Quetzalcóatl debería tener más cuidado con lo que hace, por mucho que sus intenciones sean buenas, y no tentar su suerte, que a los santos no les sobra paciencia. Al menos algo bueno sacan del asunto. Máscara y Milo intercambian opiniones ante la tumba de Erich. OMAKE: Anneke tiene una visión.


¡HOLA A TODOS! Las reviews anónimas de este capítulo serán respondidas en el primer omake que se publique en la "Colección de Omakes". Por todo lo demás y como sé que me van a matar cuando terminen de leer, aprovecho para darles las gracias por haberme sufrido a lo largo de todo este fic. ¡USTEDES SON LO MEJOR! Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 5 años a las edades del canon (sí, hubo cambio de año, recuerden). O si les resulta más fácil y menos complejo, dense una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.

Por cierto, el fic "Divina Calamita" está corregido hasta el capítulo 4, y en días venideros terminará de ajustarse. ¡Atentos a mi Profile!

Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA.

Cualquier coincidencia con la realidad, con situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.


"XV. MAGISTRI"
(Los Maestros)

Epílogo: Lo que pasó después

Habitaciones de Invitados. Santuario de Athena.

16 de marzo. 6:20 horas.

CRACK

"¡Chin********e!"

Quetzalcóatl retrocedió un par de pasos, mientras sujetaba su ahora sanguinolenta nariz, mudo de la impresión, pues de verdad no se esperaba tal recibimiento. La única que atinó a sujetar a Shion fue Idril, pues detectó que el Patriarca bien hubiera seguido propinándole puñetazos al desprevenido dios.

¡Pasó todo tan rápido! Primero sintieron esa energía, luego que la puerta se abría (desde adentro) y entonces Quetzalcóatl se había dejado caer así nada más como si fuera el dueño de casa, diciendo ¡sorpresa! El pasmo fue brutal, como podrán imaginar. ¿Cómo lo hacía este dios para colarse a los dominios de los distintos dioses así tan campante y sin que lo detectaran? Y creían que solo Hades tenía ese problema.

Sin embargo, lo que pasó luego de eso superó cualquier expectativa en cuanto a sorpresas se refiere. Justo cuando Shion iba a comenzar a protestar por la presencia de la serpiente emplumada…

Axl apareció por la puerta, acompañado de Lümi. Ambos se veían tan estupefactos como cuando revivieron la primera vez, pero al mismo tiempo parecían contener las emociones embotelladas a presión.

"¡¿Pero qué…?!" Murmuró Athena. "¡Lümi, Axl!"

"¿Mamá? ¿Papá?"

Se sintió un ligero crack: el intruso había regresado su tabique nasal a su posición original e ignorando toda la sangre que seguía fluyendo por su divina nariz, levantó los brazos como quien está celebrando un gol de la selección de México en un Mundial. Incluso agitando las plumas.

"¡Adoro los reencuentros!" Exclamó Quetzalcóatl muy sonriente y todo perdido de sangre. "¡Sorpresa, Sorpresa!"

Lümi se dio un par de golpes en el pecho y se pellizcó incluso, pero tras tragar una buena bocanada de aire, se arrojó hacia Mu, seguida de Axl, quienes lo abrazaron con fuerza insospechada. Juliana y Mireille, emocionadas, se sujetaban de las manos y Antoine buscaba la mirada del Patriarca en busca de consejo… pero al ver los pucheros que Shion ponía, y como segundos más tarde tanto él como Kiki se unían al abrazo, optó por buscar la mirada de Idril, quien tenía la espalda erizada: la elfa no se fiaba de la situación. Incluso enfrentó a Quetzalcóatl.

"¡¿Qué Significa Esto?!"

"Quetzalcóatl… ¡¿Qué haces en mi Santuario y qué está pasando aquí?!" Protestó Athena, mientras veía como Matilda, quien había intentado sacar una foto con el celular, era arrastrada al abrazo familiar.

"Pues… esos dos están vivos." La serpiente emplumada hizo un gesto como quien le quita importancia a algo, mientras se topaba la nariz. "Pasa que el rito lo empezó un dios de muertos, pero lo terminé yo. Los dioses de muerte no deberían revivir nada, porque siempre lo hacen con condiciones, y con fecha de vencimiento. Soy un dios creador, y terminé el rito… les devolví sus vidas, como si no los hubieran matado, no los reviví temporalmente."

"¿Estás diciendo que no iban a morir?" Preguntó Juliana dando un paso al frente.

"Sí y no… ya saben, todo el rollo ese de que Hades empezó el rito les iba a dar un buen susto anoche, sí se iban a sentir morir, pero solo eso. No son inmortales, pero si no les pasa nada de aquí hasta el fin de su vida natural… pues no tendrían por qué estirar la pata."

