ADVERTENCIA: El OneShot que está próximo a leer contiene escenas no adecuadas para menores, mantenga la discreción. *Leerla no es obligatorio. La historia terminó el capítulo pasado, este es un OVA. Hay escenas sexuales explicitas, si no le gusta eso, no lo lea*
Si soy sincera, el shipping "GarnetxJasper" lo comencé por guachafa en este fic y terminó gustándome (creo que algunas aquí le sucedió lo mismo), agradezco su apoyo en toda la historia. Espero que les guste.
Esta es la primera vez que escribo un lemon yurihard, así que perdonen los errores. Espero que disfruten la lectura. Gracias por su tiempo.
Se encontraba ya un poco fastidiada de tanto viaje todos en una misma camioneta, eran siete personas en un espacio reducido mientras escuchaban la música que el Mrs. Universe había compuesto en su juventud, parecía entonces que la única persona que disfrutaba allí dentro era Steven, pues era el DJ del automóvil. Lapislázuli parecía disfrutar también, cantando con Steven, aunque, conociéndola, quizás odiaba la situación pero aún así mantenía una gran sonrisa por y para él. Peridot se había inmerso en su laptop, Perla manejaba, Amatista se encontraba comiendo chatarra egoístamente sin darle a nadie, para su mala suerte Garnet estaba en el techo de la camioneta, disfrutando el sol y el viento montañero en su rostro y afro, mientras ella, pues... allí, aplastada contra la pared pues valía como dos personas por su gran tamaño, siendo un perfecto mueble para Peridot y la victima perfecta del estilismo de Lapislázuli.
—¡No puedo creer que papá nos haya dejado venir a este viaje! ¡Estoy tan emocionado!
Exclamó Steven, quizás él era el único emocionado dentro de la camioneta.
—Oh, Steven, sí, yo también lo estoy, pero será que podrías... ¿Cambiar esa música?—Dijo Perla, con una sonrisa delicada.
—¡Esta es mi favorita!
El muchacho le subió volumen y Perla exhaló frustrada, una vez que se escuchó la voz jovial de Greg en las cornetas, ella sacó la cabeza por la ventana y exclamó con fuerza hacia el techo:
—¡Garnet! ¡¿Quieres tú venir aquí y manejar?!
Oh, esa no era mala idea, que la canturrona de Perla subiera al techo y Garnet bajara a ponerle disciplina al chico. Le agradaba.
—No con esa música.
Se escuchó a Garnet desde arriba, de inmediato Jaspe hizo una mueca y un bufido mientras Lapislázuli reía, parecía que esa espía se enteraba de todo lo que sucedía a su alrededor antes que el alrededor lo supiese.
Llegaron al lugar de acampar y fue más bonito de lo que alguna vez creyó que sería, era un claro del bosque cercano a un río que sonaba debido al choque de sus cristalinas aguas con las piedras que le enmarcaban. Los árboles que rodeaban el lugar tenían un hermoso color verde vivo y la luz que se colaba por entre las hojas parecía hacer brilla pequeñas burusas* en el ambiente. Se sentía el olor a montaña y también el frío de esta en su piel.
Amatista se echó pronto en el suelo para dormir, fue regañada por Perla y Peridot, quienes pasaron organizar como trabajarían para hacer el campamento. Le tocó entonces ir a recoger la leña con Amatista, no tuvo problemas, Amatista solía ser algo vaga, pero debía admitir (de mala manera, claro está) que era muy divertida, genial y muy fuerte. Recogieron bastante leña y al llegar al campamento empezaron a hacer la fogata y en cuestión de no-tanto-tiempo ya todo estaba listo y la comida cocinándose. Se aprovechó entonces para conectar la laptop de Peridot a la camioneta y colocar música desde allí.
—¡Bailemos!
Exclamó Amatista, tomando a Peridot por una mano y a Lapislázuli por la otra, Perla las siguió tomando a Steven. Garnet se recostó a la camioneta, parecía divertirse más viendo a los demás bailar.
Mientras Amatista, Perla, Lapislázuli y Steven mostraban sus divertidos pasos de baile, Peridot estaba allí, estática entre todos ellos y sin mover un músculo. Fue después de una canción que la chiquilla se empezó a mover lentamente hacia un espacio donde nadie le agarrara, pero sus calculos no funcionaron, pues Garnet le tomó del hombro, se agachó a su altura y le preguntó:
—¿Acaso no sabes bailar?
