Ya casi llegamos al final, pero ya esta decidido tener una continuación.

Mi historia ya ha cumplido un año! Ahhh! (gritito de emoción)

Disfruten, mis amores, mis queridos lectores…

-Es hora- dijo lord Lion, rozando con cariño la gema que colgaba de su cuello, para darse suerte.

-Den con todo lo que tengan- dijo lady Blood.

-Llenen de orgullo el nombre del clan "Viento"- ordeno lord Roaring.

-Ya no debe existir el miedo o la duda en nosotros- aviso lady Flamia.

-Mucha suerte a cada uno- susurró lady Aquarius.

Sus guerreros respiraron hondo, tranquilizándose un poco al sentir el aire frío de la mañana inundar sus pulmones.

-¿Listas chicas?- pregunto Twilight.

-Nunca me sentí más lista- dijo Pinkie.

-Preparadas más que nunca- asintió Rarity.

-¡Por fin, esto era lo que esperaba desde hace mucho tiempo! ¡Acción en la batalla!- aleteo Rainbow.

-Ahora solo importa que esto termine sin ninguna pérdida- suspiro Applejack.

Mientras tanto, la manada Drakalia avanzaba a un ritmo similar. Las garras y pezuñas de cada draconequus junto al crujido de las patas de sus timberwolfs parecían ir sincronizada en aquella marcha, directas a sellar su destino. Ninguno tenía miedo, a pesar de la incertidumbre sobre el final de la batalla.

Avanzaron hasta llegar adonde esperaban encontrar aquella barrera cascada, la entrada a Forestreaml, pero esta ya se había echo a un lado, invitándolos a entrar. Divisaron los ejércitos de cada clan, quienes esperaban dentro serenamente.

Viendo que sus enemigos se encontraban alineados y preparados para el combate, todos se detuvieron en seco. Se suponía que ellos no sabrían nada de su ataque sorpresa. Esto ya era un gran giro en lo que habían planeado.

-No puede ser- susurró Caronte, sin querer mostrar su desconcierto- ¿Cómo es que ellos se enteraron?

-Tal parece que tu plan no será exactamente como lo esperaste- le susurró Fang a su lado, sin inmutarse- pero creo que este enfrentamiento será algo parejo.

La manada esperaba alguna orden de su señor ¿Qué habrían de hacer ahora que sus enemigos los esperaban también listos para pelear? Estaban delante de la entrada del lugar al que habían esperado tomar por tanto tiempo, y tenían dos opciones: una, continuar su marcha y pelear con ellos de una vez por todas; dos, retroceder y regresar al campamento, ya que aún tenían tiempo para eso.

Sin embargo, a pesar de lo tranquilo que lucía la entrada de la manada a Forestreaml, Caronte no confiaría por nada, recelaba incluso de sus propios guerreros. Sospecho que tras esa tranquilidad tal vez se escondería alguna trampa que no se debía pasar por alto o sería la ruina de todos. Podría ser que valdría la pena probar con un simple peón.

Después de desistir en mandar a uno de sus soldados novatos, decidió mandar a un joven timberwolf del grupo que iba con ellos. Este era algo más pequeño que los otros, tenía los ojos de un color algo verde pantanoso y su aliento no era tan desagradable. Había sido el favorito de Escila, quién lo había nombrado cariñosamente como Thorny.

Dándole un golpecito en la espalda, mando al pequeño timberwolf a que entrara a Forestreaml. Thorny avanzó sin problemas, incluso hubo momentos en los que se sentó para rascarse la espalda con su pata trasera, y cruzo hasta llegar al verde prado al otro lado. Allí se sentó nuevamente y aulló fuertemente como señal, esperando que los otros cruzaran como él.

Al menos con eso quedaba claro que no habría ninguna trampa, así que la manada Drakalia continúo su avance, para adentrarse en Forestreaml y encararse finalmente con sus enemigos. Mientras tanto, Thorny, que se había quedado esperándolos, levanto las orejas y la punta de su trufa atraído por un aroma conocido y único para él. De inmediato, a pesar de ser una criatura no muy racional (porque eso parecen ser los timberwolfs, sin ofender), reconoció el aroma de su antigua y querida dueña.

Lanzó un pequeño aullido de alegría y trotó alegremente en dirección al ejército de los cinco clanes. Algunos ponies se hicieron a un lado, alertas de lo que ese timberwolf intentara hacer, pero miraron algo desconcertados como solamente aquella criatura se echaba patas arriba, mostrando su estómago muy dócil, frente a Escila.

