Saludos y abrazos cordiales! ¿El temible Kylo Ren y la osada Rey interactuando juntos? Kylo comienza a sentirse confundido otra vez... Ambos van descubriendo cosas interesantes... No olviden dejarme sus opiniones y puntos de vista, son muy preciadas! Disfruten


Capítulo Décimo Sexto: La verdadera razón.

Los enemigos de la temida raza yuuzhan - vong cayeron por fin inertes al suelo, luego de una intensa batalla contra los jóvenes aprendices de la Fuerza, quienes sin querer habían luchado hombro con hombro, como un verdadero equipo, a pesar de que al final fue Kylo Ren quien les arrancó la vida.

Incapaz de asesinar a alguien debido a sus votos como padawan Jedi y por principios propios, Rey quitó la mirada cuando ambos soldados yuuzhan - vong fueron acabados por su rival, que en aquellas circunstancias lucía más como aliado que como adversario.

Y aquello confundía terriblemente a Rey.

Kylo Ren levantó los ojos de ambos cadáveres y sus fanales se toparon con los de la muchacha. Ella dio unos pasos atrás, con desconfianza, blandiendo el sable de Skywalker de manera amenazante. Y como si adivinara lo que el muchacho estaba pensando, mientras ostentaba un gesto de molestia, apuntó hacia él con su espada.

-No... no me mires así- Exclamó con voz temblorosa, -Estoy tan cansada...

Los ojos de Ren se abrieron un poco por la sorpresa y su fruncido ceño se aflojó unos milímetros.

Ella estaba llorando otra vez. Nuevamente, ese pequeño pero terriblemente molesto cosquilleo de inconformidad se coló en su corazón.

-...¿Cómo pretendes que de buenas a primeras iba a confiar en alguien que quiere matarme?- Soltó la joven entre lágrimas, -¿Qué rayos querías que hiciera? ¿Que me quedara sin hacer nada?- El llanto de ella se volvió más profuso, -¿Que obedeciera fiándome del hombre que me secuestró y que me odia sin ninguna razón lógica? ¿Sólo porque estoy en la luz? ¿Crees que puedes someterme así como así?- Y empezó a agarrarse de manera frenética la tira explosiva, -¿Es por ésta maldita cosa?

Kylo Ren se mantuvo en silencio.

-¿Porqué... que hice para que me odies tanto...?- Rey levantó la cabeza con el rostro bañado en lágrimas, -¡Mátame! ¡Hazlo aquí y ahora! ¿Porqué has esperado tanto en hacerlo?

Involuntariamente, los ojos del pelinegro se abrieron un milímetro más y éste no pudo hacer más que quitar la mirada. ¿Qué había sido todo eso? Comenzaba a sentirse confundido de nuevo. Tomó unos segundos para aclarar su mente.

-¿Ya terminaste?- Rompió el silencio fingiendo ironía, evitando eficazmente la pregunta de la muchacha, -Si te mato ahora, tendré menos oportunidades de salir de ésta, no es que me esté ninguneando frente al enemigo, pero no está demás decir que los yuuzhan-vong no son cualquier cosa. ¿Que acaso Luke Skywalker no te enseña a usar el sentido común?- Volvió a mirar a Rey con un rostro frío.

Rey derramó algunas lágrimas más, bajando la cabeza. Estaba demasiado contrariada y agotada mentalmente para contestar.

Kylo volvió a apartar la vista de ella.

-¿...Porqué... que diablos me pasa? ¿Qué es este sentimiento al verla llorar...?

-Al menos explícame bien- Comenzó a decir Rey, erguiéndose nuevamente, secándose las lágrimas con su brazo libre, -Quiénes son nuestros perseguidores y como podemos salir de aquí, sé que no van a tardar en venir. ¿Porqué enviaste solo a BB-8 al bosque? ¿No podemos ir con él? Explícame.

Kylo Ren miró nuevamente a su interlocutora. Seguramente Rey, aunque no lo entendía del todo, comenzaba a comprender el verdadero aprieto en que estaban y estaba dispuesta a realizar una tregua ante tan peligroso enemigo.

El pelinegro se volteó y empezó a caminar en cierta dirección.

-Sígueme entonces.

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El gesto que vio dibujado en el rostro de su maestro Darth Pziedus al salir de la sala de conferencias de la base Sith en Eriadu, preocupó en demasía a Xinia Ren. Hacía sólo unos cortos veinte minutos que había entrado a la habitación y al salir, su aspecto era totalmente diferente. No era una expresión de miedo o mucho menos de angustia, sino asombro y confusión. Era la primera vez que la muchacha nooriana veía esa mueca en el duro e intimidante rostro, que ya de por sí tienen los miembros de la raza de su instructor, los Yuuzhan - Vong.

