Demasiado Tarde.
Segunda parte: Otra oportunidad.
No supo cuánto tiempo se quedó allí, arrodillado en medio de la calle rodeado por los autos estancados y las personas curiosas, con su rostro bañado en lágrimas y los puños quebrantados y desbordantes de sangre, sollozando y gritando de dolor hasta que llegó al punto donde realmente se quedó sin voz y solo pudo llorar silenciosamente, mirando sus manos rojas.
El dolor… el dolor era demasiado. Lo ahogaba, lo consumía. ¿Era esta sensación similar a la que Karin había tenido cuando perdió a su padre? De ser así, ¿cómo pudo culparla porque su sufrimiento durara un año entero? Sí acaso su dolor fue la quinta parte del dolor que él sentía ahora, entonces lo suyo fue perfectamente comprensible y hasta lo estuvo llevando bien, porque él sería capaz de matarse ahora mismo. Al menos ella aun valoraba su vida después de aquello.
Ojala hubiera sido capaz de comprender en ese entonces, ojala hubiera sabido acompañarla y consolarla. Ahora daría todo, todo, por volver el tiempo atrás y haber esperado todo el tiempo necesario a que ella se recuperara, incluso si tuviera que esperar una vida, incluso si tuviera que esperar para siempre.
Se levantó lentamente de su anterior posición postrada en el suelo y caminó lenta y quedamente hacia delante, siguiendo su camino hacia el hospital con la gente moviéndose fuera del camino a su paso.
Quería llegar pronto, así tal vez lo dejaran abrazarla una última vez antes de arrancársela de sus brazos para siempre.
Las lágrimas siguieron deslizándose imparables por su rostro y podía notar a la gente mirándolo con extrañeza, pero no le importaba. Solo quería morir… pero únicamente después de verla por última vez, incluso si eso terminaba de destrozarlo, lo necesitaba, aunque sea por un segundo.
Se frenó a dos cuadras del hospital, paralizado, congelado al reconocer el auto de su esposa. Un sollozo se le escapó al notar el parabrisas agrietado con un pequeño agujero en el centro de la telaraña de grietas. Corrió hasta allí y abrió la puerta que daba al asiento del pasajero.
Una vez sentado dentro del auto, estiró su mano hacia abajo y tomó en ella el celular caído de Karin, sollozando peor al encenderlo y ver su nombre como última llamada, la última llamada que nunca tendría. Trató de secarse las lágrimas lo mejor que pudo y condujo el auto como pudo a través de todos los vehículos abandonados hasta aparcarlo a un lado libre de la acera.
Volvió a secarse las lágrimas y guardó el celular de su mujer en su bolsillo, reanudando su camino apenas viendo por dónde caminaba, todo el tiempo frotándose los ojos por lo aguados que los sentía. El dolor era demasiado, no podía dejar de llorar.
¿Por qué ella y no él? Él era el que tenía el oficio peligroso, ella salvaba vidas. ¿Por qué el mundo era tan cruel e injusto? ¿Por qué él era tan estúpido? ¿Por qué se la quitaron? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!
Cuando llegó al hospital, ya se había rendido de tratar de secarse las lágrimas del rostro. Estaba seguro de que se veía horrible, pero lo dijo y lo repetía, ya nada le importaba, solo verla, solo verla una última vez.
Traspasó las puertas y fue hasta recepción, donde preguntó por Hanakari Yuzu, ella debía saber dónde estaba su Karin. Le dieron el número de su habitación en el hospital sin extrañarse por su condición miserable, era un hospital y ya debían estar acostumbrados a personas histéricas, por lo que fue vagando por los pasillos hasta allí.
¿Cómo podría mirar a la cara a su familia ahora? Él había estado a punto de romper todo vínculo con ellos y por su culpa fue que la perdieron, perdieron a su amada Karin. Debían odiarlo, tal vez Kurosaki Ichigo le hiciera el favor y acabara con su sufrimiento matándolo de una vez.
Llegó a la habitación de su cuñada, porque lo seguía siendo y eso nunca cambiaría para él, y tocó la puerta, recibiendo un lloroso "adelante" como invitación a entrar, por lo que lo hizo e ingresó al cuarto con la cabeza gacha. Ellos ya debían saberlo, ya lo odiaban.
La escena que encontró en el cuarto le rompió un poco más el corazón. Su hermana-en-ley estaba llorando desconsoladamente mientras su marido mimaba a sus dos hijos que gimoteaban en su cunita, con su rostro también triste.