"¿Los reviviste en serio y no me dijiste nada, a mí que soy su diosa?" Athena empuñó las manos. "¿No pensaste que a lo mejor hubiera querido saberlo antes?"

"Estoy entendiendo que nos ha hecho pasar a todos por un estrés innecesario." Remarcó Antoine, engrifado.

"Era parte del drama, además así valoraban más la sorpresa." Quetzalcóatl puso una sonrisa encantadora en el rostro. Entonces bajó los hombros perplejo. "No me digan que se molestaron…"

"¡No me molesta que estén vivos!" Athena pateó el suelo. "¡Soy la primera en celebrar esto! PERO DEBISTE haberme puesto al tanto. ¡¿Hades sabe esto?!"

"Hmmm, sí, el tipo sabe, aunque no está nada contento. También sabe Ananké, y está de acuerdo." Quetzalcóatl se rascó la cabeza curioso. "No sé porque le tienen tanto miedo a esa señora, si es una dama tan encantadora y comedida. ¿No te dijo ella sobre esto?"

"Habla con acertijos." Athena se cruzó de brazos y entrecerró los ojos. "Me dio algunas pistas, pero NUNCA me imaginé esto."

"Creo que Quetzalcóatl debió habernos puesto sobre aviso, así nos hubiésemos evitado el dolor de anoche." Gruñó Idril asumiendo una pose peligrosa. "Creo también que la Serpiente Emplumada entró al Recinto de Athena SIN permiso."

"Pero si no vine a matar a nadie…" Se defendió el dios con algo de inocencia. De nuevo esbozó esa sonrisa derrite corazones que tenía, pero la borró cuando sintió como Lümi de Aries lo sujetaba por el cuello con ambas manos y lo bajaba a su nivel, para escaldarlo con la mirada.

"¡¿Me Estás Diciendo Que Creí Que Dejaríamos A Mi Hijo Huérfano De Nuevo Y Que Sufrí En Vano Por Ello?!"

"Creí que estarías contenta, ahijadita." Le dijo con un puchero, quizás buscando la mirada de Axl por apoyo, pero éste tenía los brazos cruzados y no lo miraba muy contento.

"Oh, Claro Que Estaré Contenta… ¡Sobre Todo Cuando Te Arranque Las Plumas!" Exclamó la amazona inflamando su cosmo. Detrás de ella, Mu se tronó los nudillos.

"Justo que necesitaba cojines nuevos." Refunfuñó Mu.

Hablando de plumas, las que Quetzalcóatl tenía en el tocado que llevaba puesto parecieron achatarse contra su cuerpo, mientras el dios tragaba saliva.

"¿Y si se las paso voluntariamente? Hoy no quiero pelear con nadie: vengo de darles una paliza a un grupo de Esqueletos de Xibalbá y ando con un dolor de espaldas notable… aparte que caí y rodé por un cultivo de nopales y ¡UGH! Fue horrible."

"¡ARGH!"

Lümi soltó al dios y lo botó al suelo, abrazando de paso a Mu, quien seguía de mal humor. No tenía paciencia para dioses parlanchines, por mucho que le debiera su nueva vida. Axl les abrazó al tiempo que Shion ponía una mano sobre el hombro de su aprendiza.

"Señor Quetzalcóatl, agradeceríamos que la próxima vez que venga a hacernos una visita nos avise antes y no se cuele en este recinto sin permiso… así como sus planes de revivir gente."

"Le quitan lo divertido a la vida…"

"Del mismo modo le recuerdo que la diosa Athena todavía quiere un bolso de piel de serpiente emplumada y no todos los santos somos pacientes con las divinidades." Añadió el Patriarca entrecerrando los ojos. "Sin mencionar que nos gusta hacerle regalos a nuestra diosa."

Quetzalcóatl se detuvo en seco y sopesó las palabras de Shion. Miró hacia Antoine que se tronaba los nudillos, y a Idril, quien hacía estiramientos preparatorios. Los demás le miraban con cara de muy pocos amigos. El dios carraspeó.

"Creo que si alguien me acompaña a la salida, estaré muy agradecido."


Casa de Acuario.

Esa tarde.

Alsacia se dio unos topecitos en el vientre al detectar que los mellizos comenzaban a patearse de nuevo. Bufó entre molesta y enternecida, pero finalmente terminó por sonreír. El que los niños se patearan entre sí era buena señal después de todo, más o menos, quería decir que estaban bien vivos. Estaba sentada en el suelo en la habitación que iba a ser de los niños, ordenando algunas cosas que había comprado esa mañana y que había aprovechado de mostrarle a Chantal. Tras las patadas, y una vez que los mellizos se calmaron, Alsacia volvió su atención a lo que estaba haciendo, ordenando ropita con su cuñada.

