Inuyasha no me pertenece. La trama es completamente mía.

Nota: Este fic participa en el reto:"La pareja ideal" del foro de Inuyasha"Hazme el amor"

Advertencia: Posee contenido sexual, personas sensibles abstenerse de comentar.

Es un Two-Shot.


1


-Miroku, ¿Que clase de mariconada has dicho?-Inuyasha no podía creer lo que su mejor amigo había dicho.

-Lo que escuchaste, ¿Nunca le has olido las bragas a una muchacha?-Miroku tenía una mirada brillosa y pervertida.

-Que asco, muérete.

Pero...

He dicho que te mueras.

-Maricon.-Las risas masculinas que le siguieron a ese comentario pudo escucharse por todo el salón de clases. Afortunadamente sólo estaban ellos dos, al menos, eso pensaban.

-¿De que se ríen, par de enfermos?.-La voz mordaz de la líder de las porristas, los sacó a ambos de su burbuja pervertida. Inuyasha la miro y le guiño un ojo, mientras Kikyö le enseño el dedo corazón. Al lado de Kikyö se encontraban tres mujeres más. Sango, Kagome y Yura. Las mejores amigas de Kikyö y una de ellas el tormento de Inuyasha.

Su mirada recorrió el cuerpo de Kagome lentamente. Deteniéndose en sus pechos y muslos. La muchacha era toda una preciosidad, a pesar de ser la hermana gemela de Kikyö ambas no podían ser más diferentes. Mientras Kikyö tenía el pelo lacio, con un cuerpo divino, los ojos marrones y calculadores, su hermana tenía el cabello liso-rizado, unos dulces marrones con motitas azules, y un cuerpo espectacular.

Donde Kikyö era fría, Kagome era caliente. Kikyö era calculadora, Kagome era dulce y confiada. Kikyö sólo se relajaba en compañía de sus mejores amigas, y con los pervertidos amigos que tenía. Kagome había sido el tormento de Inuyasha desde el momento en que Kikyö los presentó. Cada vez que ella le dirigía una sonrisa, su cuerpo daba una sacudida, cuando la tenía cerca el exhibía una erección de campeonato.

Cuando la olía, la boca se le hacía agua. Había intentado muchas veces acercarse a ella, pero siempre había algo o alguien que los interrumpía, e Inuyasha se estaba cansado de ello. Quería tenerla para sí mismo, mimarla y que dios lo perdonará pero quería cogersela hasta que ella no pudiera caminar.

El no sabía como tratar a las mujeres, no era un santo, en realidad era bastante mujeriego, pero el siempre se involucraba con mujeres fáciles, se las cogía, y luego las despachaba. El no sabía como conquistarla, y eso lo estaba volviendo loco.

-Bueno, adiós tenemos entrenamiento.-La voz de Kikyö lo trajo de vuelta de sus pensamientos. Vio como todas se despedían dándoles a él y a su amigo en beso en la mejilla.

Espero pacientemente y ansioso cuando Kagome se acercó a él. Mientras se inclinaba hacia el, pudo sentir su aroma a Jazmín y a Sakuras, el pene dentro de sus pantalones empezó a levantarse. Cuando al fin, posó sus labios en su mejilla, Inuyasha hizo acoplo de todo su autocontrol para no girar la cabeza y estamparle un beso en la boca. A su lado Miroku recibía una bofetada de Sango, por tocarle el culo.

-Nos vemos luego.-La dulce voz de Kagome hizo que se concentrará en ella, aún más, si eso era posible. El asintió y ella le sonrió. Se despidió con beso rápido de Miroku y se fue con las demás. Se quedó mirándole el culo, y la manera en que sus caderas se balanceaban, se la imagino montada a horcajadas en el, mientras bombeara duro dentro de ella. Ella lo recibiría toda mojada y lista sólo para el. Su pene le estaba doliendo y palpitaba dentro de sus boxers.