Por su culpa, este día de color se había vuelto gris, acababa de arruinar el momento más feliz de sus vidas. Todo fue su culpa, todo.
-Toshiro-nii-chan.- Yuzu se limpió como pudo sus lágrimas. –L-lo siento mucho.- volvió a estallar en sollozos, y él apenas se contuvo de hacer lo mismo.
-Yo lo siento.- cerró los ojos dolorosamente. –Lo siento tanto…- se llevó la palma de la mano a la frente. Parecía que a cada segundo el dolor crecía y crecía. -¿A dónde… dónde la llevaron?- inquirió con cautela, sin atreverse a mirar los ojos de la madre primeriza.
-Karin-chan está en emergencias ahora.- sollozó. –Es terrible, no puedo creer…-
-Espera.- por primera vez, sus lágrimas frenaron en su confusión. -¿Qué quieres decir con que está en emergencias?- pensó que a estas alturas, con todo lo que se la había pasado llorando, ya la habrían llevado a la morgue, no importa cuánto le dolía la idea.
-L-lo último que me dijeron fue que habían logrado reanimarla y que la llevarían a emergencias o algo así, yo es… ¡Eh, Toshiro-nii-chan! ¡¿A dónde vas?!- lo llamó cuando no perdió tiempo en abandonar la habitación y corrió a recepción para encontrar el lugar que su cuñada le había indicado.
¿Karin estaba… viva? La sola posibilidad estalló un enorme halo de esperanzas e ilusiones en su corazón. Por favor, que sea verdad, por favor… que sea verdad, por favor.
Preguntó por Hitsugaya Karin en recepción y casi grito de alegría cuando le informaron que estaba en el quirófano. Eso significaba que estaban tratando de salvarla, que ella de algún modo sobrevivió. ¿Cómo? No tenía idea, y no le importaba, solo rezaba porque fuera verdad, y corría con todas sus fuerzas para verificarlo con sus propios ojos.
En cuanto llegó al lugar indicado, logro reconocer a Kurosaki Ichigo y su esposa frente al ventanal de las puertas del quirófano. Ellos voltearon a verlo y de inmediato la ex Kuchiki se lanzó a abrazarlo.
-¡Cielo santo, por favor perdóname!- ella lloraba. -¡Lamento tanto haberte hecho creer que Karin-chan estaba muerta! Y-yo no sabía que los paramédicos la habían reanimado, yo… yo intente llamarte luego, pero no contestabas y…- puso las manos en sus hombros para alejarla y que se calmara.
-Está bien.- suspiró. –Fue mi culpa, yo…- miró sus manos con sangre reseca. –Destruí mi celular.- con todo el dolor que había sentido hasta podría haberlo masticado. –Pero…- tragó. –Karin, ella… ¿está viva?- preguntó con tanto miedo como esperanza.
Rukia secó sus lágrimas y adoptó su típico gesto serio, mirando por el ventanal de las puertas hacia dentro de la sala del quirófano.
-Ahora mismo, ella está estable.- suspiró. –Parece que la bala no se quedó incrustada en el cráneo, entró por la parte frontal y salió por la parte posterior, cruzó por un lado y no tocó áreas que pudieran haber resultado en una lesión mortal. Lamentablemente…- se llevó una mano a la boca. –Fragmentos de hueso se esparcieron en el cerebro y necesitan hacerle una cirugía, que le están haciendo ahora, para retirarlos. Sí sale bien, entonces ella tendría que poder sobrevivir. Pero también cabe la posibilidad de que algo salga mal y…- no pudo ni terminar de decirlo, era demasiado terrible.
-Pero puede que sobreviva, ¿verdad? Hay posibilidades.- su corazón ahora estaba bombeando fuertemente con tan solo la posibilidad de que pudiera estar con ella otra vez, incluso solo el saber que había sobrevivido a ese tiroteo estaba al borde de llorar por la felicidad y el alivio, pero quería asegurarse de que iba a estar bien, solo entonces podría volver a respirar tranquilo.
-Claro, Hitsugaya-san, tenemos que confiar en que todo saldrá bien.- su concuñada sonrió amablemente. –Podrás tener a tu esposa de vuelta contigo muy pronto.- posó una mano en su hombro y él logró esbozar algo parecido a una sonrisa pero que no llego a serlo.
-Sí es que sigue siendo tu esposa, claro…- murmuró Ichigo hablando por primera vez con tono acido.
