Los personajes de Inuyasha no son míos, únicamente la trama del Two-Shot me pertenece.
NOTA: Este fic participa en el "Reto: La Pareja Ideal" del foro de InuYasha "Hazme el amor". (Link en mi perfil)
ADVERTENCIA: Contenido Sexual. Si te ofende o disgusta leer escenas con lemon pues, éste fic no es para ti. Si de todas maneras quieres continuar leyendo, será bajo tu responsabilidad como lector.
Y es que ellos eran así, discutían, se gritaban, se decían cosas de las cuales luego se arrepentían. Aunque… arrepentirse no era tan malo. Lo mejor de discutir, siempre había sido reconciliarse.
Posesivos
First Shot
Estaba tan enojada, que podría enfrentarme a un luchador de sumo y ganarle fácilmente. Yo, toda de un metro sesenta y cuatro y pesando cincuenta y ocho kilos, le ganaría. Solamente por lo cabreada que estaba.
Él sacaba todo mi temperamento, me enojaba de muchas maneras posibles. Todo por sus celos. Lo admito, yo también soy celosa… muy, MUY celosa. Pero él tampoco se quedaba atrás.
Ese pobre chico no sabía que yo tenía novio; tampoco sabía que yo vivía con él. Mucho menos sabía que era un celoso sin remedio y posesivo extremo.
Pobre, salió corriendo cuando los ojos dorados de Inuyasha casi abren un agujero en su cara. Obviamente, lo reconoció del equipo de luchas del instituto.
La pelea fue grande esta vez, él no daría su brazo a torcer y yo era muy orgullosa como para dejar que torciera el mío.
Lo que pasó fue que el chico se acercó, me saludó y bueno… quiso besarme a la fuerza. Estábamos en una de las fiestas de la fraternidad e Inuyasha había ido a buscar unas bebidas. Yo charlaba con una amiga cuando el infortunado se acercó a mí preguntando mi nombre. Le respondí de manera despectiva esperando que se alejara. Pero no lo hizo. Tomó mi brazo y mi amiga gritó asustada cuando me tomó por la nuca para acercarme a su rostro. El olor a whisky llegó rápidamente a mi nariz y me di cuenta de lo borracho que estaba.
Mi novio eligió ese momento para volver.
Mi rodilla se había estrellado fuertemente contra su generador de bebés antes de siquiera llegar a colocarse cerca de mi rostro. Luego su cara conoció el puño de Inuyasha. Me costó sacar a mi novio de ese lugar. Estaba enojado, sumado a que medía un metro ochenta y seis y sus músculos marcados lo hacían pesado. Y estaba tomado. Muy tomado.
Cuando llegamos a nuestro apartamento… Discutimos. Gritó. Grité.
Y estallé cuando me dijo que me alejara de él.
Bien. Eso hice. Siempre discutíamos, peleábamos, luego él cedía o cedía yo. Y la reconciliación era la mejor parte. Él era la definición de ardiente llamarada: apasionado, atrevido y posesivo. Recordé que la noche anterior había disfrutado de sus besos. Eran caricias fogosas y llenas de pasión, siempre me arrebataba sólo con una mirada y recordar como sus manos recorrían mi cuerpo me hacía temblar. Toda esa pasión me la transmitía y ahora yo no me quedaba atrás, dándole batalla en cada una de nuestras apasionadas noches juntos.
Maldición, ahora tenía los vellos de la nuca erizados.
Suspiré y miré a mí alrededor, hacía mucho tiempo que no me quedaba en mi departamento, casi un año. Desde que me había mudado con Inuyasha, visitaba mi departamento semanalmente para mantenerlo ordenado y limpio, sin embargo no había vuelto a quedarme aquí.
Me deshice del abrigo que llevaba y lo deje con descuido en uno de los sillones, encaminándome luego a la habitación. Cuando observé la cama me abracé a mí misma. El calor que emanaba del cuerpo de Inuyasha era lo que me hacía dormir tranquila; enredar mis piernas entre las suyas y sentir su mano acariciar mi espalda hasta dormirme me daba paz… pero hoy dormiría sola.
Eran casi las tres de la madrugada, lo había dejado en el departamento hacía más de una hora luego de que dejamos la fiesta, seguramente ya estaba dormido y yo aquí como una idiota pensando en él y reteniendo lágrimas. Me quité los zapatos de tacón aguja quedándome únicamente con el vestido gris que me llegaba a mitad de muslo y me metí en la cama. Se me formó un nuevo nudo en la garganta cuando recordé la primera vez que me había entregado a él.
Mi ilusión siempre había sido entregarme por amor, no esperaba llegar virgen al matrimonio ni nada de eso, pero si me ilusionaba que la primera vez fuera con alguien que de verdad amara, y apareció él, todo hermoso, cabello largo negro, personalidad rebelde y enojón. Nos conocimos en una de las prácticas del equipo de lucha al que había sido invitada e inmediatamente comenzamos a hablar y luego… la primera cita.
Luego de varias semanas de salidas me pidió que fuéramos novios y acepté sin dudar. Y después de una de las interminables charlas que sosteníamos a veces, terminamos haciendo el amor aquí, en la cama donde estaba durmiendo… sola. Yo era virgen y eso lo había perturbado de cierta manera, él no entendía como a mis diecinueve años yo no había estado con nadie. Mi respuesta fue simplemente: "Te esperaba a ti."
