N/A: ¡Volví! Primero que nada, me gustaría disculparme porque este capitulo me costó HORRORES, y luego de practicamente 3 meses logré terminarlo. Muchas gracias a todos los que leen esta historia y bueno, tambien disculpen (en serio en serio ;o;) por la increíble tardanza y principalmente lo digo por un par de personitas que a diario me recordaban cuando rayos iba a postear la actualización -mira Drekaas y NaranjaMorada-
Mi idea original era escribir y terminar esta historia en lo que durara el verano, pero no se pudo y ahora estoy escribiendo esto mientras me congelo. En fin, espero que disfruten de este cap y ya saben cualquier duda o sugerencia que tengan pueden dejarmela por review.
Aclaraciones:
—Diálogo
"Pensamiento"
Énfasis.
Por lo que se notaba, solo el vecindario en el cual se encontraba la casa de Iori estaba sin electricidad, o el subterráneo que se encontraba a unas cuadras de distancia de allí no estaría funcionando. Seguro destacaban de entre las demás personas al cargar consigo sus instrumentos, excepto por Eiji claro, quien simplemente llevaba a sus Kage y Nagare renovadas golpeándolas una con la otra casualmente mientras se mantenía en silencio. El viaje en sí se sintió demasiado ordinario para Billy, quien en su condición de guarda espaldas del dueño de la ciudad estaba acostumbrado a algo menos público, pero sus ridículas vacaciones lo mantendrían obligado a moverse así por lo menos durante un mes más. El único que parecía divertirse al estar entre gente común era Iori.
Iori no había participado más que en el King of Fighters del año anterior y ni siquiera lo había ganado, pero se había hecho de un nombre y de una popularidad considerable en el campo de la lucha, aunque ya hubiera sido más o menos conocido en el musical. No había pasado anónimamente por la plataforma, mucho menos en el vagón, donde bastantes mujeres y algunos hombres se le acercaron a pedirle algún autógrafo y parecían desfallecer cada que el pelirrojo meneaba ligeramente la cabeza para apartarse ese gran mechón de cabello que le caía sobre la cara.
Tanto público era un molesto, especialmente el femenino. Billy se mantenía con la cabeza gacha, enfocando la vista en el suelo mientras estrujaba en sus manos su bandana, esperando a que nadie notara que tenía un estuche de guitarra en frente así no lo asociaran con Iori y lo molestaran también. Para algún otro podría haber resultado insultante verse ignorado de tal forma, que un compañero de banda lo ignorara olímpicamente frente a una posible futura legión de fanáticos, pero a él más bien le molestaba que Iori aceptara tan gustoso toda esa atención de esas personas. Miró hacia su derecha, donde estaba sentado Eiji, quien seguía jugueteando con sus baquetas como si el alboroto no le importara en lo más mínimo. Estaba muy concentrado en lo suyo, o simplemente no se daba cuenta de lo que sucedía. Tal vez por eso era buen baterista.
Billy bajó la vista nuevamente, debería imitarlo y no dejar que le importara lo que Iori hiciera. Después de todo no tenía ningún derecho en molestarse, en sentir como los celos lo invadían, no era como si le perteneciera cuando apenas y se habían besado un par de veces. Además Iori no parecía precisamente el tipo que se toma con seriedad las cosas. Dejó escapar un fuerte suspiro mientras sentía que se ruborizaba, estaba pensando en las mismas tonterías que pensaba respecto a Geese, aunque cualquier cosa en la que pudiera pensar sería más realizable con el pelirrojo y no con su jefe.
La voz de Iori se sentía distante al igual que aquello que dijeran las personas que se detenían frente a él a adularlo. Estaba demasiado aturdido y todo eso era un molesto eco que resonaba en su cabeza junto a una idea que lo hacía sentir desagradable. ¿Realmente le gustaba Iori o solo estaba intentando utilizarlo para quitarse a Geese de la cabeza? No se creía capaz de algo tan cruel, ni siquiera sabía si lo estaba haciendo intencionalmente o simplemente se estaba dejando llevar, después de todo las cosas parecían estar sucediendo de forma natural. Podría ser que nada más fuera víctima de las ridículas tácticas encantadoras que el pelirrojo también parecía usar con todo el mundo, no estaba seguro de nada. Era complicado pensar, más aun cuando hacía tanto calor y cuando tanto ruido lo perturbaba. Al menos pronto estaría en su piso de la torre de Geese, olvidándose de todo al tocar su guitarra al volumen máximo.
