Disclaimer (para todo el fic): Ni Detective Conan ni Magic Kaito me pertenecen.

Personajes: Sonoko Suzuki, Aoko Nakamori

Parejas: ligeroKaito/Aoko. Menciones de Makoto/Sonoko y Shinichi/Ran

Palabras: 2.067


El comienzo

Sonoko miraba todo a su alrededor con aburrimiento. Su tío había vuelto a retar a Kaitou Kid a otro de sus tantos duelos y el ladrón le había respondido que aceptaba el desafío, y llevaría a cabo su robo aquella noche. Oh, no, no la malentiendan. Su aburrimiento no se debía a Kid sino todo lo contrario. Estaba ansiosa por verlo. Se había esmerado en su ropa y maquillaje, esperaba captar su atención. Su aburrimiento se debía a la espera. Normalmente pasaría esas horas en compañía de Ran, el chiquillo y Kogoro, con el mocoso investigando hasta el más mínimo detalle para frustrar el robo de su amado Kid, pero esa noche estaba sola. Kogoro había sido contratado unos días antes del desafío de su tío para resolver un caso en Osaka y por supuesto su familia lo había acompañado. Ran la había llamado unas horas antes para disculparse ya que aunque habían resuelto el caso, su vuelo estaba demorado y recién podrían tomar uno a la mañana siguiente. Le contó también como de todos Conan era quien más decepcionado estaba de no poder ir. Sonoko bufó al recordar esas palabras. Aquel niño estaba demasiado obsesionado con Kid, más que ella.

Después de la negativa de Ran quiso invitar a Sera, pero ella también estaba envuelta en otro caso donde una mujer le pidió que vigilara a su esposo ya que sospechaba que la engañaba y justo daba la casualidad que esa noche el hombre tenía una "cena de negocios". En un momento se le había pasado la idea de invitar al resto de los niños, ¡pero ni ellos podían! El profesor Agasa los había llevado de campamento a las montañas. Y así estaba, sola y aburrida. Lo único que la reconfortaba era que dentro de una hora vería a Kid.

Dio un bostezo y siguió observando con pereza al personal policial mientras revisaban cada recoveco de la sala del museo donde la joya estaba exhibida. Al lado de ella estaba su tío explicándole al Inspector Nakamori su nuevo mecanismo de seguridad que impediría a Kid llevar a cabo su robo. En eso vio entrar a la sala a Ran, que se acercó al inspector para entregarle algo. Abrió los ojos como platos cuando se dio cuenta de lo que había visto. Era imposible. Había hablado unas horas atrás con ella y dudaba mucho que le mintiera para darle una sorpresa cuando la fecha de hoy no era especial para ninguna de las dos. Se acercó con paso apresurado y siguió observando a Ran, quien estaba de espaldas. A medida que se acercaba se dio cuenta de unos detalles: su estatura era más baja que la de Ran y su cabello no era tan largo. Esa chica no podía ser su mejor amiga.

—No tenías que traerme la cena, Aoko —dijo el inspector avergonzado. A su lado su tío sonrió.

—Así que ella es tu hija, eh. Es como me lo contaste, realmente se parece a la hija de Mouri.

¿Hija? No sabía que el inspector tuviera una ni que fuera parecida a Ran. Con más ansias de conocer a esa chica, Sonoko llegó al grupo y, con una sonrisa, habló:

—¿La hija del inspector está aquí?

La susodicha se dio vuelta y Sonoko pudo observarla mejor. Decir que era parecida a Ran sería quedarse cortos. Si no fuera porque conocía a Ran desde toda su vida diría que se trataba de su hermana gemela. Sus facciones eran demasiado similares aunque si uno la miraba mejor podía notar las diferencias.

—Soy Aoko Nakamori, mucho gusto —saludó ella con una leve inclinación—. Gracias por cuidar siempre de mi padre.

Por lo bajo Nakamori refunfuñó que él era quien siempre la cuidaba, no al revés. Sonoko se rió.

—Soy Sonoko Suzuki, gusto en conocerte. ¿Te vas a quedar aquí para ver el robo también?

—No, solo vine para traerle la comida a papá. Pensaba regresar a casa.

—¿Dónde está Kaito-kun? —interrumpió Nakamori mientras buscaba con su mirada a alguien. Aoko frunció el entrecejo y respondió molesta.

—Kaito no vino. Dijo que quería ver un show de magia por televisión. Ni siquiera me contestó el teléfono cuando lo llamé para preguntarle si quería venir aquí también.

—Entonces te quedas aquí hasta que termine. Es peligroso que vuelvas sola a estas horas. —Aoko abrió la boca para protestar, pero su padre siguió hablando, esta vez mirando a Sonoko—. ¿Puedes quedarte con ella para hacerle compañía? No quisiera dejarla sola.

