Cofradía

Libro I

Capítulo I

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Guiados por la antigua tradición,

brujas y brujos solo sobrevivirán si están unidos

bajo una singular y poderosa autoridad.

La oscuridad fue interrumpida por la presencia de 6 luces de opaco esplendor pero cada una con un color particular que envolvía a los miembros del Concejo allí presentes de manera que solo parte de sus rostros y portes podían ser diferenciados.

—Henos aquí una vez mas. Como lideres de 6 de las 7 Casas debemos encontrar una manera de sobrellevar las adversidades que han ocurrido en nuestra Cofradía: la desaparición de la Suprema Giovana y la muerte del Hermano Aknadin. Ya no podemos seguir retrasando esto; uno de los nuestros debe asumir como Brujo Supremo —habló el anciano cubierto con una túnica color amarilla ocre que presidiría el concejo.

—¿Qué dice la casa sucesora? ¿Alguna idea de quien de ustedes es el Elegido? —una inconfundible voz femenina perteneciente a la integrante vestida de azul marino, se dirigió al de vestimenta blanca.

—No. Lamento admitirlo pero ninguno de nuestros Herederos han mostrado una habilidad innata con la magia —se disculpó ante los demás

—Ya lo oyeron. El Elegido no esta en la Casa Blanca —interrumpió el anciano con ropas rojas.

—Necesitaríamos mas tiempo. Si las habilidades mágicas de ninguno de nosotros se ha desarrollado es porque la Suprema Giovana aun puede estar viva —se excusó el anciano de blanco.

—Ya han pasado 10 años ¡Ya no podemos seguir esperando! De ser así es obvio que ha guardado el rastro muy bien y que no piensa regresar— se unió el anciano vestido con túnica verde esmeralda.

—Si, lo sé —respondió nuevamente el de blanco.

—Otro deberá tomar el cargo. No podemos seguir dependiendo del Consorte, no te ofendas Aknankanon —retomó el de ocre.

—No me ofendo, es comprensible —hablo el mas joven de todos ellos, vestido de purpura.

—Bien, como todos saben, el Ciclo Mágico indica que el próximo supremo debe nacer de la Casa Blanca —recordó el de ocre.

—Ja, ¿la casa Rosenkreuz? ¿La casa de los sin magia? —se mofó el de rojo.

—Fácilmente cualquiera aquí apelaría el Ciclo Mágico Es inadmisible que un no-brujo sea Cabeza de las 7 Casas —se unió al reclamo el verde.

—Eso es verdad —afirmó la de azul en un tono, no amenazante pero si poniendo en claro que la asunción de un no-brujo, en esos momentos, traería discordia entre los integrantes del Concejo.

—Por favor hermanos, quisiéramos evitar la confrontación..— trató de calmar la situación el de blanco.

—La Casa Carmesí exige que se convoque al Ritual de los Siete —se apuró a exponer su petición.

—Calma Ishtar, calma, aun faltan cinco generaciones para que el poder Supremo caiga en tu hogar. ¿No estas adelantando las cosas? —el de ocre salió a detener las sugerencias del hermano de la casa roja.

—¡Esas son tonterías! Nuestro linaje nunca se someterá a estar bajo las ordenes de un no-brujo que no es capaz de realizar siquiera dos de los Siete Milagros. ¡Es indignante!

—Ishtar sabes bien cual es el precio que paga cada familia al entrar al Ritual —habló el de blanco.

—Situaciones extremas requieren medidas extremas.

—Es fácil decirlo cuando tu hogar ha sido beneficiado con dos hijos herederos, distinta situación a la Casa Esmeralda o la Casa Cian —el de ocre volvió a interpelar a Ishtar.

—Si ustedes no son previsores y enfrentan la extinción de su hogar, no es mi problema.

—Tu también pones en peligro a uno de tus dos hijos —

—El que no arriesga no gana.

—Ishtar, la moción queda anulada. Si podemos intentaremos evitar realizar el Ritual; es un riesgo innecesario para todos —el presidente del concejo dio por terminada la discusión y agregó —Es obvio que no nos pondremos de acuerdo sobre como encontrar al Elegido en esta reunión. Pasemos al siguiente punto. ¿Que hay de la Casa Azabache? ¿Ya han decidido quien ocupara el lugar del viejo?

