Harry Potter y sus personajes no me pertenecen, hago esto sin fines de lucro.

Slash, Rated M. Dark!Harry, Lightbashing (en un principio), temas maduros.

-"ABC..."-. Diálogo

-"ABC..."-. Pensamiento

Espero que esta historia les gusta, últimamente he estado leyendo sobre Harry Potter y me ha gustado mucho lo que encontré. Este es mi primer fic de estos libros (que ya leí) y espero que les guste.


Culpable

Capítulo I, Tiempo

-"¡Hora de comer!"- dijo una voz monocorde desde la entrada a su celda, seguido del retumbante sonido de una charola metálica estrellarse contra el piso helado. Cada vez que aparecía la comida era lo mismo.

Seguramente toda su comida estaría por el suelo y no es como si fuera mucha de todas formas. Generalmente sólo le daban un platillo y agua en un vaso horas después; y lo tenía que administrar para no morir de inanición en ese asqueroso lugar donde lo mantenían en condiciones humanas.

Se acercó caminado lento, ya sin agradecer el hecho de que aún se pudiera mover con relativa facilidad en esos tres metros cuadrados de espacio. Llegó hasta su comida y empezó a rescatar lo que pudiera de ella, no era mucho porque simples ratas se llevaban lo que podían en cuanto olían esa cosa que osaban en llamar alimento para humanos.

Abrió la boca, llevándose un bocado de una pasta extraña de color grisáceo y con un olor básicamente igual al de todo Azkaban; asqueroso, mohoso y húmedo. Algo a lo que se había estado acostumbrando desde su llegada a ese lugar, algo que extrañamente le recordaba un poco a sus días de infancia.

-"Por supuesto que por lo menos yo podía salir de la alacena y caminar un poco… y yo cocinaba mejor"-.

Pensaba cada vez que ese estúpido recuerdo le venía a la mente, que era casi siempre. Los dementores no dejaban nunca la entrada a su celda y a nadie parecía importarle, ni a él mismo. Cada vez que sentía más frío de lo inusual ya sabía que pronto podría escuchar el grito agudo de una mujer en sus oídos, que sabía que era su madre, y después se desmayaría por algo de tiempo hasta que la voz de siempre, de aquella persona que le llevaba su comida se acercaba.

Harry ya no estaba muy seguro de cómo contar el tiempo que llevaba ahí, tal vez por sus desmayos podría decir que se desmayaba una vez al día, pero ya no sabía exactamente qué era día y qué noche. Así que simplemente no contaba ya nada, no esperaba nada. De vez en cuando pensaba en dejarse llevar… morir escuchando los gritos de su madre o esperar a que un dementor se acercara a su celda y le diera el beso, ya hasta le parecía buena idea; así no tendría que seguir soportando ese sitio más tiempo.

Pero casi inmediatamente la voz de un hombre, desagradablemente parecida a Severus Snape, Draco Malfoy o Vernon Dursley le gritaba: Si, déjate morir, demuéstrales que tenían razón, fenómeno y entonces, empecinado, tomaba aire y se tendía en su pedazo helado de suelo con una manta e intentaba ver más opciones de escapar… o de matar a los infelices que le habían encerrado… ya no estaba totalmente seguro de que era lo que quería hacer. Era lo único que le mantenía medianamente vivo, ya no hablaría de cordura porque no sabía ya qué era eso.

Escuchaba voces, no conversaba con ellas, pero las escuchaba y aunque sabía que era su imaginación no podía dejar de sentirse aliviado cuando escuchaba algo más que el diálogo: Hora de comer u Hora del baño, ese último le ponía los pelos de punta, porque justo después de eso alguien conjuraba algún hechizo demasiado invasivo de limpieza, al final le tiraban un trapo para secarse y se iban… los trapos desaparecían cinco minutos después. Hacía tanto que no tomaba una ducha.

