Era un espectáculo digno de verse. Los escombros de la Gran Puerta del Este con un tono rojizo caían entre los ejércitos de ambos territorios. Según Vassago podrían hacer mucho dinero si grabaran aquel espectáculo. Desgraciadamente, no era posible verlo si no se utilizaba el STL.

La primera línea de ataque por parte del Territorio Oscuro estaba conformada por goblins de la llanura, goblins de las montañas y los gigantes. Por su parte, Deusolbert, Fanatio, Eldrie y Saga preparaban a sus escuadrones.

El caballero de armadura roja disparaba sus flechas cubiertas por el fuego generado por el dominio de armamento de su arco, siendo seguidas por una oleada de flechas normales disparadas desde las rocas de los lados provenientes de los asesinos.

Fanatio, junto a las cuatro cuchillas rotatorias y el asesino de nombre Latios, se preparaba para recibir a la tribu de los gigantes, así que la subcapitana comenzó a derribarlos con el rayo de luz generado por su espada.

Alice tenía una vista perfecta del campo de batalla, viendo tanto a los escuadrones enemigos como aliados. Pero un escuadrón aliado en particular tenía su atención, el cual era donde se encontraban su discípulo Eldrie y Saga.

—Saga… —Alice recordó cómo fue que justo antes de ir a su dragón lo besó rápidamente, provocando un sonrojo en su rostro— No debo de pensar ahora en esto, tengo que concentrarme.

Por su parte, el mencionado sintió la mirada de la chica rubia, teniendo la misma sensación mientras el recuerdo de sus labios sobre los suyos llegaba a su mente.

—Después tendré tiempo de aclarar mi mente… —se regañaba mentalmente Saga, mientras que junto con Eldrie se preparaba para recibir a los goblins, los cuales sorpresivamente arrojaron bombas de humo, confundiendo a los soldados.

—¡No pasarán! —gritó un soldado a punto de atacar, siendo detenido por Eldrie.

—¡Espera, podrías herir a un compañero! Debemos avisarle a Renly y al segundo escuadrón.

—¡Usen sus oídos, no dependan sólo de sus ojos! —gritó Saga.

Dicho y hecho, mientras el escuadrón del caballero 31 combatía, un soldado fue a informar al segundo escuadrón detrás de él, pero extrañamente no se encontraba el caballero.

Deusolbert no tenía problemas con el combate. Disparaba sus flechas con precisión mientras los arqueros en los bordes y sus subordinados lo protegían de algún ataque cercano, pero Fanatio era otra historia. Uno de los gigantes que había sobrevivido, quedó afectado, negándose a sí mismo el temor hacia los humanos y la muerte, provocando que su fluctlight comenzara a fallar y haciendo que comenzara a atacar a sus aliados sin control alguno. De esta manera, afectó también al fluctlight de Fanatio, inmovilizándola.

—¡Matar, matar humanos! —repetía la criatura.

En un acto desesperado, una de las cuchillas de nombre Darika bloqueó el ataque con su espada. Desgraciadamente el mazo del gigante logró romper su arma y posteriormente sus brazos. Latios sintió una gran opresión en el pecho, por lo que disparó con sus hojas fantasma todos los dardos a su disposición al rostro del gigante, para poder clavar su hoja en la espada de su rival mientras las tres cuchillas restantes le apoyaban.

—¡Dakira! —Fanatio sostuvo a su discípula en brazos mientras lagrimas caían de sus ojos.

—Señorita Fanatio… —la chica perdió la conciencia rápidamente.

La subcomandante dejó encargada a la chica con uno de los soldados mientras generaba un rayo gigante con el dominio de armamento de su espada. Latios, al ver esto, saltó al gigante mientras era partido en dos, y mientras Fanatio bajaba su espada, cortó por completo a todos los gigantes, dejando a sus soldados impresionados.

Latios fue rápidamente a auxiliar a Darika. Tal vez tuviera un conocimiento básico en las artes sagradas, pero podría evitar que perdiera más sangre. El muchacho quitó el casco de la chica revelando su cabello castaño claro enredado en dos trenzas.

—Vamos, no te mueras, aún te necesitan —cuando por fin no tenía más poder sagrado usó sus hojas ocultas para generar fuego y cauterizar sus heridas, logrando que la chica recuperara la conciencia.

—¿Por qué? Después de que los caballeros los vimos como rebeldes —dijo débilmente la chica.

—Porque, aunque seas un caballero, eres un ser humano y mi misión es salvar al Imperio Humano y a su gente. Ahora déjame llevarte al campamento para curarte —Latios cargó a la chica mientras el escuadrón de Fanatio comenzaba a avanzar.

Deusolbert logró derrotar al líder de los goblins de la montaña con una movida arriesgada, usando su espada como una flecha con todo su poder.

Alice, por su parte, veía el caos y la destrucción desde su dragón. No entendía por qué tenía que pasar por algo tan horrible y atroz. Desgraciadamente, su misión era reunir todo el poder sagrado de los cuerpos muertos en el campo de batalla para utilizarlo más adelante.

Por favor, cuídate…

Mientras tanto Linel y Fizel apoyaban al escuadrón de suministros y buscaban a Renly, que se encontraba en la carpa de suministros con un miedo gigantesco. Renly, un caballero con cuerpo de adolescente, cabello verde y ojos color miel, recodaba cómo era que Administrator le dijo que al no haber activado su hechizo de dominio era un caballero defectuoso.

"No importa si estoy o no, yo solo estorbaría", dijo en sus adentros, cuando escuchó unas voces.

—¿Y aquí? Esta tienda parece apropiada —decían las voces que pertenecían a Tieze y Ronye, las cuales llevaban a Kirito en su silla de ruedas—. Escondamos a Kirito y defendamos la entrada.

—Cuidado, está oscu… —Tieze se puso en alerta al escuchar un sonido— ¿Hay alguien ahí?

—No soy su enemigo —Renly salió de su escondite levantando las manos—. Lamento haberlas asustado.

—Señor caballero, discúlpenos.

—La culpa es mía por sorprenderlas. Además, ya no soy Caballero de la Integridad. Hui de la batalla dejando a mi escuadrón que debía liderar, y lo más seguro es que estén confundidos, posiblemente muertos, y yo no puedo moverme, así que ya no soy un caballero.

—No nos hemos presentado apropiadamente. Soy la aprendiz Ronye Arabel del escuadrón de suministros y ella es la aprendiz Tieze Shtolienen, y él es el avezado Kirito —presentó la chica de ojos azules

—¿Kirito el que venció a la clérigo mayor?

—Sentimos tener que pedirle esto, pero ¿puede ayudarnos? Tenemos que proteger a Kirito sea como sea. No hemos visto a nuestra compañera Krista y la verdad no sabemos si podremos derrotar a un solo goblin, pero nuestra misión es protegerlo, nos lo encomendó la caballero Alice y su hermano Saga —Ronye no terminó la frase debido a que ruidos generados por dichas bestias se escucharon bastante cerca de la tienda.

Tieze se asomó, viendo humo de un tono extraño y las sombras de la gente dentro de él. Comenzó a retroceder mientras un goblin cortaba la entrada con su espada.

Las dos chicas y el caballero quedaron hechos piedra debido al gran terror que sentían. Renly comenzó a recordar cómo fue que en un torneo por accidente mató a su mejor amigo, dando un corte en diagonal en su pecho, ya que la espada de su amigo se rompió bloqueando el ataque.