—Como casa Sucesora, la Casa Rosenkreuz se estará encargando de eso en los próximos días —hablo el de blanco, también líder de la casa Blanca.

—Muy bien, mientras tanto y de acuerdo a la tradición, Aknankanon, cabeza de la Casa Cárdena mantendrá su cargo como Supremo Consorte hasta el advenimiento del nuevo Supremo. Casa Rosenkreuz; se le dará un mes mas para encontrar al Elegido, de lo contrario que cada Casa prepare a sus sacrificios pues este Concejo convocará al Ritual de los 7.

—Convenido —el coro unisono de los presentes se hizo eco en la oscuridad.

—Eso es todo. La sesión se levanta.

La luz regresó al recinto, parecía el interior de alguna antigua iglesia. En el centro, frente al altar, estaba el trono forrado en exquisito terciopelo y decorado en oro, ese era el sillón del Brujo Supremo y que ahora adolecía de propietario. Frente a este, otros 7 tronos de plata posicionados en forma circular donde antes habían estado los otros 5 jefes de las Casas de Brujos y ahora, solo el jefe de la casa Cárdena, Aknankanon permanecía en su lugar de todos los que allí estuvieron presentes.

—Así que este es el Concilio; no son mas que viejos marchitos

Una voz joven y familiar puso en alerta al anciano. Era él, Bakura.

—Tendrás que irte acostumbrando. Cuando te nombren cabeza de la Casa Negra tendrás que frecuentar este lugar.

—No es una de las cosas que me atraen del puesto —siseó mientras acariciaba el terciopelo del trono dorado; dando en entender su anhelo por el tan privilegiado sillón.

—¿Que haces aquí?

—Supe que los Rosenkreuz terminaron de entrenar un sabueso nuevo y ese sabueso, será el que haga "La Inspección" que me dará el puesto del viejo. ¿es verdad?

—Si, el hijo adoptivo de la familia.

—¿Adoptivo? —la revelación lo desencajo pero pronto fue invadido por la risa de la ironía— ¿Es un chiste verdad?

—No, la casa Blanca ha tenido... dificultades; la desaparición de la Suprema y la muerte del viejo han hecho que aceleren las cosas. Es por eso que no debes dejar que nuestro pequeño secreto sea descubierto.

—Claro —se sonrió al entender lo sencillo que sería le resultaría pasar la Inspección al tener a un no-brujo como obstáculo.

—No puedes realizar magia en su presencia. Si el inspector descubre que la magia no te pertenece —trató de recordarle a Bakura que no podía confiarse de la situación. La pureza de los Rosenkreuz era cuestionable pero no eran ningunos improvisados. Eran los encargados de mantener el equilibrio entre las 7 Casas y en 500 años, contadas eran las veces que fallaron en su labor.

—Lo sé, lo tengo todo bajo control —sobró la situación que aun le causaba gracia.

—Si lo descubren las consecuencias podrían ser...

Los sermones de Aknankanon pusieron a prueba la paciencia de Bakura.

—¡¿Qué acaso no oíste?! —gritó sujetando a Aknankanon de su hábito, ya hastiado de ese anciano y sus ridículas preocupaciones. Solo era una Inspección y él ya no era un niño; podía con eso y con cualquier cosa que se pusiera en su camino— ¡Lo tengo bajo control! —empujó al otro lejos de sí.

—Debes medir las consecuencias —sugirió Aknankanon al tiempo que se incorporaba con dificultad.

—Mira quien habla de medir consecuencias. Deberías aprender a mantener tu lugar, Supremo Consorte. Ese titulo es grande para ti. No puedo creer que hagas todo esto para que ese inútil de Yugi llegue a ser el Supremo y el poder quede en la casa Mutou —se adelantó— ¿crees que aceptará el puesto cuando descubra que su hermano esta vivo y lo que le has hecho? —preguntó con una carcajada.

Aknankanon se mantuvo en su lugar; no se arriesgaría a enfrentar a un brujo negro joven como Bakura

—Si mantengo mi palabra, mas te vale que mantengas la tuya o te mataré... con el ultimo fragmento de vida de tu exiliado hijo.