-¡Thorny! ¡Cuánto me alegra verte otra vez, mi lindo saquito de astillas!- exclamo Escila, acariciando su cabeza y recibiendo una cariñosa lamida de su timberwolf.

-No sabía que tenías un perro de mascota- dijo Discord, mirándolo.

-No es un perro, es un timberwolf- respondio Escila- y parece que su lealtad hacía mí es muy fuerte.

-Pues espero que lo sea también para esto- comento lord Lion, con la mirada fija al frente.

-¿Quieres estar en esto conmigo?- pregunto Escila.

Thorny froto su sólida cabeza contra el cuello de su dueña, como aceptando la proposición.

-Que buen chico- sonrió la draconequus- y muy pronto tendrás un nuevo y pequeño dueño.

Miro a lord Lion, a Discord, a las mane-6, a Spike y soltó un suspiro.

-Hace casi un día fui una oficial y ahora estoy del lado de los que eran mis enemigos… vaya destino- pensó sonriendo un poco- sí… vaya destino.

En todo ese tiempo, Wild se había mantenido silencioso y expectante junto a lady Blood. Deseó con todas sus fuerzas que todo acabará bien. Se había reencontrado con su madre y no quería que ese primer encuentro fuera el último. En esos días habían pasado muchas cosas. Había sido prisionero de sus enemigos, sus antiguos sentimientos por su amiga de la infancia no habían sido correspondidos, terminó por aceptar la relación de esta con un molesto draconequus, logró encontrar a su progenitora y por último, en su interior empezaban a surgir sensaciones cuando veía a su amiga Blizzard.

Todos sus asuntos eran una telaraña. Al menos tenía que decir algo…

Aún tenía tiempo de hacer algo antes de pelear, así que lo más rápido que pudo voló hacía las tropas del clan Fauna.

-¿Wild compañero, qué establos haces aquí? Estamos a punto de luchar- dijo Applejack.

-No tengo mucho tiempo, solo vine a decirles que si no… sobrevivimos, me alegra haberlos conocido a todos, en serio. Y lo admito… Discord, sí que eres un gran tipo y ya que te debo la vida… debo decir que lamento haberte tratado mal antes y llamarte fenómeno híbrido, y también alimaña deformada y escoria malhecha.

-Gracias amigo y no te preocupes… espera ¡¿Qué es eso de escoria malhecha?!- exclamo Discord.

Pinkie y Rainbow soltaron una risita, al igual que Escila, que lo había escuchado todo.

El pegaso sonrió y antes le dio una última mirada a los guerreros del clan Fauna… se quedo confundido ¿Y Fluttershy?

Pero ya no había tiempo de interrogantes, así que solo regreso velozmente al lado de su tía.

La manada se puso en marcha nuevamente, la señal del timberwolf había tranquilizado los nervios de Caronte sobre una supuesta trampa, aunque no sus nervios de como terminaría aquella guerra y su cercano encuentro con lord Lion. Recordó sus antiguas lecciones para la lucha, principalmente no mostrar tu ira y deseo de pelea frente a tu enemigo, según le había dicho Fang.

-Espero que estés rezando mentalmente por no morir, tú madre te mataría si te viera en el otro mundo sin haber logrado nada- le susurró Fang a su lado, mientras avanzaban.

-Tal vez hubiera preferido verlo a "él" antes, como siempre- gruño Caronte.

-Vamos muchacho, no es el momento de revivir envidias fraternales- respondio Fang.

Al llegar al medio del prado de Forestreaml, algo desconcertó al líder draconequus… ¿Dónde estaba el pequeño timberwolf que había enviado? No se encontraba esperándolos en medio del lugar, como debía ser.

Su primer pensamiento fue que alguna trampa silenciosa había capturado a la criatura y estaba a punto de encargarse de los que iban al frente de la manada, y eso lo incluía a él. Hizo una señal y todos sus subordinados se detuvieron en seco.

Los dos ejércitos ya se encontraban uno frente al otro, solo estaban distanciados por algunos metros. Sin embargo, una pequeña mirada alrededor del ejército contrario fue suficiente para que Caronte pudiera distinguir al pequeño timberwolf al lado de sus enemigos jadeando y moviendo su cola alegremente. Acompañaba a… cierta draconequus.

Cualquiera podría pensar que se ha vuelto loco si vuelve a ver a alguien que desapareció sin ningún rastro. Eso es exactamente lo que Caronte pensó cuando reconoció a Escila, quién se hallaba también al lado de los ponies forestreamlianos. No podía creer que estaba viva, parecía casi un milagro.

