Declaración: Los personajes de Naruto no me pertenecen, lo único mío aquí es la historia. –

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Sentimientos escondidos

Capítulo 1: Culpa.

Su brazo derecho se había estirado lo suficiente como para alcanzar su hombro izquierdo, el que frotó tratando de aminorar el dolor de la zona.

–Se te ve cansada, debes descansar Sakura. –Aconsejó el peliblanco sentado frente a ella.

–A eso he venido. Solicito que me saque de la nómina de misiones por ahora.

–… –El Hokage se tomó unos segundos antes de asentir a modo de respuesta.

–Gracias. –Dijo sincera inclinándose un poco en reverencia.

Sus pasos iban lentos, algo muy atípico en ella. Suspiró mirando al suelo agradeciendo que su sensei no se percatara en absoluto su mal, que no era cansancio solamente. Desde aquella misión hace dos semanas Sakura podía reconocer que no podía seguir fingiendo ser la misma de siempre.

Porque algo ocurrió aquella vez…

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"–Quiero que esta noche seas mía.

La simple frase que soltó en aquel momento hizo a Sakura girar la vista para ver a su interlocutor, el que se encontraba exactamente detrás de ella. Sakura era una kunoichi excepcional sin lugar a dudas, pero reconocía que él también y es por eso que no lo sintió avanzar hasta quedar en esa posición.

Atacando por la espalda, su punto ciego.

Podría jurar que por la situación del momento ella había quedado totalmente congelada en su puesto, sin reacción alguna y sólo sintiendo un escalofrío por el lento y cálido respirar de él en su cuello.

Cuando en la mañana había abierto sus ojos se descubrió desnuda, en el cuarto de él. Los recuerdos llegaron a su mente y con un gran sonrojo de vergüenza salió del lugar luego de vestirse rápidamente. Había dejado creer al rubio que solo había tenido un sueño, porque al verla antes de salir de vuelta a la aldea el sonrojo de él era tan obvio como los nervios de ella.

Pero por supuesto, siendo él, no se dio cuenta de esto."

Y últimamente todo esto le estaba afectando más de la cuenta, cuando ellos se habían juntado para comer junto a Sai y el capitán Yamato había entrado al restaurante Hinata y los demás del equipo ocho. Esto de ninguna manera era algo anormal, solo que al ver en el Uzumaki un brillo especial en sus azulados ojos al ver a la Hyūga tuvo una sensación no muy grata en su pecho, teniendo que levantar discretamente su mano derecha a la zona esperando que nadie notase sus latidos.

Caminó esperando no encontrarse con Naruto por lo menos por una hora tomando el camino más largo para llegar a su hogar, evitando también caminos que lleven al departamento de él. Una vez entró a su casa fue recibida por su padre algo nervioso.

–Sakura-chan, dime que lo trajiste. –Miró a su hija extrañada y se agarró sus cabellos, desesperado. – ¡Oh no!

– ¿Traer qué? –Se preguntó más bien para ella misma.

Su madre apareció en la entrada, Sakura ni siquiera había dado un paso adentro aun.

–El encargo…

La memoria de la pelirrosa recordó en ese momento a su madre pidiéndole que comprase un pastel, el que comerían para celebrar otro año de matrimonio de los Haruno. Se le había olvidado por completo. Su madre pasó los siguientes minutos reprendiéndola, haciéndola pasar vergüenza pues de seguro los vecinos escucharían nuevamente. Ella no era una niña, tenía diecinueve años y era una ninja médico destacada, pero todo aquello parecía no importarle en absoluto a su madre la que seguía tratándola como si tuviese nueve años.

Un fuerte portazo se escuchó en la residencia de los Haruno, pues ella había salido del lugar intentando escapar del griterío que había armado su progenitora. Bufaba algo enojada al reconocer que ella era igual de terca que su madre.

A veces le gustaría irse a vivir sola.

En la caminata nocturna pateó una lata que se encontraba en el suelo, estrellándola contra un muro, causando que este se derrumbara. Por suerte, el muro no pertenecía a una casa, sino a un parque; pero los vecinos del lugar comenzaron a salir algo asustados por el impacto del derrumbe. Sakura intentó entonces huir del lugar para ocultar su culpabilidad pero un grito se escuchó, el que la hizo reconocible para todo el mundo ahí.

– ¡Sakura-chan!

Ese grito sin dudas era del héroe de la aldea: Uzumaki Naruto.

Siendo otra la situación y los acontecimientos se alegraría de verlo, pero gracias a él había llamado la atención completa de los vecinos que notaban quién había sido el causante del estruendo; la chica con fuerza más monstruosa que Tsunade. Ella misma.

Un sonrojo apareció en las mejillas de Sakura. Él al notarlo se acercó a su amiga y compañera, la que le veía acercársele sintiendo un gran escalofríos. Naruto era la persona que menos quería ver ahora.

– ¡Sakura-chan tienes fiebre! Estás algo colorada… –Comenzó a decirle con sus ojos abiertos, llenos de preocupación.

