Capitulo 12

"Mi corazón es tuyo "

A la vuelta de este corazón

viajo en un atajo hacia el amor

sin escalas y directo a ti

Al otro día ambos desayunaban en silencio como si nada hubiera pasado, Athena decidió romperlo ya que le resultaba incomodo.

—Hoy iré a ver a Ninon para ver si avanzo en algo...

—Lo lamento. –la interrumpió el suavizando su expresión seria. —No debí decirte esas cosas, tú hiciste tu mejor esfuerzo.

Athena lo miro sorprendida, sabia lo difícil que era para el disculparse.

—Descuida Iori, ya paso. –sonrió ella. — ¿Sabes? ¡Hoy es mi cumpleaños!

—Felicidades. –dijo forzando una sonrisa. — ¿Qué tienes en mente el día de hoy?

—No lo se, no tengo nada planeado aun pero hay algo que me gustaría hacer...

— ¿Qué cosa?

—tener una cita con alguien. –murmuro bajando la vista triste. —Pero... no se va a poder.

— Ya lo tendrás, Athena. –dijo como si nada Iori.

— ¿Tu...? No quisieras salir a pasear. –le propuso esperando con ansias su respuesta, Iori simuló un poco su sorpresa levantándose de su asiento mientras se limpiaba la boca con la servilleta.

—Está bien, pasare por ti a las ocho -luego salió del apartamento y Athena festejo feliz.

Era justo la hora exacta cuando Iori llegó y Athena estaba lista usando uno de los mejores trajes que solía usar Iori y con los accesorios. El sonrió al ver lo ansiosa que estaba por salir.

—¿Vamos?

Athena asintió felizmente y ambos salieron del apartamento hacia la salida dónde Iori había dejado su automóvil que estaba en la calle estacionado, se subieron.

— ¿A donde vamos?- le preguntó ella.

— Ya lo verás- sonrió.

El destino propicio el amor

ame como en otra dimensión

de tu boca loca me volví

El dió unas cuantas vueltas y al cabo de un rato habían llegado a destino. Athena levanto su mirada y frente a ella vío el letrero del parque de diversiones de Osaka, hacía tiempo que no iba a ningun sitio como aquel, cuando vío las luces por todos lados se emocionó.

No había mucha gente allí, era de noche ya. Una vez que estacionaron entraron al espacioso lugar.

— ¡Vamos al tiro al blanco!- rió Athena y llevó a Iori corriendo hasta donde quería ir.

Agilmente Athena en el cuerpo de Iori tomo la pistola de juguete y le dio justo al blanco, hasta el vendedor quedo sorprendido.

—Te dije que ganaría- le aseguro ella.

— Jamás dije lo contrario -comentó en voz baja

— ¿Algodón de azucar?- le pregunto señalando el pequeño e iluminado puesto.

—No gracias

—¡Yo si quiero!

Luego fue a comprar un algodón de azúcar, Iori suspiro con cansancio era como ver a una niña o en este caso niño ya que esta en su cuerpo, siguieron caminando, Athena maravillada con cada pequeño detalle. Por momentos lo miraba, era extraño verse así misma sin expresión alguna.

— ¿Entramos?- preguntó ella.

Iori leyó uno de los carteles.

— ¿Segura?

Ella sonrió y lo tomo de la mano, se adentraron en la gran casa de los espejos... Athena se rio mucho ahí adentro, a Iori le agradaba verla asi, era tan divertida, aunque no estaban solos, habían muchas parejas más a su alrededor, finalmente salieron del lugar.

Una tormenta provocaste

dentro de mis ojos

cuando te vieron frente a mi

Déjame robar tu corazón

yo te regalo el mío

Préstale tus alas al amor

para volar conmigo

Dame una mañana

cada día de la semana

en donde siempre

despertemos tu y yo

Un juego tras otro pasaban divirtiéndose, Athena sintió la mano de Iori caliente, se sonrojo un poco, luego ya un poco cansados comenzaron a caminar tranquilamente.

— ¡Woow! ¡Burritos!- sonrió y salió corriendo a comprar, al volver le ofreció uno, sus ojos estaban con ese brillo especial que a cualquier hombre le gustaría si tan solo estuviera en su cuerpo.