Sin embargo, ella estaba usando una armadura algo beige y marrón con una gema marrón algo más clara en la pechera. Eso solo podía significar una cosa. Con gran decepción y frustración (aunque no lo demostró) comprendió que Escila, SU pareja, no había desaparecido en realidad, sino que había decidió unirse a las tropas de sus enemigos. Para rematar, se encontraba al lado de lord Lion, al igual que otro draconequus… se llamaba Discord, o eso recordaba.

-Esto ya no puede ser- pensó casi con un tic en su ojo dónde tenía la cicatriz- primero… fue Huming quién decidió dejar todo atrás solo por ese unicornio… y ahora, Escila también. Esto ya es… inaceptable.

Obviamente, lo que sentía en ese momento eran celos, pero él no se daba cuenta.

-Ah… mi señor- susurró uno de sus guerreros- ¿Qué hacemos ahora?

-¿Qué acaso no sabes nada?- le pregunto Caronte, regañón- Ya es hora.

-Estamos preparados- dijo Fang.

-Correcto… y ahora todos ustedes, el momento ya esta aquí, es hora de demostrar de que estamos hechos… ¡Ataqueen por Drakaliaaaaaa!- rugió el líder de los draconequus, irguiendo la lanza que llevaba unida a la cola.

No basto con que terminara de decir la palabra, la manada se lanzó rauda al encuentro con sus enemigos.

Los líderes guardianes compartieron una mirada cómplice.

Lord Lion Heart, lady Blood Orchid y lady Flamia se pusieron derechos, con sus cuernos en alto. Lord Roaring Wind y lady Aquarius hicieron la misma pose, pero con sus alas desplegadas. Sus guerreros comprendieron esa señal, y prepararon sus armas.

-Ahora todos nosotros aquí, defendamos nuestra legendaria comunidad, nuestro honor y todo lo que hemos construido juntos y amamos… ¡Ataquen por su hogar Forestreaaaaaml !- bramaron juntos los cinco líderes, terminando en una relincho.

Cada pony se lanzo, directo al enemigo, dispuesto a defender con todas sus fuerzas a su querida tierra.

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-Pffff, méndigo espejo bueno para nada. Esto me pasa por aceptar los primeros inventos de ese peludo de Dedalio, siempre empezaron defectuosos- suspiró madame Delphi, en su forma de adolescente joven, sacudiendo un espejo de cristal y plata, ovalado y polvoriento.

A la cuarta sacudida, una imagen se hizo visible dentro del espejo. Se mostraba a los ejércitos de Drakalia y Forestreaml corriendo a enfrentarse.

-Uuuuu, suerte que llegué cuando ya empieza lo bueno- sonrió la pony terrestre, mientras mordisqueaba unas palomitas- ay el señor Caronte, hasta cuando aceptará sus sentimientos. Creo que iré a darle una buena regañida si no intenta siquiera arreglar las cosas con la señorita Escila.

Contemplo como los guerreros ya se habían encontrado entre sí y cada uno peleaba dando todo de sí.

-Esto ya me aburrió, parece la imagen de la semana pasada- suspiró madame Delphi- mejor iré a ver a Fluttershy.

Golpeo sus cascos dos veces y el espejo cambio su imagen. Ahora mostraba a la pegaso encerrada en el palacio. Intentaba golpear, halar o romper el candado que sujetaba fuertemente las dos enormes puertas, para lograr salir, pero sin ningún logro.

-Ahora mismo esto podría ayudarle a salir- suspiró Delphi, jugueteando con una pequeña y extraña llave- pero yo no debo interferir en lo que le pase a cada pony.

Suspiró y bebió el contenido de una taza de té que tenía cerca y la sacudió mirando el fondo.

-Aún es esa espada rota por la mitad y la enorme mariposa que juntas terminan formando el corazón. El destino no cambiará. Así que significa solo una cosa… Fluttershy, ve y evita que el rencor sin razón prevalezca.

Apenas terminó de hablar, cambio a la forma de una pony adulta.

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-¡Papá! ¡Discord! ¡Por favoooor, déjenmee saliiir!- gritaba Fluttershy, ya sin esperanzas, golpeando las puertas.

Sus golpes solo provocaron que una nota pegada en la puerta cayera. Decía:

"Te debemos una explicación"

Besos, Dissy.

-Hermana, por favor cálmate- le pedía Asclepius- quizás nuestro padre y Discord tuvieron una buena razón.

-¡Claro que no! ¡Ellos están solos allá, necesitan mi ayuda también!- exclamaba Fluttershy, con los ojos inundados de lágrimas que amenazaban con salir.

