¡Hola! Lamento haberme tardado tanto en actualizar esta historia, pero realmente... actualmente me encuentro de viaje en el Norte de mi país, visitando a mi familia y celebrando las fiestas, aquí donde estoy hace un inmenso calor y me cuesta mucho concentrarme para escribir... Pero finalmente (con algo de ayuda de una amiga) pude escribir este capítulo para traerselos hoy aquí. Espero de todo corazón que les guste y que me llenen de esos hermosos reviews que tanto me alegran el día.
Brendiiita: No estoy segura, pero tenía pensado que al igual que Amu, ella tuviera algunos problemas amorosos... que esté confundida acerca de a quien ama.
Usuyase Blood: Creo que este capítulo contestará tu duda xD
Bueno, ya respondidos los comentarios, quiero recordarles que no soy propietaria de Naruto o Shugo Chara, ellos y todos sus personajes son propiedad de PEACH-PIT (Shugo Chara) y Masashi Kishimoto (Naruto). Ahora si, sin más preámbulos, el capítulo.
Capítulo 1
Sakura POV
– ¡Hija! ¡Vas a llegar tarde al colegio! –exclamó una voz femenina y maternal, despertándome en el instante. Sabía que ella era mi madre, pero de alguna u otra manera no la sentía como tal, era incapaz de hacerme la idea de que ella era mi madre; No por su personalidad, mucho menos por su físico. Si no que por algo completamente desconocido; La sensación que ella me causaba no era la de una madre. Me incorporé de mi cama dispuesta a arreglarme lo más pronto posible para no llegar tarde el primer día de clases.
Me puse mi uniforme el cual consistía en una camisa blanca, una falda a cuadros roja, una corbata igualmente roja y una chaqueta negra. También llevaba unas botas altas hasta la rodilla, de color negro. Una vez vestida, me tomé el tiempo de observarme en el espejo para asegurarme que todo estuviera en su lugar; mi uniforme estaba impecable, mi cabello de extraño color rosa estaba recogido en una coleta alta dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban mi rostro, acompañando a mi flequillo. No llevaba ningún maquillaje, no lo necesitaba, mis ojos –de color jade– parecían estar naturalmente delineados, mis mejillas siempre estaban levemente sonrosadas, y yo no era una persona que le gustara usar lápiz labial.
Me observé un par de más buscando algo que estuviese fuera de su lugar. No sabía por qué, pero sentía que había algo mal, no me sentía la misma persona desde que desperté. Tal vez solo no había dormido bien, pero no se sentía como si se tratase de eso, era… algo mucho mayor, algo que no podía explicar.
– ¡Hija! –la voz de mamá me sacó de mis pensamientos. Dejé de mirarme en el espejo y rápidamente me apresuré a tomar mi mochila y salir del cuarto, dirigiéndome al comedor donde mi madre me esperaba con el desayuno.
Mamá era una mujer muy bella; era alta, de tez clara, con un cuerpo envidiable que dejaba babeando a cualquier hombre. Su cabello era largo y sedoso, de color rubio dorado. Sus ojos parecían dos hermosas gemas de color jade. Sin duda era lo que muchos hombres deseaban. Muchas veces me habían dicho que me parecía a ella, aunque no creo que fuese tan como ellos decían.
Junto a mi madre se encontraba mi hermanito menor, Hana. El era toda una ternurita. Era de pequeña estatura, su piel era clara, tenía mejillas regordetas que lo único que provocaban eran unas ganas inmensas de apretujarlas. Su cabello era corto de un hermoso color rojo, y sus ojos eran iguales a los míos y de mamá.
– Al fin apareces niña –habló mi madre dejando escapar un pequeño suspiro– Ahí tienes el desayuno. Tengo que ir a dejar a Hana a su escuela así que come y vete a la escuela, sobre la mesa hay un papel con la dirección en caso de que te hayas olvidado –fueron sus palabras mientras tomaba a mi hermanito en brazos y comenzaba a caminar saliendo del comedor.
Una vez que salió del cuarto, yo me apresuré a desayunar. Dejé los platos sucios en el lavado y, tomando mi mochila y la nota con la dirección, salí de casa comenzando mi camino hacia la escuela.
