!Hola! Aquí Zakki quien ha vuelto a aparecer con una historia nueva y loca. Yo se que he puesto en pausa momentánea algunos proyectos pero tengo la maravillosa noticia de que este ya está practicamente terminado, y son MUCHOS capítulos. Decidí estrenarlo cuando dijera "He escrito suficiente ya no hay vuelta atrás" y todo parece indicar que la próxima semana terminaré de escribirlo. Habrá estreno de un capitulo semanal y para que se sorprendan segun mi candelarización !Tendremos esta historia de aquí a Mayo!

Bueno, basta de emoción, es hora de contarles de que va.

Desde hace más de un año me ha gustado BokuKuro y debo decir que gracias a su reciente aparición en el anime y que más gente entendería mi amor por la pareja fue que me motivé a escribir esto. También hubo dos personitas que me estuvieron echando porras a la distancia así que dedico esto a Mari y a mi esposi Hato que son como el Oikawa y el Kuroo de mi vida.

Muchos, con justa razón, ven a BokuKuro como una simple amistad pero aquí es donde esta historia entra con la gran interrogante de : ¿Y si te enamoras de tu mejor amigo?

Han pasado diez años de historia y anécdotas, a veces un evento pueden desencadenar hasta los más locos sentimientos y Kuroo relata como es que tiene que enfrentarse a eso mientras un montón de historias más se forman a su alrededor.

Parejas : Bokuto x Kuroo, Akaashi x Kenma, y un posible Oikawa heterosexual que verán más adelante.

Solo queda decir, disfruten la historia.


o

Suave, húmedo y cálido, algo que sonaba a irrealidad y mera fantasía. Tuve esa sensación esporádica de un ataque en las tripas victima de un bombardeo suave que aceleraba mi corazón y viajaba a lo largo de mi cuerpo hasta tensar mis dedos. Pude sentir su respirar golpeándome la mejilla y fue entonces que reaccioné ante la situación ¡Santo cielo! ¡Realmente esto estaba ocurriendo! Se sintió como si hubiesen pasado horas pero fueron apenas cinco segundos, los necesarios para abrir una puerta que había permanecido cerrada diez años y que tal vez así debió seguir. Me alejé, le observé y él me vio con esos ojos dorados y sus cejas extrañamente más arqueadas de lo normal por la sorpresa. Parpadeamos un par de veces como si la vida nos hubiera tomado por sorpresa, un silencio que me asustaba, era hora de ser nosotros mismos para asegurarnos de que todo estaba bien.

¡Bro! ¡Eso ha sido gay!—dijo Bokuto sentado en el asiento del copiloto. Reí con el miedo de que ese acto tan espontáneo hubiese quebrajado nuestra amistad, que le hubiese asustado pero su reacción fue la de él mismo, nada más que eso.

Nada de eso bro, es un saludo…de otras religiones. Checoslovacos creo…—y ya se que Checoslovaquia no era una religión si no un país pero ¿Cómo excusarme? Fue una tontería…

Ya veo…—estiró un poco los brazos inocente, me golpeó la culpa en la nuca—voy a dormir, Bro. Si mañana llegamos tarde al entrenamiento nos molerán a palos.

Tienes razón. Nos veremos mañana…—Bokuto alzó una mano mientras salía del viejo auto, mis dedos jugaban ansiosos contra el volante aunque mi rostro se mostraba imperturbable. La calle apenas estaba iluminada y justo un faro melodramático alumbraba el capot oscuro del vehículo. —Viejo amigo, perdón por lo que has visto…—le dije a mi auto, ahora solo el podía escucharme.

Lo encendí dispuesto a partir, hizo un par de ruidos "normales" hasta que se puso en marcha. Este viejo camaro, víctima de burlas por parte de mis compañeros era mi amigo inseparable. Fue mi primer vehículo y lejos de considerar tener otro pensé en seguirlo modificando hasta crear un transformer, un sobreviviente como me gustaba llamarlo. Facilmente yo hasta podía comprar un auto del año pero no, no pensaba hacerlo. Cada asiento y cada parte tenía una historia marcada y ahora había sido participe del capítulo más raro de mi vida. Este viejo cacharro al menos aun andaba, lo suficiente para llevar a Bokuto a casa. Mira que vivir en los suburbios pudiendo vivir en la ciudad, pero no podía juzgarlo si yo tenía un vehículo así solo que mi excusa era más emocional, la de él era "Algún día tendré un helicóptero por eso no puedo gastar", a saber cuál era su verdadera meta

