A petición, pues aquí esta el comienzo del fic del que os hablaba en uno de los OS del mes Sasusaku.


Datos:

Título: El camino que lleva a la luna pura.

Estatus: Activo. Long fic.

Parejas: SasuSaku, Naruhina y algunas otras extras.

Rango: M.

Términos: Au, romance, medieval, OOC, IC, lenguaje soez, fantasía, lemon, sexualidad, luchas, violencias.

Beta reader: No.

Autora: Chia s.r

Disclaimer: Los personajes usados pertenecen a su respectivo autor, sin embargo, la historia es mía. Cualquier parecido con otra o con la vida real, es pura coincidencia.


Resumen: Una vez cada cierto tiempo, un niño nace tocado por el sol, una joven, tocada por la Luna y una tercera parte, tocada por la Tierra. La leyenda de un amor prohibido comienza.


ºEl camino que lleva a la Luna puraº.


Prólogo

Por más que mis dedos quieran rozarte, jamás podré volver a tocarte.


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En antaño, cuenta una vieja leyenda, que el sol y la luna fueron amantes a escondidas de la tierra. El amor que se procesaban era tan fuerte que un día, olvidaron las barreras. La tierra los descubrió y en medio de la furia por celos, echó la sagrada maldición.

Al sol lo convirtió en un ser fijo, que desprendiera calor. La luna se convirtió en su propio satélite, vagando durante toda su vida a su alrededor, siempre vigilada por la tierra, obligando a ambos amantes a verse, pero nunca estar juntos.

Sin embargo, la tierra no calculó correctamente y ambos amantes, fueron capaces de encontrarse tan solo algunas veces en el año. Un rato tan corto en que el ambos lloraban y se confesaban el mismo amor, una y otra vez.

Hasta el punto en que la Luna entró en depresión. Sus giros cada vez eran más pesados y hasta los sollozos llegaban en forma dolorosa a la tierra. Esta, afligida, buscó algún medio de distraerla.

Su mayor solución fue volverse tan hermosa que fuera capaz de crear vida en su interior. La luna se mostró interesada y hasta distraída mientras veía esas pequeñas cosas que apodó como seres vivos convivir. Incluso otorgó parte de su poder para crear vidas diferentes y dispersas.

Gracias a la Luna, la Tierra era cada vez más hermosa, pero le faltaba algo, pues el tipo de vida empezó a morir, enfermos. La luna se lo dijo, pero la tierra permaneció negativa, pues eso significaría que la Luna y el Sol volverían a verse de nuevo, cada vez más.

La Luna obtuvo tanto apego a esas gentes, que hizo un trato con la tierra. Si permitía que el sol cubriera a las piernas y repartiera su calor, ella rotaría de modo que nunca estuvieran en el mismo lugar, exceptuando las fechas puntuales.

La Tierra lo meditó y finalmente, aceptó.

El Sol, todo un buen ser, aceptó enseguida la petición de su amada Luna. Se encargó de calentar los días de esos seres y los vio crecer gracias a ambos. La Tierra aumentaba su hermosura, pero nunca consiguió que la Luna se fijara en ella.

Los días continuaron pasando y de nuevo, algo cambió. Por siglos, los eclipses continuaron sucediéndose y los celos de la tierra aumentaron, pues nunca podía ver o escuchar lo que los amantes hablaban o hacían mientras esto sucedía.

Esos mismos cielos provocaron que su agitación cambiara el interior, que las razas se dispersaran. Que se mezclaran y hasta que aprendieran a sobrevivir de mejor forma. Pero algo continuaba tan terriblemente mal, que la Luna y el Sol tuvieron que tomar medidas.

Ambos, a escondidas de la tierra, enviaron partes suyas hacia la tierra. Una parte de Luna y otro del Sol.

Con la esperanza de aquello ayudara a que la tierra se calmara desde el interior, ambos exponían así sus buenos deseos. Pero esos buenos deseos al principio tuvieron esperanza. Después, la Tierra, consciente con lo que hicieron, y al ver cómo sus dos enviados poseían el mismo amor que la Luna y el Sol se profetizaban, envió una parte de ella, la parte más celosa, para buscarles y separarles, costara lo que costara.

Desde entonces, con el paso del tiempo, tanto la Luna como el Sol, se dieron cuenta que debían de ocultar a sus seres enviados y velar porque estos lograran su verdadero cometido. Si alguno de ellos consiguiera un día, erradicar la parte celosa que envió la Tierra, la paz llegaría.

Aún a riesgo de sacrificar su amor.

Así pues, una vez cada cierto tiempo, un niño nace tocado por el sol. Y una joven, tocada por la Luna. Así como en algún mundo, alguien nace tocado por la parte oscura de la Tierra.

Leyendas de mal verd, libro de los elfos III.

Narrado por una vieja elfa de más de dos mil años en su lecho de muerte.

¿Continuará?