-Mierda, estas encarpado.-La voz divertida de Miroku no tardó en hacerse presente.-A puesto que estabas imaginando como olerían las bragas de Kagome.-Al imaginarse haciendo exactamente lo que dijo Miroku su pene dio un tirón en sus pantalones. La carcajada que le siguió arruinó la imagen nítida que su cabeza le estaba dando.-¿Te doy una sugerencia? Hazlo, ella no se enterara. Solo ve y revisa su casillero en el salón de porristas.

Le golpeó el hombro derecho a su amigo y se volvió para darle la espalda.

El nunca aria algo como eso, y mucho menos con las bragas de Kagome.

¿O sí?


Kagome dio un giro en el aire y callo directamente en los brazos de los chicos que las estaban ayudando a entrenar. Estaba sudada, y tenía los miembros agarrotados de tanto girar y girar, pero estaba satisfecha con la nueva coreografía que estaban ensayando.

La voz de su hermana no se hizo esperar.

-Bien chicas, lo hicieron de maravilla. ¡Sin duda le ganaremos a las idiotas del colegio Tumpade!-Un grito de pura felicidad femenina no se hizo esperar.-Bien todas a las duchas. Huelen espantoso.-Risitas femeninas le siguieron a ese comentario.

Esté año sería su año, ganarían el campeonato estatal de porristas para su instituto. Pasaría todas sus materias, y quizás... Al fin conseguiría el valor para confesarse con Inuyasha.

Un sonrojo se apoderó de su rostro al pensar en él. Llevaba enamorada de Inuyasha tres largos años. Pero el nunca sé le insinuó ni nada, ella le hubiera gustado que lo hiciera. ¡Ella no se negaría por amor a Dios! Tuvo que observar como muchachas tipas pasaban a menos de su Inuyasha, todas disfrutando de sus caricias y besos. ¿Y ella? Ella término dándole su primer beso a un idiota en un parque con un rayo de sol que podía haber tostado hasta un camarón. Para rematar el idiota le metió la lengua y prácticamente Kagome se ahogo con ella. Fue terrible. Una experiencia completamente nefasta.

Camino sumergida en sus pensamientos junto con Yura, Kikyö y Sango. Las cuatro eran inseparables desde el Kinder. Eran las únicas que sabían de su enamoramiento por Inuyasha.

-Oigan..-Su voz trajo por completo la atención de las otras tres. Tomando un profundo suspiro prosiguió.-Quería pedirles su opinión sobre algo.

-Inuyasha Taisho.-La afirmación de Yura no se hizo esperar. Como tampoco el sonrojo de Kagome. Ella asintió.

-Me le voy a declarar.-Todas pararon en seco y la miraron atónita. Ella sintió que se sonrojaba aún más.

-Este es nuestro último año, y quiero hacerlo. Todas gritaron mientras le daban ánimos.

-¡Al fin!

-¡Esa es mi chica!

-¡Pensé que me aria vieja y arrugadita como una pasa, antes de que te le confesaras! El comentario de Yura le provocó risa.

-¡Yura por dios!-las cuatro rompieron en carcajadas. Sin detener a observar siquiera si alguien las escuchaba. Una sombra sé movió y giro en dirección contraria a ellas.

Kagome no se quedaría con Inuyasha. Sobre su cadáver.


El corazón de Inuyasha estaba acelerado. Giro su cabeza y prestó atención a cualquier ruido que sus orejas escucharán. Nada. Silencio. Su respiración se normalizo, y continúo con lo que tenía entre manos.

Dirigiéndose hacia el casillero de las porristas busco el número 25. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. Se estaba comportando como un maldito pervertido, pero la tentación pudo más que el.

Cuando tenía catorce, el y Miroku aprendieron a abrir cerraduras, se acercó al casillero que el sabía que era el de Kagome. Negó lentamente la cabeza, la muy tonta dejó su casillero abierto. Lo abrió y miro en su interior. El casillero era lo suficiente grande para que dos personas pudieran entrar en ella. Así lo habían exigido las porristas, alegando que necesitaban mucho espacio. En la puerta del casillero había fotos pegadas. Algunas donde salían Kagome con su familia, otras con las chicas haciendo muecas graciosas, pero una en particular llamó su atención. Era una foto de el y de ella. Sonrió inevitablemente al recordar ese día en año nuevo.