Demonios, pensó Sakura antes de asentir sonriéndole y comentando que nada pasaba.

– ¿Segura que estás bien? –La preocupación en su rostro no se iba y los nervios de ella por su cercanía tampoco.

–He dicho que sí.

– ¡Ya sé! –Exclamó con alegría. –Tengo un medicamento en mi departamento, de seguro se te pasa… –Ofreció sonriente.

Sus ojos jade lo apreciaron unos momentos más. El pequeño niño hiperactivo realmente había madurado y ya era todo un hombre, Naruto había logrado cambiar el punto de vista de todo el mundo shinobi siendo un ninja que daría todo por proteger a sus seres queridos. Siendo el héroe de la aldea y el mundo.

"–Te amo Naruto."

¿Qué había sido aquello? Rápidamente su mirada intentó escapar observando cualquier cosa alrededor. ¿Por qué había recordado aquello ahora? De todas las cosas…

–No. Yo me voy- –Iba a retirarse, pero un vecino algo furioso por la destrucción del muro probablemente había salido de su hogar y antes de que la reconociera siquiera Sakura sin pensarlo demasiado tomó de la mano al rubio, el que se sorprendió de sobremanera al contacto de ella, y corrió en una dirección "x" escapando.

Ellos eran ninjas, unos expertos en el camuflaje. Incluso podían fácilmente escapar por los techos, pero por alguna razón ellos corrieron tomados de la mano frente a toda la gente que seguía en las calles a esas horas. La noche recién comenzaba para algunos en Konohagakure.

Cuando pararon estaban casi a las afueras de la aldea, en los campos de entrenamiento ninja. Sosteniendo sus rodillas con sus manos tratando de tranquilizarse, estaban tratando de regular la agitada respiración tomando aire cada vez más lentamente, con sus rostros cansados, rojos y algo sudados también. Levantaron su mirada al mismo tiempo encontrándose y antes de nada, el silencio del lugar fue interrumpido por sus risas.

Incluso se tiraron al pasto y permanecieron así hasta que Naruto rompió el silencio.

–Sakura-chan… –Sakura entonces movió su cabeza para ver a su compañero. – ¿Qué hacías a estas horas en la calle?

–Ah, solo tuve una discusión con mi madre… A veces me gustaría vivir sola. –Comentó sin pensar, pero cuando se dio cuenta de su error abrió sus ojos y mordió su lengua. Naruto siempre había estado solo y él no había sido tan feliz. –Quiero decir… –Intentó arreglar levantándose bruscamente encontrando a su amigo mirándola fijamente.

–Sakura-chan… Lo de esa vez no fue un sueño ¿verdad?

El silencio les invadió, las mejillas del Uzumaki estaban levemente sonrojadas, probablemente por el atrevimiento a preguntar algo como aquello, Sakura supo que realmente Naruto no preguntaba eso por él, sino por ella. Para hacerle recordar o que intentase dejar de fingir que no sabía nada.

Es por esto que Sakura se levanta.

– ¿Dónde vas? –Le escuchó preguntar.

–Creo que ya es tarde…

–Tú no te irás. –Dijo, demasiado brusco para ser él y antes de que pudiese evitarlo, Naruto le había tomado de la mano frenando un posible escape.

–Naruto, ¡suéltame! –Exigió incómoda.

–Ven conmigo. Una noche más… –Le dijo suplicante. –Por favor.

Sakura mordió su labio inferior, aquello era jugar con fuego. Si ella aceptaba su amistad se terminaría bruscamente; básicamente porque ya no podría acercársele sin recordar lo sucedido y pretender que nada ocurrió.

Para Naruto, cada segundo era eterno y algo ansioso se acercó un paso hasta apegarse al cuerpo de ella. La tomó del mentón y unió sus labios en un beso tímido. El estómago de Sakura vibró, su corazón latió desesperado. Estaba totalmente nerviosa y fuera de sí. ¿Estaba haciendo algo mal?

Hinata ama a Naruto

Se separó bruscamente de él, sintiéndose pésimo después de este último pensamiento. Corrió dejándolo solo, con las lágrimas brotando de sus ojos color jade. La culpa y la sensación de ser una mala persona le invadieron en ese instante. Una vez entró en su hogar sus padres se preocuparon al ver a su hija llorar, Sakura se encerró en su cuarto y de ahí no salió hasta la mañana siguiente.

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Notas de la autora: ¡Hola! Espero estén de maravillas y les haya gustado mi primer fanfic NaruSaku. Subiré el próximo capítulo pronto, el segundo ya es el capítulo final. Como siempre agradezco enormemente el apoyo (y pido disculpas por no responder los reviews simplemente porque no tengo idea de cómo hacerlo TT-TT) de ustedes en todos mis fics.

Y como segundo comunicado: He creado una cuenta en wattpad bajo el seudónimo de "MadnessNLove" ya que no me dejaba usar el nombre que tengo aquí. Subiré algunas historias también ahí y eso :3

¡Nos leemos en el siguiente capítulo!