Harry pensó en que pronto saldría… o por lo menos eso pensó cuando lo llevaron la primera vez y estuvo por unos días encerrado, inmediatamente supo que era idiota y jamás debería haber pensado así. Sabía que los prisioneros de Azkaban lo querían ver muerto, sabía que los que estaban libres lo querían ver encerrado, así que sin molestar a nadie se había quedado ahí y no saldría con la ayuda de nadie. Podía decirse traicionado, pero eso sería un cliché horrible, de todos modos su suerte era la peor y ya ni siquiera quería bromear de eso.

Se levantaba temprano, o tarde, realmente no importaba; se quedaba en su celda mirando hacia la pared contraria a la entrada, porque se había cansado de mirar siempre hacia la entrada y no ver una visita o algo agradable a la vista… ya no recordaba con claridad cómo era el cielo o los colores exactos de un día de primavera en Hogwarts.

Cuando estaba despierto se limitaba a escuchar a los pocos presos a sus lados que deliraban o conversaban lo mejor posible con algún otro compañero a un lado de su celda, nunca hablaba con ellos y no estaba muy seguro de poder hacerlo ya, las únicas veces en que se podía escuchar su voz era cuando venían los dementores a buscar un poco de su energía y él sólo atinaba a gritar de dolor cuando escuchaba los gritos de su madre, tan vívidos, tan terribles.

Nadie quería hablar con él, ya fuera porque sabían exactamente quién era o porque simplemente no les agradaba. Algunos se burlaban de él por su situación, aplaudiéndole incluso el haber sido un peón de las tonterías del lado de la luz; no era una situación agradable, pero Harry empezaba a creer cada cosa que le dijeran.

Ellos por lo menos tenían ciertos beneficios aun estando en Azkaban: recibían correo mensual de su familia, si es que tenían una, podían salir una vez cada seis años si tenían un buen comportamiento (Harry no sabía cómo podían decir si tenían un buen comportamiento o no, nadie nunca se aparecía por ahí salvo los dementores y algunos aurores que los observaban); también podían recibir, si así su estatus como presos no era muy grave, el Profeta semanal, así que jamás estaban incomunicados y eso los mantenía con vida.

Él no.

Harry no había recibido una sola carta ni una sola visita desde su encierro, nada. Ni siquiera de Sirius o sus amigos. Al principio pensó que algo les debió haber pasado, algo importante y muy peligroso, o que quizá no sabían de su encierro y alguien les había mentido… después de un tiempo descartó todo eso y pensó lo más lógico y obvio y lo que él mismo había visto –"Ellos lo sabían desde un principio y me traicionaron, no creyeron en mí y por eso estoy aquí"-.

Harry tampoco recibía el Profeta y como si sus vecinos de celda se hubieran puesto de acuerdo mientras él estaba desmayado o dormido, no comentaban mucho de los artículos que recibían o de las noticias del mundo mágico. Nada, había estado incomunicado desde su entrada y lo más probable era que lo estaría hasta que lo liberaran… o que muriera ahí dentro.

Dumbledore no había aparecido, ni el Ministro, ni Sirius, ni siquiera Snape, nadie.

Cada vez que sentía la desesperación apoderarse de él, sentía que la cordura estaba cada vez más lejos de él, y curiosamente no le importaba, pensaba que tal vez así podría soportar su encierro de esa manera.

No quería pensarlo mucho, vivir el día a día o lo que fuera que viviera era lo mejor que podía hacer para él, su cuerpo le dictaba que hacía mucho tiempo debía haber dejado ese razonamiento infantil de esperanza, ya no podía seguir con lo mismo una y otra vez hasta que su mente dejara de hacerle pasar malas jugadas. Pero su cerebro no parecía obedecer.

Y si se ponía a divagar lo suficiente, lo único cercano a un contacto con otra persona era su extraña conexión con Voldemort. Harry así sabía que aún no era derrotado y que por lo que parecía, porque Voldemort había cerrado esa conexión bastante bien, la oscuridad iba ganando esa guerra. Aunque a veces no estaba exento de sentir una rabia o una alegría intensa que por supuesto no le pertenecía a él.

