Continuación de Me niego a perderte. Regalo para Coraline T.
Disclaimer. La trilogía "Los Juegos del Hambre" y sus personajes no me pertenecen, solo soy una fan con suficiente imaginación como para inventar locuras, no gano ni un centavo haciendo esto. Historia que surge del intercambio navideño hecho en el foro "El diente de león".
¡Nos leemos hasta el final!
.Epílogo.
~KATNISS POV~
Ver a Ethan corriendo por la pradera me llena el alma. Tiene casi cinco años pero es rápido y ágil. Aun así es cuidadoso con la pequeña de piernas rechonchas que intenta seguirle el paso. Peeta los corre a ambos haciendo sonidos graciosos. Ruedan por el césped y vuelven a correr.
Mi pequeño de rubios rizos se acerca chillando mamá. Cuando llega a mí, le envuelvo en mis brazos hasta que se queja. Abre su pequeña manito y me enseña una flor amarilla.
— Prímulas — chilla emocionado— hay un montón al otro lado del alambrado mami.
— Si cariño… yo las puse allí — sonrío acariciando su cabello.
— Por tía Prim — susurra sentándose a mi lado — ¿extrañas a tu hermanita mami? Yo extrañaría a Rosie si se fuera, aunque sea una pesada llorona.
— La extraño mucho cariño, pero los tengo a ustedes — me pongo en pie y le alzo, se aferra a mi cuello y sonríe, el hoyuelo se marca en su mejilla — Peeta debemos volver — chillo y el rubio agita su mano, me ha escuchado.
Rosie ríe emocionada porque su padre la trae sobre sus hombros. Cuando él llega hasta mí, se inclina y me besa, quiero que dure por siempre. Vuelvo a ansiar un tiempo a solas, aunque sea mínimo, pero no puedo alejarme de mis bebés. Emprendemos la vuelta a casa, será una tarde agitada.
~PEETA POV~
Han pasado ya tres años de la muerte de Prim. Gracias a las palabras de Katniss, al dolor acumulado, al miedo a la guerra inminente o a los propios capitolinos poniéndose en contra de su presidente; daba igual la causa, la consecuencia fue única, Snow dejó el poder un mes más tarde. Coin quiso ser electa presidente interina pero una comandante del Ocho respaldada por otros se opuso. Llamaron a elecciones y esa mujer ganó, nuestra flamante presidente Paylor.
Paylor se presentó en el Trece cinco meses después de haber sido electa. Vino a nuestro compartimiento y estrechó la mano de Katniss. Le dio sus condolencias y le prometió que honraría la memoria de Prim a toda costa. Nos ofreció una casa en el Doce en cuanto este fuera reconstruido, a nosotros y a su madre. Katniss no quería aceptar, pero la mujer insistió. "Es lo menos que puedo hacer por el motor de nuestro querido Sinsajo" dijo y volteo a ver a mi princesa y a ricitos que jugaba debajo de su cuna.
Así que aquí estamos, en el Doce. De camino a nuestra bonita casa en el centro, a dos cuadras de la reconstruida panadería en la que mi padre y yo pasamos la mitad de nuestro día. El Doce aún estaba en construcción cuando vinimos pero ahora es una copia exacta del anterior aunque nueva y sin hollín.
Hacen un acto para conmemorar la muerte de Prim cada año y es ahí donde vamos luego de dejar a los pequeños con una joven entusiasta. Es emotivo, y aunque sé que no habría faltado aunque rogase, me apena ver a Katniss al borde del llanto. Debo tomar su mano para que no lastime la palma de su mano con sus uñas. Me mira y sonríe apenas, se abraza a mi cintura apoyando su cabeza en mi hombro.
Escuchamos las palabras de Haymitch, que extrañamente luce sobrio, también el nuevo alcalde le dedica dulces palabras a mi cuñada. Querían que mi esposa suba al escenario pero se negó. Aún era pronto.
Al volver a casa vemos a Delly y a Darius. Ellos se habían quedado en el Trece hasta hace unos meses, se mudaron a la vieja casa que compartía con Delly. El pelirrojo parece no notar que Katniss está tomando mi mano y se abraza a la menuda figura. La castaña se suelta y corresponde el abrazo del ex agente. Delly me mira con tristeza y acuna al pequeño Luca que se ha quedado dormido.
— Lo siento trencitas… de verdad — volteo a verles de nuevo, se han separado pero aún están demasiado juntos — ella era mi responsabilidad.
— No fue tu culpa, sé que habrías parado una bala por ella… — su voz se corta, me atrapa viéndole y no desvío la mirada — que grande está Luca.
— Y pesado — musita la rubia mirando a su marido y este parece reaccionar, toma a la criatura en brazos — fue un bonito acto — pone una mano sobre el hombro de Katniss — siempre estará en nuestros corazones… le debemos esta nueva vida ¿No es así?
— Gracias por cuidar de ella cuando no estuve Delly y por preocuparte.
