Espero disfruten este cap. y no olviden comentar que les ha parecido, si les gusta, si no, o que cosas se pueden mejorar. ¡Un gran saludo!
Disclaimer: La serie Sofia the first no me pertence, al igual que ninguno de los personajes que aparecen en ella.
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Primeros besos fallidos
— ¡Una vuelta más y luego bajamos Minimus! —Dijo con emoción la princesa mientras manejaba las riendas de su gran y leal amigo.
—No estoy muy seguro de esto Sofía… —Contestó con temor el pegaso.
— ¡Tú puedes lograrlo, puedes lograr lo que sea!
—Si tú lo dices princesa, ¡allá vamos!
E impulsado por las palabras de ánimo de su amiga, el tímido corcel alzó el vuelo hasta rozar las nubes, posiblemente era la mayor altura que jamás había logrado.
— ¡¿Viste eso Sofía?! —Comentó emocionado una vez que descendían —Debimos de haber estado como a millones de kilómetros del suelo…
—No creo que fuese tantos kilómetros —dijo con una sincera risa—pero lo hiciste muy bien.
Minimus aterrizó limpiamente en los jardines del castillo, los años de entrenamiento al lado de la joven princesa le habían favorecido, no era un enorme ejemplar de pegaso, pero había crecido de manera apropiada, y su antes rechoncha figura se había moldeado para darle un porte digno de un ejemplar de carreras.
—Ve a descansar—Dijo la princesa mientras desmontaba—te buscare dentro de una hora.
—Iré a donde esta Clover, con suerte y me comparta algunas de sus zanahorias…
—Yo que tú me daría prisa antes de que desaparezcan.
— ¡Nos vemos en un rato princesa!
Sofía se despidió con un movimiento de mano de su amigo, luego pasó a quitarse el casco, dejando caer su cabello el cual estaba atado en una cola de caballo. Al igual que a Minimus, los años hicieron cambios en Sofía, su estatura sobrepasaba ya el metro y sesenta, y su antes pequeño cuerpo contaba ahora con todos las características de una mujer (las cuales resaltaban por el ceñido conjunto de ropas que la princesa usaba en esos momentos).
—Princesa Sofía —dijo una voz tras ella— ¿has terminado ya tu práctica?
Identificando de inmediato de quien se trataba, la castaña dio la vuelta y se encontró con el hechicero real.
— ¡Mr. Ceedric! —Gritó emocionada al mismo tiempo que se apresuró hasta él para abrazarlo—llevo semanas sin verte.
—Yo… yo también me alegro de verte —Contestó nerviosamente Cedric mientras apartaba los brazos de Sofía de alrededor de su cuello —Y, es Cedric, Ce-dri-c.
— ¿Qué haces aquí? —Preguntó, ignorando el comentario del hechicero.
—En realidad… estaba buscándote.
— ¿A mí? —Preguntó ilusionada la princesa mientras acortaba la distancia entre Cedric y ella.
—Si… —Carraspeó el peligris mientras se alejaba un poco de la joven — ¿Me acompañaría princesa a un paseo por los jardines?
— ¡Por supuesto! — Contestó emocionada Sofía, tomo el brazo del peligris y se fue caminando con a su lado.
"Tal vez este sea por fin el momento indicado"pensó Sofía "y no tenga que pasar por más confesiones desastrosas, pues será Cedric quien me declaré sus sentimientos".
Y es que en el último año, desde el incidente con las alergias de Cedric, Sofía había tratado de declarársele en múltiples ocasiones, y en cada una de ellas había sido interrumpida.
Una de las más relevantes ocurrió en las cocinas del palacio, en la mañana del décimo noveno cumpleaños de Amber y James, Sofía se había escabullido hasta la cocina del chef Andre, el cual había preparado sus famosos y deliciosos cupcakes de arándano. Pero al llegar hasta su objetivo se encontró con cierto hechicero real.
— ¡¿Cedric estas robando los cupcakes de Andre?!
— ¡Esto no es lo que parece! —Se defendió el hechicero mientras escondía la prueba del delito.
—Ajá… ¿y por qué tu cara está llena de betún? —Dijo la princesa mientras señalaba el rostro del mayor.