El la miro nuevamente, mientras comía se había ensuciado, el tomo una servilleta y limpió la comisura de sus labios, él sonrió mirándola a los ojos, esa sonrisa tan sincera que en el cuerpo de Athena la hacia ver tan tierna. Siguieron caminando y luego de unos minutos las ganas que tenia Athena de entrar a un último juego la invadían.

Entraron al local, se trataba de "El Túnel del Horror", antes de pasar la puerta, Iori sintió su mano entrelazarse con la de ella quien se sentía flotar... en la oscuridad de aquel lugar sonrió. Los sustos de la muerte la asustaban más que los gritos del lugar, para Iori era realmente tierno verla hasta que algo tocó su hombro. Hizo algo que no espero que ella hiciera, lo abrazó, no supo si fue un reflejo o miedo, solamente lo abrazó, Iori sintió la calidad de su cuerpo contra el suyo. Luego ella se separó y salieron del lugar, la noto pálida.

Seguieron caminando por el parque, conversában alegremente, era un momento de paz y de diversión luego de tanto tiempo. Se subieron en la montaña rusa, Iori no quería pero ella lo persuadió. Finalmente acepto.

El dispositivo comenzó a moverse, la subida parecía tranquila, cuando llegó la primera bajada, Athena pensó que su alma se había quedado en lo alto, se aferró fuertemente al brazo de Iori y él solo sonreía, aunque no pareciera, el se divertía estando ahí. Cuando todo había terminado en aquel tedioso juego, el se baja de aquel pequeño carro y como todo un caballero extendió su mano para ayudarla, sus piernas no respondían, bajo el primer pié del carrito y luego el segundo, él la tomó de la cintura para no dejarla caer, fue extraño para los demás ver esa escena. Luego siguieron caminando por el parque tomados de la mano. Terminaron su recorrido en el gran mirador. Desde allí se lograba ver toda la ciudad iluminada, Athena tomo su teléfono y se sacó unas fotos allí junto con Iori. Luego vio la hora, ya era tarde.

—Creo que es hora de irnos - le dijo con algo de pena, hubiera querido que aquella noche no tuviera fin.

Ella camino tímidamente un par de pasos... no sabía como agradecerle... Fue hacia donde él estaba... lo miró a los ojos. Tal vez lo que iba hacer fué algo que quizás para muchos hubiera considerado infantil, pero lo hizo, no quería precipitarse, al menos no aún...

Depósito un suave beso en su mejilla, lo miro a los ojos por última vez y antes que el mirador bajará dando su fin del juego, Iori quedo sorprendido, debía admitir que le gustaba la chica más de lo que pensaba y en esos ojos carmesí podía ver su reflejo, el reflejo de Athena, la tomó del cuello y la beso, sintió como su corazón se aceleraba tan solo imaginando el rostro angelical de Athena, ¡Por dios! Era lo más hermoso que había sentído en su vida, sintió como su espíritu flotaba en el aire y la calidez de una brillante luz lo reconfortaba, poco a poco se fue separando para ver sus ojos cuando se asombro al verla a ella, con su cuerpo tal como la había imaginado, hasta ella parecía confundida mirándose con atención.

—¡Volvimos a nuestro cuerpo! -Festejo feliz abrazándolo.

Luego que bajaron del juego seguían caminando por el parque.

—¿Cómo fue posible?-Pregunto Iori aun sin entender tocando su rostro

—Fue el beso, ¿Como no lo pensé antes? ¡Es lógico!

—¿Lógico? -Cuestiono sin entender de lo que hablaba.

—El beso de amor es la fuerza más poderosa -respondió suspirando para luego sonrojarse por lo que acababa de decir.

Iori comprendió mirando hacia el otro lado.

—¿Como un cuento de hadas? -Susurro riendo un poco como burlándose, Athena lo escucho bajando sus cejas algo enojada.

— ¿Porque no? Iori ... ¿Porque no admites que me amas? -Pregunto con arrogancia cosa que molesto al pelirrojo. —Porque yo si -susurro y sus mejillas ardían.

Iori escucho era consciente que había pasado entre ellos dos y eso era obvio, pero tenían un problema… ¿cómo continuar?

Es decir, eso era una confesión… ¿no es así? Una confesión de amor… pero… ¿qué seguía?

