Disclaimer: Dragon Ball y todos sus personajes son creación de Akira Toriyama.

N/A: Feliz cumpleaños, Yamcha. Marzo 20, 2016.


"NI AMOR NI GLORIA"

Capitulo 1: Apariencias

Un fic de Yamcha

Por

Esplandian

—Debe ser una broma. Tienes el mismo nombre, la misma fecha de nacimiento. Pero veo que tu identificación es válida. Además cumples con todos los requisitos.

—Mi nombre es un nombre muy común por el Desierto del Diablo. Tengo cuatro primos que se llaman igual—el guerrero retirado mintió tan descaradamente que Enma Daioh-Sama lo condenaría al infierno por eso.

Pero la recompensa valdría la pena. Oh, sí que lo haría.

—Sabes, yo soy fan de "La Hiena" Yamcha, tengo un póster autografiado:hasta lo enmarqué. Esde su famoso juego, el que hubo contra los Rockets. Con Doug "Rocky" Rivers. ¡Dicen que los dos equipos terminaron en urgencias después de la campal que siguió! Yo tenía cinco años, pero fue alucinante.

Sharpner, su supervisor, era un joven forzudo, animado, absolutamente seguro del atractivo magnético que ejercían sus ojos azules en las clientas. Desgraciadamente, también era un aficionado al baseball. Un fan de los Taitans…¿por cuánto tiempo lograría seguir con sus mentiras, sin ser descubierto?

—¿Prácticas deportes? ¿Béisbol acaso?

—No, artes marciales.

—Impresionante, amigo.

—Me ayuda a mantenerme en forma—por un momento, el ex-bandido titubeó, ¿no era algo mayor para seguir con esto?¿y si mejor regresaba al desierto? ¿si mejor se resignaba a morir solo y rodeado de gatos? —Tú sabes, a mi edad…

Subitamente se imaginó a si mismo, muerto y solo en su apartamento de soltero, devorado por innumerables clones de Puar…

— A muchas les gustan los hombres mayores, ya sabes, complejo de Elektra: así que deja de preocuparte por la edad, es una ventaja.Y las cicatrices, las chicas aman las cicatrices. Te dan un aire de chico malo. No es por nada, pero, te pareces demasiado a… Bueno, seguramente ya lo escuchaste un sinfín de veces. En resumen: recibirás más propinas que el resto de los chicos juntos. Vamos, echa un vistazo.

Se admiró a si mismo frente al espejo. El traje le daba una apariencia sumamente elegante. Se veía bien.

— El uniforme nos sienta maravillosamente a todos. Si te sientes nervioso, solamente repite el mantra del Host Club…

Soy aquel tipo que mencionan los rumores

Soy muy fuerte y mi ternura te va a conquistar

Con mi presencia todo lo puedo lograr

Yamcha estaba confiado en que aprendería todo de Sharpner y que pronto, muy pronto, vencería su miedo a entablar una conversación con chicas lindas. Ya casi podía escuchar las campanas de su propia boda.

Las primeras clientes de la tarde habían llegado. Otokosuki, el host principal, les daba la bienvenida en la entrada, guiándolas hasta su mesa.

—Bueno, Yamcha, ya llegó el momento de la verdad. ¡Arrasa con ellas, tigre!

Obediente, recogió su libreta para tomar la orden… y notó que empezaba a sudar…

¡Eran bellas, una tan hermosa cómo la otra! La más joven, de cabello corto y rubio, ojos risueñamente azules, tenía una voz cantarina, animada, al dirigirse a la otra mujer un tanto mayor.

—Erasa, ¿así que aquí es dónde trabaja tu amigo?—la otra voz era tersa, refinada.

—Claro, Señorita Nein, aunque no lo veo por ninguna parte... Ah, ¡pero que hombre tan apuesto! Y viene hacía acá. ¡Qué suerte tenemos!

—Casi juraría que es… Pero no, no lo creo. De seguro alguien tan famoso como "La Hiena " Yamcha está disfrutando en alguna isla tropical rodeado de varias súper modelos.