Kirito, al escuchar el peligro en el cual se encontraban las chicas, apretaba fuertemente las espadas en sus manos, y aunque ni siquiera pudiera levantarse, desenvainar o hablar, quería hacer algo, sirviéndole a Renly como una inspiración, quien recordó que él debía ser un caballero por la memoria de su amigo fallecido.

El muchacho arrojó lo que parecía ser un bumerán bastante afilado, cortando la cabeza del goblin rápidamente sin derramar una gota de sangre.

—¡Señor caballero, muchas gracias por salvarnos! —dijo Tieze, aliviada, mientras su compañera Krista aparecía.

—Chicas, las llevo buscando un buen rato. ¿Están bien? —la joven asesina, al ver al goblin muerto y al caballero con ellas, se tranquilizó un poco— Gracias por cuidar de ellos.

—Ustedes protejan a Kirito aquí —Renly se acercó a Krista—. Cuídalas, por favor.

La chica sólo asintió mientras el muchacho de cabello verde salía de la tienda para regresar al campo de batalla.

—¡Soy Renly, el Caballero de la Integridad Renly Synthesis Twenty Seven! ¡Si quieren mi cabeza prepárense para perder la suya!

Con sus peculiares espadas comenzó a derribar a tantos Goblins como podía, ya que si esperaba lo suficiente llegarían refuerzos a su batallón. El líder de los goblins de la montaña Kosogi logró desviar sus espadas encarando al caballero.

—Los mataste sin remordimientos —dijo el Goblin mayor—. No esperaba que quedaran Caballeros de la Integridad tan atrás, esto no lo había calculado.

—¡Su guerra acaba aquí! —Renly atacó nuevamente con sus espadas, las cuales fueron fácilmente desviadas y regresadas a él por su rival.

—Veo que desprecias a los goblins, pero déjame decirte algo. Tú no tienes aspecto de un gran caballero. Tenía entendido que un solo caballero podía derrotar a más de mil enemigos, pero por lo que veo tú no, y por eso te escondiste atrás. ¿No es así? Tus compañeros y los tipos encapuchados son mejores guerreros que tú.

—Sí, soy un caballero defectuoso, pero no te confundas. El inútil soy yo, no ella. ¡Vuela, pareja alada! ¡Release Recoletion! —las espadas de Renly se fusionaron haciendo una estrella de cuatro puntas más rápida y letal, logrando cortar por la mitad a Kosogi antes de que se le acercara.

—Renly… ahora pareces más un caballero. No era necesario que viniéramos a ayudar, yo quería llevarme la gloria —decía Fizel que llegaba con su amiga Linel.

—Pero nosotras matamos más —dijo la otra niña.

—Denos sus órdenes, caballero —finalizaron unísono.

—Hay que comprobar si Tieze, Ronye, Kirito y la otra chica están bien —dijo el peliverde.

—No te preocupes, se reunieron con el escuadrón de suministros, además de que la otra chica llamada Krista es la mentora de nuestros aliados asesinos y aprendiz del asesino rebelde Saga.

—¿Y los enemigos que llegaron aquí?

—Acabamos con todos.

—Entonces regresaré con mi escuadrón, ustedes también deberían hacerlo —las chicas asintieron y salieron corriendo hacia su escuadrón.

Por otro lado, en las filas del ejército del Territorio Oscuro, DIL analizaba la situación actual. Tres líderes muertos con tres caballeros en el frente, seguidos por otros dos y los nuevos aliados de éstos, por lo que la estrategia sería la siguiente: Enviarían 800 minions como ataque aéreo, sin importar que atacaran a sus aliados en aquel frente de batalla.

Desgraciadamente, con lo que no contaban era con el hechizo de dominio absoluto del capitán Bercouli, el cual derrotó a las bestias voladoras rápidamente, dándole más tiempo a Alice de reunir todo el poder sagrado generado en la batalla.

—¿Cómo puede ser? —preguntó exaltada la morena, rompiendo su copa de vino— ¡Se supone que el enemigo no tiene escuadrón de magos!

—No sé qué ocurrió, señora —dijo su subordinada.

—¿Todavía no aparecen sus dragones?

—No, no se ha detectado ni un solo dragón en el aire.

—En ese caso ha de ser el as de los caballeros, el hechizo de dominio absoluto de armamento. No esperaba que fuera tan espectacular, pero usar de esa forma el arma les costará bastante durabilidad, no podrá hacerlo muchas veces.

—Localizamos a dos caballeros que mencionamos. Apuntaremos a los cinco.

—Bien —DIL tomó una nueva copa de vino mientras se dirigía a su asiento—. Mantendré la calma y así seré la primera en alcanzar la gloria. ¡Ogros ballesteros y hechiceros, avancen! Inicien el hechizo de incineración en sitios amplios al llegar a la garganta.

Por su parte, Alice no entendía cómo era posible que el poder sagrado de los habitantes del Territorio Oscuro también fuera puro y cálido, al igual que el de los humanos del imperio, y la única diferencia entre ellos era la Sierra Fronteriza que los separaba. ¿Por qué se enfrentaban?

—Saga… Si estuvieras aquí… —Alice borró al joven asesino de su mente. Su deber era primero.

Divisó a los ogros y a los hechiceros oscuros. No se sentía ser capaz de acumular tanto poder sagrado como ellos que eran miles, y gastarlo todo en forma de frío o calor. Pero si encerraba la luz en espejos y esa luz la reflejaba de forma ilimitada podría tener una posibilidad.

Las hechiceras, al unísono, comenzaron su hechizo, el cual, increíblemente para ellas, no salía, impidiéndoles crear calor, ya que no había suficiente poder oscuro en el aire y todas las vidas que se convertían en luz no estaban en el ambiente.

—¡Florezcan, flores! —la chica rubia activó su dominio de armamento, formando un pétalo de olivo gigante con una esfera plateada en el centro, la cual se convirtió en una cruz de fuego, lanzando un rayo de calor de incontable poder hacia los ogros y hechiceros y explotando un amplio terreno a su paso.

Alice regresó con el resto del ejército, siendo aplaudida mientras aterrizaba cansada del trabajo realizado.

—Bienvenida. Buen trabajo —dijo Fanatio mientras la chica caía del dragón, siendo atrapada por su subcomandante—. El enemigo se retiró. Nos concediste esta victoria.

—Señora Fanatio, esta batalla aún no termina. Los sanadores deben usar el poder sagrado que se generó con ese hechizo antes de que lo use el enemigo. Aún les quedan los pugilistas y los magos oscuros —Alice se puso de pie mientras Fanatio daba la orden de retirarse momentáneamente para sanar a los heridos—. Tú también hiciste un gran trabajo, Amayori. Regresa por comida.

La dragona asintió felizmente y levantó en vuelto.

—Maestra… —Eldrie apareció con su espada, armadura y látigo ensangrentados.

—¡Eldrie! ¿Estás bien?

—Sí, no tengo ninguna herida grave, pero debería haber muerto.

—¿Qué estás diciendo? Tu deber es guiar a los soldados hasta que termine el combate, al igual que Saga.

—No pude cumplirlo, los goblins superaron nuestras filas y fue Renly quien derrotó a su líder.

