Disctlaimer: El Potterverso no me pertenece, es de una tal Rowling.

Y esta es la última viñeta. Traté de hacerla más alegre que las demás, pero en realidad, esa Navidad debió ser horrible para todos ellos. Pero como dijo Dumbledore, es posible encontrar luz incluso en la época más oscura.

Espero que les guste.

IV

A pesar de estar en la mitad del invierno, el cielo sobre la Madriguera está despejado. Como está lejos de cualquier ciudad grande, se pueden ver todas las estrellas.

Son las mismas estrellas que Charlie ve desde la reserva en Rumania. Aunque después de tanto tiempo, las estrellas sobre su casa le parecen distintas. Como si fuera otro cielo. Le cuesta encontrar las constelaciones con las que se guía para volar allá.

—¿No quieres una?

Bill acaba de aparecer a su lado, con dos botellines de cerveza muggle. Charlie se limita a asentir con la cabeza y su hermano las destapa con su varita.

—¿No te estás congelando? —vuelve a preguntar el mayor. Charlie, que sólo lleva su sweater Weasley —azul oscuro, casi negro—, se encoge de hombros. Bill lleva un abrigo de lana y una bufanda que le ha tejido Fleur. Lamentablemente, su mujer tiene muchos talentos, pero el tejido no es uno de ellos. La bufanda de Bill está llena de agujeros y puntos perdidos. Pero la usa igual, porque a Fleur le hace ilusión.

—No. Estoy bien —responde Charlie y se bebe de la botella que Bill le ha tendido.

Es raro.

Porque es la primera Navidad sin Fred. George está serio y apagado, y en realidad todos van un poco de puntillas. Nadie quiere ser el que rompa la frágil burbuja en la que están metidos. Pero todos son conscientes de que está ahí.

—Menos mal que Fleur es adaptable —dice Bill, bebiendo un sorbo de su botella—. Seguro que esta noche no es lo que ella esperaba para Navidad.

—Y menos mal que mamá la adora —le responde Charlie. Es cierto, a pesar del comienzo rocoso de su relación Fleur y Molly han terminado por llevarse muy bien. Tanto, que a veces Molly se aparece en Shell Cottage con comida para ellos y Fleur le tiene preparado algún postre francés.

—Y la va a adorar más todavía.

Por un segundo, Charlie no entiende a qué se refiere su hermano. Y después, se da cuenta.

—Merlín… ¿están esperando?

Bill suelta una carcajada y un poco de su cerveza cae sobre el suelo congelado.

—No. Aún no. Pero… ya sabes, queremos ponernos en campaña —explica él—. Creo que necesitamos algo así en la familia.

Charlie sonríe. Por supuesto que necesitan algo así. Porque nada hará más feliz a su madre que ser abuela y tener a una criatura más a la que mimar y alimentar. Es cosa de verla junto a Teddy, al que Harry ha traído junto a Andromeda Tonks.

—Aunque… no sé. Nunca pensé en ser padre —confiesa Bill.

En realidad, es raro imaginarlo. Porque ni siquiera con el matrimonio su madre ha logrado que el primogénito se corte el pelo. O que se saque el aro de hueso de dragón que le cuelga de la oreja. O que deje de usar la chaqueta de cuero gastada.

—Lo harás bien, Bill.

—Eso espero. Y si no, te cuento que eres el padrino.


Bueno, Bill y Fleur se demoraron un poco más en que la campaña tuviera éxito. Pero para la Navidad de 1999, el estómago de Fleur estaba ya hinchado y ella tenía antojos. Y en mi headcanon, Charlie y Gabrielle son los padrinos. He dicho.

Espero que esta pequeña historia les haya gustado a todos. Y especialmente a Adigium21, mi AI.

¡Saludos y hasta la próxima historia!

Muselina