Él siempre tenía ocurrencias infantiles, cierta inocencia en sus actos. Hace ya tanto que nos conocimos, cuando él era jugador de Fukurodani y yo de Nekoma, siendo amigos, rivales y a su vez aliados. Podía haber apostado que hasta ahí llegarían nuestras aventuras, en esos campamentos de verano entrenando, pero parecía que Dios o alguna divinidad se divertía de lo lindo con nuestro dueto dinámico y grande fue nuestra sorpresa cuando hace unos años nos topamos dentro de la Universidad de Tokio. No estudiábamos la misma carrera, Bokuto había entrado a Artes Plásticas pues según él "Odiaba las matemáticas pero eso de hacer figuritas y pintar era de lo más divertido", cuando lo decía de esa manera sonaba fácil y por su actitud de despreocupación total pareciere que cruzó la Universidad como se cruza un pequeño riachuelo. Yo por mi parte estaba en la Facultad de Medicina Deportiva, algo que suena muy cool cuando lo menciono. La realidad es vergonzosamente distinta, no aprendí gran cosa y pasé mis materias salvándome a causa de mi desempeño en el equipo de vóley, posiblemente para Bokuto era igual.

A la Universidad no les importaba si nosotros fungíamos como profesionistas, alguna vez así se me dijo "Tú solo encárgate de que el equipo de vóley gane las nacionales, después de recuperarás en tus exámenes", mismos que obviamente aprobaba aun si no sabía nada pues a la escuela le convenía mantener a sus estrellas, esas eran sus extrañas prioridades. Al menos sus esfuerzos dieron gratos frutos, ahora los directivos se daban golpes en el pecho de orgullo al saber que sus egresados eran seleccionados nada más y nada menos que de la mismísima Selección de Vóley Japonesa.

Si, ambos nos topamos una y otra vez durante diez años y lo que debía ser una simple coincidencia ocasionada por la similitud en gustos ahora lo veo como una trampa mortal que alguien ejecutó y planificó para llevarnos hasta este punto. Mientras llegaba a la ciudad y tras pensar en todo ello en el camino noté algo terrible, subí la música al estéreo y respiré profundo intentando oxigenar mi cerebro. Fue por mucho la peor cosa que he hecho en diez años, y vaya que he hecho cosas terribles pero crucé una linea que no debía cruzar. Bromeábamos, como hacíamos cada día tras dejarle a casa, reíamos de cosas casuales, charlábamos de las prácticas y de nuestros compañeros. Cuando nos estacionamos frente a su casa el tema del momento era Oikawa y esa novia que tenia pues parecía que la maquina de pintura le explotó en la cara. Bokuto empezaba a imitar sus mohines exagerados cuyo supuesto propósito eran hacerla lucir adorable pero generaba una reacción de desagrado. Yo reía golpeando el volante un par de veces respondiéndole como si fuera Oikawa "Lo siento caramelito, hoy tengo practica" decía como él. Bokuto volvía a su rol de novia plástica y al final cerró los ojos, apreté el volante y simplemente pasó. Cinco segundos, no supe si fue impulso, locura, una homosexualidad latente dentro de mi o un simple reflejo sin futuras consecuencias pero sabía que, por lo menos esa noche, me robaría el sueño de la preocupación.

Bajé del auto, un par de golpes y la puerta cerró. Empecé a abandonar el estacionamiento lleno de autos lujosos, el elevador que me causaba cierto mareo fue el siguiente punto. Algo contrario a lo que era mi vehículo era mi apartamento. El edificio lujoso me sentó de maravilla, por suerte mis pequeños trabajos pudieron pagarlo aunque era vergonzoso hasta para mi que tras encender la luz el primer espectacular que se veía frente a mi ventanal poseía una foto mia, blanco y negro con letras cursivas, para una linea de perfumes que me quería a medio vestir para atraer clientes. Es en serio, no entiendo a la mercadotecnia pero poner a un hombre atrae el mercado de hombres, aparentemente. Pero bueno, ahí estaba yo mirándome a mi mismo, parecía un acto de egolatría pero que la agencia de perfumes decidiera poner su anuncio frente a mi hogar había sido mera coincidencia.