"El rebelde me salvó varias veces la vida… soy patético, defraudé sus expectativas. No puedo aspirar a obtener su amor como aquel hombre se lo gano. ¡No merezco presentarme como su discípulo!"

—Hiciste un buen trabajo, nuestro ejército, la gente del Imperio y yo te necesitamos —por unos momentos Alice no preguntó por el asesino— ¿Por qué te culpas?

—¿Me necesitas? ¿Para pelear o…? —un gruñido se escuchó a la distancia de un ogro sobreviviente.

—No te queda prácticamente nada de durabilidad. ¿Qué haces aquí desarmado?

—Soy el líder de los Ogros Fulgul. Vi técnica de luz, usaste tú, ese poder, ese aspecto… Eres sacerdotisa de luz. Si llevo guerra acabará, Ogros volverán a praderas.

—¿Sacerdotisa de luz? ¿Terminar la guerra? —Alice estaba confundida.

—¿Qué estás diciendo, bestia? —Eldrie estaba por atacar al Ogro cuando fue detenido por Alice— Maestra, ¿por qué?

—Sí, soy la sacerdotisa de luz. ¿A dónde quieres llevarme? ¿Quién me quiere?

—Emperador Vector, Emperador sólo quiere sacerdotisa de luz, cumplirá deseo de quien atrape. Ogros volveremos a praderas, criaremos caballos y cazaremos pájaros.

—¿No me odias? Fui yo quien mató a tu gente.

—Fuertes cargan con peso de su fuerza, yo cargo con peso de líder, por eso atraparé.

El ogro, con sus últimas fuerzas, intentó atacar a la chica rubia, siendo solo partido en dos por una espada dorada proveniente de alguien encapuchado. Alice sabía de quién se trataba, por lo que tomó el poder sagrado del ogro y lo mandó a las llanuras, honrando su último deseo.

—Vaya estrella de la muerte que hiciste, Alice —dijo el asesino con su gabardina llena de sangre y partes de su blindaje rotas—. Vamos, debemos informar al viejo de esto.

Alice quería decirle muchas cosas a Saga. Cuán preocupada estaba porque no aparecía y cuánto le alegraba verlo de una pieza, pero tenía razón. Tenían que informarle al capitán.

DIL entregaba el reporte de la situación actual al emperador Vector. El plan del hechizo de incineración había fallado, no quedaba más poder oscuro en el aire y si querían recargarlo necesitaban la luz de Solus y una tierra fértil, lo cual era inexistente en el campo de batalla, así que sería necesario nuevamente el derramamiento de sangre por parte de ambos ejércitos, o de mínimo 3000 unidades humanas o subhumanas. Un plan bastante cruel y retorcido.

—Líder de los Orcos Rillpilin, entrega 3000 sacrificios para un ataque de los magos oscuros —dijo DIL.

—¡Nos pides demasiado! ¡Vinimos aquí a combatir, no a dar nuestras vidas para enmendar sus errores! —respondió el orco.

—Es una orden del emperador.

—Debe acatar las órdenes del emperador —dijo una voz que correspondía a un orco, que al parecer era esposa del líder.

—Renju…

—Mis 3000 tropas y yo daremos la vida gustosos por el emperador y nuestro clan —Renju tomó la mano de su líder—. Rill, confío en que las almas de los orcos también van al reino de los dioses. Algún día volveremos a vernos.

—Lo siento, Ren, perdóname…

Por otro lado, Alice le informaba a Bercouli cómo la habían nombrado: "Sacerdotisa de la Luz", que al igual que la historia del discípulo de Vector, era algo que no se encontraba en los libros de texto de la capital. Únicamente en los aposentos de la clérigo mayor se conocían tales historias, pero era más que evidente que Vector estaba detrás de la chica, lo cual podían usar como ventaja para el curso de la guerra, así como la máscara que fabricó Saga.

Alice, en compañía de Saga y un tercio de las tropas, e inclusive el mismo capitán, participaría para dividir a las fuerzas enemigas.

Los soldados, monjes y el equipo de suministros saldrían por la puerta del este, y teniendo suficiente distancia se comenzarían a dispersar.

Dicho y hecho, Bercouli, Renly, Scheta, Alice y Saga salieron volando en los dragones seguidos por las carretas de los soldados. Mientras volaban alcanzaron a escuchar la entonación de un hechizo que los alertó de inmediato. Entonces observaron algo sumamente perturbador: los magos oscuros sacrificaron a parte de sus aliados, formando con ese poder una especie de esfera de gusanos alados color morado llamados sierpes.

Lograron esquivarlos, mientras Saga con su espada del Edén disparaba rayos de energía sin lograr asestar en el blanco. A lo lejos divisaba el dragón de Eldrie.

—¡No, Eldrie! —gritó Alice.

—Serpiente divina ancestral, como reina, devora ese enjambre de sierpes. ¡Release Recolection! —Eldrie activó la liberación de recuerdos de su látigo, generando miles de serpientes.

Su plan tuvo éxito, pero a un alto costo. Logró desviar a las sierpes, destruyendo algunos en el proceso con su látigo, pero eran demasiados. Lograron atraparlo y comenzar a consumir su durabilidad rápidamente, pero su voluntad inquebrantable hizo que, aunque su durabilidad comenzara a crecer en números negativos, fuera absorbido por las criaturas, destruyéndolas y terminando con su vida en el proceso.

Alice logró atrapar el cuerpo de su discípulo, llevándolo nuevamente a tierra.

—¡Eldrie, abre los ojos! ¡No te perdonaré si me abandonas ahora! —la chica tenía en sus brazos el cuerpo de su discípulo, el cual reaccionaba débilmente.

—Está a salvo, maestra —dijo con voz débil y cortada.

—Sí, estoy a salvo gracias a ti. ¡Ya te dije que te necesitaba! —Alice abrazaba a su discípulo con lágrimas en los ojos.

—Señorita Alice, a usted la necesita mucha más gente. Yo soy un individuo insignificante, no puedo quererla sólo para mi cuando su corazón también pertenece ya a alguien más.

—Te daré todo lo que desees, pero por favor vuelve conmigo, eres mi discípulo.

—Ya me dio suficiente… Por favor, Saga… cuídala mucho —Alice lloró más fuerte, mientras que Saga asintió—. No llores…

La vida de aquel caballero terminó por extinguirse, escuchándose únicamente el llanto de su compañero dragón a lo lejos. Alice, con tristeza y rabia, montó a Amayori, desenvainando su espada. Con ambos dragones calcinó y destruyó al resto de los magos oscuros de la zona, lanzando un reto y amenaza a todo aquel que se atreviera a enfrentarle, y llamando la atención de alguien en particular.

Vector comenzó a movilizar a los pugilistas, demostrando una gran obsesión con la chica, por lo que, si lograban mermar al resto de las fuerzas y derrotar al emperador, era muy probable que aceptaran una tregua, aunque dependería de quién tomara el mando.

Mientras el resto del ejército humano se preparaba para una emboscada en el sur, la caballero Scheta Synthesis Twelve detendría a los pugilistas.

