Declaración: Los personajes de Naruto no me pertenecen, lo único mío aquí es la historia. –
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Genie I
Capítulo 7: ¡Eres tú!
Sus pasos se marcaron al entrar y caminar hacia la mesa indicada por el camarero al llegar. Sus nervios: de hierro; su peinado era un asco y ni hablar de su tenida que, aunque era formal no podríamos decir que estaba completamente arreglado.
Todo para cumplir un objetivo máximo: Dar la peor impresión a la nueva idiota con la que su tío ahora quería casarlo.
– Tu debes ser Naruto… – Escuchó decir al hombre sentado frente al peliblanco de su tío.
Este señor se permitió recorrer con su mirada severa cada imperfección del rubio, se notaba su fastidio por aquella mala presentación. A pesar de que ese hombre con su penetrante mirada logró ponerle nervioso se mantuvo serio hasta el final, mirando desafiante la blanquecina mirada del hombre.
Su tío, -que hasta ahora había estado dándole la espalda- al verlo solo pudo abrir la boca por la sorpresa causada y rápido se levantó disculpándose ante el hombre y tomándolo de las muñecas para conducirlo hasta el baño.
– ¡Idiota! – Regañó golpeándolo en la cabeza. – ¿Qué crees que haces?
Mientras su tío intentaba arreglar su presentación personal, Naruto comentó. – No quiero conocer a esta mujer.
Jiraiya suspiró, su sobrino era tan terco como Kushina después de todo. – Solo dame una oportunidad… Es la última, te lo aseguro. – Juntó sus manos a modo de súplica intentando poner mirada tierna, pero solo logró molestar al Uzumaki.
Junto con un suspiro Naruto comenzó a arreglarse las ropas, se peinó y miró en el reflejo a un chico totalmente desaliñado. A simple vista se veía fenomenal, pero él sabía que sus azules no tenían brillo alguno. En esos dos meses había vivido de ramen instantáneo día a día –y solo al almuerzo tenía una buena comida-, las ganas de cuidar su imagen y alimentación se habían ido junto con ese último deseo.
Sabía que incluso sus formados pectorales que alguna vez tuvo ahora solo mostraban un vientre plano y sin gracia.
Cuando volvieron a la mesa se sentó junto a su tío, no sin antes reverenciarse a modo de disculpa. – Mis más sinceras disculpas señor…
– Hyūga, Hyūga Hiashi. – Dijo tan serio como siempre.
– Sí, Hiashi-san.
Para cuando ordenaron la comida Naruto se permitió fijarse más en aquel hombre sentado frente a su tío. Aquel hombre tenía unos ojos muy parecidos a los de Hinata. Movió la cabeza suave y negativamente tratando de alejar esos pensamientos, Hinata estaba en todo lo que pensaba.
– ¡P-Perdonen la tardanza!
Luego de escuchar aquello, como si el tiempo se detuviese para él; Naruto observó expectante la figura femenina de Hinata con algo de sudor en su rostro por la carrera a llegar al lugar. Una vez ella saludó, para nadie pasó de ser percibido que el rubio estaba completamente embobado.
Jiraiya le pegó en su estómago haciéndolo reaccionar. – Saluda idiota. – Susurró divertido.
– ¡Hinata! – Exclamó llamando la atención de todos los presentes –incluyendo a camareros- dado que el Uzumaki se había levantado de su asiento demasiado abrupto.
– ¿Cómo sabe el nombre de mi hija? – Cuestionó Hiashi, pero Naruto no le hizo caso alguno, ni a su tío que se preguntaba lo mismo.
Solo miraba los ojos perlados de la muchacha. – Soy yo, Naruto. Te he buscado todo este tiempo… – Confesó feliz.
Hiashi miró a su hija y luego al muchacho, ese chico tenía ahora un brillo en sus ojos que antes, pudo jurar, estaban más apagados.
Hinata reconoció al acosador del día anterior y con un sonrojo admitió. – Ya le dije… Y-Yo no le conozco.
Esto sin dudas provocó un inmenso dolor en su pecho, reconociendo la falta de memoria de ella se dirigió rápido al baño. Su tío lo acompañó de nuevo y escuchó mientras se alejaba que el Hyūga decía "Dejémoslo para otro día".
– ¿Por qué no me dijiste que la conocías? – Preguntó su tío. – Me has hecho pasar una gran vergüenza hoy.
Naruto sujetaba sus rubios cabellos con sus morenas manos, frustrado. – La conozco. No puedo explicarlo bien, pero sí. – Admitió.
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"Cuando cerró la puerta de su departamento, Kurama estaba esperándole junto a la entrada. Parecía últimamente un cachorro esperando a su amo y Naruto sabía que para ese zorro era la primera vez tan alejado de su genio.
– Kurama… – Esperó a que el animal le mirase con sus rojizos ojos para decirle con una sonrisa. – ¡La he visto otra vez!"
Eso… ya hace un mes exactamente.