Mientras tanto, en la secundaria de Domino. La tarde ya había caído y el edificio iba quedando vacío; solo algunos aislados y tímidos pasos retumbaban por los desérticos pasillos. El ambiente apacible pero él sabia que las cosas no andaban bien; algo sucedía en el Inframundo; el balance entre ambos mundos parecía estar perdiéndose. Ya lo había sentido antes, pero ahora era infinitamente evidente; algo estaba por suceder. Yugi Mutou se dirigía hacia la biblioteca cuando gritos femeninos de terror lo pusieron en alerta. Tres chicas salieron corriendo de la misma; gritando espantadas. El pequeño oji-amatista se apartó para no ser embestido por las jóvenes que como una estampida se dirigieron a la puerta principal del establecimiento envueltas en gritos de: "Fantasmas"

Yugi miró extrañado a las jóvenes pero decidió avanzar y averiguar que o quien era el causante de ese temor pero sus dudas fueron resueltas cuando piso un tablero de Ouija que estaba tendido en el suelo.

—Jounouchi... ¿otra vez asustando a la gente con la telequinesis en la tabla Ouija?—descubrió a su compañero de curso.

Una seguidilla de risas fue la introducción a la aparición de su rubio amigo que se develaba de su escondite en uno de los viejos muebles de la biblioteca.

—Lo lamento, no pude evitarlo —se disculpó tratando de contener la risa.

—No deberías jugar con esto —sugirió el mas pequeño mientras levantaba las piezas del tablero Ouija. Después de todo, no era buena idea que estos objetos quedasen al alcance de los que no debían.

—No, ellos no deberían jugar con esto. Las tablas Ouija no son pasatiempos para los "sin magia" —se defendió Jono de la injusta acusación de su compañero.

Yugi solo suspiró; esperaba un poco de madurez por parte de su amigo; después de todo, si alguien podía responder a sus sospechas; Jono era el mas indicado pero como siempre, estaba tan inmiscuido en sus travesuras que no ponía atención a su alrededor. Pero un segundo; otra vez esa sensación que tensaba sus nervios como una voz fría que habla al oído

—¿Qué sucede? —preguntó Jono al notar el cambió en su amigo.

—Percibo algo —Yugi miró a los lados; como esperando obtener alguna pista de lo que estaba sucediendo.

—Yugi, no me asustes así

—Por eso venia a verte, Jono. ¿Tu no has percibido algo? ¿o Shizuka?

—No que yo sepa —respondió sin mas.

—El otro mundo esta alborotado —agregó Yugi con un aire místico

—Tu eres el brujo nigromante, Yugi. A ti te van las cosas de "veo gente muerta" —bromeó.

—No es tan sencillo. Mi padre creé que es debido a la ausencia del Brujo Supremo.

—Ah si, eso. ¿Para que necesitamos un Supremo de cualquier manera? —

—Para mantener el balance entre nuestro mundo y el otro; para liderar nuestras casas en caso de un ataque; para unirnos en tiempos de tempestad y … —como un libro de texto, comenzó a enumerar todas las atribuciones del brujo Supremo.

—Ya basta, Yugi —detuvo en seco al pequeño— ahora entiendo porque mi padre me castigo en el examen. ¿Y los muertos te dicen eso? Alarmistas para estar muertos.

—Tienen motivos para estar preocupados. Sin un heredero o heredera comenzaran los enfrentamientos entre nuestros hogares.

—No tienes que preocuparte, Yug. Un Supremo aparecerá pronto, siempre es así

Para Yugi, Jono no parecía preocupado por la situación. Tal vez era la ventaja de ser un Arúspice; ver el futuro y burlarse de ello era una de las características de la casa Ocre; pero él no podía hacerlo.

—Eso espero.