El gremio de pugilistas era realmente problemático. Unos grandes luchadores que no empleaban espadas, lanzas o algún arma. Únicamente entrenaban su cuerpo, al grado de endurecerlo tanto para soportar cortes y ataques de espadas u objetos divinos. Por su parte, Scheta era una guerrera con una espada bastante peculiar, la cual creó Administrator con una flor proveniente del territorio oscuro con la capacidad de cortar cualquier cosa en el mundo.

Cuando estuvieron cara a cara, Scheta comenzó a cortar a diestra y siniestra a bastantes pugilistas, increíblemente sin ansia o sed de sangre y muerte, provocando que el campeón del gremio Iskahn la atacara.

—¡No te creas tanto! —gritó el hombre con piel color ladrillo, cabello rubio y ojos rojos, mientras rompía con unos cuantos golpes parte de la armadura de Scheta, no sin recibir una cortada en el brazo— Tu exterior es diferente a tu interior, ¿eh, mujer?

—Soy mayor que tú —dijo fríamente Scheta.

—¿Qué? Claro, los Caballeros de la Integridad son monstruos que no envejecen, ¿no? Quizás deba llamarte abuela.

—Te perdono porque eres muy resistente. No encuentro un punto por dónde cortar.

—¿Se puede saber lo que dices? Aunque el rumor de que son fuertes como demonios parece ser cierto, destrozaste a mis comp… —Iskahn observaba cómo sus compañeros no estaban muertos realmente, sólo tenían extremidades o cortadas importantes— Te estás conteniendo, ¿no? Sólo nos usas como títeres de entrenamiento. Eso no lo perdono. ¡Te aplastaré como sea!

El muchacho, con puñetazos y patadas rápidas y certeras, logro romper por completo la armadura de Scheta, dándole, según él, una apariencia más de luchadora, aunque le hacía falta músculo.

Ambos se colocaron en posición de ataque para dar un golpe fuerte y decisivo. Desgraciadamente para Iskahn, su compañero Dampa intervino, alegando que el ejército había llegado. Scheta envainó su espada y llamó a su dragón, presentándose con el pugilista mientras se retiraba.

Mientras tanto en el campamento provisional del escuadrón de Alice un agente del territorio oscuro seguía a la aprendiz Ronye, guiándola a una emboscada.

Eso es, ven directamente hacia aquí —decía Vassago.

Su intento de atacar por la espalda no dio resultado, ya que la chica desenvainó rápidamente, apuntando hacia atrás y posteriormente poniéndose en guardia.

—Hey, baby, ¿cómo supiste?

—Me enseñaron a depender no sólo de la vista —esto dejó algo confundido a su atacante.

—¿Quién?

—¡Nos atacan! —Ronye gritó fuertemente mientras sus compañeros salían.

Vassago sólo sonrió siniestramente, tronó los dedos y vio que salían bastantes caballeros oscuros. Bercouli, en compañía de Alice, Saga y Renly, ordenó al escuadrón. Saga y Alice apoyarían al escuadrón de suministros y él enfrentaría a los que llegaran del norte, aunque fuera una sentencia segura con la muerte.

Mientras tanto, Vassago atacó con estocadas rápidas a Ronye, desarmándola en el proceso, y demostrando el placer que sentía el tener vidas y lazos de otros en sus manos. Parecía que todo estaba perdido, cuando una luz brilló en el cielo, mostrando una figura femenina que emanaba una luz blanca.

—Señora Stacia —suspiró Ronye, maravillada.

Con un movimiento de su mano, la figura la mujer comenzó a separar la tierra, mientras una aurora boreal se hacía presente, enterrando varios metros bajo tierra a los soldados oscuros, y salvando de paso la vida del capitán Bercouli.

—¿En serio? ¿Esto es enserio? Esa cara, esa figura, esa presencia… Es el destello veloz de los Caballeros de la Hermandad de Sangre —Vassago soltó una mirada desquiciada llena de deseo de venganza mientras caía a una muerte segura.

Asuna, quien había llegado como la diosa de la creación Stacia, estaba advertida de que el movimiento que realizó costaría un gasto importante de energía, por lo que debía tener cuidado con los dolores de cabeza que podían causarle dicha técnica.

—Señora Stacia —dijo Ronye con cierto temor mientras veía a Asuna descender.

—¿Eres una diosa? —preguntó Tieze.

—No, lo siento, no soy una diosa —admitió Asuna con cierta pena.

—Pero hiciste un milagro y nos salvaste, a nosotras, a los soldados, a los monjes y a Kirito.

—Vine sólo para verlo a él, a Kirito. Por favor, díganme dónde está. Déjenme verlo, llévenme con el —los ojos de Asuna se humedecieron rápidamente, demostrando que decía la verdad.

Ambas chicas aceptaron y guiaron a Asuna por el campamento hacia la carreta donde Kirito se encontraba.

La imagen fue demasiado fuerte para el corazón de Asuna. El ver a su novio sin un brazo, en una silla de ruedas con la mirada perdida y viendo hacia la nada, mientras sujetaba dos espadas con su brazo restante, y que al escuchar su nombre lagrimas salían de sus ojos sin brillo. El único sonido que emanaba se escuchaba desesperado.

Asuna lo abrazó con fuerza.

—Tranquilo, mi amor, ya puedes estar tranquilo —Asuna sintió cómo su novio le pedía su apoyo para esta situación mientras las lágrimas dejaban de salir—. Gracias. Estuvieron cuidando a Kirito, ¿no?

—Si no eres la diosa Stacia, ¿quién eres? —preguntó Ronye, que secaba sus lágrimas al igual que Tieze.

—Me llamo Asuna. Soy humana como ustedes. Vengo de otro mundo como Kirito, y vine a cumplir su objetivo.

—¿Eres del mundo de Kirito? ¿El mundo de los dioses? ¿Allí donde viven los 3 dioses creadores, donde controlan los elementos y los ángeles?

—No, es otro mundo, pero… Lo siento, no puedo resumirlo en pocas palabras. ¿Podrían llevarme con sus líderes para que lo escuchen todos?

—De acuerdo, síguenos.

Asuna le dio un último beso a su novio para salir de la carreta, cuando un destello dorado la atacó, obligándola a desenfundar su espada y bloquear a su atacante.

—¡Señora caballero! ¡Deténgase! —gritó Tieze con cierto temor.

—¡No es nuestra enemiga, señora Alice! —respaldó Ronye, dejando sorprendida a Asuna por su buena suerte.

—¿Quién eres tú? ¿Por qué te acercaste a Kirito? —preguntó la rubia, ejerciendo presión en el choque de espadas.

—¿Que por qué? ¡Porque él es mío! —Asuna no daría su brazo a torcer tan fácilmente.

—¡No te engañes!

Ambas continuaban con sus estocadas y bloqueos respectivos, mientras una figura negra se acercaba.

—Qué fastidio... —Saga desvió sus ataques con ayuda de sus hojas ocultas, poniéndose en medio de ambas chicas— ¡Basta!

—¿Por qué intervienes? Debe ser un espía del enemigo, y se acercó mucho a tu hermano, por eso tenemos que... —Saga la volteó a ver con un rostro realmente sombrío.

—He dicho que basta. Ella es mi familia, así que dejen de pelear —el asesino se volteó, dejando muda a Alice—. El aspecto de diosa te sienta bien, cuñada, aunque ¿te creció el cabello?

Asuna se abalanzó con los ojos llorosos, abrazando a Saga fuertemente.