—¡Eh!—Hincó la chica, desordenando su cabello amarillo:—Ehm, no, no poseo aquellas... cualidades kinestésicas.
—¿Quieres aprender?
Garnet le sonrió, sin esperar respuesta tomó a Peridot de la mano y la llevo a "la pista de baile" improvisada, justo cuando cambiaba la canción a una mucho más lenta y quizás más romántica. Fue entonces que Garnet tomó a Peridot de las manos y le empezó a guiar en un baile suave, para luego tomarle de la cintura y e inclinarla hacia atrás, sus rostros estaban muy cerca, sus labios se tocaban y las mejillas de la chiquilla estaban encendidas en rojo brillante.
—¿Estás lista?
Le dijo Garnet en voz baja, aunque fue escuchado perfectamente por Jaspe, que ya estaba hirviendo en rabia, o más bien celos, cosa que no admitiría tan fácil. Garnet acomodó a Peridot en sus brazos y la lanzó hacia arriba, al aire, estiró entonces sus manos para atajarla cuando cayera, pero eso fue demasiado para Jaspe, quien en un ataque descontrolado de celos, tomó a Garnet del brazo y la jaló a su cuerpo, en menos de un segundo ya Peridot había caído cara al suelo, produciendo un terrible sonido sordo.
—¡Peridot!
Gritaron casi todos al unísono (Jaspe no habló), corrieron a la chica y con cuidado, Lapislázuli la levantó del suelo. Steven se horrorizó al ver los lentes rotos y la sangre en su cabeza.
—¡¿Por qué hiciste eso?!—Reclamó la chica, mirando a Jaspe y escupiendo sangre.
—Verdad, pudo haber muerto—Amatista alzó a Peridot para llevarla a una de las sillas:—¿Estás loca?
—Eso fue peligroso—Dijo Lapislázuli.
—Tienes suerte que Peridot sea una cabeza-dura ¡Si no, estaría muerta de rollete!—Añadió Perla.
No pudo contestar, simplemente la situación no lo dejaba, estaba completamente acorralada en la amargura de los celos que la carcomían, ahora todos la miraban como dándole la culpa de un crimen, acusándola, a ella y a sus celos. Se estremeció y dio un paso hacia atrás, tragando en seco.
—Jaspe—Garnet tomó distancia:—¿Por qué lo hiciste?
Oh, eso era peor, ahora Garnet le hacía eso, ahora Garnet le culpaba de sus impulsos, se sintió frustrada y acorralada, no pudo decir nada, todo se trancaba en su garganta. Apretó su mandíbula y sin emitir nada más que un bufido, dio media vuelta y se internó en el bosque, dejando a su grupo.
No apreció el camino por donde iba, simplemente saltaba las raíces y formaba su camino con sus pasos fuertes, ignoraba el canto de las aves, el olor a la naturaleza, el frío de la montaña, simplemente todo desapareció de su mundo mientras recorría hacia quién-sabe-dónde, sólo esperaba que fuese lejos, sólo esperaba comprender sus sentimientos.
Llegó a una cueva no muy grandes, vacía y silenciosa cercana al río, había caminado bastante así que ya se encontraba alejada, aunque no podía decir cuánto. Se ubicó dentro para pensar, sólo que una vez allí se dio cuenta que el recuerdo de lo que creyó un casi beso entre Peridot y Garnet le hacía gruñir de la ira y celos. Recostó su espalda a la pared de roca y se sentó dejando alzada sus rodillas, necesitaba calmarse.
—¿Me dirás entonces por qué hiciste eso?
Volteó la mirada, allí estaba Garnet, en la entrada de la cueva, cruzada de brazos. Todavía utilizando sus lentes negros y con sus labios carnosos en una linea inexpresiva, tan seria como ella solía ser.
—Urgh—Se quejó:—Fue un accidente, nada más.
—Eso no fue un accidente—Garnet se adentró más en la cueva, acomodándose sus lentes:—¿Acaso fue por Peridot?
Se levantó, sus músculos se tensaron cuando la escuchó, había dado justo en el clavo, cual se enterró en su orgullo.
—No—Hubo un segundo de silencio:—¿Por qué?—Cuestionó:—¿Por qué de repente te interesó enseñarle a bailar?
—Somos amigas, pensé que sería divertido...
—¡AMIGAS MIS POLAINAS!—Gritó Jaspe, golpeando la pared de la cueva:—¡Eso no parecía que sólo eran amigas! ¡La ibas a besar! ¡¿Acaso no te diste cuenta?!