Supuestamente para las revistas donde me entrevistaban y la montaña de cartas de fans que recibía semanalmente era considerado un sex symbol cosa que había generado una especie de rivalidad innecesaria entre Oikawa y yo quien presumía de ser más famoso y codiciado pero poco me importaba, la fama y la belleza era una cuestión soporífera y momentánea. Los deportistas atraían gente casi a la par que los actores de cine y por ende siempre había más de una modelo o famosa tras nuestros pasos y ¡Santo cielo! ¡Cuántos golpes recibí por rechazar a esa rusa de curvas pronunciadas! Pero no me creerían si les dijera que no me movía ni un vello en cambio ese beso, justo en ese momento no dejaba de hacer vibrar todo en mí.

Ese beso.

Un suspiro más de tantos que ya llevaba, el reloj marcaba las dos de la madrugada. Rodé por enésima vez con los ojos apretados y nuevamente esa oleada de sensaciones cursis me helaba los dedos de cada mano y cada pie calentándome las mejillas. ¡Debía dejar de frustrarme por eso! ¡Fue un accidente! ¿Verdad? Solo estábamos bromeando, debía permanecer como una broma. Apreté la almohada a cada lado de mi cabeza, necesitaba dormir ya.


¡Vaya horario tan terrible! ¡Vaya forma de llegar olímpicamente tarde! Apenas dormí unas cuatro horas y era tiempo de ir al entrenamiento. Llegué al complejo, al menos, y ya habían empezado. Voté las cosas en el vestidor, me desprendí de mi ropa y entre saludé a quien sea que estuviera ahí. El casillero de a lado se cerró, ahí estaba él como si con su presencia me golpeara, me quedé enmudencido ¡Ah! ¿Por qué rayos está pasando esto? ¡Controlate Kuroo! ¡Has saludado a este hombre cada mañana durante tantos años! Esto es tan incómodo.

Buenos días, bro…—apenas iba a responder su saludo cuando pasó. Se acercó sin consentimiento ¡Invadió mi espacio seguro! Y simplemente como vil ladrón me robó un beso. Parpadee confuso, él me miró con una sonrisa alegre, demasiado, y fue que cai en razón de que mis emociones no eran fantasía, eran genuinas, molestamente genuinas. Recordé que en aquel sitio no estábamos solos, de hecho para mi suerte salí de mi quinceañero ensimismamiento cuando aquella persona dejó caer su maleta al suelo. ¡Maldición! ¡Ahora tenemos un testigo!

No…no es lo que parece él está…

Es un saludo de bros…—el más bajo estaba un poco en shock, o más bien bastante, mientras que yo no sabía dónde meter la cabeza.

E..está bien yo…—alguien apareció en el marco de la puerta de los vestidores rompiendo la tensión acumulada. ¡Bendita salvación!

¡Chicos, el entrenador esta que quiere colgarlos así que apresúrense! Hinata ¿Estás bien? Te vez pálido—el pequeño no se atrevió a vernos nuevamente y negó rápidamente mientras salía a toda prisa de los vestidores.

¡Yo no he visto nada!—solo me quedó tallarme la cien, buscar fuerzas divinas para no meterme dentro del casillero victima de una inesperada vergüenza por que hasta hombres como yo podemos sentirla, al menos esa vez la experimenté.

En un momento iremos, Noya-san —dije a nuestro libero, él asintió yéndose a prisa mientras destensaba mi cuello y volvía a mi labor de vestirme a lado de Bokuto. Debía frenar eso por el bien de mi salud mental y la de nuestros compañeros de equipo.

¿Qué habrá pasado con él? Es como si nunca hubiera visto un saludo de bros —dijo con otro vuelco de inocencia mientras cerraba mi casillero.

Escucha, no es buena idea que hagas eso… es decir…es…—no encontré las palabras correctas, alguna manera de corregir mi error.

Entiendo…—Bokuto cerró su casillero y sonrió refrescante —No lo volveré a hacer si le molesta a Kuroo.

