Disclaimer: Los personajes de S. Meyer, cualquier otro personaje que no sea identificado, es totalmente mío, al igual que la historia.

Comencé a subir esta historia hace un tiempo atrás y luego deje de publicarla por razones personales, ahora volvió con otro nombre y Summary para poder terminarla finalmente.


Bella: 23 años – Edward: 26

Proposición: Outtake 1

EPOV

—Aún no me explico porque razón debo conocer a tus padres.

Hace menos de 1 mes, habíamos comprado un departamento con mi novia y nos habíamos mudado al centro de Londres, luego de 4 largos años en donde cada uno estaba terminando sus estudios. Nuestra relación era formal, totalmente formal, ella conocía a mi madre y se adoraban mutuamente, mientras que yo solo había oído hablar de sus padres.

—¡Estamos viviendo juntos Edward! —estábamos a punto de cenar. —Ya es hora de que los conozcas… Charlie quiere conocerte.

—¡Eso es lo que más miedo me da! —trague pesado. —¡Tu padre tiene una pistola!

—¡Eres una nena! —sirvió la lasaña en los platos negros y las puso en la encimera.

—Quiero casarme antes de morir. —dije en tono bajo.

Tenía mucho miedo de cómo Charlie iba a reaccionar frente a mi, sabía que no era su persona favorita luego de que mi vida privada se expusiera en las revistas y que mi relación con Bella hubiese acabado de esa forma hace unos años atrás.

—Te amo Edward, el sabe que estamos bien, que maduramos y somos una pareja totalmente diferente a la que éramos hace 6 años atrás.

—¡Los padres no olvidan! —lo sé, me estaba comportando como un bebe, pero no podía evitarlo.

—Edward… —ese era su tono de advertencia cuando me ponía un poco pesado.

—¡Ok! —bufé exasperado y me senté a comer.

En la mesa había una revista en donde ambos salíamos en la portada. Ahora que estaba alejado del mundo de las luces y el espectáculo, nuestra vida no pasaba las 24/7 en la televisión, aunque de vez en cuando, como en este caso, aparecíamos.

—¿Qué dice esa revista? —tome un sorbo de limonada.

—Que estamos juntos y parecemos mas enamorados que nunca.

—¡Por fin tienen la razón!

Me sonrió cariñosamente y seguimos comiendo.

Vivir con Bella, era todo lo que hubiese querido en mi vida, despertar junto a ella, ver su cabello enmarañado, todo era simplemente perfecto.

Tome su mano por sobre la mesa y la bese, ella beso la mía y continuamos comiendo en un silencio cómodo.

La cena duro poco, estaba hambriento y nervioso, mañana viajaríamos a Forks a pasar la navidad, año nuevo y unas pocas semanas de Enero, cuando volviéramos Bella tenía que empezar su trabajo en la editorial Eclipse London, y yo comenzaría a dar las clases en el conservatorio a niños pequeños.

Bella lavo los platos y yo fui a la habitación a terminar de empacar, llevaba cosas abrigadas a petición de Bella, por lo cuál la maleta estaba a reventar.

—¿Terminaste? —ella entro en la habitación secándose las manos en su pantalón.

—Si. —respondí cerrando el cierre.

—Entonces acostémonos y veamos alguna película de navidad, ya sabes que me encantan. —se colgó de mi brazo y me hizo un puchero.

Era imposible resistirse de esta forma.

—Esta bien, pongámonos el pijama y veamos alguna película, seguramente están pasando muchas. —odiaba las películas de navidad y ella lo sabía, pero no podía evitar pedírmelo siempre, porque a diferencia de mi, ella las amaba y al final del día yo siempre terminaba cumpliendo sus peticiones.

Nos pusimos nuestra ropa de dormir y fui hasta la calefacción para subir la intensidad, afuera estaba nevando y hacia mucho frío.

Nos metimos en la cama y nos abrazamos mientras el Grinch* pasaba por la televisión.

No recuerdo mucho, solo me quede dormido hasta que tuve que despertar para aceptar la realidad de las cosas, iba a conocer a los padres de mi novia.

Pasajeros del vuelo 4350 con destino a Seattle, Washington… ¡Por favor abordar en la puerta 10!

