Hoooola de nuevo, antes que nada: ¡Feliz año nuevo! Espero que este 2016 sea un año muy bueno para ustedes.

Este es mi regalo. Muchas gracias a todos por haber leído Kyodai y por la infinita paciencia que me tuvieron.

Este fic es más cortito, es un pequeño relato lujurioso, con toques de misterio y algo de -intento de- comedia. Nada de drama, porque quiero intentar algo nuevo.

Espero que me apoyen en esta mini historia también.

Advertencia: Incesto, lemon (?)

Pareja: Tomoko x Tomoki


Relato prohibido

Relato 1: Año nuevo

Sabía con certeza que esta navidad no iba a ser distinta a la demás, todos los años era lo mismo: la típica cena familiar, una conversación centrada en el "brillante" futuro que tendrían ella y Tomoki y no olvidemos la fastidiosa plática del novio inexistente. Pero eso no era todo, porque el año nuevo era peor. La celebración más fastidiosa y aburrida de su vida terminaba en una pelea con su madre porque no se ponía el kimono que le había comprado y se encerraba en su pieza a ver anime, mientras que su hermano menor salía con sus amigos al templo.

Había intentado de mil maneras escaparse de los regaños de su mamá obligándose a sí misma a salir sola después de la cena, le había rogado a Yuu que le prestara aunque sea un poco de su tiempo sin que su detestable novio estuviera en medio, incluso trató de sobornar a su hermano, pero nada dio resultado.

Y aquí estaba una vez más, sentada en la mesa tratando de ignorar la plática aburrida de sus padres acerca del futuro de Tomoki como profesional... Ah, tan sólo quería quedarse encerrada en su cuarto para jugar con la consola o navegar por internet, eso sería su salvación para el infierno que estaba viviendo en estos momentos.

—¡Tomoko, deberías entrar a un club como Tomoki!—sugirió su madre, algo molesta por el nulo interés de su hija por unirse a la conversación familiar—, así dejarías de estar tanto tiempo encerrada en tu habitación.

—Mph..."No me interesa"—pensó Tomoko, asintiendo para seguirle el juego a su madre. Vio de reojo a su hermano menor y sonrió—,tal vez pueda ser la manager del equipo de futbol.

—¡Es una buena idea!—exclamó su madre—.Tomoki podría cuidar de tí.

—Ni de broma—sentenció el aludido, parándose de golpe de la mesa—sólo sería una molestia.

—Amargado—murmuró Tomoko, masticando su comida con fiereza, ¿por qué su hermano siempre era tan fastidioso con ella frente a sus padres? ¡Debería adorarla, amarla!

—¿Qué dijiste?—siseó observándola con rudeza.

Tomoko fingió no escucharlo, lo que molestó al chico. Ambos se vieron desafiantes, preparados para continuar con la pelea sin sentido, sin embargo sus padres ya comenzaban a perder la paciencia. Últimamente se la pasaban discutiendo por cualquier cosa que el otro hiciera y eso ya estaba comenzando a cansar.

—Basta de discusiones—sentenció el padre—.Es año nuevo, deberían comportarse como buenos hermanos que son.

Los aludidos se quedaron mirando un momento más antes de prestar atención a sus progenitores.

—Mph, me voy. Me esperan en el templo—mencionó el menor de los Kuroki, levantando su plato de la mesa para llevarlo a la cocina—.Gracias por la comida.

—Tomoko podrías ir con tu hermano, así haces amigos—aconsejó su madre, esperanzada porque esta vez su hija no se quedara en su cuarto perdiendo el tiempo, cuando afuera había todo un espectáculo. Además, le gustaría que su hija aprendiera a sociabilizar un poco más y obviamente que usara el kimono que le había comprado hace algún tiempo.

—Eh, yo quedé con Yuu-chan—mintió la chica, viendo de reojo como Tomoki subía las escaleras. A lo mejor si lo intentaba de nuevo, podía sobornar a su hermano.

—¡Perfecto! Al fin podrás lucir el kimono que te tengo preparado—vitoreó la mujer, corriendo a su habitación para sacar el atuendo.

El padre de Tomoko sonrió de medio lado y observó a su hija mirar nerviosa a su alrededor, seguramente pensaba escapar de su madre otra vez. Él no era tan estricto como su esposa, pero era bastante observador y se percataba de lo mucho que le costaba a Tomoko hacer amigos y hablar en público, quizás sólo necesitaba un poco de apoyo.

