Quince Dias… sin ti

*****Capitulo Final *****

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El viento soplaba fuerte, trayendo consigo un leve olor a humedad, avisando con su roce fresco la pronta venida de una tormenta. Mi cabello, que ahora mantenía al tamaño de mis hombros, revoloteaba libremente incomodando de ves en ves frente a mi rostro. Tomo el gorro color carmín que llevaba en el bolso y lo coloco en mi cabeza, aprisionado un poco aquellos mechones rebeldes.

-El invierno vendrá más fuerte.- comento, como si esperará una respuesta.

Lastimosamente... Las lápidas no pronuncian palabra alguna, no se ríen, no lloran, no dan calor ni compañía. Ellas son sólo son el recuerdo latente de un ser que un día existió, que un día amo, que un día estuvo aquí, junto a nosotros.

Mis ojos se humedecen con las lágrimas que buscan salir de ellos, y un fuerte suspiro desconsolado sale de mi boca.

-Hace dos años, hoy hace dos años fue la última vez que te vi...-

Y el calor que producen mis lágrimas llena mis mejillas, que en poco tiempo se ven envueltas en la humedad que emana de mis ojos. Soy incapaz de venir aquí sin sentir una punzada desgarrando mis entrañas. Es melancolía, añorar la compañía que se nos fue arrebatada y en este caso sentir la culpa golpear mi conciencia.

Coloco el girasol que llevaba en mi mano sobre aquella fría y desolada lápida, mi dedo se desliza delineando el nombre que ahí se encuentra grabado y solo una palabra es capaz de salir de mis labios.

-Perdóname-

Pues hace dos años te sacrificaste por mí, hace dos años que vi tu sonrisa por última vez y se partió mi corazón en esa despedida silenciosa. ¿Valía mi vida el precio de la tuya? No lo creo. Pero no me dejaste detenerte, no me dejaste replicar, me pusiste antes que todo, antes que tú mismo.

Me despido de aquel lugar lúgubre y desolado, y acomodando mi bufanda avanzo por el sendero de tierra que marca la salida del cementerio. Siempre que vengo aquí revivo todo, desde ese fatídico día que nos privaron de la libertad que por derecho divino merecemos, hasta el instante que el helicóptero partió llevándonos a todos, los que aún respirábamos, al goce de aquello que por tres años de nos fue privado.

Un recuerdo se apodera de mi mente, sería el más triste y trágico, el único capaz de mandarme a un infierno peor en el que me encontraba.

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Mi corazón se detuvo al oír el sonido de aquella arma, vi su recorrido acercarse peligrosamente al cuerpo de Naruto, quien en un impulso solo pudo apartar a su compañera de su lado. Grite con todas mis fuerzas, grite como nunca antes lo había hecho. No, no podía perderlo, no, me niego a perderlo. Que el destino es cruel, lo sé, pero perderlo al él justo cuando volvía a ser libre... Eso no lo podía aceptar, no.

Mis ojos no se apartan de la escena y aunque trato de salir, Kiba vuelve a detenerme... Todo parece cámara lenta a mí alrededor, lo veo colocar sus brazos para cubrir su cuerpo, y prepararse para el impacto. Mi corazón se detiene... Fueron los segundos de mayor angustia, desesperación e impotencia que jamás había experimentado antes.

-¡Naruto!- grito desesperada y con todo lo que me daba mi voz, no me importaba que mi garganta se desgarrara en aquel grito, nada me importaba, nada más que él. Es mi vida, es mi razón, es mi todo y justo en este instante estaba a punto de... A punto de... ¿Morir?

Algo se destruyó en mi interior, algo muy grande, ¿mi corazón? ¿Mis esperanzas? ¿Mis deseos de seguir viviendo?

Y fue ahí, justo cuando creí que mi universo se esfumaba delante de mis ojos, que vi aquella silueta de morena y larga cabellera, de traje color moteado y de cuerpo ágil y veloz empujar a Naruto lejos de las balas, recibiendo él aquel impacto, no completo, pero si dando lugar a que dos de ellas se introdujeran violentamente en su hombro y su espalda.

-¡Neji!- Escuche gritar, más mi cuerpo y mi mente no reaccionaban, estaba congelada. Mis ojos le vieron caer, y otro sonido de armas ejecutándose sonó, esta vez dirigidas al agresor.

Los médicos que estaban dentro salieron presurosos chocando con mi cuerpo que seguía sin dar señales de reaccionar.

-¡Hinata!- La voz de Kiba llamándome se escuchaba tan lejana, mis ojos y pensamiento estaban fijas en la visión frente a mi. Neji... Neji... Neji...

-¡Neji!- Y por fin mi garganta se dignó a esbozar aquel lamento. Corrí con todo lo que me dieron las piernas y trate de acercarme pero no me permitían, los médicos lo subieron a la camilla y presurosos entraron al helicóptero llevándolo a él.

-¡Todos al helicóptero ahora!- Escuché a un joven decir y como estampida todo aquel que aún no había abordado subió. Yo corrí tras la camilla y me mantuve cerca de Neji.