-Tal vez, solo querían protegerte- siguió Asclepius.

-Ya no quiero que solo se dediquen a protegerme. Esa es la razón por la que nunca aprendí a defenderme por mi cuenta. Me falto la motivación de mi padre. Tal vez Discord logró incluir en mí la confianza para hacer las cosas, pero no es suficiente. Es por eso que a pesar de tantos entrenamientos, sigo siendo débil- confesó Fluttershy.

-Flutty, ser valiente no quiere decir que sepas usar armas, portes una armadura o que comandes un ejército. Significa que puedes afrontar tus temores, hermanita- dijo Asclepius, comprensivo.

-Pero este es un nuevo temor: que a papá o a Discord o a mis amigos les ocurra algo. No lo soportaría- sollozo Fluttershy.

-Oh, santas precipitaciones- dijo Swan Song, mirando la batalla con cautela por una de las ventanas de arriba.

-¿Qué ocurre, querida?- pregunto Cloud Drops.

-Es horrible, parece que los draconequus aprendieron a pelear, casi son igual en la batalla que nosotros- suspiro la unicornio.

-Oh no… ¿Cómo estarán todos?- se pregunto Fluttershy.

-Son buenos guerreros estarán bien- le consoló Asclepius.

Fluttershy solo bajo la cabeza y acaricio el lomo de su ursape Poseidón.

-Tal vez… lo mejor será que yo no vaya- suspiró.

En ese momento, un trozo de suelo empezó a agrietarse hasta romperse dando paso a cierta topo con gafas.

-¿Molly, pero qué haces aquí? Los animalitos del bosque tienen que refugiarse en sus madrigueras o refugios- pregunto Fluttershy, confundida.

-No me pregunte, su mascota orejona tuvo la idea. Y con todo respeto mi lady, yo soy una mensajera real, no una topo ordinaria- respondio Molly, muy fastidiada, intentando quitarse la tierra de su pelaje y acomodándose las gafas.

Angel salió del agujero y abrazo a Fluttershy.

-Perdón jaja, yo tuve la idea. Estaba preocupado por ti- dijo abrazando a su dueña.

-Eres un conejito arriesgado, no debiste venir así- le dijo Fluttershy.

-Esperaba encontrarte en la batalla ¿Qué haces aquí?- pregunto el conejito.

-Mi padre y Discord me encerraron para mantenerme a salvo- contesto Fluttershy.

-Pero eres la hija de un líder guardián, tienes que estar allí para luchar por tu hogar- dijo Angel.

-Intenté salir pero… no puedo- suspiro la pegaso.

-Te ayudaré, no vine solo- respondio Angel.

Silbó con su patita en su pequeña boca y después de un sonido de cerradura… las puertas dobles se abrieron.

-Pero ¿Cómo?- pregunto Fluttershy.

Skyrrel, la ardilla voladora, se asomó junto a algunos animales del bosque, que portaban ramitas con filo y algunas gemas.

-Hola señorita Fluttershy ¿Va a unirse a la guerra?- pregunto, juguetona.

-Ahora sí puedo- sonrío Fluttershy- Asclepius, iré a ayudar a nuestro padre, a mi novio y a mis amigos. No me quedaré sin hacer nada. Pero tú sí quédate aquí a cuidar a los demás.

-Cuídate mucho, querida hermanita- dijo Asclepius, abrazándola- y mucha suerte.

-Bien, vamos ahora- dijo Angel, guiando a su dueña a la puerta.

-Claro que sí- dijo Fluttershy, optimista.

Pero en un momento…

-No, no iré- susurró, bajando las orejas.

-Pero ¿Por qué?- pregunto Angel.

-He pensado que… solo sería un estorbo para mi padre y para Discord- dijo Fluttershy.

-Pero puedes evitar que pase una tragedia- dijo Angel.

-Pero… aún recuerdo cuando no pude romper esa rama del árbol. Sé pelear un poco más, pero no creo que sea suficiente. Tampoco creo ser lo bastante valiente para esto ¿Qué puedo hacer?

-¿Ah sí? A ver, dime quien espanto a aquel dragón que casi deja a Ponyville y la mayor parte de Equestria bajo una nube de ceniza.

-Fui yo, pero solo le dije que se fuera.

-Ahora dime quién voló más rápido que Rainbow Dash cuando intentaban atraparla para recuperar al Elemento de la Lealtad.

-Fui yo, aunque fue porque me enojé.

-Pero fue porque algo que amabas era amenazado. Por último, dime quién se enfrento a unos changeling con inteligencia y puso a ese minotauro Iron Will en su lugar- dijo Angel, firme.