—Qué alegría que también estés aquí…

—Sí, aunque, bueno, necesitaremos una plática tú y yo en privado. Hay cosas que necesitas saber, pero primero tenemos que informar a los demás.

Dicho y hecho, Saga acompañó a su cuñada con los caballeros y algunos miembros del escuadrón de suministros. Era necesaria la verdad y ese era el momento.

—Encantada de conocerlos, me llamo Asuna. Vengo de fuera de este mundo. Aunque el mundo del cual provengo y Underworld no están conectados físicamente, son mundos distintos, ahora mismo en cierto lugar del mundo real dos fuerzas están combatiendo por el control de Underworld. Yo pertenezco a una de ellas: RATH.

—¿Viniste a apoderarte de este mundo? —preguntó Gorgolosso.

—Verá, Gorgolosso-senpai, dichas fuerzas del mundo real son como las que les mencioné cuando traje a mi aprendiz y la pequeña hermandad que formé: Asesinos que buscan la paz y el libre pensamiento y los Templarios que buscan el control absoluto. Yo soy un asesino perteneciente a RATH y mi cuñada aquí presente es aliada de RATH, por ende, viene a darnos su apoyo —contestó Saga.

—Efectivamente, como dijo Saga mi objetivo es proteger Underworld. Lo que desean los atacantes de RATH es recoger a una persona residente de este mundo, así como un artefacto del mundo real para después destruir este mundo —esto generó cierto temor entre los soldados, pero algo era muy cierto. El "mundo real" y Underworld eran lo mismo que el Imperio Humano y el Territorio Oscuro.

—¿Y quién es la persona a la cual están buscando? —preguntó Bercouli seriamente, mientras Asuna sólo volteaba a ver a Alice.

—¿Yo? —dijo la rubia algo nerviosa.

—No tenemos mucho tiempo. Para evitar que eliminen Underworld, Alice tiene que venir conmigo al mundo real. Si descubren que no estás aquí dejarán de intervenir en este mundo.

—¡Tiene que ser una broma! ¿Me pides que huya? ¿Que vaya al mundo real abandonando a la gente de este mundo? ¡Imposible! Como Caballero de la Integridad, mi obligación es proteger al Imperio Humano.

—Otro motivo para venir. Si los enemigos del mundo real te atrapan, eliminarán absolutamente todo este mundo y podrían atacar en cualquier momento.

—Creo que te falta información, Asuna —intervino Bercouli—. Tu enemigo ya está aquí. Todo cobra sentido. El emperador Vector quiere a la Sacerdotisa de la Luz, el Vector que dirige el ejército enemigo es exactamente como tú, un humano del mundo real.

Asuna comenzó a sentir un terror muy grande. Las supercuentas del Territorio Oscuro no estaban bloqueadas, pero la pregunta del millón fue hecha por Renly.

—¿Qué es la Sacerdotisa de la Luz? ¿Por qué esa gente busca a Alice?

—Porque rompió el sello del ojo derecho —dijo Scheta.

—¿Cómo sabes eso, Scheta? —Alice estaba algo sorprendida.

—Ese ojo duele al pensar en destruir lo más resistente de este mundo. Al pensar que sería divertido destruir la Catedral Central.

Más de uno conocía esa sensación, cuando se revelaban contra la Iglesia Axioma o la Clérigo Mayor, generado un dolor tan grande que seguía y aumentaba si la persona en cuestión seguía con deseos de rebelarse, provocando que su ojo derecho explotara.

Alice logró romper esa barrera para poder pelear contra el dignatario Chudelkin y la Clérigo Mayor, quien le llamaba a ese sello "Código 871".

Algo no encajaba. Si RATH quería crear una inteligencia capaz de ser como un humano real, el sello sólo sería un impedimento para dicho experimento, así que solamente podría ser obra de alguien infiltrado en RATH. El problema sería cómo avisar. No había una consola cercana y aún había trabajo por hacer.

—¿Qué sucede? —Asuna había quedado inmersa en sus pensamientos hasta que Alice le habló.

—Nada. Alice, la persona que puso el código 871 es alguien del mundo real aliado con el enemigo.

—¿No hay forma de eliminar el código sin perder el ojo derecho? —preguntó Bercouli.

—No creo que se pueda inutilizar desde Underworld.

—Así que del enemigo del que hablas busca a alguien capaz de romper el sello por sí mismo. ¿La gente del mundo real tiene el mismo sello?

—No, ni Saga, ni Kirito ni yo tenemos ningún sello. Probablemente el hecho de acatar la ley a toda costa sea la única diferencia entre nosotros. El enemigo quería a alguien capaz de romper su sello, y la primera en lograrlo fue Alice. Deben temer que la sacerdotisa se alíe con otros, ya que es alguien muy importante para el mundo real.

—No lo entiendo. Si lo único que nos diferencia de ustedes es eso, la Sacerdotisa de la Luz es entonces igual a la gente del mundo real, ¿no? ¿Por qué es tan importante? Tanto tu bando como el enemigo, ¿qué quieren que haga Alice en su mundo?

—Lo siento, aún no puedo contarles eso. Quiero que Alice decida por sí misma al ver el mundo real. No es un reino de dioses o una utopía. De hecho, es más corrupto y desagradable que este. Pero eso no lo es todo, también hay gente que quiere proteger este mundo. Gente como Kirito, Saga y yo.

—De acuerdo, no preguntare nada más, pero ahora la prioridad es firmar la paz con el Territorio Oscuro. El otro mundo tendrá que esperar —dijo Alice.

—Sí, sabiendo que Vector es del mundo real sería peligroso que tú y yo nos alejáramos, así que pelearé a su lado.

Los soldados, así como los caballeros restantes, tenían nuevamente esperanza y la fuerza moral necesaria para defender su mundo gracias a la visitante nueva de nombre Asuna.

Mientras tanto en su tienda, Saga preparaba café mientras su cuñada esperaba sentada.

—Espero te guste el café de aquí —Saga le entregaba una taza plateada a Asuna sentándose frente a ella—. ¿Qué pasó afuera?

—Alguien atacó la base y se apoderaron de la sala principal cortando la energía eléctrica por unos segundos. ¿Eso provocó el estado en el cual se encuentra Kirito? —preguntó la chica de ojos avellana tomando un sorbo de su taza.

—Parece que sí, porque cuando dijeron que la corriente se cortó, un rayo nos golpeó. Desgraciadamente, mi espada sólo me protegió a mí.

—Eso es bueno, aunque igual debes cuidarte imagina como estaría Shino si algo malo te sucediera, hay personas que nos preocupamos por ti también, ya sabes Rika, Keiko y Ryoutaru.

— ¿Shino, Keiko? ¿Quiénes son ellas?

— ¿Qué? — Le pregunto confundida — ¿No sabes quiénes son? — Asuna se encontraba petrificada.

—Tal vez algún efecto después de la descarga — Saga la observaba pensativo — Desde entonces he tenido recuerdos borrosos de mi vida allá afuera, no sabría cómo explicarlo.

—Seguramente tus fluctlight están afectados, no tanto como a Kirito, pero dime ¿Has sentido algo más?

—No, solo que, desde entonces, tengo sueños muy extraños — une sus manos pensativo — Ahora lo de Akira tiene sentido, pero la otra — murmuraba para él — En alguno de mis sueños aparece una mujer de cabello café oscuro, con una piel algo pálida con lentes y al despertar siento un gran vacío en mi interior como si tuviera muchas lagunas mentales.

