Bleach
Hitsugaya / Karin
Advertencia: OoC
Capítulo III
Él no imaginó que pasarían meses antes de poder volver al Mundo Real. Habían sido cuatro largos meses en los que se dividía entre sus obligaciones como Capitán y sus deseos de ir por lo que de verdad deseaba. Cada día pensó en Karin, en ese último día en el que la vio, en cada una de sus palabras y en lo que más notaba su falta era que desde entonces los días se le hacían mucho más largos. La extrañaba, pero sólo había conseguido volver tras ese largo periodo de tiempo y esperaba que no fuera demasiado tarde, y si lo era, él pensaba en que encontraría la manera de que lo disculpara y lo aceptara de vuelta.
El Capitán Hitsugaya la buscó y cuando finalmente la encontró, observó que ella estaba riendo junto con sus amigos y su primera reacción fue enojarse ¿realmente él no había sido nada en su vida? ¿Por qué se reía con tanta libertad? No obstante comprendió que sentir eso no estaba bien… debería alegrarse de que estuviera en perfectas condiciones, era sólo que para él ese tiempo había sido como un letargo extremadamente largo... notó que Karin dejó de reír de pronto y dirigió sus ojos hacia él, mirándolo detenidamente. Su corazón latió agitado de la euforia que sintió al saberse descubierto por ella, sin embargo tan pronto dio un paso para acercarse ella desvió la vista y lo ignoró. Aquello no lo detuvo y se acercó a ella, pero Karin pasó de él, y como no había nadie más que pudiera verlo, no había modo de forzarla a hablar con él, al menos no de momento, por lo que fue por su gigai y la esperó a la salida de la escuela.
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Hacía años que no se sentía así de expuesto; todos los miraban. Algunos con menos tacto comentaban y cuchicheaban aun estando delante de él y él creía saber bien qué tipo de cosas eran las que decían, después de todo sus rasgos no eran comunes ni siquiera en la Sociedad de Almas, pero eso no le importaba más y sólo se preguntaba así mismo cuánto más iba a tener que esperar para que ella saliera, además rogaba internamente que esa vez no lo ignorara, hasta que su espera terminó, porque finalmente la divisó ella venía acompañada de muchos chicos y eso le molestó, pero sabía que era así; casi todos sus amigos eran hombres y también estaba al tanto de lo popular que ella era entre ellos.
—Hola —la saludó.
—Toshiro… —dijo ella.
—¿Cómo estás? —consultó.
Ella todavía estaba con sus amigos, que miraban expectantes lo que estaba pasando.
—¿No me ignorarás ahora? —interpeló él.
—No puedo, todos me preguntarían luego por qué… —respondió rápidamente —. ¿Hay algo que necesites de mí?
—Necesito que conversemos —sostuvo él
Karin miró a sus amigos y les dijo que la esperaran un poco más allá, que ella no tardaría en ir.
—Lo que tengo que decirte tardará más que unos pocos minutos —aseguró él.
Él estaba molesto, ella no lo estaba tomando en serio.
—Disculpa, pero tendrás que hacerlo en menos tiempo —espetó ella.
La chica estaba claramente reticente a compartir tiempo con él y si lo que ella quería era que hiciera las cosas en un tiempo más acotado, lo haría. Dio un paso y luego otro, se agachó y besó a Karin delante de todos. Ella no reaccionó de inmediato pero apenas lo hizo comenzó a limpiarse los labios con su ropa.
—¿Pero qué hiciste? —exigió respuesta.
—Te he extrañado durante este tiempo —admitió él.
Toshiro observó que Karin lo miró perpleja por lo que acababa de decir, pero no se comparaba con la mirada que le estaban dirigiendo los amigos de ella que habían visto con atención la escena del beso.
—Eso no te da derecho a besarme delante de mis amigos —refutó ella.
—¿Está bien entonces si lo hago sin que ellos estén mirando? —rebatió —. Diles que se vayan.
Ella lo miró con el entrecejo arrugado. No le había gustado que él le hablara así.
—Por favor —corrigió él.