"¿Entonces como les fue en el Parque?"

"A mi me fue estupendo, y creo que Shaka también. Me dejó con los patos mientras se dedicaba a meditar." Chantal bajó la mirada, algo entristecida. "Adoro ir al parque a ver patos… me hubiera gustado dibujar, estaban muy bien portados hoy. Posaban incluso."

"Chantal… estas cosas toman tiempo, no comas ansias." Alsacia le palmeó la espalda. "Por frustrante que sea, te recuperarás."

"Sí, lo sé, es lo que me dice mi papá. Tengo apoyo de todos lados y…"

"AAAAUCH." Alsacia se sujetó el vientre de improviso: la habían pateado. Chantal se largó a reír. "¡No empiecen ustedes dos! ¿Me oyen?"

"Por Athena, Alsace, ¿estás bien? Con esas patadas que te dan esos dos, ni vas a notar cuando estés de parto."

"Es lo que temo, aunque las patadas me parecen algo justo."

"¿De qué hablas?"

"No he sentido náuseas, antojos ni nada de eso. Tampoco ataques de sueño, todo lo ha tenido mi Camuchis." Alsacia puso una sonrisa traviesa. "Algo que sienta yo, aparte de los pies hinchados."

Chantal sintió una proverbial gota sobre su cabeza y se rió con más ganas. Alsacia tenía razón, algo que sintiera ella y no Camus. Aunque había que admitir que con el paso de los meses, estos efectos colaterales habían comenzado a distanciarse bastante. La amazona sonrió para sus adentros y suspiró: había un lindo ambiente en el Santuario. El día estaba bastante helado, pero la noticia que habían recibido esa mañana compensaba bastante.

"Estoy muy contenta por Mu. Aunque Shaka me dice que puede que le bajen las defensas pronto, con tantas emociones que ha tenido en el último mes."

"A cualquiera le pasa eso, aunque dudo que le importe mucho. Son noticias fuertes, pero buenas." Alsacia se acarició la panza en un acto reflejo. "¡Recuperó a sus viejos! Y ellos pueden retomar su vida otra vez. ¡Estoy tan contenta por todos!"

"Supe que los papás de Mu pasarán un tiempo aquí en lo que los reviven legalmente." Chantal se puso pensativa. "Y creo que los oí mencionar algo de ir a México cuando ya sean vivos legales."

"¡Me alegra! Tienen que disfrutar la vida como no pudieron hacerlo antes." Alsacia afirmó con alegría. "Dicen que en lo legal revivir muertos es un lío infernal."

"¡No tienes idea! Pero los abogados aquí se manejan con el asunto." Chantal tragó saliva. "Menos mal."

Ambas asintieron con calma y prestaron atención cuando sintieron la puerta de entrada al piso residencial abrirse. Un tropel de voces entró a la casa y rápidamente se distinguió a Hyoga, Isaac y Camus. Poco más atrás venían Antoine y Mireille… o al menos supusieron que venía el ex santo de Acuario, pues él nunca hacía escándalo por nada.

"Hasta aquí nos llegó la tranquilidad." Rezongó Chantal al sentir el escándalo. "Vamos antes que rompan algo."

"Mientras no sean las cosas de los niños, bien por mi…"

"Vamos antes que vengan y a Camus le dé un patatús por verte en el suelo."

La amazona se puso de pie sin mayores problemas y ayudó a Alsacia a levantarse. Cuando la mujer hubo recuperado el equilibrio y perdió el temor a caerse, ambas se dispusieron a salir de allí.


Cementerio del Santuario.

En esos momentos.

"¿Cómo vas?"

"Aquí, tranquilo."

Milo se detuvo junto a Máscara, quien estaba frente a la tumba de Erich. El santo de Cáncer tenía un porte tranquilo, por momentos lúgubre, pero nunca desolado. Ante los ojos del mundo, era tan solo alguien que visitaba la tumba de un amigo entrañable. Se cruzó de brazos al sentir la presencia de Milo, quien guardó el debido respeto. El escorpión hizo una venia de respeto ante la tumba.

"Vine a verlo maestro, ya cumplí sus encargos… Kyrus lo anda buscando por la casa, preguntó por usted…"

"Aaah. ¡Fuiste tú el que le entregó esa carta a mi maestra!" Máscara le dio un golpe en el brazo. "¿No pudiste haber esperado una semana? La hiciste llorar de nuevo."