Su maestro cruzó por la sala en donde ella se encontraba, sin decirle palabra alguna, como sumido en sus pensamientos y apresurado a dirigirse a otro sitio. Xinia estuvo a punto de preguntarle qué sucedía, pero se contuvo. Sería un grave error mencionarle a Kylo Ren, pues dejaría entre ver que estaba preocupándose más de lo normal por él. Pero el rostro de su superior la había dejado con la duda, ¿habría en verdad muerto el nieto de Darth Vader?

-Disculpe, señorita Xinia.

La voz de un soldado stormthrooper la sacó de sus pensamientos, por lo que parpadeó y miró a su derecha.

-Su transporte está listo. Parte del hangar en quince minutos- Añadió el hombre, inclinando la cabeza.

-Bien, gracias- Contestó la muchacha poniéndose en pie, mientras se pasaba una mano por el corto y sedoso cabello blanco, -Enseguida iré.

Xinia Ren tomó su casco y se lo puso. Se le dieron instrucciones para una importante encomienda en Thyferra, planeta que se encontraba en el Borde Interior de la galaxia, antiguo territorio de la desaparecida República. Remanentes de las fuerzas armadas republicanas hacían un esfuerzo por levantar un nuevo movimiento precursor republicano, cosa que las fuerzas de la Primera Orden no podía permitir. Xinia liderizaría un batallón bastante considerable de soldados que frenaría aquellos inútiles intentos por revivir la República. Muchos eran los incidentes dentro del Borde Interior, hace poco conquistado por la Primera Orden, pues grupos rebeldes insistían en tomar nuevamente el control.

Su compañero N'riaj Ren había sido enviado hace algunas horas a Atzerri, el planeta de comerciantes, lugar en donde se realizaban una de las más violentas reyertas.

Xinia bajó las escaleras del aposento Sith, hacia uno de los hangares que se encontraban en el puerto de la ciudad de Mustrakos, capital de Eriadu. La joven iba a subir a su vehículo que la llevaría al embarcadero, cuando la voz de su maestro Darth Pziedus rompió el silencio en su mente.

-Xinia, recuerda capturar vivo al líder de la resistencia en Thyferra- Le indicó, -Nos brindará información útil, estoy seguro.

-Así lo haré maestro- Contestó la joven.

-Sé que te diste cuenta de mi impresión hace un momento, cuando me viste pasar- dijo el yuuzhan-vong en tono meditabundo, -Xinia, haz sido una excelente estudiante. Desde que te recluté cuando eras una infante esclava, haz probado ser de valía para el Lado Oscuro. Te conozco muy bien. Sé que estás preguntándote qué sucede, pero puedo comunicarte que por ahora no estoy muy seguro. Comienzo a sentir una extraña presencia en la galaxia... algo que hace muchos años no sentía.

Xinia quedó sorprendida.

-¿A qué se refiere mi Señor?

-Si no estoy equivocado, puede que tengamos una visita de seres no muy agradables- Respondió Darth Pziedus, -Mi muchacha, quiero que estés muy al pendiente por si ocurren anomalías durante tu estadía en Thyferra. Si notas algo extraño, comunícate conmigo inmediatamente.

-Sí, Maestro.

¿Una visita de otros seres? ¿De quiénes estaría hablando su maestro?

-Señor Ren... espero que se encuentre con vida... las cosas se complican...

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-¡Coronel retírese al sector 0427! ¿¡Qué demonios es lo que están haciendo?! ¡Flanquee a los stormthroopers o los van a matar a todos!

La voz firme de Leia Organa sonaba por encima de cualquier otro sonido en la estancia principal de la base rebelde provisoria, en algún punto ultra secreto de la galaxia. El radio transmisor emitía los murmullos y ruidos de una cerrada batalla que sostenían grupos rebeldes en Atzerri, contra hordas de soldados de la Primera Orden, que según los rumores, era liderizada por un poderoso Caballero de Ren.

Y fue cuando el Coronel Dastton, un hombre de mediana edad originario de Coruscant, informó la presencia de un hombre vestido de negro portando el característico casco hacía su entrada a una de las plazas del Mercado Intergaláctico de Atzerri matándo a cuanto rebelde se le cruzara, que pudieron confirmar la presencia de un Ren en batalla. Éste se movía muy rápido, haciendo gala de un increíble talento utilizando la Fuerza, siendo un temible enemigo.