La mamá de Kagome y Kikyö los había obligado a ambos a posar para la cámara. El había estado avergonzado y Kagome apenada. Kagome llevaba un vestido que se amoldaba a su figura, era de color rojo y había sido el motivo por el cual Inuyasha se había echado una paja en su auto. Mientras el llevaba un suéter blanco y unos pantalones beige. El salía mirándola a ella con una ligera sonrisa, mientras ella sonrojada enfoca su mirada a la cámara y sonreía.

Al rededor de la foto había corazones dibujados con marcador morado. Muy cursis a su parecer, pero no evitó que su corazón diera un brinco en su pecho.

¿Sería posible que..?

Negó con la cabeza, ella no se fijaría en él. Su corazón se aceleró y no por la foto. Podía escuchar como las porristas regresaban. Mierda, mierda, Miroku le había dicho que faltaba al menos media hora para que regresarán. Si lo pillaban estaba frito.

El director lo expulsaria y a sus padres les daría un ataque al corazón. Bueno, más bien, a su madre, pues a su padre le daría risa. Mientras su hermano mayor le diría que si fuera sido el, nadie lo fuera atrapado. Pues, el era el gran Sesshomaru.

Bufo, tonterías.

En un momento desesperado se metió dentro del casillero de Kagome y aguantó la respiración. Las porristas entraron en el lugar en toallas y empezaron a revisar sus casilleros para cambiarse. Si fuera sido en otro momento Inuyasha las hubiera espiado para verlas desnudas. Pero se encontró con algo mucho más interesante. Sus manos tomaron lo que había venido a buscar.

Las bragas de Kagome.

Eran de un color rojo y muy femeninas. Olvidándose del lugar en donde estaba, y que podía ser descubierto se la llevo a la nariz e inspiro profundamente. Dios olía a limpio y a ella. Le encantó. Como a su pene también.

Su miembro se despertó y se hincho dentro de sus pantalones. Sus testículos se volvieron pesados. Anhelando ser tocados. Inuyasha se removió incómodo, tal vez si él.. Ya era un jodido pervertido de mierda. Que se tirara un pajazo con las bragas de la niña que lo volvía loco, no aria diferencia alguna. Iba a desabrocharse los pantalones, pero una risa muy conocida para el lo detuvo. Su suerte era realmente una súper mierda.

Si Kagome abría su casillero el estaba más que jodido. Asomándose cuidadosamente por las rejillas vio que el lugar estaba casi vacío. En realidad, sólo estaban Kagome y Sango hablando, no se había dado cuenta en el momento que las demás se habían ido.

-...Llamare a Kikyö y a Yura. Espérame aquí.-Sango salió apresuradamente mientras Kagome negaba con la cabeza. Aún tenía el uniforme de las porristas y tenía una toalla que frotaba debajo de su cabeza. Soltando un suspiro Kagome se dio media vuelta y se dirigió con los ojos cerrados hacia donde el estaba. Hacia su casillero.

Abrió la puerta e Inuyasha entró en pánico.

Kagome soltó un suspiro, y abrió los ojos. Inuyasha abrió los ojos como platos al verse descubierto. Ambos se enfrentaron en una guerra de miradas asombradas.

Dorado contra marrón.

Conectando.

Ninguno rompía el silencio que se hizo entre ellos. Unos pasos hizo que Inuyasha entrará en pánico. Tomando la muñeca izquierda de Kagome la metió dentro del casillero y los encerró a ambos dentro.

-Inuyasha que..-Le tapó la boca con la mano, mientras hacía que su espalda chocara contra su pecho. Su corazón estaba acelerado, muchísimo, escucho como Sango llamaba a Kagome y al no encontrarla se resignó. Un momento más tarde Kikyö y Yura entraron a cambiarse mientras las tres charlaban.