Hablamos un poco más, pero es hora de volver. Una niñera se ha quedado con los peques mientras mi padre, la madre de Katniss y nosotros asistíamos al evento y Katniss no se siente bien estando lejos de ellos. Por eso bufa cada dos pasos cuando le arrastró en dirección opuesta a nuestra casa. Incluso se detiene cruzándose de brazos cuando me niego a decirle donde le llevo.
— Déjate sorprender preciosa — musito tirando de ella, vuelve a caminar.
— Quiero ir a casa Peeta, con Ethan y Rosie…
— Están bien cuidados Kat, papá y Tanya irán a cuidarles ahora.
— ¿Dónde se supone que vamos? — No pasa mucho antes de que lleguemos, no estábamos lejos en cualquier caso — si querías hornear podía ser en casa — musita enfadada.
— Ya calla Katniss — le meto dentro de la panadería y cierro con llave.
— ¿Qué has hecho? — Le veo dar vueltas sobre sí misma observando las paredes de la habitación — cielos, hace mucho no venía por aquí.
— Fue bueno para no arruinar la sorpresa.
Le abrazo por detrás y miro lo que ella, las paredes de un suave verde del que nacen pequeñas flores amarillas. La pared del fondo es un atardecer en distintos tonos de naranja y rosa, un enorme sinsajo de alas extendidas parece fundirse en el paisaje. Le escucho sollozar y la volteo hacia mí. No alcanzo a ver su rostro porque se apega a mí. Me besa y pierdo cualquier sentido que debiera estar alerta. Vuelvo a cuando teníamos veinte años y estábamos bien, solos en la clandestinidad del bosque. Antes de que cualquier cosa horrible pasara. Cuando Katniss solo tenía que abastecer a su familia y a la de Gale, y yo ayudar a la mía. Aún recuerdo mi rabia al enterarme del compromiso arreglado con Delly, o como mi corazón parecía a punto de salir de mi pecho al ver las imágenes de Ethan en el cobertizo al lado del lago.
~KATNISS POV~
Me permito olvidarme de todo por un momento y dedicarme a sus labios, al calor que emana su cuerpo y lo bien que se sienten sus manos en mi espalda. Sin hijos, ni responsabilidades, sin haber perdido a mi hermana, ni haber pasado una guerra que ahora está en las puertas del pasado. Peeta y Katniss queriéndose rodeados del verde del bosque.
Y aun así, con todo lo que pasamos, me siento dichosa. Porque perdí a mi querida hermana, pero gracias a su sacrificio mis hijos no pasarán por la cosecha. El presidente Snow fue capturado y fusilado y con el todo lo malo que ocurría en Panem cayó. Los Juegos fueron clausurados; los agentes de la paz, renovados y los distritos reorganizados y re construidos. Paylor es una buena mujer y una presidente exigente, siempre al tanto de las necesidades de los distritos.
Tengo a Peeta, a ricitos y a la princesa de la casa. Sey nos visita de tanto en cuanto y llena de regalos a mis hijos. Él aún no supera la muerte de mi hermana y le sirve ver a mis pequeños, hablar conmigo. Me molesta un poco que me caiga mejor ahora que no está Prim, se hubieran amado tanto.
— ¿Te ha gustado? — susurra con voz melosa mi hombre quitándome de la ensoñación.
— Es hermoso Peeta, hasta el más mínimo detalle — doy una vuelta sobre mis pies lentamente— eres un gran artista.
— Hay algo más en casa— toma mi mano y besa cada nudillo— dos cosas en realidad.
— Más sorpresas — acoto no muy emocionada, detesto las sorpresas.
— Si Katniss Everdeen, más sorpresas — vuelve a robar mi aire en un beso que se me hace corto y cruza el mostrador — le llevaremos galletas a los pequeños ¿está bien?
Toma algunas d sus mejores galletas glaseadas y algunos bollos de queso para mí. Los envuelve cuidadosamente y me los entrega mientras se asegura de cerrar la panadería. Me besa de nuevo y me ofrece su brazo para que caminemos juntos las pocas cuadras que nos separan de nuestra casa.
Ethan exclama por su padre, más cuando ve el envuelto de papel gris que yo llevo en mis manos. Sonrío viendo a Peeta tomar en brazos a nuestro hijo y hacerlo volar dando vueltas sobre sí mismo. Ambos ríen y él pequeño rubio acaba abrazando el cuello de su padre. La pequeña castaña de ojos enormes y azules llega poco después y llora al ver a su papi abrazando a Ethan y no a ella así que Peeta la toma en brazos también y le hace muecas graciosas para que deje de llorar. Le sigo hasta la cocina donde mamá habla animadamente con el Sr. Mellark que sigue pidiéndome que le llame Simon aunque a menudo no lo logro. Ellos se llevan bien, viven juntos y se hacen buena compañía, lo que me alegra porque no sé si mi madre habría soportado todo esto sin él.