-Lo sé, fui yo- contesto Fluttershy.

-Entonces ¿Una estúpida rama dirá que eres débil?- insistió el conejo.

-¡No!- exclamo Fluttershy- Soy valiente.

Ya decidida, llamo a Poseidón.

-Iremos a la batalla, mi querido ursape- declaro, acariciando su cabeza.

-¡Qué alegría! Esperé tanto tiempo para que mi dueña y yo partiéramos a defender lo bueno- se entusiasmo Poseidón.

Se echo en el suelo, para que la pegaso pudiera subir a su lomo. Fluttershy se acomodó y se puso en marcha. Las puertas del palacio se cerraron tras ella. Los animales del bosque, se quedaron afuera, observando como Fluttershy partía a la lucha a lomos de su fiel cabalgadura (lo sé, eso se vería raro pero bueno…)

-Eres un buen consejero, nubecita- opino Skyrrel.

-Gracias- sonrió Angel.

-¿Y serás buen líder también?- pregunto la ardilla.

-Podría serlo ¿Por qué?- pregunto Angel.

Skyrrel le tendió una pequeña cinta de tela color rojo.

-Forestreaml también es el hogar de los animales del bosque. Queremos luchar también y que tú seas nuestro líder, nubecita audaz- dijo la ardilla.

-En ese caso… ¡Soy el general Angel Nubecita Audaz!- declaro Angel, atando la cinta por sus orejas y tomando algo de la tierra para pintarse dos líneas surcando sus suaves mejillas- ¡Vamos tropa, a defender Forestreaml!

Los animales, que ya tenían sus pequeñas armas consigo, no se hicieron de rogar y partieron corriendo a pelear también.

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Ya era obvio para los ponies forestreamlianos, esa guerra no era como se la habían esperado. Los draconequus eran tan buenos como ellos. Aprovechaban cada fuerza de su cuerpo para usarla contra sus enemigos.

-Uno a las seis en punto directo a ti, Applejack- aviso Twilight, usando los mejores hechizos debilitadores que conocía.

-Y tres a las cuatro y cuarto dirigido a Rainbow- anuncio Rarity, bloqueando un ataque dirigido a Pinkie.

-Oigan, ya me confundieron ¡¿Cuántos en realidad les están atacando a cada una?!- pregunto Pinkie.

-Solo ataca a los que se te acerquen, Pinkie- dijo Applejack, atando a unos cuantos con su inseparable lazo.

-Ah… ¡Okie Dokie Lokie! ¡Tomen esto!- exclamo Pinkie, sacando cupcakes de su cabello y lanzándolos a velocidad de cañón, con tan buena puntería que les caía en la boca.

-Pinkie ¿Acaso intentas que duerman una siesta por comerse un bocadillo?- pregunto Rainbow.

-Claro que no, tontita. Ya verás… - dijo Pinkie, misteriosamente.

Los draconequus a los que les había caído el postre en la boca, habían echo una pausa para degustarlo. Jamás habían probado algo así de dulce. Demasiado… dulce…

Minutos después, aquellos draconequus escupían y sobaban sus lenguas, intentando quitarles el sabor extremadamente dulce que se les había impregnado en el paladar. Eso les dio tiempo a otros guerreros para derribarlos.

-Buena idea, Pinkie. Parece que los draconequus, a excepción de Discord, nunca antes han comido algo exageradamente dulce. Eso les provoca una mala reacción en el primer gusto- admiró Twilight.

-Sí que eres un genio cuando la situación lo amerita- sonrió Applejack.

-¿Qué tal si les das un casco a los demás guerreros con tus dulces municiones?- le sugirió Rainbow.

-Allí voy ¡Aquiiiii tieneeen!- exclamo Pinkie, lanzando cupcakes por doquier.

Cada draconequus que le caía un cupcake, terminaba lamiendo el césped desesperadamente.

-Creo que debo pedirle esa estrategia- opino lady Flamia, que miraba la escena haciendo una llave de lucha a un draconequus- ¿Flambeau, dónde estas?

El unicornio del clan Fuego, se hallaba escondido en unos arbustos cercanos. Temblaba. Había intentado pelear, pero aún le temía a esas criaturas extrañas llamadas draconequus.

-¿Qué me pasa? Soy un guerrero, no debo temer- se dijo- ¡Lady Flamia, perdóneme, pero no puedo!

Abrazo sus cascos traseros, haciéndose bolita….

-¡Nooo, ya basta! ¡Yo soy Flambeau Shield, fiero guerrero del ilustre clan Fuego, no le temo a nada!- declaró.