Ese era nuestro vuelo, nos tomamos de las manos y caminamos hasta la puerta 10, todo era muy caótico debido al clima, así que el avión tardo 45 minutos en despegar.

—Detesto viajar. —estaba enfurruñada.

—Al menos vamos a juntos.

—Tienes razón. —su mirada se dulcifico y beso mi labios de manera casta. —Te amo amor. —cada vez que ella decía esas palabras, me sentía el hombre más feliz del mundo.

Mi chica era la mejor del mundo, su fuerza, su coraje y sus momentos de damisela en peligro me hacían enamorarme cada día más de ella.

—También te amo. —respondí entrelazando nuestros dedos.

El viaje iba a ser largo y lo mejor era estar de buen humor.

Habían pasado 4 horas desde que habíamos despegado. Bella dormía profundamente a mi lado mientras las luces estaban apagadas, ya era de noche y debíamos dormir, pero lamentablemente yo nunca lograba conciliar el sueño en los vuelos, siempre era un constante movimiento, me dolía el cuello, me molestaban los pies, las manos, era algo totalmente raro para mi, puesto que no era una persona que podía estarse quieto por mucho tiempo.

Tome mis auriculares y puse una película, Iron Man 3, al menos con eso iba a entretenerme un poco.

Luego de Iron Man, vino La teoría del todo, Wiplash y finalmente Rápido y Furioso 7.

—¿No has dormido nada? —fije mi vista hacia mi novia que tenía una cara de recién despertada.

—Sabes lo difícil que me resulta conciliar el sueño en los aviones. —me estremecí. —es totalmente terrible. —y lo era, al menos para mi.

—¿Las pastillas que te recetaron para dormir durante el viaje?

—Me siento dopado y no me gusta sentir que no tengo control de mi cuerpo.

Ella ya sabía estas cosas, pero siempre estaba preocupándose por mi, constantemente, es por esa razón que la amaba tanto.

—Tranquila pequeña, estoy bien. —bese el tope de su cabeza y ella se acurruco junto a mi, nos quedamos vendo la película hasta que ella se quedo dormida nuevamente y para sorpresa mía, yo también.

.

—¡No mentiste cuando dijiste que aquí era terriblemente frío! —exclame apretando la bufanda contra mi cuello, la nieve caía y me congelaba los pies mientras nos manteníamos fuera de la casa de mi chica. —¿Están tus padres?

—No, están trabajando, les daré una sorpresa.

Tire de ambas maletas mientras ella abría la cerradura. Cuando esta estuvo abierta chirrió debido a las bisagras y entramos apurados debido al frío.

La casa era pequeña y acogedora, reflejaba esa hospitalidad y ese amor natural, las paredes de colores desvaídos tenían muchas fotos de Bella pequeña, de sus padres y de otras personas a las cuales no conocía. Un sofá negro de cuero estaba frente a un enorme televisor, mientras que un verde pino adornaba la sala lleno de colores y luces. Al otro lado estaba la cocina, una mesa de color blanco con sillas diferentes y una enorme despensa de color blanco también y en el medio de ambas una escalera que llevaba hasta el segundo piso.

—¿Puedo subir las cosas? —pregunte sacándome las cosas, allí adentro estaba caliente.

—¡Claro! —tiro de su gorro y sus cabellos se movieron en todos los lados —la segunda puerta a la derecha.

Reí y tire de las dos maletas de mi novia.

No fue difícil reconocer la habitación. La puerta tenía una inscripción que decía "Solo los artistas entraran en el reino prohibido, alias, mi cuarto"

Mi chica era tan ingeniosa.

Abrí la puerta y observe la habitación. Las paredes estaban llenas de poster de bailarinas, concertistas, bandas de rock y una enorme repisa repleta de libros, también había un pequeño escritorio, una cama y un armario pequeño y desvaído.

Entre a la habitación y deje las maletas a un costado, baje con rapidez y volví a hacer un segundo viaje para llevar las cosas que me faltaban. Mi chica estaba en el primer piso marcando al trabajo de su madre, no quería que ella llegase de improvisto.

Recorrí con mi vista los libros, la colección era tan variada que parecía una pequeña porción de la biblioteca nacional de Londres.

Las paredes de esta habitación gritaban Bella en cada lugar, incluso cuando ella hubiese estado 6 años sin dormir allí definitivamente.