"¡A mi no me reclames! Mi maestro dejó instrucciones claras para esa carta." Milo, frunciendo el ceño, se sobó el brazo. "Lamento haberla hecho llorar de nuevo… ¿Cómo está ella?"

"Pasando el duelo como toda italiana que se precie de tal lo haría." Respondió Máscara, encogiéndose de hombros. "Estará bien una vez que se saque todo eso del pecho. Al menos no tiene que llorar tres muertes, sino una sola."

"Esa muerte le pesa por seis, Máscara."

"Hmpf. Lo sé."

"¿Cómo estás tú?"

Máscara bajó los hombros unos instantes, antes de encogerlos rápidamente. Suavizó mucho las facciones y su mirada pareció velarse por instantes, pero más allá de esto, no mostró emoción alguna. Miró de reojo a Milo, que lo observaba crítico.

"Sobreviviré. Estoy tranquilo. Al menos puedo venir a visitarlo." Máscara fijó la mirada en la lápida. "Hubiera querido poder decirle quien era, pero al menos pude compartir algo con él."

"Yo también." Milo suspiró de pena. "No tiene caso, no podemos cambiar el pasado."

"Igual hubiera sido un mal hijo. Lo fui para mi maestra."

"Te redimiste, Máscara. Ante los ojos de la diosa, tus camaradas y nuestros mayores." Le gruñó Milo. "Si no lo creyera así, sabes que no te hablaría."

"O ya me habrías dejado como colador."

"Exacto."

"Supongo que tienes razón."

"Claro que la tengo." Milo se sopló el flequillo. "Creo que sí estaba orgulloso de ti."

"¿Lo dices por lo que le dijo a mi aprendiz el otro día cuando fuimos a comer helados?"

"En parte. Escuché bien claro cuando le dijo a Thanos que siempre te tomara como ejemplo."

"Seeeeeee… y toda esa payasada de que había caído bajo, pero reparado mi honor." Gruñó sin estar muy convencido. Milo le dio un golpe en el brazo.

"Mi maestro sabía de caídas de gracia, y supo resurgir."

Ambos dorados se quedaron en silencio un buen rato, sintiendo el fresco viento que comenzaba a levantarse. Algo se había despejado, pero las nubes nuevamente le cerraron el paso al sol. Máscara pareció encogerse.

"En ese sentido, admiro a tu maestro." Máscara negó con la cabeza. "Las cosas nunca le fueron fáciles."

"Es mi maestro, pero es tu padre. Hónrale por eso. Creo que si hubiera sabido…"

"… hubiera estado a la altura, pese a la poca fe que se tenía."

"Así es."

El silencio les rodeó de nuevo y ambos respetaron la quietud del otro. Máscara finalmente se agachó, se golpeó el pecho con el puño antes de poner la misma mano sobre la lápida.

"… No prometo venir seguido, pero me verá aquí de tarde en tarde… padre." Le dijo mientras se ponía de pie. "Tengo que ir a asegurarme que mi aprendiz no se ha matado aún."

"Lo cuál ya es decir." Bromeó Milo, antes de ponerse serio e imitar el gesto de Máscara. "Traeré a Kyrus cuando no esté tan frío el día. Alisa manda saludos. Nos vemos, maestro." El escorpión se puso de pie y le dio un golpe en el brazo. "Vamos, la señora Lümi estaba buscando café para colar cuando venía aquí: quizás encontró y tenemos suerte."

"Je. Eso si Mu nos deja. Se ha puesto muy mamón el carnero ese."

"¡¿Lo culpas?!"

"En lo más mínimo."

Comenzaron a caminar con algo más de velocidad y pronto salieron del cementerio, despidiéndose de uno de los plateados a cargo del lugar. No hubieron avanzado mucho cuando Máscara se detuvo y miró hacia atrás.

"¿Crees que yo hubiera sido buen hijo?"

"Como creo que él hubiera sido buen padre." Milo sonrió de costado. "Ya déjate de cursilerías, no va contigo. Vive y vamos a ver a tu aprendiz antes de ese café."

"Eres un infeliz, Milo." Gruñó Máscara, dándole un zape. "Pero tienes razón… y hablando de aprendices, sé donde está el mío, pero… ¿y el tuyo?"

"Saga lo está cuidando."

"…"

"¡No me veas así! El tipo se esfuerza: sé que tiene mala fama, pero si nadie confía en él, ¿cómo quieres que se pruebe a sí mismo que es capaz de cuidar de un niño?"

"Hoy estás iluminado, Milo. De nuevo tienes razón." Le dijo con mucha solemnidad… que pronto dejó paso a una sonrisa torcida. "¿Te duele mucho la cabeza?"

