Genos se estaba volviendo fuertemente adicto al tacto y cariño de Saitama tanto así que casi no se apartaba de él y a éste realmente no le importaba. De hecho, a él también le gustaba besar o abrazar al menor seguido y ver la sonrisa que tanto le había estado llenando el corazón esos días. Disfrutaba tanto estar acompañado que no entendía cómo sobrevivió tanto tiempo sin amor de nadie. Llevaban dos meses de una relación que desde un inicio se veía bastante sólida. Ahora eran una pequeña familia donde ambos cooperaban y trabajaban para tener una cómoda, feliz y relajada vida en aquel departamento que al no ser muy grande los mantenía juntos a cada momento.
A Saitama le costó convencer a Genos de que compartieran más equitativamente las tareas del hogar así como le costó reunir fuerza de voluntad para ayudar al cyborg. Hace tiempo que no limpiaba él mismo la bañera o la taza del baño y la verdad no le agradaba mucho la idea por el esfuerzo que conllevaba pero el hecho de pensar que al ayudar a Genos habría más tiempo para disfrutar juntos era suficiente motivación para que levantara su musculoso trasero del futón, dejara de leer manga y ayudara en el mantenimiento de la casa. Ahora que se ayudaban de esa manera, tenían harto tiempo de calidad para gastar en actividades de pareja y no sólo de amigos.
Durante las primeras noches como novios, comenzaron con la costumbre de colocar sus futones uno al lado del otro o simplemente dormir en sólo uno abrazados. La última opción era la preferida de Saitama debido a que los días helados aún continuaban y con el calor de Genos podía descansar mejor que antes. En un principio Saitama fue bastante reacio a dormir junto a el cyborg porque encontraba que su relación iba demasiado rápido y estaba seguro de que con otras parejas no lo habría hecho pero no tardó mucho en darse cuenta de su cariño por Genos era mucho más fuerte que el que había sentido por alguien antes y como remate, ver al menor dormir tan dulcemente lo inundaba de ternura y terminaba fugándose al futón del otro, que anteriormente se habría entristecido un poco al ver como Saitama se negaba a dormir junto a él. Genos por su parte no entendía por qué era muy pronto para compartir futón si ya eran novios por culpa de su nula experiencia en relaciones mientras que Saitama necesitaba un poco de tiempo más para aceptar por completo que el cyborg definitivamente era especial. Además, ¿qué podía ser mejor que estar con la persona que quieres con los cuerpos de ambos presionados el uno contra el otro en un caluroso abrazo y en pleno invierno?
Genos estaba reposando sobre el pecho de Saitama y lo abrazaba tanto con los brazos como con las piernas. El mayor se dedicaba a acariciar su suave cabello mientras leía un manga que sujetaba con sólo una mano. Le costaba dar vuelta a la página pero no quería molestar a Genos especialmente ese día que estaba muy agotado luego de varias batallas seguidas esa misma tarde. Si usaba su otra mano para avanzar a la siguiente página y dejaba de acariciar al menor, éste se daba cuenta incluso si no estaba despierto y le dedicaba un gesto de pena que se clavaba con fuerza en el corazón del mayor. Saitama se preguntaba si había malcriado demasiado al cyborg o él era demasiado fácil de manipular por su pupilo. Genos dormía apaciblemente y se veía tan dulce para Saitama que con mucho esfuerzo reprimía sus ganas de despertarlo, besarle ferozmente y ponerse a juguetear un rato. Pero incluso si lo sacaba de su sueño, no podría hacer gran cosa.
En un principio, Saitama no tenía ningún inconveniente con ser el que más disfrutaba en la intimidad con Genos. Había sido hasta el momento el único que era tocado y gracias a que el cyborg ya no era tan tímido a la hora de actuar que las primeras veces, el mayor prácticamente no tenía que guiarlo y sólo se dejaba llevar al cielo sin interferir. Todo bien hasta ahí pero los últimos días había algo que perseguía a Saitama y lo hacía sentir muy incómodo. Él igual era hombre, tenía necesidades y tal como le gustaba recibir cariño, le gustaba dar. Él podía demostrar su aprecio a Genos pero muy limitadamente. En la intimidad lo máximo que podía hacerle era besarle pero sobre hacerlo disfrutar a él de la misma manera que lo hacía Saitama, ni hablar. Su cuerpo no estaba preparado para ello. Tenía ganas de dominar más en la cama, de estar sobre Genos y hacerlo gemir y retorcerse hasta llevarlo a la más dulce y hermosa cúspide del placer. Ambos. Quería que ambos disfrutaran. Se había tocado numerosas veces en el baño imaginando como sería estar dentro de él. Seguro su interior no se compararía a nada que hubiera sentido antes. Estaba completamente enamorado y desesperado por demostrarlo de más formas. No sabía cuanto tiempo soportaría estar así. Cada vez que miraba a Genos imaginaba hacerle una infinidad de cosas que probablemente no podría hacer nunca.