Qué bueno era sentirse superior al resto de aquellas personas que podían darse cuenta de cuán perfecto era él. Esa muchedumbre, tan ordinaria en sí misma, tan común, lo adulaba y parecía genuinamente interesada por su nuevo y misterioso proyecto musical. Todos estaban ansiosos por ir a aquella presentación por la batalla de bandas en el bar donde había dejado sus anuncios a los que, por supuesto, ninguno había contestado. No había nadie entre todos ellos que tuviera un gramo de talento, como artista podía verlo claramente. Iori sonrió y algunas chicas suspiraron y dejaron salir pequeños gritos de emoción. Y aunque fueran bonitas, de cabello largo, piel nívea y ropa ajustada, ninguna le interesaba en lo más mínimo. Miró casualmente a Billy a su lado, con la cabeza baja, viéndose como una moderna obra de arte salida de la portada de un álbum que le gustaba bastante. Él era el único que le interesaba y sin embargo, no le prestaba ni la mitad de la atención que esas chicas. Había pasado como un imperturbable en el torneo, un sujeto odioso que con su intenso narcisismo no se volteaba a ver a nadie, pero el rubio lo había cautivado en prácticamente unas horas, tanto así que había logrado inspirarlo lo suficiente para escribir algo nuevo, cosa que no había logrado hacer en algún tiempo.
Regresó su atención a su público, riéndose mentalmente frente a las ideas de éxito y fama que le proyectaban. Alejado de Japón, de Kusanagi y sus responsabilidades, se sentía bien. Podía verse triunfando y muriendo joven cual leyenda, a pesar de que aquello fuera a causa de su maldición. Viéndose idolatrado, sin preocupación alguna referente a sus deberes como Yagami, sonrió otra vez. Aquel vagón de subterráneo abarrotado le daba libertad, le permitía simplemente ser Iori.
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La torre sin duda era un edificio imponente, que lograba verse desde prácticamente cualquier punto de South Town, y a su vez desde el último piso de la misma se podía ver la ciudad completa. Era un monumento a su grandeza sin duda, ícono tangible del poderío que ejercía sobre la ciudad, sobre su ciudad. Geese estaba recargado contra el barandal de madera que delineaba el espacio de combate que se ubicaba en la terraza de su edificio, arriba de su oficina. No le apetecía pelear o ver pelear a otros esa tarde, simplemente le habían dado ganas de subir por un poco de aire fresco y de paso, se había quedado a ver el atardecer. Se aburría bastante sin Billy, ya que de estar ahí tal vez hasta podrían haber librado un par de luchas de práctica en las que el menor siempre perdería. Recordó divertido la expresión de su rostro cuando lo azotó contra el suelo por última vez hacía solo un par de días, también lo sumiso en el temblor de su voz cuando le habló. ¿Cómo es que alguien podía ser tan obvio? Hasta él se había dado cuenta de lo que sentía el menor, y seguro toda la torre también lo sabía pero se mantenía como una suerte de secreto a voces que nadie se anima a discutir.
El cielo cambiaba de color naranja a un purpura oscuro que pronto sería el azul normal de todas las noches. Pronto sería la hora en la que la mayoría de los empleados se retiran, mientras pensaba en ello se cuestionó brevemente sino habría sido mejor idea obligar a Billy viajar a Inglaterra y quedarse un mes completo con Lilly, después de todo South Town no era un lugar muy tranquilo como para vacacionar. Así también seguro conocía a alguien más allá y se olvidaba de esos raros sentimientos que tenía por él, que aunque los tomaba como un simple halago, era una distracción. Más que entrenamiento, Billy necesitaba dejar de portarse como chiquilla enamoradiza. Comenzaba a creer que incluso no peleaba bien por eso.
Se volteó al escuchar el crujir de la madera de las escaleras, de pronto Hopper caminaba hacia él con algo de prisa, con una expresión de desconcierto en su rostro. Con frecuencia traía malas noticias cuando se ponía así y eso le molestó, pero al menos no estaba con Ripper pues que le comunicaran algo a coro sería peor. Esperaba que lo que su guardaespaldas estuviera por decir, no fuera nada que pudiera fastidiarlo demasiado o lo lanzaría por sobre el barandal. Odiaba las malas noticias.
