A nadie le gustan los exámenes, ¿Cierto? jajaja estuve leyendo el tomo 7 del manga de Nougami Neuro y hay un capitulo en el que Yako se está preparando para unos exámenes y pide/ruega por la ayuda de Neuro. Haciendo que este, cruel como siempre, solo le ofrecería su ayuda si ella accedía a lamer su zapato. (Neuro es un sádico total, pero lo amamos igual jajaja Yako también xD)

Esta historia esta basada en ese capitulo pero con otro final. Todos amamos el lado sádico de Neuro, pero en este caso, quiero retratar a una completa Yako, que no se rendirá hasta conseguir que su querido demonio la ayude a aprobar, haciendo todo lo necesario para conseguirlo.

NEURO X YAKO FANFIC / MAJIN TANTEI NOUGAMI NEURO

CAPITULO 1: TIEMPO DE EXÁMENES

Yako iba caminando hacia la oficina esquivando a todo aquel que se le ponía por delante, llevando uno de sus zapatos en la mano pues no podía pararse ni para ponérselo.
Todo ello no era porque llegase tarde a sus deberes como "detective", ni porque un sádico demonio la hubiera llamado diciendo que llevase su culo a la oficina lo antes posible, que también. No, a Yako por una vez no le importaba demasiado la hora o lo que Neuro pudiera necesitar.

Ella estaba en problemas aún mayores.

Al salir de la escuela, su profesor la había llamado a su despacho, preocupado por la bajada drástica de sus notas en el ultimo cuatrimestre. La chica no había podido estudiar demasiado gracias a que su vida estaba monopolizada por cierto demonio a quien poco le importaba su vida académica y menos lo que ella pudiera opinar al respecto. ¿Como iba ella a poder siquiera estudiar? Con Neuro era imposible.

Dentro de una semana se presentaría a los parciales y si sacaba menos de un 50 en todas las asignaturas, tendría que repetir curso. Y eso Yako no se lo podía permitir. Ni hablar.

Siguió con su carrera a toda velocidad hasta que llegó a las escaleras del edificio, donde volvió a perder el zapato y tuvo que agacharse a recogerlo.
Subió las escaleras de dos en dos, tropezando en cuatro de ellas y llegando a la puerta de la oficina con el aliento desbocado. Se permitió un momento para colocarse el zapato y giró el pomo de la puerta para entrar en la oficina.

Su zapato volvió a salir volando, al igual que su bolsa y su suéter ya que cuando atravesó la puerta le estaba esperando una trampa-saludo de Neuro, que la dejó suspendida boca abajo y con un Neuro sonriente a pocos centímetros de ella.

-¿Acaso piensas que puedes llegar a la hora que quieras, piojo?-Preguntó con sarcasmo el demonio, con sus ojos brillantes y su sonrisa de dientes puntiagudos. Estaba disfrutando de su tortura diaria y del rostro descompuesto de la chica, quien tiraba de su falda para no descubrir sus bragas rosas.

-Bájame, Neuro-Chilló la detective, sintiendo como su cabeza daba vueltas y su cuerpo temblaba.

-Si no te castigo como es debido, nunca aprenderás la lección

Yako odiaba con toda su alma su voz de "soy un buen profesor y te voy a castigar" y más aún después de lo ocurrido en la escuela y la extremadamente larga conversación que tuvo con su profesor y que aún sentía en su cerebro.
Solo faltaba que el elegante cuerpo de Neuro se convirtiera en el del rechoncho y calvo profesor de su escuela.
Yako parpadeó varias veces, por si acaso.

-Bájame, no he tenido un buen día-Dijo y los ojos de Neuro se ensancharon graciosamente y con su "delicadeza" habitual la dejó caer al suelo. Yako se sobó la espalda y se levantó, recogiendo su mochila y situándose en su mesa.

Neuro revoloteó a su alrededor.

-¿El piojo tuvo un mal día? -Su voz sonaba tan infantil, falta de interés y lo notaba colgando del techo a su lado. Giró la cabeza cuando Neuro intentó golpearle en la cabeza-¿Oh, el piojo se revela?

-Si no consigo aprobar este parcial, repetiré curso-Dijo, más para si misma que para Neuro y sus manos empezaron a sacar todos los libros de sus asignaturas y sus libretas, creando una pequeña montaña de papeles que abarcaron hasta llegar a la mesa de Neuro, Troya.

-¿Y que importa?

-Importa mucho-Respondió ella, mirándolo de frente. Encontrándose con el rostro, boca abajo de Neuro-Para mí es importante acabar mis estudios.

-Repitas o no el curso, eso no afectará a tu trabajo como detective-Dijo con mucha calma, casi sin parpadear.

-¿A si? -Yako empezó a mover paginas, buscando en su calendario el orden de los exámenes, para preparar cual era la materia más prioritaria para empezar a estudiar.

Lenguaje y Matemáticas.