Mi amado esposo pide a nuestros padres que cuiden a los pequeños unos momentos más y me lleva de la mano hasta el pequeño estudio que usa de cuarto de arte. Nunca me deja entrar allí, dice que es su bosque, que yo no le dejo a él ir a verme ahí y que por lo tanto estamos a mano. Lo cierto es que hay noches que las pasa allí hasta la madrugada, así como hay días malos en los que me escabullo al bosque al amanecer y no vuelvo hasta la tarde solo porque en el bosque no hay nada que me recuerde a Prim y puedo pensar con claridad.
Me quedo embobada frente a varios retratos de Prim. Reconozco uno en particular, tiene casi siete años en esa pintura, yo unos once, estamos fuera de la escuela y llevo un diente de león en mi mano. Recuerdo ese momento a la perfección, días después de que Peeta nos obsequiara los panes que salvaron nuestras vidas, el momento en el que descubrí que el bosque era nuestra salvación. Hay otra imagen de mi hermana, un primer plano de ella con una sola trenza dorada y la vista fija en un punto más allá de la pintura; detrás de ella Effie, es el momento de su cosecha. Hay muchos retratos más, míos de ella, de nuestros hijos.
Uno en particular llama mi atención. Es un cuadro de los niños, él y yo. Todos sonreímos en aquella imagen que me recuerda a la fotografía que tomó un periódico del Capitolio, retratando a la familia del Sinsajo.
— Este debería estar en la sala — susurro acercándome a admirar cada detalle — eres un verdadero artista cielo.
— Me alegra que te guste — musita, me vuelvo a verle y un dejo de rosa aparece en sus mejillas, me acerco a él para besarle largamente— es mi favorito — señala el cuadro del que hablaba.
— El mío también, aunque creo que falta alguien allí…
— ¿Cómo?
— Bueno…es alguien que aún no ha llegado — acoto ocultándome en su cuello, hago cosquillas con mi nariz en su piel.
— Katniss… ¿De qué hablas? — me toma por los hombros, soy incapaz de ocultar la sonrisa.
— Te amo Peeta, has sido la persona que más ha comprendido todo lo que ha pasado conmigo… estuviste ahí para mí siempre aunque significó perder a tu familia…
— También te amo — exclama al instante poniendo sus manos en mis caderas para acercarme a él.
— Ya han pasado muchos años y no puedo seguir perdiendo mi tiempo pensando en cómo debería haber salvado a Primrose del destino que le tocó…
— No entiendo a qué va a todo esto preciosa — me mira nervioso.
— Necesitaras pintar un nuevo cuadro porque… mamá dice que será otro niño.
— Otro niño — repite él y sus manos me sueltan de pronto, su mirada se enfoca en mi vientre y solo abre y cierra la boca sin decir nada.
Me mira con esa sonrisa que hace que me sienta adolescente, marcando el hoyuelo que ha heredado el mayor de nuestros hijos. Me abraza y besa mis labios varias veces antes de caer arrodillado y besar mi estómago. Se va corriendo y gritando que será padre de nuevo. Puedo oír las felicitaciones de los que estás en la cocina. Prefiero quedarme viendo un hermoso retrato de Prim con Ethan cuando mi hermana aún estaba en el hospital.
— Espero que donde estés puedas ver todo lo que has logrado patito, gracias a ti no dejé a Peeta, por ti Ethan, Rosie y este pequeño o pequeña — acaricio mi vientre con delicadeza— por ti ellos no tendrán que pasar por las cosechas hermana… salvaste a mis hijos y no hay un momento en el que no vaya a honrar tu memoria… mis hijos sabrán quien fue su tía — limpio una lágrima que amenaza con salir — el valiente Sinsajo que libero a Panem y logró que su hermana no dejara al amor de su vida.
— Creo que lo segundo ha debido costarle más — volteo a verle con el ceño fruncido, sus ojos azules destellan felicidad — la vieja Katniss era un hueso imposible de roer.
— Calla Mellark, te odio.
— Pues yo te amo Katniss Everdeen.
Bien, este es el final. Cambie muchas cosas del canon, un tercer hijo no es nada ¿No? Jaja
Terminar este fic me tomó casi un año y este capítulo seguro es el que más me costó. Hice tres borradores distintos con enfoques sumamente diferentes pero al final me decanté por esta versión.
Coraline, espero que a pesar de las idas y vueltas, las muertes inesperadas, y mi fracaso como organizadora de tiempos (¿), te haya gustado la historia y su final. Fue un halago elegirte como mi amiga secreta en aquel intercambio y esta historia me encanta así que espero que a ti también.
A ti, persona que no es Coraline, gracias por soportar mi horrible ritmo de subida de capítulos. Gracias por leerme y si dejaste un review o diste fav, gracias de verdad.
Está historia acaba pero vienen muchas otras dentro y fuera del fandom así que no olviden dar a follow!
Con cariño atentamente, Anna Scheler.