Este fic participa en el reto mensual "Tú eres mi recuerdo más feliz" del foro El Mapa del Mortífago.
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
EXPECTO PATRONUM
Capítulo único
Oscuridad. Frío. Temor.
Y luego... los recuerdos.
«Un chico moreno, despeinado y con gafas se le acercó seguido de otro, moreno también, y con cierto aire chulo.
—Yo me llamo James Potter, y él es Sirius Black, ¿y tú?
—Remus Lupin.
—Estupendo. ¡Ya veréis lo bien que lo vamos a pasar este curso!»
Eran cuatro. Ahora sólo queda él.
Pero no importa.
Los recuerdos siguen llegando.
«—Remus, ¿vendrás este verano a mi casa? Peter no puede, pero Sirius dice que lo intentará.
—Me encantaría —sonrió, y aumentó la sonrisa cuando su amigo, el chico al que casi consideraba como un hermano alzaba un puño en señal de triunfo y sonreía todavía más.
—Genial.»
Recuerdos distorsionados, a medias, lejanos. Recuerdos felices.
Sus recuerdos.
«—¿Qué somos?
—Mereodeadores.
—¡Más alto!
—¡Merodeadores!
—¿Y qué más somos?
—¡Los reyes de Hogwarts!»
Tiempos felices. Otros tiempos.
«—¡Remus! ¡He aprobado, he aprobado!
Un chico moreno y despeinado, más alto que él, se le tiró encima abrazándolo con fuerza y haciendo que ambos cayeran al suelo.
—Me alegro mucho, Sirius, pero...
—¿Qué pero ni qué pero? ¡He aprobado! ¡Lo sabía! ¡Soy genial!
—No lo dudo, Canuto. Pero me temo que el que te ayudó a aprobar fui yo. Y quítate de encima —Lo miró sonrojado, mientras Sirius le sonría desde encima, apartándose un poco.
—Te quiero, Lunático.
—Ya...
No le dio tiempo a terminar la frase, James entró por la puerta.
—¡Cornamenta, he aprobado!
—¿Y qué hacéis, celebrarlo? —indicó el chico con una sonrisa burlona y subiendo y bajando las cejas.
—Pues claro que sí, remilgado. Ven aquí y abrázame.
—¡Quítate de encima, Sirius! ¡Que me estás aplastando!
—¿Cómo dicen los muggles? Ah, sí. ¡Boombaa! —Y James se tiró en plancha encima de los otros dos, haciendo como si no escuchara las protestas de Remus—. Esperad a que Peter se entere, él ha suspendido.
—Eso le pasa por no hacer caso a Remus —proclamó Sirius con sonrisa de sabihondo.
—¡Tú tampoco me haces caso nunca! ¡Y quítate de encima, idiota! —Remus se incorporó, empujando a los otros dos, entre risas y gritos.»
Son recuerdos de épocas pasadas, de tiempos más felices, de cuando era joven y no tenía problemas.
Pero un recuerdo llega con fuerza, decide quedarse.
Es más reciente.
«Cuando Tonks abrió la puerta, su habitual sonrisa de bienvenida se transformó en una sonrisa de verdad, brillante. Se acercó y le dio dos besos, haciéndose a un lado para que entrara y sonriendo levemente cuando a Remus se le colorearon las mejillas.
—Hace frío —aclaró él.
—Lo sé. Feliz Navidad, por cierto.
—Igualmente.
La siguió al interior de la casa, nervioso. Aún no había llegado nadie, solo estaban ellos dos, y muchos interrogantes sin resolver.
—¿Quieres café, té, chocolate caliente?
—Chocolate estará bien, gracias.
Cuando se sentaron, ambos con sus bebidas en la mano, cruzaban palabras de vez en cuando, entre miradas furtivas, hasta que Tonks, a la que nunca le había gustado las conversaciones banales, dejó su taza en la mesa y se irguió.
—Remus, me gustas mucho. Qué demonios, eso se queda corto. Estoy enamorada de ti.
Remus tragó saliva. Sabía que ella era directa, pero él necesitaba aclimatarse un poco.
Supiró.
—Nymphadora... —suspiró de nuevo—. Sabes que no puedo, no podemos.
—De Nymphadora nada. Sé que a ti también te gusto, así que no veo el problema.
—El problema es que soy demasiado viejo para ti.
—No eres viejo, Remus, eres un hombre maduro, lo que es equivalente a decir sexy —Tonks le guiñó un ojo al decirlo, y se dio la vuelta para ir en dirección a la cocina a llevar las tazas, dejando a Remus más rojo que el pelo de un Weasley.
—Nympha...
—¡No me llames Nymphadora! —Le chilló ella desde la cocina.
Él no pudo evitar sonreír un poco ante su comportamiento infantil, y se levantó para ir tras ella.
—Tonks. Aunque te agradezco el cumplido, sigo siendo demasiado viejo para ti.
—Minucias, minucias —Se agachó a recoger la taza que había roto—. ¿Cuánto me sacas? ¿Diez años? ¿Quince? Tonterías.
—En realidad...
—Oh, cállate —Tonks dejó la taza la encimera, se giró y lo abrazó, rodeándole el cuello con los brazos y depositando besos en su cuello y su mandíbula. Dejó uno en sus labios antes de separarse.
Había dejado de lado toda actitud bromista, y lo miraba con seriedad.
—Ahora es en serio, Remus. Dime que no me quieres, que no quieres estar conmigo, y dímelo mirándome a la cara.
Él la miró, dispuesto a decírselo, pese a no querer.
Pero en cuanto la miró, con los ojos brillantes, el pelo rosa y las mejillas sonrosadas, no pudo. Era superior a él. Qué demonios, había sido generoso toda su vida, podía ser egoísta alguna vez.
—Tú se lo dices a tus padres —suspiró, sonriendo—. Y a todos los demás —añadió, pensándolo mejor.
Ella dio un chillido de emoción, empujó una silla al saltar y se le tiró encima, abranzándolo y cubriéndolo de besos.
Remus le cogió la cara con suavidad y la miró una última vez, como diciéndole "Si te arrepientes, que sea ahora". Después, se inclinó y la besó, cubriendo su boca con la suya propia y abriendo suavemente los labios.
Los de ella sabían a fresa y chocolate, y Remus se acercó más, rodeándola con los brazos, intentando fundirse con ella, con su calor.
No se sentía tan bien desde el último abrazo de Sirius.
No se sentía tan bien desde hacía demasiado tiempo.
Ya iba siendo hora, pensó, de sentirse bien de nuevo.»
—¡Expecto Patronum!
Una forma plateada salió de la punta de su varita.
Un lobo, que por una vez ahuyentaba pesadillas en vez de crearlas.
* se esconde detrás de una barricada para evitar tomatazos y demás lanzamientos de fruta y verdura*
¿Qué tal? ¿Qué decís? ¿Asqueroso? ¿Habéis amado como yo el bromance por allí escondido de manera subliminal?
¡Decidme qué opináis!
LadyChocolateLover