Me acurruqué más en la cama y me giré casi con rabia mirando el reloj. Tres y quince de la madrugada. Maldición, el tiempo pasaba muy lento cuando estaba molesta.
En el lapso en el que empecé a quedarme dormida, escuché un ruido proveniente de la sala y abrí los ojos de golpe, ¿un ladrón?
Me levanté y tomé uno de mis tacones, lo usaría para defenderme de lo que fuera. Salí de la habitación y me encontré con Inuyasha de pie sobre la alfombra de la sala observando mi abrigo, bueno… su abrigo. Se veía un tanto molesto aunque también podía ver el arrepentimiento en su mirada. Dejé caer el tacón al suelo y solté un suspiro, bastante sonoro.
—¿Qué haces aquí?— traté de que mi voz sonara molesta… no lo logré. Me miró y traté de buscar señales de ebriedad en él. No sabía como lo hacía, pero él no sufría de resaca.
—Discúlpame, Kagome.
Entreabrí mis labios en sorpresa, que Inuyasha se disculpara era un logro. Por lo general era tan terco que muy pocas veces lograba que aceptara sus errores o admitiera que yo tenía la razón. Alzó la mirada hacia mí y su ceño fruncido junto con su mandíbula apretada me demostró que en verdad estaba arrepentido. Pasé mi lengua por mis labios y mordí el inferior, eso lo provocaba y yo estaba muy consciente de eso.
—Me trataste muy mal.
—Lo sé y lo siento, pero…—se frotó los ojos con una mano mientras la otra la colocaba en su cadera— Ese tipo quería besarte— dijo exasperado.
—Yo no quería besarlo a él— caminé hacia la pequeña cocina y me serví un vaso con agua. El me siguió, estábamos elevando la voz nuevamente.
—Nadie va a tocarte y a salirse con la suya.
—¡Lo pateé! ¡En sus bolas!— casi grité mientras abanicaba con mis brazos enfatizando mis palabras.
—¡Tú eres MÍA!— en un movimiento rápido se acercó a mí, tomándome la cabeza con ambas manos. Inspiraba fuertemente por la nariz mientras mantenía sus labios apretados— Eres mía y nadie va a tocarte, primero le corto las manos, a quien sea.
Tomé sus muñecas y aparté sus manos de mí.
—Eso no te da el derecho de hablarme o tratarme mal- me giré y tragué fuertemente evitando las lágrimas, él estaba a mi espalda y agradecí eso, debía calmarme.
—Por eso estoy aquí. Sé que discutimos, que somos inmaduros y siempre buscamos una manera de enojarnos, pero… yo te amo. Eres lo único que amo y…— Me giré lentamente cuando se detuvo y su mirada hizo que nuevas lágrimas saltaran a mis ojos— Moriría si llego a perderte.
Una lágrima bajó por mi mejilla derecha y en otro de sus movimientos rápidos llegó de nuevo a mí, colocando una mano en mi nuca y con la otra mano rodeó mi cintura, presionándome desde la espalda y me besó.
No era un beso suave, Inuyasha no daba besos suaves, él era encendido desde el inicio. Movió su mano desde mi nuca hacia mi mentón y con sus dedos abrió mis labios, invadiéndome de manera ávida y hasta hambrienta. Sentí mis piernas tiritar, y me aferré a sus brazos. Nuestro beso se volvió más rudo cuando una de mis manos se fue a su cabello, enredando mis dedos en las hebras negras y atrayéndolo más hacia mí. Mi espalda chocó con la pared de la cocina y la mano de él que estaba tras mi espalda bajó a mi pierna, cuando él la alzó haciendo que abrazara su cadera y se presionó contra mí, mordí su labio inferior. Esto éramos nosotros: peleas y reconciliaciones, amaba las reconciliaciones.
Rompió el beso y me miró. Yo le sonreí suavemente y gesticulé un "Te amo", a lo cual él sonrió y volvió a besarme de manera apasionada, lenta y mordaz. Sentí que morí y reviví en el instante en el que bajó un tirante de mi vestido y mordió mi hombro sin hacerme daño, mañana el tono rojo que tendría lo haría sentir orgulloso, casi adoraba marcarme.
—¿Quieres que te demuestre… lo arrepentido que estoy?— Susurró en mi oído y su aliento envió descargas eléctricas por todo mi cuerpo.
Mordí nuevamente mi labio y sus ojos se oscurecieron con la lujuria y la pasión que estaba sintiendo y que yo sabía captar. Lo miré con deseo y me acerqué a su oído para susurrar también.
—Demuéstrame…
End of First Shot.
N/A: *Gira sus dedos con vergüenza*
Es inevitable que sienta algo de penita, creo que es por arriesgarme a escribir escenas con lemon pero ¡Hey!, ¿Qué sería de nuestras vidas sin un buen reto?. Particularmente amo las escenas de entrega de una pareja, cuando son reales y transmiten sentimientos de verdad llegan a ser hermosas.
¡Dejen su review! Estaría más que agradecida de saber que piensan de esta primera parte. Aclaro que este es un TWO-SHOT para el "Reto: La Pareja Ideal" del foro de InuYasha "Hazme el amor", así que será éste capítulo y otro más.
Gracias por tomarse un tiempito y leer, muero de amors (sí, amors) por ustedes.
Nos leemos prontito.
Besos.