Aunque todo ese asunto le comía la cabeza a Saitama, jamás se le pasaría por su mente terminar con Genos por algo así. Aceptaba la realidad con dificultad y pensaba que después de todo, su intimidad con el menor era bastante satisfactoria y ya pensarían ambos juntos en alguna solución. Claro, cuando Saitama se dignara a contarle sus problemas ya que hasta el momento no había mencionado nada al respecto y no optaría por hablar sobre el tema hasta que viera muy necesario un cambio en su relación. Jamás había estado con un hombre y se le acelera el corazón en pensar cómo decirle que quería dejar de ser pasivo y cambiar los roles. Con una mujer nunca había tenido que pasar por una situación así porque en la mayoría de casos el hombre es el activo.
Saitama dejó el manga a un lado luego de haberlo acabado y se centró en observar la transición de las nubes en el cielo. Los días habían estado notablemente más cálidos e iluminados cuando hace sólo una semana habían estado ambos encerrados en el departamento sin siquiera poder abrir una ventana porque la habitación se volvía un congelador instantáneamente. Saitama había visto el pronóstico del tiempo esa mañana y las tardes soleadas no iban a durar mucho tiempo. A la vez, el día estaba bastante relajado y sin muchas tareas. Mañana iba a ser igual probablemente. Hace poco Genos había sido citado a una reunión de la Asociación de Héroes por lo que también iba a estar disponible un tiempo. Estaba decidido que, antes de que las nubes cubrieran el cielo otra vez y las precipitaciones los obliguen a confinarse nuevamente, Saitama y Genos iban a salir a dar un paseo o a comer juntos en algún restaurante. No importaba que fueran a hacer. La idea era respirar un poco de aire fresco sin congelarse. No quiso pensar más en la salida y prefirió dejar la planificación para mañana. El cyborg estaba demasiado agotado para que lo pensaran juntos en ese mismo instante.
A la mañana del día siguiente Genos se levantó recuperado e igual de energético que los días anteriores. Se colocó el delantal rosa de siempre y aseguró bien el lazo alrededor de su cintura. El olor del desayuno inundó el cuarto y Saitama se levantó perezosamente para saludar al cyborg con un beso en la mejilla. El menor le devolvía una brillante sonrisa y se concentró en seguir preparando el pescado mientras Saitama lo abrazaba por la espalda apoyando su mentón sobre su hombro. Miraba con admiración la habilidad que Genos tenía con el cuchillo al abrir y limpiar el pescado. Él sabía cocinar pero era un poco torpe con los utensilios y no poseía la espontaneidad de el cyborg para saber qué cocinar tres veces al día y que en cada comida fueran platos distintos.
De repente, recordó que hoy quería salir con Genos y aún no lo conversaba con él. El cyborg siempre le hablaba sobre su día y sobre qué planes tenía pero aunque según lo que había escuchado estaba libre hoy, vio que sería más prudente preguntarle de igual manera si quería salir en la tarde. Viendo que Genos siempre cocinaba para ambos, quiso darle un respiro y lo invitó directamente a almorzar a un restaurante. Le dolía en la billetera. Con el dinero de un almuerzo estándar en la ciudad, podría actualizar su estantería de libros con varios de los nuevos volúmenes de manga que no había podido comprar. Pero si lo pensaba de nuevo, le importaba más hacerle un lindo gesto a su pareja. No se iba a morir si movía un puesto abajo la lectura de manga en su lista de prioridades y le daba el paso a Genos que cada vez lo sentía más presente en su vida.