-¡Tropas retirándose a sector 0427!- La dicción del Coronel Dastton era terrible debido al agitamiento y los chillidos de los blásters y las bombas que estallaban de cuando en cuando, -¡General Organa, es un Ren, uno de ellos lideriza el ataque!

Un suspiro de angustia se escapó de los labios de la mujer, mientras inconscientemente apretaba los puños.

-¡Avanza de una manera indescriptible, parece una sombra! ¡Ataca sin piedad a quien se interpone en su camino!

-No, ese no es Ben, Leia.

Aquella súbita frase, acompañada de esa voz tan familiar, hizo que la líder rebelde se voltease y sus ojos cansados se encontraran con los de su hermano gemelo, Luke Skywalker, quien acompañado del valeroso Chewbacca, entraban a la sala congestionada de militares, que iban y venían dando órdenes, recibiendo informes y encargándose de la inteligencia rebelde.

Leia no pudo contenerse y le abrazó, tenía tiempo sin verle. Aquel fuerte apretón entre hermanos fue como divino aceite sobre una herida abierta, pues ambos llevaban una carga similar en el alma. Quizás siendo la de la madre la más pesada.

-Sí... algo muy dentro de mí me lo decía. Asuntos con la Fuerza o el sexto sentido de madre me lo sugerían así- Le dijo Leia a su hermano, mientras caminaban a la mesa central en donde se dirigían los movimientos importantes de batalla, -Pero, puedo notar en tus ojos que hay algo más- Añadió la mujer, conociendo a su gemelo como la palma de su mano.

Luke miró a su hermana con un gesto entre severidad y dolor.

-Ben la ha secuestrado. Se ha llevado a Rey.

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-Hace ya bastantes años, cuando mi abuelo tenía mas o menos mi edad, ocurrió un incidente que dejó al descubierto un intento de los yuuzhan-vong para invadir ésta galaxia- Kylo Ren contaba mientras junto a Rey, se adentraban en una región apartada de la jungla de Munto Codru, -Uno de sus agentes se hizo pasar por un líder revolucionario de un planeta llamado "Rhommamool" que se encontraba en el Borde Interior de la nuestra galaxia. Era un lugar minero bastante paupérrimo, de gente muy empobrecida, la mayoría exconvictos y fugitivos de la ley.

Rey escuchaba atentamente, caminando hombro con hombro junto a Kylo Ren. Debido a toda aquella situación, debían forzosamente de unir fuerzas o no vivirían para contarlo.

-¿Su abuelo? Darth Vader... seguramente a sus inicios en el Lado Oscuro.

-¿Y qué ocurrió en aquel sitio?- Exclamó la castaña, sumida en la conversación. No podía negar que el escuchar a Kylo Ren decir más de diez palabras le causaba cierta extraña fascinación. Era la primera vez que sostenían una conversación decente sin desborde de tensión. Aunque no podía estar del todo tranquila con los yuuzhan-vong siguiéndolos y la tira explosiva en su cuello, que aún le hacía dudar de las intenciones de su acompañante; un recordatorio para mantenerse alerta.

-Nom Anor, como se llamaba el infiltrado, logró convencer a la gente de Rhommamool de levantarse encontra de su planeta vecino y con quienes tenían una relación bastante deteriorada, el gobierno de Osarian- Ren siguió con la explicación, siempre cerciorándose de los alrededores y buscando alejarse de la ubicación de BB-8, -Seguramente un demagogo que le lavó el cerebro a éstas personas poniéndoles en contra de la tecnología, el sistema gubernamental y la "blasfemia de la Fuerza", más específicamente, los envenenó con La Gran Doctrina de los yuuzhan-vong.

-¿La Gran Doctrina?

-Toda arquitectura no viviente es considerada blasfemia; máquinas no vivientes, monstruosas; y los droides son ofensivos, porque para ellos son una imitación de la vida sacrílega de la galaxia- Contestó Kylo, -La mayoría de los yuuzhan-vong estan convencidos de que es un deber sagrado exterminar a los infieles que usan esas monstruosidades. Esas son algunas afirmaciones en su compendio de La Gran Doctrina dejada por sus dioses.

La sangrienta escena el el puerto Tekkina se reprodujo nuevamente en la mente de Rey. Era por esa razón que los vong asesinaron sin asco y de manera brutal a los civiles que se encontraban allí.

-Como imaginarás, comenzó una violenta guerra civil, cuando los radicales de Rhommamool atacaron el asentamiento del senado republicano en Osarian. Llegaron a infiltrarse incluso tanto en bases Imperiales como en estancias de la República.

