Hemos llegado al final. Muchísimas gracias a todos los que han leído esto (sobre todo a quienes, además, han dejado reviews). Ha sido una sorpresa recibir tanto feedback y no me equivoco si afirmo que he logrado seguir adelante por vosotros. Con esto acabo el fic y empiezo mi hiatus. Como no podría ser de otra manera, lo publico unos minutos entrado ya el mes de febrero (tarde~) y con unas 300 palabras (superando el límite de 200 que me autoimpuse).

Cada párrafo es un caballero y el orden es el del capítulo anterior (el orden de sus muertes).

Disclaimer: The Lost Canvas no me pertenece.


Toda vida debe llegar a su final. Hay quienes aprovechan mejor su tiempo. Hay quienes tienen más recursos para hacer lo que les plazca. Aun así, todos pedirían un último deseo —si hubiera alguien que se lo concediera— ya sea por arrepentimiento o porque jamás se pudo llevar a cabo en vida. Los caballeros de oro caídos en la Guerra Santa no son una excepción.


¿Un último deseo? Una caricia, sentir la cálida piel de alguien sobre la mía. Un abrazo, quizás.

Siempre he oído hablar acerca de la belleza que esconde el amanecer. Me hubiera gustado ver uno.

Saber que todos esos niños que he cuidado tendrán a alguien que mire por su futuro me traería paz.

Siento que le debo una última conversación a mi maestro.

Quizás hubiera deseado haber estado junto a Sísifo para hacer servir el arma que finalmente encontré. Dejé solo a Sagitario y tuvo que soportar demasiada presión por sí solo.

Fue una batalla magnífica, pero no llegué a derrotar a mi enemigo. Eso es algo que no me perdonaré.

Me habría hecho muy feliz salvarla, pero ella ya no estaba allí cuando yo llegué. Mi deseo sería una oportunidad de hacerle volver ofreciendo a cambio mi vida, mi alma… Lo que fuera necesario.

Desearía verla feliz, sin las miles de responsabilidades que en su día cargué sobre sus hombros.

Tal vez hubiera preferido darme cuenta antes de mi destino en lugar de vivir tanto tiempo intentando ser algo que no estaba en mi naturaleza.

Siento tanta paz ahora mismo que solo puedo arrepentirme de no haberme sentido antes así. La venganza nunca es el camino.

Qué no daría por volver al pasado y machacar a mi yo joven por dejarse influir por ese desgraciado.