"Bah. ¡Preocúpate de tus camaradas y te salen con esto! Vamos será mejor."

A pisotones Milo reinició el camino, seguido de Máscara, cuyo estado de ánimo se había aliviado bastante. Miro brevemente al cielo y sonrió. Hora de seguir con su vida, esta más mucho más en paz sabiendo que Erich, de acuerdo a lo que le dijo su maestra, despejó su duda antes de morir.

Quizás el viejo escorpión querría que siguiera con su vida…

… ya tendría tiempo de conversar con él cuando se encontraran en el Inframundo.

Fin del Fic

"XV. MAGISTRI"

Por
Misao-CG


PRÓXIMO PROYECTO:

"XVI. GENS"

Un horrible descubrimiento y un posterior descuido de Shion, dan como resultado un inesperado problema para Mu de Aries, quien de pronto tendrá que hacer malabares para recuperar el equilibrio en su vida… y no solo en la suya.


Nota Mental: ¡LES AGRADEZCO TANTO QUE HAYAN LLEGADO HASTA AQUÍ! Gracias a todos, tanto a los que dejaron comentarios como a los lectores fantasmas. Sin el apoyo que me dan, no escribiría nada de estas locuras que no me dejan tranquila. Sí, fue un fic triste, pero tuvo sus momentos, y me alegra que le hayan dado una oportunidad. Ahora… tengo dos noticias, la buena es que el próximo fic va viento en popa y tengo mucho adelantado… lo mala noticia es que independiente de cuando lo termine, lo publicaré en marzo. Pido paciencia y que no me maten por ello. Les he dejado al final un omake introductorio que podrá darles una idea de lo que se viene. Me van a matar, lo sé. Por cierto, no sé italiano ni alemán (pecado capital en mi caso, pero bueno). Tuve que depender de Google Traductor. Si alguien sabe y me ayuda, yo feliz. Por favor, si detectan algún error tipográfico, de ortografía y redacción, me avisan para que lo pueda reparar. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR LEER!


Máscara tuvo buena maestra Ozzy. Y sí, es algo más "blandito" que ella, aunque me contó que cuando Juliana hizo eso, lo llevó con ella, pues no tenía niñera de confianza. Lümi era su hermana, la consideraba parte de su familia y bueno… nadie se mete con su gente sin sufrir las consecuencias. Y la verdad Juliana no tiene idea cuánto tiempo le duró el tipo, lo dejó en un pantano en medio de la selva vietnamita y nunca más volvió a buscarlo. Quetzalcóatl aprendió su lección: una nariz quebrada es un buen motivador. ¡GRACIAS POR LEER Y CUÍDATE MUCHO!

=D ¡Me alegra que te haya gustado, Guest! Trato de escribir los capítulos con bastante amor (a veces me resulta más que otras) ¡GRACIAS POR LEER Y CUÍDATE MUCHO!

óOo No me mates, Yamid. Igual Erich iba a morir. Ahora, porqué Juliana nunca le dijo antes, es mejor que le preguntes a ella. Supongo que por muy dorada que fuera, había cosas de las que le dolía mucho hablar. Cuando una mujer quiere guardar un secreto, lo hace así nada más. Y si te consuela… ¿recuerdas cuando ponía esos estados en FB diciendo que había llorado como enajenada mientras escribía capítulos? Pues he ahí la razón. Sobre Quetzalcóatl… es una buena serpiente emplumada, algo troll, pero de momento no tiene malas intenciones. Y sí: así murió el matasanos. Que quede como advertencia a todo el que intente hacerle daño a la familia de Juliana. … ¡GRACIAS POR LEER Y CUÍDATE MUCHO!


¡NO HUBO ANIMALES LASTIMADOS DURANTE LA PRODUCCIÓN DE ESTE FIC!

El Inframundo sigue con problemas con los Señores de Xibalbá, pero tienen días mejores que otros. Como que se está volviendo rutina esto de enfrentarse a los Esqueletos, aunque Hades cree que no hay que confiarse.

A Radamanthys por fin comenzó a emparejársele la ceja, aunque salió corriendo cuando Pandora le sugirió que las mantuviera separadas y que ella le ayudaba con la depilación. Creo que Pandora no se ofreció por buena persona, sino para ver qué cara ponía.

Minos sigue buscando a su hermana menor sin mucho éxito. Las pistas siguen ambiguas y extrañas, pero tiene fe en que la pueda encontrar. Al menos está esperanzado porque le llegó un oráculo que le predijo que sí la encontraría.