-Ichigo…- Rukia miró mal a su marido, pero él no le hizo el menor caso y miró con profundo rencor a Hitsugaya.
-No creas que no sabemos lo que pasó, basura.- prácticamente escupió en su cara. –Karin llamó a Yuzu antes de salir herida.- apretó los puños. –Le contó todo. Lo sabemos todo.- sus ojos estaban aguados. -¡Bastardo! ¡Ella podría morir por tu culpa!- reclamó furioso.
-¡Ichigo!- la pequeña mujer lo tomó por el cuello de su camiseta. -¡No le digas eso, es su esposa!-
-¡Es mi hermanita!- pisoteó, librándose de su agarre con delicadeza. –Y él es el bastardo que tiene una amante con la cual la ha estado engañando por quién sabe cuánto tiempo.- el odio en su mirada era casi palpable.
-Ichigo.- pesé a todo la ex Kuchiki seguía tratando de protestar, pero la detuvo decidiéndose a enfrentar la situación.
-Tiene razón.- se llevó una mano a la frente, el dolor volviendo a golpearlo con fuerza. –Yo soy una basura.- las lágrimas se deslizaron otra vez desde sus ojos por sus mejillas. –Es mi culpa… yo debería haber estado con ella. Yo podría haberla protegido.- sollozó.
-Oh, por favor, si quieres llorar, ¿por qué no vas a los brazos de tu amante para hacerlo? Apuesto que ella te toleraría más de lo que yo te toleró ahora.- dio un paso hacia él con el puño alzado, con la clara intención de golpearlo, pero su esposa le pisó el pie con fuerza frenándolo en su lugar.
-Suficiente, Ichigo. Perdimos a Isshin-san y ahora Karin-chan está al borde de la muerte. Te guste o no él es tu cuñado, tu hermano-en-ley, y sabes que tu hermana lo ama.- los miró peligrosamente a ambos, como advirtiéndoles que no hicieran ninguna otra tontería. –Ahora dejen de culpar al otro o culparse a sí mismos. No quiero a esta familia más dividida.- frunció el ceño solemnemente y fue a sentarse en uno de los asientos de cuero que se alineaban en el pasillo, no pasó mucho antes de que su marido la siguiera, pero Toshiro solo se quedó parado frente a la puerta del quirófano, viendo a través del ventanal de la puerta.
Dentro no se veía mucho, todo estaba tapado por cortinas, pero ocasionalmente podía ver a los doctores moviéndose por el lugar, llevando y trayendo cosas. Los veía lavándose las manos cubiertas de sangre y pesé al miedo que lo sofocaba ante toda la situación, no podía dejar de observar.
Karin… ¿podría ser que tuviera la oportunidad de reparar todos los grandes errores que cometió con ella?
No supo cuánto tiempo estuvo para ahí, pero le pareció una completa eternidad antes de que un doctor saliera del quirófano.
-¿Familiares de Hitsugaya Karin?- dijo y el albino se acercó de inmediato mientras que el de cabellos anaranjados fue frenado por la de ojos violetas antes de que intercediera.
-Soy su esposo.- informó y el doctor asintió, secándose el sudor de la frente y viéndose como si estuviera pensando en las palabras correctas para informarle del estado de su mujer, por lo que contuvo sus ganas de sacudirlo para que hablara de una vez.
-Hitsugaya-san, me temó que…- su corazón se desplomó. –Pesé a que logramos retirar todos los fragmentos de hueso de su cerebro, su esposa sigue en un estado demasiado delicado. Está en peligro todavía.- ¿Qué? Estaba viva, la operación fue exitosa, pero…
-¿Qué?- solo pudo susurrar.
-¿Qué quieres decir?- el idiota de Kurosaki miró con desconfianza al médico.
-Creemos que los fragmentos no hicieron mucho daño, pero habrá que mantenerla bajo vigilancia, al menos hasta que le den de alta.-
-P-pero, ella está viva, ¿verdad?- la voz de Rukia trató de sumar un tinte positivo. –Eso es lo importante, ¿cierto?- sonrió dudosa.
-Sí, cierto.- el medico sonrió cansadamente. –Tu mujer está viva, y recemos para que mejore y pronto recupere su vida.- les dio ánimos. –Su condición es delicada, pero ahora está estable. Les permitiremos visitarla mañana si no hay más incidentes.- sin más dio una pequeña reverencia y volvió a internarse en la sala.