— ¿Vienes a molestarme? Mejor habla rápido —Hopper inclinó ligeramente la cabeza como excusándose antes de acercársele un poco más.
— Billy acaba de llegar —respondió un tanto inseguro, como si dudara de lo que estuviera diciendo y anticipándose a un regaño, bajó más la cabeza.
Geese parpadeó un par de veces, esperando el remate a tan mal chiste. Como Hopper no dijo nada más, miró por sobre su hombro al abismo que había tras del barandal sobre el cual aún se recargaba. Que Billy lo desobedeciera contaba como mala noticia, y las ganas de lanzar a Hopper al vació no le faltaban, aunque Billy era más merecedor de tal castigo. Tomó aire, sin ánimos de mostrar cuan molesto estaba en realidad.
— Dejé muy en claro que no se acercara a este lugar, Ripper y tú están de testigos de eso.
— ¡Sí señor pero…! —levantó la vista, su ceño apenas fruncido le daban a su expresión de nerviosismo puro un toque humorístico. Geese no pudo evitar reír apenas y Hopper tembló al oírlo.
— ¿Pero qué? Ya Hopper, habla de una vez.
— Es que dice que simplemente viene para hacer uso de sus cosas en el piso que le pertenece, y-ya sabe, su guitarra y todo eso —hizo una pequeña pausa para acomodarse el cabello rápidamente—. Ha venido con dos sujetos más, Yagami y Kisaragi del torneo del año pasado.
Geese se cruzó de brazos, ahora sin importarle que su guardaespaldas notara que estaba molesto. ¿Qué clase de tonto era Billy? No quería creer que de verdad fuera tan imbécil como para además de no hacerle caso llevara a ese sujeto que estuvo a punto de matarlo el año pasado a la torre, Yagami era una amenaza, especialmente para Billy. Suspiró y se dispuso a dirigirse hasta el dichoso piso para hablar con el rubio menor, por lo que caminó rápidamente hacia las escaleras seguido por Hopper.
Mientras tanto, Iori miraba con un interés difícil de disimular el enorme equipo de sonido que Billy tenía en aquel lugar, junto con las pantallas que estaban una a cada lado del piso. Era impresionante que tuviera cosas tan geniales, sin mencionar por supuesto los instrumentos que estaban acomodados un poco más hacia el fondo del piso. Al ver todo eso, le generaba una extraña molestia el recuerdo de su mugrosa cochera donde el único instrumento que realmente valía la pena era su bajo. Seguro también en la torre nunca tendrían problemas como algún maldito corte de electricidad, algo que se daba con una maldita e increíble regularidad en su casa. Ya que estaba facilitándole las cosas con ceder aquel espacio para ensayar de tan buena gana porque ni siquiera se lo había pedido, Iori supuso que podría tener un buen gesto con Billy y simplemente agradecerle. Se volteó lentamente para ver en la dirección en la que el rubio se encontraba con Eiji, los dos muy enfocados en la batería.
— Este lugar es bueno, me gusta —comentó casualmente, manteniendo su aire engreído—, tal vez pueda venir algo así como…tres veces por semana, sí.
— Yo vendría todos los días, es mejor que tu basurero —Eiji se acomodó en el taburete a la batería y levantó en lo alto su par de baquetas, en una suerte de pose que inspiraba bastante— ¡El Kisaragi batero-jutsu podrá desarrollar todo su potencial aquí!
Billy detuvo a Iori sosteniéndolo de los hombros mientras reía por el comentario de Eiji, que había herido apenas el orgullo del pelirrojo. Si lo pensaba con cuidado, los mejor sería hacer caso a lo dicho por Eiji, más tiempo practicando aseguraba mejores resultados. Por supuesto, verse todos los días no ayudaría en aplacar los nuevos sentimientos que lo inquietaban. Debería concentrarse en la música y no en sus tonterías de tipo enamoradizo.
— ¡Déjame, nadie insulta a la CBGB Yagami!