No quise seguir hurgando en la privacidad y baje las escaleras de dos en dos, Bella discutía por el teléfono con el ceño fruncido, puse mis manos en su cintura y la pegue a mi pecho.

—¡¿Cómo que ya se vino?! —tiro el teléfono contra la pared y bese su cuello.

—Tranquila pequeña. —la voltee.

—Mi madre viene para acá y quería poder cocinar para ella.

—Puedes hacerlo, no hay necesidad de la sorpresa… aunque de todos modos será una sorpresa, el que estés aquí ya es bastante sorpresivo, ¿no lo crees?

—Te amo. —beso mis labios y se separo sin darme oportunidad de alargarlo.

—¿a dónde vas? —rezongue como un pequeño.

—Al baño, tengo que hacer pis. —rodee los ojos y la vi entrar a una pequeña habitación que estaba bajo la escalera.

Camine hasta la ventana y observe la calle, los autos, el enorme y frondoso bosque que se erguía frente a la casa. Cada vez que Bella decía que este era una ciudad alienígena me reía de ella debido a sus ocurrencias, pero ahora al estar aquí, podía comprobar que ella no estaba mintiendo.

—¡Te dije que aquí todo era verde! —comento como si pudiese leer mis pensamientos. En ocasiones ella parecía saber exactamente lo que estaba soñando.

—Tenías razón… —comente distraído. Mi estupor no duro mucho, tuvimos que correr hasta el baño para poder escondernos. Una señora de unos 47 años, con cabello rubio corto caminaba directo hasta la puerta.

—¡Esa es mi mamá! —susurró riéndose mientras cerrábamos la puerta.

—¿Es rubia?

—¡Si! —medio grito en el momento en que la puerta de la sala se abría.

Me hizo un gesto poniendo su dedo índice en su boca, claramente no quería que habláramos.

Se sentía el movimiento, como dejaba unas bolsas y los pasos que se dirigían a algún lugar del cual no tenía idea.

—Cuando vamos a salir. —articulo sin palabra alguna.

—Espera un poco. —imito mi gesto. Pegamos nuestros oídos a la puerta y esperamos que algo sucediera, pero para nuestra sorpresa la puerta del baño se abrió de sopetón.

—¡AAAHHHH! —gritamos los tres mientras saltábamos en nuestros puestos.

Bueno, de esa forma conocí a mi suegra y puedo asegurarle que conocer a Charlie fue incluso aún mas cómico.

.

—¡Casi muero de un susto por ustedes! —grito Renné mientras servía chocolate caliente. Era tarde, Charlie había tenido mucho trabajo, por lo cuál no había podido conocerlo.

—Lo siento mama, pensábamos darte una sorpresa. —dijo Bella revolviendo su tazón.

—Realmente lo siento señora Swan, nos escondimos, pero jamás pensamos que usted abriría la puerta.

—Cariño, no me digas señora, aun no tengo 50 años. —me sonrió afectuosamente. —dime Renné.

—Esta bien se… Renné. —bebí un sorbo del exquisito chocolate y nos quedamos conversando, hasta que dieron las 12 de la noche y partíamos a dormir. Claramente yo iba a dormir con Bella, ella había preparado la cama hace unas horas atrás mientras Renné me daba el visto bueno para su hija.

Subimos cansinamente y entramos a la habitación. Ya habíamos desempacado algunas cosas pero no todo.

—Estoy agotada. —dijo mi novia mientras se quitaba la ropa y tomaba su pijama.

—El viaje es bastante largo. —tire de mis pantalones y mi remera quedando en bóxer y calcetines. Normalmente así dormía en nuestro departamento, pero ahora iba a tener que ser una persona con pudor, por lo cual, tome mis pantalones de pijama y me los puse. La ventaba estaba congelada, pero dentro de la casa, todo era muy caliente y acogedor.

Puse la alarma en el teléfono, debía llamar al conservatorio para indicarle ciertas cosas al director, por lo cuál debía despertarme a esa hora sin retrasos. En el momento en que ambos pusimos nuestras cabezas en las almohadas nos quedamos profundamente dormidos, ni siquiera sentimos cuando la patrulla se estaciono, ni cuando unos pasos llenaron la estancia.

