—Creo que si veo el amanecer, me sentiré mucho mejor.

Chat Noir miró a Ladybug o mejor dicho, Marinette, con lástima e impotencia en sus ojos.

Era la primera batalla en la que ella salía afectada con más gravedad que otras veces. Y no físicamente, sino de manera psicológica.

La que estaba mirando a Chat Noir en este momento, no era nada más ni nada menos que la mismísima Marinette.

—My lady... ¿está segura que eso es lo quiere? —le susurró él—. Sabe que podría pedirme cualquier otra cosa.

—Chat Noir, solo le pediré dos favores. El primero, que se quede conmigo a ver ese amanecer y segundo, que no revele que yo soy Ladybug.

— ¿Quiere que yo revele mi identidad? Así estaremos parejos...

— ¡No! No lo hagas, si lo haces, no podremos mantener la misma relación que ahora. —le detuvo ella rápidamente. Sabía que si él lo hacía, no podrían hablarse como siempre lo habían hecho—.

Él solo le observó. Agradeció que Marinette dejara de llorar, le dolía realmente que eso sucediera y de la peor forma.

La villana que habían enfrentado, era otra parecida a Lady Wi-fi. Ambas empeñadas en descubrir la identidad detrás de esa máscara que portaba Ladybug. Y lamentablemente, lo había logrado.

El joven gato negro, se sentía sumamente culpable por lo sucedido. Se decía así mismo que si hubiera llegado más temprano, eso jamás hubiese sucedido. Por una parte, estaba feliz de saber que Marinette era la chica con la que siempre había soñado pero también se sentía fatal por no haber sido de ayuda en el momento justo. El momento en el que aquella villana había atrapado a Ladybug, haciendo que revelara su identidad de una manera horrible.

«Si tan solo fuera más fuerte... Podría haber salvado a my Lady.»

El rubio apretó los puños, furioso consigo mismo. Obvio que también quería descubrir la identidad de la chica que había capturado su corazón, pero no de esa manera.

«Por mi culpa, ahora Marinette se encuentra mal.»

—My Lady, vamos a mirar el atardecer. —le sonrió levemente su fiel compañero mientras le tendía la mano—. Prometo no revelar nada.

La chica de cabellos azulados, miró al chico, tratando de retener sus lágrimas mientras asentía y tomaba su mano.

—De acuerdo.

Chat Noir, con delicadeza, la cargó con sus brazos mientras se dirigía hacia lo alto de la Torre Eiffel.

Se podía sentir una suave brisa en la ciudad, provocando que los cabellos de ambos jóvenes, se agitaran con el viento.

Chat Noir depositó a Marinette en el suelo de la Torre con total ligereza, siempre siendo caballeroso.

—Marinette… ¿puedo decirte algo?

— ¿Qué cosa? —miró al contrario, y descifró lo que él quería murmurar—. Si vas a culparte por lo sucedido, mejor no digas nada. También debo tomar responsabilidad de mis actos. Si me han robado… —la muchacha inhaló aire, temblorosa y luego volvió a hablar—. A Tikki, fue porque no fui lo suficientemente fuerte como para defenderme. No siempre puedo confiar en tu ayuda, Chat Noir, hay momentos en los que debo actuar por mí misma.

El chico de cabellos dorados le miró, tratando de decir algo para ayudarle. Sabía que estaba pasando una situación difícil. Que le arrebataran su miraculous fue, sin duda, un golpe duro, puesto que ella consideraba a Tikki como una amiga.

— ¡Pero también ha sido culpa mía! —Exclamó Chat—. ¡Si tan solo hubiese prevenido eso, no estaría sucediendo nada! ¡Fue todo por mi culpa y por mi tardanza! —A punto de llorar, se detuvo—. Yo… solo pido que me dejes el trabajo a mí, al menos hasta que recupere tu miraculous. Volveremos a ser un equipo, e ignoraré el hecho de que tú eres Ladybug, si eso es lo que tú quieres. Por más que por fin haya hallado a la persona que amo, haré como que mi memoria ha sido borrada, ¿vale?

Marinette no sabía qué decir. Siempre pensó que aquel "gatito tonto", como le llamaba a menudo, había estado enamorado solamente de su alter-ego. Pero no era así. Él estaba enamorado de la persona que era ella y de todas sus versiones, por así decirlo. Ahora más que nunca, ansiaba conocer a la persona detrás de ese traje.

Un sonido los advirtió a ambos. Era el anillo de Chat Noir. El tiempo se estaba agotando, y ni siquiera pudieron divisar por completo el atardecer.

—Deberíamos irnos. No queremos que tu transformación acabe aquí. —Murmuró la joven—. Podremos ver el atardecer otro día.

—De acuerdo… Te dejaré en tu casa, lo que menos quiero es que te hagan daño, quizás Queen siga en tu búsqueda para matarte por completo.

Matar… Esa es la palabra preferida de Queen, la persona que le había arrebatado el miraculous a Marinette. Queen era simplemente un civil que se sentía ignorado y humillado por los demás, e impotente por no poder decir sus ideas y aspiraciones. Por ese motivo, Hawk Moth, decidió akumatizarla, dándole el poder de hacer que todos cayeran por sus órdenes, obedeciendo cada cosa que ella dijera bajo un hechizo. Claro está, que Ladybug no pudo vencerla, al punto que sus aretes fueron robados, debido a que el encanto, se apoderó de ella. Ladybug obedeció sus órdenes por exactamente veinte minutos hasta que llegó su compañero y acabó con aquello. Lamentablemente, la transformación de ella se deshizo cuando Queen le ordenó que entregara su miraculous, y ahí, el gatito negro pudo ver quien era la persona detrás de ese traje rojo.