Pero Garnet no contestó a aquello, sólo se quedó allí, mirándola fijo a través de sus lentes oscuros, parecía pensar detenidamente lo que había escuchado, analizarlo, o quizás crear suspenso. Fue después de un eterno minuto que contestó:
—¿Estás celosa, Jaspe?
—¡NO!
Gritó Jaspe, golpeando con toda su fuerza la pared en una descarga de ira, sus venas se marcaron en su brazo y su rostro se enrojeció, el golpe fue tan fuerte que la cueva tembló muy levemente pero lo suficiente para que rocas se deslizaran en la entrada y al darse cuenta muchas de éstas piedras grandes habían caído una encima de otras, inestables, justo allí, tapándoles las salidas. Quedaron completamente a oscuras.
—Perfecto.
Se quejó Jaspe, buscando en su cuerpo su celular para alumbrar, pero antes de eso Garnet sacó una linterna que llevaba guardada y apuntó a la salida, las rocas acumuladas unas encima de otras.
—Hay que despejarlas—Contó.
Dejaron la linterna en el suelo y comenzaron a intentar desbloquearlas, dándose cuenta que para su mala suerte una vez que movían una caían mil más. Pasaron media hora en ese plan, quedaron exhaustas y sudadas, ellas se sentaron en el suelo, respirando agitadas y acaloradas pues la humedad de la cueva era grande.
—Deberemos buscar otra salida.
Añadió Garnet. Jaspe no respondió, comenzaba a sentirse culpable de lo que sucedía. Pronto las dos chicas buscaron en la cueva un camino que les guiara a una salida, pero pasadas varias horas se dieron cuenta que tal vez no habría una salida, pues aquella cueva daba a un pasillo estrecho donde no cabían dos personas caminando una a lado de otra. Avanzaron hacia adelante y llegaron a una galería donde había agua en lo que creyeron un lago pequeño. Se sentaron allí a descansar. No hablaron mucho, más bien, ninguna de las dos pronunció palabra por un buen rato.
—Yo... oh, no quise causar esto—Se atrevió a decir Jaspe, mirando con la luz de la linterna el alejado suelo del lago de aguas cristalinas:—Estamos atrapadas ahora.
—Está bien—Sonrió Garnet:—Comprendo. Tal vez te hice sentir peor de lo que ya te sentías, soy algo culpable de la situación.
Hubo silencio de nuevo, ninguna de las dos habló por un rato y sólo sintieron el vacío y el silencio que les llenaba sus oídos hasta entonces. Después de lo que pareció una eternidad, Garnet se levantó y dijo, mirando la linterna:
—¿Quieres bailar?
—Estamos atrapadas aquí... ¿Y piensas en bailar?
—¿Acaso tienes algo mejor que hacer?—Con aquél comentario ganó la mini contienda dialogada:—¿O será que no sabes bailar tampoco?
—Sí sé—Jaspe se levantó, dejando la linterna en el suelo:—¿Quieres ver?
La tomó de la mano y en un rápido y grácil movimiento jaló a Garnet a su cuerpo, presionando su pecho contra el de ella, sujetándole la cintura con sus brazos, quedando a centímetros sus rostros. La inclinó ligeramente hacia atrás, inclinándose sobre ella, sus ojos no habían perdido contacto visual, deseándose.
—Woh, eso fue rápido—Comentó Garnet, en voz baja.
—La música que pensé era rápida ¿Quieres que vaya más lento?
—No—Sonrió—Me gusta rápido.
Al decir aquello, le tomó del rostro y besó en los labios con cuidado, fue precipitado, fue una reacción que nunca antes había tenido, fue su corazón exaltado y su alma ardiendo quien le impulsó a eso. Sintió entonces como su cintura era apretada por Jaspe, sintió estaban cada vez más cerca y aunque sus labios estaban oprimidos y humedecidos en un cálido beso, no estaban satisfechas, no estaban lo suficientemente cerca para su gusto. Debían estar más cerca. Más, mucho más.
Jaspe se irguió sin soltarla, su beso se rompió en busca de aire, en busca de inflar sus pulmones, pero rápido volvieron a unir sus labios, a intentar poseerse. Garnet fue oprimida contra la pared de la cueva, las manos de Jaspe le acariciaban la espalda, acariciaban hasta donde se formaban los suspiros más placenteros de su cuerpo.