-"Ese tipo… parece que tomó mucha más fuerza de la que esperaban… no sé cómo sentirme con eso"-.

Cuando había regresado de la muerte, cuando habían matado a Cedric a sangre fría, él no había podido hacer nada, manos y pies atados prácticamente. Había visto la figura desnuda de aquel tipo del diario que Harry había conocido en su segundo año en Hogwarts emerger del caldero. Gracias a su sangre, había dicho, había podido resucitar y gracias a su sangre había mantenido la apariencia que ahora tenía.

Él no había entendido muy bien, para nada, y en esos momentos sólo le había importado salir con vida de ese cementerio. Pero por supuesto que ahora se pensaba varias veces si no hubiera sido mejor morir en ese lugar que pudrirse en Azkaban.

Escuchó unos pasos fuera de su celda, seguramente alguna visita a sus lindos compañeros.

Se sorprendió cuando vio, con lo poco que sus ojos le permitían, que la sombra de varias personas cubría por completo la poca luz que tenía en ese lugar. Inmediatamente sintió la falsa nota de una broma en su cerebro, esa pequeña voz que tendía a hacerle comentarios algo molestos sobre su situación.

-"¡Hey! Parece que ahora eres una atracción famosa en Azkaban, tal vez el zoológico sería un mejor sitio para quedarse a mirar… Tienes curiosidad de mirar, admítelo"-.

Harry negó mentalmente, ¿para qué? ¿Para algunas palabras de aliento? ¿O tal vez para esperar un escupitajo a su cara? No, no tenía tiempo para eso, estaba muy ocupado haciendo nada como para perderlo con ese tipo de gente.

-"¿Está seguro de que es aquí?"- habló la voz de una mujer, podía escuchar un tono serio al hablar, pero nada más, se estaba volviendo muy malo para saber ese tipo de cosas tan sencillas.

-"Tal vez necesitas práctica"- y Harry rió un poco.

-"Si"- fue la respuesta cansada de algún señor mayor, no escuchó otra cosa en un momento –"Celda mil cuatrocientos doce, es aquí"-.

Harry supuso que no se referían a donde él vivía, porque no sabía si su celda era ese número o no.

-"¡¿Qué esperamos entonces?! ¡Abra la puerta ya!"- escuchó la voz de un hombre, una voz que no pudo reconocer muy bien, pero que le parecía llena de vida –"¡Maldita sea! ¡¿Lo va hacer o no?! ¿Tendré que hacerlo yo o tendrá que hacerlo Hermione?"-.

-"Ese nombre me suena, ¿a ti no?"- y el chico que estaba encerrado abrió los ojos considerablemente, por supuesto los que estaban afuera no sabían eso, pero Harry ya sabía quiénes eran.

-"Si, son ellos, qué extraño"-.

Increíblemente no se preocupó más por ello, después de tanto tiempo podía ver que alguien estaba ahí por él… aunque no estuviera especialmente agradecido. Harry optó por no hacerles saber que les estaba escuchando, algo estúpido porque se podía escuchar todo lo que decían por el eco que ocasionaban.

-"Necesitamos esperar… hay papeles y…"-.

-"Recomiendo que no hable más profesor, el muchacho escucha perfectamente"- dijo otra voz, un poco más lejos de sus barrotes, áspera y seca, pero con un deje de lástima por él.

Escuchó una voz que le parecía extrañamente familiar llamándole –"¿Harry?"- temblorosa y hasta torpe, una mano se acercó al barrote, tal vez esperando que alguien le sostuviera la mano, pero Harry no se acercó, podría ser cualquiera de sus otras alucinaciones.

-"¿Harry? ¿Estás ahí?"- fue otra voz, masculina esta vez, que quería tomar valor para verle, por supuesto que estaba demasiado oscuro y no podían verle a él –"Pronto saldrás de aquí Harry… te lo prometo"- y fue cuando esa voz hizo corto en su cerebro; era la voz de su padrino, Sirius estaba ahí.