Con estas palabras, terminó por decidirse y salir de su escondite. Miro a un grupo de draconequus juntos y decidió enfrentarlos solo.

-¡A ver, a ver! ¡Ya verán, mezclas raras!- exclamo, trotando velozmente hacia ellos.

Sin embargo, los draconequus lanzaron juntos un feroz rugido en el rostro del unicornio, quien palideció al instante.

-Y como digo siempre ¡Cascos para que los quieroooooooo!- exclamo huyendo.

-¿A dónde crees que vas?- le pregunto lady Flamia, sujetándolo de la cola- ¡Ve de una buena vez y demuestra que no eres un potrillo miedoso!

-¡Lo admito, no puedooo, perdoooo!- lloriqueo Flambeau.

-Te enseñaré como se hace- dijo lady Flamia, yendo al encuentro con ese grupo.

Había sido una mala idea, lady Flamia estaba sola contra muchos. De un zarpazo, la dejaron casi fuera de combate, tendida en el suelo.

-¡My ladyyyy!- exclamo Flambeau, corriendo hacía ella y protegiéndola- ¡No la toquen mezclas raras!

-¿Y qué harás… potrillo llorón?- se burló uno de los draconequus, provocando risas entre sus compañeros.

-Ustedes lo pidieron- dijo Flambeau, concentrando su magia y haciendo aparecer… conejitos de fuego.

Los draconequus miraron sorprendidos a aquellas criaturitas y se echaron a reír.

-¡Este pony piensa matarnos con conejitos! ¡Jajajajajajajajajaja!- rieron a coro.

-No son simples conejos- sonrió Flambeau.

-¿Y qué es lo que hacen, atacar con su ternura?- preguntaron los draconequus.

-Ya verán- dijo el unicornio.

En ese momento, los conejitos les dieron unas tremendas patadas en la cola de los draconequus. Al estar hechos de fuego, provocaron en ellos la sensación de que se les quemaba la cola con cada patada.

Los infelices draconequus gritaron de dolor y se fueron corriendo intentando huir de aquellos conejos de fuego.

-Muy bien hecho, Flambeau- sonrió lady Flamia.

-No hay de que… my lady- suspiro Flambeau, dando una reverencia.

El unicornio le dio su casco para que pudiera levantarse y juntos se lanzaron a seguir peleando.

-Finalmente…parece que Flambooboo, supero su miedo, un poco- pensó Blizzard creando todos los torbellinos que podía.

Miro a su alrededor. Sus compañeros del clan Viento no lo estaban pasando del todo bien. Eran demasiado impulsivos y no obedecían mucho las estrategias planeadas. Esto hacía que por hacer ataques en picada, los draconequus solo tuvieran que esquivarlos, provocando que solo se estrellaran contra el suelo y quedaran aturdidos

-¿No será que la única no tan impulsiva de mi clan, soy solo yo?- pensó la pegaso.

Dejo de pensar un momento, para crear más ventiscas al girar velozmente. Ese ataque era su especialidad, pues le había otorgado su puesto de guerrera cuando era una potranca.

Una potranca salvaje y rebelde que pasaba su infancia alborotando las plantas del bosque con su dominio de las ventiscas y entrenaba junto a su mejor amigo Wild.

Wild… su querido amigo Wild Bravery… su gran bribón…

¿Por qué ahora justo en esos momentos su corazón latía por pensar en él? ¿Por qué había tardado tanto en darse cuenta de que sentía algo más por aquel pegaso?

Estaba perdida en sus pensamientos, todos sobre Wild, pero aun así pudo notar que su querido amigo tenía serios problemas. La enredadera entrelazada en su casco se había quedado atascada en el hacha de un draconequus y así estaba indefenso a los golpes que le propinaban.

-¡Wiiiild! ¡Noooooo!- exclamo Blizzard, volando hacía él.

Sus alas se movían tan veloces y su preocupación por su amigo y la ira que sentía al verlo en tales circunstancias, provocaron que enormes nubes grises la rodearan. Nunca antes había creado algo de esa magnitud.

-Yo solo quiero… ¡Que Wild este bieeeeeeen!- dijo con una voz que retumbó y provocó que relámpagos cayeran sobre la tierra y dejaran a los draconequus con la melena erizada y chamuscada.

El pegaso cayó al suelo y sus ojos color del bosque miraron a Blizzard. Su tempestad había casi desaparecido y solo algunas brisas soplaban y desordenaban los mechones de su melena.

