Disclaimer: Esto es una flashada mía de un universo alterno de Dragon Ball por eso contiene a sus personajes. Sin embargo Dragon Ball, Dragon Ball Z, Dragon Ball GT, Dragon Ball Super pertenecen a Akira Toriyama y Toei Animation.
¡Gracias!


Hikari y Gokú volaban por sobre los altos alpes de la región Oeste. La muchacha estaba fascinada con el paisaje que tenía a sus pies y aún no podía comprender con totalidad como es que podía ponerse en pie sobre una nube, y menos sobre una dorada. Sin embargo alli estaba, volando, sobre la nube esponjosa y junto al saiyajin que tanto había estado buscando.

- ¿Eres niño o niña? -interrumpió Gokú en su templanza.

- Es una broma ¿Verdad? - respondió irascible.

- Claro que no -rió Kakarotto- Es que todavía no distingo bien, no he conocido muchas niñas...

- ¿Sabes algo? A veces siento que no me tomas en serio y si solo se trata de una broma, eres pésimo humorista... -lo mira con agobio- Primero me dices que te llamas Gokú, luego me dices que tienes una cola como la mía pero me dices que creciste con tu abuelo humano

- ¿Acaso no somos eso? -preguntó confundido.

- ¡Claro que no! - Hikari pierde la paciencia- ¡Ya deja de hacerte el tonto conmigo! - Gokú la mira por encima del hombro.

- No estoy bromeando -respondió con seriedad- Es mi vida tal cual.

- Lo siento, es que es muy extraño, es como si hubieras perdido la memoria... - Gokú rió.

- Si yo hubiese perdido la memoria entonces no recordaría lo que es la comida ¡Y me encanta comer! -volvió a reir ante una Hikari hastiada que se sentó sobre la nube dejando colgar sus piernas

- Oye ¿Y como es que encuentras esas esferas?

- Tengo un radar, me lo fabricó mi amiga Bulma, ella quería pedir un novio de deseo pero lo consiguió antes que el gran dragón pueda cumplirselo.

- Vaya, que deseo tan estúpido... -pensó en voz alta, Gokú rió

- Eres muy distinta de las niñas que conozco - Hikari lo mira con incredulidad- Ellas quieren vestir bien, dormir en camas cómodas en el bosque, conseguir novio y que su pelo se vea bonito. Tu eres distinta, te gusta pelear y eres muy valiente ¿Es porque tienes cola como yo?

- Tal vez, no se como son las niñas de aqui. Yo solo se que no pertenezco a este planeta

- ¡Y encima dices puras locuras! - rió el niño mientras saca su radar - Mira, estamos cerca de una.

- Vaya. Y dime ¿Para que las quieres?

- Quiero solo la esfera de cuatro estrellas, mi abuelito me la regaló y es lo único que me queda de él porque ya no pertenece a este mundo.

- Oh, lo siento. ¿Que le ha sucedido?

-No lo se, simplemente se que falleció porque un monstruo mono lo aplastó y destruyó toda la casa.

- ¿... mounstro... mono? - se queda inaudita.

- Asi es.

Este niño realmente ha perdido la memoria, de otra manera no tiene sentido todo lo que me dice y no pareciera que se esté burlando de mi, de hecho, lo cuenta con demasiada naturalidad. Creo que deberé guardar silencio y no confundirlo con la verdad, no al menos hasta encontrar las esferas del dragón y traer a Hibiki a la vida nuevamente, si es que es cierto. - pensó la saiyajin.

Al acercarse al lugar los miembros de la Patrulla Roja ya estaban trabajando allí en la misma búsqueda que los niños, Hikari los observó con detenimiento.

- ¿Quienes son ellos?

- Son los hombres de la patrulla roja, unos malvados con intereses de malicia y poder. Supongo que quieren las esferas para obtener más poder pero no estoy seguro.

- Vaya, al parecer hay de esos tipos en todo el universo...

- Están haciendo mucho daño a la población por su afán de obtenerlas, sospecho que fueron ellos los responsables de la muerte de tu abuelito, tu tenías una esfera, ellos dieron con esa información de alguna manera pero no pudieron encontrarla. Son muy crueles realmente.

- No quiero ni imaginarme como deben de haberlo torturado al pobre... -cierra su puño y aumenta su ki- encontraré a los responsables y les torceré el cuello - dejó escapar su ki, Gokú se volteó sorprendido.

- ¡Vaya! ¡Si que eres fuerte! - sonrió- ¿Algún día me dejarás pelear contigo?

- Claro -sonrió- pero no podrás ganarme - desafió finalmente.

- Pues eso es más emocionante aún -le respondió la sonrisa y descendieron a buscar la esfera.