"Soy aquel tipo que mencionan los rumores"

Se repitió a si mismo, tratando de acallar a la vocecita que le susurraba que era una basura pusilánime que no aprovechaba su fama. Que la única isla tropical que merecía era Kame House, y que la única modelo que lo acompañaría sería el guarro de Oolong transformándose en chica de revista para beneplácito del Maestro Roshi…

"Soy muy fuerte y mi ternura te va a conquistar"

Ya había muerto dos veces, peleado contra hombres invisibles, ejércitos malignos, demonios,extraterrestres, y casi había sido asesinado por un androides y por el mismo Cell; había entrenado con el Kami-Sama de la Tierra, con el Kaioh de la Galaxia en el Otro Mundo. Por Kami, ¡había soportado un noviazgo con Bulma durante 16 años! Comparada con Bulma, hasta la Princesa Serpiente parecía la tierna, dulce damisela de un cuento de hadas… ¡Claro! ¡Claro! Él podía, y lo haría.

"Con mi presencia todo lo puedo lograr"

Sonrió nervioso. Era el servicio a cliente antes que nada. Dio un paso: los pies se le hacían de plomo, cómo si estuviera en el planeta de Kaioh Sama.

Sudó cuantiosamente antes de dar el segundo paso. El tercero, el cuarto. ¡Muy bien!

Finalmente llegó a la mesa. La más joven emitió un chillido emocionada, muy parecido a los de las fans que lo acosaban fuera de la ventana de la Corporación Cápsula, cuando se mudó con Bulma. Y la mayor, era una mujer sofisticada y despampanante: tenía el pelo castaño, largo y sedoso, los ojos seductores y violetas, las piernas más largas que jamás hubiera admirado, y un pronunciado…

Con la cara roja, y la mente en blanco, Yamcha se desplomó en el suelo.


El mismo Otokosuki le reanimó con respiración boca a boca.

—Guapo, será mejor que te tomes el fin de semana entero para que te recuperes…


Su actitud derrotada contrastaba notablemente con su sala del costoso penthouse, decorado con un gusto oriental.

Una pared roja mostraba fotos enmarcadas de Yamcha en su brillante uniforme de los Titans, en diferentes poses, de momentos que habían marcado historia en el mundo del baseball. También había fotografías con notorias celebridades y con el perruno Rey del Mundo. Placas y placas doradas se aferraban hasta casi llegar al techo, eso sin contar los enormes trofeos decorados con pequeños jugadores, bates y pelotas. Trofeos que parecían a punto de desbordarse sobre el piso a la menor provocación.

Yamcha pasó de largo aquella monumental pared de gloria. Puar era quien había insistido en aquella decoración para "motivarlo".

En aquellos momentos, lo único que quería hacer era lamentarse a solas. Aunque no fuera su estilo y se mantuviera siempre optimista, hacer un numerito en el del Host Club, en su primer día de trabajo dentro del establecimiento, se sentía como una derrota más en una larga fila de decepciones.

—Ni amor ni gloria para el pobre Yamcha…

Tumbado en su cama, a punto de comenzar a lacerarse por sus faltas como guerrero, hombre, y ser humano, escuchó la vocecita familiar, melosa, que nunca lo dejaba sumirse en la desesperación. La única "persona" por la cual contradijo a Bulma; la única que había estado a su lado en los momentos más oscuros, y más felices de su vida.

—Vaya, ¿cómo te fue en el trabajo? —era Puar, usando un bonito collar de perlas nacaradas, que según ella le hacían parecer más adulta: aunque para Yamcha ella se viera exactamente igual que cuando la conoció hace tanto tiempo.

El ex-bandido se reincorporó, sonriendo socarronamente. Alzó su palma, y sosteniendo la muñeca con el otro brazo, hizo aparecer una luz, diminuta, que escapó de sus manos, para fugarse por el pasillo.

—Sokidan: ¡El juguete de gatos definitivo!

Por instinto, la gatita persiguió la canica de luz amarilla por la habitación. Aunque Yamcha lo olvidará, Puar, como todos los gatos, era un depredador de presas pequeñas. Ese juego era una costumbre desde hace años entre los dos.

La luz iba directo al techo, desaparecía y aparecía enloqueciendo a Puar. Yamcha reía de vez en cuando, ante los bufidos de su amiga, molesta por no poder alcanzar aquella lucecita. No fue hasta que ella pegó de narices en la pared que él decidió dar por terminado el juego.

—Bueno, creo que ya fue suficiente.

—Te aprovechaste de esto para evadir mi pregunta…—los ojitos negros de Puar denotaban preocupación. Si él era sincero con alguien, era con ella: su mejor amiga.

—No me fue muy bien.

Puar se acurrucó a un lado del ex-bandido, permitiendo que él le acariciara la parte de atrás de la oreja.