Con sus manos finas, Garnet le acarició la cabellera y volvió al cuello, sintió como le estaban sacando con cuidado la blusa que llevaba, sintió su cuerpo desprenderse de esa prenda, sintió los labios carnosos de Jaspe en su cuello, besándola, lamiéndola, mordisqueándole con cuidado, bajando hacia su pecho, a sus hombros, mientras que con sus manos masajeaba ligeramente sus glúteos. Antes de darse cuenta, había emitido un gemido de placer ante aquello, antes de poder ser consciente, desprendía la blusa de Jaspe, le besaba los labios y bajaba por la barbilla con cuidado, se instaló en su cuello cual besó hasta poder marcarlo bien con sus labios. La escuchó suspirar, la escuchó disfrutar.
Se tumbaron al suelo, Garnet arriba, sentada en el abdomen de Jaspe, no supo cuándo se quitó los zapatos, lo que sí sabía es que ahora se quitaba sus pantalones, que sus caderas y muslos estaban siendo acariciadas, que su cuerpo se estremecía. Apoyó sus manos en el suelo, por encima de los hombros de su amante, respiró agitada, su voz se ahogaba, su aliento le sofocaba, su cuerpo temblaba. Otra vez estaba siendo acariciada, de nuevo aquellas múltiples sensaciones en su piel. Pudo sentir como ella se movía debajo de su cuerpo, pudo sentir como lentamente se estaba acostando sobre ella, como dejaba a disposición de aquella boca traviesa sus pechos.
Exhaló placentera al sentir como sus pezones eran succionados. Como sus pechos eran acariciados, como aquellos suaves y dolorosos mordiscos le causaban tanto placer.
Fue puesta ahora ella contra el suelo, Jaspe estaba arriba, le estaba besando en los labios oprimiéndole las muñecas con sus fuertes manos. Su cuello y sus pechos parecían ser el deleite de aquella fuerte chica, pero Garnet sintió ansiedad al darse cuenta que ahora era su abdomen el que era besado con cuidado, con pasión, con deleite, su ombligo pareció ser objeto de juego por un corto tiempo y se retorció ligeramente en placer cuando aquellos labios llegaron a su vientre y más lentamente que antes iban bajando. Gimió de nuevo cuando Jaspe besaba la parte interna de sus muslos, sus piernas.
Su cuerpo se retorció en placer profundo cuando fue besada en su entrepierna, como cada lamida parecía jugar con las partes más intimas de su cuerpo. Jadeó, exhaló, se retorció mientras la presión en su pecho que causaba singulares caricias le llenaban, sus palpitaciones aumentaban, su rubor también.
—Ah, Jaspe...
Pronunció en un extraño llamado de placer, de repente, se detuvo, Jaspe había detenido aquello y eso le volvería completamente loca. Se levantó débilmente, la abrazó pegando su pecho contra el de ella, lentamente la posición cambiada, lentamente Garnet volvió a estar estar arriba.
Se acababa de dar cuenta que las dos ya no tenían más prendas encima, que el sudor y el placer recorría su cuerpo y el único sonido eran sus exhalaciones y su aliento pesado y lleno de placer era lo único que respiraban. Sus manos y todo su cuerpo buscó a Jaspe, a su abdomen bien formados, a sus pechos, a su piel, a su olor. Quería llenarse de ella, quería que ella disfrutara también. Con sus labios y sus manos jugó con aquellos grandes pechos, los volvió suyos, los poseyó. Besó su abdomen, firme y fuerte. Llegó a su vientre y la sintió estremecer, con su lengua dibujó un camino hacia su entrepierna, hacia la parte más íntima, hacia su parte más secreta. Jaspe se estremecía, se movía, exhalaba, gemía, suspiraba. Y ella quería volverla loca.
Se detuvo al escuchar que pronunciaba su nombre, se levantó ligeramente y con sus manos hizo una suave caricia en las piernas de ella para luego, con sus labios deseosos, besarle ligeramente el vientre, subiendo en un camino trazado por su lengua, que pintaba en aquella piel con su saliva como si fuese la más fina acuarela en una obra de arte un recorrido sinuoso y apasionado. Sus bocas pronto se encontraron, sus labios se unieron en un beso cálido mientras ellas se abrazaban, se estrechaban entre sí, sus vientres se unieron y sus piernas se enredaron. Si alguien les hubiese visto no habría podido decir quien era quien, no sabría donde comenzaba una y terminaba la otra, pues ellas habían decidido fusionarse, fusionar sus cuerpos, sus almas, sus mentes, justo en ese momento lleno de pasión ellas realmente eran una sola persona, fusionadas por amor y calor.