Rey quedó meditabunda por un instante.

-¿Tanto Imperiales como de la República?

-...¿Qué significa "blasfemia de la Fuerza"?- preguntó después, sospechando el qué se trataba, pero buscando que Kylo Ren se lo confirmara.

-Toda la creencia que encierra el concepto de la Fuerza es una de las más feroces blasfemias, ya que va en contra de sus dioses y castas- Respondió Kylo Ren, moviendo con sus manos unas anchas hojas que tenía en frente, -Y nosotros, los usuarios de la Fuerza, tanto Sith como Jedi, somos escoria infiel. Estamos a un rango más bajo que todos los civiles que habitan ésta galaxia. Su odio hacia nosotros es acérrimo. Esa ocasión fue histórica, porque si no me equivoco, fue la única ocasión en que Imperio y República unieron fuerzas en batalla para exiliar el semillero vong que intentaba invadir la galaxia.

Aquella aseveración sonaba terrible. ¿Escoria infiel? ¿Imperio y República trabajando juntos? ¡Imposible! Entonces sí se trataba de un enemigo con todas las de temer. A juzgar por la brutalidad expedida hacía un rato en el puerto, seguramente no les esperaría nada agradable si los atrapaban. Rey cayó en cuenta de que ése era el porqué Kylo Ren le había indicado no utilizar la Fuerza.

Comenzó a sentirse horriblemente culpable.

-¿Pero porqué invaden aquí y ahora? ¿Después de tanto tiempo?

-Estoy seguro que tiene que ver con la destrucción de la República como tal y la muerte de mi abuelo. Su reputación llegó bastante lejos y era conocido entre los yuuzhan-vong. Además, Munto Codru es un planeta de política neutral, carece de presencia republicana o de la Primera Orden. Que plan más perfecto que el de iniciar una invasión desde aquí, donde no puedan ser detectados de una vez.

En un momento Kylo se detuvo y miró hacia el cielo con una expresión de sospecha en el rostro.

Rey lo miró confundida.

-Es extraño. No siento la presencia de una nave o gente dirigirse a éste lugar. Somos blanco fácil, no entiendo...

-Es cierto. Puedo jurar que al menos ha pasado media hora- Concordó Rey, -¿Nos alejamos del sitio donde está BB-8 verdad?

Kylo Ren afirmó con la cabeza.

-Si lo encuentran y lo destruyen, no quedará esperanza alguna para nosotros de escapar. Si nos apoderamos de una nave, con él podremos trazar una ruta de escape, sin que nos rastreen. O en un caso extremo, contactarnos con alguien y pedir refuerzos.

Rey escuchó con atención, sorprendida. Ren había pensado en todo pero... ¿A que "refuerzos" llamarían si todo se tornaba desesperado?

Ambos siguieron caminando con sigilo, muy pendientes por si algún vong aparecí un momento Kylo Ren se quedó mirando a su acompañante con un poco de sorpresa, aunque no lo dejó notar y ella tampoco lo cachó, pues tenía todos sus sentidos alerta en tareas más relevantes, como mirar a su alrededor por si los emboscaban, mover las plantas que obstruían su paso y espantar unos molestos insectos de color rojo que zumbaban por todos lados.

Ren volvió a mirar al frente. Se sentía extrañado. Era la primera vez en años que hablaba fluidamente con alguien que no fuese Snoke. Sentía que poco a poco se iba empañando el motivo por el cual había secuestrado a Rey. ¿Otra vez la Luz insistía en influenciarle? Pero matar a Rey en ese momento significaba decrecer sus probabilidades de sobrevivir. Nunca había batallado con los yuuzhan-vong, es mas, sólo los conocía por sus libros de estudio. El único vong que conocía era su maestro Darth Pziedus, pero la historia detrás de su reclutamiento como Sith muy poco la sabía. Todo circundaba en que éste se había exiliado él mismo de su raza.

Sin embargo, era de su total conocimiento la violencia y el poderío de los yuuzhan-vong. Su barbarie y crueldad tenía renombre en el Universo.

Los jóvenes aprendices llegaron a cierto punto en que la vegetación era aún más abundante. Los árboles enmarañados entre sí, ocultaban los rayos del sol, por lo que el ambiente era bastante lóbrego.