-"Bueno… en primer lugar… nunca debí haber estado aquí"- dijo, se aplaudió a si mismo cuando escuchó su propia voz. No temblaba y no se escuchaba necesariamente mal, pero se le hizo tan extraño no reconocerla como en otro momento, hacía tanto tiempo que no la ocupaba que simplemente debía haber olvidado su propia voz –"¿No lo creen?"-.

No volteó, seguía mirando la pared, esperando algo.

-"Harry… ¿cómo estás?"- la voz de la mujer ya no estaba temblorosa.

-"Perfectamente… ¿Hermione?"- dudó en eso, claro que la vocecilla de la chica se escuchaba tan extraña, distinta que no podía estar completamente seguro–"Estoy muy bien, la brisa marina me sienta muy bien"- y obviamente soltó eso con un sarcasmo ácido, pero su voz no parecía reflejarlo como quería, no tenía la entonación que debía y Harry se molestó por ello –"He estado muy bien, ¿y todos ustedes? Espero que no se sientan encerrados allá afuera"- rió un poco, suavemente.

-"No hay necesidad de hablarle así amigo"- dijo la voz del hombre, que no reconoció para nada.

-"Lo siento, ¿está mal de mi parte? No se molesten, por favor, disculpen mi comentario, no quisiera que me encerraran en… Azkaban o algo así"- de nuevo rió, con esa risa que no era suya.

-"Harry…"-.

-"¿Qué quieren?"- se desesperó y volteó con lentitud, su cuerpo le dolía por el intenso frío que sentía, tenía puesta una sencilla playera muggle de muchas tallas más grande que él y un pantalón roto, que parecía un pantalón corto de veraneo.

Tenía miedo, aunque no podía dejar que ellos lo notaran, pero tenía un pavor horrible, no había estado así de asustado desde hacía mucho; ¿y si todo era parte de su imaginación? Y aunque no lo fuera, ¿qué hacían ahí? No podía confiar en ellos, para nada. Estaban ahí parados frente a su celda, viéndolo con lástima, no era como si no les comprendiera y no podía hacer como si le importara, su aspecto debía ser pésimo aunque no había tenido un espejo cerca de él desde su encierro.

-"¿Qué quieren?"- repitió con esa voz extraña para él –"Si vienen a burlarse las horas de visita son más tarde, generalmente ahora estoy un poco ocupado"-.

-"¿Haciendo qué exactamente Potter?"- fue la voz de Snape, estaba seguro, algo más fuerte, pero era la misma voz, no la había reconocido antes tal vez por el eco en su cuarto. No escuchó el mismo tono de burla seca que sentía siempre que su mente empezaba a jugar con él, era una extraña alucinación y Harry no pudo más que dudar aún más de él.

-"Pues obviamente haciendo nada, no es como si estuviera libre para hacer algo…"- sonrió un poco, también un gesto que le parecía extraño sentirlo en su rostro, pero sabía que no era por las mismas razones que normalmente le impulsaban a sonreír–"¿Por fin contesté lo que necesitaba escuchar profesor? ¿Gryffindor merece cinco puntos de su clase?"- rió con gracia, haciendo que las personas que estaban fuera sintieran un frío recorrerle la espina dorsal, después de recuperarse regresó a una seriedad fría que no le caracterizaba en lo absoluto –"Repetiré mi pregunta, ¿qué quieren?"-.

-"Sacarte de aquí"- fue la frase de alguien más, una voz que no esperaba escuchar, porque era tan raro que no podía creerlo.

-"¿A sí?"- dijo francamente sorprendido –"¿Por qué?"-.

-"Potter, no hagas esto más difícil"- respondió la misma voz.

-"¿Por qué no?"- se esperó un poco, de verdad quería saber –"Ellos han hecho mi vida un poco difícil todo este tiempo, ¿qué más da si yo hago lo mismo sólo un poco?"- su voz reflejaba esa misma pregunta, no era diferente de las preguntas que hacía un niño de cinco años.