—Agradezco todo lo que has hecho por mí, de verdad.

—No te preocupes, Marinette. Es mi trabajo después de todo, y también porque me dolería mucho si algo te llegase a suceder. Prometo recuperar tu miraculous aunque arriesgue mi vida.

—Chat… —Ella le miró conmovida, ni siquiera pensaba que él haría algo asi por ella—.

—Déjame el trabajo a mí. Lo obtendré de nuevo y cuando tengas lo que te pertenece, atraparemos a Queen. Aunque debemos hacerlo lo más rápido posible antes de que ella ponga a la ciudad en su control, tal como hizo contigo.

—Lo sé. —Ya se había decidido, no podía decaer por lo ya sucedido. Debía ser más fuerte y así vencer a Queen—. Te ayudaré en lo que pueda.

Él le sonrió y dijo:

— ¡Muy bien! Haremos esto lo más rápido que podamos y venceremos a aquella reina falsa.

—Gracias… —Marinette se sonrojó y cubrió ese rojo carmesí de sus mejillas con su azulado cabello—. Gracias por ayudarme.

—Eh… —Chat Noir se rascó la nuca, nervioso y también con un ligero sonrojo visible en sus pómulos—. No agradezca, princesa. Haría lo que fuera por ayudarle.

Antes de que ella pudiera decir algo más, volvió a sonar el anillo del contrario, advirtiéndole que debía irse.

Rápidamente, la chica de cabellos azules, se posó sobre la espalda del muchacho y él emprendió camino hacia la casa de la chica, siendo guiado por ella, obviamente. Sabía la ubicación de su residencia pero había que aparentar que no.

Cuando por fin hubieron llegado, Marinette le agradeció, y él no dudó en aceptar sus agradecimientos.

—Gracias, de nuevo. Ahora ve o revelarás tu identidad.

— ¿Y no podría hacer eso?

—No creo que sea una buena idea. Queen podría estar viéndonos en este momento y no te conviene que sepa quién eres.

—Tienes razón, de todos modos, algún día deberás saberlo.

—Pero ese día no será hoy. Ahora, por favor, ve a tu casa.

—Está bien. Buenas noches, my lady.

Y seguido de esas palabras, Chat Noir tomó la mano de Marinette y depositó un beso sobre ésta.

Ella alejó la mano, ruborizada por esas acciones y luego se despidió.

Él se fue, y cuando por fin estuvo sola, se dedicó a caminar por la casa.

Recorrió, principalmente, su habitación. Veía el escritorio demasiado vacío sin la presencia de Tikki allí. Todas esas conversaciones que habían tenido ambas sobre estrategias de pelea, sobre Adrien, consejos para cuando Marinette deseaba ser la presidenta de la clase, y mucho más. Por todo eso, se juró a sí misma recuperar lo que le habían quitado. Tenía que ser fuerte por Tikki y por Chat Noir, ya que ambos siempre le ayudaron incontables veces, por eso, no debía caer en la tristeza. Pero le resultaba imposible, ya estaba soltando lágrimas mientras caminaba por los pasillos de su hogar, tratando de mantener la compostura pero nada servía. Después de eso, se dignó a llorar. No había nadie para verla ni para consolarle, y así estaba bien.

Pero lo que ella no sabía, es que Chat Noir, jamás se había ido.

[Obviamente, su transformación se deshizo por unos minutos, pero siempre llevaba queso consigo para alimentar a Plagg, y de esa manera, podía cuidar a Marinette toda la noche, no como Adrien, sino como Chat. En resumen, alimentó a su kwami y volvió a transformarse. ]

Él estaba en el techo, escuchando su llanto y sintiéndose aún más culpable por lo ocurrido. Quería y deseaba estrecharla en sus brazos y decirle que todo iba a estar bien, pero todavía no tenía ni certeza de que fuera cierto. Sólo podía oír lo que no quería, no hacer lo que querría, y observar como la chica de sus sueños, se desgarraba en sollozos. Aunque había una cosa que él podía hacer.

Cuando Marinette bajó las escaleras para dirigirse a la sala, él rápidamente entró en su habitación; tomó una hoja de papel y un bolígrafo, suspiró y luego escribió:

« Para: Marinette.

De: Chat Noir, el gato más sensual de París.

¡Hey, my lady! Vamos, no se desanime. Sonría. ¿Le han dicho que usted es más linda cuando tiene una sonrisa en su rostro? Pues, espero ser el primero porque soy demasiado celoso y cuido lo que me pertenece.

Ahora a lo que iba.

"El mundo es sólo para los valientes."

¿Comprende el significado de esa frase? Yo sé que sí, puesto que usted es muy inteligente. Así que, respire, deje de llorar, y sonría. Debe saber que no está sola y que me encargaré de cuidarle como es debido. Seré su príncipe, y la protegeré a capa y espada. Recuérdelo. »

Depositó la carta en el escritorio para que ella lo viera, y luego volvió al techo, pendiente de cualquier cosa que pudiese suceder. Y pendiente de la princesa que había usurpado su corazón.