El matrimonio se mostró muy feliz, el esposo abrazo a su esposa y ambos se retiraron murmurando algo acerca de avisarle a Yuzu. Toshiro solo fue a sentarse en uno de los asientos de cuero, y cerró los ojos y finalmente dejó a las lágrimas de alivio escapar. Ahora solo debía confiar en la fuerza de Karin, confiar en que estaría bien.
No se retiró de la sala de espera ni por un segundo, solo se quedó ahí sentado sin siquiera dormir por horas, esperando a que lo dejaran ver a su mujer. Rukia le había traído algo para comer, cosa que accedió a hacer solo para no hacerla sentir mal. Ichigo lo ignoraba completamente.
Parece que al fin de cuentas la noche pasó sin incidentes, y los médicos permitieron visitas a la paciente. Su cuñado quiso ir primero pero su concuñada lo sujetó y Toshiro logró colarse en la habitación antes que él. Lo sentía, pero realmente necesitaba verla.
Su corazón le dolió enormemente al verla. Estaba conectada a un montón de máquinas, tenía la mitad de su cabeza rapada con una gran cicatriz de sutura de lado a lado y estaba mortalmente pálida.
Todo esto era su culpa.
Se sentó al lado de la cama y tomó su mano suavemente en la suya, besándola con delicadeza.
-Perdóname.- sollozó. –Por favor… perdóname.- apretó su mano con cuidado, temía lastimarla. Ella se veía tan frágil… Había sido su deber cuidarla, y falló, miserablemente. –Lo siento tanto.- las lágrimas se deslizaron frenéticas por sus mejillas. –Despierta, por favor. Despierta y te prometo que invertiré cada segundo de lo que me quede de vida en tratar de hacerte feliz.-
-Oh, ¿y empezaras dejando a tu amante?- el tono venenoso de Kurosaki detuvo el llanto del Hitsugaya, que soltó a regañadientes la mano de su esposa y secó sus lágrimas con el dorso de la mano.
-Ichigo, no seas insensible.- regañó la mujer menuda frunciendo el ceño reprobatoriamente al de cabellos naranjas y mirando con disculpa al de cabellos blanquecinos. –Cómo lo siento, Hitsugaya-san.- juntó las manos. –Pero Ichigo realmente quería ver a su hermana.- se encogió de hombros.
-Está bien, yo… puedo volver después.- no importa que ahora cada segundo que pasará lejos de ella le supiera al mismo infierno.
Salió fuera del cuarto y fuera del hospital, queriendo darle a su cuñado su tiempo con su hermanita, lo merecía más que él. Se paseó por el parque, ignorando el sueño y el hambre, tratando de pensar positivamente que su esposa estaría bien pesé a que siempre fue una persona pesimista, pero ahora sí ella moría, él moriría con ella.
-¡Shiro-chan!- se congeló a medio camino de volver al hospital al reconocer la voz de Hinamori Momo, la mujer a la cual había besado y con la cual se engañaba a sí mismo que podría ayudarlo a sobrevivir sin su mujer. -¡Shiro-chan, que bueno que te encuentro!- se acercó hasta quedar a solo un paso de distancia de él y suspiró aliviada. –No me has contestado el celular.- hizo un mohín.
-¿Qué es lo que quieres?- preguntó robóticamente. ¿Kurosaki ya habrá terminado de acaparar a su Karin?
-Yo…- bajó la cabeza, sonrojada y visiblemente avergonzada. –S-sé que te dije que podríamos tener una relación cuando te divorciaras pero… la verdad es que termine contándole todo a mi novio y él y yo nos reconciliamos.- torció la boca, más que muy avergonzada. –Lo siento, pero me ha pedido matrimonio y acepte. Lo nuestro no podrá ser.- sollozó. -¡Lo siento mucho! Por favor no me odies, yo sé que sufres mucho en tu matrimonio horrible pero…-
-Hinamori, cállate.- la frenó antes de que pudiera llegar a decir algo que lo hiciera salirse de sus cabales. –No me importa, siempre has sabido que amo a mi esposa, y acabó de enterarme que después de todo ella aun me amaba así que yo estaba a punto de sugerirte lo mismo. Es mejor que no nos veamos más, lo nuestro fue un error, un engaño.- dijo inexpresivo, solo quería irse para volver al hospital.
-Oh.- lo miró con ojos amplios. –E-en ese caso ¡bien! Me alegró por ti.- sonrió. –Pide disculpas a tu amada esposa de mi parte, yo solo estaba confundida y creo que tú también.- se frotó el brazo incómodamente. –De todas maneras, me alegra haber estado ahí para impedir que te ahogaras en alcohol, esperó que tengan una segunda oportunidad y sean felices.- le ofreció una pequeña sonrisa.