- ''¿Entonces qué te parece? Yo por mi parte hace tiempo no voy a almorzar a un restaurante'' - dijo Saitama mientras apoyaba su codos sobre la encimera paralela a la que Genos estaba usando para preparar el desayuno. Le dedicaba un sonrisa algo tímida. No recordaba la última vez que invitaba a una cita a alguien así que estaba un poco nervioso. Porque después de todo era una cita. Una cita de pareja. Después de dos meses de relación eso no debería asustarle pero era la primera cita que tenían. Eran algo especiales.
- ''Me parece genial, maestro. Después podemos ir a dar una vuelta a algún parque'' - dijo emocionado Genos. En definitiva era una cita y Saitama se estaba arrepintiendo un poco de haberlo invitado porque no sabía bien cómo comportarse. Lo quería tanto que no era una opción cometer algún error en su primera cita.
- ''Bien, está decidido'' - confirmó Saitama y se acercó al menor para darle un último beso antes de volver a su futón a ver un programa soso y a picarse la nariz.
Durante todo el almuerzo, Genos fue el que más habló. Saitama ya no le importaba el número máximo de palabras y esas tonterías cuando conversaba con el cyborg. El menor habló principalmente de los kaijin que derrotó antes de conocer a Saitama, sus investigaciones para encontrar al cyborg y vengarse de él y también sobre lo que había aprendido junto al Dr. Kuseno, el científico que transformo en cyborg a Genos y se encargaba de todas sus mejoras. Debía ser un hombre muy inteligente, con muchas habilidades y capaz, pensaba Saitama. Luego de pagar la cuenta del restaurante, fueron a un parque cercano donde habían bastantes niños jugando junto a sus padres que los cuidaban desde las bancas del lugar. Mientras Saitama caminaba relajadamente con las manos en los bolsillos, todos lo observaban y seguían con la mirada. La gran mayoría con odio, que incrementaba al verlo junto con el popular Demon Cyborg. Una vez llegaron a un área sombreada del parque, cerca de la fuente, se sentaron en las bancas a disfrutar del día y seguir conversando.
Trataban de estar cómodos y solos pero poco a poco gente que pasaba por ahí paraban a mirar a Saitama despectivamente o a fruncirle el ceño. Al mayor no le importaba mucho que lo despreciaran pero sí que no lo dejaran tranquilo cuando estaba en medio de una cita que se suponía debía ser muy gratificante para ambos. Genos miró preocupado a Saitama sabiendo por qué lo trataban así y no fue hasta que alguien les gritó por primera vez que cambió de actitud. Luego muchos se unían para atacar verbalmente a Saitama.
- ''¡Te aprovechas de los de la Clase S!''
- ''No eres un verdadero héroe, sólo eres un farsante''
- ''¿Cuándo vas a renunciar? De primeras ni debiste haber entrado a la asociación''
Saitama estaba tranquilo y las palabras no lo herían. Debido a la pacífica actitud de su maestro, Genos aún no se había ido de sí y se mantenía controlado pero cuando el mayor al fin reaccionó a lo que un ciudadano le dijo, el cyborg no aguantó más y se volvió contra la gente.
- ''¡No eres un héroe verdadero. Hasta eres mediocre para tener pelo, calvo!''
- ''¿Qué mierda dijiste, pedazo de mierda?'' - respondió irritado Saitama mientras apretaba sus dientes pero inmediatamente dejó de prestarle atención cuando Genos se levantó bruscamente de la banca y empezó a cargar lo cañones de sus brazos para amenazar a la gente, que para ese entonces era mucha y cada vez atraía más.
Genos no pensaba lastimarla pero si hacer que les preste atención mientras les soltaba un discurso sobre lo mal agradecidos que eran y sobre lo grandioso y respetable que era su maestro. Saitama temió por la imagen que el cyborg iba a dar de sí mismo frente a toda ese gente que seguro muchos eran fans de él. A él no le molestaban las críticas pero tenía la impresión de que a Genos si le harían daño. No quería que se ensuciara las manos por él y perdiera a la gente que lo apreciaba.
- ''Oye, Genos. No te comportes así'' - dijo inquieto Saitama levantándose de la banca para ponerse a la altura del cyborg.