—Hija, ¿te preocupa algo?—preguntó su padre.

—Eh, no papá. No es nada—respondió rápidamente. Intentó levantarse de la mesa, pero el hombre se lo impidió.

—Escucha Tomoko, sé que no quieres salir, pero haz un pequeño esfuerzo—dijo él, tratando de escoger las palabras adecuadas—.Tu madre está muy emocionada por verte con kimono, hazlo por ella.

—Es que yo...No sé—murmuró pensando en que le gustaría hacer feliz a su mamá, pero...

—Le diré a Tomoki que irás con él, así conocerás a sus amigos—sugirió el hombre.

¿Conocer a sus amigos? Ni hablar, no quería ningún contacto con los estúpidos compañeros de Tomoki, ni mucho menos charlar con ellos. Aunque sabía que era linda, no estaba preparada para que le coquetearan unos mocosos, ella ya era "adulta". Bueno, quizás podía ir con su hermano, pero estaba claro que no permitiría que ella fuera, no tenía caso que su padre tratara de convencerlo.

—N-no sé si Tomoki quiera—contestó algo incómoda.

—¡Aquí está! Tomoko, ven conmigo. Tengo que vestirte—habló emocionada la dueña de casa, mientras se llevaba a rastras a su hija.

—¿Qué es todo este alboroto?—preguntó el menor, bajando ya preparado para salir lo antes posible, presentía que algo malo iba a pasar si no se iba pronto.

—Tu madre está vistiendo a Tomoko—dijo su padre, levantándose para acercarse a su hijo menor.—¿Por qué no esperas a tu hermana y así van juntos?

—"Definitivamente no"—pensó Tomoki, mirando incómodo a su progenitor que esperaba una respuesta afirmativa—Es que ya voy algo atrasado...

—Escucha hijo, sé que la relación con tu hermana no es muy buena, pero estamos muy preocupados por Tomoko. Ella es muy tímida y debo reconocer que algo extraña, pero es mi hija y la quiero tal como es. Tú eres su hermano menor...—hizo una pausa para observar a su hijo, se notaba que estaba algo molesto—Sé que no quieres, pero me gustaría que sólo por hoy la lleves contigo para que conozca a tus amigos.

—Pero papá...

—No te estoy pidiendo mucho, es para hacer a tu madre feliz, ¿lo harías por ella? Cumple ese pequeño deseo de año nuevo—pidió tratando de apelar al lado emotivo para convencer a su hijo, así como lo hizo con su hija.

Tomoki suspiró, quería evitar que su hermana conociera a sus amigos tanto como fuese posible, pero su madre estaba tan ilusionada porque Tomoko saliera ¡Diablos! No quería que fuera con él, no quería sus tontos comentarios ni verla en kimono, pero...

—Está bien—respondió resignado, ¿qué más podía hacer si lo presionaban de esa manera?

—Gracias hijo.

Tuvo que pasar una hora para que su madre se dignara a aparecer con Tomoko. El menor estaba impaciente, pero un poco más tranquilo. Sus amigos ya estaban en el templo y les tuvo que decir que los alcanzaría después. No le gustaba para nada tener que buscarlos entre toda esa masa de gente y mucho menos tener que presentarles a su hermana. Ya sabía qué hacer: daría una vuelta con Tomoko, la iría a dejar y después se encontraría con sus amigos afuera del templo para celebrar.

—¿Acaso no se ve linda?—habló su madre, arrastrando a su hija hacia el salón para que la vieran.

—Muy linda—dijo su padre.

—¿Tú qué dices Tomoki?—quiso saber la mujer.

El menor de los Kuroki no contestó, sólo la contempló con cierta sorpresa durante un tiempo y cuando se dio cuenta de que todos lo miraban desvió la vista y asintió para darle la razón a su padre. Tomoko realmente se veía como otra persona. El Kimono morado con espirales lilas estampados le resaltaba su pequeña figura delgada y estilizada, mientras que el peinado dejaba ver su rostro sutilmente maquillado, lo que permitía a los grandes y verdes ojos de la chica observar con mayor claridad su alrededor. Tenía que admitir que su hermana se veía bien.