El agarre de Billy se aflojó de repente, por lo que las pequeñas chispas púrpuras que habrían dado lugar a grandes llamas en sus manos se veían en completo innecesarias. Iori volteó apenas la cabeza para verlo, ya que Billy parecía haberse distraído en algo más. Su cara empalideció de repente y adopto una expresión extraña, casi como si hubiera visto materializarse una pesadilla. Bufó al sentirse desplazado antes de girarse por completo a ver qué diablos podía ser más importante que él, más importante que mantenerlo en su lugar. Un viejo, ese viejo. Él caminó hacia ellos seguido de un sujeto aún más ridículo, ¿tal vez un guardaespaldas? No pudo evitar sonreír ahora que todo estaba muy claro, por supuesto que no se habría atrevido a ir sólo a sabiendas que él estaba allí, un fuerte y peligroso Yagami. ¿Cómo se llamaba ese sujeto? No lo recordaba y no le interesaba demasiado, pero esperaba a que no distrajera todo el día a Billy pues ellos ya estaban ocupados en algo bastante importante.
Billy dio un paso al costado para apartarse apenas de Iori, como si guardara las apariencias, aunque era más que probable que a Geese le diera igual verlo con un joven como el pelirrojo. Tembló ligeramente y se inclinó respetuosamente antes de volver a enderezarse una vez que su jefe estuvo a un par de metros frente a él. Hubiera querido desviar la mirada para no dejarse fascinar por ese atractivo suyo que lograba enloquecerlo siempre, algo que por mucho lograba opacar a su torpe nuevo interés quien perdía por lejos en aquel concurso de popularidad en su inquieto corazón. Antes de dejar pasar un segundo más, se decidió a hablar aunque no creyera poder decir algo sin que su voz temblara por la mezcla de miedo y emoción que lo invadía.
— S-Señor Geese, buenas tardes.
Geese resopló fastidiado, como si no se sintiera de ánimos ni siquiera para recibir las usuales adulaciones y muestras de respeto a las cuales estaba acostumbrado. Billy supuso de inmediato que estaba metido en un grave problema simplemente por haberse atrevido a volver, considerando que prácticamente se lo había prohibido por el asunto de sus vacaciones, muy a su pesar. Aunque no quisiera admitirlo, tal vez tenía razón. Miró a Hopper un segundo como buscando una explicación o un cómplice que lo ayudara a cubrirse frente al regaño que le esperaba, pero no había rastro de compañerismo en su cara. Seguramente estaba imaginando cosas, pero podría jurar que Hopper le sonreía burlonamente. Casi estaba seguro que recordaba haberlo visto hacer lo mismo un par de ocasiones en la que Geese le daba una reprimenda.
— ¿Qué clase de chiste es este? ¿Desde cuándo desobedeces una orden directa?
— Esto…esto cuenta como mis vacaciones, es un pequeño proyecto —alcanzó a responder no muy decidido pero asombrado tras inventar una respuesta que más o menos se notaba convincente. Aunque aquello podría haber resultado bien, Iori se encargó de arruinarlo al dar un paso al frente.
— ¡Es un gran proyecto de hecho, un proyecto Yagami! —el pelirrojo se acomodó el cabello de un rápido movimiento con la cabeza, como si intentara impresionarlo. Geese simplemente se cruzó de brazos, en su cara dibujándose una extraña expresión que mezclaba absoluto rechazo y desconfianza.
— No te hablé a ti, así que guarda silencio —volvió su atención a Billy y lo llamó—: Tú más vale que vengas aquí.
Iori miró furioso como Geese se giraba sobre sus talones para darle la espalda y alejarse un poco de ellos, seguido por el ridículo sujeto que lo había acompañado y también por Billy. Casi como si estuviera hipnotizado, tenía una tonta expresión de adoración en su rostro y caminó tras su jefe con las piernas temblándole, como presa de alguna maldición. Y el mismo sabía muy bien de maldiciones como para no reconocerlas de inmediato al verlas. Resopló, casi sentía que podría echar por la boca llamas púrpuras por la ira que lo invadía. No dejaría que el viejo se burlara de él sin recibir su merecido y a decir verdad, tampoco dejaría que Billy desertara de la banda así como así.
¡No dejaría que se lo quitara tan fácilmente!
— Recuerdo las visitas al hospital y las lágrimas de Lilly cuando este tipo casi te mató el año pasado —dijo Geese en voz baja, mirando a Billy con el ceño fruncido— ¿Se puede saber en qué diablos estás pensando?
La mirada de Iori ardía como fuego en su espalda, podía sentirlo perfectamente. Tembló de los nervios de verse en tal situación, abrir la boca fue completamente inútil pues ni siquiera pudo pronunciar su excusa que seguro le parecería increíblemente patética a Geese. Aunque le agradaba que se preocupara por él, no quería alarmarlo demasiado como para que se molestara con él por ser tan idiota. ¿Pero cómo pensar en la respuesta correcta, cuando la simple presencia del mayor lograba confundirlo tanto?