Kagome se retorcía contra el buscando una manera de escapar. El se negó y la apretó más fuerte contra el. El acto hizo que su miembro erecto chocara contra el trasero de Kagome. Ambos se quedaron estáticos. Inuyasha esperando una reacción, ella no hizo nada. Sólo se quedó quieta. Y eso lo animo a acercarla más. Movió sus caderas para que las sintiera mejor. Kagome soltó un suspiro contra la palma de su mano, y el se excito más.

-No hables, o nos descubrirán.-Susurro en el oído de ella. Kagome asintió y el sonrió satisfecho.

Le soltó la boca, y movió su cabello hacia un lado. Empezó a mordisquearle el cuello, y a chupárselo. Ella se removió inquieta e Inuyasha la regaño con un apretón en la cadera. Movió sus caderas aún más, y le volteo la cara hacia un lado para que pudiera verlo. Los ojos de Kagome estaban semi cerrados y tenía un brillo especial. Sus labios estaban entreabiertos, como rogando ser besados.

Con un gemido, la beso. No fue dulce ni pasivo. La beso con fuerza, y un poco salvaje. Le introdujo la lengua y la beso con más fuerza. Incitó a la lengua de ella para que jugará con la suya, Kagome gimió y el se tragó el sonido satisfecho, ella movió una de sus manos hacia atrás y se guindo de su pelo.

Inuyasha estaba en llamas. No podía controlarse. Aún si dejar de besarla, introdujo su mano izquierda bajo su falda, haciendo a un lado sus bragas, y la acarició. Su cuerpo se sacudió en respuesta, y le tocó los labios de su vagina con suavidad. Kagome echo las caderas hacia adelante para que la toque más profundamente.

E Inuyasha le dio lo que ella le pedía. Introdujo un dedo y la acarició toda, tocó su botón y la acarició. Su Kagome estaba tan mojada, que las ganas de saborearla eran impresionantes. La tocó y pellizco uno de sus pezones por encima de la camisa. Ambos estaban ardiendo. Pero no era suficiente.

Con un movimiento despegó su boca de la de Kagome, ella gimoteo y alzó su cabeza para que la besara pero el la giro para que quedará de espaldas a él. Apresuradamente se bajó los pantalones junto con los boxers. Su miembro salto libre. Era grande largo y grueso.

Le arrancó la falda a Kagome, hizo a un lado sus bragas y froto su pene a lo largo de su raja. Los fluidos de Kagome le bañaron entero. Estaba muy mojada y resbaladiza.

-Inuyasha.-Gimoteo ella. Inuyasha no podía hablar, las sensaciones que lo embargaban eran impresionantes y lo tenían muy cachondo. Siguió frotándose contra ella, mientras le tapaba la boca para que no gimiera en voz alta.

-Nena..-Gimio extasiado. Le agarró la mano a Kagome y se la puso justo en la cabeza de su pene, mientras frotaba su largo pene contra su clítoris, y sus labios.-Agarrala. Le apretó la mano y la dejó. Mientras la agarraba de las caderas y seguía frotándose contra ella.

Kagome con un movimiento titubeante, le apretó un poco la cabeza del pene. Sacudio sus caderas un poco más fuerte, con más confianza Kagome froto la cabeza de su pene. Mientras el se frotaba contra ella con más fuerza.

Ambos gemían en voz baja, las sensaciones eran desconocidas para Kagome. Podia sentir con Inuyasha la ponía aún más cachonda de lo que ya estaba. Empujo su trasero hacia atrás con fuerza mientras el empujaba hacia adelante. Se frotaban el uno contra el otro como poseso. Kagome estaba envuelta en una nube de sensaciones, se sentía arder. Haste se olvidó en donde estaba. Sólo podía sentir a Inuyasha

-Aún no puedo creer que Kagome se le vaya a declarar a Inuyasha.-La voz de Sango la sacó de su nube de sensaciones tan placenteras. Se congeló no podía creer que Inuyasha estuviera escuchado esto. Mataría a Sango. Aunque sería después, porque primero estaba encerrada en su casillero con Inuyasha, y segundo pudo escuchar los pasos de sus mejores amigas saliendo de lugar mientras discutían sobre su no tan futura declaración.