-Te agradezco por todo.- le dio una leve reverencia. –Te deseó felicidad en tu futuro matrimonio.-
-Yo te deseo felicidad con tu esposa.- sonrió una última vez antes de dar la vuelta y comenzar a marcharse. -¡Adiós!-
Después de eso, volvió al hospital justo a tiempo para ver a Rukia arrastrando a Ichigo fuera de la habitación donde estaba Karin.
-Van a trasladarla.- le informó ella, a lo que él suspiró con alivio, ya que eso significaba que los doctores se sentían en más confianza con su estado como para no mantenerla en el quirófano.
Una vez Karin estuvo instalada en su nueva habitación, de nuevo las visitas se prohibieron y tendrían que esperar un día más para poder verla otra vez.
-Toshiro.- su cuñado le tendió su celular. –Te llaman.- ante su ceja en alto y su mirada de que no quería hablar con nadie, procedió a explicarle. –Es nuestro jefe.- oh, cierto, su trabajo como licenciado en la policía, no era buena idea que lo despidieran.
-¿Hola?- se frotó los ojos con cansancio, no había dormido nada.
-Hola, Hitsugaya-kun.- lo saludó Kyoraku. –Me entere por Ichigo-kun lo de tu esposa, lo siento mucho.- sonó sinceramente preocupado. –Pero me alegra que siga con vida, ya fue lo suficientemente malo haber perdido a Isshin el año pasado.- suspiró. –En fin, no llamó solo para darte el pésame. Quería preguntarte, ¿qué harás con tu trabajo? Tienes algunos asuntos pendientes y aunque me gustaría decirte que te tomes tu tiempo, hay gente esperando por ti.-
-Lo sé, lo siento.- se frotó las sienes ahora. –Solo… dame dos semanas, dos semanas y luego volveré a la oficina, por ahora… quiero quedarme con Karin. Lo siento.- lo sentía pero no se sentía en condiciones para trabajar ahora.
-No te disculpes, yo lo siento, me gustaría poder darte más tiempo. En verdad lo siento mucho, se cuánto se amaban ustedes dos.- sí, ellos se amaban mucho, aunque él había estado a punto de arruinar ese amor. –Mucha suerte, cualquier cosa no dudes en avisarme. Trate de llamarte pero…-
-Eh, lo siento es que destruí mi celular.- se frotó la nuca con voz apagada. –Sí, yo lo llamare, hasta pronto.-
-Cuídate.- se despidió.
Devolvió el celular al de cabellos anaranjados, que había estado escuchando atentamente su conversación.
En cuanto pudo volver a visitar a su esposa, tomó su mano y la besó con suavidad, agradeciendo silenciosamente que su cuñado ya no lo acuchillara con la mirada cada vez que se acercaba a su hermanita amada, aunque probablemente tenía que ver con la intervención de su concuñada.
Las siguientes semanas fueron un infierno, uno al que solo sobrevivía con la esperanza de que su mujer permaneciera con vida y pronto pudiera despertar. Los doctores la trataban constantemente y seguían diciendo que su estado era muy delicado, pero también insistían en que debían ser positivos y tener esperanzas de que estaría bien.
Luego de una semana de dormir en los asientos de la sala de espera o junto a la cama de su esposa apenas comiendo, finalmente la ex Kuchiki lo pateó fuera del hospital para que volviera a su casa a comer y dormir cómodamente un poco. Y eso fue lo que hizo por toda una semana, comer, dormir y llorar en aquella casa llena de recuerdos, solo teniendo un poco de felicidad en las horas de visitas que permitía el hospital para visitar a su Karin, hasta que finalmente tuvo que regresar a trabajar a la jefatura.
Tenía varios casos atrasados que debía resolver, y eran una buena distracción para su mente torturada, pero eso sí, cuando llegaba la hora para visitar a su esposa, no había fuerza en la tierra que le impidiera dejar de hacer lo que sea que estuviera haciendo para ir a verla, no es como si nadie le dijera nada, podía ver la lastima en los ojos de todas y cada una de las personas que sabían de su situación, así que no le ponían pero a ninguno de sus actos de amor desesperado.
Pasó un mes y a su cuñada Yuzu le dieron de alta y ella pudo ir a su casa con su marido y sus gemelos, viniendo de visita cada vez que podía a ver a su hermana gemela. Ella era muy buena con él pesé a que había escuchado el sufrimiento por el que había hecho pasar a su esposa antes del incidente.