— Responde de una vez Billy, ¿crees acaso que el señor Geese tiene tiempo para tus tonterías? —Hopper lo increpó e incluso le dio un ligero golpe en el brazo.
— Está tan acostumbrado a obtener lo que quiere, no le importará pasar por encima de ti, puedo verlo en su torpe cara —Geese suspiró y se acercó un poco más a Billy, sonriendo de lado al ver como se resentía a que estuviera tan cerca tan de repente, temblando cuando pasó un brazo tras sus hombros—. ¿Entiendes que no quiero que te mate esta vez, si enloquece?
"¿Por qué me haces esto, maldición?" pensó Billy mientras se estremecía y percibía el calor en su rostro al ruborizarse sin que pudiera evitarlo. Cerró los ojos con fuerza y sin dar demasiados rodeos logró responderle—: D-Descuide, nada pasará.
Billy se tambaleó al sentir como lo tomaban por el brazo para de un tirón certero ser apartado de Geese y Hopper. Miró sorprendido por sobre su hombro al responsable, ¿qué rayos estaba haciendo? ¿Acaso estaba loco?
— ¡Ya deja en paz a mi guitarrista, viejo!
— ¡¿Pero qué diablos, Yagami?! —exclamó completamente histérico, una falta así de respeto les costaría caro a ambos. Iori en lugar de calmarlo con alguna palabra o lo que fuera, lo empujó hacia atrás directo hacia donde ahora estaba Eiji— ¡¿Tu también vas a ser parte de esto?! ¡Estamos muertos!
— ¡Que exagerado! Estábamos muertos el año pasado pero aquí estamos, ¿no? —sostuvo al rubio con fuerza para que no intentara detener cualquier locura que Iori planeara, bastante divertido.
— No puedo esperar que alguien como tú comprenda lo grande que será este proyecto —le sonrió como si le acabara de ganar en una pelea tremenda antes de continuar— ¡No sabes nada de esto, viejo!
Geese no daba crédito a lo que oía, y en lugar de partirle la cara de un golpe como se lo merecía, simplemente echó a reír, casi a sabiendas que eso fuera a herir su orgullo y por consiguiente, herirlo más de lo que lo hubiera hecho un simple golpe. No tenía caso en ponerse a discutir con un mocoso tan torpe como Yagami, cegado por su propia autosuficiencia. Miró a Hopper que tenía una mano dentro de la chaqueta, listo para sacar en una milésima de segundo su revólver y dispararle a Iori. No necesito más que hacerle una simple seña antes de voltearse para que no le prestara atención al pelirrojo y lo siguiera para salir del piso. Aunque había sido algo incómodo al principio por la sensación de desconfianza que Iori le transmitía, se había divertido a costa suya y lo había hecho poner furioso aunque no lo hubiera intentado. Por suerte sin embargo, no le afectó esa maldición suya, haciéndole ver que aún no entendía del todo ese poder de Orochi que el muchacho tenía.
— ¡Andy Williams, Speak softly, love! —le dijo desde la puerta—. Cuando pueda escucharla de ustedes podremos ver quién sabe y quien no de esto.
Billy se soltó del agarre de Eiji fastidiado y se cubrió la cara con las manos, escuchando sin entender muy bien la infantil rabieta de Iori. Se sentía tan avergonzado por haber llevado a ese par de payasos a la torre y que justo dieran un espectáculo ridículo frente a Geese y Hopper, quien seguro lo molestaría hasta el cansancio cuando volviera de sus vacaciones en las que solo estaba sufriendo de disgusto tras disgusto. ¿Y qué hacer además con la especie de desafío que les había planteado Geese? Solo esperar a que fuera una broma.
— ¿Podríamos…podríamos ponernos a trabajar? —dijo en un suspiro agotado aunque realmente quería echarlos de ahí y no volver a verlos jamás.
N/A: el album en el que Iori piensa al ver a Billy es First Two 7s, de Minor Threat.
N/A2: CBGB fue un club emblemático del punk rock ubicado en Nueva York.
N/A3: Speak softly, love es el tema de las peliculas de la serie The Godfather (el Padrino, pues), la canción favorita de Geese. Busquen la letra que es imperdible.
Hasta el próximo capitulo, espero que no tarde demasiado para eso :^)