Hacía poco que mi familia y yo nos habíamos mudado a esta nueva ciudad debido al trabajo de mi papá. El era un exitoso empresario, aunque nunca supe muy bien en qué consistía su trabajo. Pero en fin, dentro de las consecuencias que trae el mudarse de ciudad, yo debía empezar las clases en una nueva escuela; La Academia Seiyo.
Debo admitir que estaba algo nerviosa; una nueva escuela, con gente que no conocía y que no sabía si les agradaría o no… tenía miedo de que pensaran mal de mí.
– Sakura… –el sonido de alguien llamando mi nombre hizo que saliera de mis pensamientos al mismo tiempo que detenía mi caminar. Me volteé en todas las direcciones esperando encontrar la fuente de aquella voz, pero no encontré a nadie.
– Debió ser solo mi imaginación –murmuré antes de reanudar el paso metiéndome por un callejón abierto.
Estaba cerca de la salida del callejón cuando pude ver a cuatro personas juntas. Dos de ellas parecían ir a mi misma escuela; un chico pequeño con lentes y una chica alta de cabello rosado. 'Pensé que era la única persona con el cabello rosado' –fue mi pensamiento al verla. Las otras dos personas que se encontraban allí eran dos chicos mayores que vestían el uniforme de otra escuela.
– Oye tú, estás bloqueando mi camino –habló la chica.
– ¿Pero qué le pasa a esta chica…? –uno de los chicos mayores.
– E-Espera… esta chica… –habló el otro mirando con temor a la chica.
– T-Tu eres –comenzó a hablar el niño más pequeño– La chica "genial y sexy" de la que oí hablar en el club de ajedrez… ¡Hinamori Amu! –exclamó viendo con admiración a la pelirosa.
'Así que se llama Amu… Que nombre interesante' –me dije mentalmente mientras seguía observando la situación, tal parecía que esa chica era alguien importante.
– ¿¡Hinamori Amu!? –exclamaron a coro los dos chicos mayores.
– Escuché que ella sola venció a todo el equipo de futbol… –habló uno.
– Yo escuché que todos los directores y profesores de las escuelas le temen y la consienten… –agregó el otro.
– ¡Por favor perdónanos! –terminaron juntos mientras salían corriendo a toda velocidad, una escena que me dio mucha gracia ver.
– ¿Quién habrá iniciado ese rumor? –oí que la tal Amu murmuraba antes de voltearse un poco notando mi presencia– ¿Quién eres? –habló un poco bruscamente.
– A-Ah… lo siento, soy Haruno Sakura, soy nueva en la ciudad –intenté dar mi mejor sonrisa mientras le extendía la mano esperando que ella la estrechara.
– Hinamori Amu, también soy nueva… Hace unas semanas mi familia y yo nos mudamos aquí –dijo tomando mi mano, devolviéndome la sonrisa– ¿Hace cuanto que estas en la ciudad?
– Unos días tan solo… Veo que eres de la Academia Seiyo, hoy es mi primer día allí –dije mientras observaba su uniforme. Era el mismo uniforme para todas las niñas, solo que ella lo tenía puesto en un estilo más… rebelde.
– Si. Solo te advierto, la gente allí suele crear muchos rumores… –me habló con tono serio, aunque en sus ojos pude ver una pisca de tristeza. Quería saber que sucedía, pero decidí mejor no preguntar, supuse que ella tendría algún problema con esos… rumores– Bueno, será mejor que comencemos a caminar si no queremos llegar tarde a clases, Sakura –me guiñó el ojo y comenzó a caminar.
No pude evitar sonreír. Tal vez no tendría por qué preocuparme tanto por lo que los demás pensaran de mí, acababa de hacer una nueva amiga.
Comencé a caminar a la par de ella, pero no pude dar muchos pasos antes de que el mismo niño de antes nos detuviera. El miraba con ojos de admiración a Amu mientras sostenía un papel en sus manos.
– M-Muchas gracias por ayudarme ¿Podrías darme tu autógrafo? –preguntó el niño.
– ¿Acaso eres tonto? –le contestó Amu viéndole con el ceño ligeramente fruncido– Tu también estabas en mi camino, ten más cuidado la próxima vez –dicho eso, reanudo el paso– Vámonos Sakura…
– H-Hai –me apresuré a seguirla dejando al niño atrás. No pasaron ni dos segundos cuando lo escuché exclamar algo al aire.
– ¡Tan genial!