En los húmedos sótanos de la mansión Bakura; una tímida tiza marcó otro día en la pared de su prisión. Él joven ojirubí, de sucios cabellos tricolores, piel pálida, una flaqueza casi enfermiza y ropa raída, se apartó de la pared para contabilizar los días Ya sumaban 10 años. Diez años encerrado en ese sótano, diez años desde que había visto a su familia por última vez, diez años de maltrato y constante abuso. Sabia que la situación no mejoraría; su cumpleaños numero 16 se acercaba; y cuando eso sucediese, su fuerza mágica se liberaría totalmente pero él no podría usarla. Hacia diez años se había convertido en un "dador", un esclavo de la familia Bakura cuyo único propósito era proveerlos de magia a costa de su propia vida. Y en ese entonces fueron crueles con él, cuando su magia era apenas la de un niño ya lo habían arrastrado hacia las puertas de la muerte; ahora que seria un adulto... no quería imaginarlo. No lo matarían, si los rumores que escuchaba eran ciertos, lo necesitarían para superar las pruebas del Ritual; pero después de eso. Se estremeció del solo pensarlo. Deseaba recuperar su magia, deseaba recuperar su libertad pero no seria posible. Jamas podría escapar del castillo de los Bakura sin magia; ya lo había intentado y solo conseguía un peor castigo. Necesitaba ayuda, pero ¿cómo conseguirla?

—¡Oye tú! —la voz de su captor lo sacó de sus pensamientos.

No quiso responder, solo atinó a retroceder lo mas que podía contra la pared. No era que tuviese miedo pero el recuerdo de su inmóvil brazo derecho aun lo perseguía

Hacia mucho tiempo desde que sintió su brazo derecho por última vez. Sabia que lo tenia dislocado pero ni siquiera podía invocar Magia Regenerativa para curarse. Solamente agradecía que la punta de sus dedos no se pusiesen morados porque, conociendo a Bakura, eso significaría su fin.

—Sabes que vi a tu padre hoy. Es muy gracioso, me pregunto si estabas bien —contó con una sonrisa.

Al escuchar esto, el joven apretó su puño izquierdo contra el suelo rasguñando la tierra debajo de él. ¿Acaso había preguntado eso? Sabia que Bakura era cruel con él por eso no podía confiarse pero... su padre. ¿Acaso sabia siquiera que él seguía "viviendo" en esas condiciones?

—Así que dime. ¿Estas bien? Porque podemos cambiar eso —lanzó una larga carcajada.

El ojirubí se quedó un segundo mordiendo su labio. Odiaba la risa de ese sujeto, lo hacia sentir aun mas miserable. No le importó, arrancó un poco de tierra del suelo y se la aventó a la cara del brujo negro quien de inmediato ceso de reír al sentir el polvo entrar en su boca y secar su lengua. Rápidamente, escupió intentando eliminar las partículas de tierra pero sin poder quitarse el repugnante sabor de la boca.

—Maldito... —gruñó al tiempo que el ojirubí dibujaba una sonrisa en sus labios.

Hacia mucho tiempo que no sentía esa felicidad; aunque Bakura se encargaría de arrebatársela rápidamente

—¿Te crees muy listo? —tomó al joven del cuello de su raída ropa y lo alzó— Ahora escucha, princesito. La única razón por la que sigues vivo es porque necesito tus poderes para pasar las 7 pruebas. Cuando me nombren cabeza de la Casa Azabache los usaré para aplastar a tu hermanito y a cualquier otro brujo que se cruce en mi camino. Así que si quieres mantener a tu hermano en una sola pieza, será mejor que te comportes. ¿Has entendido? —terminó su frase y aventó al joven al suelo—. Mas te vale que muestres respeto —gritó esperando que el joven obedeciera aunque sabia que no lo haría.

—Tu no mereces mi respeto. Eres un fraude y un asesino —declaró con odio al tiempo que se ponía de pie con dificultad.

—Esperaba que dijeras eso —alzó su puño invocando a los serviles que su padre había introducido dentro del joven, los cuales comenzaron a transitar las venas del chico marcándolas a fuego. Esas cosas, las sentía recorrer su interior doblegandolo. El ojirubí sintió su cuerpo contraerse y los nervios de sus piernas distenderse lo que lo hizo caer al suelo de rodillas contra su voluntad.

—Ahora, mañana tendremos visitas y espero que hagas silencio ¿puedes hacer eso?

El joven casi no pudo disimular la esperanza que le trajeron esas palabras ¿visitas? En tiempos como ese solo podía ser una persona: El Inspector. Alguien imparcial de la Casa Rosenkreuz, era la persona que necesitaba, su pase a la libertad pero no podía dejar que Bakura sospechase de su plan; así que solo bajo la cabeza en señal afirmativa. Deseaba mostrarse cooperativo. Era su oportunidad.