—Pues… yo… espera un momento ¿qué haces tú aquí princesa?
—Ehm… —Ante la acusación inesperada Sofía apenas tuvo tiempo de crear una excusa— ¡vine a buscar a Gwen!
—Tú y yo sabemos que Gwen ya no se encuentra aquí sino en su taller, no mientas princesa, viniste tras los postres también.
—De acuerdo… es cierto, ¡pero no son para mí! Son para Clover y mis demás amigos—Dijo con culpa mientras mordía su labio inferior en su característica mueca de inquietud.
— No creí llegar a ver el día en que la honesta y dulce princesa Sofía robara y mintiera —Comentó con exagerado dramatismo el mayor.
— ¡Cedric!
—Bien, en vista de que ambos somos culpables, propongo una tregua y cada quien lleve parte del botín.
—Me parece bien —Aceptó con resignación Sofía—pero si no quieres levantar sospechas debes de limpiarte.
La castaña tomó un trapo (aparentemente limpio) que se encontraba sobre la mesa y se acercó al hechicero.
— ¡Ni siquiera sabes donde ha estado eso!
—No seas dramático, no huele mal y solo es para quitar el betún de tu rostro.
Y ante la negativa del peligris Sofía lo acorralo contra la mesa, tomo su barbilla y rápidamente quito los restos de postre de su cara. Cuando hubo terminado, se dio cuenta en la situación en la que estaba y se acercó un poco más al mayor.
—Cedric… hay algo que quiero decirte, yo…
— ¡Cuidado!
La confesión fue interrumpida por el gritó de alerta de Gwen, quien iba persiguiendo uno de sus inventos, la máquina fuera de control lanzaba pompas de jabón por todos lados y golpeo la mesa donde Sofía y Cedric se encontraban, haciendo que estos cayeran al suelo (al igual que los postres de arándano del chef Andre).
— ¡Lo siento tanto princesa! —Se disculpó la inventora real.
—Estamos bien Gwen, ¿cierto Mr. Cedric?
—Sí, sí pero no diría lo mismo de los cupcakes.
— ¡Papá va a matarme! ¿Podrían por favor ayudarme?
Y ese día la declaración de Sofía termino en limpieza y preparación de postres (además de detener a una máquina fuera de control).
Tiempo después de eso, la joven princesa tuvo otra gran oportunidad, esta vez ocurrió en el observatorio del palacio, ella se encontraba estudiando las constelaciones y necesitaba ayudaba para poder identificarlas adecuadamente, así que le pidió a su viejo amigo le acompañase (aunque este declaró estar demasiado ocupado para ayudar en tareas escolares, al final terminó cediendo).
—Esa de allí es Andrómeda, y por allá tienes a Pegaso—Señalo en el cielo el hechicero.
—Siento molestarle con esto Mr. Cedric…
—Está bien princesa, en realidad es divertido venir a observas las estrellas de vez en cuando.
—Yo me divierto en cualquier lugar estando contigo—Dijo inocentemente la joven.
— ¿Qué puede tener de divertido pasar tiempo con un viejo hechicero como yo? —Opuso el peligris con un deje de tristeza en su voz.
— ¡Cedric tú no eres viejo!
—Por supuesto que sí princesa, soy al menos veinte años mayor que tú.
Esa era la primera vez que Sofía caía en la cuenta de la (gran) diferencia de edad entre ellos, y es que hasta entonces solo se había preocupado por cómo reaccionaría el mayor ante sus sentimientos.
—No importa que edad tengas… —murmuró Sofía.
— ¿Dijiste algo princesa?
—Dije que… no importa qué edad tengas… yo siempre querré estar contigo.
Cedric alargó su mano y alcanzó el cabello de la ahora larga melena de la joven, gesto que sorprendió a la chica haciéndola sonrojar y congelándola en el lugar. Jugueteando aún con el mechón, el peligris se acercó a la princesa y cuando estaba punto de hablar la gran puerta del observatorio se abrió en dos.
—Princesa le traje algunos bocadillos para su noche de estudio—Dijo Baileywick empujando el carro con los aperitivos— ¿Pasa algo?