Inuyasha se congeló. No era estúpido. Estaba cachondo, excitado, en realidad muchísimo. Pero el escucho perfectamente.

¿Kagome se le iba a declarar?

La euforia que corrió por su cuerpo, se mezclo con la excitación que tenía. Nublo su mente y la lógica de su cabeza. Sólo pudo pensar, en que Kagome también sentía algo por el. ¡Por él!

Con un rugido silencioso, le rompió las bragas a Kagome. Sin pararse a pensar en las consecuencias, en que tenía que ser cuidadoso y dulce con ella. No pensó en nada, un instinto animal que el no sabía que poseía lo obligaba a marcarla, a poseerla. Ignoro como Kagome respingo.

No, ignoro todo. Sólo podía pensar a unirse a ella. Con un movimiento fluido la penetró hasta el fondo. Llevándose consigo la barrera de su virginidad. Kagome se había tensado. Pero el no pudo pensar, siquiera en eso. Empujó sus caderas, y la embistió con fuerza. Dentro, fuera, dentro y fuera. Ella lo recibió mojada y lista.

-Lo siento, lo siento, no puedo parar, quería ser delicado.-Jadeaba en su odio, mientras seguía empujando sus caderas contra ella.-Pero nena estás tan mojada, tan lisa y lista para mi.- Ella empujaba su trasero hacia atrás y el sólo pudo recibirla con goce. Tomándola de las caderas se condujo más profundo a casa.

-Dios nena, te sientes taaaan bien.-Mordió el lóbulo de su oreja y ella lo premio con un gemido.-Tan apretada, tan mía, dios como me aprietas.-Ella lo tenía envuelto en un puño de seda, estaba tan apretada que Inuyasha no iba a durar mucho.

Con una de sus manos empezó a frotar su clítoris con rapidez mientras la penetraba con fuerza.

-Más.-Gimio y exigió Kagome.

-Oh nena, yo te voy a dar más.-Aumento la velocidad de sus embestidas junto con la presión que hacia en el clítoris de ella.

-Inuya..Inuyasha-Gemia ella entrecortadamente. Algo estaba ocurriendo, las sensaciones de incrementaban, un cosquilleo se formó en su vientre. Sentía como todo su cuerpo cobraba vida. Se tenso, y explotó.

Inuyasha sintió exactamente en el momento en el que Kagome llegó a su orgasmo. Dios, la manera en la que lo apretaba, lo volvió loco. Sintió como sus jugos bañaban su pene y hacia aún más fácil su penetración. Embistió más fuerte, más rápido, con dureza. Y después de tres estocadas el también se corrió.

Se corrió duro, su pene daba tirón tras tirón, las paredes vaginales de Kagome lo ordeñaban con fuerza. Mientras que el llenaba a su Kagome por completo. Mordió su hombro para controlar el rugido de goce que se formó en su garganta.

Ambos jadeando y respirando entrecortadamente. Se quedaron un minuto en silencio, e Inuyasha encontra de su voluntad tuvo que soltarla, se salió dentro de ella, mientes las paredes internas de Kagome lo apretaban ándose a que se saliera.

El tuvo que sonreír.

El le besó la mejilla derecha.

-¿Fui muy bruto? ¿Te lastime?-Inquirió con preocupación. Ella tuvo que sonreír. Estaba laxa y satisfecha como una gatita.

-Estuviste perfecto.

El pecho de Inuyasha se inflo con orgullo. Se lo habían dicho muchas veces, pero nunca se había sentido tan bien, hasta hoy. Sonriendo le besó la mejilla. Luego le llenó de besos la cara y susurró.

-Mía.

Kagome sonrió, estaba feliz. Nada podía arruinar su felicidad. Al menos, eso pensaba hasta que llegó al día siguiente al Instituto.

Continuara..


¿Qué les parece chicas?

Espero y les haya gustado, prometo actualizar pronto y como dije. Este es solo un Two-Shot.

Hasta pronto nenas.