-¿Estas bien?- le pregunto preocupada y tomando su rostro entre sus cascos.

-Ah… no te preocupes je… soy resistente- comentó Wild, con una débil sonrisa- pensé que yo solo podría… con todos ellos.

-¡Eres un tonto, me preocupe por ti!- le regaño Blizzard, abrazándolo con fuerza y llorando sobre su hombro.

-Blizz… pero, estoy bien- dijo Wild.

-¿Bien? ¡¿Bieeeen?! ¡Te arriesgas sin pensar, eres un inconsciente!

-Mira, quien habla… ¿No se supone que los del clan "Viento", son unos inconscientes impetuosos que no saben seguir instrucciones?

-Eres… eres… un…

Blizzard supo que ya no tendría nada que perder… así que no dudo en tirar de la enredadera de Wild para atraerlo hacía ella y… besarlo de forma amorosa.

Wild se quedó estático… este era su primer beso. Y se sentía tan bien… así que rodeo los hombros de Blizzard y correspondió aquel beso con suavidad.

-Blizz… - quiso decir Wild.

-Te amo, te amo gran bribón- confesó Blizzard con las mejillas ruborizadas.

-Yo… yo también, mi rebelde ventarrón- dijo Wild, empezando a sonreír.

Se abrazaron tan felices de confesarse el amor que se tenían, aunque no se habían dado cuenta desde antes.

-Romance en medio de las batallas… quién lo diría- pensó Escila, mirando a la nueva pareja- si tan solo fuera así de fácil decir te amo.

Guio su lanza que bloqueo la punta de la espada de un draconequus.

-Hijo mío… perdóname si peleo en contra de tu padre. Ojalá esto no hubiera llegado tan lejos- se dijo tristemente- pero hare todo lo necesario para que tu tengas una mejor vida… sin pelear.

-Te estas distrayendo… Esci- dijo lord Lion detrás de ella.

-Mmm, así me llamaba Huming- respondió la draconequus.

-¿Estas preocupada por tu hijo? ¿O por si lastimas de gravedad a Caronte?- pregunto lord Lion.

-Digo, si no fuera el padre de mi hijo, haría una alfombra con él- respondió Escila.

-Que ruda- comentó Lion.

Su mirada se fijó en Discord, quién hacía aparecer cosas para bloquear ataques enemigos.

-No lo haces nada mal, Discord- opinó, colocándose a su lado.

-¿De verdad, señor?- pregunto Discord.

-Nadie se ha defendido de una forma tan original- opino el unicornio, defendiendo su espalda- tienes que estar alerta, que no te vaya a pasar nada ya que aún no has pedido el casco de mi hija.

-¿Quiere decir que… señor?- pregunto Discord, emocionándose.

-Sí, querido yerno- sonrió lord Lion.

-¡Suegritoo!- exclamo Discord, abrazándolo.

-Más familias- opinó Escila.

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-Rarity, ya te dije que solo los imagines como las cosas que no te gustan, así podrás derribarlos con tu magia- dijo Applejack.

-No es muy fácil, mi magia solo es para crear cosas maravillosas- dijo Rarity.

-¡Pues sería maravilloso que nos ayudara a librarnos de todos de una buena vez!- exclamo Rainbow.

-No me hables así… no es propio de una dama… - hablo Rarity.

Pero en ese momento, al esquivar un zarpazo de un draconequus… la punta de su precioso mechón ondulado… termino cortado.

-Mi… ¡Melenaaaa!- exclamo horrorizada.

-Ahora sí ya se enojó- dijo Pinkie.

-¡La pagaráaaaas!- vociferó Rarity.

En ese instante, toma la cola del draconequus y con una fuerza y velocidad prodigiosa, lo hizo girar como una fusta, propinando golpes a todos los draconequus que estaban cerca.

-Nunca… toquen… ¡MI PRECIOSA MELENAAAA!- vociferó.

-Por eso nunca nos metemos con su look- opinó Twilight.

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-Ánimo Poseidón, necesito llegar con papá y Discord- pidió Fluttershy.

-No se preocupe señorita, sé que ellos deben estar a salvo- respondió el ursape.

-Creo que es mejor que vayas a ayudar a los demás guerreros, yo sola iré a ver a mi padre y los demás- dijo Fluttershy.

-¿Segura, señorita?- pregunto Poseidón.

-No te preocupes, estaré bien- sonrió Fluttershy.

El ursape asintió y corrió a ayudar a las tropas.

-Voy por todos los que quiero- dijo Fluttershy.

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-Dios… esto se descontrola poco a poco- comentó Fang.