—No nada, de hecho justo acabamos de terminar, buenas noches princesa, Baileywick.
Y el hechicero salió de la sala con gran rapidez, dejando a Sofía con el corazón acelerado y la mente confundida.
Sin embargo, para la joven, el más destacable de sus infructuosos intentos, era el que más recientemente había pasado, justo antes de las semanas de encierro de Cedric en su torre.
Ella y el mago se encontraban en el pueblo donde vivía Sofía antes de volverse princesa, ese día Cedric necesitaba comprar ingredientes para una nueva poción y la joven quería pasar a ver sus viejas amigas Jade y Ruby.
—Mr. Ceedric —dijo la chica— Si cruzamos a través del pueblo en vez de rodearlo, podremos llegar más rápido.
—Ehm… no creo que sea una buena idea, sigamos por el mismo camino de siempre.
—Oh vamos.
Siendo jalado por la castaña, ambos se encaminaron por una calle llena de diferentes vendedores, se podía encontrar desde vasijas y escobas hasta pociones de amor y amuletos de la suerte.
—A pesar de que visitó el pueblo con frecuencia nunca había visto esta parte de él —Comentó con sorpresa la princesa.
—Por qué no se supone que este sea un lugar que las princesas deban visitar, ahora crucemos rápido y salgamos de aquí.
— ¡Hey princesa!—gritó un chico desde el otro lado de la calle— ¡No tendré reinos que ofrecerte pero te entregó mi enteró corazón!
Sofía no alcanzó a ver a quién dijo aquello pues Cedric se interpuso entre el chico y ella. Luego cuando habían avanzado más, pasaron frente a una florería, donde un muchacho algo mayor que la joven, le ofreció como regalo unas poco comunes rosas violetas "no son tan hermosas como usted alteza" dijo avergonzado el joven "pero son lo más parecido a lo que siento cada vez que la miro", cuando la castaña iba a tomar las flores, el peligris interfirió y fríamente le dijo al joven que no estaban buscando ese tipo de plantas por el momento, tomo la mano de la princesa y apresuradamente salió de allí.
—Cedric eso fue muy grosero —Indicó molesta Sofía.
—Si lo fue, pero si hubieses aceptado su regalo el mocoso hubiera malinterpretado el gesto.
Durante lo que restaba de camino, Sofía recibió otros cientos de halagos por parte de los chicos con quienes se topaba, varios de estos trataron de darle obsequios pero antes de poder rechazarlos Cedric se interponía y alejaba a los pretendientes.
— ¡Suficiente! —Dijo con gran irritación el mayor—iremos por ese callejón y luego rodearemos lo que resta de camino.
La princesa solo vio con gesto divertido a su amigo y decidió seguirlo sin protestar. El lugar que indicaba Cedric consistía en una estrecha calle entre dos altas paredes de solido adobe, para cruzar había unas largas escaleras de cantera y a diferencia de las concurridas calles por las que acababan de caminar, allí no había multitud alguna.
"Estoy a punto de caminar por un estrecho y solitario callejón al lado de Cedric" pensó la princesa con algo de vergüenza y nerviosismo, sin embargo era una excelente oportunidad en la que sería muy difícil que algo saliera mal.
—Princesa —dijo el hechicero haciéndola salir de su ensoñación—tome mi mano, estos caminos son más peligrosos de lo que aparentan.
—C-claro…
A diferencia de la vez anterior, la castaña no solo sujeto la mano del mayor, sino que entrelazó fuertemente sus dedos con los de él. El movimiento tomo por sorpresa a Cedric, pero no intentó apartarse, y solo siguió caminando.
Cuando iban ya por mitad del callejón, Sofía tropezó con uno de los escalones, pero el peligris alcanzó a reaccionar y la atrapo rápidamente.
—Te advertí que eran caminos engañosos.
—Gracias…
Cedric le ayudó a levantarse y cuando la joven iba a decir algo se escuchó un fuerte ruido rumbo a ellos.
— ¡A un lado, llevamos prisa!
Los responsables eran tres niños entre cuatro y seis años, que iban montados sobre un coche de madera, bajaban a toda velocidad y no parecían tener intenciones de detenerse.