En algún instante me quedé solo en los vestidores pese a que había pasado un buen rato desde que había terminado de vestirme. Tuve ganas por unos segundos de decir "No me molesta, de hecho gracias, me ha encantado" pero las palabras se me atoraron en la garganta.

En diez años fue la primera vez que me sentí tenso frente a Bokuto y eso no había sido una sensación agradable.

Cuando llegué a la práctica el hombre regordete que se hacia llamar entrenador me miró con el entrecejo fruncido y casi en automático, resignado, decidí hacer mi castigo por retardo que constaba de una veintena de vueltas alrededor de la cancha. El resto ya había iniciado la práctica, ahí nos encontrábamos corriendo a paso lento los tres castigados, por su parte Hinata lo hacia a prisa y sin conciencia, en eso no había cambiado aun tenia esa vitalidad y energía de sus años de estudiante. Mientras tanto yo iba tras Bokuto mirándole la nuca y esos remolinos entre negro y blanco que se perdían ahí, como sus cabellos se extendían hacia arriba y terminaban en una serie de picos irregulares que con esfuerzo cada mañana se ayudaba a mantener. Y así fue que me perdí en la complejidad y estructura perfecta de su cabello mientras el resto del equipo hacia lo suyo.

El líbero, Nishinoya Yuu, se lanzaba al suelo con destreza mientras gritaba a todo pulmón su nuevo ataque: "Rolling Thunder Maximus". Por otro lado nuestro setter se encargaba de colocar el balón, él había mejorado a caudales y en su mirar se notaba que realizó un montón de cálculos para saber cuál era la mejor elección..

¡Kageyama! Aquí —le gritó otro uno de nuestros bloqueadores que brincó a gran altura, Iwa había aprendido a alzarse con maestría y a rematar con fuerza pero no lo suficiente para romper esa muralla frente a sus ojos.

¡Hajime Iwaizumi, usa más fuerza!—gritaba el entrenador—Si no puedes romper la muralla de Wakatoshi los americanos te harán trizas.

¡Si, señor!—dijo Iwa con la concentración en su mirada mientras centraba sus ojos a Ushijima fijamente, ese había sido su reto en esos meses, derrotar al ace de nuestro equipo. Mientras, detrás de la estrella con elegancia el otro setter hacia un saque sublime. Ese hombre no había cambiado en absoluto.

¡Esfuérzate, Iwa-chan!—decía Oikawa haciendo un punto sin mucha dificultad —derrotar a Bakatoshi es muy simple. —dijo presumido alzando los brazos.

Si es tan fácil ¿Por qué no lo has logrado tú?—el rubio a su lado contenía la risa mientras Oikawa sacaba la lengua, y ahí iba nuevamente la riña diaria.

Silencio, ni siquiera eres titular, no puedes opinar Tsukishima —y así Tsukki alzaba los hombros, siempre usaba esa vieja burla de no ser titular que ya ni siquiera le molestaba. A su ritmo megane-kun había logrado entrar al equipo y eso, dados los acontecimientos, era un gran logro si me lo preguntaban.

Kuroo, Bokuto. Incorpórense a la práctica. Akaashi, reemplaza a Oikawa. Practicaremos los remates —ordenó el entrenador mientras rotaban de nueva cuenta y empezaban otra ronda de tiros.

Así era actualmente el equipo, había más integrantes pero esos eran los más dinámicos y frecuentes, esos mismos que en juventud nos enfrentamos cara a cara y que ahora debíamos luchar hombro a hombro. Las grandes estrellas reunidas en un solo sitio, de alguna forma nunca pensamos que nuestros pasos nos llevarían a ese momento pero eso estaba bien, eso era lo que habíamos soñado.

¡Hey! ¡Akaashi! —terminada la práctica Bokuto fue a prisa a rodear el hombro de su viejo aliado — iré a tu casa, tengo ganas de comer esos bollos de carne que preparas…

No soy su madre, Bokuto-san —dijo sin muchos ánimos pero daba igual lo que dijera si Bokuto decidía ir a su casa lo haría. Akaashi fijó su mirada en mi casi como si pretendiera que leyera su mente, se secaba el sudor, y seguro pareció necesario preguntarlo por cordialidad o cortesía—¿Vendrá, Kuroo-san?