Violate dejó de espantarle las niñeras a Aiacos, pero eso la ha puesto de muy mal humor, dado que se puso un poco celosa, pues la nueva niñera insiste en usar escotes que apenas tapan y le mueve la cola al juez de Garuda. Aiacos por su parte parece que no procesa la información bien, pues lo que lo trauma es que imaginó a Violate con un escote de esos y cada vez que ve a la niñera, se imagina que es su ala derecha.

Ha tomado bastantes duchas frías, mientras le da cabezazos a la pared tratando de convencerse que Violate es su mejor subordinado nada más.

Considerando lo anterior y que el 98% de los espectros se quedan viendo a la niñera como si nunca hubieran visto a una mujer, Perséfone está por tomar cartas en el asunto… pues vio a Hades, Hypnos y Thanatos seguir a la susodicha con los ojos. Al menos Hades tuvo la decencia de sacudir la cabeza en el acto y taparse los ojos.

Hypnos no tuvo la misma suerte y desde entonces duerme en el sofá.

En todo caso, Violate sigue cuidando de Benito cuando nadie la ve. Sobre todo en las noches. Benito *Adora* a Violate.

Quetzalcóatl fue visto en el Olimpo buscando las estancias de Hestia. Sobra decir que los dioses están algo intrigados.


OMAKE INTRODUCTORIO AL FIC "GENS"

Horribles Sueños Premonitorios.

Casa de Géminis.

26 de marzo. 22:46 horas.

Si había algo que Saga estaba disfrutando mucho de pasar más tiempo con Anneke, era la posibilidad de besarla a gusto cuando se iban a dormir. La verdad podría pasarse horas solo comiéndosela a besos, y no exageraba. Ambos se acurrucaron uno contra el otro y se calmaron, disfrutando aquella presencia del otro y presas del tierno cansancio, pues ese día había sido largo para ambos y solo les restaba energía para dormir. Las luces estaban apagadas pero aun así mirándose a los ojos. Saga deslizó los dedos de una mano sobre la panza de la mujer y la acarició… aunque cada tanto…

"Saga… sin cosquillas. ¡Sabes que me cuesta acomodarme!"

"¡Pero si no he hecho nada! No es mi culpa que seas sensible."

"¡No es eso! Me haces cosquillas a propósito." Anneke hizo un puchero. "Quiero dormir…"

"¿Quién yo? ¿Cosquillas?"

"¡Saga!"

Saga abrazó a Anneke ocultando su traviesa sonrisa. Volvió a besarla y se dejó abrazar por la mujer. Suspiró con calma y se sosegó.

"¿Te sientes mejor?"

"Sí… inflada, pero bien. Me ayudó el masaje que me diste."

"Cuando quieras, muñeca." Saga le besó la mejilla. "Ya duérmete."

"Eres tú el que no se duerme…"

"Shhh…"

Compartieron otro beso y se relajaron por fin. Pronto los venció el sueño y se durmieron, siendo el último pensamiento consciente de Anneke relacionado con el hecho que la mano de Saga volvía a reposar sobre su panza en actitud protectora. La paz del buen descanso pronto se adueñó de sus sentidos.

Anneke parpadeó extrañada. Estaba de pie en medio de una inmensidad blanca y muy brillante, pero sus ojos no se sentían lastimados. Ella misma estaba usando un vestido del mismo color, como de gasa y muy fragante y no llevaba calzado. ¿Dónde estaba? ¿Y Saga?

Sin dejar de mirar a su alrededor, comenzó a caminar sin poner mucha atención a donde iba. El suelo se sentía blandito y no hacía ni frío ni calor. Avanzó varios metros, aunque todo era tan monótono que daba la impresión que no avanzaba nada.

Escuchó una carrera de pasos a su espalda. Anneke giró sobre sus talones: no lejos de ella vio a Kiki, también vestido de blanco, llevando una caja de madera, la que puso en el suelo sin mucho cuidado. Se sacudió las manos antes de ponerlas en sus caderas, luciendo una gran sonrisa. La mujer se llevó la mano al vientre y comenzó a caminar hacia el aprendiz de Aries, quien al verla la saludó con alegría.

Pero ni bien dejó de mirarla, la ignoró, tal y como si no la hubiera visto. Kiki revisó la caja de madera, dándole vueltas alrededor y poniendo el oído contra la madera, como intentando escuchar qué había dentro. Era una suerte de baúl de carga, con gruesos candados. Era de color negro y se la veía poco salubre. Kiki abrió la tapa y se asomó dentro: la alegre expresión del lemuriano se tornó en horror. Dejó caer la tapa y retrocedió visiblemente espantado.