Sin pensarlo mucho la princesa empujo al mayor contra la pared y se pegó a él tanto como pudo, esperando que el espacio dejado fuera el suficiente para que los pequeños pasaran libremente.
Por suerte para ambos, el artefacto no los golpeó y los niños salieron despedidos a gran velocidad.
—Es increíble… ¿Qué clase de padres dejan a sus hijos con cosas tan peligrosas? —Comentó el hechicero.
—Te recuerdo que tú nos regalaste una máquina voladora y no hace mucho la modificaste, haciendo que casi nos mata a ambos —respondió divertida la princesa.
—Eso no cuenta… —comento con molestia en voz baja.
En lo que duró su pequeña conversación, la joven princesa no se había separado de él, y aún lo mantenía fuertemente abrazado, sin embargo el peligris no parecía protestar y aunque con menor fuerza, también devolvía el gesto a la castaña.
—Hueles muy bien… —Dijo sin pensar Sofía.
—N-no es verdad… es el aroma que dejan las pociones…
—Cedric —le interrumpió la chica mientras enterraba su rostro en la túnica del mago— ¿Estabas celoso de los chicos que vimos hoy?
—N-no son celos—dijo nerviosamente— solo que es una falta de educación dirigirse así a una princesa.
—Yo estuve celosa de Sasha… —Declaró la princesa mientras alzaba su rostro hacia el del mayor—cuando era niña estuve celosa de que te interesarás tanto por ella… supongo que esa fue una de las razones que aumentaron mi desconfianza.
Cuando Sofía terminó, una de las manos de Cedric se colocó sobre su mejilla, y la princesa cerró sus ojos esperando el contacto de los labios del mayor, pero en vez de eso, lo que recibió fue una cubetada de agua fría (y sucia) desde una de las ventanas que sobresalían por las largas paredes.
— ¡Lo siento tanto! —Dijo una rechoncha mujer desde lo alto—Como nunca nadie suele cruzar por el callejón no me fije al tirar el agua, en verdad lo siento.
— ¡No se preocupe, solo seguiremos nuestro camino! —Respondió la castaña con todo el ánimo que fue capaz de conseguir.
— ¡Aqua desaparium! —Formuló el hechicero mientras agitaba su varita— es mejor que sigamos princesa.
Cuando ya estuvieron completamente secos, emprendieron de nuevo su regresó al castillo, solo que esta vez avergonzados, en silencio y sin tomarse de las manos.
— ¿Princesa Sofía me estas escuchando?
— ¿Eh? …l-lo siento Cedric, me perdí en mis pensamientos, ¿de qué me estabas hablando?
—Eso es tan raro en ti —dijo con tono burlón— te preguntaba acerca del viaje que harás para tu cumpleaños.
—Oh eso…
—No pareces muy emocionada…
—Estoy muy emocionada en serio… pero me pone triste el pensar que durante un año no podré ver a Clover, Mia, Robin, Minimus y sobre todo a ti Cedric.
Contestó Sofía mientras se detenía en el camino y alzaba la vista para con el hechicero.
—Bueno lo primero puede arreglarse.
— ¿Arreglarse?
—Tengo un regalo adelantado para tu cumpleaños Sofía.
Y a continuación el hechicero real saco de la manga de su túnica un pequeño frasco con un líquido color celeste, el cual ofreció a la princesa.
— ¿Qué es esto?
—Es la última poción en la que he estado trabajando—Dijo con orgullo— Dáselas a tus peludos y emplumados amigos, cada vez que quieran verte solo deben de beber una gota, recordar tu rostro y por arte de magia aparecerán a tu lado.
— ¡¿De verdad?!
— Así es, el efecto por gota es de veinticuatro hrs. Cuando estas pasen ellos volverán al lugar de donde se fueron.
— ¡Es una poción realmente maravillosa! ¡Muchas gracias Mr. Cedric! —Exclamó emocionada la princesa mientras daba un fuerte abrazo al hechicero real.
—Solo que la poción funciona únicamente con animales, así que la princesa Amber y el príncipe James no podrán usarla si quieren verte.
—Ni tú tampoco… —Dijo tristemente la castaña.
