N/A: Gracias a quienes me dejaron un comentario sobre la historia, ojala les siga gustando :)

Disclaimer: Los personajes de The Flash y Arrow no me pertenecen, ellos son de la DC comic's.


Capitulo Dos: El Heredero de la Corona.


Los pasillos se le hacen ridículamente largos y tediosos, tan interminables que pereciese que fuesen infinitos, lo ha pensado desde la primera vez que llego y Joe lo guió las primeras semanas para que no se perdiera y reconociera cual escalera le llevaba a los puntos importantes del castillo.

Las paredes están frías y cubiertas de cuadros simples pero bonitos, la gran mayoría pintadas por la difunta Reina Nora en sus años de juventud junto a Henry. Las otras, de idiotas petulantes que se creen talentosos dioses por el simple hecho de pintar con un lienzo sobre una hoja en blanco. Los grandes ventanales se encontraban abiertos de par en par aun con temperaturas mínimas ha pesar de sus protestas para que estas, al menos, se encontrasen cubiertas con cortinas para que nadie pudiese ver lo que sucedía por allí desde el exterior. Pero claro, la voz cantante del Rey había ordenado ha mantenerlas abiertas y lo que Barry ordenaba, se cumplía. Oliver había intentado persuadirlo, Barry simplemente le hizo oídos sordos y le sonrió petulante cuando le ordeno dejar el tema de lado. Según el chico, era importante aprovechar la luz del día. Para Oliver aquello era una tontería y lo que verdaderamente importaba era su seguridad.

A pesar de su estatus como Rey, Barry seguía conservando su misma alcoba en el ala Oeste del castillo. Allí donde pocos accedían debido a que el ala Oeste casi había sido abandonado por el paso del tiempo y la disminución de los integrantes de sangre azul. En la antigüedad, los Allen habían sido una numerosa familia real. Ahora, tan solo eran Henry y Barry. Pero a pesar de aquello, nadie parecía importarle verdaderamente el que solo quedase un heredero al trono. Muy a diferencia de otras décadas donde mas de un hermano se disputaba por la corona. El arquero se planto frente a la puerta y toco tres veces, el sonido de sus nudillos chocando contra la madera hizo un eco profundo entre los pasillos enlazados. Oyó murmullos del otro lado de la habitación, así como pasos apresurados antes de que el menor le permitiese ingresar con un simple: ¡Pasa, Oliver!. El arquero simplemente negó suavemente antes de abrir la puerta, que ya no rechinaba, e ingresar para cerrar esta misma a sus espaldas.

Barry se encontraba a medio vestir, con su espalda al descubierto y sus ropajes reales sueltos en sus caderas. La camisa dorada se encontraba solitaria sobre la cómoda al igual que las pieles de osos que el Rey utilizaba para abrigarse de las heladas. Oliver observo atento a la piel expuesta de su Rey antes de voltear la mirada para no distraerse. No sabia si llegaba un punto en el que Barry lo hacia a propósito o solamente le daba lo mismo que él le viera casi desnudo.

- ¿Para que me necesita, mylord? -pregunta Oliver, inclinándose en dirección al Rey con respeto.

Barry ignora la profesionalidad de su arquero, coloca sus ropas de manera lenta y sonríe quedo a su viejo amigo.

-Sabes que hoy debo reunirme con el mercader de Breaks para hablar sobre los impuestos a ganancias que hemos visto complicarse debido a que Pueblo Costero nos ha subido el precio al transporte de lana y telares. Debido a eso, los precios de telas subieron demasiado y no todos pueden darse el lujo de pagar cincuenta monedas de oro por un pedazo de tela -le explico brevemente Barry- Por eso he decidido brindarles mas caballos pura raza para soportar tales viajes entre la nieve para disminuir el costo del viaje y así reducir el precio en los mercados.

Oliver abre los ojos impresionado sin poder evitarlos.

-Sabes que no puede dar sus caballos, señor. Mucho menos los pura raza. El concejo no lo permitiría, recuerde que la prioridad sigue siendo su seguridad y sin los caballos no podremos socorrerlo a la hora de una emergencia.

-La prioridad, Oliver, sigue siendo mi pueblo -le corto Barry, enojado- Ademas, la Guardia Real perfectamente puede realizar patrullares con caballos de campo sin ningún tipo de problema. Sabes perfectamente que ellos nunca se alejan de los limites del castillo ¿Para que quieren entonces caballos de fuerza si ni siquiera se internan en el bosque? Los viajeros del mercader necesitan los caballos mas que nosotros.

-Pero...

-No te estaba pidiendo una opinión sobre que es lo que voy hacer. Simplemente me pareció correcto el que lo supieras -dice Barry, utilizando aquel tono de voz que odiaba usar con Oliver. Como si fuera un ser superior y no su amigo de hacia años.

