Título: Combatiendo contra San Valentín. (CCEA #1.5)

Autor: Angelito97-Delena

Rating: +18

Pairings: Damon Salvatore & Elena Gilbert

Argumento: Son tres las veces que Damon Salvatore ha intentado que el día de los enamorados sea un día para recordar, pero tres veces son las que Stefan, ha decidido hacer su entrada triunfal, ¿conseguirá Damon tener un San Valentín normal y corriente o es imposible teniendo como compañero de piso a su adorable e insoportable hermano? Lo que Damon se pregunta siempre, ¿dónde está Rebekah para llevarse a Stefan?

Words: 1,000

Disclaimer: Los personajes aquí nombrados no me pertenecen, son de la propiedad de LJ Smith, el canal estadounidense The CW, show The Vampire Diaries.

N/A: Esta historia no puede ser reproducida de forma total o parcial bajo ningún concepto. Si encuentran este fic u otro cualquiera en otra página decidme lo con urgencia. Yo misma me encargaré de ver si es plagio. Miren en mi perfil que páginas tienen permitido la reproducción.

Este fic participa del Reto Especial San Valentín: "Título de viñetas" del foro Dangerous Liaisons.


¡COMBATIENDO CONTRA SAN VALENTÍN!

CAPÍTULO 1: ESMERALDA.

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Febrero, 2017.

Hacía unos días que había retomado las clases pero tenía la sensación de que no había descansado nada y todo se debía a los exámenes y los turnos doble en el trabajo y encima esa semana tenía que entrar antes a la facultad.

No trabajaba tanto por un poco más de dinero, sino para tener ese día completamente libre para su chica.

El año pasado no pudieron celebrar San Valentín en condiciones pero esta vez iba a ser diferente, tenían la casa para ellos solos, cosa que se había asegurado hablando con la novia de su hermano y Elena no podía ni imaginarse lo que estaba planeando.

"¿Qué podía salir mal?"

En un tiempo récord preparó todo. Elena estaba a punto de llegar por lo que dejó la casa a oscuras a excepción de las velas, que daban el toque perfecto. Se había comido mucho la cabeza con la sorpresa para al final se decidió por algo sencillo y sensual, como Elena.

—¿Damon? —no parecía que hubiese nadie pero Elena estaba segura de que eso no era así, había un olor en el aire un tanto extraño, fue a echar mano del interruptor pero no llegó a pulsarlo pues vio una luz asomándose del salón, una luz tenue pero era luz.

Elena llevaba toda la mañana dando vueltas, de la facultad a la biblioteca y así sucesivamente por lo que no se paró a pensar lo que estaba pasando, así que tomó lo primero que pilló, que era un paraguas y corrió todo lo sigilosa que pudo hasta el salón, abrió la puerta de una patada y se lanzó directa a la figura humana que apareció ante sus ojos.

Todo pasó muy rápido, cuando Elena quiso darse cuenta ya era demasiado tarde, había golpeado al intruso que no era otro que su novio.

—Oh —soltó el paraguas y se lanzó a por su chico, que se sujetaba la cabeza con cuidado, miró a su alrededor y casi quiso echarse a llorar—. ¿Qué es esto…?

—San Valentin, Elena, ¿es que no teníais eso en Londres?

—Lo siento tanto… —apartó las manos del chico para ver la zona afectada pero no podía hacerlo pues casi no había luz suficiente—. Las velas no son muy prácticas, ¿eh?

—Y tú eres muy poco romántica.

—Voy a por el botiquín.

—No estoy sangrando.

Elena encendió las luces del salón, Damon bufó molesto, ¿es qué a quien se le había ocurrido la idea de hacerle una sorpresa a la única chica que no se deja sorprender? Que tonto podía ser a veces.

Elena volvió al rato con el botiquín, estaba ligeramente sonrojada pero el ojiazul no le dio mucha importancia pues todavía estaba molesto por haber fallado con algo que llevaba planeando semanas, ¡había hecho dobles turnos solo para tener ese día libre!

—¿Sigues enfadado?

—No.

—Sigues enfadado —estaban sentados en el suelo, rodeados por velas inservibles y pétalos rojos, Elena tomó uno de ellos y se lo llevó a la nariz, abrió los ojos de golpe al darse cuenta que eran de verdad—. Damon, no sabes cuanto lo siento.

—No importa —se levantó y fue apagando vela por vela, pero ni con eso consiguió relajarse, ¿por qué siempre le salían las cosas mal?

¡Incluso en su aniversario había pasado algo parecido!

Elena no era buena para las fechas, pero mantenía la esperanza que un día tan nombrado por la gente sí que lo recordara. Recogió todas las velas y las llevó a la cocina, ¿cómo les estaría yendo a Rebekah y a Stefan? Seguramente mucho mejor que a él.

—Soy gilipollas… retrasado... —le dio un golpe seco a la encimera, ¿o eran varios?

—Damon…

La voz angelical de Elena captó toda su atención, más bien lo hizo cuando lo llamó por tercera vez pero es que estaba enfadado, el pobre se merecía tardar un poco en darse cuenta de lo que estaba pasando, se giró para encontrarse con la exquisita sonrisa de su novia y lo que llevaba puesto.

Espera... ¿cuánto tiempo había estado en la cocina?

—¿Te gusta? Pensé que el rojo sería más apropiado… pero llevo toda la semana viendo rojo por todas partes.

Damon estaba muerto porque no había otra explicación para lo que estaba viendo, Elena llevaba un camisón casi transparente que dejaba entrever con claridad la ropa interior de color verde que llevaba.

Nunca le había gustado tanto el color esmeralda hasta ese maldito momento.

—Feliz San Valentín…

Damon corrió hasta alcanzar a la chica, la cual sonreía como nunca antes lo había hecho, sentaba bien sorprender en vez de ser sorprendida, por lo que no podía estar más feliz por haber llevado su jugada hasta el último segundo. Damon no tardó mucho en romper el contacto visual para alcanzar sus labios en un beso profundo y lleno de amor, besar a Elena era como sumergirse en una burbuja, como si el mundo dejara de existir y solo importara lo que sus labios podían decirse.

Casi sin darse cuenta se encontraban en el salón, desnudándose mutuamente mientras dejaban un reguero de besos en el cuerpo del otro. Su primer día de los enamorados no podía acabar mejor pero claro, no todas las parejas pueden contar con un compañero de piso un tanto molesto que prefería llegar a casa en vez de ir corriendo a la cita con su novia.

Stefan no podía tener más mala suerte, con los auriculares puestos y con la cabeza en la cita que iba a tener con su novia en unas horas, no se dio cuenta de los gemidos que escapaban del salón ni tampoco de la ropa que había tirada por todas partes, por lo menos hasta que no fue demasiado tarde.

—¡Joder!

Damon se apartó de la chica y Elena se cubrió como pudo con unos cuantos cojines. Stefan sentía que en cualquier momento se le iban a quemar los ojos.

—¡¿Qué mierda haces Stefan?! —le gritó molesto y divertido—. Sé sincero, hermanito: querías verme desnudo.

Sí, nada podía salir mal.


Continuará...