Eh. No, yo tengo una comida en la agencia. Si más tarde organizan algo me avisan —peiné mis cabellos hacia atrás, o al menos intenté por que estos de un salto volvieron a su forma original casi como parte de una maldición que nunca acabaría. —Me saludan a Kenma.

Dicho eso partí a las duchas. Hubiese deseado tener algo de tiempo libre, hacia un rato que no veía a Kenma aunque seguro el otro ni siquiera lo había notado. Es posible que a esas alturas no supiera si era de día o de noche ni en qué fecha debía estar el calendario. Actualmente Kenma pasaba todo el día en casa, se encontraba en un enorme sillón lleno de mangas frente a un televisor de cincuenta y dos pulgadas que, malamente, Akaashi le había obsequiado. El pretexto había sido que ahora con su inusual empleo sería mucho más productivo pero había pasado tanto tiempo jugando videojuegos que se había olvidado por completo de la existencia de otras criaturas en la tierra. Kenma trabajaba probando los betas para una empresa de programación de videojuegos, era el trabajo de su sueño. Tan pronto le dieron la oferta, pese al módico salario, aceptó de inmediato. Aun cuando yo pensara que Kenma sería un valioso miembro del equipo él estaba haciendo su sueño, a su manera pero lo hacía feliz.

Cuando salí de las duchas me encontré con la mirada evasiva del chico pelinaranja, supongo que le debía una explicación pero cuando intenté hacerlo él había partido siguiendo a Kageyama. Vaya lío, esperaba que los rumores no se esparcieran. No es que me ofenderá si alguien decía que yo tenia algo con Bokuto, o con cualquier hombre en general, aquí el problema es que hasta donde yo sabia o creía era totalmente heterosexual.

Si, salí con alguna chica aunque parece difícil de creer pero tras conocerme todas piensan que soy decepcionante. No me frustra, de hecho me da bastante igual por lo que no soy como Oikawa que va por la vida buscando amores, solo hago lo mio y me voy a dormir, así es como vivo actualmente mi vida.


Una modelo se cruzaba de piernas frente a mi mostrando la abertura provocativa de su falda yo pasaba de largo la mirada hacia otro punto totalmente desinteresado e irónicamente eso las mata, ser algo rechadas las motiva y cada vez que salía a una de esas aburridas y extensas comidas de la agencia siempre alguien me fichaba, me quería, pero yo me negaba, al menos la mayoría de las veces.

¿Acaso Tetsu es casado en secreto?—preguntaba esa chica de cabellos rubios y gruesos labios. Yo reí.

Tengo una hermosa relación con la comida y el deporte, no quiero tener problemas con ello —bebí un poco de mi copa mientras miraba a mi representante con cara de "realmente no quiero estar aquí".

Debe ser muy agotador ser de afamado deportista y la cara de una marca, seguro tienes alguien que te consiente al llegar a casa —pasó sus dedos por el dobladillo de mi cuello, no se por que sus palabras me hicieron pensar en él.

Bueno, tengo un ave en casa—mentí — algo escandaloso al verme pero sabe como amenizar mis descansos. —mi representante me hizo la seña, al fin era hora de escapar para mi. Miré mi reloj, fingí preocupación—de hecho debo ir a alimentarlo, fue un gusto charlar con usted.

Igualmente, Tetsu —chocó mi copa pero en la cercanía dejó una tarjeta dentro de mi saco—si ocupa algo más que un ave no dude en llamar.

Apenas me despedí de mi agente salí desabrochándome la molesta corbata a tirones y marcando el móvil al mismo tiempo ¿Por que estaba tan ansioso? Temía encontrar la respuesta pero aun así seguí impulsivo hasta mi vehículo cuando el móvil al otro lado fue descolgado.

¿Si?—su voz desaliñada, casi tanto como él, había sorpresivamente contestado.

Hey, Kenma…—dije intentando sonar no muy agitado por mi escape de tal lugar —¿Aun están en algo?—escuché al otro lado el sonido del videojuego, seguro había contestado sin dejar de jugar, vaya hombre.

Bokuto-san se fue hace un rato y Keiji duerme—directo, eso me rompía todos los ánimos. Realmente deseaba pasar un dia con ellos, tal vez con él pero solo Dios sabe donde estaría Bokuto y conociéndolo seguro lanzó su móvil a un lugar del cual nunca será desenterrado. No contesta llamadas ni mensajes asi que la única forma de contactarlo es con aquellos que esté. Asi es él.