"¿Qué tienes ahí, Kiki?" Preguntó de pronto Isabella.

Nunca supo de donde salió su cuñada, solo que estaba allí, vistiendo además de sus ropas usuales, el cabello firmemente trenzado y un grueso chaleco antibalas, siempre vestida de blanco. Pareció ignorarla y se concentró en el pequeño lemuriano. Se acercó a la caja con el arma presta a disparar. Anneke entrecerró los ojos, como haciendo memoria…

… Ah sí, Kanon estuvo toda la tarde y la cena con la actitud de un perro apaleado. Bruno, su mascota, de hecho le había acompañado muy bien todo el día, como intentando consolar al menor de los gemelos en su forzada soledad. Isabella ese día participaba de una redada nocturna, como parte de las diligencias propias de un complicadísimo caso de trata de personas. Llevaba dos días sin ella y lo más probable es que recién a después del mediodía siguiente pudiera verla de nuevo.

"¿Por qué le hicieron eso?" Le preguntó Kiki derramando algunos lagrimones. Volvió a asomarse al interior de la caja y fijó su vista en el fondo. Isabella lo imitó y su expresión se trastornó, murmurando al mismo tiempo una grosería, pues lo que parecía estar viendo no debía ser algo que tuviera perdón.

"… Anneke, ven a mirar esto…"La invitó Isabella.

La aludida dio un respingo de sorpresa, pero no estuvo en ella negarse, pues movida como por una fuerza externa se acercó a la caja. Tenía un mal presentimiento de esto, no quería asomarse y hasta intentó apartar la mirada, pero de nuevo, no era algo que ella podía evitar. Miró dentro en contra de su voluntad.

No vio nada, la caja estaba vacía.

"¿Qué se supone que debo ver?"

"A nuestra hija."

– LE GASP –

Anneke levantó la vista de golpe, y se tapó la boca al ver a una pareja de pie frente a ella, ensangrentada y desfigurada, que ni Kiki ni Isabella parecían haber notado. Estaban tan hinchados a golpes que no pudo reconocer ni memorizar rasgos, sobre todo él, cuya cara estaba destrozada. También olían a carbón quemado. Ella, en todo caso, parecía haberlo pasado algo mejor… pues al menos podía tener un ojo abierto. Anneke quiso retroceder, pero en ese momento la caja pareció succionarla…

Cuando el mundo se detuvo, parpadeó perpleja. Atinó a sujetarse de una pared cuando estuvo segura de que ya nada más se movería.

… se encontró en una suerte de edificio, un club o algo así, pero de mala muerte. Un antro que olía a alcohol y fluidos corporales de todo tipo. Se tapó la nariz y boca con una mano y la otra se la llevó al vientre, mientras buscaba la salida con los ojos, cosa que no pudo hallar.

Se fijó en un calendario y en un reloj. Marcaba 19 de marzo, a las 10:35 horas de la mañana. Aguantó la respiración, ¿Qué se supone que tenía que mirar…?

"Síguelos." Le dijo de pronto la mujer desfigurada. Iba a preguntar a quienes cuando tuvo su respuesta.

"El dentista nos espera en la cocina."

"¿Llamaste al dentista? ¿No podías llamar al pediatra ese?"

"Sí, pero cobra muy caro."

"Si se nos muere como la última, te descuento el valor de la mercancía de tu parte."

"Ya deja de lloriquear."

Eran dos hombres, ninguno corpulento, pero no se veían desarreglados ni sucios, sino bastante decentes. Uno de ellos apestaba a nicotina. Se veían extraños en un ambiente tan asqueroso, pero no fue lo que llamó la atención de Anneke. Uno de ellos llevaba un bebé, de unos diez meses, quizás doce, en los brazos. No lo cargaba con cariño, sino como si fuera una porcelana delicada, valiosa, pero un objeto a fin de cuentas. ¿Era una niña? ¡Sí, lo era! La pequeña no hacía ruidos y se la veía aterrada, con los ojos, cada uno de un color diferente, llenos de lágrimas y rígida del espanto. Estaba vestida con ropa sucia, que le quedaba grande y tenía una bandana cubriéndole la cabeza y la frente.

Era como si quisieran ocultar rasgos particulares de la nena, que ayudarían a su identificación.

El cuarto dio vueltas frenéticas y Anneke atinó a sujetarse de la pared para no caer. Ahora estaba en una cocina. La nena estaba sentada sobre un mesón sin querer moverse y un sujeto, que llevaba una bata blanca y olía a dentista, miraba con una mezcla de asco y lascivia a la niña. Anneke sintió repulsión instantánea al verlo. ¡¿Cómo Se Atrevía A Ponerle Las Manazas Encima?!