-¿Por qué no me odias?- le preguntó con curiosidad una vez mientras estaban sentados junto a la cama de su pelinegra. –Tú escuchaste directamente de Karin todo el sufrimiento que le cause. Entonces ¿por qué no odiarme justo como tu hermano? Están en todo su derecho.- bajó la cabeza, la culpa pesando en su mente.
-No digas eso.- su cuñada le colocó una mano en el hombro. –Karin-chan no me dijo nada malo de ti, Toshiro-nii-chan.- le sonrió ante su mirada sorprendida. –Ella solo me decía lo mucho que te amaba y que no quería perderte. Y yo sé que tú la amas también, me alegro que reconozcas tu error y esperó que cuando ella despierte arreglen todo entre ustedes y vuelvan a ser ese matrimonio feliz.- dijo con ojos brillantes, plenamente confiada de que su hermana despertaría algún día. Envidiaba su confianza, porque a él ese temor no lo dejaba dormir tranquilamente por las noches. Solo la quería devuelta.
-¿Realmente crees que ella aún me amaba a pesar de todo lo que la lastime?- miró esperanzado a la de ojos mieles.
-Por supuesto.- asintió sin rastro de duda alguna. –Y ten fe, confía en que ella volverá a tus brazos y podrán perdonarse todo el mal que se han hecho. ¡El amor lo puede todo!- exclamó con una sonrisa confiada.
Hitsugaya apretó la mano de su esposa en la suya y asintió a las palabras de su cuñada.
Desde ese momento, al mirar a Karin recostada en aquella camilla, tan lastimada y pálida como el papel, dejó de pensar en el pasado y el miedo, y comenzó a pensar más en el futuro y la esperanza. Ella iba a estar bien.
Dos meses pasaron desde el incidente y finalmente, los doctores dieron a la familia la noticia que tanto habían estado esperando.
-Nos complace informar…- sonrieron. –Que la paciente Hitsugaya Karin-san está oficialmente fuera de peligro.- anunciaron.
La reacción de inmensa alegría en los familiares no se hizo esperar. Ichigo cargó a su esposa y juntos giraron alrededor del pasillo al borde de llorar de felicidad, Jinta y Yuzu se abrazaron con inmenso amor y se hincaron sobre la cuna de sus hijos para darles emocionados la noticia de que su tía estaría bien, y Toshiro… no pudo evitar llorar de alivio, pero no le importaba, hacía mucho que había dejado de tratar de disimular sus sentimientos.
Pidió ver a su esposa y se lo permitieron sin mucha resistencia. Ella ya estaba bien, ahora despertar dependía únicamente de ella.
Allí estaba… luego de dos meses de estar en coma. Algo de saludable color rosa había retornado a sus mejillas, y pareciera que el cabello poco a poco estaba volviendo a crecer en la zona donde la habían rapado, la cicatriz de sutura apenas era visible.
Hizo a un lado la silla y se arrodilló a su lado, tomando una de sus manos entre las suyas y besándola suavemente.
-Karin…- suspiró su nombre. –Sé que nos lastimamos, nos hicimos mucho daño. Pero nada de eso debe interponerse entre nosotros ahora. Te falle una vez, y juró que de ahora en adelante me asegurare de esforzarme por ser el hombre que mereces, el hombre con el que te casaste hace cuatro años, exactamente cuatro años.- sonrió contra su mano. -¿Lo recuerdas?...- su voz se quebró un poco. –Se cumplen hoy, nuestros cuatro años de casados.- pequeñas lágrimas se deslizaron de sus ojos mientras se alejaba de su mano para plantar un suave beso en su boca. –Feliz aniversario, Karin.- apoyó su frente contra la suya, cerrando los ojos mientras volvía a rozar sus labios.
Fue entonces cuando sintió su mano en la suya apretarse levemente, y otra mano acariciando su mejilla.
Se separó de golpe, con los ojos muy abiertos.
La vio como siempre, con sus ojos cerrados, pero luego notó sus parpados temblar y sus pestañas agitarse, y pudo contemplar el hermoso espectáculo de esos preciosos iris oscuros volviendo a abrirse a la vista del mundo, posándose solo en él.
Su primer impulso fue lanzarse sobre ella a besarla como un loco, pero de algún modo encontró la fuerza para resistirlo y, sin soltar la mano de su esposa, dio un grito llamando por el doctor.