—Ya veo — lo mira preocupada, pero luego mueve su cabeza — Esto es algo que debes preguntarle a Kikouka cuando consigamos el objetivo principal, pero creo que es mejor que tus memorias vuelvan de manera natural ya sabes, no quiero forzar a que recuerdes lo que has perdido, porque tus fluctlight están comprometidas.

—Tienes razón — se levanta y camina hacia ella — Es bueno saber que solo son errores, pensé que me estaba volviendo loco — ríe nervioso — Si era algo similar a lo de Akira, no creo que podría soportarlo, no otra vez — pensó — Por cierto, perdón. — Esta última palabra se sentía cargada de culpa y dolor.

—¿Por qué?

—No pude proteger a Kazuto y es por ello que se encuentra en ese estado.

—Cuñado — ella posa su mano sobre su hombre — No sabias, fue algo que sucedió, no tienes por qué hacerlo…

Mientras tanto Alice acababa de llegar a las fuera de la tienda de Saga, se podía notar claramente su nerviosismo. Ella aún no podía creer que lo había besado, fue un arrebato que su corazón grito en el momento, estaba muy avergonzada de lo que el asesino ahora pensase de ella, quería aclarar las cosas con él, debía hacerlo ahora, porque todo en ella era caos y confusión, pero aquel sentimiento de incomodidad y ansiedad incrementaba cuando la voz de Asuna adentro, no distinguía lo que decían, sin embargo, hacían más largos los segundos antes de confrontarlo.

Ya había aceptado que sentía algo fuerte por su amigo y compañero, intento ignorarlo, pero ya no podía callarlo más, tenía que decírselo, aunque no encontraba el momento indicado, hasta que se dio cuenta que, si continuaba retrasando aquello, podría ser demasiado tarde.

Sobre todo, ahora, que había vuelto a ver como un ser querido se marchaba de su lado y ella no pudo hacer nada para evitarlo; esa declaración que había estado practicando mientras llegaba a la tienda, era solo una excusa para verlo, puesto que Alice en ese momento más que nada necesitaba abrazarlo, quería sentir su calidez en ella.

—¿Estás bien, Alice? — preguntó Asuna un poco preocupada mientras iba saliendo de la tienda, al ver sus mejillas rojas y su nerviosismo.

—Sí — sacudió su cabeza volviendo en si — Solo necesito hablar de unos asuntos con Saga — dijo dando un paso hacia adelante.

—Bueno —Asuna sólo sonrió y continuó su camino — Ojalá que sea algo temporal, Kirito espero que despiertes pronto, te necesitamos.

En la tienda, Saga procedía a retirarse su gabardina cuando alguien decidió entrar, por lo que detiene su acción para observar a aquella persona.

—Alice.

—Disculpa, que venga sin avisar — Alice lo observa detenidamente — Tenía a hablar contigo — baja la mirada nerviosa al ver la espalda desnuda de su compañero — Déjame curarte con mi arte sagrada. Sanarás más rápido y serás útil en combate.

Saga aceptó a regañadientes, y al tener tan cerca a Alice recordó lo que sucedió entre ellos antes de iniciar la guerra, de lo cual no habían dicho ni una palabra, sintió que era hora para hablar sobre aquello.

—Alice, sobre lo que pasó...

—Saga — ella lo observa asustada al terminar de curarlo— Yo...

—Si quieres puedo fingir que nunca pasó.

—No — dijo tajantemente, tomando por sorpresa al chico — Sabes… yo desde que rompí el sello, no desde antes incluso, me he considerado solo una muñeca vacía que busca proteger a sus seres queridos y yo siento que… no pasaré de esta guerra, así que no tengo tener ningún arrepentimiento.

—Alice — la llama serio — Antes me golpeaste por que dije algo similar, y ahora tú dices lo mismo, hay veces en las que no te entiendo — Alice le hizo un gesto con la mano pidiendo no ser interrumpida.

—No he dicho esto a nadie, pero en muchas ocasiones desde que huimos de la catedral mis pesadillas se han intensificado, solo recuerdo estar siempre sola, hasta que comenzamos a vivir los 4 juntos, como una familia, tenerte a mi lado me ha dado fortaleza, pero yo, pero yo no…

—Alice…

— No, por favor déjame terminar — dice nerviosa — Vine a verte porque estaba asustada después de perder a Eldrie, tenía miedo de que ya no estés conmigo, yo... yo no quería perderte —Los ojos de la chica comenzaron a cristalizarse— No he podido recuperar mis antiguas memorias, por lo que yo sólo recuerdo a la soledad a mi lado, y si te perdiese, me quedaría sola nuevamente. No quiero que ese sentimiento se apodere de mí nunca más — Alice le regaló una sonrisa sincera cuando un par de lágrimas cayeron por sus mejillas— Soy tan feliz de poder volver a verte, de saber que estás vivo.

—No llores. Tú nunca podrías quedarte sola. Tienes a Selka, Kirito y...

—Te quiero —soltó la chica con mucha vergüenza.

—Yo también.

—No, yo te quiero como algo más que un amigo — Saga abrió los ojos como platos — Intenté ignorar estos sentimientos, pero no puedo callarlo más, te quiero. Recuerdas cuando yo iba a tu cama por las noches, seguramente en algún punto tú te preguntabas porque lo hacía — lo mira avergonzada — Eso era porque estando a tu lado, las pesadillas desaparecían, sé que no tiene una razón lógica, pero después de mucho, podía sentir paz.

—Alice — suspiró con pesadez — Yo no…

—Cuando hacia eso, sabía que tú estabas despierto, y aun así no me alejabas de tu lado, por eso pensé que sentías algo por mí.

— ¿Cómo sabias eso?

—Entrenamiento básico — ríe avergonzada — Cuando alguien duerme, cambia su forma de respirar. Pero sabes, yo no siempre iba por mí, iba a tu lado, porque eres como yo.

— ¿A qué te refieres?

—También sueñas con las muertes de tus camaradas.

— ¿Ah? — Entonces recordó a aquella mujer que aparecía en sus sueños, cuando siente una pequeña presión en el pecho — ¿Esto es culpa?

—Se te lamentas el no poder haber hecho algo más para salvarlos ¿Verdad? — el asesino la observaba un poco confundido — Creer que, si hubieras actuado de manera diferente, no hubieran muerto, el remordimiento es un sentimiento que detesto tanto, pero del cual no quiero alejarme, porque…

—Te hace más fuerte.

—Te he visto sufrir, desde que escapamos y yo no quiero que las personas que aprecio sufran — acorta más la distancia entre ellos — Sé que te culpas por lo que sucedió con tu hermano y Eugeo, a mí no me engañas, pero nadie puede ayudarte si no abres tu corazón, aunque sea un vez— acaricia la piel del rostro de Saga — Hazlo, tienes que liberarte de ese sentimiento, a ellos no les gustaría verte así.

—No — la miro con firmeza intentando apartarse, pero al ver sus cristalinos ojos celestes, se quebró — Si yo hubiera tenido un mejor plan, Eugeo no hubiera sido lastimado, o si tan solo no hubiera subestimado la situación en mi mundo, mi hermano estaría luchando a mi lado, por ser egoísta y pensar que yo solo puedo me ha traído problemas, no me importo tanto hasta hoy… Siempre me ha gustado ir solo, a mi ritmo para evitar las despedidas.