Ya veo, bien será otro día…—estuve por despedirme, él me detuvo.

Ven al apartamento, necesitamos hablar—cuando quise quejarme Kenma me había colgado. Fruncí el entrecejo ¿Ahora que le había picado? Alcé los hombros y partí a ese sitio, de todas formas poco había que hacer esa noche. Tal vez si hubiera aceptado los coqueteos de esa rubia ahora estaría viviendo una pasional aventura bajo las sábanas, por que vamos, llegué a tener mis aventuras pero siempre anteponía a pasar un rato con mis amigos antes de estar entre un par de piernas.

Aunque, viéndolo de esa manera, cualquier par de piernas hubiera estado bien en vez de ver la expresión de Sadako que tenía Kenma tras abrir la puerta. Vestia un short y una camisa de resaque que decía "Fue lo primero que encontré". Su cabello había crecido algo, tal vez demasiado y ni siquiera se había tomado la molesta de teñir esas puntas rubias. Debajo de esa maraña de cabello al mas puro estilo del tio cosa estaba lo que quedaba de mi mejor amigo, aun mas palido que antes por no salir de casa pero igual de delgado y pequeño.

Dime que al menos tomaste un baño—no respondió, aprovechó que se había separado de la endemoniada consola para colocar una coleta alta o un intento de ella y así volver a plasmarse en el puff que se hundió dándole comodidad. A su alrededor había un montón de bolsas de fritura, latas de soda, platos de plástico y cajas de comida rápida. Pasé entre ellos hasta tirarme en el puff de a lado mirando en la enorme pantalla el juego de la semana—¿Que tal?

Tiene errores en la adquisición de ítems, la evolución de las espadas de nivel veinticinco está a destiempo y el ataque de los arqueros no es uniforme —dijo como un breve reporte. Fuera de pensar que Kenma realmente perdía el tiempo con aquello la realidad es que tenia un talento nato y era muy observador en cuanto a juegos, casi tanto como lo fue en el vóley.

Preguntaba sobre ti pero es bueno saber eso , también…supongo —Kenma no despegó los ojos del juego el cual tenía un bajo volumen considerando que según a sus palabras Akaashi dormía.

Él y Akaashi vivían juntos, si, yo también estoy sorprendido aún. Casi como una historia repetitiva tras graduarnos Akaashi tomó el rol de capitán del equipo mientras que Kenma fue igual para el nuestro. Aunque dicen que los partidos entre nuestros equipos no fueron tan emocionantes debido a la calma de ambos capitanes no dejaron de ser reñidos en habilidades. Kenma y Akaashi estudiaron en la misma Universidad pero a diferencia de Bokuto y yo ellos si siguieron la misma carrera, era algo de robots, Electromecánica Robótica y cosas para destruir el mundo, la verdad no recuerdo pero tenía un nombre bastante extenso.

Kenma dejó la escuela después de dos años, cuando le ofrecieron ese empleo. Obviamente sus padres no estuvieron felices con su decisión y le echaron de casa. Pese a que le invité a vivir conmigo parecía que su plan B estaba en ejecución y que Akaashi había decidido adoptarle, ni que decir que me sentí ofendido ¿No se supone que yo era su mejor amigo? Pero no hice un drama por eso, no después de saber una extraña, pero nada juzgable, realidad sobre Kenma.

Si tienes algo que contarme te escucho —dijo sin verme, concentrado en lo suyo —Shouyou me ha mandado mensajes sobre lo que vio y después viene Bokuto-san a preguntar un montón de cosas raras…

¿Que cosas?—dije mientras intentaba tomar de su bolsa de papas pero habilidoso me detuvo con su pie.

Es secreto, preocúpate por la salud mental de Shouyou ahora —dijo totalmente torcido luchando con ambos pies contra mi mano, una batalla por la comida.

Ya le dije que fue un malentendido es decir…—me detuve, hasta de reñir. Dejé en paz la bolsa pensando que decir ¿Había sido solo un malentendido o realmente había deseado que ocurriera? —Lo besé, me besó, es algo normal entre amigos ¿No?