Por desgracia, cuando los doctores y enfermeras llegaron, lo echaron de la habitación. Y tuvo que soportar ser interrogado por su familia sobre la situación y cómo estaba Karin. Después de lo que parecieron horas los doctores salieron con sonrisas informándoles que ella estaba bien y que podían entrar a verla, Ichigo y Yuzu prácticamente lo empujaron fuera del camino para ir a ver a su hermana pequeña, a lo que él entró con Rukia y Jinta detrás.
Al verla sonreír con esa sonrisa hermosa que se había encargado de destruir la última vez que interactuó con ella, sus piernas fallaron y cayó derrotado frente a la camilla de hospital, acercándose lo suficiente para hundir su rostro en su regazo y sollozar desconsolado.
Oyó pasos retirándose y una discusión entre el matrimonio de más edad para que el de cabellos anaranjados accediera a dejar la habitación, y pronto sintió dedos acariciando su cabello con ternura.
Alzó la cabeza vacilante, mirando con timidez a su mujer que le sonreía cansinamente, de una forma extrañamente dulce.
-Feliz aniversario, Toshiro.- sus ojos lo miraron llenos de amor y las dudas en su corazón murieron.
-Karin.- acarició su mejilla con delicadeza, sentándose a su lado. –Perdóname.- la miró con los ojos inundados de lágrimas.
-No te disculpes.- también parecía a punto de llorar. –Yo fui la que arruinó nuestro matrimonio, yo…- la calló besándola.
-No digas eso.- la regañó suavemente contra su boca. –Te amo. Quiero estar contigo.- tomó los lados de su rostro.
-¿Seguro?- se apartó de él y se acostó cuidadosamente en la camilla, haciendo leves muecas de dolor al apoyar su cabeza contra la almohada. –Solo mírame.- se tapó con vergüenza el lado de su rostro donde tenía la cabeza rapada. –Sí tienes a otra esperándote, entonces no veo porqué preferirías estar conmigo.- sollozó cubriéndose con las manos.
-Karin, no digas tonterías.- suspiró negando con la cabeza mientras apartaba con delicadeza sus manos para que lo dejara mirarla. Ella lloraba. –No hay nadie esperándome, solo estoy yo esperándote a ti.- se inclinó hasta abrazarla cuidadosamente y apoyó la boca contra su oreja. –Tú eres a la única que amo, y no me importa cómo te veas, sigues siendo mi Karin.- besó su mejilla. –Nunca ame a nadie como te amo a ti. La otra de la que te hable… yo nunca la ame, ni siquiera me gustaba. Creo que solo fui un bastardo egoísta buscando una excusa para llamar tu atención.- suspiró con odio hacia sí mismo. –Quería ver si reaccionabas con eso, quería saber si lucharías, si harías algo por mí. Te extrañaba, desesperadamente. Y aun cuando me demostraste lo mucho que todavía me seguías amando, el orgullo me impidió actuar como mi corazón me pedía a gritos que me comportara.- cerró los ojos dolorosamente. -¿Puedes perdonarme, por favor?- suplicó en un susurro.
La oyó sollozar y luego sintió sus labios contra los suyos.
-Te amo y quiero estar contigo.- lo besó suavemente. –Y te perdonó solo si me perdonas.- sonrió temblorosamente.
Su respuesta ante eso era obvia. Claro que la perdonó, y la besó, y hubiera hecho más de no ser porque justo en ese momento sus hermanos volvieron reclamando más tiempo con la ex Kurosaki de ojos oscuros.
Ambos secaron las lágrimas de sus ojos y él se puso al otro lado de la cama para sostener su mano en silencio mientras conversaba con su familia y conocía a sus nuevos sobrinos.
Por más que Ichigo insistió las mil y un veces de llevar a Karin a su casa cuando le dieron de alta dos semanas después, ella se mantuvo inflexible agradeciéndole por la oferta pero recalcándole que no iba a dejar a su marido. Era una suerte que no haya olvidado devolver el auto de ella a su casa junto con sus maletas que habían estado en el maletero, también había reemplazado la puerta del garaje que había destrozado antes, y se había comprado un nuevo celular, claro.
Cuando finalmente pudo llevar a su esposa de nuevo a su casa, la cargó en brazos ante sus risas y cruzó el umbral con ella a cuestas, besándola, cruzando también el recibidor y las escaleras hasta llegar a su habitación donde fueron a parar rápidamente a la cama y se la pasaron haciendo el amor el resto del día.