- ''Pero maestro'' - le respondió Genos. La gente se impresionó más por el hecho de que un Héroe de la Clase S llamara maestro a uno de rango inferior - ''En verdad no soporto que lo traten así''
- ''¡Así no es el modo, Genos! Sólo lograrás ganar más odio hacia mí y ahora hacia ti'' - le gritó Saitama. Viendo que no logró mucho resultado, decidió actuar por sí sólo sin tener que lastimarle o romperle el brazo - ''Si no vas a cooperar, Genos...''
Cuando el cyborg escuchó sus palabras y sintió la impaciencia que se desencadenaba a su lado, volteó a verlo instintivamente y en eso en que lo hacía, Saitama lo tomó de sus hombros, lo inmovilizó y plantó un fogoso beso sobre sus labios que no pararía hasta que Genos bajara su arma. Lentamente el menor fue relajando su cuerpo y ambas manos se desviaron hacia el cuerpo de su maestro al mismo tiempo que apagaba el arma de su brazo.
- ''Prefiero que te vean así que como una tostadora agresiva'' - dijo Saitama después de separarse unos cuantos centímetros del rostro de Genos. - ''Venga, vayámonos a casa antes de causar más alboroto''
El silencio inundaba el parque debido de que todos estaban impactados por la escena. Incluso gente que iba manejando se había estacionado para ver que ocurría y se había encontrado con tal acto entre el héroe más odiado y uno de los más queridos. Gente desde los balcones de su edificio había estado expectante. Era imposible que no se desatara rápidamente la polémica entre ese número que bordeaba las treinta personas.
Una vez volvieron a casa, Genos estaba totalmente avergonzado por sus acciones y no paraba de pedirle disculpas a Saitama. Éste agitaba su mano en gesto de no darle mayor importancia y se dirigió al balcón para atender a su cactus.
No pasó mucho tiempo hasta que Genos se sintió curioso por ver que decían en las redes sociales y comentarios luego de toda esa exhibición. Y los hechos aclaraban las dudas. El tema estaba en boca de todos pero para nada como esperaba. Indagó un poco más en Internet hasta encontrar el primer blog que hablaba del beso. La entrada hablaba del lugar de los hechos pero no de los motivos. No hablaban sobre las amenazas de Genos ni sobre que estaba con Saitama en el parque. Las demás páginas sólo repetían lo dicho y Genos se encontraba en la primera que publicó sobre el beso. El post venía junto a una foto. De él, de Genos, pero no de Saitama. La foto había sido exitosamente retocada con Photoshop para verse creíble y original. Genos, en vez de estar besándose con su querido maestro, lo hacía con una desconocida chica de pelo largo y liso. No se le veía el rostro pero de espaldas parecía una modelo de revista con medidas ideales y fabulosas curvas que aún así destacaban siendo muy delgada. La chica había sido cuidadosamente escogida para emparejarla con Genos y causar polémica entre las fans de Genos que soñaban con estar con él y entre hombres que envidiaban que él ''estuviera saliendo'' con tan bella muchacha.
No fue si no media hora después que el Dr. Kuseno se enteró de que la figura más parecida a un hijo en su vida había conseguido novia debido a los rumores que iban de boca en boca. Al parecer no importaba que treinta persona hubieran visto los hecho reales, la única imagen sobre ello junto a miles de personas fáciles de engañar y chismosas le ganaban a los testigos verdaderos que además, no tenían gran interés en defender la relación de ambos héroes. Genos recibió su llamada que decía que cuando estuviera libre, fuera a visitarlo. Resultaba que hace un tiempo no lo veía por lo que decidió ir inmediatamente. El cyborg le dijo a Saitama que iría a ver al Dr. Kuseno y que no sabía a qué hora regresaría. El mayor le besó con cariño y le dijo que se cuidara y no se metiera en problemas como el de antes.
Una vez llegó al laboratorio fue recibido con cierta alegría del doctor que no veía el por qué de ella. Pensó en que quizás había encontrado información contundente sobre el cyborg asesino pero más bien quería felicitarlo por su nueva novia. Sintió que el doctor se comportó por primera vez como un verdadero padre y cuando quería darle explicaciones le dijo que le tenía un regalo y lo dejó con la boca cerrada.