—Saga… no importa cuánto intentes alejar a las personas que te quieres, ellos siempre te esperaran, la soledad no es una buena compañera, el remordimiento estará contigo, pero no debes permitir que cieguen tu juicio.

— Gracias, pero siéndote sincero no creo poder corresponderte como es debido, tengo tantas dudas y…

—Yo también las tengo, pero si me dices que no me quieres, me alejaré, para cortar mis sentimientos por ti desde raíz —Alice puso su mano sobre el pecho desnudo de Saga — Se honesto, por favor.

—Sí — ella sonrió y lo abrazo — Pero no es momento para comenzar una relación, con tantas dudas en mi mente no sería justo para ti ni para mí y tu mereces la mejor versión de mí mismo.

—Lo sé, pero con solo escucharte me siento feliz de saber que mis sentimientos son correspondidos.

—Alice cuando termine la guerra, volveremos a hablar de esto y veremos si esos sentimientos siguen ahí, yo no quiero hacerte daño —acaricia su mejilla con afecto—. Nunca me perdonaría por lastimar a los que más quiero, ¿Podrías esperar?

—Claro que sí, aunque me gustaría que tu solo esta ves… — Alice acaricio los labios de Saga con la punta de sus dedos.

Ambos se observan fijamente a los ojos entendiendo en un instante lo que iba a ocurrir. Alice se pone en puntillas mientras Saga baja su cabeza. Cierran lentamente sus ojos y unen sus labios en un tenue beso. Beso que poco a poco fue saciando el sentimiento que habían comenzado a desbordar. Él la tomó de la cintura para sentirla más cerca mientras que ella había llevó sus brazos alrededor de su cuello consiguiendo ambos el consuelo que necesitaban.

—Alice —susurró su nombre rompiendo aquel beso— Debes sobrevivir — la abraza — No pienses en morir, yo igual hare lo posible por sobrevivir.

Se observaron a los ojos, y cualquier duda que hubo se desvaneció, unieron sus frentes, en un cálido gesto.

—¿Quieres venir a cenar con nosotras? — Pregunto Alice rompiendo el abrazo.

—Claro voy detrás de ti — Alice salió de la tienda seguida por su compañero — ¿Es amor? O es solo el ver que nos entendemos, espero que pronto lo descubra, aunque mi instinto me dice que algo no está bien.

Al entrar a la tienda se encontraba Asuna, Liena y Ronye dándole de cenar a Kirito. La cena consistía en emparedados, panqueques y, para gusto de Saga, café caliente.

Saga se dirigió a darle algo de comer a Eugeo, revisando la herida que ya había terminado de cerrar.

—Vamos, niño, despierta —Saga se disponía a irse cuando alguien lo sujetó de la manga.

—Saga… ¿Eres tú? —preguntó débilmente el chico rubio, el cual comenzó a abrir los ojos.

—¡Eugeo! —el grito alerto a las chicas, que se acercaron— Ronye, trae a Tieze ya.

La chica castaña salió corriendo mientras Saga comenzaba a revisar a su compañero y amigo. Su herida efectivamente ya había cauterizado. Desgraciadamente, al estar varios meses en coma, su cuerpo tenía que recuperar algo de su fuerza antes de poder pelear o hacer algún movimiento brusco.

—Tranquilo, Eugeo. Ronye y Tieze te cuidarán y apoyarán para que estés mejor pronto.

—¿Qué sucedió? —el chico rubio se sentó, haciendo un esfuerzo sobrehumano para lograrlo, aunque Saga intentó.

—Es una larga historia, pero lo importante es que tú ya despertaste.

—¿Kirito quedó dormido también?

—Algo así. Ahora necesito que estés calmado y no te esfuerces tanto —un cuerno sonó a lo lejos, lo cual significaba que el descanso había terminado—. Me alegra tenerte de vuelta, esclavo mío.

Saga soltó una sonrisa burlona mientras la antigua valet del rubio, Tieze, llegó con lágrimas en los ojos, al lado de Ronye y Krista.

—Dame un momento, Krista, te veré afuera.

Saga se dirigió a la habitación de su hermano. Sentía que tenía que hablar con él antes de ir a la batalla.

—Hermano, sé que, aunque no puedes responder me escuchas, y quiero darte las gracias. Tal vez piensas que todo lo que he vivido desde que me uní a la hermandad me ha dado fuerza y la capacidad de seguir adelante, pero no es así. Han sido ustedes, mi familia, el querer protegerla de cualquier mal lo que me ha brindado fuerza —Kirito comenzó a apretar fuertemente las espadas—. Haré lo mejor que pueda para sobrevivir, así que espero tu apoyo. Te quiero, idiota.

Saga se reunió con sus compañeros, su cuñada y su aprendiz, quienes observaban cómo los caballeros oscuros y pugilistas restantes usaban cuerdas para cruzar el valle que Asuna había creado.

Era una guerra. Vector empleó esa medida arriesgada sin importarle los sacrificios que llevaría, lo cual comenzaba a provocar la ira de Iskahn.

Mientras tanto, Critter, por órdenes de Gabriel, igualó el tiempo de Underworld al del mundo real mientras lanzaba una "beta" de un juego llamado "War of Underworld" para los Estados Unidos. Yui, percatada de esto, contactó primeramente a Sinon y Leafa, las cuales rápidamente se dirigieron al distrito de Minato en Tokio para conectarse desde otros STL en las oficinas de Roppongi, avisando también a Kikouka del cambio de tiempo en Underworld.

Yui se reunió con los demás en casa de Kirito y Asuna de Nuevo Aincrad, comentándoles que si los espías o soldados de Estados Unidos obtenían o ganaban en Underworld, se emplearía el tipo de IA que era Alice para drones de combate, y que Alice era el producto de todas las vivencias ocurridas en los VRMMO, los sentimientos y emociones que se experimentaron en SAO, ALO y GGO, que sirvieron como una cuna para algo nuevo, algo como lo es Alice.

Lo siguiente que tenían que lograr era igualar las fuerzas enemigas con jugadores japoneses, pero se presentaban varias complicaciones: Si se lanzaba una beta por parte de RATH o se exponía la situación podría ser contraproducente. La diferencia horaria provocaría que no estuvieran tantos jugadores de Japón como en Estados Unidos, y las únicas cuentas de nivel alto para usar eran las que ya se tenían en los otros mundos virtuales.

Liz y los demás se reunieron con varios representantes de clanes y razas, exponiéndoles la situación y explicándoles que, si convertían sus cuentas a Underworld, el único modo de salir sería muriendo, pues no existía un amortiguador de daño que los protegiera, y era probable que los datos de cada avatar no pudieran ser devueltos a su mundo original.

Como era de esperarse, muchos jugadores no estuvieron de acuerdo.

—Lo siento, no podría compensarlo. Sé que los personajes que entrenaron no pueden compararse con el dinero. Por eso les estoy pidiendo que nos ayuden a salvar a los que se enfrentan al ataque de Estados Unidos en Underworld.