Kyoraku le dio una semana para "recuperar el tiempo perdido" según él, y ellos la aprovecharon bien.
Poco a poco, las heridas del pasado fueron sanando. Pesé a que Ichigo no estaba contento, ellos se perdonaron e iban a seguir juntos, aunque Karin había prometido que si volvía a engañarla, aunque se tratara de solo un beso por despecho, iba a castrarlo, y él le había advertido que debía confiar más en él y decirle cuando algo la estaba molestando y si necesitaba de su apoyo.
Su esposa tendría que llevar su vida con más cuidado de ahora en adelante, tenía la zona del cráneo mucho más delicada, habían tenido que cortar parte de él para realizar la cirugía que salvó su vida en un primer momento, luego insertaron el trozo de cráneo de nuevo en su lugar con tornillos y placas de titanio muy pequeñas que no se notaban, pero los doctores recomendaban discreción en cuanto a su cabeza, otro golpe significativo allí seguramente la mataría. Su cabello pronto crecería para tapar la cicatriz de sutura, cosa a la que Karin le daba demasiada importancia pesé a que él le vería como el ángel más hermoso que pudiera haber pisado la Tierra aun sí estuviera completamente calva y repleta de cicatrices.
Dos meses desde que su mujer salió del coma y su matrimonio iba viento en popa. Ella estaba arreglando las cosas para volver a trabajar en su hospital de antes, pero luego por alguna razón se decidió por postergar aquello. Y él no entendió porque si no hasta que ella colocó un sobre en sus manos y se le tiró encima para chillarle llena de felicidad que estaba embarazada e iban a ser padres.
Cuando él se quedó completamente congelado y estático, ella se separó preocupada preguntando si no estaba feliz, a lo que él solo atinó a besarla y alzarla en sus brazos llorando de la alegría y agradeciéndole a los cielos haberle dado otra oportunidad para estar con la mujer que tanto amaba.
La vida es impredecible, cierto. A veces hacía que te dieras cuenta de las cosas cómo realmente eran demasiado tarde. Pero a veces solo te hacía pasar por un enorme dolor para que supieras abrir los ojos a tiempo y se te pudiera regalar otra oportunidad.
Fin.
Ahora sí, verdadero final XD
¡A que no se esperaban esta! ;D
Lo siento, lo siento, sé que soy una desalmada por haber publicado esta parte recien ahora, la verdad la tenía casi terminadita desde q subí la primera parte pero luego pense... Oigan, yo no tengo ningun fic q sea así bien triste y desgarrador, me preguntó cómo reaccionaran mis lectoras si las hago creer que Karin murio 3:D Y se me ocurrió subir solo la parte triste del fic para ver como reaccionaban por pura maldad de mi parte :'v
Despues de ver como las hice llorar como Magdalenas xD Me entró la culpa ToT Y estaba a punto de subir esta parte para q no me odien... pero luego recibi comentarios diciendome q era muy buena con las tragedias y q con los dramas y las angustias y dije... Ñeh, supongo q está bien dejarlo así, no todo tiene q ser final feliz, verdad? o3o
Pero luego Uzumaki Manaka-chan me hizo recordar la existencia de este fic y dije ¡A la mierda, subire la segunda parte y que todo sea flores y corazones! :'D Por cierto, FANFIC TOTAL, COMPLETA Y ABSOLUTAMENTE DEDICADO A Uzumaki Manaka-chan :D Espero q no te haya decepcionado n.n
La verdad, este fic se me ocurrió porq justo en las noticias habia visto q un tipo q sobrevivió un balazo en la cabeza y me dio la idea xP Y ustedes merecen tener la historia completa o eso me iba a pesar en mi ya saturada consciencia XP
Tuve que corregirlo, reescribir algunas partes y terminarlo, porq lo había dejado mas o menos por la escena donde ella abre los ojos creo :P La verdad no fue mucho trabajo, así q lamento la tardanza Dx Pero he estado enferma, ayer tuve una fiebre horrible y me sigue doliendo mucho la cabeza QnQ
Actualizare Mi Rey pronto, tal vez el fin de semana, diría q mañana pero en serio me duele mucho la cabeza y no creo poder TT_TT
Ya casi terminó la escuela, así q lamento la inactividad pero cuando termine tendran tanto kaomy-chan q hasta se hartaran de mí! 3;D
Hablando de eso, nuevamente las invito a dar Me Gusta a mi pag en Facebook nwn
Bueno, ya me voy, los personajes de Tite Troll n.n
COMENTEN! *o*
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!