones sin problemas cuando jugamos, pero se te hace imposible tomarlos con cara seria si es que alguien te las hace a ti. Ésta es de tus mayores debilidades, Zanahorias, eres una especie de puritana –resopló sin perder su sonrisa de suficiencia.

-¿Q-qué? ¡No es verdad!

-¡Claro que sí! No puedes ver animales desnudos; los comentarios subidos de tono te ponen nerviosa (siempre y cuando no los hagas tú misma); huyes de la ropa reveladora como la plaga… lo que me parece ridículo, ya que tienes el cuerpo para usar todo lo que te dé la gana-

-Eso es sexista… –murmuró, aun así no pudo evitar que el interior de sus largas orejas se enrojecieran.

Nick continuó como si no lo hubieran interrumpido:

-Hmm, es raro, pero no te quejas cuando vemos películas con alguna escena de sexo, ni cuando las lees en las lees en tus novelas - la cara de indignación de la coneja no tenía precio-. Pero, ¿recuerdas la vez que tuvimos que interrogar a un grupo de prostitutas? Estabas tan incómoda que tuvimos que sacarte.

-¡Estoy segura que una de ellas era macho!

-Sigo sin ver tu punto.

-Lo que hacen es desagradable…

Él suspiró.

-Para ser de mente abierta, Bigotes, aún te falta expandirla mucho más… En mi opinión, más desagradables son los que pagan por sus "servicios". Como tú misma dijiste: los animales deben aprender a sobrevivir como sea, y te aseguro que la gran mayoría de ellos nunca planeó terminar así. Lamentablemente, las segundas oportunidades suelen ser muy escasas, y muchos aún tienen familia en la cual pensar. Así que no estigmatices, Miss Anti-estereotipos.

Había algo en la voz del experimentado zorro que hizo que Judy guardara silencio. Era como si él conociera personalmente de lo que estaba hablando; no obstante, ella decidió no cuestionarle más al respecto. Sus años de amistad con Nick le habían enseñado que presionarlo para que se abriera con ella no llevaba a nada; él debía hacerlo por sí solo y cuando se sintiera listo. Y aunque habían llegado bastante lejos respecto a su confianza, la joven sólo podía imaginar todos los dolorosos secretos de su pasado que aún le ocultaba el cánido.

Definitivamente no aprobaba lo que hacían muchos animales para poner un poco de pan en la mesa –no cuando ella era una fiel partidaria de que todo cambio para bien existía en el mundo; pero prostituirse era sinónimo de rendición en su vocabulario, y Judy Hopps no se rendía. 'Siempre va a haber una manera de salir adelante, aunque debas intentarlo todo antes…'

Sin embargo, Nick también tenía razón; mucho más depravados los que se escabullían por las noches en las partes bajas de la ciudad por elección propia. Y no se refería precisamente a los que vendían su cuerpo…

Inconscientemente, Judy puso las orejas gachas y su naricita empezó a moverse arrepentida; obviamente, el receptivo zorro tuvo que captar el patético gesto de reojo.

-Ok, ven aquí –dijo mientras ponía un brazo alrededor de sus hombros y la atraía hacia él lo más cerca posible con el cinturón abrochado -. Ya, ya, no te sientas mal, linda… No es tu culpa ser sólo una conejita ignorante.

Ella bufó.

-Pfft, sólo tú sabes arruinar un momento, Piberius… –pero la hembra de la familia de los lepóridos se dejó abrazar de todas formas.

-...Pensándolo bien, tampoco debí de haberte dicho mi segundo nombre –susurró el zorro para sí mismo, acariciando el largo del brazo de su amiga.

-Esa vez sí estabas sobrio –le recordó ella igualmente.

-Estoy empezando a tener mis dudas.

-Je, pues a mí me gusta tu nombre –admitió -. Si es que no lo hubiera prometido, te llamaría así en público también.

-Qué payasa, Zanahorias –y despeinó afectuosamente la parte superior de su cabeza con los nudillos de su otra pata.

Las energéticas protestas de la conejita, naturalmente, fueron ignoradas por el vulpino.

-¡Ay! ¡Nick, no! ¡Zorro malo, zorro malo! Jajaja-no, ¡basta! Niiiick… ¿huh? ¡Oh! ¡Nick mira! Hablo en serio, tonto –Judy trataba de señalar eufórica hacia adelante mientras empujaba las garras del zorro de su ser con ahínco al mismo tiempo-. ¡Los carros! ¡El atolladero por fin se está moviendo! ¡Métete, métete, métete!

-¡Woah! ¡Estoy en eso! ¡Estoy en eso! -en un instante, el macho regresó las patas al volante y se volvieron a poner en marcha.


Gracias a una improvisada abertura en una calle cercana, el flujo del tránsito vehicular volvió a hacerse relativamente decente; lo que era más que suficiente para todos los que se encontraban manejando esa mañana del 4 de Noviembre por el centro de Zootopia.

Nick no había estado muy equivocado cuando dedujo que se trataba de un accidente de menor grado. Los choques múltiples de lemmings eran bastante comunes, de hecho; sólo hacía falta que uno de ellos se distrajera por un segundo para que el resto cayera con él… Felizmente no hubo heridos de gravedad, y sin duda el mayor daño causado fue haber retrasado a prácticamente media metrópolis.