El helicóptero había despegado, y se alejaba presuroso de aquel maldito lugar.

-¡Hermano, no puedes dejarme, resiste Neji!-

Lloraba desconsolada, mientras observaba a los paramédicos atender sus heridas y tratar de controlar la sangre que salía a borbotones de su cuerpo.

Pasaron varios minutos y no podía despegar la vista de aquella escena. Tiene que estar bien, tiene que sobrevivir, tiene que...

Una cálida mano se posó en mi hombro, una que recordaba tan bien y añoraba desde hace tres años.

Mi cuerpo reaccionó al instante y se abalanzó hacia él, abrazándolo con todas mis fuerzas y mis manos aferrándose a sus ropas.

-Naruto- Lo llame una vez

-Naruto- Lo seguía clamando, como si no fuera real el tenerlo cerca, temiendo que fuera un sueño. Que aquel calor que sentía fuera producto de mi necesidad.

Nos tambaleamos un poco cuando me incline hacia él. Que torpe, olvidé que estaba lastimado.

-Lo siento, lo olvide por un...- Pero ver aquella cálida sonrisa me inundó de alegría el alma entera.

-Te extrañe-

Su voz, su hermosa voz, cuanta falta me ha hecho…

-Mi Hinata-

Y sentí como sus manos tomaban mi rostro y sus preciosos ojos azules se clavaron en los míos, estaba llorando.

-Al fin estás conmigo-

Y sin permitirme pronunciar algo, sello sus labios con los míos, Besándome con vehemencia y necesidad. Sus manos apretando mi cuerpo contra el suyo y sus labios devorándome. Por un momento todo parecía como antes, antes de venir acá, antes de que me alejaran de él por tanto tiempo.

Y debimos terminar el beso pues el aire nos faltaba.

Al fin estábamos juntos, al fin estaba de vuelta en el lugar al que pertenecía... Sus brazos. . . . El sonido del móvil me saco de mis recuerdos. Extraje el artefacto del bolsillo trasero de mis Jeans y tras mirar el número de la persona que llamaba conteste.

-Hola Kiba-

-Hey Hinata ¿Qué tal?- la voz chillona de mi amigo retumba a través de celular, sonrío, tan imperativo y bullicioso como siempre.

-Acabo de salir del cementerio-

Un momento de silencio del otro lado de la línea. Y tras un suspiro contesto -Me hubieras avisado, yo también deseaba ir ¿andas con Naruto? -

-No, su reunión en Suna se extendió, talvez llegue en la noche-

-No deberías andar por ahí sola-

Una risa indiscreta se escapa de mis labios

-Estoy embarazada, no lisiada-

-No te burles- refunfuño del otro lado.

-Agradezco que cuides de mí-

-Sabes que siempre lo hare, por él y por mí, te protegeré como siempre lo hicimos-

Mi corazón es invadido de una gran nostalgia y un tibio calor que hace que un par de lágrimas quieran salir.

-Pero no es momento de tristezas, llamaba para invitarte a comer, quiero que conozcas a mi novia-

-¿Vendrá a Konoha?

-Sí, y tú serás la primera en conocerla. Será mañana, ¿podrás?-

-No me lo perdería por nada, ya iba siendo hora que sentarán cabeza-

-¿Porque todos me dicen eso?-

Seguimos hablando en el trayecto a casa, al colgar el móvil un poco de mi melancolía se había esfumado.

Al llegar a nuestra casa note que el vehículo de Naruto y de alguien más estaba aparcados en la entrada.

Abrí la puerta y pude escuchar la voz de dos hombres discutir de la inmortalidad del sapo y si la gallina había sido antes que el huevo.

-Hinata- Naruto grito al verme emocionado corrió a mi encuentro para después abalanzarse sobre mi plantándome un beso de esos que cortan la respiración.

-¡Oye! Sé más delicado, está embarazada, si le pasa algo a mi sobrino te mató Uzumaki -

-Vamos Neji, relájate, ella está embarazada no enferma- le réplica Tenten quien estaba en el sofá alimentando a su pequeña.

Me sentía tan feliz verlos juntos. Abrace con fuerza a Naruto quien no tardó en responder a mi abrazo.

-Bienvenida a casa-

Nada puede ser mejor que esto. Estar en sus brazos, este es mi lugar feliz, es mi verdadero hogar.

-Ya estoy en casa-

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***** FIN *****

Notas: Gracias por seguir este fic, es el primer fic que finalizo y pues me siento emocionada, espero les haya gustado tanto como a mí.

Bueno ya me han preguntado que si Neji estaba vivo ¿a quién iba a visitar Hinata al cementerio? Pues bien, no sé si recuerdan en los capítulos anteriores se menciona la muerte de Shino. Sí, ella estaba en la tumba de Shino.

¿y? ¿Qué les ha parecido? Agradecería muchos sus sinceros comentarios, esos nos motivan y nos ayudan a seguir creciendo como escritores.