Fuiste abriendo espacios de color

dibujaste un mundo en mi interior

diferente a todo lo que vi

Una tormenta provocaste

dentro de mis ojos

cuando te vieron frente a mi

— ¿por qué me amas?

Athena sintió como sus mejillas se encendían de golpe por tan sorpresiva y directa pregunta, mientras que Iori bajaba aún más la mirada y se detenía para sentarse en un banco y ella se sentó a su lado.

— ¿Es necesaria… una razón…?

— Quiero saber.

— ¿Por qué?

— Porque no puedo creerte… -sonríe levemente. — No puedo creer que alguien como tú ame a alguien como yo…

Athena lo mira atentamente sintiendo una ligera opresión en su pecho, ¿por qué dudaba? ¿Por qué no le podía creer? ¿Tan difícil es creer que lo ama…? ¿Tan poco confía en ella…?

— ¿Por qué no me crees?

La voz de Athena sonó herida lo que obligó al otro levantar su mirada y fijarla en los profundos ojos que lo miraban con tristeza haciéndole saber el daño que había inferido.

— No puedo hacerlo -respondió sincero.

— ¿Por qué?

— Porque no debes amarme… no a mi…

— ¿Por qué no?

— Porque soy diferente… Sabes de mi pasado, de mi maldición, no hay futuro para mi Athena, es por eso que no deberías amarme.

Athena sonrió, con que era eso que Iori sentía tanta inseguridad y Athena desde hace mucho tiempo era consciente de ello.

—Eres un tanto Iori Yagami... -suspiró negando con su cabeza.

— ¿Acaso me llamaste tonto? -La voz de Iori sonó molesto y avergonzado.

— Si lo eres, eres un tonto al pensar en eso, al preocuparte por eso -se acerca un poco a el alzando una mano para tocar con la punta de sus dedos una de las mejillas ajenas. —No me interesa quien fuiste en el pasado pero si quien eres en este momento y eso es lo único que importa... -dice y ve entretenida como la mejilla ajena se enciende aún más bajo su tacto. —Me gustas y te voy a seguir queriendo aunque nunca me creas, aunque lo niegues, aunque me llames mentirosa yo seguiré queriendote porque yo sé que es así, que te amo, te amo aunque tú no quieras que lo haga.

Déjame robar tu corazón

yo te regalo el mío

Préstale tus alas al amor

para volar conmigo

Llévame en tu vida

haz espacio en tu sonrisa

donde siempre existiremos tu y yo

Iori sintió la suave caricia en su mejilla y lo cálidas que sonaban esas palabras en su cabeza, tan hermoso, tan irreal que aún no podía creerlo, no porque no confiara en ella pero los ojos frente a él lo miraban con tanta dulzura, con una profundidad tan envolvente que era imposible refutar algo, no podía seguir negándose porque en ese preciso momento, fuera lo que dijera Athena él le creería, dijera lo que dijera, hiciera lo que hiciera ella lo aceptaría por el simple hecho de que por primera vez veía completa sinceridad en la mirada ajena, no estaba actuando, no estaba aparentando, estaba ahí, frente a él mostrándose tal cual es.

—Yo… -desvía la mirada. —Nunca he dicho que no quiero que me ames…

—Lo sé -sonríe conforme con esas palabras. — pero mi duda es… ¿qué sientes tú?

Estaba tardando, la respuesta a la confesión estaba tardando demasiado y Athena no lo dejaría pasar aunque el intentara desviar el tema.

—Tenías que preguntar, ¿no es así?

—¡Claro que sí! Me acabo de confesar, quiero saber si soy correspondida o si me rechazarás -sonríe entretenida.

—Como si pudiera rechazarte… -masculla entredientes sonrojándose aún más, sintiendo como amaba y despreciaba esa sonrisa frente a él.

—¿Y eso que significa? -sonríe.

—Eso… significa que… -desvía la mirada. —También me gustas...

—¡Oh por dios! ¡Es Iori Yagami! -Grito una joven con corazones en los ojos.