Al bajar de la nube dos hombres armados estaban allí quienes se pusieron en alerta inmediatamente al advertir la presencia de los niños. Primero intentaron intimidarlos con las amenazas, luego con la persuasión y luego con el engaño. Ninguna teoría funcionó. Gokú caminó hacia donde la esfera y la encontró con facilidad ante la mirada atónita de los hombres quienes ahora lo apuntaban con sus armas. Hikari, conservando su calma, observaba la escena con detenimiento. Luego de un par de amenazas más y ante la pasividad de Gokú, uno de los hombres disparó su arma, Gokú observó como la bala salió del tambor y se dirigía justo a su entrecejo pero, de repente, la bala se detuvo suspendida en el aire envuelta en un halo blanco ante la sorpresa de los malvados y de Gokú también. El saiyan se giró sobre si mismo para encontrarse a una Hikari no solo con los ojos brillantes del mismo color del halo que envolvía la bala que también ese aura envolvía todo su cuerpo. La muchacha se relajó y la bala cayó al piso.

- Me parece que ustedes son unos grandes maleducados -Los mira de frente y esboza una mueca llena de sagacidad- Creen que tienen poder por solo tener esa máquina disparadora y ¿saben qué? No lo tienen, porque esa máquina solo hace agujeros muy pequeños... - resaltó la sonrisa macabra y caminó unos pasos adelante- ...y yo puedo hacer agujeros más grandes -sus ojos emblanquecieron nuevamente.

Temblando y con mucha torpeza los hombres abandonan el lugar pero a diferencia de Gokú, Hikari no se había golpeado la cabeza y quería vengarse, incluso siendo una saiyan mestiza. Se puso en pose de lucha y cuando estaba lista para correrlos el pequeño inmemorado se interpuso.

- Oye, ya tenemos la esfera, asi que déjalos ir.

- ¿Acaso estás loco? ¡Quisieron lastimarte! Y encima con objetos ajenos porque ni siquiera son tan valientes como para pelearme -frunce el puño y junta ki.

-Debes de tranquilizarte por favor -pidió Gokú con clemencia- Si a mi no me importa no debería de importarte a ti ¿O si? - Hikari lo miró con mucha seriedad.

- Los cobardes me dan asco ¡son desagradables! - explusó ki - Y parece que es contagiosa en este planeta pues no me dejaste darles su merecido.

- Realmente creo que no vale la pena, ya los has asustado bastante ¿No crees? - La vena en la frente de Hikari se inflama.

- Eres demasiado bueno Kakarotto, tanto que me desagrada un poco... diría que bastante.

- Y tu eres muy fuerte ¡Vas a tener que contarme como haces eso con los ojos! - se emociona.

- No lo se, no se como lo hago - respondió mientras le dio la espalda y se alejó unos metros con la rabia en la boca - Si ya tienes la esfera larguémonos de aquí.

- Maldición -rezongó el pequeño- No es la esfera de cuatro estrellas tampoco, tiene seis.

- Bien, entonces vamonos de aquí, tendremos que seguir buscando y dejando cobardes vivos.

Gokú la miró pasmado. Pese a que le caía bien y se sentía atraído por su poder no podía comprender porque ella tenía tanta violencia acumulada. Asi que llamó a la nube voladora y subió a ella. Se acercó a Hikari.

- Ya sube, vamonos.

- Tengo mucha ira por haber dejado escapar a esos malvivientes, y me provoca más ira que seas vos quien los haya dejado ir. ¡Eres un flojo!

- No son más que un montón de debiluchos, yo creo que sería abusar de nuestros poderes ¿No crees?

- ¡Olvídalo! Teníamos que acabar con ellos para demostrarles que son unos cobardes. Yo no soy buena como tú, no te confundas.

- Yo creo que si eres buena, sino no podrías haberte podido subir a mi nube voladora. -Hikari lo mira extrañada- Verás, solo la gente de buen corazón es la que puede subir, y tu pudiste. Ni siquiera mi amiga Bulma pudo. Asi que no creo que seas tan mala, solo pienso que estás enojada -le extiende la mano para subir.

Hikari miró al niño con asombro y, sin saber porqué, lo tomó de la mano. En ese momento los ojos de la muchacha emblanquecieron nuevamente y ahi estaba, otra vez, en el universo, flotando ante el gran dragón verde y con un hombre rubio entre sus brazos. Lo soltó lo más rápido que pudo percatarse, pero otra vez lo había visto y sin dormir.

- ¿Te sientes bien? -preguntó Gokú.

- Si, lo siento -sentenció sin dar más explicaciones y subió a la nube. -Vayamos a buscar las esferas del dragón restantes.


A trece galaxias de la Vía Láctea un adolescente Vegeta con su eterno compañero Nappa aterrizaron en el planeta Tylyn-Muri para conquistarlo y venderlo a Freezer pero antes de asesinar a todos sus habitantes -que eran seres muy similares a los humanos pero de pieles más opacas casi grisáceas, con extremidades algo alargadas y de tamaño más pequeño- Vegeta se dió cuenta que estos especímenes cuidaban y protegían celosamente de una gran cordillera que parecía encerrarse de manera circular a lo alto de las cumbres rocosas. Tomó a una hembra del brazo y, pese a que en vano intentó defenderse, la usó de escudo y amenaza para llegar a la ente responsable de tal maravilla. Un espécimen más alto de lo normal junto a otros dos que eran iguales al resto de los habitantes de ese planeta apareció frente a él.