—¿Qué les parece una foto antes de salir?—sugirió la mujer, tomando la cámara.

Ambos hicieron ademán de protestar, pero la felicidad de su madre era algo que no podían perturbar así que tuvieron que colocarse uno al lado del otro y fingir una sonrisa.

—No vuelvan muy tarde y Tomoki...Cuida a tu hermana—ordenó su progenitora, sonriendo al ver la foto de sus dos hijos.

—Tks, está bien—dijo el menor entre dientes—Vamos.

—S-si—susurró la chica, pensando en cómo escapar de esta situación ¡No quería usar el Kimono, no quería ir al templo, ni mucho menos quería caminar con las sandalias! Lo único que deseaba es ver anime, porque en estos momentos estaba muy irritada, pero el silencio entre los dos era muy incómodo.

—No tienes que hacer esto si no quieres—habló Tomoko de pronto—.Me devolveré a la casa.

Tomoki la retuvo, sabía que estaba enojada por ser tan brusco con ella, pero debía actuar así o de lo contrario, sus padres sospecharían.

—No lo hagas, mamá se decepcionaría—se excusó, omitiendo el hecho de que quería que se quedara con él—además sería un desperdicio que te quitaras el kimono tan pronto.

Tomoko dejó su mueca decepcionada y miró al chico con ese rostro avergonzado, desviando la mirada como si temiera verla a los ojos.

—Oh, ya veo, ¿te gusta lo que ves?—indagó con cierta burla. Suponía que su hermanito no estaba siendo honesto. Ya sabía que quería disculparse, pero no se lo iba a dejar tan fácil—.Pervertido.

Tomoki volteó a verla con molestia, él sólo trataba de ser amable con ella, pero no sirvió de nada. La contempló con una sonrisa torcida.

—Ja, mira quien lo dice—se burló su hermano— la que tiene una colección de revistas Yaoi y Hentai bajo la cama.

—¡¿Cómo demonios sabes eso?!—gritó deteniéndose.

—Lo supe cuando fui a tu cuarto, ¿recuerdas?—mencionó con una sonrisa triunfante—.Pervertida.

—Maldito mocoso precoz—siseó caminando un poco más rápido—.No te creas tanto sólo porque lo hicimos.

—No te quejaste cuando gemías por más—replicó él, susurrándole divertido.

—Como molestas—siseó enfadada, por mucho que tuviera sexo con su hermano menor eso no le daba derecho a ser tan confianzudo con ella—.Tu papel de hermanito amargado te salió demasiado bien esta vez.

—Tenía que hacerlo, ¿recuerdas? Nadie debe saber lo que pasa entre nosotros.

—¿Y por eso no quieres que conozca a tus amigos? —protestó molesta.

—¿Quieres que nos descubran? —protestó tomando con algo de rudeza el brazo de Tomoko, obligándola a mirarlo.

—Eso sería interesante—masculló entre dientes, soltando una sonrisa que enojó al chico—.Reconócelo, estás celoso. Temes que me pueda gustar uno de tus amiguitos.

—Maldita—siseó, atrapando los labios de la chica en un beso salvaje y desesperado. Hace un mes que estaban con el juego de ser amantes secretos, robándose besos, teniendo sexo a escondidas y coqueteándose para luego fingir que no había pasado nada. Era una pequeña travesura entre dos hermanos que fingían llevarse mal para esconder sus caprichos—.Tu ya eres mía.

—Mocoso. Te tomaría aquí mismo, pero no llevas el traje de Kaneki.

Tomoki sonrió, era esa clase comentarios absurdos los que hacían que él...No, mejor no pensar en ello. Se limitó a seguir a su hermana que ya se había adelantado un poco. Ah... ahora que lo veía bien, con ese kimono se veía como una muñeca. Si, una frágil muñeca que en cualquier momento podía romperse. Sabía muy bien que su hermana escondía su debilidad y timidez frente a sus padres, pero él era capaz de ver a través de ella, la veía quebrándose en mil pedazos, la veía triste y solitaria, la veía envuelta en la oscuridad. Es por eso que no podía evitar molestarse con su presencia porque le asustaba esa sensación de querer acercarse a ella y abrazarla. Odiaba ver a través de esa máscara falsa de Tomoko y leerla como un libro abierto...Odiaba tener que consolarla con este juego enfermizo cuando lo que deseaba era tratarla con un poco de cariño, más allá de un simple revolcón.

