PIEZAS
¡Larga vida al Emperador!
—¡Ordena la retirada, Kamijou!
—¡Un soldado imperial debe atacar incluso como fantasma!
Sacando fuerzas de donde no existen, el coronel Kamijou toma de la chaqueta militar a su subordinado y caminan juntos hacia el tanque soviético con una bomba en la mano. Kusama, con su frente goteando sangre, sudor y una resignación triste, simplemente le sigue el paso al obstinado coronel que lo conduce a la muerte. Antes de que Kusama se atreva a decirle algo una vez más, toma la mina y la amarra a su pecho, empujándolo luego y hundiendo, bajo el polvo y los miembros cercenados, todas las esperanzas del joven soldado japonés. Kamijou se ubica junto a él cuando un tanque pasa sobre ellos, y al accionar la bomba, el último grito del coronel se escucha en toda Manchuria.
—¡Tenno Heika Banzai!