Exhausta de tanto caminar, Rey se apoyó en uno de los troncos para reposar al menos un minuto. Kylo que iba a su lado, también se detuvo y no le impidió su descanso, pues el lugar parecía bastante afable. El hecho de no detectar a nadie que los siguiera lo tenía con cierta tensión, pues no lograba comprender el comportamiento de sus perseguidores. En realidad, el escenario en el que se encontraba lo hacía sentir fuera de lugar. ¿Quién iba a imaginar que quedaría varado en ese sitio corriendo peligro de muerte junto a la persona que pretendía asesinar? Había decidido no matarla aún, pero de calmarse todo, ¿Lo haría? ¿En verdad acabaría con ella? ¿Porqué sentía dudas? Horas atrás el deseo de acabar con ella lo estaba carcomiendo; ahora teniéndola allí, a solas, alejada de sus amigos y totalmente indefensa... sentía una fuerza en su interior que le hacía dudar, algo que nublaba su juicio sanguinario, algo que eclipsaba la oscuridad de su corazón. La vista del aprendiz oscuro nuevamente se posó en Rey, la autora de toda esa confusión. Se había sentado en el suelo, apoyándose en el árbol con los ojos cerrados, como si dormitara. Ella también habría de estar bastante estresada, pues no se encontraba en una posición favorable.

-¿Rayos porqué... porqué no puedo sacar mi espada y despedazarte de una vez? ¿O ahorcarte hasta que dejes de respirar?

El entrecejo de Kylo Ren se apretó.

-Es de vida o muerte que tú desaparezcas de mi vida... Pero algo choca con eso y me tienta de no hacerlo... ¿Qué es?

La idea de mantenerla cautiva lentamente se hacía más atractiva que la determinación de asesinarla.

-"¡Mátame! ¡Hazlo aquí y ahora! ¿Porqué has esperado tanto en hacerlo?"

Era cierto. Ahora que lo meditaba detenidamente, cuando la vio por primera vez no sintió deseos de aniquilarla. Lo que advirtió en ella fue un gran potencial, el cual podía moldear e instruir. Pensó inmediatamente en una alumna, una aliada. ¿Esa era la compasión a la que se refería Snoke? ¿Querer tenerla... de su lado?

Un escalofrío recorrió la espalda de Kylo Ren al descubrir aquello.

¿Porqué había insistido tanto en ser su maestro en esa ocasión? Era su enemiga, matarla no era ningún problema. Pero en vez de eso, buscó retenerla. Ya sea como rehén o mentor, lo que él quería era...

-...¿Qué sucede?

La voz de Rey lo sacó de sus pensamientos, trayéndolo con brusquedad a la realidad. Parpadeó fuerte y vio a la chica con ojos abiertos mirándole entre cohibida y confundida.

Esa mirada otra vez. Rey volvió a sentirse incómoda y ansiosa, incapaz de sostenerle la vista al muchacho. Sentía que los ojos negros de él la atravezaran, como si urgaran en lo profundo de su alma. ¿Había algo en ella que interesaba tanto a Kylo Ren? La reflexión con ella misma se vio interrumpida cuando el susodicho se inclinó y con sus manos rodeó su cuello. Ella volteó a mirar a Ren inmediatamente, con temor de que intentase asfixiarla o algo peor, pero expresión en el rostro de él no era odio ni mucho menos apatía; Rey se quedó observando fijamente los ojos oscuros de Kylo Ren... no, de Ben Solo, mientras éste desabrochaba la bomba adhesiva que tenía en el cuello. En su cabeza se agolpaban las preguntas; no entendía porqué lo hacía. ¿No se supone que con eso la tenía amenazada? Ahora de la nada se lo quitaba. ¿Qué pretendía? El encuentro de esos ojos la dejó nerviosa, tanto, que sus labios no pudieron pronunciar lo que su mente preguntaba a gritos:

-...¿Porqué?

Kylo se puso en pie con la tira explosiva en las manos, la cual dobló con cuidado y metió en su pantalón.

Todavía incapaz de proferir palabra alguna, Rey miró a un lado. Involuntariamente, sus mejillas estaban coloreadas de rojo. Era lo más cerca que había estado de un muchacho en su vida y su cuerpo lo manifestó con nerviosismo.

-...Confusión... mucho odio... y tristeza. Logré ver tristeza impregnada en esos ojos... es como si viviera en un constante infierno.

El viento sopló en silencio, meciendo sus cabellos con suavidad.

-...Ben.. tu...- El verdadero nombre del joven se deslizó de los labios de la castaña como mantequilla. Éste la miró con un gesto de sorpresa y sus ojos se encontraron nuevamente.

Entonces un rugido. El bramido de una bestia puso inmediatamente en alerta a los jóvenes, que vieron su horrible y abominable cabeza reptiliana aparecer entre la tupida capa de plantas.

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