Oliver mordió su lengua para evitar decir algo estúpido y asintió en dirección al Rey, inclinándose para demostrarle su respeto a la decisión que ha tomado. Pudo ver perfectamente la mirada arrepentida de Barry, pero éste no dijo nada para disculparse. Oliver sabe que el chico tiene razón. Si ellos les entregaban los caballos pura raza, aquellos que fuesen capaces de soportar las heladas y las complicaciones de la ruta que conectaba Pueblo Costero con el Reino de Central, entonces las perdidas en el camino serian mínimas y el costo del transporte de telas se reduciría haciendo al mercado mas accesible para aquellos que necesitasen protegerse del frió invierno.

Aun así, eso no evitaba que se sintiese preocupado por la seguridad de su amigo, de su Rey, si algo llegase a suceder. Los caballos de campo eran capaces de soportar las vigías al exterior del castillo pero no soportarían una batalla si algo los llegase atacar. Los mas probable es que los animales se asustasen y terminasen haciendo mas daño que un bien hacia la seguridad que trataban de brindar. Pero aquello no parecía importarle a Barry, que parecía mas preocupado por la suba del precio de la tela que su propia seguridad.

El Rey, una vez listo, sonríe en su dirección y toma su mano suavemente, casi entrelazando sus dedos. Oliver ignora aquello y lo observa estoico.

-Deja de pensar y acompáñame a correr antes de que el medio día nos sorprenda.

Sabe que no es una orden, que si quisiera podría decirle simplemente que no. Saltarse aquella practica e invertir ese tiempo en lo que él quisiera sin recibir replicas de Barry ni nada de eso, pero aun así, Oliver siempre accedía a acompañar a su Rey. Siempre hacia lo que Barry quería.


Barry era un excelente corredor. Era el mas rápido del pueblo y no porque lo dejasen ganar a propósito por su estatus real, sino porque el joven en verdad era apasionado en ello y era muy difícil seguirle el ritmo una vez que sus largas piernas comenzaban a correr largas distancias, cruzando los caminos en el campo de tiro y perdiéndose entre la espesura del bosque. Era increíble, sobretodo cuando el Rey parecía correr a una velocidad sobrehumana que hasta para Oliver era muy difícil seguirle sin evitar quedar kilómetros atrás con los pulmones casi colapsando y observando al mocoso tan fresco como lechuga. Con una sonrisa burlona y un que viejo estas por parte de Allen.

En sus años de adolescencia, Barry había intentado abandonar su herencia al trono y en listarse en la Guardia Real como caballero o escudero. Ser parte de aquellos hombres que protegían al pueblo a pesar de todo, sin recibir demasiado a cambio. Barry era muy bueno, siempre certero con la espada y gran luchador, muy a diferencia con el arco y flecha donde el mocoso era un desastre. No dejaron que Barry usara un arco desde el incidente del carruaje de Caitlin, aun así le permitieron conservar una flecha de roble como recuerdo. Pero Henry nunca le permitió ser parte de la Guardia y con el pasar de los años Barry comprendió que haría mas bien estando a la cabeza del trono que allí abajo blandiendo una espada listo a esperar morir a pesar de que aquellas probabilidades fueran escasas; después de todo fue Oliver quien le entreno para saber protegerse ante todo. Pero por mucho entrenamiento que Barry tuviera, Oliver seguía prefiriendo a su amigo sentado en su trono, donde estaba a salvo, que allí junto a él combatiendo contra el enemigo.

Oliver respira profundo, el aire frió se cuela en su cuerpo y tiembla despacito, como si se tratase de un escalofrió. Su Rey trota en su dirección, con aquella sonrisa petulante que tan bien conoce y sin un ápice de estar cansado. En sus ojos se muestra la diversión del asunto, como si disfrutara el verle sufrir por casi perder sus pulmones con tal de seguirlo en su "hobby" de correr aun con la aguanieve sobre ellos.

- ¿Cansado, Queen? -pregunta Barry, agachándose a su lado.

Oliver no puede evitar fulminarle con la mirada. Con sus ojos azules cansados pero que aun así tienen la suficiente energía como para enfrentarse al muchacho que se ríe bajito mientras apoya su mano desnuda sobre su hombro derecho en son de una camaradería que el arquero no quiere sentir ahora, porque Barry es un mal amigo que se burla el no poder correr a su ritmo. Como si Oliver tuviera la culpa de no tener esa energía interminable que el joven Rey poseía. Esa loca hiperactividad que le acompañaba desde niño y que el arquero soportaba con total paciencia.

- ¿No tenias trabajo que hacer, su majestad? -pregunta en un gruñido, respirando compasadamente.

-Si. Pero eso no evita que pase tiempo contigo, Oliver.