—Estarás en un largo viaje, conociendo princesas y príncipes de muchos reinos—declaró lo último con cierto tono de molestia—pensar en un viejo y aburrido hechicero real será lo último que hagas…
— ¡Eso no es verdad! Aunque trate de hacerlo, el único en el que siempre estoy pensando eres tú Cedric…
Las palabras de Sofía hicieron enrojecer al mayor y luego este comenzó a reír.
— ¿Qué es tan gracioso?
—Lo siento princesa, es solo que, hasta hace poco creía que te habías aburrido de pasar tiempo conmigo, y lo entiendo —habló con cierta pena el mago— es decir, estas creciendo y tus intereses ya son otros…
— ¿Pero qué te hizo pensar que me aburría estar contigo? —Preguntó con confusión la joven.
—Bueno… fue antes de que cumplieras diecisiete, comenzaste a estar siempre distraída y no pasabas ya por la torre, además de que evitabas encontrarte conmigo en los pasillos—Contestó con tristeza el peligris mientras con su mano acariciaba su nuca —Debió ser como hace un año cuando todo fue normal otra vez y volvías a buscarme como cuando eras niña.
Lo dicho por el hechicero dejó a Sofía anonadada, dándose cuenta de que en el tiempo donde descubría sus sentimientos por él, le había hecho creer que no le importaba más.
—Lo siento Cedric…
—No te disculpes por esas cosas princesa, así es la pubertad…
Aunque la castaña no creía que fuera cosa de pubertad o algo por el estilo.
—Para ser honesta —comenzó a hablar con timidez—no creo que nunca me cansé o aburra de estar con Cedric… porque… ¡yo te quiero muchísimo!
Y por fin lo había dicho, después de tantos intentos fallidos y cosas que salieron mal, aunque no había un beso en su declaración, al final pudo sacar esos sentimientos de su corazón.
—Que amable de tu parte decirlo, yo también te quiero, podría decirse que eres mi mejor amiga.
Declaró el mayor con un tono casual, echando por la borda todo el significado real de las palabras de Sofía.
—Me alegro de haberte podido entregar tu regalo y haberte visto antes de tu viajes, hasta luego princesa…
La castaña vio como Cedric se marchaba, y sin querer rendirse aún fue tras él, lo atrapo y envolvió sus brazos alrededor de su cuello para luego plantar un beso en sus labios. Pero para la mala suerte de la princesa, justo cuando había realizado su movimiento decisivo, el Rey Roland apareció a lo lejos, llamando a Cedric y haciendo voltear a este, con lo cual el beso de Sofía en vez de parar en su boca terminó en su mejilla.
Cedric poso su mano enguantada sobre el lado derecho de su cara y vio con extrañeza a la princesa, quien había quedado congelada en el acto.
—Yo también te voy a extrañar Sofía.
Dijo y dio unas palmadas sobre la cabeza de la castaña (como había hecho ya una vez hace varios años atrás) para luego retirarse rumbo con el rey.
La joven portadora del amuleto de avalor aún no salía de su estupefacción cuando llegó su fiel corcel Minimus.
— ¿Princesa Sofía se encuentra bien? —preguntó algo preocupado.
—Desde hoy dejaré de ser la Princesa Sofía I, cambiare mi nombre a la Infanta Sonia III y me mudaré de reino…—Habló rápidamente la chica mientras montaba al pegaso.
— ¿Princesa…? —Volvió a hablar asustado Minimus.
—Podrías por favor volar tan alto como hace rato —se dirigió a él Sofía—tan alto como puedas por favor.
Y sin preguntar más (pues el alado caballo vio comenzaban a brotar lágrimas del rostro de la princesa) se elevó tan alto como le fue posible.
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¡Este cap fue muy largo!
Espero realmente que lo hayan disfrutado, por que por poco y no lo termino, me hubiera gustado añadir un poco más, pero sentía que ya estaba muy cargado, estamos cerca del final y agradezco de todo corazón los reviews que se toman la molestia de escribir:
Laura
RatillaFresa
¡EN VERDAD GRACIAS!
Espero y este cap. Cumpla con sus expectativas y un gran saludo, no se olviden de comentar y que pasen un excelente día :D