- ¿Qué es lo que aquí esconden con tanta dedicación? -preguntó Vegeta con su característica mueca. El ser se quedó en silencio. -Si no me respondes no te gustará lo que puedo hacer -el hombre siguió guardando silencio. La muchacha secuestrada temblaba y sollozaba.

Vegeta miró a Nappa y asintió. En un instante Nappa se acercó de un salto a los dos entes que acompañaban al otro más alto y les partió el cuello de un puñetazo a uno y de una patada al otro. La hembra rompió en llanto y temor, el príncipe la zamarreó para que callase.

- ¿Va a responder ahora mi pregunta? - levantó el mentón con una sonrisa llena de odio que impactó en la mirada de la subordinada al príncipe.

- Estaba esperando su saludo -finalmente respondió totalmente inmutable ante la violencia de los sayiajins- Pero creo que no existe la burocracia con ustedes.

- Nuestra burocracia es más simple -intervino Nappa- si no responden como lo deseamos entonces pasaran más cosas como esta -Nappa mira y observa desde los pies hasta el cuello a la hembra que tenía Vegeta en su poder.

- Bien, seré breve -dijo el organismo sabio- esto es una reserva natural de combustible. El núcleo de nuestro planeta emite un calor que conjunto a otras características que no valen la pena detallar ahora pero nos da combustible. Es de mucha utilidad porque las cantidades son increíbles y con tan solo medio litro alcanza para explorar toda esta galaxia. -Vegeta y Nappa oían con seriedad y atención- Asi que, comprendiendo que ustedes no negociarán lo intentaré yo con ustedes. Llévense la mitad del combustible pero dejen nuestra gente en paz.

- Ya veo... -suspira el príncipe- Entonces le diré que -y esboza con ironía- aunque mi manera quizás no sea la más burocrática voy a tener que proponerle mi parte del trato. Voy a conquistar este planeta, todos ustedes trabajarán para mi...

- Pero señor...

- ... si no le gusta la propuesta entonces mataré a todos los habitantes y lo repoblaré -sujeta a la mujer con fuerza y ella emite un gemido de dolor- Se habrá dado cuenta que es mucho más molesto trabajar en una reserva natural que mi compañero y yo destruyamos todo esto -ríe con maldad, Nappa lo acompaña en la risa.

El ente alargado se resignó y se arrodilló con las manos en alto ante Vegeta. Nappa se encargó de arrancarle la cabeza de una patada ante el grito de llanto de la sometida.

- Insolente, me molestas -dijo el príncipe y la arrojó al suelo con desprecio. Y dirigiendose a Nappa dijo -No la mates, quizá podamos sacarle más información de algo- y se retiró de allí para observar el gran tesoro del combustible.

- Vaya, vaya ... suspiró Nappa- me encanta tu cuello suave ¿sabes? -la acaricia. Aterrada, la hembra le quita la mano de encima y esto le provoca una gran ira al saiyajin - ¡Ah! ¿Quieres lo difícil? -la toma con mucha fuerza de los hombros- Eso me pone más caliente ¿Sabes?

Apenas pudo soltar un grito aterrado, pero Nappa enseguida le tapó la boca, le arrancó la ropa con una sola mano y cometió el recuerdo más asqueroso, frívolo y cruel que le pudo haber dejado a la habitante de Tylyn-Muri. Cuando finalmente estuvo satisfecho la mujer llena de incertidumbre, miedo y angustia corrió hasta alcanzar unas grandes tijeras con las que arrancó su propio cuello. Vegeta regresó y observó la escena.

- ¿Cuando dejarás de hacer esas asquerosidades que haces Nappa? -expresó el príncipe de los saiyajins con naturalidad por la escena tan familiarizada- Eres un maldito pervertido.

- Tu también lo eres Vegeta, no te hagas el indiferente.

- ¡Yo no voy por la vida cogiéndome cualquier cosa que se me cruce! -sentenció.

- No, solo te coger a los planetas, a sus habitantes y a todo lo que te haga dar dinero -respondió con ironía.

- Mi objetivo es claro: soy el príncipe de los sayiajins y necesito tanto de la fama como del dinero para poder crear un nuevo planeta Vegita. Cuando tenga dinero, poder y fuerza, mucha fuerza -cierra su puño- ¡me encargaré de Freezer y me quedaré con todo su ejército también!

- Mientras tanto trabajas para él, excelente idea -rodó los ojos su compañero de conquista.

- No trates de provocarme, sabes que puedo asesinarte en un abrir y cerrar de ojos -escupe- además pareciera que te olvidas que soy el príncipe por lo tanto me debes -y grita- ¡respeto!

- Si señor Vegeta -responde cabizbajo y con algo de miedo.

- Ahora Freezer envió a unos hombres para utilizar este gran centro de combustible. No solo nos pagarán mucho dinero sino que también nos renovarán las naves por unas con mejor tecnología. Por cosas como esta sigo con ganas de vivir y conquistar más y aún más lugares... -sonrió.


continuará!