"Está demasiado cara y pequeña. Me gustan más grandes, como de diez años."

"Ni que te la fuéramos a ofrecer: ya tiene un comprador. Le gusta criarlas de niñas." Se burló uno de los hombres, el que olía a nicotina, quien por cierto, estaba fumando y echándole el humo a la niña sin ningún respeto.

"¿El precio incluye mis servicios?"

"Digamos que sí."

"Debería cobrarles más caro."

"Tú solo haz tu trabajo." Le dijo el otro de mal humor.

"No incluye anestesia."

"Lo sabemos." Le dijo el fumador, sin darle importancia. "Se callará cuando se canse."

"Tampoco pagamos por tus opiniones: resérvatelas." El sujeto que había estado cargando a la niña le mostró el arma que llevaba al cinto. El dentista se encogió de hombros y sacó una herramienta cortante.

"Conste."

Antes que Anneke reaccionara, el dentista sujetó el talón derecho de la niña y tras darle un buen tirón, para su soberano horror, le cortó de cuajo el dedo pulgar del pie. La beba erupcionó en gritos y chillidos de dolor, intentando apartarse, pero de nada sirvieron sus implícitas súplicas cuando el malnacido le sujetó la rodilla con ambas manos y procedió a un movimiento de torsión y desencajamiento de la articulación tan espantoso, que Anneke se despertó en pánico, incorporándose de golpe sumida en gritos desesperados y pálida de horror.

Se levantó a trastabillones y salió de la cama, como intentando encontrar una salida de emergencia, totalmente desorientada. Parece que Saga la sujetó e intentó calmarla, pero una oleada de náuseas le invadió la nariz y tras dar algunos manotazos corrió al baño a vomitar.

No supo en qué momento Saga encendió la luz y se sentó junto a ella en el suelo, sujetándole el cabello y sobándole la espalda, mientras vaciaba su estómago ni tampoco tuvo noción de cuánto tiempo estuvo allí metida tratando de sosegar su corazón. Anneke tuvo problemas para calmarse y el bebé que tenía en su vientre se percibía asustado, pues se movía inquieto. A su mente llegaron algunas imágenes… más información sobre su visión: lo que vio en su sueño había ocurrido justo esa mañana, tenía mucho que ver con el caso de Isabella y de alguna manera…

Tuvo el impulso de regalarle un taser a Matilda. ¡Tenía que hacerlo cuanto antes!

Dejó escapar aire e inspiró de nuevo. Tuvo otro aviso psíquico en ese momento, uno más tranquilo… vio a Mu subiendo por las escaleras zodiacales hacia Géminis, con la capa manchada de sangre y con la beba de su sueño bien segura en sus brazos… la pequeña estaba aferrada como una lapa a la armadura. Eso ocurriría a las 3:15 de la mañana.

Vio la hora… eran las 2:40 am. Sería dentro de poco.

"¿Me vas a decir ahora qué pasó?" Le preguntó Saga aún acelerado. Anneke lo miró aterrada.

"Isabella… ¡Su redada! ¿Dices que era de un caso de trata de personas?"

"Sí." Saga entrecerró los ojos. "¿Le pasó algo?"

"No… ¡Pero se va a encontrar con algo espantoso!" Anneke se puso de pie a trastabillones y salió del baño, derecho a la pila de cosas que estaba juntando para su bebé y que de momento estaban amontonadas sobre la cómoda de Saga. "¿Qué hora es?" Preguntó por costumbre mientras sacaba una de las mantitas de seguridad de su empaque.

"Como las 2:40… Muñequita, ¡Cálmate un poco! ¿Qué está pasando?" Le preguntó mientras la sujetaba por los hombros.

"Algo horrible. ¡No tienes idea cuánto!"

Le dijo con una seriedad tan inmensa, que Saga consideró llamar a su armadura. Iba a preguntar por detalles cuando sintió el cosmo de Mu inflamarse de ira. Cerca de él estaba el Patriarca, quien a juzgar por su reacción, no hizo nada por aplacar a su aprendiz, como si estuviera de acuerdo con su arrebato. Lo que lo sorprendió es que no venía de la Primera Casa, sino desde Atenas… ¿Qué hacía Mu en Atenas?

¡Cierto! Se había llevado a Kiki a la ciudad para un entrenamiento nocturno especial, pero… eso no explicaba la presencia del Maestro Shion. Entrecerró los ojos: ¿Qué lo había hecho enfurecer así? Saga miró a Anneke, quien seguía al borde de las lágrimas.

Tragó saliva.

Fin del Omake.

Por
Misao-CG