Y Draco Malfoy lo había notado, estaba completamente seguro de ver esa curiosidad infantil en la suave y aterciopelada voz de Harry Potter, y como buen medimago en entrenamiento sabía perfectamente cómo tratar esto… claro, si hubiera prestado la suficiente atención en clase o si de verdad le hubiera importado en ese momento.

-"Potter, no puedes, venimos a sacarte de aquí y para que pase eso tienes que estar callado hasta que nos autoricen la salida, ¿entendiste?"-.

-"Si, de acuerdo, sólo otra pregunta Malfoy"- vio un poco del rostro del rubio (no era como si pudiera ver algo más que borrones, eso era seguro), parecía mayor, no mucho, pero definitivamente mayor de lo que lo recordaba, también vio que asentía con la cabeza y esperaba su pregunta con una paciencia que sabía no le quedaba –"¿Cómo sé que esto no es otra de mis alucinaciones?"-.

-"…"- nadie esperaba eso, y tardó alrededor de un minuto esperando su respuesta pacientemente, sentado lo mejor posible en el suelo que usaba como cama. Malfoy se veía inseguro para contestarle apropiadamente.

-"Harry… esto no es tu imaginación, te lo juro, saldrás de aquí y después hablaremos todo lo que quieras, ¿sí?"-.

-"No te creo Hermione, cuando pensaba en esto también me decían lo mismo…"- y luego agregó en un susurro –"Aunque no había tenido este sueño en mucho tiempo, generalmente sólo pienso en Tom o algo similar"-.

No todos captaron de quién hablaba, pero Dumbledore, Ron y Hermione entendieron a la perfección, prefirieron ya no contestar a eso y se dedicaron a mirar el lugar donde estaba encerrado el moreno.

No había espacio para una persona, no tenía otra zona de ventilación más que la entrada que daba al mar y tal vez una entrada completamente sellada del otro lado; no podían apreciar mucho porque la luz no era la suficiente para ellos, pero tenían la certeza de ver una manta roída en las piernas del moreno y ver que todo el piso era duro, no había cama, no había nada. Tampoco pudieron ver algún ejemplar de El Profeta o algo similar.

Harry se resignó a no escuchar más de ellos, pero daba por sentado que no eran parte de su imaginación, sino ya se hubieran ido a otra parte a molestar a alguien más… o a él. Así que se quedó sólo con sus pensamientos –"Si salgo de aquí… podría recuperar mi vida"- hasta en su mente sonaba inseguro de qué hacer.

-"No seas idiota, ¿cuál vida? Habrá pasado mucho tiempo, no creo que puedas recuperar nada de tu… vida"- sí, lo sabía, ¿qué vida? ¿Para derrotar a Voldemort? No, gracias.

-"Tal vez sólo han sido unas semanas… en lo que todo se aclaraba"- si su otra voz le decía que si, tal vez esto era verdad.

-"Sabes que no te crees eso, fuiste traicionado… y perdiste tu vida"- se escuchaba enojada, más que él mismo y al mismo tiempo se burlaba de su ingenuidad.

-"Si, tienes razón, ¿pero qué puedo hacer? No quiero estar con ellos, pero no tengo idea de a dónde ir"- estaba solo y eso le daba miedo, desde que había entrado a Azkaban estaba así, como un niño miedoso.

-"… Podrías… pagarles con la misma moneda"- fue una sugerencia inocente, algo que había pensado hacía mucho.

-"¿Cómo? Ya no me queda nada"- ni dinero, ni vida, ni fuerza, ni salud… nada.

-"No lo sé, recuerda que soy tú"- escuchó una risa seguido de esto, y de pronto se puso furioso.

-"Tal vez… podría golpearlos"- eso le apetecía mucho, aunque no lo creía ni remotamente posible, tal vez podría mandar a golpearlo, pero para eso necesitaba dinero, algo que no tenía.

-"Eso es tonto"-.