-¡Al fin! –exclamó Judy aliviada cuando pudo divisar la imponente estructura dorada de la estación principal-. Empezaba a creer que jamás llegaríamos.

-Y que lo digas. He manejado por toda la ciudad desde mucho antes de que tú cumplieras los 8 años, pero estoy seguro que jamás me voy a acostumbrar a las horas punta.

-Oh, no... estamos más de hora tarde; ¡una hora! ¿Puedes creerlo? ¡Nunca nos habíamos demorado tanto! Tal vez debimos haber llamado para avisar.

-Estoy seguro que el Departamento ya fue informado del choque, Zanahorias. No debe ser muy difícil de imaginar que estuvimos atrapados en medio del atolladero.

-¿Y si el jefe se rehúsa a entender y de castigo nos manda a repartir multas por todo el mes?

Conforme más se acercaban al ZPD, la conejita iba perdiendo la seguridad con la que había salido.

-Hey, ¿qué pasó con la confianza de hace media hora, eh? Creí que no estabas preocupada -comentó atizándole un suave codazo-. Relájate, Judes, no nos han asignado los parquímetros en más de un año. Este dúo imparable es de más ayuda resolviendo casos que poniendo papelitos estúpidos en los autos de animales inocentes. Sería un desperdicio después de todo lo que hemos logrado en relativamente tan poco tiempo, y Bogo lo sabe, créeme. Es sólo cuestión de tiempo para que nos asciendan a detectives, o nos hagan parte de una unidad especial, ya verás.

Ella río, -Así no es como funciona exactamente, pero entiendo a qué te refieres -sus grandes ojos se iluminaron de repente-. ¿Así que tú también lo presientes?

Acababan de entrar al estacionamiento privado del personal de la central de policía.

-¿El qué? ¿Un ascenso? –le preguntó su compañero sin dejar de buscar con la mirada un buen sitio libre para cuadrar a Lady Marian.

-Mmm, posiblemente… ¿quién sabe? Cualquier cosa podría suceder –respondió la joven, súbitamente recordando que aún sostenía la hojita de ficus que había atrapado danzando en el aire.

Abstraída, la volvió a admirar como si se tratase del objeto más valioso en el mundo antes de continuar hablando-. Va a sonar raro, pero desde hace un mes no he dejado de sentir que algo está a punto de ocurrir.

-¿Algo malo? –quiso saber Nick. Su expresión seguiría siendo neutral bajo sus gafas oscuras, pero su voz delataba indicios de preocupación.

-Algo grande; tengo una corazonada. Se acerca un gran cambio, y para el final del otoño, muchas cosas van a ser diferentes –anunció con certeza mientras estiraba la pata hacia el cielo de nuevo, pero esta vez para dejar que la pequeña hoja amarilla retomara su curso con el viento.

-¡Uh! Éste parece un buen sitio para estacionar, ¿no te parece? –le preguntó el zorro sardónicamente en lo que maniobraba su relativamente pequeño convertible rojo en uno de los espacios vacíos designados para los mamíferos más grandes de la fuerza.

Judy sólo enarcó una ceja, pero se limitó a observar en silencio cómo su mejor amigo apagaba el motor del carro, desabrochaba ágilmente su cinturón y se apresuraba a abrir su puerta antes de que ella pudiera hacerlo por su cuenta.

-Mi lady, -dijo el zorro haciendo una 'respetuosa' inclinación de cabeza-. No ha sido sencillo, pero finalmente hemos arribado a nuestro destino.

Él le extendió una pata, y ella la tomó sin chistar, bajándose de un agraciado salto.

-Je, me alegra no haber conducido, después de todo. Sabes lo impaciente que soy; no habría durado ni 20 minutos –le confesó-. Ok, que sean 10…, pero no hay ningún otro animal en todo el mundo con el que me hubiera gustado estar atorada en el tráfico más que tú, Wilde.

Riendo por lo bajo, Nick entrelazó su brazo con el de Judy para acercarla más él.

-Sabes que el sentimiento es mutuo y todo, Hoppsy, pero espero no encontrarme en otro embotellamiento hasta dentro de mucho tiempo. Lamento haber puesto la alarma tan tarde…

Y en una indiscreta voz baja, añadió:

-Recuerda; si alguien pregunta por qué la tardanza, los lemmings tienen la culpa.

-Lemmings. Claro –coincidió ella con los pulgares arriba y un energético asentimiento de cabeza mientras dejaba que el zorro guiara el camino.

-Oh, y sólo por curiosidad, Zanahorias, ¿cómo es que estás tan segura de que "algo grande está a punto de ocurrir"? –preguntó éste cuándo se encontraban a meros pasos de la entrada.

Judy le lanzó una radiante sonrisa de complicidad, y su bonita cara se tornó hermosa.

-Pues la última vez que tuve un presentimiento tan fuerte como este, terminé conociéndote –admitió ella.