Sus palabras son un susurro que estremecen el cuerpo del mejor arquero del reino. La mano de Barry se resbala suavemente por su brazo y Oliver reacciona de manera brusca, haciendo al joven Rey respingar logrando que cayera de bruces contra el suelo. No salen quejas de su boca, pero sus ojos verdes demuestras el cansancio hacia Oliver, quien desvía la mirada para no sentir culpa hacia el rechazo a la muestra de cariño de Barry. Retrocede tres pasos lejos del joven, niega rotundo y gira su cuerpo para volver al castillo. Lejos de los ojos de Barry. Lejos de su acelerado corazón.

-Oliver... -le escucha susurrar, pero no se detiene. Sigue caminando a paso firme, como si las rodillas no estuvieran comenzando a temblarles como gelatina- ¡Oliver!.

Ahora si se detiene. Porque no fue su amigo quien lo detuvo, no fue su compañero de travesuras quien lo llamo. No. Fue su Rey, fue la voz demandante y firme de su superior quien lo ha llamado para que girara su cuerpo y lo enfrentase. Y Oliver no puede ignorar eso. Porque no puede olvidar que por mucha amistad y hermandad que hubiera entre él y Barry, el menor sigue siendo una autoridad en todo el reino por igual, aun por sobre él y sus deseos. Que si bien Barry nunca usaba su autoridad para dirigirse a él, aun podía ejercerlo como si estuviera hablando con un guardia cualquiera. Con un pueblerino cualquiera.

Oliver gira su cuerpo y lo ve caminar hacia él, con el ceño fruncido y la barbilla en alto. Lo heriste, idiota. Todo en Barry, ahora mismo, demandaba respeto y Oliver no pudo evitar inclinar su cabeza hacia bajo en son de sumisión. Una sumisión que complace a Barry, logrando que una larga sonrisa le invadiera el rostro. El arquero finge que aquello no le ha dolido y sigue los pasos de su Rey hasta el interior del castillo.

Ninguno dice nada, van a paso silencioso entre las habitaciones haciendo a Oliver inquietarse; nunca le gustaron los largos silencios en los que se internaba Barry. Caminan a paso rápido hasta la Gran Sala donde el mercader de Breaks espera a Barry, pero no se detienen allí. El joven Rey se disculpa con el hombre canoso y cansado, ordenandole a que le esperase en la cocina donde el chico le explicaría su plan sobre el transporte de tela. El hombre mayor agradece su tiempo y obedece a la orden sin replicar nada, estando seguro a que el Rey no se tomaría mucho tiempo antes de la reunión que el mismo Barry había programado. Uno de los guardias mas jóvenes que estaban en entrenamiento, Jackson, se lleva al mercader entre los pasillos ofreciendole algo de comer, a lo que el hombre mayor acepta gustoso. Oliver voltea nuevamente hacia Barry y este le ordena solo con la mirada seguirle nuevamente hacia su habitación. El viaje hasta allí es nuevamente bajo un manto de silencio que le perturba. Barry camina de manera tensa y Oliver se pregunta que es lo que estaba molestando a su amigo. Sabes que es lo que le molesta. Oliver prefiere hacer oídos sordos a la voz de Thea en su cabeza, prefiere ignorar lo que le impulsa a estar cerca de su Rey.

Llegan sin decirse nada aun. Barry le ordena con un movimiento de mano a esperarle en medio de la habitación mientras hurga dentro de su gran ropero de roble.

-Yo soy el único heredero a la corona, como sabes... -empieza Barry, en un susurro lento y suave. Su rostro ya no esta enojado, mas bien relajado- No tengo precisamente familiares directos ni nadie mas para que tome el mando del Reino de Central, aun ni siquiera alguien lejano como para venir a mi -sigue hablando, tomando algo entre sus manos que el arquero no llega a ver bien- Si yo no pudiera ejercer mi lugar en la corona como corresponde, no habría nadie que tomase el mando porque, exactamente, no hay nadie mas. Eso me llevo a pensar que... -Barry hace una larga pausa antes de girarse hacia él y caminar a paso firme- Si algo llegase a pasarme, no habría nadie que los liderara por un buen camino.

El chico se planta frente suyo, solo a centímetros. Barry saca de entre sus manos la Corona del Plata, aquella que uso como príncipe aun cuando Henry estaba presente. Le obliga a extender sus manos y coloca la pequeña corona entre ellas con cuidado, aferrando sus dedos a sostenerla bien. Oliver abre sus ojos de par en par al comprender dicha acción.

No... No puede ser aquello. Barry no puede...

-Por eso, he decidido y decretado que tu... -interrumpe sus pensamientos el menor-... eres el siguiente sucesor del Rey. Tu tomaras el trono, Oliver.


N/A: Si algo le llegase a pasar a Barry, Oliver quedara como el nuevo Rey de Central ¿Como tomara aquella noticia el arquero?

* El invierno comienza a complicar las cosas en Central y Barry tiene un plan para eso ¿Como resultara?

* ¿Como se tomaran los West ante la decisión de Barry a hacer a Oliver el próximo sucesor?

¿Arco y flechas?

¿Supervelocidad?

¿Comentarios? ¡Todo vale!