—No tienes que ser perfecto. Eres bastante lindo como eres…—ronroneó, recargando su cabecita en el moldeado pecho del guerrero.

—El problema soy yo, siempre arruino las cosas.

—Se tú, relájate, deja de buscarlo y llegará a ti—un "ploff" levantó una nube vaporosa —o puede que ya esté a tu lado y que no lo hayas visto.

Sobre la cama, a su lado, apareció la chica más linda que jamás hubiera imaginado: el cabello largo color azul grisáceo, la piel clara; los ojos grandes,negros azulados de largas pestañas; los labios de fresa mostrando dientes perfectamente blancos,en los que resaltaban los colmillos un poco más de lo normal.

Yamcha no se inmutó, porque a fin de cuentas: era Puar. Así que ciertamente no le importó mucho que se transformara en humana, ni que jugueteara con un mechón del cabello de él. Se transformaba en monstruos y ventiladores, en matamoscas y demás. Mudar de forma a voluntad era un hábito común en los cambiantes como ella. ¿O acaso se equivocaba?

—Tengo una suerte tan negra como para descorazonar a cualquiera.

Con el gesto en el rostro de una adorable gracia felina, con dedos delicados de alargadas uñas, ella tomó las perlas del collar que Yamcha le había obsequiado años atrás, después de la guerra con Cell. Rodando las perlas entre los dedos, las soltó brevemente, mirándolo directamente a los ojos.

—Más bien eres distraído… tienes pilas de correo de miles de fans tuyas–aquella mano femenina, de aire animal deja una postal en el pecho de él, en un movimiento ágil, como un zarpazo—. Hay miles de mujeres que se mueren por salir contigo.

—Mujeres que me quieren por mi físico.

Bulma lo había hecho. Se fue por su pinta de chico malo… y cuando eso se acabó, cuando realmente le conoció, las cosas no fueron iguales. A la distancia podía verlo con humor, a pesar de que en su momento hubiera sido el drama más representado, el más sufrido y gozado en los tres años de aquella espera por los Androides del Futuro.

Aunque Puar cambiara de forma, aunque fuera humana en apariencia por aquel breve momento, ella era la misma para él. Aquellos ojos, aquella mano que le acariciaba la mejilla era para él la garrita, esponjosa y tierna, que siempre le subía los ánimos con su cariño. Ella lo quería, más que nadie, desde siempre, y no existía mujer (ni la misma Bulma), que lo entendiera y aceptará de igual forma. Bulma, de forma extraña, siempre había resentido la conexión que Yamcha tenía con Puar. Esos celos enfermizos y absurdos de Bulma… ¿porqué se empecinaba en pensar mal de la inocente Puar?

—Y dime, Yamcha, ¿es que acaso no te fijas tú en las mujeres solamente por su físico?—Yamcha creyó notar una pizca de reproche en el comentario. Otro ploff, y Puar revirtió a su usual, peluda y gatuna persona—. No juzgues esa postal sin leer su contenido antes.

El bandido tomó la postal.

—¿Una llama y montañas nevadas? Los gustos raros de Tenshinhan—ciertamente, era del conservador de Tenshinhan. El tríclope prefería usar medios antiguos, tales como el correo terrestre, en vez de aventurarse a conseguirse un móvil o un ordenador.

—Es de Chiaotzu, juzgando por la letra. Dice que es época de cosecha, que necesitan mano de obra en la granja. Creo que será buena idea para que te despejes, que pongas las cosas en perspectiva…

Poniendo todo en perspectiva, ¿cuántos de sus conocidos habían logrado sus metas? Como por ejemplo, matar a Gokú. Él quiso matar a Gokú cuando lo conoció en el desierto; Ten quiso matar a Gokú en el torneo; Piccolo quiso asesinar a Goku (y probablemente el único que lo logró, aunque no fue a su gusto), y Vegeta ciertamente aún planeaba hacerlo, pero Bulma se interponía en el camino; y bueno, Krillin… él solamente le quitó su comida…

Todos esos ejemplos de vida debían ser suficientes para darle a entender que las cosas no resultan como uno quiere. Volvería a su empleo el lunes, y enfrentaría el reto después de despejarse con el aire fresco de las montañas.

Aunque la suerte lo azotara, en la lucha y en el amor, el Lobo Solitario seguiría adelante. La terapia ocupacional siempre había sido el mejor remedio para él.