– Naruto, los invitados están llegando y tú aún no estás listo. – La voz de su prima llamaron su atención al verla entrar al cuarto de la gran mansión de los Uzumaki, lugar donde se celebraba la fiesta. – Eres un inútil después de todo. – Dijo sonriente.
Él se acercó hasta ella tranquilamente y tocó suave el gran vientre que ella poseía. Sin dudas, su prima había cambiado de personalidad este tiempo, desde que se enteró que iba a ser madre junto al peliblanco que tenía como pareja.
Karin estaba pasando los mejores días de su vida, por el contrario, él no podría decir lo mismo.
Desde aquella vez en el restaurant, los Hyūga no habían platicado con Jiraiya para agendar otra cita con propósito de reunirlos nuevamente. Y nada había podido saber de Hinata, aunque intentó sacarles información a todas las personas que pudo siendo descubierto por su tío. Jiraiya le había regañado y advertido que si seguía buscándola no podría arreglar el asunto con el Hyūga.
Bajó con un traje italiano blanco, de corbata y zapatos negros relucientes recibió a sus invitados en mayoría amigos y socios de la empresa, que querían festejar junto a él sus veintiún años de vida.
En esos precisos instantes se encontraba con una copa de vino y junto a Sasuke, que últimamente también parecía haber cambiado en algo ya que esos negros ojos sin brillo que siempre conoció ahora estaban más relucientes que nunca. Se retiró junto con la copa de vino hasta el balcón del gran salón mirando todo y a la vez nada. Él no era una persona que acostumbraba a beber, pero en aquella ocasión solo lo sintió necesario.
– B-Buenas noches. – Casi suelta la copa del susto, pero no lo hizo y en cambio giró hasta verla.
Ahí, frente suyo estaba… – Hinata. – Susurró su nombre asombrado por la aparición. Ella tímidamente se mordió el labio y de a pasos lentos se acercó a él. – ¿Cómo…? – Todo parecía muy real, ella realmente estaba en frente.
– Yo… – Ella pareció tomarse un tiempo para respirar tranquilamente antes de seguir hablando. – Tuve un accidente y perdí la memoria… Al menos e-eso me dijeron. – Sus perlados ojos desviaron su mirar hacia el oscuro cielo lleno de estrellas. – Es como si no tuviese recuerdos desde que nací, solo desperté en esa camilla de hospital. – Comentó para ella misma.
– … – Naruto realmente no sabía qué decir ya que, si ella no recordaba, el confesarle la verdad no solucionaba nada.
– P-Pero por alguna razón, – Una de sus blanquecinas manos se elevó en un gesto inconsciente hasta su pecho, tratando de acompasar su desenfrenado latir. –, siento que le conozco… – Terminó por confesar.
Naruto quedó sin habla, solo miraba embobado a la mujer con la que compartió un tiempo inolvidable, la mujer que le salvó la vida y de la cual se enamoró completamente.
Como el reflejo rápido que causa una luz al pasar, se vio el color anaranjado junto con sus nueve colas correr hasta las suaves piernas de la chica, tan alegre como no lo había estado en mucho tiempo. Naruto se sorprendió, Kurama le dijo que ella al encontrarse con ella recordaría todo, pero… No veía el humo lila ni los brillos ni nada que le ayudase a identificar que ella estaba recobrando sus memorias como se vería en las películas o algo por el estilo.
Solo estaban frente a él la chica mirando atenta al zorro que feliz se enredaba en sus blancas piernas como si recorriese un laberinto. Ella terminó agachándose hasta acariciarlo y sonrió con una lágrima cayendo por su mejilla. – ¿K-Kurama…? – Más lágrimas acompañaron a la primera, sus recuerdos, sus memorias, su todo al fin llegaron…
Volvieron.
Los ojos color perla ahora miraron a los azules del Uzumaki, quién había presenciado todo desde el principio. – ¡Naruto-kun!
No lo dudó ni un segundo, él tomó a la chica de la mano hasta atraerla junto a sí y la abrazó cálidamente, Hinata se aferró al cuerpo masculino con todas sus fuerzas, temiendo irse nuevamente.
– No temas, no te dejaré ir nunca más. – Susurró Naruto contra su oído sin separarse ni un centímetro de la muchacha.
– Te amo Naruto-kun. – Le confesó sonrojada.
Los aplausos no se hicieron esperar y la pareja se separó un poco solo para ver a todos los invitados sonriéndoles desde el jardín, mirando al gran balcón. Entre ellos estaba su tío y el gran empresario de los Hyūga, Hiashi. Sin lugar a dudas, esto solo era el principio de una larga relación.
Naruto encontró a una genio, y juntos al amor.
FIN
Notas de la autora:¿Qué les puedo decir aparte de agradecerles como siempre su apoyo? Gracias por acompañarme en este nuevo fic, gracias por sus comentarios, por sus follows, por los favoritos, todo. Espero que la siguiente historia sea de su agrado. ¡Nos leemos hasta entonces!