Ya sabes la respuesta…—dijo comiendo una fritura, me hundí más en el puff.

No pienses nada raro, es decir llevamos diez años aguantándonos, no va a pasar nada como eso entre nosotros. —no respondió, solo siguió ahí. Gracias Kenma, eres el mejor escuchando.

El tiempo no tiene nada que ver…—dijo en voz baja —a veces basta un día, un mes, un instante o toda una vida para descubrirlo. —y solo pude pensar mil veces "eso no me puede pasar a mi…"

No entiendo por qué el pequeño se ha traumado, es decir, ¿No sabe sobre tu y Akaashi?—Kenma guardó silencio, un silencio que no rompió. De alguna forma su extraña relación era precisamente así, un silencio, un manojo de suposiciones y creencias que nunca terminaban de confirmar o negar. Tal vez Hinata no lo sabía, tal vez nadie además de Bokuto y yo lo sospechaba pero lo ambiguo de la alianza entre Akaashi y Kenma era algo que caería sobre su propio peso, o al menos eso pensé siempre y así se fueron siete años de duda.

Ese día volví a casa con la necesidad de descubrir si lo mio era simplemente una curiosidad científica, una estupidez esporádica, un sentimiento genuino o el inicio del apocalipsis homosexual. Aun cuando en todo el camino idee que tras llegar a casa, tomar un baño, beber un vino para después recostarme crearía una estrategia infalible en el afán de responder a mis dudas sin traumar a otras almas inocentes y a Bokuto en el proceso pero mi plan se disolvió de mis manos. Ahí estaba sentado bajo mi puerta, adormilado y con los cabelllos despeinados. Me acerqué a paso lento, me incliné un poco él reaccionó observándome.

Bro ¿Qué haces aquí?—se talló los cabellos mientras se ponía de pie notoriamente agotado.

Perdí mi móvil así que no pude llamarte y decidi esperar— podía haber esperado a mañana ¿Qué cosa sería tan importante como para quedarse aquí esperando a estas horas?

¿Quieres pasar?—él negó con la cabeza, dijo que sería breve. Me tallé la nuca, me sentí tonto como ese nerviosismo amateur que produce una confesión aunque estaba seguro que esto no era lo mismo que eso ¿O si? Bokuto se veía ansioso, preocupado y era raro que se preocupara. Bokuto era la clase de persona que se preocupaba por cosas raras como el patrón en el cambio de corbatas del hombre que anuncia el clima o que lado de el árbol frente a su casa tiene más hojas, jamás por cosas que merecieran la pena, jamás lo suficiente como parar quedarse e interrumpir su sueño esperando.

—No se si estés molesto…—susurró tallándose la nuca mientras dudaba —por que te saludé o no se pero…—juegueteaba con el dobladillo de su camisa como si armara un montón de frases coherentes en su enigmática cabeza hasta lanzar la mejor.— no me agrada, no quiero que dejemos de ser bros.

Y se me salió el alma como en un suspiro lastimero pero inaudible y busqué fuerzas en el primer rincón de mi interior, sonreí despeinando sus cabellos, de una manera falsa pero lo suficiente para que me creyera.

Fui un tonto.

Y no cualquiera. Fui el rey de los tontos.

Merodeaba en mi mente pensando en una respuesta a mis sentimientos cuando no me preguntaba por los suyos. Y ahí estaba, su amistad blindada y eterna ante mi. Nada más, nada menos. No hay misterios ni puertas abiertas, al menos no para mi, al menos en ellas no estaría él. ¿Sabes? Es difícil que me matara pensando en que sería del amor mientras él perdía el sueño pensando en que sería de nuestra amistad.

Es difícil ser el único.


Chan chaaaaan. Pobre Kuroo, todo el primer capitulo haciéndose ilusiones solo y Bokuto viene a bajarlo de la nube. ¿Les ha gustado? Espero que si y también espero conocer muchos fans de la pareja en el proceso.

Sobre el capot, estaba segura que era capote pero es la parte delantera de un vehículo. El puff es una especie de almohada que se hunde y tuve una batalla entre AS y ACE, pero se entiende ¿No?

Nos leemos el próximo capitulo.

Atte. Zakki, oyaoyaoya