- ''Tenía ganas de dártelo una vez cumplieras 20 años por tu avance hacia una edad más adulta pero quizás sea este el momento más adecuado'' - dijo el Dr. Kuseno intrigando más a Genos - ''¿Tienes tiempo para quedarte unos días en el laboratorio?''
Genos respondió que sí, simplemente. Él tenía ganas de decirle que los rumores sobre esa novia eran falsos y la realidad era otra pero se contuvo a hacerlo por curiosidad sobre el regalo y porque el doctor ya lo empujaba sobre la cama de metal en la que solían repararlo cada vez que quedaba destrozado después de una batalla. Pensó en su maestro y le dijo al Dr. Kuseno que le avisara a Saitama que no regresaría ese día a casa. El aceptó mientras conectaba cables a Genos y apretaba las teclas de su ordenador. Lentamente Genos fue arrastrado a un pesado y largo sueño que duraría tres días.
El día en que despertó, llovía y la luz del sol se filtraba por las nubes. No pudo moverse si no unos tres minutos después de despertar y cuando lo hizo, un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir el frio de la mesa de metal como cuchillas en toda su espalda y cuerpo. Se retorció y levantó rápidamente. El Dr. Kuseno le sonreía del otro lado de la sala.
- ''Veo que todo salió a la perfección'' - rió.
- ''¿De qué habla, doctor? ¿Qué es lo que me ocurre? ¿Por qué me siento así?'' - preguntó Genos.
- ''Ah! No te preocupes por eso. Puedes desactivar, disminuir y aumentar tu percepciones de dolor, calor, frio y tacto cuando quieras para que no interfieran en tus batallas. De hecho, te recomiendo hacerlo cada vez que pelees contra un kaijin porque si te llega a arrancar alguna parte de tu cuerpo como otras veces, te dolerá tanto que incluso puede lastimar tu cerebro''
Genos lo miraba impresionado por las capacidades del doctor. Todo a su alrededor se sentía y no sabía como controlar las sensaciones. Sentía cada centímetro de su cuerpo y hasta lo que reconoció como aire pudo sentirlo. Más que centrarse en los resultados, quiso saber el por qué.
- ''Cuando oí que tenías novias, no pude evitar pensar en que ya estabas convirtiéndote en un adulto. También pensé '¿en verdad Genos a dejado de lado esos sentimientos de odio y venganza y se ha dejado llevar por el amor hacia una linda chica?'. Cuando lo supe me emocioné mucho. Como dije, quería darte este regalo que llevaba preparando hace un tiempo cuando cumplieras 20 años pero creo que ahora lo necesitas de verdad para disfrutar, bueno, plenamente de una relación amorosa con todo lo que eso implica. Lamentablemente, no puedo hacerte fértil. Está bastante lejos de mis habilidades pero el día en que quieras tener hijos, tendrás muchos otros métodos''
Genos escuchó impresionado cada una de las palabras del Dr. Kuseno. Pensaba en lo que implicaba ''disfrutar plenamente de una relación amorosa'' y sintió una calor subir a sus mejillas. Lo sintió y se alarmó tanto que se dirigió rápidamente a la pulida mesa de metal y vio su reflejo en ella. Estaba sonrojado literalmente y el Dr. Kuseno rió al ver su reacción y continuó hablando.
- ''No pude colocarte piel ni siquiera sintética porque sólo sería una molestia a la hora en que necesites utilizar tus armas o potenciarlas en una pelea. De igual manera eres muy sensible al calor y al tacto. La piel sería algo meramente estético'' - suspiró y se levantó de su silla junto a una taza de té humeante - ''Me alegro por ti, Genos. Te felicito por tu nueva compañía y espero que ambos puedas gozar del nuevo regalo que les doy. Me base a detalle en el cuerpo humano a la hora de mejorarte''
Genos entró rápidamente al baño luego de que Saitama le abriera la puerta. Sólo le dedicó un corto saludo y se encerró en el baño. Curioso bajó sus pantalones y se encontró con lo esperado. Se sonrojó inmediatamente y no apartó su mirada del aparato por un buen rato. El golpeteo del otro lado de la puerta y los llamados de su maestro lo trajeron de vuelta al mundo. Se abrochó el cinturón y se encontró frente a frente a Saitama que lo miraba ruborizado hasta las orejas, parado firme y clavándole la mirada.