-No importa, podremos con todo- respondió Caronte.

Ex mentor y ex alumno se encontraban recuperando el aliento, para disgusto de Caronte. Una de sus patas traseras había sufrido un duro golpe que le impedía incorporarse y Fang estaba colocándole una venda.

-Señor, aún puedes parar esta locura… ya hay muchos camaradas que han perdido la mayor parte de su fuerza y energía, lo mejor sería salir de esta guerra antes de que ocurra una tragedia- intento convencerlo Fang.

-¡Jamás! ¡He esperado este momento por mucho tiempo! ¡No perderé mi oportunidad de hacerle frente a ese maldito unicornio! ¡Y por todos, por mi manada!- exclamo Caronte.

-¿TU manada?- repitió Fang- ¡¿TU MANADA?! Querrás decir nuestra manada, es nuestra familia, nos cuidamos la espalda ¡No peleamos solo por ti, gran cabradragónica cornuda flacucha arrogante!

-Me has llamado… como lo hizo…- dijo Caronte, asombrado.

-¡Sí, como lo hizo "él"! ¡Como lo hizo tu hermano!- le regaño Fang- Él se preocupaba por el bienestar de todos, luchar nunca fue su solución para los problemas.

-¡Él era débil!

-Él era lo suficientemente inteligente para saber cuándo retirarse, ya que fue a buscar un mejor lugar para que Drakalia no viviera en carencias.

-No… me… compares… ¡Con ese tipooo!- exclamo Caronte, incorporándose y tomando la lanza de Fang, que estaba en el suelo.

-¡¿Pero qué crees que haces?!- pregunto Fang.

-¡Terminar con lo que intente hacer aquel día… HACE YA MUCHOS AÑOS!- vocifero el líder de los draconequus.

Corrió en medio de la batalla, con todos los guerreros ensimismados en sus peleas, hasta que sus ojos encontraron al unicornio que siempre había deseado derrotar.

-Si yo caigo en esta guerra… ¡LORD LION CAERÁ CONMIGOOOO!- exclamo, lanzando la lanza con todas sus fuerzas hasta el lord del clan "Fauna".

Cerró los ojos, creyendo firmemente que escucharía el grito de dolor de su rival al ser asesinado por la lanza sin duda. Y su venganza, consumada.

Pero en eso… escucho otro grito…

-¡YA BASTAAA, NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Abrió los ojos… y vio a una hermosísima draconequus. Su larga melena rosa se movía en delicadas ondas por el viento, sus ojos aguamarinas refulgían llenos de preocupación.

Y en su espalda… dos hermosas y brillantes alas de mariposa, color de rosa, se expandían formando un sólido escudo, que habían partido la lanza a lo largo de esta y así protegido a lord Lion del ataque.

-¡No le hagas daño a mi padre ni a nadie más!- exclamo con dolor.

La guerra se había detenido en ese momento, ante la visión de aquella desconocida draconequus, pero a la vez… su apariencia les era muy familiar.

Las mane-5 (porque en ese momento, solo son cinco) se quedaron pasmadas al verla.

-¿Acaso ella… no se parece mucho a la madre de Fluttershy? ¿A la que vimos en su Jardín de los Recuerdos?- pregunto Applejack.

-Se asemeja mucho a ella- dijo Twilight- pero sería imposible.

-¡A menos que sea un fantasmaaaa!- río Pinkie.

-No lo creo, se ve muy real- dijo Rainbow.

-Es hermosa…- admiró Rarity.

Lord Lion estaba estático, frente a sus ojos estaba la viva imagen del único y más grande amor de su vida. No era el único, Caronte también se había quedado anonadado con esa visión.

-Hu… Huming- susurraron ambos.

Solo Escila y Discord la miraron con una sonrisa.

-Es un verdadero y hermoso ángel, mi ángel guardián- comentó Discord, embobado al verla.

-Dirás Guardiana de tu corazón- corrigió Escila, sonriendo.

NOTA DE LA AUTORA:

Espero que les haya gustado, lamento la demora, tuve un bloqueo de escritora.

¿Qué les pareció? Me esforcé mucho por escribir esto, comenten porfa.

Este es el capítulo que siempre espere publicar, se los dedico a todos ustedes, mis queridos lectores, a quienes estimo mucho por seguirme y tenerme paciencia con mis historias

Muchas gracias megaman x ultimate, tus ideas me ayudaron mucho a terminar este capítulo.

Ya casi acabamos!

Hasta otra, les mando un beso a todos.

P. D: Sorry, lo publiqué de nuevo. Tuve unos ligeros errores que corregir.