—¡Por supuesto! —exclamó Sonoko con alegría. Estaba feliz que la conversación haya girado en el sentido que quería ya que inicialmente su plan era el de invitarla para pasar el tiempo juntas hasta que Kid llegara. Estaba feliz de estar en la compañía de una persona de su edad. Sin mediar más palabras, la tomó por el brazo y la alejó de los adultos. A su lado Aoko refunfuñaba:

—Siempre lo mismo, tratándome como una niña…

—¿Es muy sobreprotector? —preguntó, queriendo iniciar una conversación entre ambas. Aoko se encogió de hombros.

—Solo cuando le conviene —respondió queriendo sonar molesta, pero la sonrisa de sus labios la traicionaba. Era demasiado obvio que disfrutaba que su padre le estuviera encima.

—¿Y quién es ese tal Kaito? ¿Tu novio? —preguntó en broma, imaginándose que sería un amigo o familiar. A contra de todo pronóstico, las mejillas de Aoko se sonrojaron por completo.

—S-Solo es un am-amigo de in-infancia —tartamudeó avergonzada—. ¿A quién podría gustarle ese idiota pervertido?

Entonces Aoko no solo era parecida a Ran físicamente sino también en el terreno romántico. ¿Enamorada de su amigo de la infancia? Lo único que faltaba era que ese chico fuera el gemelo perdido de Shinichi.

—Tu reacción me dice lo contrario. ¿Entonces te gusta? —Aoko negó sus dichos, esta vez con más entusiasmo. Sonoko sintió por un momento que estaba con Ran. Cuando el robo terminara tendría que pedirle su teléfono y hacer que ambas se conocieran—. Ahhh… yo también estoy enamorada, ¡pero de dos hombres!

—¿Dos hombres? —inquirió curiosa. Sonoko dio un gran suspiro y respondió melodramáticamente:

—¡Sí! Primero está Makoto-san, mi novio y después… ¡Kaitou Kid-sama!

Sonoko empezó a hablar sin parar del ladrón mientras pensaba en su apuesto y misterioso rostro. Aoko bufó.

—¿A quién le importa ese sucio ladrón? ¡Lo odio!

Las palabras de Sonoko murieron en su garganta y miró atónita la chica. A diferencia de su negativa anterior, esta era completamente honesta. Aoko odiaba Kid. La idea le era inconcebible. ¿Quién podría no gustarle? ¡Hasta al mocoso de las gafas le gustaba! (El podría negarlo, pero la sonrisa que mostraba después de cada encuentro daba a entender que disfrutaba de sus robos como cualquier otra persona).

—¡Kaitou Kid es el mejor! ¿Cómo puedes odiarlo? Es apuesto y tiene esa aura de misterio que lo rodea… Además es el mejor mago del mundo.

—Es un mujeriego que se la pasa coqueteando con cualquier mujer. No hay nada peor que eso. Solo es un ladrón que disfruta poner en ridículo a la policía. Todo es un juego para él. Además si hablamos de magia, los trucos de Kaito son muchísimos mejores.

—¿Kaito? —El malhumor de Sonoko había pasado para mostrar una sonrisa pícara en sus labios—. Ahora lo entiendo, ¡no es que odies a Kid-sama sino que estás defendiendo el honor de tu novio!

—¿¡Q-Qué!? ¡Te equivocas! ¡Ya te dije que Kaito no me gusta! —chilló Aoko, sus mejillas sonrojadas nuevamente. Sonoko siguió ignorándola.

—Estoy segura que Kid-sama lo entendería. Para él no hay nada mejor que el amor.

—¡Ya te lo dije! ¡Estás eq-

De repente todas las luces del museo se apagaron. Tanto el Inspector Nakamori como su tío Jirokichi empezaron a gritar órdenes para proteger la joya. Cuando las luces volvieron la joya había desaparecido detrás de los vidrios del mostrador y encima de éste se encontraba un sonriente Kaitou Kid que mostraba en su mano derecha la joya.

—¡Kid-sama! —chilló con voz soñadora Sonoko mientras al mismo tiempo el inspector y su tío gritaban su nombre, pero con rabia. A unos metros de ellas las cámaras de televisión grababan todo.

—Muy buenas noches, Inspector Nakamori, señor Suzuki. Tal y como prometí, vine a la hora acordada.

—¡Maldito seas, Kid! ¡No dejaré que escapes! —vociferó Nakamori.