Yako odiaba las matemáticas. Y eso que su padre, arquitecto, las adoraba. Yako no había salido a él.

-¿Que piensas que vas a hacer, piojo?-Neuro le apretó la cabeza con una mano, modulando la voz para que fuera más intensa y fuerte-¿Te vas a poner a estudiar en tus asignaturas humanas en vez de preocuparte por mi hambre?

-No hay ningún caso aún

-¿No es tu trabajo encontrarme los misterios? Hasta que no lo hagas no podrás dedicarte a tus estudios inferiores.

Yako intentó protestar pero fue silenciada con un movimiento preciso y seco del demonio. Yako se frotó el golpe.

-No es justo Neuro

-Los juegos mortales sin dolor no tienen sentido-La miró, ya sentado en su silla y con los pies sobre la madera roja de Troya-Eres mi esclavo, tus prioridades van después de las mías. Ahora a trabajar, esclavo nº 1.

Yako bajo la mirada. No podía ganar a Neuro, haría rápidamente su trabajo y luego se pondría a estudiar. Apartó los libros y se zambulló en los periódicos y en las páginas web, en busca de misterios que pudieran interesar a Neuro.
El demonio, al ver que su piojo se ponía a trabajar en lo que él le había mandado, se estiró un poco en la silla y fingió dormir. Aunque realmente estaba vigilandola en todo momento.

Pasaron dos horas y Yako se acercó a él para dejarle los periódicos marcados encima de la mesa, rozando el brazo del demonio y alejándose rápidamente para volver a su lugar.
Ahora que ya había terminado, se pondría a estudiar.

Neuro abrió un ojo para encontrarse a Yako de nuevo entre libros y libretas, escribiendo y tachando cosas sobre una libreta ya gastada. De vez en cuando soltaba alguna maldición y mordisqueaba su lápiz.

-Pareces inquieta, piojo

Yako levantó la mirada y se sonrojó levemente, volviendo a bajarla a sus notas.

-No entiendo casi nada, voy a suspender...-Mientras hablaba, la chica volvió a levantar la mirada, buscando aquellos ojos verdes-A no ser...

Neuro levantó una ceja-¿A no ser que, piojo?

-Enseñame a estudiar, Neuro-Soltó sin pensar, simplemente diciendo lo que se le había ocurrido. El demonio era muy inteligente, seguro que podría enseñarle perfectamente.
La oficina quedó en un silencio cortante durante unos minutos. Luego Neuro rió.

-Entiendo. Necesitas de mi vasta inteligencia para los exámenes

-Si, Si-Asintió ella, depositando su fe en aquel demonio de cabello de dos colores.

-Lo siento, pero no te puedo ayudar

-¿Por que?

-Ya te he dicho que no me interesa tu vida escolar. Mientras hagas tu papel de detective, lo demás no me incumbe.

Las esperanzas de Yako en que él la ayudase se fueron esfumando como el azúcar en polvo. La chica iba a volver a sentarse para volver a sus incomprensibles exámenes cuando se le ocurrió algo.

-¿No serán escusas? Y en verdad tienes miedo?

-¿De que?-Volvió a tener la atención de Neuro.

-Aunque puedas resolver "enigmas" no significa que se te den bien los estudios. ¿Acaso temes no poder resolver los problemas de un colegio humano? ¿Y lo que pasa es que estas intentando escaquearte?

Ni ella sabía como había podido decir todo aquello. Pero lo había hecho.
Neuro se la quedó mirando en silencio, con aquella sonrisa "tonta" que utilizaba cuando salía al mundo humano y pretendía ser un "asistente".
Y tenía razón.
De repente salió disparada contra el suelo y el cuerpo del demonio se sentó sobre ella, cargando todo su peso en su espalda. Tomando su libro y un lápiz, Yako escuchó como escribía con lentitud, con parsimonia, sin borrar nada ni una sola vez. Sentía como su espalda crujía de dolor a medida que el lápiz se movía más rápido.

Cuando Neuro terminó se levantó de ella y le tiró el libro a la cara de la detective, volviendo a sentarse en su elegante silla. Yako tomó el libro y asombrada encontró que todas las preguntas estaban resueltas y como no, todas eran correctas.

-Estan todas correctas, como me lo imaginaba-Sus ojos volaron a Neuro, quien sonreía.

-Absorbo cualquier conocimiento que pueda ser necesario para resolver enigmas.

Yako le observó detenidamente, entendiendo que nunca podría sorprender al demonio, ya que los conocimientos de Neuro sobrepasaban los de cualquier humano.
Si él la ayudaba no tenía duda de que podría aprobar sus exámenes.

-Por eso mismo, ayúdame a estudiar, Neuro-Le pidió de nuevo

-Que lata...-Suspiró él, chasqueando los dientes y curvando una ceja.-Está bien, colócate allí

Yako caminó, más contenta, hacia el sofá.

