Bueeeeno, no tengo mucho que decir, a decir verdad. Oh, sí, sólo una cosa. Luffy, te adoro por ser tú, pero, ¿por qué tienes que tener una personalidad jodidamente extraña? Haces que sea difícil manejarte. De todas formas, necesitaba escribir LawLu. Todos mis pensamientos actuales giran en torno a estos dos, en serio, llega a ser agotador.
Por otro lado, aclaro que Trafalgar y Lu tienen una diferencia de edad de seis años, y no siete como en el canon.
· Advertencias: AU, y probablemente gracias a eso, OoC (Quisiera pensar que no, pero...).
One Piece no me pertenece, es obra y creación del gran Eiichiro Oda.
— ¡Sé mi amigo! —exclamó con emoción un niño frente a él. Y remarcaba el niño. ¿Qué mierda hacía hablándole?
Se quedó mirándolo unos dos segundos, luego apartó su vista del de ojos grandes y la volvió al libro que antes leía. Creyó ilusamente que ignorándolo quizás desaparecería.
— ¡Hey, heeeey! ¿Acaso estás sordo? Aunque si estuvieras sordo no me habrías mirado cuando te hablé la primera vez. O quizás sólo sentiste mi presencia, ¡yo no puedo hacer eso! Lo que te hace aun más interesante, ¡ahora definitivamente quiero que te conviertas en mi amigo! —declaró el más bajo, incluso aunque el otro pasaba olímpicamente de él. Lo que Law no sabía, era que Luffy era de las personas que ignoraban, y no a las que podías ignorar. El menor le quitó el libro que tenía entre las manos, alertándolo y causando que lo observara nuevamente, ahora con algo de odio en sus pupilas—. Ugh, esto se ve complicado y aburrido —dijo, luego de ver que estaba lleno de cosas que probablemente jamás entendería—. Entonces, ¿eres sordo? —preguntó una vez más, devolviéndole el libro con una sonrisa. Trafalgar soltó un suspiro de abatimiento. Vaya forma de comenzar el día, pensó.
— No. Estaba ignorándote —contestó con sinceridad. Sólo quería que el otro se fuera y lo dejara en paz.
— ¡Pero ahora no lo estás haciendo! Entonces, ¿quieres ser mi amigo? —intentó de nuevo.
—… Pienso que, incluso sabiendo quién diablos eres, diría que no —articuló, volviendo su vista al libro de medicina frente a él.
— Oh, claro, claro. ¡Soy Luffy D. Monkey! ¿Y tú, cómo te llamas?
— Law —respondió, cortante.
— ¿Sólo Law? Quiero decir, tendrás algún apellido o…
— Escucha, mocoso, no me importa quién seas ni por qué estás aquí, pero no seré tu amigo, así que puedes irte por donde viniste —cortó el mayor, exasperado, cerrando el libro y poniéndose de pie.
— ¿Eh? ¡Claro que no! Dije que serías mi amigo, así que lo serás. ¡¿Por qué no quieres serlo?!
— Porque, ¿cuántos años tienes, doce? No tengo intenciones de ser "amiguito" de un niñato —aseveró, mientras comenzaba a caminar para alejarse del otro.
Luffy hizo un puchero y frunció el ceño, tomando con ambas manos el brazo de Trafalgar, evitando así que diera más pasos.
— ¡No soy un niñato ni tengo doce! ¡Tengo dieciséis! ¡Y serás mi amigo! —En ese preciso momento, escuchó su nombre proveniente de sus mejores amigos, quienes después de una corta carrera se plantaron frente a ambos, observándolos con una mezcla de confusión y diversión—. ¡Zoro, Sanji! — Vociferó, esbozando una sonrisa al verlos.
— Joder, Luffy, te dejamos solo medio segundo y ya vas por ahí diciéndole a tipos escalofriantes que sean tus amigos —manifestó Zoro, cruzándose de brazos y sonriéndole. Law frunció el ceño, ¿a quién diablos llamaba escalofriante? De cualquier forma, aprovechó la oportunidad para zafarse del crío y caminar lejos de allí, no sin antes regalarles una mirada de irritación al grupo, percibiendo la expresión de desilusión del más bajo de todos.
— Luffy no se habría ido a buscar gente rara si no te hubieras perdido en primer lugar, estúpido marimo —argumentó el rubio.
— ¡A quién llamas marimo, cejas rizadas! —El de cabello verde estaba a punto de darle una patada al aludido, pero centró su atención en el azabache, quien seguía mirando por donde el extraño tipo se había marchado— Eh, ¿Luffy? —
— ¿Uh? ¡Ah, Zoro! ¿Encontraron ya a Mihawk? —articuló el otro, volviendo a su semblante normal, incluyendo en este una enorme sonrisa.
— Pues no, pero sí a Perona-san, y dijo que el profesor Mihawk no vendría hoy —expuso Sanji, pero notó al instante que en realidad Luffy no le prestaba atención—. ¡No preguntes si no quieres saber, joder! —escuchó la característica risa del chico y el mismo rió. Después de todo, Luffy era Luffy.
— ¡Lo siento, lo siento! Pero con un "no" bastaba, Sanji. De todas formas, vamos a despedirnos de Ace y Sabo antes de irnos a la escuela.
— ¿Planeas ir? —cuestionó Zoro con una ceja alzada. El menor frotó su nuca con la mano mientras carcajeaba nervioso. Claro que no iría—. Debes dejar de faltar a clases si no quieres vivir bajo un puente.
— Yo creo que incluso con una casa te perderías y llegarías a ese puente —comentó Sanji mirando a Zoro y sonriéndole con arrogancia. El otro frunció el ceño y ahora sí lo golpeó, comenzando a pelear, olvidándose por completo del tercer chico.
Luffy seguía distraído, al menos más de lo normal. Definitivamente conseguiría que ese chico fuera su amigo.