-¡Cat, utiliza tu cataclismo para destruir ese muro! Deben estar del otro lado.- indicó Ladybug a su compañero.

-Claro.- respondió este antes de activar sus poderes y colocar una mano sobre el muro.

Un pequeño accidente en el laboratorio de química de un edificio de ciencias en al que el college hacía una visita educativa había iniciado todo un incendio en el edificio. "Casualmente" los héroes de París llegaron a tiempo para desalojarlo antes de que el fuego causara estragos en sus estudiantes.

Habían sacado ya a unos cuantos, pero algunos habían sido retenidos sin escapatoria luego de que uno de los muro colapsara, debilitara su estructura por las llamas y cayera justo frente a ellos.

Una vez que el gatuno héroe hizo cenizas el obstáculo, Ladybug se adentró para comenzar a sacar a los estudiantes. Cat Noir le siguió el paso. Algunos aún se mantenían en pie, mientras que otros comenzaban a perder el conocimiento consecuencia de la inhalación de humo.

Al darse cuenta de que eran algunos de sus propios compañeros los últimos que faltaban en salir, Ladybug no perdió tiempo. Pero a Cat se le acababa el mismo. El Cataclismo amenazaba con revelar su identidad.

-¡Cat, apresúrate!- exclamó la heroína mientras el chico miraba su anillo con preocupación.

-Lo siento. ¿Quién falta?- preguntó.

-Ya están todos afuera.- aseguró la chica.

-Yo... iré a ver si el equipo de bomberos está cerca.- aseguró mientras se alejaba de su compañera, perdiéndose rápidamente entre el humo. Sabía que su compañera comprendía mejor que nadie lo que era estar faltante de la energía de su miraculous, pero odiaba que ella supiera que no estaba en condición para respaldarla.

Pero Ladybug apenas lo escuchó en su recién adquirido ataque de pánico. Tras dar un rápido vistazo al rededor, se dió cuenta de que Adrien faltaba.

Sintió un alivio en su pecho al ver al chico rubio acercarse al grupo. Caminó hacia él para asistirle, ya que este no cesaba de toser.

-¿Estás bien?- le preguntó colocando una mano sobre su hombro.

-Sí.- respondió él, algo sonrojado.

-¡Marinette!- escucharon ambos chicos gritar a Alya. La muchacha morena se acercó a la heroína.- Ladybug, ¿has visto a una chica de cabello oscuro vestida de color rosa? Es mi amiga, Marinette. No la encuentro por ningún lado.

-No te preocupes. Ella fue una de las primeras en salir.- aseguró ella. Alya sonrió aliviada, pero Adrien no parecía muy convencido.

-Pero no la he visto por ningún lado.- insistió él. De pronto, se oyó algo similar a una explosión y el fuego se intensificó.- ¡Marinette!- exclamó el rubio antes de correr de nuevo hacia las llamas. Ladybug corrió detrás de él, dejando a Alya con el resto.

-¡Adrien, no!- exclamó ella, interponiéndose en su camino.- Ella está bien te lo aseguro.

-Nadie sabe nada de ella. ¡Puede seguir allí dentro, atrapada!- respondió el muchacho en histeria e intentó avanzar de nuevo. Ladybug lo sujetó por su torso, intentando obligarlo a retroceder.

-Créeme, ella está bien.- insistió ella intentando empujarlo. El humo que los rodeaba ya era bastante peligroso por si solo y las llamas no cesaban de avanzar hacia ellos.

-¡¿Cómo puedes estar tan segura?!- exclamó él intentando zafarse de su agarre.

-¡Porque ella está justo aquí!- respondió la heroína en un intento desesperado por detenerlo. Adrien dejó de luchar. Dió un par de pasos atrás y la miró de frente, sorprendido.

-¿Marinette...?- susurró. Ladybug asintió. El estruendo de otra explosión los hizo a ambos volver a la realidad. Las llamas no dejaban de crecer, pero el cuerpo de bomberos finalmente había llegado.

Ladybug tomó el brazo del chico y tiró suavemente de él para regresar con los otros. Adrien no dijo ni una palabra en todo ese tiempo.

Una vez que las cosas se calmaron un poco y varios de los estudiantes habían sido atendidos y retirados a sus casas, Ladybug aún seguía en el lugar. Merodeaba con la excusa de ayudar, pero en realidad esperaba que Adrien se fuera. El chico permanecía sentado en una de las camillas de las ambulancias con una máscara de oxígeno puesta. Estaba solo, con la mirada perdida y una expresión melancólica.

-Hey.- saludó la heroína acercándose a él. Este se sobresaltó un poco, pero sonrió al verla.

-Hola.- dijo en voz baja.

-¿No debería haber venido tu padre ya por tí?- preguntó la chica sentándose a su lado en la camilla. Adrien suspiró pesadamente.

-Eres muy graciosa, Marinette.- respondió, sintiendo extraño referirse a la heroína por su nombre de civil.- Ambos sabemos que está ocupado en alguna junta de último minuto. De seguro enviará a Nathalie o al Gorila por mí en cualquier momento.- La chica se retractó de su pregunta.

-L-Lo siento.- dijo cabizbaja. Adrien volteó ligeramente hacia ella.

-No te preocupes.- dijo con una mano en su hombro. Ladybug lo miró y sonrió de lado, antes de toser un poco.- Yo, eh, creo que necesitas esto.- dijo Adrien quitándose la máscara de oxígeno y ayudándola a colocársela.

-Gracias...- murmuró ella. El chico mantuvo su mirada fija en ella, cosa que incomodó un poco a la chica.- ¿Sucede algo?- preguntó nerviosa.

-N-No, no. Es solo que... aún no puedo creer que tú seas Ladybug. O mejor dicho, aún no puedo creer que no me haya dado cuenta antes.- dijo apenado con una sonrisa. Ladybug rió.- Y, bueno, gracias por salvarme.

-Gracias a tí por salvarme.- respondió ella sonrojada. Aunque no fue necesario, no podía creer que el muchacho estaba dispuesto a ponerse a sí mismo en peligro para salvarla.

-No hay de qué, creo...- dijo él. De pronto ambos escucharon la bocina del auto que venía por el chico.- Tengo que irme.- dijo este bajando de la camilla.

-¡Adrien, espera!- exclamó Ladybug dejando la máscara a un lado y bajando también. Adrien la miró.- Tú... no puedes decirle a nadie. Ya sabes, que yo soy Ladybug.

-Descuida. Lo entiendo, créeme.- respondió él con una sonrisa.- Tu secreto está a salvo conmigo.- agregó antes de inclinarse hacia ella y colocar un dulce beso en su mejilla. Ladybug cerró sus ojos ante el gesto, sintiendo que su interior se derretía.- Nos vemos luego.- dijo Adrien algo sonrojado antes de irse.

-Claro...- suspiró ella mirándolo subir a su limo hasta que lo perdió es vista.

Una vez en el auto, Adrien se dejó caer sobre el asiento sin pensar.

-Adrien,- llamó la asistente de su padre, de cuya presencia no se había percatado el chico.- ¿estás bien? Tu padre está preocupado.

-Sí.- dijo el chico con sus ojos cerrados.- Todo está perfecto.

¡Feliz día, gente! Por fa, díganme en los reviews que les parece. La actualización está para el próximo domingo. 3 3 3