Estaban en ese preciso concentradas más en el agua que en poder compartir una palabra de lo que había sucedido, pues cada que lo recordaban (todo el tiempo), se llenaban de vergüenza por aquél acto tan atrevido y apasionado, pero no se arrepentían, pues lo habían disfrutado hasta lo más profundo de sus cuerpos.
...
La luz de la linterna había trazado un camino bajo el agua, tan clara, tan limpia, tan fría, ellas veían eso, un tanto aburridas, preguntándose si realmente se quedarían allí atrapadas para siempre, si morirían de hambre. No querían pensar en eso, pues esa idea la detestaban.
Fue entonces que Garnet divisó una corriente submarina que peinaba con gracia algo que parecían unas algas pálidas en el fondo del lado, una idea atravesó su cabeza, una idea de poder salir de allí. Se levantó entonces y avisó:
—Sígueme.
Sin escuchar lo que diría Jaspe después, se lanzó al agua, cual bañó su cuerpo y su linterna, que por suerte, no se dañaría por mojarse, eso lo sabía. Nadó hacia el fondo hasta que se encontró con la corriente submarina, era una desembocadura de algo, ese algo podría estar afuera de la cueva, aquello podría ser su salida. Nadó entonces a contra corriente en la oscuridad total, entraron en un espacio estrecho bajo el agua, bastante corto, pero lo suficientemente largo para que ellas se comenzaran a desesperar por la falta de oxígeno, pues ya casi terminando se apuraban tanto que el aire salía por sus bocas en forma de burbuja tan rápido que formaba una cortina que no les dejaba ver.
Dieron una gran bocanada de aire al llegar a la superficie, se sintieron mareadas, pero allí donde estaban, respirando profundo, el viento rozó sus rostros y el sonido del bosque llenó sus oídos, visualizaron su alrededor, estaban en el río y todavía no oscurecía, el cielo se veía despejado y azul suave. Se habían salvado.
...
Desde lo lejos podían ver a Perla dando vuelta por todo el campamento, mientras que Steven parecía querer calmarla, yendo detrás de ella una y otra vez, cruzando cuando ella lo hacía e intentando hablarle, aunque no era escuchado. Por otro lado, Perido, Amatista y Lapislázuli estaban sentadas juntas, hablando.
Cuando Garnet colocó un pie en el campamento, fue recibida por la enfurecida mirada de Perla, quien caminó hacia ellas dos, y levantando un dedo, reclamó notoriamente molesta:
—¡¿DÓNDE SE SUPONEN QUE ESTABAN?! ¡¿SABEN ACASO LA PREOCUPACIÓN QUE TENÍA?!
—Calma, Perla—Dijo Amatista:—Te dije que ellas estarían bien.
—¡NO! ¡¿QUÉ SE SUPONEN QUE HACÍAN?!
Jaspe se sonrojó ligeramente y Garnet comenzó a reírse ante aquella pregunta, inclusive se quitó sus lentes para limpiarse las lágrimas que salían de sus ojos. Perla se desconcertó, era notorio en su rostro. Lapislázuli dirigió una mirada picara a las recién llegadas, haciendo que se en seriaran un poco, antes que Steven, inocente de la comunicación silenciosa entre Lázuli y sus otras dos amigas, instalara la cámara en el trípode y exclamara feliz:
—¡Foto en familia!
—Me parece perfecto.
Garnet avanzó a la cámara, ignorando completamente las quejas de Perla. Se ubicaron todos frente al aparato, los más pequeños adelante, los más grandes atrás, así quedaron entonces Steven de adelante con Peridot y Amatista, Lapislázuli detrás con Perla y Garnet y Jaspe atrás de ellas. Apenas todo estuvo listo, cuando la primera foto seria fue tomada, y faltaban unos segundos para la segunda foto, Amatista saltó a Peridot y le besó la mejilla en un fuerte abrazo que fue capturado por la cámara. Para la tercera, salieron Lapislázuli y Amatista besando a Peridot, Steven con sus ojos vuelto estrellas, Perla sorprendida, Garnet y Jaspe riendo. La siguiente foto todos parecieron ir encima de Steven, abrazándolo, el pobre no pudo salir pues todos lo tapaban, y la última, quizás las más grata, Steven había sido alzado por debajo de los brazos por Jaspe, Amatista y Peridot le daban apoyo a sus pies, Lapislázuli lo sostenía de la espalda para que pareciera acostado mientras Garnet y Perla lo besaban en cada mejilla.
Fue así entonces que terminó aquél día, el primero de sus vacaciones de verano.