-¿Me vas a ayudar? Gracias, sabía que podía contar contigo-Dijo sonriendo, colocando los libros a un lado.

-En el sofá no, ahí-Dijo Neuro, señalando hacía el suelo, justamente frente a Troya. Yako miró hacia él y viendo que no estaba de guasa, se sentó de rodillas donde Neuro le indicó.

-¿Y bien? ¿En el suelo?

-Así debes pedir las cosas, esclavo

Yako hinchó los mofletes. Al final acabaría rogándole al demonio.

-Esta mañana he salido a la calle. El viento que corría entre los edificios era muy ciudades de esta tierra tan polvoriento me traen de cabeza así que...-Neuro estaba sentado delante de ella con las piernas cruzadas encima de Troya. Mirándola por encima, como siempre hacía- Lámelo

¿Estaba señalando su zapato? ¿Neuro estaba sonriendo mientras le insinuaba que lamiera su zapato?

Yako parpadeó varias veces pero aquel zapato negro y brillante (No parecía que tuviera polvo alguno) estaba frente a ella.

-Lame TODO el polvo de mi zapato y di: Ayúdeme a estudiar, por favor, mi amo-Solo alguien como Neuro podría sonreír de aquella manera mientras decía aquello- Si lo haces...te prometo que obtendrás unas notas fantásticas.

Yako quería meterse en un hoyo profundo y no salir de allí. ¿En que momento se le había ocurrido pedirle nada a Neuro? Si sabía perfectamente que no la iba a ayudar...pero, era una situación desesperada..

No es como si Yako no hubiera pedido ayuda antes.

Kanae le había cerrado la puerta en las narices. Diciendo que ni de broma podría ayudarla. Que ya tenia bastante.
Sus compañeros estaban igual, nadie la ayudaría.
Godai no estaba por la oficina y dudaba de que él pudiera ayudarla con su problema escolar.
Akane era demasiado inteligente y tenía el problema de que no podía hablar para explicarle las cosas.

Su ultima opción era Neuro.
Y se había atrevido a preguntarle.

Nadie podría ayudarla mejor que él.

Pero eso no significaba que ella lamería su zapato.

-¿Que harás, Yako?-Preguntó con humor el demonio, dando leves golpes con la puntera del zapato en su frente. Yako apretó los puños, temblando de la rabia que corría por su cuerpo.

¿No podía ser amable y simplemente ayudarla? ¿Que tanto tenía que hacer? ¿No podía ser amable con ella? Después de todo ella lo ayudaba a él todos los días.
Ojala dejase de mover su zapato contra su cara.

No podía pensar.

-Sacaras las mejores notas de tu vida. Solo tienes que lamer mi zapato durante unos minutos-Continuó el demonio, con aquella voz diabólica y su sonrisa permanente.

Yako sabía que no podía ceder. No podía dejar que él ganase. Pero por otra parte, necesitaba su ayuda y si en verdad podía aprobar gracias a él. Haría lo que fuera.

Menos lamer su zapato.

Sus manos apartaron su zapato lentamente de su cara y se levantó del suelo. Neuro la miró, algo sorprendido de que ella estuviera apartándose de él y negando de "su ayuda". Lo disimuló bien con su cara de "no me importas".

-¿Acaso ya no quieres de mi ayuda, piojo?

Yako se colocó frente a él, quedando a la altura de él, a pesar de que estuviera sentado aún sobre Troya. Los labios de la detective se curvaron, su cuerpo temblaba por lo que iba a hacer. No sabía si iba a resultar, pero lo intentaría de todos modos.

"Todo por sus exámenes" "Los exámenes están en juego".

-Yo...no lameré tu zapato, Neuro-Dijo lo más seria que podía estar. Jugó con sus manos, entrelazando sus dedos. Tenía una uña rota.

-¿A no? ¿Entonces no aprobarás?-La ceja perfecta del demonio se curvó hacia arriba, al mismo tiempo que su sonrisa.

-Aprobaré-Dijo ella, acercándose un poco más a él. No esperaba poder decirlo sin que le temblara la voz. Lo estaba consiguiendo-Pero haré otra cosa

Alargando la mano, sujetó el pañuelo blanco de Neuro y tiró de él, acercándolo a ella para posar sus labios en los sorprendidos del demonio.
Pasaron un par de minutos, casi mínimos, en los que Yako movió tímidamente los labios sobre los de su jefe, sorprendiéndose a si misma, encontrando que sus labios eran más suaves de lo que ella había pensado y muy cálidos sobre los de ella.

Se sorprendió de lo bien que se sentía besar a Neuro. Pero tenía que separarse.

Yako nunca diría lo que le costó separarse de él.

-C-Cont-a-aré cc-con tu a-ayuda-Dijo sin poder mirarlo a los ojos y a una velocidad sobrehumana recogió sus cosas y salió de la agencia de detectives sin mirar atrás.

No quería ver el rostro de Neuro.

Ni quería que él la viera con el rostro tan rojo.