—¿Qué pasa, Tomoki? ¿Quieres que lo hagamos aquí?—preguntó la chica sonriendo abiertamente. La típica cara de depravada que ponía cuando pensaba en algo pervertido.

—Ni hablar, vamos.

Los hermanos Kuroki contemplaron con molestia la gran cantidad de gente que se aglomeraba en los puestos de comida y en el área verde para admirar el espectáculo que comenzaría en media hora. Maldición, así no podrían ver los fuegos artificiales.

—Vamos a hacer una oración y larguémonos de aquí—comentó Tomoki acelerando el paso, sin darse cuenta de que su hermana mayor no estaba cerca—,hay demasiada gente.

—Como fastidian—siseó Tomoko, moviéndose entre la multitud que la pasaba a llevar. Se había quedado viendo una máscara Anbu y su hermano ya casi ni se veía.

—Ten cuidado enana—le dijo un hombre musculoso, provocando que Tomoko tropezara sin llegar a caerse.

¡¿A quién le dices enana?! Le hubiera gustado decir, pero esa bestia ya se había esfumado, así que no le quedó más remedio que seguir su camino, ¿Dónde se había metido Tomoki?... No puede ser, ¿estaba perdida?

—¿T-Tomoki—dijo por lo bajo, pasando en medio de los demás. No debía estar desesperada, de seguro su hermanito la esperaba un poco más adelante, no debía preocuparse por la multitud que la estaba ahogando—Tomoki...¡Tomoki!

Tomoki se detuvo, observó con angustia que su hermana mayor no lo seguía hace un rato y ahora estaba buscándola sin importarle los insultos que le decían al pasar a llevar a las personas. Conocía a Tomoko y estaba seguro que ella se desesperaría.

—¡Tomoko!—gritó. El ruido no le dejaba oír con claridad y comenzó a preocuparse.

La Kuroki mayor creía haber oído a su hermano, así que se dirigió hacia adelante sin mirar por donde iba, tropezando con varias personas en el camino. Un chico la empujó hacia atrás sin querer y ella no pudo mantener el equilibrio, cayendo de espaldas.

—Te tengo—dijo su hermano menor, tomándola por los hombros para evitar que cayera.

—T-Tomoki—murmuró, observándolo con algo de admiración. Se sentía como la heroína de un otome babeando por el chico más guapo del juego.

—¿Estás bien?—inquirió, mirando con molestia al muchacho que se disculpaba.

—S-sí.

Tomoki tomó la mano de su hermana con seguridad y comenzaron a avanzar entre la gente. La chica no pensaba demasiado, estaba completamente concentrada en mirar su mano, ¿que era ese extraño calor?

—Es mejor que veamos los fuegos artificiales en otro lugar—mencionó—.Sé donde hay una buena vista.

—T-Tomoki, tu mano...

—No le prestes atención—cortó, evitando pensar en ese gesto—.Así no te perderás.

—Ah...

Era una situación...cómoda, ambos estaban relajados de cierta forma. Desde las afueras del templo podían contemplar las luces que ofrecía la calle. El silencio y la brisa fresca de la noche ayudaban un poco al ambiente. Tomoko sonrió un poco, Tomoki nunca había tenido ese cariñoso gesto con ella y le pareció de lo más dulce. Sentía un agradable cosquilleo recorrer su cuerpo y no quería que esa sensación se fuera.

Tomoki sentía algo similar, hasta podía permitirse sonreír con tranquilidad, no habían amigos molestos ni padres estrictos, ni siquiera había una conversación basada en las tonterías que Tomoko decía de vez en cuando, ni sus juegos sexuales. Todo era tan diferente esta vez, que creía que al fin podría pasar un buen rato con su hermana mayor.

—Qué lindo—susurró Tomoko, contemplando el mirador al que habían llegado. No había mucha gente y eso era un alivio. Junto sus manos y cerró los ojos—Deseo que este año sea popular...Y que todas esas malditas admiradoras de Tomoki sufran.

—No vale hacer una oración fuera del templo.

—No importa. Yato-sama no tiene un santuario, por eso está en todas partes.

—¿Quién diablos es Yato?

—El Dios de la calamidad. El se encargará de hacerme popular.