La alarma sonó bulliciosamente por toda la habitación, me levante de un salto y la apague, Bella se removió entre las sabanas, pero no se despertó. Tome mis pantalones y una chaqueta y salí de la habitación, pase por el baño para poder lavarme la cara y cepillarme los dientes, baje con mi teléfono y mi bolso dispuesto a llamar al director y indicarle algunas pautas que debían seguir los niños que fuesen entrar a mi clase, no iba a ser exigente para nada, pero necesitaba un cuadernos de pautas y uno normal, además de los materiales comunes y corrientes.

Tome asiento en las sillas diferentes de la cocina y abrí mi computadora junto con mis papeles y marque el numero de mi jefe. Ramsey era un ex concertista que había tomando el mandato del conservatorio luego de que su padre muriese, era un gran administrador y su vocación por las artes se notaba a kilómetros. Tuve que esperar por tres tonos, hasta que su voz me llego.

—¡Edward! —su voz fuerte me llego como recordatorio. —Estoy listo para comenzar, tengo una reunión en 30 minutos.

—Hola Ramsey, no voy a quitarte demasiado tiempo, necesito acomodar las clases de la tercera semana.

—Tengo libre el auditorio. —dijo luego de unos minutos, seguro veía su agenda de los salones.

—Lo tomo.

Al cumplirse los 30 minutos cortamos la comunicación, todo estaba en orden. Me conecte a la red de mi teléfono y envié unos correos a mi madre y Emmett deseándoles feliz navidad.

—¡¿QUIEN RAYOS ERES TU?!

Ay no. Me voltee en cámara lenta, no había oído bajar al padre de Bella, pero sin duda el señor que estaba tras de mi apuntándome con su dedo y un bigote torcido, debía ser el famoso Charlie.

—Y-yo… —ni siquiera podía hablar.

—¡Tengo una pistola! —chilló como un loco, me levante de la mesa intentando explicarle. —¡Llamare a la policía!

—Yo… señor Charlie.

—¿Sabes mi nombre? —grito aun mas fuerte y se acerco, me aleje de un salto mientras el intentaba sacar su pistola.

¡Voy a morir!

—Señor Charlie… —intente decir, pero ya esta demasiado tarde, había sacado su pistola. Me agache bajo la mesa mientras el gritaba cosas a diestra y siniestra.

¿Han escuchado las típicas palabras de los sobrevivientes de accidentes? Donde dicen, vi mi vida pasar frente a mis ojos, pues no son patrañas, acabo de ver mi vida pasar ante mis ojos.

—¡PAPA! —esa era Bella. —¡Baja esa arma!

Salí desde abajo y corrí a refugiarme tras mi novia.

—Es Edward. —parecía muy molesta.

—¡Charlie! —Renné bajo, llevaba el pelo revuelto y una bata.

—¡Es un ladrón!

—¡Es mi novio! —Bella grito muy fuerte, la afirme de sus caderas, parecía a punto de saltarle al cuello.

Luego de ese grito el pareció recobrar la cordura.

—¿Tu eres Edward?

Asentí.

—Y-Yo… todo parecía alguna loca película… —Charlie dio un vuelta y se desmayo en medio de la cocina.

—¡Charlie!

—¡Papá!

Gritaron las dos mujeres al mismo tiempo.

.

Esa había sido la mañana mas loca y movida de todas. Charlie se había desmayado, pero recobro la conciencia con rapidez, había tenido un subidón de adrenalina y ya no estaba en sus años como para soportarlo o eso había dicho el doctor Henry, que vino especialmente a hacerle un chequeo.

—¡Estoy bien! —la voz de Charlie lleno la estancia.

—Debes descansar y dejar de agitarte. —el doctor agrego y luego de un par de indicaciones desapareció. Había venido especialmente para esto, ya que hoy era navidad y quería pasarla con su familia.

—Lo siento chico, pensé que eras un ladrón.

—No se preocupe señor, lo entiendo totalmente.

Mentira, no lo hacia, pero no iba a decírselo.

—Así que tu eres el famoso Edward, luego de 6 años nos conocemos.

Sin quererlo me erguí un poco más.

—Así es señor, yo soy Edward Cullen.

—Por fin conozco al hombre que esta viviendo con mi hija.

Tragué pesado.

—Papá, por favor. —Bella tomo mi mano y se lo agradecí mentalmente.