Un casi imperceptible erguimiento de los pelos de su cola y orejas, junto con cierto brillo indescifrable que adquirieron sus ojos esmeraldas cubiertos por un par de gafas de aviador fueron las únicas reacciones visibles que permitió el zorro.

(Definitivamente Nick estaría mintiendo si dijera que no esbozó su propia sonrisa estúpida a penas ella se volteó, o que su corazón no latía con irracional fuerza y locura)

'En ese caso, no puedo esperar a ver qué cambios nos depara el futuro; siempre y cuando pueda seguir a tu lado…', fue lo último que pensó el vulpino antes de que ambos se adentraran al ZPD.

Ojala hubieran recordado que al impredecible destino le gustaba trabajar de cruel forma irónica...


AN: Umm, ¿ta-dah? Jajajajaja Dios, este chap debería llamarse FORESHADOWING, instead.

Les dije que iba a ser largo, ¡literal son 10 hojas en Word! Me terminé dejando llevar con la eterna conversación de casualidad… pero no me quejo, quiero decir, escribir esto se me hizo imposible por casi un mes. ¡Es un milagro que lo haya terminado! La personita dentro de mi cabeza terminó haciendo de las suyas de todas formas. Ese bitch.

Durante el tiempo en el que estuve en el writer's block, me dediqué a avanzar como loca muchas otras escenas (incluyendo la mayor parte del capítulo que sigue) También terminé de hacer todo el research y la creación de personajes esenciales para darle vida a mi historia. Jeje, so far me estoy divirtiendo demasiado con los eventos que toman lugar en el club, ¡no tienen idea! Quiero contarles toooodo lo que va a pasar, shit. Me muero por que conozcan al villano, a sus secuaces, a las bailarinas, etc. etc.

Ugh, prácticamente tengo un playlist enorme de canciones para ambientar la historia (y yo solita me pongo a llorar cuando me acuerdo para qué momento van a ser un par) Así que espero que hayan disfrutado uno de los momentos más light de la historia, porque dentro de poco ya entramos a lo heavy. Prepárense para todo el angst escrito por una chica que anda entrando y saliendo de la depresión muy seguido...

Piru buinu, esparcidos por el diálogo hay "hints-no-tan-hints" del resto de la trama, aunque hay unos no tan aparentes, (aunque no lo crean o_O); ¡estén atentos! Also, hay más referencias e easter eggs porque vivo de eso~

Je, lo más raro es que la mayor parte de lo que escribí fue improvisado; sólo me base en la forma en la que mi mejor amigo y yo solemos hablar, así que no sé si Nick y Judy hayan salido un poco OOC –igual tengan en cuenta que han pasado como tres años desde que se conocen (deberían ver le súper línea del tiempo que cree, TODO me encaja perfecto), y que yo también estoy incrementando varios headcannons.

Uno de estos, por ejemplo y como mencioné en el mismo chap, es que Judy puede hacer comentarios rojos como si nada, pero si la involucran a ella, la pequeña virgen se pone histérica. Sí, virgen. 1) Es esencial para mi historia 2) Lol, una conejita de 26 años virgen es irónico y Nick la jode estereotípicamente por eso. (Eyup, mi pobre puritana la va a pasar maaaaal)

Además, me gusta pensar que Finnick y Judy terminaron volviéndose muy amigos (porque la policía es un imán de shady animals) y juntos atormentan a Nick. Así que obviamente pienso hacer que salga más adelante.

Y no se ustedes, pero veo a mi OTP totalmente capaz de jugarse bromas horribles de vez en cuando como esas personas en los videos de youtube. De hecho hay toda una historia detrás del porqué mierda se le ocurrió a la coneja matar del susto a su mejor amigo, y toda la planificación y participación de Finnick, y obviamente el aftermath del prank de Halloween, pero lol, no es relevalente para la Boca de Lobo.

Estoy segura que Nick odia a los payasos, además. Está científicamente comprobado que la miniserie/película "It", contribuyó muchísimo a incrementar la fobia a estos freaks, y el vulpino quedó aterrado desde la infancia.

¡Oh! Y si creen que exagero con el tráfico, claramente no conocen Perú. A mi solita me dio cólera describir lo odiosos que son los embotellamientos; así que no lo hice jojojo.

Well, en la próxima emisión POR FIN se conocen los héroes con James Lynx, y tomará lugar principalmente en el club~

No es que esté haciendo larga la historia, digo, noten que técnicamente tocaría el capítulo 3, recién! Mi pacing está bien, lo que pasa es que soy demorona en escribir y últimamente he tenido muchísimas en la vida que no me dejaban avanzar… Sólo les pido paciecia, mis pequeños, que esta chica de 17 aún tiene que terminar de sacar adelante su persona.

¡Si de casualidad he dejado un review sin responder es porque soy volada y me olvido totalmente si es que respondí o no! No hay nada más lindo para mí que leer su feedback y comentarios y asdfghjk, llenan a una geek de determinación. En serio. Me hacen el día, la semana, el mes... Y si no contesto los largos en seguida es porque el internet de mi casa es Bantha poodoo...

Otra vez, lamento muchísimo la demora, y los amaré eternamente si es que deciden quedarse conmigo hasta que pueda escribir FIN~

GhostlyMia out!