—Sabia que podía contar contigo, pero para que no te sientas presionado—siseó al tiempo que mostraba el objeto que usaría para obligar al ojirubí a guardar silencio los siguientes dos días— te ayudaré.

El ojirubí no pudo ocultar el terror que ese objeto le causaba. Lo odiaba y temía a la vez.

—Dejaré tu linda boca para el final así mientras trabajo... me deleitaras con tus gritos —rió Bakura al tiempo que tomaba una aguja del alfiletero y lo acercaba al temido objeto..

Fuera de la habitación, el joven Ryu permanencia de pie junto a las escaleras, sosteniendo algunos libros de magia olvidada en sus brazos, viendo a pocos pasos de sí la puerta al sótano Se estremecía con cada grito que lograba escapar de esa habitación y temblaba al imaginar lo que su hermano mayor le estaría haciendo a "dador", a su mascota. Entendía la situación, mañana seria la Inspección que declararía a Bakura, Cabeza de su hogar. No podía dejar que el Inspector encontrase a un dador brujo en su hogar. Necesitaba mantener al joven bajo control y solo había una manera de lograrlo.

El silencio puso en alerta a Ryu y lo próximo que escuchó fue la puerta del sótano abrirse y su hermano mayor salir de esta con una sonrisa de satisfacción en su rostro. Pero su alegría se desvaneció al ver que su hermano, al parecer, estaba al tanto de lo que había ocurrido en el sótano

—Ryu, ¿qué haces aquí? —preguntó preocupado; por alguna razón, temía que Ryu se involucrara en sus actos.

—Yo... —se puso nervioso; debía admitir que escuchó lo ocurrido mas no preguntar como ocurrió.

—Ve a la cama hermanito. Mañana será un día largo.

—¿Qué? ¿Qué le has hecho? —preguntó temeroso de escuchar la respuesta aunque era obvia al ver la caja de madera que Bakura llevaba en su mano. Era su caja vudú, rara vez salia de la caja fuerte de su habitación

—Un poco de magia antigua para que duerma tranquilo esta noche. No te preocupes —trató de amerizar la situación

—¿Cómo esta su brazo? —preguntó algo temeroso, consternado y culpable.

—¿Su brazo? —recordó aquella lesión que le había provocado al joven meses atrás y sonrió con malicia—, esta bien. Te diré, cuando pasemos la Inspección te dejaré que lo cures. ¿Esta bien?

Ryu asintió triste la mentira de Akefia. Sabia que su hermano jamas lo dejaría acercarse de nuevo al ojirubí pero decidió tomar su promesa.

—Bien, ahora ve a la cama.


El el castillo Blanco; un joven alto, de ojos azules y cabellos castaños abría el sobre donde tendría asignada su primera misión. Leyó detenidamente el manuscrito; la casa en cuestión con una fotografiá adjuntada y quien era el heredero a inspeccionar.

—Ryo y Akefia ¿ambos son los herederos de Aknadin? —preguntó

—Así es. El viejo ya dejo explicito su deseo de que Akefia tome el control de a casa; por eso se lo llama Bakura.

—Es confuso —agregó al tiempo que guardó el sobre en su maletín. No le importaba mucho lo que el anterior Cabeza de la Casa Azabache había dejado expresado. Para él, era solo un trabajo.

—Son tradiciones familiares, Seto. Akefia es joven y enfermo de poder; dos características nada deseables en un Jefe. Tu trabajo es inspeccionar la mansión; ver que no haya "malos entendidos" ¿me entiendes? Los brujos negros siempre han sido un dolor de cabeza para nuestra familia. Si tienen algo que no deben, no te será difícil encontrarlo. Mantente atento.

Seto solo miró de nuevo la foto de la casa Bakura; era obvio que la casa Azabache no era fácil de controlar. Era una casa plagada de brujos negros que se alimentaban de la vida de sus donantes y con un odio profundo hacia los "sin magia"; sin mencionar a la autoridad que la Casa Blanca ejercía. Un paso en falso y se pondría a él mismo en la boca del lobo de la cual ya no podría escapar.

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Holas aquí! Bueno mi inspiración otra vez decayó y cuando eso paso empiezo a escribir otro fic. Con esta temática habrá de todo y no requiere mucha descripción... creo por el genero. Así que, díganme que opinan... plis?