—Estás loca, ningún Dios te conseguirá un amigo.

Tomoko abrió los ojos y le sonrió a su hermano, una pisca de falsedad y nerviosismo se vio en su rostro, lo que hizo que Tomoki se sintiera mal, ¿Por qué tenía que estropearlo cada vez que estaba a solas con ella ¿Cómo hacerla sentir mejor cuando nunca fue capaz de escucharla o prestarle atención? Debería plantearse ser un mejor hermano para este año y un buen amante también...

—Je, tienes razón—continuó sonriendo, pero con un leve temblor en los labios. Pretendió darle menos importancia al asunto pero no lo consiguió.

—Otra vez estás con esa cara—suspiró su hermano, molesto consigo mismo por hacer sentir mal a la chica y por saber exactamente lo que pensaba—.Lo siento, no quise...

Tomoko se mordió los labios y negó.

—No es nada, no te preocupes.

—Estás mintiendo, ¿Por qué te escondes?—preguntó, observando el temblor de su hermana mayor.

—¿Esconderme?

—Sí, finges que todo está bien, que no necesitas de nadie y te refugias en tus videojuegos y un montón de cosas más, pero en el fondo, estás derrumbándote.

—No me vengas con sermones de hermano, yo...

—¡Escúchame! Te lo diré sólo una vez—hizo una pausa para tomar aire y fijó su vista en Tomoko—.No necesitas ser popular, ni un novio. Me tienes a mí.

La Kuroki mayor sintió un pequeño calor en su cuerpo, su hermanito nunca le había dicho eso. Se sentía querida y apreciada.

—Soy pequeña.

—A mí me gusta.

—Soy rara.

—Eres... Especial.

—No tengo amigos.

—Y eso ¿qué importa? —murmuró, pasando su brazo por el hombro de la chica para acercarla a él. Le encantaba oler el cuello de su hermana y darle pequeños besos en su hombro.

—No sé—jadeó un poco cuando Tomoki tiró de su kimono para morder su clavícula—.Estúpido hermano menor, hay más personas aquí.

—Nadie nos ve.

—Tengo que...Yato-sama...deseo—habló entrecortadamente, pues el chico repartía besos por su cuello, lo que la volvía loca.

Tomoki chasqueó la lengua y se retiró. Sabía que su hermana no estaría tranquila hasta que la dejara en paz, así que suspiró resignado y cerró los ojos mientras juntaba sus manos—deseo que este año mi hermana siga a mi lado.

—Tomoki, ¿qué...?

—Yato es un Dios, ¿verdad? Entonces no hay problema—cortó abriendo un ojo para ver a Tomoko.

—Pff...—la chica trató de aguantar la risa, pero no pudo. Su hermano se sonrojó un poco, pero luego le siguió la corriente—no tienes que hacer eso.

—Pero al menos ya te sientes mejor, ¿verdad?

—Tienes razón. Gracias.

—Qué raro es escucharte decir eso.

—No molestes mocoso pervertido—sonrió sinceramente la chica, sin ánimos de pelear.

—No soy un mocoso, friki del anime—renegó sonriendo.

Ambos contemplaron los fuegos artificiales en silencio, era el comienzo de un nuevo año y una nueva etapa de sus vidas. Tomoki tomó nuevamente la mano de su hermana como si fuera natural. Ninguno comentó nada ni se sintió incómodo por eso, simplemente dejaron que las cosas pasaran tranquilamente.

No hacían falta las palabras, los dos sabían que ese sentimiento estaba allí, pero no había que tener prisa, las cosas se darían con el tiempo. Los pequeños detalles que mostraban eran suficientes para saber que en un futuro no muy lejano, este juego de hermanos se transformaría en algo más que un pequeño deseo escondido.

Relato 1: Fin


Si llegaron hasta aquí, muchas gracias por leer. Espero que me den su opinión. Me gustaría saber como va este experimento. No, no será una imitación de 50 sombras de Grey -jajja-, pero si habrá mucha pasión y love / ¿Un review?

PD: Para los que quieren el final alternativo de Akise x Tomoko, lo estoy escribiendo y pronto lo subiré en Kyodai. Les avisaré en mi Fan Page.

Próximos capítulos:

Relato 2: El comienzo de todo

Relato 3: Un juego de seducción

Relato 4: Más que hermanos (final)