Cuando ambos voltearon a ver vieron a un grupo cerca, a primera vista parecía un simple grupo de amigos, las chicas eran bastantes lindas y tenían un buen sentido de la moda, parecían tres chicas normales si no fuera por un detalle que hizo a Iori y Athena estremecerse y empezar a entrar en pánico, ahí, frente a sus ojos venían tres chicas que cargaban cada una con un bolso lleno de accesorios (chapitas, llaveros, colgantes y demás cosas irreconocibles), pero lo que las hacía temible es que todas esas cosas era de King of Fighters, especialmente de Athena y Iori, una de ellas hasta tenía en una de sus mejillas dibujado con maquillaje brillante el logo de la media luna, la otra usaba una gorra con el mismo logo y la otra una cinta en la cabeza con el nombre de Athena… en verdad, más parecía que iban a un concierto a que estaban de paseo en un parque.

—¡Si son ellos! -Grito una y todos corrieron hacia ellos Iori de inmediato tomo a Athena de la mano y comenzaron a correr huyendo de los fanáticos que los perseguían emocionados, Athena vio una tienda de regalos con disfraces en las vidrieras y jalo al pelirrojo ahí para que entrara y cerraron la puerta rápido mientras la estampida de fanáticos pasaba de largo.

Mi Corazón es Tuyo

porque ya somos tu y yo

Y desde ahora es tuyo

porque ya somos

Déjame robar tu corazón

yo te regalo el mío

Préstale tus alas al amor

para volar conmigo

A diez minutos salen disfrazados, Iori usaba una gorra al estilo Daddy Yankee que tapaba gran parte de sus ojos, una remera negra larga y unos jeans anchos. Athena con un sombrero de paja ancho, unos lentes de sol rosa y un vestido corto estilo playero, vieron a algunos fans que todavía los buscaban y pasaron disimulando delante de unos de ellos.

—Menos mal que no querías llamar la atención. -Murmuro Iori odiando la ropa que le había escogido Athena.

—Es para que no nos reconozcan Iori -explicó ella

— No es de mi estilo -contesto entre dientes

—Ese es el objetivo -sonrió y justo en ese momento un niño corría distraído chocó contra ellos haciendo que se le cayeran los lentes y a Iori la gorra, quedaron congelados en su lugar.

— ¡Ahí están! -Grito el fans llamando a los demás.

—¡Demonios! -Exclamo Iori y volvieron a correr nuevamente perseguidos por fanáticos pero esta vez al estacionamiento, Iori se monto rápido como también Athena mientras los fanáticos se pegaban en los parabrisas.

—¡Athena, casate conmigo! -Grito uno pasando sus labios por el vidrio de la ventanilla horrorizado a la psíquica.

—¡Vamos! ¡Enciende el auto! -lo apuro

—¡¿Y que crees que estoy haciendo?! -En ese instante el motor encendió y lograron salir del lugar.

Una vez más apartados del sitio ambos respiraron aliviados, luego Athena comenzó a reírse a carcajadas con ganas, Iori solo la miraba de costado sin entender hasta que ella se calmo un poco.

—Vaya cumpleaños -comentó divertida.

Déjame robar tu corazón

Préstale tus alas al amor

para volar conmigo

Llévame en tu vida

haz espacio en tu sonrisa

donde existiremos solos tu y yo

Iori solo sonrió de medio lado y noto que en la antena de su auto venía colgado como banderín un corpiño negro con el símbolo de la media luna y las palabras Kof como marca, Athena comenzó a reír nuevamente al ver también la prenda mientras que al pelirrojo se le inflamaba una vena enorme en su frente y se sonrojaba levemente de la vergüenza y el enojo que tenia con los patrocinadores del torneo al poner su logo por todas partes sin autorización, el estigma de su Clan en ropa interior, era una deshonra a su familia.

—A ti si te han dado regalo -bromeó divertida

—Ya cállate ¬¬

Así nuevamente Athena volvió a reírse pero esta vez despacio tapándose la boca, otra persona veía toda la escena en su bola de cristal.

—El beso de amor verdadero ¿Cómo no lo pensé antes? -cuestiono Ninon con una sonrisa.

—Es porque eres tonta daaa -le contestó Mignon detrás de ella.

—¡Igual que tu! Jajaja además tu plan no resultó

—¡Cierra la boca! -Grito

—¡No, tu cierra la boca!

Ok va hacer una pelea muy larga...

En donde siempre despertemos tu y yo

Donde solo tu tendrás mi corazón

~FIN~

La Canción "Mi corazón es tuyo" pertenece al cantante Argentino Axel