—¡No eh dicho nada! —dijo con una mueca.

—Te conozco. —entrecerraron los ojos como en una competencia, sobre quien pestañaba primero. Charlie corrió la vista primero y Bella sonrió triunfante.

—Deja de molestarlos. —esta vez fue Renné mientras se acercaba con un té caliente para Charlie.

—Vamos amor. —sentí la mano de mi novia y subimos hasta el segundo piso. En el momento en que nos encerramos en su habitación me lancé a la cama.

Todo había sido tan loco y sentía mi corazón a mil.

—Tu padre esta loco. —susurre tapándome la cara con la almohada.

—Lo siento cariño. —sentí como la cama se hundía a mi lado, sus manos quitaron mi almohada y vi su sonrisa. —todo se salió de control, pero el realmente se veía asustado.

—Estaba asustado. —concorde. —y yo igual, casi me hago en los pantalones luego de que sacara su pistola.

—Sobre exagero.

—Creo que me odia.

—No te odia amor.

Sentí sus manos acariciar mi pecho sobre la chaqueta, tire de su cuello con mis manos y su cuerpo colapso sobre el mío. Tome sus labios entre los mío y todo el miedo y la locura de hace una hora atrás, desapareció, totalmente.

.

Estábamos sentados en el sofá, mientras Bella y Renné servían el chocolate caliente.

—Eh escuchado mucho sobre ti y no cosas buenas, precisamente.

Sabia que en algún momento esto pasaría.

—Se que no eh hecho cosas buenas, mi pasado es bastante negro y termine llevándome a Bella en eso.

—Estuvo muy triste, lloro mucho y aunque ella nunca lo dijo, conozco a mi hija… ¿Por qué debería confiar en ti ahora?

—Porque eh madurado, porque amo a Bella con mi vida, incluso cuando esas cosas sucedieron yo seguía amándola.

—La cagaste muchísimo Edward.

—Lo sé, y agradezco que su hija haya tenido el corazón para perdonarme.

—Ella es muy buena y tu muy idiota.

Trague pesado.

—Para sorpresa de todos ella te perdono.

—No me enorgullezco de lo que sucedió, pero ambos maduramos, nuestra relación es totalmente diferente a la de antes, ambos estudiamos y estuvimos separados por 4 largos años.

—Ella se ve mucho más madura y feliz.

—Ambos somos felices y estoy seguro que no voy a dañarla nuevamente, es más… —ahora la parte difícil. —quiero…

Sentía el sonido de los platos en la cocina.

—Quiero casarme con ella, voy a pedírselo en nuestro aniversario y quiero su consentimiento. —ya esta, lo había dicho.

—Sabía que algo así iba a suceder pronto. —suspiro, no parecía enojado, mas bien resignado. —espero que no la hagas sufrir Edward Cullen, porque iré a matarte con mis manos…

Suspiré de alivio, no pensé que el lo iba a aceptar tan fácilmente.

—Hace años que Bella se fue de esta casa, siendo una adolescente sin un camino, pero ahora que volvió puedo ver que es feliz, que tu la haces feliz, que ha madurado y sabe que hacer con su vida, estoy orgullosa de ella y se que tu sabrás amarla como merece.

—Puede estar seguro señor Swan.

Me dio la mano y sellamos un pacto silencioso, en un par de meses más Bella iba a estar recibiendo mi propuesta de matrimonio y esperaba ansiosamente que me dijese que si, porque no creía poder vivir sin ella.


Y este es el final definitivo. Gracias a todas las personas que me siguieron hasta este final, leí sus comentarios pidiendo saber que iba a pasar con ellos en el futuro, si bien yo quería hacer tres outtakes, solo alcance a escribir este, pero en mis planes siempre estuvo escribir sobre ellos con hijos o que se yo, no puedo prometer nada porque ahora no tengo tiempo para eso, pero a penas lo tenga, intentaré volver a inspirarme y regalarles a unos Edward y Bella mas viejitos.

Me despido, es una pena, porque adoraba subir capítulos jajaja pero se acabo y espero que lo hayan disfrutado al igual que yo.

Gracias, gracias, gracias, nos veremos en algún futuro, este capítulo esta dedicado a todos ustedes.

Me despido,

Marie Sellory.