-"No, ¡tú eres el tonto!"-.

-"Soy tú"-.

-"No estoy muy seguro de eso"-.

-"… Parece que tenemos unos invitados no deseados aquí"- y Harry lo notó, era tan sutil que le costó demasiado saber dónde se ocultaba esa presencia.

-"Profesor Snape, profesor Dumbledore… no lean mi mente"- y dejó de pensar, sólo para que no pudieran saber más de él, ya después vería qué hacer –"Es suficientemente molesto tener más de una voz mental, como para sentir que hay dos más intentado meterse en mi cabeza"-.

-"Lo sentimos Harry, no pasará de nuevo"-.

No lo demostraron, pero ni siquiera habían podido llegar a escuchar un solo pensamiento, y no era como si el muchacho practicara la Oclumencia, o como si él supiera qué era eso. Era algo más débil por lo que no podían clasificarlo como una defensa, pero era efectiva, en ningún momento habían entrado en contacto con sus pensamientos y eso era sumamente impresionante.

Pasó un rato, en el que todos veían al de cabello azabache por turnos, como si de una exhibición se tratara. Hasta que escuchó un chirrido de su celda, como si estuvieran arrastrando la puerta con barrotes. Harry veía la puerta abrirse y se agazapó al fondo de su pequeña celda, que casi todos cruzaron al instante para acercarse a él.

Abrió los ojos enormemente, con más miedo al verlos y saber que se iban a acercar a él –"¡No se me acerquen!"- se cayó al suelo con torpeza –"¡No me toquen!"- Harry no tenía fuerza y cuando el hechizo le dio directo al pecho inmediatamente vio todo negro.

Yacía rodeado de todos ellos; su cabello había alcanzado posiblemente hasta su cintura y estaba dañado y seco, su rostro estaba cubierto por el cabello y nadie se atrevió a quitarle esa última protección que tenía. Su cuerpo no parecía haberse deteriorado tanto, pero esa era una observación de ellos, que no veían mucho con esas ropas que usaba.

-"No es muy diferente de hace cinco años… sigue usando el mismo tipo de ropa"- y ese pensamiento le hizo tener una lástima increíble por el menor, era un niño a penas.

-"No tenías por qué hacer eso, Draco"- dijo Severus Snape viendo desde arriba a Harry, desmayado y casi muerto.

-"No había mucho que hacer, se habría hecho daño o habría hecho daño a alguien"- Draco se acercó y lanzó un hechizo de levitación –"Debemos llevarlo a un mejor sitio, ya está todo hecho y pronto despertará"-.

-"Llevémoslo a un lugar que conozca"- alzó la voz Hermione –"Si lo llevamos a un lugar así se calmará"-.

-"Lo dudo Granger, será exactamente lo mismo que ocurrió aquí al verlos, sugiero llevarlo a algún sitio vigilado y seguro"- y prontamente añadió al ver que Ronald abría la boca –"Y que no sea tu casa Weasel"-.

-"Tal vez a mi casa, Harry no la conoce"- añadió Sirius –"Estará protegido"-.

Todos asintieron y pusieron un hechizo desilusionador en la figura delgada que era Harry Potter, no querían tener que lidiar con los tipos del Profeta tan pronto. El menor no necesitaba eso.

Ya tendrían tiempo para reparar su error, ayudar a Harry a recuperarse y por supuesto a estar preparado para enfrentar a Lord Voldemort, Sirius sintió un mal presentimiento ante este pensamiento, no sabía por qué, pero pensaba que pronto habría más problemas. Cinco años no pasaban en vano y seguramente Harry pensaba igual, a pesar de que Sirius había estado doce años encerrado y su ahijado cinco, sabía lo que un solo día en ese lugar podía causar a la mente más protegida.


¿Qué tal? ¿Les gustó? Por favor, comenten sobre cualquier crítica o lo que gusten, me gustaría saber su opinión. Espero que el siguiente capítulo lo pueda subir dentro de dos semanas o menos.

Hasta entonces :)