Karin se dirigió a su grupo de amigos y les dijo que se fueran sin ella, y uno de los chicos que la acompañaba, el más alto y fuerte, regresó y le tocó el hombro mientras miraba a Hitsugaya con desconfianza y le preguntó:
—¿Estarás bien Kurosaki? ¿Ese sujeto no te está molestando? —consultó con preocupación.
—Estaré bien. Hablemos mañana —aclaró ella.
—Sabes que puedes decirme si tienes problemas —afirmó él.
—Gracias por tu preocupación. Nos vemos mañana —reiteró.
Toshiro percibió que ese último chico manifestó un claro interés en ella, distinto al de los demás.
—¿Quién es él? —quiso saber.
—No creo que ese sea tu problema —contestó mordaz.
Él no supo cómo rebatir eso. No tenía derecho a mostrarse celoso de ella, pero lo estaba.
Empezaron a caminar y fue ineludible que terminaran en el paraje que a él tanto le gustaba observar.
—Escucha, Toshiro —empezó a hablar ella —. No tienes derecho a irrumpir en mi vida como lo hiciste. Nosotros ya conversamos todo lo que teníamos pendiente.
—Tal vez tú me dijiste todo, pero yo no —dijo él.
—¿Quieres terminar de decirlo? Por tu causa perdí una salida con mis amigos —reclamó ella —. Una salida que yo misma había organizado.
—Estoy arrepentido de lo que sucedió —manifestó.
La chica se cruzó de brazos.
—No me sentí bien engañándote, Karin —largó él -. No quiero perderte.
—Disculpa ¿te estás escuchando? Nosotros ya no estamos juntos. Ya me perdiste… más bien nunca me tuviste —clarificó ella.
Él la miró con intensidad. Su conocimiento le decía que ella le estaba mintiendo.
—Lo que teníamos nosotros era real, no intentes convencerme de lo contrario —bramó él.
Por primera vez estando con él luego de meses ella sonrió, pero esa no era la clase de sonrisa que él esperaba ver.
—Está bien, tienes razón. No saco nada negando el pasado —acogió ella la petición —. Sin embargo las cosas están bien como están ahora.
—¿A qué te refieres? —inquirió.
—Que aunque yo pasara por alto lo que hiciste con esa mujer, que reconozca que lo tuvimos fue algo real, mis motivos verdaderos para terminar nuestra relación siguen siendo los mismos —indicó ella.
Toshiro Hitsugaya se quedó callado mirando fijamente el horizonte mientras la brisa agitaba su cabello y el de Karin. Estaba comenzando a helar.
—Seguimos viviendo en distintos mundos. Tú tienes responsabilidades en tu mundo que no son menores. Yo voy a seguir viviendo en el mundo real, junto con mi familia… voy a envejecer en pocos años más, mientras probablemente tu seguirás manteniendo esa apariencia por siglos. Ninguno de los dos dejará de vivir en el mundo al que pertenece —señaló certera —. Y es lo que corresponde, lo que te dije meses atrás no deja de ser cierto y aunque tú y yo nos queramos lo cierto es que nunca debimos cruzarnos en el camino del otro. Toshiro llevémonos en el corazón, pero no continuemos nutriendo algo que no llegará a ningún lado… eso terminará haciéndonos más daño.
Su razonamiento era impecable, todo lo que decía ella era cierto. Él no estaba dispuesto a dejarlo todo en el otro mundo por ella. Ella tampoco quería dejarlo todo por él. Ninguno estaba dispuesto a abandonar lo que conocía.
—Lo que pasó con esa chica es sólo la cima de un montón de problemas —agregó ella.
Escuchar a esa mujer que tanto le gustaba hablar de esa forma lo lastimaba. Estaba consciente de que tenía toda la razón. Él se posicionó frente a ella y poco a poco la recostó en el pasto, quedando él sobre ella en una posición claramente dominante.
—¿Y qué se supone que haga con esto que siento? —interrogó él —. Lo único que podía pensar en todo este tiempo era que tú estabas acá. Haciendo tu vida sin mí – confesó.
Karin estaba nerviosa con él sobre ella. Notó que cuando la miraba así de fijo ella no podía hablar con la elocuencia demostrada tan sólo unos minutos antes.
—¿No entendiste nada de lo que te dije? —se exasperó ella.