—Tus amigos son supervivientes de SAO, ¿no? —gritó un jugador— Sabemos que los supervivientes de SAO desprecian al resto de los jugadores. No nos hables de conquistas, IA y almas. ¡No mezcles los VRMMO con la vida real! Eso háganlo ustedes solos.

—¡Sí hablo del mundo real! Y puede que los supervivientes de SAO tiendan a confundir el mundo real con el mundo virtual, ¡pero no nos consideramos héroes ni alguien especial! Nosotros vamos a una escuela especial para supervivientes. Todos los estudiantes debemos ir a terapia una vez al mes. Nos hacen muchas preguntas incómodas y muchos deben tomar medicina que no quieren. Para el gobierno somos potenciales delincuentes que vigilar, pero no sólo nos tratan así a los que sobrevivimos. A todos los jugadores de VRMMO nos ven así. Una carga que no contribuye a la sociedad huyendo de la realidad y que no pagamos impuestos. Algunos creen que debería volver la leva para ser reclutados. Pero yo lo sé, confío en que es así. La realidad es aquí misma. Este mundo y los mundos imaginarios conectados a él no son un lugar inventado al cual huir. Para nosotros es una realidad donde vivimos con encuentros y despedidas, amigos, sonrisas y lágrimas. Se esfuerzan porque ven a este mundo como otra realidad, ¿no? Y ahora dicen que es un juego. Lo dejan a un lado por ser una ficción virtual. ¿Y dónde está lo real entonces? Los mundos que formamos juntos se reúnen como en este árbol del mundo para hacer florecer una flor como Underworld, y yo quiero protegerla, así que, por favor, ayúdennos —Lizbeth, al igual que Agil, Klein, Silica y Yui, se inclinó pidiendo la única ayuda que tenían.

En Underworld unos rayos rojos cayeron desde el cielo, mientras cientos de soldados salían de ellos, dando un grito de guerra que retumbó en todo el campo de batalla. Dichos soldados cargaron contra el ejército del Territorio Oscuro y el Imperio Humano por igual.

Asuna, con ayuda de la supercuenta, creó una barrera de piedra, separando a los habitantes de Underworld de los atacantes foráneos. Desgraciadamente, el poder empleado comenzaba a cobrar factura.

No puedo dejarme caer aquí —Asuna quedó de rodillas levantando su espada, cuando unas manos doradas la sostuvieron

—Ten cuidado, Asuna, déjanoslo a los Caballeros de la Integridad —dijo Alice mientras Saga ayudaba a su cuñada a ponerse de pie.

—Pero esos de rojo son enemigos que vienen de mi mundo.

—Si sólo empuñan la espada para ver sangre, sea cual sea, no tenemos nada que temer.

—Exacto, déjanos algo de protagonismo —dijo Bercouli, sonriente.

Esto le inspiró confianza a los demás miembros del ejército que estaban más que dispuestos a enfrentar a la nueva amenaza externa.

Por su parte, Iskahn no soportaba ver cómo sus compañeros peleadores morían en manos de seres ajenos al Imperio Humano únicamente con el fin de permitirle al emperador capturar a la sacerdotisa de la luz, y la ira que generaba eso le dio la suficiente fuerza para arrancar su propio ojo derecho.

—El emperador no nos ordenó nada respecto a los soldados de rojo, ¿verdad?

—Así es —respondió su subordinado.

—Entonces no le importara que los matemos. Cuando el puente esté tendido atraviesen la garganta, salvaremos a los que están del otro lado.

—¿Cómo vamos a tender un puente?

—Fácil: pidiéndoselo a alguien que puede hacerlo.

Iskahn, empleando su entrenamiento como pugilista, y con apoyo de su compañero, logró brincar del otro lado de la garganta, donde el resto de su batallón, así como el Imperio Humano, comenzaban a verse superados por los caballeros rojos.

Asuna veía con ira y horror cómo los jugadores americanos superaban a los soldados de Underworld y los mataban de una manera brutal.

—¡Basta! —Asuna atacaba con fuerza a los jugadores rojos, pero la sangre derramada en el suelo provocó que resbalara, y en un intento de esquivar un ataque, perdió su antebrazo izquierdo, generándole un dolor tan insoportable que las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

La chica se preparaba para recibir el ataque de sus contrincantes americanos cuando se escucharon unos pasos, y posteriormente puñetazos cochando contra el metal.

—Son unos debiluchos —Iskahn derrotó a los atacantes de Asuna, para posteriormente ayudarla a levantarse—. Hagamos un trato.

—¿Un trato?

—Exacto. Tú formaste la grieta y esas rocas, ¿no?

—Sí.

—Haz un puente, aunque sea estrecho, que cubra la grieta de atrás. Si lo haces, 4000 pugilistas se unirán a ustedes hasta vencer a los soldados rojos.

—¿Que el ejército del Territorio Oscuro se nos unirá?

—Creo que no miente —dijo Scheta, apoyando al pugilista e inspirándole confianza a Asuna.

—De acuerdo, extenderé un puente —dicho y hecho, Asuna extendió tres puentes de piedra lo suficientemente gruesos para soportar una gran cantidad de peso.

Mientras tanto, Alice, Bercouli y Saga seguían enfrentando a los nuevos invasores en cuestión. La chica rubia estaba consciente de que no eran normales sus nuevos enemigos, mientras la ira comenzaba a nublar su juicio.

—¡Apártense! —con ayuda de sus artes sagradas abrió un hueco en la formación para tomar altura e incinerar a los soldados rojos.

—¡Alice, no! —Saga, que veía cómo la chica actuaba impulsivamente, trató de detenerla, pero fue demasiado tarde.

Vector logró capturar a la chica con su dragón, durmiéndola con una nube negra. Bercouli se disponía a seguirlo mientras Saga y Renly le abrían camino.

—¡Ve, anciano, voy detrás de ti! —gritó el asesino.

Bercouli llamó a tres dragones con el fin de seguir al emperador y salvar a su discípula.

Por su parte, Asuna sanaba su brazo perdido en combate, mientras le explicaba la situación a Iskahn, indicándole que debían ir al sur. El pugilista se sentía sumamente indignado y molesto, lo cual era extraño al ser alguien del Territorio Oscuro y no poder desobedecer directamente a su emperador, pero al lograr su objetivo de secuestrar a Alice ya podrían actuar libremente, aunque existía la posibilidad de que si les ordenaba pelear nuevamente tuvieran que hacerlo.

Con ayuda de Scheta, los pugilistas brindaron una apertura, dejando pasar a un escuadrón del Imperio Humano.

El escuadrón formado por 700 soldados del Imperio Humano y cinco asesinos liderados por Asuna y Saga respectivamente perseguían desesperados al Emperador Vector, llegando a una especie de cráter donde aparecieron 20,000 caballeros rojos rodeándolos en un instante.

Renly se disponía a sacrificarse por sus compañeros cuando una luz tan brillante como el Sol se hizo presente, desde la cual se logró divisar a una figura humana de cabello y traje azulado y detalles dorados con un arco enorme, con el cual disparó una flecha amarilla, la cual explotó en muchos fragmentos, eliminando a los jugadores que los rodeaban.

Los ojos de Asuna comenzaron a llenarse de lágrimas, mientras la persona que comenzó a reconocer bajaba del cielo.

—Siento la tardanza, Asuna —Asuna no espero y corrió a abrazar a su amiga.

—Sinonon.