—¡Esta vez no podrás escapar! —exclamó con seguridad Jirokichi, confiado en su nuevo método para atrapar al ladrón mientras dejaba que la fuerza Anti-Kid avanzaran. La sonrisa solo se anchó más, enfureciendo a la policía que sin pensarlo mucho saltó encima de él. Un humo rosa los cubrió a todos, obligando a que Sonoko, Aoko, el camarógrafo y el periodista tuvieran que cubrirse los ojos. Cuando los abrieron Jirokichi, Nakamori y el resto de las fuerzas Anti-Kid se encontraban cubiertos de un pegamento que impedía que pudieran moverse.

—¡Maldito seas, Kid! —maldecía Nakamori mientras luchaba en vano contra el pegamento.

—Ha sido una noche divertida, pero es hora que me despida por hoy —dijo cerca de la entrada de la sala con una inclinación. Sonoko volvió a chillar su nombre con entusiasmo.

—¡No dejaré que escapes, sucio ladrón! —exclamó de repente Aoko, sorprendiendo a todos. En algún momento la joven había abandonado a Sonoko y ahora se encontraba también cerca de la entrada, con un trapeador en su sus manos (¿de dónde lo había sacado?).

Sonoko esperó una respuesta típica de Kid: una sonrisa seductora y algunas palabras para distraer la muchacha. En cambio, para su sorpresa Kid se congeló. Todos estaban atónitos menos Aoko que no perdió tiempo en golpearlo con el trapeador. Kid cayó al piso, dejando caer también la gema que había robado. Aoko volvió a levantar el trapeador para encestarle otro golpe pero Kid, quien al parecer se había recuperado, lo esquivó al rodar al costado y se levantó de un salto. Se acomodó el sombrero, haciendo que se oscurecieran más sus facciones.

—Su golpe me tomó por sorpresa, Nakamori-san. No tenía idea que hubiera venido también.

—¡Esta vez no erraré y te dejaré inconsciente, sucio ladrón!

—¡Ni se te ocurra tocar a mi hija, Kid! —gritó Nakamori, quien logró liberarse del pegamento una vez que su efecto pasara, y corrió para socorrer a Aoko. Detrás suyo el resto de las fuerzas Anti-Kid le seguían el paso. En otras ocasiones habrían corrido más rápido, pero como sus zapatos todavía tenían algo de pegamento se les dificultaba y solo podían dar grandes pasos para acortar la distancia. Sonoko se preguntaba por qué directamente no se los sacaban.

—Me gustaría quedarme a charlar más, pero su padre nos está interrumpiendo. La joya no es la que estoy buscando así que pueden quedársela. Adiós.

Kid volvió a tirar más bolas de humo rosa, haciendo que todos deban cerrar los ojos otra vez. Cuando los abrieron ya no había nadie allí. La policía salió de la sala tras su paso mientras Nakamori daba órdenes por su radio a los otros policías estacionados en otras partes del edificio para capturarlo. Sonoko y su tío se acercaron a Aoko.

—Eso fue increíble. Gracias a ti Kid no pudo robar la gema. Muchas gracias —agradeció Jirokichi con una sonrisa orgullosa—. A este paso terminarás sobrepasando a tu padre.

—No, no fue nada —dijo Aoko avergonzada mientras veía con timidez al camarógrafo que la estaba grabando. Lo que quería en esos momentos era irse. No le gustaba tanta atención sobre ella.

—¡Por supuesto que no fue nada! ¡Será el romance del siglo! —exclamó Sonoko, haciendo que todos se sorprendieran ante sus palabras y la miraran sin entender nada. Incluso Nakamori, quien ya había terminado de gritar sus órdenes, la miró sin comprenderla.

—¿De qué hablas? —preguntó Aoko.

—¡Hablo de tú y Kid-sama! ¡Él está enamorado de ti! ¡Estoy segura!

—¿¡QUÉ!?

—¡No digas estupideces! Kid solo se sorprendió —dijo el Inspector Nakamori, molesto ante tal disparate.

—Exacto, ¿por qué cree que se sorprendió? Conozco a la mirada de un hombre enamorado.

—¡Tonterías!

Sin embargo, las palabras de Nakamori no fueron escuchadas por el periodista, quien no perdió tiempo en acercarse y querer interrogar a Aoko sobre su "romance prohibido". Lo que si no pudieron ignorar fue la mirada de furia del inspector, que pasó a echarlos del lugar. Al día siguiente el video de Kid siendo golpeado por Aoko pasaría a ser uno de los más vistos y comentados en la web así como su supuesto romance con la hija del inspector Nakamori.


A pesar de la idea que puede generar el final, este fic no tendrá mucha trama. Simplemente será una colección de encuentros e interacciones entre los personajes de Detective Conan y Magic Kaito. El romance no jugará un factor importante aunque si habrá un par de momentitos para las parejas canon.

¡Espero que les haya gustado!