Por supuesto que lo había hecho, por eso se sentía tan intranquilo.
—Te amo —soltó él de pronto —. No soy capaz de procesar toda esa información de que no pertenecemos al mismo mundo, porque a mis sentimientos no les importa.
Ella no lo miraba directo a los ojos. Él descubrió que era porque no podía.
—Me iré y me aseguraré de que no vuelvas a saber de mí… si eres capaz de decirme que me vaya a mi mundo y no vuelva nunca nuevamente —afirmó.
Toshiro la sujetó del mentón, para obligarla a mantener la cabeza en una posición fija. Mirándolo exclusivamente a él.
—Karin… —insistió él.
Por primera vez el apreció lágrimas en sus ojos y se sentía como si el que las estuviera dejando salir fuera él.
—¿Por qué tuviste que volver a remover mis sentimientos? —preguntó ella honesta.
Él sonrió y limpio sus lágrimas.
—Me alegra haberlo hecho a tiempo —contestó.
Toshiro claramente se estaba refiriendo al chico que se había mostrado especialmente sobreprotector con ella. No lo había comentado, pero para él no pasó desapercibido.
—¿De verdad no comprendiste nada de lo que expuse? —corroboró ella.
—Sí, lo hice. Mis temores son los mismos que los tuyos —admitió.
—¿Entonces para que prolongar lo inevitable? Esto no va a terminar bien —auguró ella.
—Tu hermano y Kuchiki lo llevaban bien —expuso él.
—Mi hermano eventualmente terminará viviendo allá. Es cosa de tiempo, él tiene toda una vida del otro lado —exteriorizó —. Él está más allá que acá desde que es un Shinigami.
—Un Shinigami sustito —corrigió él.
—Shinigami al fin y al cabo. Yo sólo soy una humana —destacó la diferencia.
—Tu reiatsu aumenta con los días —explanó él.
—No porque así lo desee —manifestó.
—Eventualmente tu habilidad te traerá problemas —advirtió él.
—Ya lo hace, de hecho —ratificó ella.
Lo miró a él y comprendió que se refería a él. Su mayor problema era él mismo y lo lamentó, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.
—Te juro que encontraré una solución para lo nuestro… por el momento te pido que no te rindas —solicitó —. Por favor.
—¿Y si no llegas a encontrarla? —consideró ella.
—Voy a tener que dejarte ir —aseguró.
Sus ojos tenían en ellos promesas, él de verdad estaba pensando en posibles alternativas. Debía escoger con cuidado.
—O bien tendrás que aceptarme en tu mundo —sopesó él.
La expresión de Karin sombría hasta ese minuto, cambió abruptamente.
—¿Lo dices en serio? —anheló saber ella.
—Es una posibilidad a barajar, así como te pido que consideres irte conmigo —sostuvo él.
Ella se enserió, pero asintió. Él se retiró de encima de ella y se recostó a su lado.
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—Sólo para aclararlo… —dijo de pronto ella.
Mientras observaban el horizonte volverse más y más naranja en un cómodo silencio, ella interrumpió el momento.
—No estoy lista para hacerlo —le advirtió.
Él se sonrojó. De todas las cosas que pensó que ella podría decirle, esa no era una de ellas.
—No te he pedido nada —aclaró él.
—Antes de que lo hagas te estoy avisando —recalcó.
Ambos dejaron de ver el horizonte y se giraron. Sus miradas se encontraron, al igual que sus manos, ya que él indicó que quería que entrelazaran. Su relación era algo difícil de sobrellevar y estaban muy conscientes de ello.
Toshiro remembró en cuán decepcionado se había sentido de su capitán cuando lo dejó todo por una mujer. En ese tiempo no concebía la idea de dejarlo todo por alguien, era irrisorio, insostenible y patético, pero ahora que la conocía a ella no pudo sino lamentar el haber pensado así de Ishin Shiba, porque él no había sido un detractor cobarde, como lo había catalogado en su mente, sino un hombre que tuvo el valor de ser honesto consigo mismo y sus convicciones... Él esperaba ser así de valiente cuando llegara el momento de finalmente tomar la resolución sobre qué era lo que harían finalmente…
Fin
Espero que les haya agradado esta historia. Muchos saludos =)